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• Ser de carácter fugaz, es decir, que no queda registrada tiempo después (excepto que sea grabada.
• Ser informal y prestarse a errores, como el uso de aumentativos, diminutivos o muletillas que en una
comunicación escrita no serían adecuadas.
No obstante, en el ámbito que nos interesa, es un acto comunicativo formal, en el que uno o más expositores
informan al público asistente respecto de un tema.
Estructura de una exposición oral
• Introducción o apertura. Aproximación al tema que sienta las bases para el posterior desarrollo. Ofrece
conocimientos previos o más sencillos que luego serán necesitados, o un abordaje inicial a partir del cual
empezará a construirse el contenido de la exposición.
• Desarrollo. La extensión del “cuerpo” de las ideas que se desean transmitir, con sus complicaciones, sus
particularidades y los detalles que completen la información. Es la parte concreta de la exposición.
• Conclusión o cierre. La parte final en que se resume lo expuesto hasta entonces, o se insiste en el significado
más importante de los resultados obtenidos.
Tipos de exposición
• Mesa redonda. Todos los expositores se organizan para conversar en torno a un tema, pudiendo intervenir a
voluntad.
• Panel de discusión. Los expositores hablan por turnos al público, y por último se produce un debate con
preguntas.
• Conferencia o lectura. Uno o varios expositores (por turnos) leen y/o comentan un texto al público y aportan
explicaciones de ser necesario para que se entienda.
• Debate. Dos expositores abordan un tema desde perspectivas diferentes y tratan de convencer al público de su
postura.
• Simposio. Un panel de especialistas aborda una temática desde sus puntos de vista; luego el público interviene
mediante preguntas y dudas que son aclaradas.
• Defensa pública. Acto formal propio de ciertos ámbitos (TFGs, tesis doctorales, oposiciones,…) en los que el
candidato expone los resultados de su trabajo ante un tribunal evaluador, para después contestar las cuestiones que
le plantee el citado tribunal.
Un buen orador
Cuida el lenguaje corporal. La persona que habla en público debe dominar el escenario en el que se mueve,
actuando con naturalidad:
• La posición del cuerpo y la expresión facial han de ser lo más distendidas posibles.
• Debemos controlar nuestros gestos, evitando la gesticulación excesiva aunque debemos remarcar con ademanes
oportunos aquello que estamos diciendo.
• La mirada es un elemento fundamental, ya que hay que mantener el contacto visual con el auditorio, dirigiéndose
al conjunto y no a una persona concreta.
Vigila la expresividad de la voz. Nuestra pronunciación debe ser clara y el volumen de voz adecuado para que el
mensaje llegue con nitidez al auditorio:
• Secundario. No debe competir con la exposición, ni secuestrar la atención del público, ni rivalizar en
importancia con lo que va a decirse.
• Dinámico. Breve, ágil, compuesto de información fácil de comprender, directa y que no genere dudas
adicionales.
Consideraciones sobre el material de apoyo
La presentación:
• Recoge las ideas principales de cada apartado, acompañándolo de aquellas imágenes o esquemas que sirvan para
apoyar esas ideas o presentar datos complementarios.
• Nunca se lee; se utiliza como mero soporte, pero se desarrolla con tus propias palabras.
• Conviene emplear recursos visuales para ilustrar y amenizar la presentación (diagramas, fotografías, planos,
secciones, etc.). Este tipo de recursos ayuda a estructurar la exposición, facilita la comprensión y mantiene despierta
la atención del público.
Y recuerda
• Una de las tareas claves de la preparación es la elaboración de un guión, que debería incluir:
• Debe ensayarse hasta que se mecanicen los pasos más importantes, la presentación sea fluida, y se ajuste al
tiempo máximo establecido.