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ee Q gS Ca a ; 4 = SP oy POS PoE go ae LM SB mm 6 Alfio I-Bnero- Febrero 1956 DIR BECCION BUSIGNANI - CALVETTI- FIDALGO - GROPPA - PANTOJA 18 Taco original MARIA E. MEJIAS “*...Imaginaban que les habla de hacer el mismo acojimiento que hasta alli habian experimentado por respeto del Inga Paulla, pero los jujuies, que nile profesaban vasallaje ni querian ver su pais tra- finado por estranjeros, se aconsejaron con su fiereza y a los tres dieron cruel muerte, saludndose los otros dos con la fuga’”’. Padre Pedro Lozano, ‘‘ Historia de la Conquista del Paraguay, Rio de la Plata y Tucuman’’, TAaRIA Con gratitud por la buena acogida que TARJA ha merecido y con claro sentido de la responsabilidad que contraen los que son es- euchados, continuamos nuestro trabajo. En las mas bajas capas sociales como en las més altas, es dable comprobar que existen tantas complejidades como individualidades encontramos. Es cierto que muchas de ellas tienen una afinidad y una persistencia que las caracteriza como una constante de un grupo o elase social determinada. Y, puesto que hay artistas, escritores, que desean llegar a cualesquiera de estos grupos que {orman el conglomerado social, a todos ellos nos dirigimos fraternalmente para que desde estas paginas digan su mensaje, Los escépticos, a quienes nunca les falta un ‘‘para qué?’’, con- tinuardn dicicndo que de ninguna manera estén dispuestos a perder su tiempo y que ‘‘no tienen que decir nada a nadie’, o —y esta es la variante— ‘‘que no vale la pena decir nada a nadie’’. Aquél que asi acttia —deliberada o ingenuamente— alguna vez se tendré que dar cuenta de que su mensaje llega lo mismo (porque asi como todo lo que se pinta o escribe habla de algo, también habla de algo el silencio) y si comprueba algiin dia que entre su concepcién de la vida y su proceder —su no proceder—, existe una grieta, con su honradez buscaré Ja manera de cerrarla para que la paz ande con 6, pero convendra que recuerde entonces, que si alguna vez no actud, no dijo nada, fué que en ello habia una conciente negativa a obrar, a decir algo. A esos escépticos que no quieren dirigirse a nadie, suceden los otros, los que no quieren oir a nadie o que aseguran a priori y sapien- tisimaménte, la inutilidad de toda empresa. 9 A estos, queremos hacerles Iegar nuestro cordial reproche. No 86 trata de historiar, enjuiciando, la actividad intelectual de este medio. Tal vez hayan sido demasiado los esfuerzos y demasiado los silencios, Seguro es que todos los esfuerzos habrén nacido con el mismo optimis- mo que el nuestro, pero se han postrado con una decepcién y un pe- simismo que no nos toca. Varias son las causas que concurren a que algo se vea malogrado. Por ahora convengamos en que el medio hostil a cualquier manifestacién artistica, no es ningtin fantasma que nos sobrevuela y que existe por imposicién divina, sino que es el resultado de nuestra negacién a cooperar en todo lo que, apresurada e injustifi- cadamente, por lo general se niega de entrada. El escepticismo, no pasa de ser un producto nuestro; un produ- cido de nuestro continuo accionar dentro de un medio al que desaten- demos y con el que se forma un cireulo vicioso de mitua inaccién. Comprendemos que reiteradamente habran recibido apoyo los que luego resultaron reiterados fracasos. Todavia no podemos sentirnos excluidos de unos o de otros; pero, sin que sea necesario recurrir a Jas hermosas frases que sobre la esperanza se han dicho, volvemos a recalear nuestras nobles intenciones de llegar a todos, ayudados por todos los que asi lo deseen; unir a los dispersos y contribuir al futuro con nuestra humilde y pequefia tarea, que por mas humilde y peque- a que sea se agrandaré notablemente si es que la realizamog en el vasto campo de los hombres, sin olvidar a ninguno, | El esfuerzo anénimo del que transporté o tallé las piedras hace miles de afios, atin sigue siendo itil. Asf ocurrié la historia: con la minima tarea de todos. APARICION — BIMESTRAL CORRESPONDENCIA, SENADOR PEREZ 235 « S. $, DE Jujuy —— @STROFAS PARA CL HO HAR Tee DESEO Que con pie imponderable atravieses la vida sano y feliz; y siempre dedicado a luckar por el mundo de hermanos con que soiid tu padre: Mundo de amor, de dicha, de trabajo y de paz. PRIMERA LLUVIA Es la primera luvia de tu cielo. Tus ojos asombrados no dejan de mirar, y para consolarlo levantas tu paiuelo como si vieras que alguien ha empezado a Uorar. EL ANGEL Estabas conversando y de pronto callaste, y miraste hacia el cielo con profunda atencién. “Bs que esté viendo un Angel’, nos explica el abuelo y yo digo sonricndo: “Quien vé un Angel soy yo’’. MIRADAS Me asombra la atencién con que miras el mundo y el misterio consciente que brilla en tus miradas. Hijo mio, a tu lado, sienpre seremos buenos. Los ojos de los nifios nos pueden ver el alma, CONSEJO Vas a cumplir tres aios y esta tarde dijiste por vez primera y con gran énfasis: ‘“‘yo”’. Que esa palabra viva solamente en tu boca pero que nunca reine sobre tu corazén. RUEGO Duerme profundamente y en cuanto se despierta lo primero que hace es pronunciar mi nombre. Dios mio, te lo ruego, no dejes que me muera antes de que él sea hombre. JORGE CALVETTI MAIMARA 56 aménica «> esperanza ¥ SaAcRIFICIO nn Nosotros pensamos en América como en nuestro propio destino, al cual, para visiumbrarlo no tenemos mas que detenernos unos instantes a contemplarnos. Hay una cierta sensacién de anhelos insatisfechos, de espe- Tanzas dejadas para después, una especie de profunda nostalgia por eso inefable que sabemos de antemano que no ser4 nuestro sino talvez de nues- tros hijos. Nosotros somos América, o sea mundo en gestacién. capitalista, nieto del mercantilista e hijo incontrolado de la alegre y con- fiada era industrial leva en af el gérmen de la transformacién. Rectora del mundo en el pasado inmediato, metrépoli de la vida, Bu- ropa se repliega ahora hacia su Propio tronco, guardando sus savias en Procura de nueva florescencia. El mundo en su derredor ha crecido, ha Teflexionado, ha abjerto su corazon y su alma en la bisqueda de su des- tino, en tanto que Europa va Teplegaéndose hacia sus proplas playas. Su ltimo engendro ha sido, precisamente, el capitalismo y su personifica- cién: Norteamérica, que ahora hasta a ella misma le pide cuentas en su loca y postrera fiebre de dominacién. (2), Cada momento histérico ha tenido Su pueblo; Espafia, Inglaterra, Fran- cia, Norteamérica. Hoy adviene la hora de los nuevos. Y eg el momento de tratar de desentrafiar nuestra propia idiosincracia. América es la nueva instancia de la cultura, Su gestacién es fiera y orgullosa, sus tierras, sus selvas, sus rios se sacuden el rocfo de este ama- necer. Ha pasado ya el “cuarto dfa de la creacién” y es necesarto que sus hombres piensen. ‘A esta reflexion asistimos, La esperanza de América representa hoy para el mundo lo que re- presente la esperanza del Renacimiento para los hombres que no hallaban jorizontes nuevos. Una vez més el hombre aspira a ser una unidad, un mundo en sf dentro del mundo que le rodea, aspira a ocupar un lugar Preponderante dentro de la cultura, revitalizando, haciendo renacer los Olvidados lazos de la comprensién y del amor, La modalidad capitalista ha trafdo aparejada la division. La division del trabajo, la divisién de los hombres y la division de tos pueblos. Tam- bién ha cambiado sus nombres reemplazéndoselos por una nomenclatura segin el tipo y la actitud de produccién. Hoy esta etapa va llegando a su punto critico. El hombre contemporéneo se encuentra solo y se siente asf en medio de una inmensidad compleja y deshumanizada. Se impone por tanto una revisién total de los planteos culturales, al par que una impres- cindible reestrecturacién econémica para devolverle unidad al hombre y reencontrarlo con su propio espiritu. Dfa a dia sentimos que nuestro mundo se resquebraja de la raiz a la copa, que es necesario reivindicar 1a condicién humana. En un mundo culturalmente desbordado encontramos el fenémeno de la especializacién, por que especialidad es atributo de estructura compleja. En Europa y América sajona existe ese fenémeno. Alli el hombre, en cierto sentido esté discciado, se ha escapade a la unidad y por ello, pa- adojalmente, no solo no ha ganado en autonomfa sino que se ha hecho ependiente ya que necesita de otros compiementos, bien que proporciona- dos por el resto de la unidad, pero asi ajenos. Alli si se puede ser solo politico, abogado, artista, médico, técnico en refrigeracién, militar. Pero esa misma complejidad, esa especializacién le hace vivir en plena ley de la selva, librado a sus propios atributos en un clima de competencia sin cuartel, exigiéndosele al méximo el rendimiento de esa parcialidad del es- Pfritu, del intelecto o de los brazos a que ha dedicado su vida. Esta especializacién ha engendrado al moderno b&rbaro que se mueve en su propia creacién sin comprenderla por que ha hipertrofiedo sus fa- cultades en una sola actividad viviendo completamente extrafio a las otras que se multiplican en proyeccién geométrica. Ya de nada valen entonces los “manuales del conocimiento enciclopédico” puesto que se ha perdido la nocién de la unidad y el hombre —asi desintegrado— vive la soledad de su propio destino por que, victima de si mismo, ha perdido también el contralor de la cultura. Pero en América, pueblo en construccién, el hombre nace politico, es decir vitalmente interesado, participe de todo, parte. O sea, también, obli- gado por el dolor o la alegria de los demas, sujeto al pueblo por un im- Perativo categérico dictado desde el fondo del alma; puesto que América significa esperanza comun, donde todos somos artifices, obreros de todas las artesanias en el desvelado trajin de la construccion. Nosotros aspiramos a crear una nueva sociedad. La reforma cultural junto a la econémica y social ha de ser as{ el principio en esta busqueda de nuestro verdadero perfil histérico. ¥ el primer paso, la escuela renovada. La escuela debe ser el punto de origen, la fuerza preponderante, la matriz donde se formar& la nueva visién renaciendo asi con impulso re- movado de entre el caos y los errores del pasado. La escuela en nuestra América no ha sido nada mas hasta ahora que et receptéculo de una continuidad cultural extrafia que no podia florecer en nuestro suelo. El error conceptual de algunos hombres nuestros fué pen- sar lo contrario. En ese frenesi de imponerse a la “barbarie", de terminar con la selva y el “caudillo”, de desprenderse de ellos, de arrancarlos del pais para siempre nuestros estadistas e idedlogos trajeron la escuela, olvidAndose que Pasa a le pag. 25 23 LOS anTicGuos Con los puiios en los ojos sentados bajo la tierra, mientras lame el viento norte rastrojos y playas secas y los remolinos andan levantando polvaredas, envueltos en lana y noche la resurreccién esperan. Los huacos guardan sus huesos como un titero de greda, donde el matz sigue riendo en las chatas calaveras. La raiz del algarrobo cabellos y ufas tantea para Uevarlos al polen, al zumbido de la abeja amarillando en la aloja y en la aftapa por las siembras. Ollas, pucos, vasos, yuros purufias, libes, pulseras cobre, cuero y oxidiana volverén por la madera, por el jume, el cachiyuyo, las jardlas y la brea los chafiares y las tolas los cardones y las quefiuas. El camino de la sangre ya no tiene primavera, pudriéndose estén las lanzas y los bombos de la fiesta y en el champi se divorcian cobre y estafto en la tierra, El sol y la luna pasan, el viento wlula en las pefias donde cerré Pachamama funerales sementeras, Quedé en las tumbas el arco al aire partié la flecha. eee eee eee eee JAIME DAVALOS AMERICA (1) ESPERANZA Y SACRIFICTIO cmmnmmmcmenniaiaennnennmanniinnses, debfan crearla. Y asi, azuzados por esa preocupacién trataron de levarla a la selva, al desierto, a la montafia. La escuela debié ser el puntal de la republica. Pero la historia se escribié de otra manera y este error concep- tual trajo en sf infelices consecuencias. (Continuaré en TARJA N@ 3) (1) Utilizamos esta palabra como equivalente de Indoamérica; no la Amé- rica del délar, sino la de la sangre. (2) No deseariamos que se interpretase esto como si pensiramos que Europa ha muerto. Todo lo contrario. Simplemente ha concluido un ciclo cultural que denominamos, ligeramente, “europeo”. Asi como la India, Egipto o China desarrollaron su propio ciclo que en su tiempo impusieron al mundo civilizado y declinaron, Europa concluye, a nuestro criterio, el suyo. Pero tenemos fe, estamos seguros de que Europa renovada, como en la actualidad sucede con los pueblos an- tes nombradbs, renacer4; puesto que vida es transfiguracién constante, HECTOR TIZON uvIA Jernos trayectorias que les presta el mo- vimiento del tren y nuestra vista. Recordaba una nifiez de curiosi- dad y asombros, Arboles y caserfos ~—Algune vez anduve por su que pasan y cumbres inmutables. Provincia... —...y me gustaria volver... Yo miraba los cables en esas No era el accidental compafiero 26 de camarote que cuando conversa abruma con cuestionarios 0 infor- maciones, Su edad y seforfo lo alejaban de ello. Habiamos pronunciado unas pa- labras de cortesfa cuando le obli- gué, para su comodidad, a aceptar un cambio de camas. Luego, de sobremesa, coincidimos en alguna observacién sobre la lectura en el tren: de noche, cuando la venta- nilla s6lo puede darnos una luz lejana, andenes de bostezos o nuestra propia imagen. y6. La topografia cambiante, una antigua iglesia, el solar en ruinas, chatas abarrotadas de quebracho, biblicos bueyes, nos habian obli- gado al silencio en homenaje a los lugares comunes. Sus dltimas palabras compro- metian mi atencién. Se me abria una sélida puerta cuya aldaba no toqué. —Qué le pasé6? —tuve que pre- guntar. Clavé en los mios sus ojos azules y con indiferencia los llevé luego hacia el paisaje cinético. —Qué feliz hubiera sido en el ejercicio de la medicina o el go- bierno de una hacienda, en paz con todo el mundo. —En cualquier parte? —inquiri con disimulado fastidio, —No, mi amigo, En esas comar- cas que usted ha de conocer, Don- de el clima, la tierra, el agua, las plantas, el hombre, han sufrido un Proceso de adaptacién que los aproxima a la unidad. Eso es: la unidad. No vid lag viviendas? Pa- —...a pesar de todo —conclu- recen brotadas del suelo mismo. Y los hombres que pisan el barro y la paja para hacer sus ado- best Siguié enumerando una serie de correlaciones en las que campeaba por la biologia, el arte y la his. toria, poniendo a veces al hombre como factor determinante, a veces eomo elemento accesorio. Y el cen- tro de ese desplazamiento estable- efa el contacto con la unidad, —Perdonaré usted la ‘‘c&tedra’’, Los viejos tenemos estas cosas, Usted pensar& que soy un profesor frustrado. —Pensé solamente en lo que us- ted decia y lo eseuchaba con todo interés. Con el mismo interés con que leo un prélogo, Sonri6, impidiéndome con un movimiento de mano toda aclarg- cién. —Pude ser médico o gobernar una hacienda. En realidad no pu- de. Usted sabe perfectamente que no depende de lo que tengamos a nuestra disposicién. A veces creo que la fe se mide por grados. Una falta grave y el remordimiento Ilevaron 1a columna al tope. No vesti sayal de penitente ni mendi- gué gallofa. Pero me impuse pe- nitencia y fui romero. Alternando Ja marcha con los trenes cargue- ros Hegué por primera vez a esos valles. En el camino aprendi a manejar el hacha, hombrear bol- sas 0 cargar bultos, El campo y los deportes parecfan haber for- jado mi cuerpo para esos menes- teres. Y de mi educacién me ha- bia quedado lo suficiente para no molestar. La fe me exigia reci- bir mansamente los contratiempos. Trabajé en un obraje y el primer tiempo, | en,,.esag; noches tibias de naturaleza en gestacién, eludi la muchacha que me sonrefa y el vi- no que rebalsa. Ante las guitarras y los cantares tapé mis ofdos y escondi Ja voz. Contraje el palu- dismo y fingia tomar las pastillas que nos daban, La fe se mide por grados, mi amigo. Cuando una columna subfa Ja otra bajaba. Y tomé los reme- dios y el vino y la muchacha y Jos naipes, la taba y la guitarra. Y algiin domingo reff en el boli- che ante el entusiasmo o la indife- rencia de los otros. Algunos dicen ‘‘nunea es tar- de’’. Yo creo que siempre es tarde, Cuando me di cuenta estaba en el infierno. Una carta me habria sacado de alli, Pero el destinatario representaba lo que antes habia impugnado, la nave cuyo naufra- gio yo mismo provoqué. Necesitaba huir muy lejos y era imprescindible el dinero que no tenia. Los otros temieron durante afios al pagador y éste se sabia temido. La fe perdida fué reem- plazada por otra. Pude planear y ejecutar el robo. Me favorecié la auseneia sin rastros de un chaque- fio y mi permanencia —parte del plan— en el obraje. Pero un peén no me sacaba los ojos de encima. Cuando lo sorpren- dia, asustado bajaba la vista o me saludaba con forzada sonrisa, ofre- ciéndome unas hojas de cova o el “‘vicio"’ que tuviera a la mano, Su pobre existencia fué cobrando dimensiones de obsesién, de ame- naza. Si le ofrecia la mitad del “‘tapao’’ se iria de boea en la pri- mer borraechera y si no le daba nada no tardarfa en denunciarme. Alternébamos el trabajo del monte con el de una cantera veci- na. Cerros de abundante vegeta- cién pero con algin flanco desnu- do y empinado como el de nuestras lajas. Aquel lunes piqueabamos a con- siderable altura. Hacia calor y no se me disipaban los vapores del domingo. Comprimidos en el cra- neo me empafaban la vista. El hombrecito, apoyado en la pique- ta, me espiaba como siempre. Los demas estaban lejos. Pude caleu- lar la altura de nuestro paredén y los pasos que nos separaban. No quise mirar cuando cafa pero aan eseucho el grito que lanz6. Mientras lo velaban el capataz me dijo: —Le Ilamaban la atencién tus ojos azules. CESAR CORTE CARRILLO 28 TICGRRA FRAGMENTO DE CAMPESINOS Todos los dias miro la tierra, Sé cémo la queman las noches heladas del imvierno, la entibia el sol inclinado de junio; cémo la tornan vivienda y se codijan en ella y Wa tras dha la observa eb campesino y la da vudia y la raya y la suefia swya. Veo cémo de tanto insistir la convence & 10 arrastrémdola con é @ la aventura, 8é cémo la palean, volviéndola camino, bandadas de humildes peones. Mire la tierra ardida o heleda, agrietada o compacta, asomir su fruto o perderta, Separindola det hombre, me ts comprendoremen Memes! a! Desde el rio encerrado de las Muwias, cumplido el ciclo, nace el vegetal. Llega a las manos del hombre para socorrer y estimuler sy vida. ¥ ast como éste améd y did sus frutos en varios afios, en un solo verano cumplié la planta y se volvié a la tierra a continuar su lucha. Miro esta plataforma de hechos anénimos y diarios. Sé que por ella anda, simplemente, la vida: la sosegada Uuvia de cada aurora, Wego el sudor de la jornada, sepulténdose u la par de la semilla. Mas abajo de donde pasa el apagado rio de las Wuvias, se mueven las antiguas huellas del trabajo y la fatiga; Greas de hambre, siervos pisoteados, tumultos de légrimas, terrores. Todo lo que estuvo y todo lo sufrido por cada uno, on su medida ayudaron al fruto que es la segunda esperanza de la planta y del hombre. NESTOR GROPPA NorTE 1955 a AniBaL Ponce Esta _p4gina corresponde al curso dictado por ANIBAL PONCE en el Colegio Libre de Estudios Superiores de Buenos Aires, en el afio 1935, en oportunidad de cumplirse el cuarto centenario de ERASMO y el jubileo de RO- MAIN ROLLAND. Hace un instante hemos dicho que Erasmo no fué un traidor a Lutero; digamos ahora con igual franqueza que fué, sin embargo, mucho peor: un traidor a sf mismo. Cuando con toda razén Lutero le abofeteé en aquellas Mneas irrefutables: “aquel que por tibieza o escepticismo dude en las cosas de la fe, debe dejar de una vez por todas de entremezclarse en teologia”, hubiera también podido decirle, y con igual raz6n, que tampoco tiene de- Techo a escribir el que no esté dispuesto a defender con la vida ‘su opinién. Escribir es actuar, y en un escritor que tiene su pblico, hasta el hecho de no escribir en determinadas circunstancias es también una manera de to- mar partido. (1) Poco valen todas las triquifiuelas con que intente des- pués justificarse o disculparse. Por solidaridad en el trabajo social, el hombre que ha estado en condiciones de formarse una cultura, debe a los otros su opinién y su ejemplo. Erasmo supo darlos cuando rechaz6 indig- nado la acusaci6n de ser un luterano timorato; no los dié en cambio cuando en medio del tumulto no quiso mantenerse en la actitud a que el “Elogio de Ia locura” lo obligaba. Deonémicamente no necesitaba ya de nadie. Mag- nffico en su retiro de Basilea —como después Voltaire en Ferney, o Goethe en Weimar— Erasmo se retiré de la lucha y se propuso ser un tranquilo espectador después de haber lanzado al feudalismo el desafio de su libro, Clerto es que la burguesia que estaba a sus espaldas tardaria ms de dos siglos antes de iniciar la conquista del poder; pero sin necesidad de exigirle a Erasmo actitudes revolucionarias que su clase no podia inspirarle, duele verlo justificar con su cobardia la tristeza de haber desertado de si mismo. Mal pretexto también la cobardia, aunque haya cierta honradez en confe- sarla. Y mal pretexto digo, porque el secreto del valor no esté en el coraje, sino en la dignidad. (1) “El espectador puro es una quimera de intelectual. A pesar de que Erasmo la sostuvo, debié tomar parte en todas las qucrellas. Ante todo porque los escritos son actos. El hombre que tiene una pluma, sobre todo si la tiene con autoridad, no puede escaparse facilmente cuando un mundo entero lo solicita. Si escribe, hace un acto. ¥ si no escribe, hace un acto también, y a veces un acto notable y notado, un acto de consecuencias innumerables”, DUHAMEL. Eras- me ou le Spectateur pur, en “Conferencias”, abril 15 de 1935, pa- gina 482, Paris. hi Tiste de. 1 3t 32 LamentTo Este lamento por nosotros digo, actaga arcilla, misera imagen de un dios ausente, Por nosotros dotados de endebles alas que el sol humila, seres de sombra y luz, sin luz cimera ni maciza sombra, a este continuo perecer nacidos con que la muerte se nos hace vida, con que la vida se nos trueca en muerte, Por esta carne lo digo, codiciosa y vulnerable, cércel y corola, quilla y ancla; por el lirto desollado de la tmfancta que leuda el corazén con sus cenizas; por la virgen que dura sin vendimias y més por las vendimias sin lagares. Por el hombre este UWanto digo, por la tierna sustancia que agoniza tras la caleérea forma de su rito y en la falaz moneda de su lengua, Lo digo por sus mdscaras, su estuco y sus fonales y ou revés de lodo y Waga, Este lamento digo por nosotros: por los que Wevan su hambre o su bocado a cuestas como una cruz estéril, que no redime nada; por los que Uevan yugos y coyundas y no son bueyes; por los que habitan furtivas fieras o dguilas dementes ¥ por los que huyen en dislocada fuga de su aterrada almendra. Lo digo, en fin, por esta irénica jornada de dngel frustrado y vana luz. MARIO BUSIGNANI 33 HORIZONTES DG PIGDRA Hemos leido que “‘Horizontes de Piedra”, figura entre las peliculas que representaran a la cinematografia argentina, en el festival a realizarse en Santiago de Chile. La circunstancia de que este film ha sido rodado en nuestra Provincia —precisamente en Tilcara— y de que pretenda representar ambientes, tipos Y costumbres locales, justifican esta nota. 34 Desde hacia mucho tiempo los jujefios anhelébamos que se filmara una pelicula en Jujuy. Convencidos de su belleza extraordinaria, hemos deseado y descamos atin —vanamente— que se filme, si no se puede una pelicula con un pro- blema, con un argumento jujefio, por lo menos una documental en colores de distintas zonas de nuestra Provincia. * Por eso recibimos, el verano de 1954-1955, con alegria excepcional, al nucleo de actrices y actores que venfan a cumplir con un antiguo suefio nuestro. Confiébamos en las multiples posibilidades de la técnica fotogrética actual y en la plasticidad figurativa de nuestras gentes. Y esperébamos una honesta vision de la realidad jujefia. Nuestros anhelos no se han cumplido. Bl argumento de “Horizontes de Piedra” es débil y ajeno a nuestro medio. A todos los personajes feme- ninos, les falta “phisic du rol” y —exceptuando a Milagros de la Vega— cumplen su labor sin eficacia. Pueden representar, con mucha mas vero- similitud, a las fugaces turistas de Tilcara, que a mujeres nativas de la zona, Entre los actores (que, en general, han sido mejor elegidos), se desempefan bien Lozano, Rivero y Fava; y el nifio realiza una labor encomiable. Atahualpa Yupanqui quiere representar a un quebradefio hosco y re- concentrado y alcanza —con algun esfuerzo— a componer un malevo més © menos tucumano, con botas. La misica (del mismo Atahualpa), es buena aunque en la pelfcula se le da preponderancia excesiva. Tanto, que se puede afirmar que es el prin- cipal personaje del film. Quizds ha sido ese el propésito de los responsa- bles de “Horizontes de Piedra”. El Director, Vifioly Barreto, merece una mencién especial. No ha de- mostrado el menor interés en fotografiar paisajes realmente jujeiios, carac- teristicos, significativos. Sélo se ve aridez, el yermo inhdspito, la tierra cruel. El paisaje es mucho mas de San Luis, de zonas de Cordoba, por mo- mentos de Santiago del Estero, que jujeio. No es nuestra Puna ni nuestra Quebrada. No es reconocible co- mo nuestro. A todo esto debemos agregar un descuido, una despreocupacién eviden- n toda la obra; descuido que llega a transformar en cémica una escena que aspira a ser patética (el traslado de un difunto a caballo) y que ha consentido una vestimenta foranea en varios personajes, una increible ar- bitrariedad en el ritmo, etc. _Al comenzar la pelicula, los productores agradecen al gobierno (del régimen depuesto) y al pueblo de Jujuy, la colaboracion prestada. Afirmo que los jujefios no podemos agradecer —de ningdin modo— esta sub-versién cinematogréfica, que ahora va a uivocar a los chilenos, acerca de la realidad fisica y espiritual de nuestro medio. JORGE CALVETT! PLATICA : El hombre no esté en el mundo como un mero existente; es espiritu encarnado, conciencia de si y de cuanto le rodea. El hom- bre no existe Unicamente en un contorno, ni siquiera solamente en el ambito de su quehacer, sino también en el mundo organizado de la cultura, que estructura el contorno fisico y el contorno hu- mano, los productos culturales y los valores. De ordinario nuestra vida esta ligada a los objetos e instrumentos de nuestro quehacer; el trato corriente con lo que nos rodea es interesado, apunta a lo Util de las cosas y de los seres, a sus cualidades aptas para sa- tisfacer nuestras necesidades y apetencias. En esta relacion nada tiene valores singulares y todo es, a la postre, intercambiable. A su vez, de ordinario, la vida colectiva descansa sobre un plexo de hdbitos, de prejuicios y convenciones, que proponen tipos gregarios de convivencia. La mayor parte del tiempo, y atin todo el tiempo, estamos en un dmbito donde cada cual es cosa entre cosas, nadie entre muchos. Pero la relacién del hombre con las cosas y con los hombres no consiste sélo en lo técnico y en lo gregario. El hombre también contempla y goza estéticamente el mundo y el uaivetse, plasma una comunidad con sus semejantes, e indaga el misterio del ser, Como dice certeramente Martin Buber, no es la separacién fo que redime de lo anénimo y gregario, sino la unién genuina con los demds. Desde esta conexién vital con las cosas, con el da mn el misterio, el-hombre, funda, el.ser, de. todo lo que existe do que lo. Pa sobre el misterio def ser wwdiee Joaquin XI- 36 rau— se proyecta la luz del espiritu. Y por ese solo hecho el ambito se convierte en arquitectura, la perspectiva en arcada’’. Y es me- diante la palabra que el hombre da ser a todo lo que existe. Ella encierra la idea, el concepto, la forma, el ntimero, la relacién, la cualidad, la jerarquia. Da al hombre la posibilidad de decirse un mundo. “‘Poesia es fundacién del Ser por la palabra de la boca”, dice Martin Heidegger. Pero la palabra de la vida cotidiana nom. bra las cosas en cuanto ligadas al quehacer; mienta lo util, lo idéntico, lo general. La palabra poética, en cambio, es un nombrar Primigenio y desinteresado, que apresa en alguna medida al exis- tente en cuanto tal, que apunta a lo que es peculiar en lo singular; mira hacia la vida: es el lenguaje de la vida. La vida es el reino de lo cualitativo, de lo unico, de lo que cambia y muere. En cada hombre, en cada ser, en cada cosa, en cada vivencia, hay un re- siduo peculiar, intransferible e inefable, que lo hace unico y distin- to, que le da intimidad, que le confiere valor. Explicitar ese residuo es lo que atafie a la poesia. Lo que es singularidad no cabe ni en el concepto ni en el nimero, no es objeto de conocimiento sino de intuicién. Es inefa- ble, pero puede sugerirse mediante metéforas e imagenes. Nunca podra decirse plenariamente, por lo que es susceptible de aproxi- maciones infinitas y tendré que decirse infinitamente; cada poeta, cada hombre, expresara un color, un momento, un miraje distinto. He ahi porqué la poesia es inagotable y Porqué cada poeta es por- tador de un mensaje renovado. Ese liquido que ocupa‘las dos ter- ceras partes del globo, es agua a secas en el lenguaje ordinario, que mienta tnicamente su cualidad de lavar, de limpiar, de refres- car, de saciar la sed, de cocer potajes. Para el hombre de ciencia, ese liquido es siempre y en todas partes un compuesto de hidrdége- no y oxigeno, més algunas sales en disolucién. Pero hay algunos momentos de nuestra vida en que el agua es otra cosa; es el agua que dialoga con los pdjaros, o la que despefia tempestades por las quebradas, o la que suefa estrellas en los estanques, o la nube que surca las bahias multicolores del cielo, 0 el mar de alma miste- tiosa y miembros tumultuosos. Y entonces el nombre del agua no es agua a secas, ni tampoco H20, sino multiple, cambiante y vario, A la luz de la contemplacién desinteresada, las cosas y los seres transparecen la plenitud de sus cualidades y valores y nos regalan un mundo Ileno de color y Perspectivas, que colma nuestro corazén de vivencias singulares, de vida nueva, que eleva cons- tantemente lo creado hacia sus valores mas altos. La vida verda- dera es profundidad, amor y creacién. Quien la vive asi asume ple- namente su situacién en el mundo y colma su ser afincando en si las cosas, los seres y los hombres como Presencias dotadas de cualidades singulares, llenas de sentido, Quien asi vive conoce el nombre poético de todo lo creado, i , puede hundir su palabra en la sombra y calar en el misterio. pe MARIO BUSIGNANI PUBLICACIONesS “Tierras del sin fin”, Jorge Amado. Versi6n castellana ‘carmen Alfaya. Editorial Futuro, Bs. Aires, 1955. “Atm més apegado a la tierra es Jorge Amado” dice Arturo Torres- Rfoseco en “La Gran Literatura Ibe- ro-americana” (pég. 302, Ed. Emecé, Bs. As. 1951). Toda la novelistica de Amado-Jubiab4é, Sudor, Mar Muer- to, y el resto de su extensa produc- glo en la que desarrollé el tema trabajo - no es mAs que poética tglutinndes fermen ‘une’ "idestided forman une i indestructible. La tierra por un lado y el hom- bre por otro, quedarian incompletos. Et hombre, esa “abstraccién” de- masiado concreta que no cesaré de reproducirse (pese a Malthus y B Vogt) y que siempre avanzaré per- feccionandose, porque siempre trata- r& de superar los antiguos dolores que arrastra afio tras afio, como um injusto documento de infelicidad, re- presenta el nudo de una sutil de complejidades determinadas pet un ambiente fisico y un conglome rado humano que sé mueven eD w medio tnico. 37 mo- y que a su vez fluye y que es a 58 lo por el ser que lo Jo ama, se nutre es modificado difica; que in vez influenciado ita, lo cul 4 carsus' frutos y lo nutre con sus obras y sus huesos; que de io de crecer indefenso como un tal ‘a él vuelve como un fruto cafdo de la vida. E lo tierra y el hombre: espectAcul ae ae grandeza desmesurada, miserias de un sector de Amé- rica’ Gsoala en la que esté tratado el gran mapa de América— son des- criptas por Jorge Amado en la epo- peya del cacao. Los hombres anéni- mos, los fazendeiros, los cabras, los “doctores”, las “vosmicé” (rameras encumbradas), las viejas nodrizas de las casas de los “‘generales” (ricos fazendeiros sin carrera), la promis- cuidad del noble sudor y la ponzofia de la ostentacién con él dinero ha- bido en la sangre del' hermano, las tonadas populares (“Nunca mais eu vou voltar. Nesas terras vou mo- rrer.”) que siguen siendo resigna- cién nostalgica pero acusacién y verdad —desesperante verdad senci- la como todas—, pasan con la cali- dad poética que les da el verdadero artista y el calor humano que les acerca el hombre verdadero. Asi queda narrado el borrén del cacao, similar al borrén de las mi- nas, los salitrales, el petréleo, el tri- 0, el café, borrones que paraddji- camente van clarificando cada vez més, las nuevas y viejas causas de nuestros principales padeceres. A esta improrrogable denuncia contribuy6 el artista. En este caso, entre los problemas urgentes que lo acosan, como tam- bién al resto de los hombres, 61 vid, muy generosamente, que cada vez se debfa menos a sf mismo. Y tuvo Ja valentia, de la que carecen ya sea por falta de comprensién o na- turaleza los novelistas de ficcién 0 de cargosos dramas psicologicos, de emplear su arte para denunciar un crimen de lesa humanidad. Todos sabemos que se ueden ha- cer bonitosy juegos! dé panbeas, ° sabias combinaciones de frases inteligentes y atractivos malabaris mos de ideas, pero si todo ato, ser confrontado con la realidag coneuerda, no bien salen de las na? sas en donde fueron atmados cae inatiles y lamentables céscarag mo cias penosamente se caen. e Los hechos ocurren de manera. La verdad del aconteses® una sola. El hecho, ocurrido ings: pendientemente de toda subjetivme?] que, sélo es una valoracién ings dual, no se adapta a caprichos wt sonales, y si las teorfas no sale, los hhechos, sino que tienen lan tensién de que éstos se amoldce ellas, peor para las teorfas, porque eo cuando fracasan. Por mas que jes? temos inventar ‘discutiendo, sf at alejamos de la realidad, no aguarde. mos que luego la realidad venge's certificarnos las pobres ventaje g nuestras vacilantes actitudes*? © El pequefio trozo de historia lo ha. cemos todos. Sufriendo y gozande, aferrandonos a los humanos contras tes de alegrias y penas. ¥ si en eat hacer se cometen actos inauditos las formas del arte se Megan hast), ellos para denunciarlos, el arte ea entonces una de las mds nobles y bellas manifestaciones del hombre. “Nacian frutos enormes, los arbo- les cargados desde el tronco hasta las mas altas ramas, frutos de ta- mafios nunca visto antes, la mejor tierra del mundo para el plantio del cacao, aquella tierra abonada con sangre”. La novela termina asi. Y cuando el negro Dami4n, uno de los cabras, enloquecié porque “el ojo de la pie dad se secé, y ellos estén mirando hacia el monte con el ojo de la ruin- dad”, es el pobre negro Damién, hombre sencillo que habla por todos los hombres sencillos, el que esté viendo cémo sobre la sangre del her- mano, el menos hermano levanta su riqueza. 0 los que de todo Los escépticos, tema estén de vuelta, dirén que el es viejo. De steur oar oar , terrible los haré sus] "més" compléjas. “El! arte ideberia 20 salir de clerta penumbra. Nosotroa saludamos al arte que renueva como cada aurora; que nos habla de la vida y de sus’ direccio- nes; que nos hace integrar con res- ponsabilidad el proceso total en el que representamos una mindscula rte. Esta es Ia Gnica manera de poder oir a todos los inmemoriales dolores del hombre: costosa adver- tencia clamando por dias més hu- manos, més felices. Cuando en medio de las grandes Tuinas anénimas vemos al simplisi- mo vaso del anénimo alfarero indi- gena, comprendemos que aquel mi- nucioso estuerzo, para hoy remoto y casi perdido, es el més primitivo de los mensajes gracias al cual ile- gamos a sentir una fraternal soli- daridad hacia todoa los hombres buenos y simples. Esta novela, documento actual, serviré para que el futuro Megue comprender a la humanidad que pa- 86 por e) corto trayecto de nuestro presente duro y apremiante. — N. G. NE “Un poeta en Ia cindad - Gringo Puraghei”. Poemas, por GUSTAVO RICCIO. (Edit6 Instituto Amigos del Libro ‘Argentine. En un solo voltimen, nos es dado conocer los dos libros que alcanzara a escribir Riccio. El primero, editado en 1926 y el segundo, después de su muerte, en 1928. Ambos, merced al especial apoyo y esfuerzo de Alvaro Yunque, su amigo. Menos de ochenta poemas componen la obra total de este poeta, muerto a los 27 afios; pero resultan suficientes para reconstruir la figura de un hombre que, escaso de cultura y de recursos y adem&s, enfermo, fué “...construyendo el romance clavo a clavo, y teja a teja levantando el verso; dejando en €1 la mancha de las manos y las goteras de la ortografia”. “Un poeta en la ciudad”, es el registro de muy diversos temas, armo- nizados por un estilo simple, en que la emocién desborda sin retaceos ni control “‘literario”. Comienza con un poema a la naturaleza, para expresarle que, adn sin ser el Virgilio que disfruta de ella en campos amables, “...yo te adoro lo mismo; te adoro en los tres metros de cielo que a mi bajan en un cuadrado desde el séptimo piso. atio Siguen poemas a la calle Rivadavia, a un buz6n, a la Iuvia, a la casa de departamentos, al Parque Goal, a Claudio Amoroso (poeta con el que hablé de versos y de rimas, lo que le hace exclamar en su muerte: “Yo, Pecador, me acugo; yo le amargué la vida!”); siguen “Palabras a Milon- guita”, respuesta risucfia a la costurerita que dié el mal paso, de Carriego. Pero esta primera parte del volimen, aleanza su més alta intensidad en el “Elogio de los albaiiiles italianos", en los poemas a los amigos Antonio de Monte, Roque y don Zacarias; y sintetiza en “Una sirvienta”, el drama de miles y miles de inmigrantes ‘abatidos por la rutina y la miseria en un Buenos Aires donde esperaban encontrar la gloria o la riqueza. “Gringo Puraghei” (cantos de gringo, en guarani), reine poemas crea- dos en Paraguay durante una breve estadia; ademés, fragmentos de otras dos libros que tenia en preparacién al morir el 7 de enero de 1927, 39 40 Se inicla con “Yo en el Faraguay”, de tono cordial y al mismo tiem. po vigoroso: s diez de la mafiana, escAndalo de sol.. ire. ¥ un tumulto razén”. “Un jueves a la: en el puerto, un Sol que grita en el a en la barriada de mi co) i aje, “...a la calle sin cur ealmente cierto que ese vi Uurvas ida ie abrié una diagonal...”. Es aqui donde alcanza tono de protesta vebeldia en “Versos al Lago Ipacarai” o en “Elogio de la Mujer Paragua. cheldnalizen os doce pocmas que integran este ciclo, con “quit Jonde se retrata: . “ ieto de inmigrantes, de inmigrantes soy hijo Pekngre ‘de inmigrantes propulsa mi cantar; ¥,*novhe heredado espadas; yo heredé un cortaplumas Jue Ie sirvié a mi abuelo para cortar el pan”. Hermoso ejemplo este, de poeta fiel a su vocacién y fiel asimismo io y a su €poca, Supo estar atento a todo lo que lo rodeaba, De gi a mie sub temas y adecud la forma a la modalidad expresiva de su pueblo, Revestido de ternura, tuvo también la virtud de rebelarse contra Ig injust: en cualquiera de sus formas, lo que (inevitablemente), lo hizo desembocar en temas de intencién social aunque siempre dentro de un “tono menor”. Integr6 la llamada “Generacién de Martin Fierro”, movimiento ges. tado alrededor del periddico del mismo nombre y que reunié a muy impor. tantes figuras, en un comin propdsito renovador de las letras argentinas, De sus componentes derivaron dos grupos: el de Florida, que defendia “e arte por el arte” (Girondo, Rega Molina, Roxlo, Molinari, Borges, Ber- nardez, Marechal...); y el grupo de Boedo, que consideraba el arte en funcién social (Alvaro Yunque, Gandolfi Herrero, los dos Gonzdlez Tufon, Olivari, César Tiempo...). Entre estos ultimos, se conté Gustavo Riccio” La edad y con ella una mas amplia experiencia y conocimiento, lo hu- bieran levado a ser un gran poeta argentino; atin para quienes se resisten @ admitir la poesia de lo real-cotidiano. Sus méritos le fueron reconocidos en vida y figuré en la “Exposicién Ge la Actual Poesia Argentina”, compilada por Pedro Juan Vignale y César Tiempo; pero las nuevas generaciones de lectores y escritores, desconocia- mos su obra (excepto algun fragmento). De ese injusto olvido, lo ha venido @ rescatar esta prolija edicion, — A. F. GRACIA PLenaA ¥ lo ha reeditado con el ortodaxo rélogo que, para la primera edicién, escribiera ucstro Bardo Rey. Este por JOSE PEDRONI prélogo, que en su momento situd Como un h i Erimerisima imea de ie pane Son jomenaje m4s tellana al ilustre poeta de E: " sera. a José Pedroni al” ‘cuineite y los innumerables juicios y estudles pe ‘cinsde labor literaria, la Bdi. Ge ha merecido hasta hoy oe pom stellv{ de Santa Fe, reedit6, Plena, me eximen de insistir C0 cuarta vez, Gracia Plena, her. Mélisis critico en esta nota. Mmoso libro di a Luminoso”, ‘eo! del “Hermano omo memorab! % Jo Hamar: rablemente El idido asi: Don Leopoldo Lugones. go. fla amigas Matornidae ; 'Ver- “Lue nario Santo”; “Vigilia’ y “Oraciones Panteistas’ Las tres primeras constit lk Parte més valiosa del libro y eX elles él pocta narra el deslumbramiento, el sostenido asombro de su alma des. de que encuentra a la mujer que sera su amada, hasta que canta enterne cido a la cuna del hijo por nacer. Nuestro propésito es, en este caso, expresar las albricias de un hombre a quien las estrofas de Gracia Plena emocionaron hace veinte aiios y que. con motivo de esta reedicién del lic bro, rindié su personal homenaje al poeta, reviviendo esas emociones con la misma intensidad de entonces. ¥ creemos, de veras, que constituye un homenaje que un “lector comin”, que un hombre del pueblo, como tan. tos otros hombres de otros tantos Pueblos, lea y relea con admiracién Y gratitud crecientes, estos poemas que Pedroni escribié para su amada sin pensar que con ellos estaba en- Tiqueciendo el arte y el amor de dos. Como los versiculos biblicos con que se inicia: “Sea bendito tu manantial y alé- (grate con la mujer de tu mocedad...”. Prov. 5~ es éste, un libro hecho con arte, sin- ceridad y amor. Todo en él es veraz, legitimo y de una pureza a la que sélo puede Megar un alma cuando vive con plenitud, ese suefio de ter- nura infinita que es el amor. El poe- ta cumple entonces con su deber de cantar y lo hace desde el instante en que conoce a su amada: Mas para dicha mia te vi pasar un dia tan cerca que tu ruedo casi toca mi miedo Y porque estaba escrito, te segui despacito...”. Luego celebra los momentos vivi- dos en su dichosa cercanfa, celebra ese dirlamos, césmico encuentro con la felicidad, que es ver el mundo, el cielo y las estrellas como otros tan- tos rostros de su amada. El poeta esté enamorado y por eso, en un limonero, en una piedra del rfo, en un p4jaro, en una flor, en un grillo, en una fuente o en la nieve, hallar& motivos para recor- dar su amor y si tiene que decir sus sentimientos, entonces, como una co- pa llena de vino se derrama su canto, En “Maternidad’ y en el “Luna- rio”, Pedroni sigue mes por mes (instante por instante) esos miste- riosos nueve meses maternos con nueve poemas que Lugones califica —con toda verdad— “de una belleza y ternura jam4s superadas en nues- tra lengua”, La parte final del libro, dedicada a retratos breves de personajes proxi- mos al poeta: La madre, el viejo Cruz, Mijai el Guardahilos, Antonio el Pescador, es también, muy hermo- sa. Transcribiremos solamente una: La Madre Nos dié con toda el alma, como el [4rbol dé ramos y como el nido pajaros, y ahora [sin querer, Nora cuando nos tiene, Mora cuan- [do nos vamos y Mora de alegria cuando nos vuel- [ve a ver. Ei volumen concluye con cuatro “Oraciones Pantefstas” a la Luz, al Humo, al Agua y al Viento, todas de una jubilosa exaltacién vital. José Pedroni continia cantando. Hombre consciente del tiempo que le ha tocado vivir, atiende hoy, acom- paiiado por su amor de siempre, a otras realidades de la vida de los pueblos. Continta cantando, diciendo y viviendo, las alegrfas y las triste- zas de todos con su arte extraordi- nario y su admirable capacidad de sentir ‘en belleza y poesia. Pero no olvidaremos, no, esta Gra- cla Plena. Y nunca agradeceremos bastante a este poeta el habernos permitido leer y vivir, recordando a la mujer amada, tanta ‘noble emocién, tanta delicadeza y tanta ternura he- chas verdadera gran Poesia, — J. QQ 4 42 LIBROS ¥ ReUISTAS ROCIBIDOS IDA REBOLA “Canto revolucionario"; Edicion del cutor, 19 paginas. impreso en Artes Grdficas Bartolomé U. Chie- sino. Buenos Aires 1956. CARLOS H. CARRERO “Exposicion de la Poesia Lirica Contemporénea Cordobesa”. Ilustra- ciones de José Alvarez Soave y Egi- dio Cerrito. Ediciones Centro. Cor- doba 1953. 146 paginas impresas en los talleres graficos del Boletin Ofi- cial de la Provincia de Cordoba. ANTOLOGIA DE LA POESIA MADI Prologo de késice y fotograma de gutiérrez, Buenos Aires 1955. 138 paginas impresas en Talleres Grafi- cos Heine. ATILIO JORGE CASTELPOGGI “Cuaderno de Noticias”. 177 p&gi- nas. Imprimié para Ediciones Signo, talleres graficos de José Casano. Diagramaci6n, tipografia y cubierta de Omar Breglia Arias. Direccién y cuidado de la edicién: Breglia Arias y Roberto Hurtado de “Mendoza: Bs, Aires, enero de 1956. ARBOL Revista Catamarquefia de Cultura, Comité de redaccién: Arturo Melo, Federico E. Pais, Armando Raul Ba- zin, Ramén Rosa Olmos. Nimeros 1-2-34 correspondientes a los me- ses de septiembre, octubre, noviem- bre y diciembre de 1955. Direccién: San Martin 669, Catamarca (Rep. Argentina). LIBROS DE HOY Publicacién de informacién lite- raria y bibliogréfica. Director: Ro- dolfo Simon. Afio V, N® 41-42 corres- pondientes a octubre- diciembre de 1955. Direccién Postal: Casilla de Correo 699. Buenos Aires. Argentina, CUADEENOS DE CULTURA Consejo de Redaccién: Héctor P. Agosti, Julio L. Peluffo, Carlos Giambiagi, Roberto Salama, Samuel Shmerkin N2 23 correspondiente a Diciembre de 1955. Direccién Postal: Casilla de Correo 5544. Buenos Ai- res .Argentina. CLIMA Revista Trimestral de Arte - Criti- ca - Poesia. Director: Francisco To- mat-Guido. N@ 2 correspondiente a la Primavera de 1955. Direccién: Irigo- yen 441, Diamante - Batre Rios - Ar- gentina. GACETA LITERARIA. Direccién: Pedro G. Orgambide, Roberto Hosne. Secretarfa: Juan Ollier. Diagramacién: Jorge Onetti. 2 1-2 correspondientes a los meses de febrero y marzo de 1956. Redac. cién y Administracién: Donato Al. varez 1572. Buenos Aires, Argentina. DIBUJO POEMA eL viento En el silencio de la playa se siente el bramar del dia ventoso. El roncar de las ramas, el revolotear de las golondrinas. El levantar de las arenas, el salpicar de las aguas B igual que el chaporrotear de la Iluvia al chocar en la tierra del mundo. ANGEL LAMAS 13 aXos GABRIEL TORREJON 13 aNtios Tivcara 53 SES ee a roums-HORACIO-opa v Limso 1 Trapvccion =JORCE CALVETTI TARIA 2 FORMAS BE PUAMAMARCA meoeae =P. AUDIVERT ANTOLOGIA ODE V AD PYRRHAN Libro I Quis multa gracilis te puer in rosa Perfusue liquidis urget odoribus, Grato, Pyrrha, sub antro? Cui flavam religas comam, Simplex munditiie? Heu! quoties fidem, Mutatosquo Deos flebit, et aspera Nigris wquora ventis Emirabitur insvlens, Qui nunc te fruitur credulus aurea, Qui semper vacuam, semper amabilem Sperat, nescius aure Fallacis ! Miseri, quibus Intentata nites !_ Me tabula sacer Votiva paries indicat uvida Suspendisse potenti Vestimenta maris Deo, ODA V A PIRRA Libro I Qué gallardo mancebo hacia las rosas y hacia el placer tu cabellera lleva, y bafiado en esencias olorosas te estrecha, Pirra, en regalada cueva? Oh, ! cuéntas veces Ilegaré hasta el Manto si siempre generosa hallarte espera el que hoy, suya, te goza, y con qué espanto veré hurac4n, tu brisa més ligera! Porque ya firmes, los trocados dioses entre vientos oscuros y entre adioses lo Ievarén, cual todos los perdidos...! Por tu esplendor falaz yo fui engafiado, Por eso en una tabla he ofrendado al dios del mar, mis hamedos vestidos! e VERSION LIBRE DE JORGE CALVETTI ODE V AD PYRRHAN Libro I Quis multa gracilis te puer in rosa Perfusus liquidis urget odoribus, Grato, Pyrrha, sub antro? Cui flavam religas comam, Simplex munditiie? Heu! quoties fidem, Mutatosquo Deos flebit, et aspera Nigris equora ventis Emirabitur insolens, Qui nunc te fruitur credulus aurea, Qui semper vacuam, semper amabilem Sperat, nescius aura Fallacis ! Miseri, quibus Intentata nites ! Me tabula sacer Votiva paries indicat uvida Suspendisse potenti Vestimenta maris Deo. ODA V_ A PIRRA Libro I Qué gallardo mancebo hacia las rosas y hacia el placer tu cabellera fleva, y bafiado en esencias olorosas te estrecha, Pirra, en regalada cueva? Oh, ! cudntas veces Ilegar4 hasta el Manto si siempre generosa hallarte espera el que hoy, suya, te goza, y con qué espanto veré hurac4n, tu brisa més ligera! Porque ya firmes, los trocados dioses entre vientos oscuros y entre adioses lo Hevardn, cual todos los perdidos...! Por tu esplendor falaz yo fui engafiado, por eso en una tabla he ofrendado al dios del mar, mis himedos vestidos ! e VERSION LIBRE DE JORGE CALVETTI P, AUDIVERT Ae WAS DE PIIRMAMARCA 1956 TCTCY 19% ‘a.com.at

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