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CONTENIDO
1.1. Introducción.
1.6. Sinopsis.
2.1. Introducción.
2.4. Diagnóstico.
2.6. Insight.
2.8. Automonitoreo.
2.9. Familia.
2.10. Conclusiones.
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1.1. INTRODUCCIÓN
El trastorno por estrés postraumático (TEPT), uno de los más significativos desórdenes
relacionados con el trauma, es frecuentemente pasado por alto en los ámbitos de salud
mental. Por este mismo de hecho, resulta de suma importancia una evaluación
estructurada de los EPT’s y de la psicopatología relacionada para una aplicación efectiva
de los tratamientos (Zimmermann & Mattia, 1999).
Como acertadamente señalan Williams & Poijula (2002), la palabra trauma resulta muy
familiar. Se la escucha en la radio, en las noticias de la televisión e incluso en las
conversaciones informarles. “Trauma” es un término que puede describir el efecto asolador
de un terremoto que ha matado miles en alguna parte de nuestro planeta, un tornado en
Centroamérica, un accidente, un asesinato en la calle e incluso una muerte inesperada.
Muchas personas han visto las imágenes y han escuchado las historias de cómo se siente
la gente que ha sido víctima de accidentes en las carreteras, de las inundaciones, de los
asaltos, robos, secuestros, incendios, abuso sexual y de otros tantos eventos y situaciones
catastróficos.
Una determinada persona puede haber experimentado recientemente un trauma. O tal vez
lo vivenció años atrás y por un largo periodo de tiempo. Una persona puede ser víctima
directa del evento traumático, o puede ser una víctima secundaria, si fue un espectador u
observador de una determinada situación traumática. Alternativamente, una persona
puede ser alguien que trabaja con las víctimas de traumas, pero no ha experimentado
directamente un evento traumático. Sin embargo, ha visto lo suficiente para saber que su
exposición a terribles eventos la ha impactado significativamente.
¿Qué sucede cuando una persona experimenta un evento traumático o una serie de
eventos de ésta índole? Hay muchas reacciones que podría tener. Inicialmente, puede
sentir conmoción, terror o una sensación de que lo sucedido es irreal o extraño. Puede
sentirse aturdida, como si estuviera separada de su cuerpo (un fenómeno denominado
disociación). Incluso puede no recordar todos los detalles (o algunos de los detalles) de
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Son muchos los factores que tienen una contribución importante en cómo reacciona una
persona frente a un evento traumático. La edad (con frecuencia las personas más jóvenes
reaccionan más significativamente que las personas mayores): la cantidad de tiempo de
preparación que ha tenido de manera previa al evento, (por ejemplo, se pueden tener
pronósticos anticipados respecto a un huracán, mientras que un terremoto no es
habitualmente tan previsible); la cantidad de perjuicio que produce a la `persona (física,
emocional y espiritualmente) o a su propiedad; la cantidad de muerte y devastación que la
persona atestigua; el grado de responsabilidad que la persona siente para causar o no
prevenir el evento. Son sólo algunos de los factores que pueden tener un impacto en las
reacciones de una persona frente a un evento traumático.
De hecho, existen tres tipos principales de factores que tienen influencia en el desarrollo
de TEPT: factores previos al evento, factores del evento y factores posteriores al evento.
El TEPT es una de las consecuencias a largo plazo mejor conocidos del trauma. Entre un
10 y un 80% de la gente expuesta a un evento traumático desarrolla TEPT en algún punto
de su vida (Williams & Poijula, 2002).
Con respecto a los factores previos al evento, aun cuando hay situaciones donde la
exposición al trauma es tan grande que estos factores resultan menos influyentes (p.e.,
sobrevivir a un desastre aéreo donde casi todos murieron), ciertos factores anteriores al
trauma pueden influir en cómo reacciona la persona frente al evento traumático. Entre
estos factores se pueden mencionar los siguientes:
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Edad: los adultos jóvenes por debajo de los veinticinco años es más probable que
desarrollen el problema (Friedman, 2000).
Por otro lado, los factores del evento están relacionados con la víctima durante el evento
traumático y pueden contribuir en el posible desarrollo de TEPT. Estos factores incluyen:
Nivel de exposición al evento: cuanto más grande la exposición hay una mayor
probabilidad de desarrollar TEPT.
Por último, los factores posteriores al evento, incluyen aquellos que existen después del
evento traumático. Estos pueden incluir:
Ser pasiva antes que activa dejar que las cosas sucedan.
Tener una reacción inmediata durante el evento traumático o poco después que
incluye activación fisiológica (elevada presión arterial), una reacción de
sobresalto) y síntomas de evitación o aturdimiento (Friedman, 2000).
Tennen & Affleck (1998) creen que puede haber rasgos de personalidad que ayudan a las
personas a afrontar con la adversidad. La gente con elevada extraversión y franqueza que
es consciente en su trabajo hacia metas y que tiene un sentido de concordancia (unja
capacidad para estar con) es más probable que extraiga fuerzas de la adversidad y del
trauma como una forma de afrontar con lo sucedido.
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Otros importantes factores que pueden tener un impacto en la reacción de las personas
frente al trauma incluyen tener un locus de control interno (la persona es capaz de
recompensarse a sí misma por su conducta y cree que el control de lo que sucedió está
en ella, no en fuentes externas); la autoeficacia (confianza en sus propias capacidades de
afrontamiento); un sentido de coherencia (el convencimiento de que incluso los eventos
seriamente traumáticos son comprensibles, manejables, significativos); y la resiliencia o
resistencia (Antonovsky, 1987).
También se ha encontrado que una persona puede afrontar mejor los eventos traumáticos
si está motivada para hacerlo, si tiene una actitud optimista, si posee un estilo de
afrontamiento activo, y si ha resuelto exitosamente otras cosas.
Soy cuidadoso con el trabajo que hago (lo sigo hasta completarlo).
Tengo confianza en mis propias capacidades para afrontar con las situaciones.
Procuro descomponer las situaciones negativas en partes más simples que puedo
manejar.
Generalmente soy una persona optimista veo las cosas más positivas que
negativamente.
Asumo el control de las situaciones siempre que sea posible, o al menos procuro
tomar el control.
Tengo una buena red de soporte social hay gente con la que puedo contar.
Tengo confianza.
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Soy una persona orientada a la acción haría algo antes que cruzarme de brazos y
dejar que hagan las cosas por mí.
Más allá de estas acotaciones iniciales, el propósito de este artículo es ofrecer una revisión
de los problemas relacionados con la evaluación del TEPT y de los posibles síntomas
asociados con los EPTs y los posibles síntomas asociados con estos eventos.
De acuerdo al DSMV, un evento traumático, tal como es definido dentro de los criterios
diagnósticos del TEA y del TEPT, es evaluado tanto por sus aspectos objetivos como
subjetivos. En principio, el evento debe involucrar alguna amenaza a la seguridad y a la
integridad física. Segundo, la persona debe experimentar una respuesta emocional
significativa frente al evento, incluyendo miedo, indefensión u horror.
Esta definición de doble componente de un evento traumático resulta critica, porque las
respuestas a los eventos están afectadas por el contexto del individuo, y no tosas las
personas perciben eventos similares como <<Traumáticos>>.
Asaltos.
Accidentes.
Desastres tecnológicos.
La evaluación de los EPTs puede ser un proceso complejo y difícil que requiere mucha
sensibilidad y habilidad. Dado que el proceso de evaluación de los supervivientes de un
trauma puede ser mucho más estresante y provocador de ansiedad de lo que es para otros
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Los clínicos deben ser sensibles a estas posibles reacciones y deben tener una
aproximación directa pero no enjuiciadora que transmita al cliente la idea de que el
terapeuta se siente cómodo al discutir un tema tan perturbador, al mismo tiempo que no
se muestra insensible a la naturaleza de estas experiencias.
Los clínicos también necesitan ser conscientes de sus propias respuestas emocionales
frente a las revelaciones del cliente y asegurarse de no reforzar (intencionadamente la
potencial evitación del cliente como una manera de manear su propia incomodidad con el
tema con la perturbación del cliente.
Por otro lado, en la medida en que la evaluación del trauma puede llegar a ser más
perturbador, es importante que el clínico discuta con el cliente la posibilidad de la
exacerbación de los síntomas durante el proceso de evaluación (Flack, Linz & Keane,
1998).
Por ejemplo, una cliente mujer con TEPT puede experimentar un incremento en sus
pesadillas después de describir su violación en el curso de una sesión de evaluación. O,
un hombre con una historia de abuso sexual puede experimentar una vergüenza
mayúscula al revelar este evento a un terapeuta varón.
Las preguntas específicas que se formulan para evaluar la ocurrencia de los EPTs pueden
tener un impacto significativo en la precisión de su evaluación. Es más probable que las
personas reporten experiencias traumáticas cuando se les pregunte directamente cerca
de eventos específicos, en lugar de apelar al libre recuerdo o a una conversación poco
estructurada.
Además, la exacta fraseología utilizada puede afectar el hecho de si una persona reporta
o no su exposición a un evento traumático dado. Se recomienda que en la evaluación de
los EPTs se utilice una terminología conductualmente operacionalizada, en lugar del
empleo de una terminología más subjetiva como “abuso” o “forzar sexualmente”, que
puede ser entendida de una manera diferenciada puede tener un impacto en el hecho de
reportar o no un determinado evento durante el proceso evaluación (Keane et al., 2000)-
Un clínico hábil también debe tomar en cuenta el contexto cultural y reconocer que hay
diferencias culturales con respecto a qué eventos son considerados traumáticos o
llevaderos y, en concordancia, reportarlos al clínico.
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Sin embargo, especialmente para los propósitos clínicos, con frecuencia resulta útil
generar una información integral sobre la historia completa del trauma de un cliente,
tomando en cuenta que la investigación ha demostrado que la mayoría de los
supervivientes a un trauma han experimentado más de un EPT, y el hecho de que una
previa exposición a un EPT con frecuencia indica un gran riesgo para el desarrollo del
TEPT en respuesta a un EPT (Breslau, Chilcoat, Kessler & Davis, 1999).
Adicionalmente, puede ser notable relevancia clínica recolectar detalles acerca de un EPT
para ubicar el evento dentro de un contexto más completo. Estos detalles pueden incluir
eventos o situaciones que precedieron al EPT, creencias y funcionamiento previos al
trauma, quién fue el perpetrador, cómo o por qué finalizó traumática, las respuestas de
otros significativos en la vida de la persona después de revelar el trauma, y los estilos de
afrontamiento utilizados tanto antes como después del evento traumático.
Para casa evento, puede ser útil obtener información que indaga su frecuencia, duración,
amenaza percibida a la vida, perjuicio, daños y edad en el momento del evento.
Estos instrumentos permiten una amplia evaluación, pero con frecuencia pierden
profundidad. En contraste, algunos instrumentos se centran en la evaluación de un tipo de
evento traumático, como la exposición al abuso infantil. Algunos ejemplos de medidas que
evalúan un tipo de EPT son enseguida.
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Las entrevistas estructuradas para los EPTs son algunas veces preferibles para facilitar el
manejo de una potencial perturbación psicológica.
Los individuos que desarrollan síntomas psicológicos dentro del mes de exposición
a un EPT pueden satisfacer los criterios para el TEA (APA, 1994). Este diagnóstico
puede darse si una persona ha experimentado un EPT durante el cual su respuesta
implicó un miedo intenso, indefensión u horror.
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Como en el caso del TEA, el TEPT también puede ser diagnosticado cuando una
persona ha estado expuesta a un EPT, donde ha experimentado un miedo,
indefensión u horror (APA, 1994). Sin embargo, el TEPT es diagnosticado cuando
los síntomas postraumáticos tienen una duración de más de 30 días. Hay tres
principales clases de síntomas en el TEPT: Re experiencia, evitación y activación.
Los problemas relacionados a la evaluación del TEPT son bastante similares a aquellos
encontrados en la evaluación de los EPTs. Además de los puntos ya planteados, parte de
la evaluación puede estar centrada en la normalización de los síntomas dispares del TEPT
y en educar al cliente respecto a cómo estos síntomas reflejan un intento de adaptación y
de afrontamiento con el EPT que la persona ha experimentado.
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determinada, una camisa de cierto color) que significativamente inducen miedo y que
para su identificación requieren de una cuidadosa evaluación.
Como en el caso de otros trastornos de ansiedad crónica, para los clientes puede ser
difícil reconocer y reportar patrones crónicos de evitación como viajar al trabajo por
una ruta determinada o pasar un fin de semana tranquilo en casa antes que
interactuar con otros en un contexto social. Con frecuencia el cliente ve esto como
preferencias personales, y la relación entre las elecciones y el inicio del TEPT sólo
puede ser demostrada a través de un análisis funcional completo y cuidadoso.
1.5.3. Cuestionarios.
Sin embargo, es importante anotar que muchos cuestionarios no han sido validados
a través de una variedad de grupos de trauma, y que los puntos de corte
recomendados pueden variar por el tipo de trauma, género y grupo étnico. A
continuación, se hace una descripción resumida de algunos de los más relevantes
instrumentos para evaluar el TEPT.
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Para medir los síntomas del TEPT a partir de los criterios B, C y D del DSMV,
así como algunos rasgos asociados. Es una escala de autorreporte de 43
ítems, donde cada uno de ellos es una palabra o frase que es evaluada en
una escala de 5 puntos para reflejar el grado en el cual el síntoma es un
problema para el respondiente.
Los ítems han sido fraseados de tal manera que elevados puntajes reflejan
una mayor adherencia a las cogniciones patológicas.
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Como bien señalan Stoppelbein & Docter (2002), los aspectos cognitivos pueden
tener un efecto mediador en el ajuste pre y postraumático. Se ha encontrado, por
ejemplo, que las victimas de eventos traumáticos que muestran un estilo atribucional
donde los resultados negativos son atribuidos a causas internas, estables y globales
tienden a estar en un gran riesgo para los síntomas depresivos.
Los procesos psicológicos subyacentes a este estilo atribucional son una sensación
de indefensión y de desesperanza asociado con un estilo explicativo pesimista.
A un cliente se le puede pedir que registre la fecha y hora del síntoma, la situación en
la cual fue elicitada, los pensamientos que estuvieron presentes en el momento del
síntoma, las respuestas fisiológicas y la evaluación del medio subjetivo relacionado
con la expresión del síntoma.
Un ejemplo de una BAT para el TEPT puede incluir una interacción social simulada
con alguien del sexo opuesto u ofrecer una pequeña charla a un grupo de extraños
(si es aplicable al patrón especifico de evitación del cliente).
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Las respuestas durante una BAT también pueden ser continuamente evaluadas. De
hecho, la exposición a situaciones temidas o vitadas solo debe ser emprendida
cuando la evitación es irracional y la exposición no constituye una potencial amenaza
para el bienestar del cliente.
En un estudio reciente a gran escala, Keane et al. (1988) encontraron que unas
combinaciones de cuatro índices psicofisiológicos clasificaron correctamente a dos
tercios de veteranos de Vietnam con TEPT actual. Aun cuando la evaluación
psicofisiológica puede ser costosa y con frecuencia no está disponible para los
clínicos, puede proveer una valiosa información adicional que ayuda en la
conceptualización y tratamiento del TEPT.
Un cliente con TEPT y fobia social puede ser alguien socialmente evitativo debido a
la vergüenza y culpa que siente respecto a una experiencia traumática o al rechazo
social que sobrelleva como resultado de una exposición traumática (Orsillo,
Heimberg, Juster & Garret, 1996).
1.6. SINOPSIS.
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Como acertadamente señala Carlson (1997), la última meta de los esfuerzos para
comprender y evaluar los problemas psicológicos de los clientes es ofrecerles un
tratamiento lo más eficiente y efectivo posible. Hay incontables maneras en que una buena
conceptualización y evaluación del trauma y de las respuestas al trauma pueden ayudar a
tratar efectiva y eficientemente a los clientes traumatizados.
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2.1. INTRODUCCIÓN.
“No intentamos hacer una presentación exhaustiva de las estrategias e evaluación o las
propiedades psicométricas de las mismas. Si este fuera el interés, se recomiendan las
publicaciones de Fske (2000) (11), Taylor (1988) (36) y Antony (2001) (3). Es más bien,
una guía de instrumentos útiles y convenientes para terapeutas que se desempeñan tanto
en el ámbito público como privado y buscan eficacia en la aplicación de EPR de sus
pacientes con TOC. Nos focalización en la búsqueda de información que facilite una visión
integral del paciente síntomas en contexto de vida.
Más allá de las diferencias en los modelos para cada trastorno de ansiedad, los
tratamientos TCC tienen en común el trabajo sistemático de brindarle al paciente
condiciones para reaprender un sentido de seguridad en relación a las situaciones de
miedo.
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El protocolo base debe ser adaptado para acomodarse a los requerimientos de cada uno
de nuestros pacientes. Para ellos, lo primero, jerarquizar la fase de evaluación del
tratamiento. Un tratamiento efectivo del TOC requiere ser iniciado con una evaluación
sistemática y del significado funcional en el sistema social del paciente de los síntomas
obsesivo-compulsivos. En términos generales, los datos que aportan las escalas no
brindan una base para el trabajo terapéutico con estos datos tomamos las decisiones
iniciales en cuanto a estrategias e intervenciones.
Una concepción equivocada es que los indicadores diagnósticos más significativos son la
severidad y la cronicidad de los síntomas. Ante todo, la severidad no siempre está
relacionada con la cronicidad ni es necesariamente un predictor de resultado sobre del
tratamiento. Los pacientes con poca duración de la enfermedad (uno o dos años desde el
comienzo) desarrollan con frecuencia síntomas severos que interfieren con su
funcionamiento. Han sido identificados algunos factores muy importantes que modifican el
resultado de tratamiento y que por lo tanto deben ser temidos en cuenta a la hora de
evaluar un paciente con TOC. Son los siguientes:
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e) Falta de motivación: cuando el dolor del desorden e mayor que el dolor del
tratamiento, los pacientes están motivados usualmente a cambiar y tratar de cumplir
con la TCC. Sin embargo, la falta de cumplimiento no siempre significa falta de
motivación. Otras razones para no cumplir tienen que ver con interferencias debidas
a condiciones mórbidas, falta de sistemas de apoyo, o una fuerte ideación
sobreevaluada.
g) Dilación: uno de los rasgos saliente del TOC es la duda, por lo tanto, la dilación es
común en este trastorno. Frecuentemente es necesario que el terapeuta sea el que
tome la iniciativa en hacer las citas, perseguir al paciente, etc.
h) Edad: ERP es tratamiento de primera elección en todos los pacientes con TOC sea
cual fuere su edad. La TCC es un estilo de tratamiento seguro, lógico y pragmático
que enseña al sujeto a confrontarse con sus temores. Más aun, niños y
adolescentes presentan una respuesta más rápida a EPR por el alto nivel de
aprendizaje experimental que naturalmente tienen. Sin embargo, este tratamiento
requiere perseverancia, por lo cual es importante el rol de la familia, sobre todo en
los casos de niños- adolescentes y crónicos.
Asimismo, una bueno capacidad de racionalidad es indispensable para la aplicación
de TCC; por ello es de vital importancia una capacidad intelectual media para la
aplicación de este tratamiento. Si la dificultad compromete la cognición, conducta
y/o emoción, el acercamiento terapéutico debe ser modificado según las
necesidades del paciente, por ejemplo, simplificando el material.
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El tratamiento del TOC, desde nuestra perspectiva, debe ser abordado de forma integral.
Un abordaje integral implica una evaluación exhaustiva de la clínica del paciente:
antecedentes personales y familiares de los síntomas y neuro desarrollo en general;
valoración de la situación cultural-económica-laboral-social del paciente y la familia. La
recolección de datos detallados tiene como primera finalidad que el paciente se sienta
comprendido por su terapeuta. Además, brinda la oportunidad de identificar los objetivos
del tratamiento, los principales síntomas de disfuncionalidad y la motivación a cambiar.
La conceptualización, como ya fue explicado más arriba, debe hipotetizar sobre la causa
de aparición de los síntomas, los factores inter e intra personales que mantienen los
síntomas y la razón de la ostensible discordancia entre síntomas y adaptación. Entonces,
la conceptualización del caso subsume al diagnóstico, incluyéndolo entre sus
componentes, pero sin minimizar su importancia.
Evaluar los efectos de los síntomas sobre la funcionalidad y calidad de vida del
paciente
Considerar la seguridad del paciente y entorno.
Cuadro 1
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Los datos de los síntomas del paciente, deben ser objetivos y funcionales. La información
se obtiene de métodos múltiples: entrevistas diagnósticas y clínicas, formularios a
familiares y docentes o pediatras (en niños y adolescentes), escalas de síntomas
obsesivos compulsivos y de psicopatología relacionadas (humor, ansiedad, personalidad),
registro propio de conductas y/o pensamientos. Estos instrumentos brindan datos de los
síntomas presentes, de su frecuencia, intensidad y duración.
La conceptualización del caso guía la adaptación de las técnicas a las particularidades del
paciente en cuestión: direcciona las estrategias, intervenciones y herramientas, predice
obstáculos en el tratamiento, brinda modos de negociar los dilemas terapéuticos y localiza
esfuerzos terapéuticos inservibles.
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Como ya dijimos, el TOC es un trastorno de mecanismo único, pero con fuerte raíz
idiosincrásica. Por ello, a la hora de evaluar nuestro paciente, es menester recordar que
la mayor influencia en la práctica familiar es su base etno-cultural. Desde un contexto
etnocultural determinado, una familia desarrolla su proceso de socialización y es
justamente desde esta influencia que un síntoma se expresa y presenta.
La cultura podría entenderse como un sistema donde arios componentes discretos pero
interactivos se interconectan. Subsistemas como el económico, religioso, parentesco,
identidad étnica, desarrollo académico, actitudes hacia las expresiones afectivas, lenguaje
obediencia a la autoridad, son variables que deben conocerse al conceptuar un caso.
Reiteramos, el contexto cultural impacta en nuestros pacientes, es importante estar alerta
a esta variable tanto en la conceptualización del caso como en la respuesta al tratamiento.
Obtener una historia personal y del desarrollo del paciente es una cuestión clínica estándar
para cualquier profesional de la salud. Los datos obtenidos nos muestran los aprendizajes
pasados y ponen en contexto las dificultades presentes. La frecuencia, duración e
intensidad de los síntomas son cuestiones fundamentales para planificar un tratamiento.
Los niños de preescolaridad presentan rituales o conductas repetitivas como parte del
desarrollo normal. Por ello, el TOC de inicio infantil debe ser diferenciado de las conductas
normales del proceso de aprendizaje que no generan distress al ser modificadas o
interrumpidas, no consumen demasiado tiempo ni inhiben al niño de realizar otras
actividades.
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Es importante destacar que esta información dela historia y desarrollo del paciente pone
en evidencia no solo al mismo, sino también a sus padres o cuidadores; es necesario
poder hipotetizar sobre el paciente y su entorno. Conocer la interacción de los miembros
de la familia entre si brinda más información de la forma en que el paciente funciona, de
las conductas que no reforzadas positiva y negativamente y así de las posibilidades de
colaborar o comprometer el cambio en el paciente.
2.4. DIAGNÓSTICO
Los síntomas no sólo deben estar presentes, sino causar disfuncionalidad en la vida del
paciente. Por ello, la escala de “Evaluación de la Funcionalidad Global” (“Global
Assessment of Functioning” (GAF)); “Escala de Discapacidad de Sheehan” (“Sheehan
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Asimismo, algunos síntomas de condiciones del espectro también son detalladas como:
conductas disfuncionales alimenticias, conductas de autoinjuiria, tricotilomanía,
hipocondría y dismorfia. En cuanto a la severidad del TOC, esta escala posee 10 items
que evalúan: tiempo consumido, interferencia, distress, resistencia y control de los
síntomas obsesivos compulsivos. Cabe resaltar, que existe una versión adaptada para
niños y adolescentes (CYBOCS).
Menos utilizados, pero también efectivos para el diagnóstico de TOC, son el “Inventario
Obsesivo Compulsivo” (“The Obsessive Compulsive Inventory”), el “Inventarios de
PADUA” (The Padua Inventory (PI)), y para niños el “Inventario infantil de Obsesiones y
Compulsiones” (“Child Ob sessive compulsive Inventory”).
Los instrumentos diagnósticos de SCID Yadis son también útiles para detectar la presencia
de cuadros comórbidos. Aproximadamente el 50% de los pacientes con TOC presenta
trastornos de ansiedad y depresión. Sin embargo, otras comorbilidades tanto del eje I
como II deben ser tenidas en cuenta.
En cuanto a los trastornos del humor, la depresión mayor acompaña frecuentemente a los
casos de TOC severos. Así, adicionalmente al diagnóstico por SCID y ADIS,
recomendamos la utilización de la “Escala de Niveles de Depresión de Hamilton”
(“Hamilton Rating Scale for Depression” (HRSD)). Alternativamente, se recomienda el
“Inventario de Depresión de Beck” (“Beck Depression Inventory” (BDI)) donde el paciente
nos informa de la severidad de sus síntomas depresivos.
Otros trastornos que pueden modificar el plan de tratamiento, como trastornos psicóticos,
bipolaridad, déficit de atención con hiperactividad, consumo de sustancias o trastornos
alimenticios, so fácilmente diagnosticables con SCID y ADIS.
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2.6. INSIGHT
El paciente usualmente reconoce que sus obsesiones son absurdas, sin embargo, este
“insight”, aunque necesario, no siempre está presente. El pobre “insight” en cuanto a las
características esenciales de las obsesiones, se denomina en la literatura ideas
sobrevaloradas. Las ideas sobrevaloradas son obsesiones rígidas, estables, capturan
otras ideas y se resisten a ser cambiadas. La idea sobrevalorada, aunque falsa, es vista
por el paciente como racional, posible, y al igual que las otras obsesiones, necesita ser
neutralizada a cualquier costo, comprometiendo la conducta del sujeto en diversos
ámbitos. Cabe recalcar, que todo pensamiento conlleva un afecto, sin embargo, en el caso
de las ideas sobrevaloradas este afecto es de tal intensidad que opaca la capacidad
racional conservada en estos pacientes en todos los otros ámbitos de desarrollo personal.
Estas ideas son indicadores de mal pronóstico y por ello deben ser debidamente evaluadas
a través de una escala que pone de manifiesto su presencia y severidad “Escala de Ideas
Sobrevaloradas” (((“Overvalued Ideas Scale” OVI)).
En esta condición única observamos así diferentes niveles de gravedad que van desde el
reconocimiento de lo irracional de las ideas hasta la pérdida de la racionalidad como
resultado del afecto negativo que acompaña a estas ideas obsesivas.
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Los pacientes con ideación sobrevalorada frecuentemente reciben terapia cognitiva junto
con EPR, para facilitar y aumentar la eficacia de la EPR. Dentro de las herramientas
cognitivas que se utilizan para el TOC tenemos: psicoterapia emotivaracional (TER) y en
la actualidad se está probando la efectividad de aceptación y compromiso (“acceptance
and commitment Therapy” ACT).
La evaluación funcional de los síntomas de TOD puede llevar varias sesiones ya que
debemos in corporal información detallada de los estímulos externos o internos que inician
el proceso obsesivo, los hechos cognitivos que articulan temores a consecuencias
terribles, interpretaciones distorsionadas o experiencias de malestar prolongado, y las
respuestas de evitación pasivas y/o compulsiones o rituales abiertos o encubiertos que
por su efectividad en reducir el malestar, refuerzan el mecanismo de mantenimiento de los
síntomas en este trastorno.
2.8. AUTOMONITOREO
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2.9. FAMILIA.
Las conductas familiares usualmente observadas son la acomodación a los síntomas del
paciente (participación activa en los rituales, cumplir con las obligaciones que el paciente
no puede por llevar adelante sus síntomas, modificar la conducta y rutina familiar) y
emoción expresada (crítica, hostilidad y/o sobre involucramiento afectivo). Se observa una
interacción continua entre los síntomas del paciente y la familia, al modo de una espiral
negativa.
Por ello hay que considerar la posibilidad de que tanto el paciente como la familia puedan
sabotear el tratamiento, incluso cuando inicialmente se hayan mostrado colaboradores.
Así, la familia debe ser evaluada (“Escala de acomodación familiar” (“Family
Accommodation Scale for OCD”) y objeto de trabajo durante el proceso terapéutico para
adaptar y aumentar la eficacia del tratamiento tanto en niños, adolescentes y adultos con
TOC.
2.10. CONCLUSIONES.
El tratamiento cognitivo conductual del TOC ha demostrado ser eficaz tanto en la reducción
sintomática (6070% de reducción), en la sustancial mejora de la calidad de vida de los
pacientes y entorno, como en el mantenimiento de las mejorías en el tiempo. Pero la
eficacia de la herramienta de EPR está directamente determinada por la superposición de
varios factores: buena aplicación de la herramienta por parte de terapeuta y paciente;
conocimiento profundo del TOC; actividad y motivación del paciente durante la terapia.
En este sentido, la evaluación multimétodo y multi modal que más arriba fue explayada,
es de vital importancia para generar y mantener un ámbito de colaboración terapéutico y
alcanzar mayor eficacia en la planificación de las exposiciones.
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