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Fuentes históricas del Derecho

Eduardo García Máynez estima una feliz metáfora la expresión fuentes del Derecho,
puesto que hablamos de toda entidad de donde surge o nace el Derecho y su
entendimiento.

Convencionalmente, las fuentes jurídicas se han clasificado en 3 monumentales equipos:

Fuentes reales.

Por causas evidentes, a nuestra materia le compete la investigación de las fuentes


históricas del Derecho; no obstante, congruentes con lo anteriormente expresado, no
solamente se debería abordar el Derecho escrito, sino que se necesita llegar a entablar la
interacción constantemente que existe entre el Derecho y la conflictiva que le dio origen,
por lo que además es preciso aprender las fuentes reales ubicadas en épocas pretéritas, o
sea, las fuentes reales históricas.

Concepto de fuentes históricas del Derecho

Como puede observarse, esta definición depende puesto que involucra el anterior
entendimiento de lo cual debería entenderse por fuentes reales y fuentes formales,
empero en realidad, al historiador del Derecho no le basta aprender una regla vieja,
ejemplificando, las Leyes de Reforma, sino examinar simultáneamente el entorno social,
político, económico y cultural que les otorgó vida y conocer la compleja problemática que
se propuso durante el siglo xix en México entre los partidos liberal y conservador,
enfrascados en la llamada Guerra de Reforma o de los 3 Años.

Clasificación de las fuentes históricas del Derecho

Las fuentes histórico-jurídicas tienen la posibilidad de clasificarse según con 4 criterios:

Las fuentes tienen la posibilidad de ser directas o indirectas; son directas si se da cualquier
persona de dichos 3 casos: Si ha sido testigo de lo cual asegura. Sin embargo, son fuentes
indirectas si emanan de estudios hechos principalmente basado en fuentes directas.

Las fuentes son inmediatas si hablamos de esas que permiten conocer de primera mano el
dato histórico jurídico que se investiga, ejemplificando, la Constitución de 1857. Son
fuentes mediatas las que tienen que ser interpretadas para conocer el dato histórico-
jurídico que nos atrae; ejemplificando, si leemos el Poema de Mió Cid y de eso inferimos
una secuencia de prácticas y posiciones típicas de la Edad Media.

Las fuentes tienen la posibilidad de ser jurídicas si hablamos de esas que en su tiempo
fueron fuentes formales del Derecho, o sea, ley, costumbre, jurisprudencia.

Por su presentación. Tienen la posibilidad de ser:


Gráficas, si tienen dentro signos o figuras que representan ideas o sonidos.

Pinturas, o sea, fuentes pictóricas como los códices precortesianos.

Esculturas, o fuentes escultóricas, como el Código de Hammurabi.

Fuentes escritas, que abarcan a partir de manuscritos viejos hasta las obras impresas
inclusive con los medios modernos, como las que son propias de la computación.

No gráficas, en medio de las que poseemos:

Folclore jurídico, que es el grupo de tradiciones y recursos culturales que poseen


interacción con el Derecho y la forma de captarlo por la sociedad en cada etapa. A este
respecto, cualquier persona puede imaginar lo preciado que para un historiador del
Derecho resultan los chistes y las caricaturas que en cada etapa reflejan el sentir famoso
sobre fenómenos y figuras de la política, del Derecho y de la vida social generalmente.

En el viejo Derecho romano muchas reglas fueron transmitidas verbalmente de papás a


hijos en las oraciones desarrolladas a los dioses domésticos o lares, quizás en forma
rimada; y los aztecas transmitían a sus hijos e hijas, en preciosos discursos, tips, sentencias
y valores morales. De allí la necesidad del historiador del Derecho de laborar en grupo.

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