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EL PUBLICO LECTOR

A lo largo del siglo XIX, se dan tres etapas diferentes en el proceso de aceptación
de la literatura de la época por el público

Las guerras europeas de principios de siglo crearon una necesidad de conocer


con rapidez la noticia. La vida cotidiana se transformó ante la sucesión vertiginosa
de los acontecimientos y la necesidad de información se hizo mayor. Sin embargo
la literatura que interesaba al lector no era de la creación artística.

Esta inquietud lectora, no obstante, fue obstaculizada a menudo por los poderes
públicos, que veían en ella un enemigo. En España, hasta la época de la reina
María Cristina, las diversas formas de censura, así como el grado de
analfabetismo, impedían que la tendencia a la lectura se consolidara.

El panorama europeo ofrecía mejores perspectivas, al existir un público lector más


arraigado como consecuencia de un mayor desarrollo de las ideas liberales de la
Revolución francesa. Sin embargo, tampoco había prendido en la población
europea del primer tercio de siglo el deseo de lectura generalizado y el
analfabetismo persistía.

A mediados del siglo, la capacidad lectora se multiplica. En Inglaterra, las novelas


de Walter Scott, lograron por primera vez en la historia una acogida inusitada que
forzaba la capacidad de producción del autor. Los lectores ingleses encontraban
su propia vida e historias reflejadas en novelas como “Ivanhoe” o “Quintín
Durward”.

La descripción de la vida del pueblo, del campesino, del siervo y del libre, de
proscritos y mercenarios, junto con la de los nobles, soldados y clérigos, hallaban
una extraordinaria aceptación en el público inglés y el auge editorial se extendió
pronto por Europa donde otros autores obtuvieron éxitos importantes. Y en este
ambiente, un género literario, la novela alcanzó la máxima difusión.

A partir de la década de 1860, se produjo la gran explosión lectora. A través de


periódicos y folletines, la producción de novelas llegó a límites insospechados.
Esto trajo consigo, como efecto negativo, el deterioro de la calidad de las
creaciones.

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