La persona natural o jurídica a la cual se le va a proteger diplomáticamente debe
ostentar la nacionalidad del Estado que va a solicitar dicho instrumento; requisito que es trascendente, porque es el vínculo jurídico que une a la persona con el Estado, siendo regulado tanto por el Derecho Interno de cada jurisdicción local, el Derecho Internacional Privado (cuando se trata de personas jurídicas), teniendo por origen sus efectos en el Derecho Internacional Público (a los Estados involucrados). En los casos de doble nacionalidad, se establece que un Estado no puede proteger a una persona que presente también la nacionalidad del Estado al que se le reclama. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas en el artículo 7 de la Comisión de Derecho Internacional, determinó una excepción frente a este tipo de situación y es que la nacionalidad “predominante” de la persona sea la del Estado que ejerce protección “tanto en el momento del perjuicio como en la fecha de la presentación oficial de la reclamación” (continuidad de la nacionalidad).
El agotamiento de los recursos internos del Estado
El agotamiento de los recursos internos es el segundo requisito requerido para la
protección diplomática y está definido por el Tribunal Internacional de Justicia: “Antes de recurrir a la jurisdicción internacional, se ha considerado necesario que el Estado en se ha cometido la lesión se pueda remediar por sus propios medios en el marco de su ordenamiento jurídico”, por lo que el individuo que fue lesionado deberá agotar todos los recursos judiciales respectivos de la legislación del Estado responsable. En caso de que este mecanismo no logre cubrir las expectativas del individuo en particular, no le quedarían más opciones, es por esto que en este tipo de casos es necesaria tener la protección diplomática en virtud de aplicar las normas consuetudinarias que generalmente son aceptadas y que se han establecido en el Derecho Internacional vigente. Conducta correcta de la persona en cuyo favor se ejerce la protección Aunque esta condición es objeto de controversia en el marco de la protección diplomática, en definitiva, debe precisarse si los actos que contravengan el Derecho Interno del país donde se realiza el reclamo, o de la persona natural o jurídica sujeta a protección diplomática, pueden afectar de alguna manera las consecuencias de la realización de la protección. La institución es conocida por la excepción de las "manos limpias", que se originó en la doctrina y jurisprudencia anglosajona (doctrina de las "manos limpias"), y se ha transformado del derecho y el derecho internacional al derecho internacional. Sin embargo, la doctrina y la jurisprudencia internacionales generalmente no aceptan este requisito.