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TALLER SCJ: DESDE EL CORAZÓN DE CRISTO

El Corazón de Jesús

Espiritualidad

Los primeros cristianos contemplaron el Corazón traspasado, muestra perpetua y


constante del incansable amor de Dios por los hombres. Los padres de la Iglesia
hicieron de la herida del costado de Cristo, el lugar preferido de su contemplación
amorosa del misterio redentor. La imagen que la cristiandad primitiva se forma del
Corazón de Jesús, es la imagen de la fuente que mana el Espíritu de la herida del
costado, y de la Iglesia que brota del Corazón del Señor.

Es la imagen presente de un Dios que se revela ante todo, y sobre todo, porque Él es
Amor. La motivación de la obra redentora la ve San Juan en el amor del Padre:
"Porque tanto amó Dios al mundo que le dio a su unigénito Hijo" (Jn 3, 16).

Vivir la espiritualidad del Corazón de Jesús es guiarse por la dinámica de su Corazón.


Creer en su amor, actuar según el Amor. En esto hemos conocido lo que es el amor:
"en que Él dio su vida por nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los
hermanos" (1 Jn 3, 16). Si de verdad amamos al Corazón de Jesús, ese amor hará
que nos consagremos a Él haciendo de nuestra vida una continua reparación a su
Divino Corazón, herido constantemente por los hombres.

En el Corazón de Cristo encontramos el mejor modelo, el paradigma insuperable de


amor al Padre y al prójimo, hasta la muerte, y una muerte de cruz. De allí encontramos
la articulación perfecta entre la vivencia y promoción de la santidad y la Espiritualidad
del Divino Corazón, pues si amamos profundamente a Jesucristo, amaremos al Padre
y al prójimo. Por ello, cada cristiano, como al inicio, debe ser un hombre de corazón
traspasado, para ser fecundo según la lógica del amor incomprensible que escogió
triunfar sobre la muerte para la salvación de los hombres.

Devoción

La devoción al Divino Corazón ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia,


cuando se meditaba en el costado abierto y el Corazón traspasado de Jesús, aquel
Corazón de donde nació la Iglesia, y por el cual se abrieron las puertas del cielo. Esta
devoción está por encima de otras, porque se venera al mismo Corazón de Dios. Y
fue Él mismo quien, a través de Santa Margarita, sierva suya, extendió su deseo de
ser amado y adorado por los hombres, de quienes solo recibía ingratitudes y
desprecios.

Dios, en su inagotable amor por los hombres, entregó su Corazón, para que quienes
lo amaran, adoraran y difundieran su devoción, se salvaran. Por ello, a través de las
revelaciones del Señor a Santa Margarita en Paray-le-Monial, se conocen prácticas
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necesarias para vivir mejor esta dulce devoción: «Anuncia y haz saber al mundo
entero que yo no pondré límites a mis beneficios cuando éstos me sean solicitados
por mi Corazón».

El Objeto Formal: El Amor

“Dios es amor” (1 Juan 4, 8)

Para conocer plenamente a Jesucristo, para desentrañar la riqueza de su vida interior,


necesitamos conocer su amor. Ese amor se refleja en toda su vida exterior.

Pero, ¿qué es el amor? San Pablo nos lo explica en 1 Corintios 13, 4 - 8):

“El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se


engríe; es decoroso; no busca su interés, no se irrita; no toma en cuenta el mal; no
se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo perdona. Todo lo cree.
Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor nunca dejará de existir”.

La Encarnación:

La Encarnación es el misterio más grande del cristianismo. El Increado entra en la


creación, en un momento y espacio definidos, y marca la historia para siempre. Desde
ahora la existencia cobra sentido y se nos devuelve la esperanza. Es un milagro de
amor inmenso el que testimoniamos, ya que este acontecimiento no es casual: al
encarnarse, Dios mismo obrará la expiación por nuestras culpas y, más adelante,
mostrará la plenitud de su amor en la Pasión.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Jn 3, 16)

El lavatorio de los pies: San Juan 13, 1 - 20

San Juan nos ha conservado el conmovedor relato del lavatorio de los pies a los
discípulos, en el que nos da una lección de servicio fraternal, a imitación de Jesús,
que «no vino para ser servido sino para servir» (Mt. 20. 28).

Más información: https://www.aciprensa.com/recursos/lavatorio-de-los-pies-2010

Jesús en la Cruz:
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Los cristianos somos llamados a imitar el amor de Dios, cuya máxima expresión la
encontramos mirando su Dulce Corazón, que se entregó a una muerte de Cruz por
amor a los hombres.

“Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo”.
(Jn 13,1)

Padres de la Iglesia:

“La devoción a Cristo Jesús, el Hijo de Dios que se hizo carne y que por ello no puede
prescindir de su humanidad, para no ser superficial tiene que llegar a su Corazón. En
efecto, el ‘Corazón’ es lo decisivo en el hombre y lo que permite valorarlo plenamente.
San Jerónimo, con gran claridad expresaba esta idea, rica para la antropología
cristiana, cuando escribió: Se pregunta dónde está lo principal del alma: Platón dice
que en el cerebro, Cristo muestra que está en el corazón”. (Card. J. Ratzinger).

Los Santos del Sagrado Corazón:

San Juan Eudes


Difusor del amor al Corazón de Cristo y al Corazón de María

Fue el principal promotor del amor a los Corazones de Jesús y de María. Se ordenó
sacerdote y enseñaba que el Sagrado Corazón es un horno de Amor Divino: los que
desean unirse a su Corazón, son purificados, inflamados y transformados por el
Fuego Divino. San Juan Eudes publicó un libro titulado “La Devoción al Adorable
Corazón de Jesús”, en el cual incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado
Corazón.

El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez esta fiesta en la Capilla del
Seminario de Rennes, extendiéndose prontamente a otras diócesis. De esta manera,
aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado
Corazón en su forma actual, fue sin embargo él “quien introdujo el culto del Sagrado
Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María”‘, como lo dijo León XIII en 1903. El
decreto de beatificación añadía: “Él fue el primero que, por divina inspiración, les
tributó un culto litúrgico.”

Durante sus últimos años de vida, San Juan Eudes escribió su tratado sobre “El
Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios”, al que le dedicó mucho tiempo y
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esfuerzo, terminándolo un mes antes de fallecer. Fue reconocido como “Padre,


Doctor y Apóstol del culto litúrgico a los Sagrados Corazones”.

Santa Margarita María de Alacoque


Difusora de la espiritualidad del Divino Corazón

Fue una religiosa francesa que perteneció a la Orden de la Visitación de Santa María,
conocida por haber recibido las famosas apariciones del Sagrado Corazón de Jesús
que ocurrieron donde hoy se sitúa la Basílica del Sagrado Corazón (Paray-le-Monial).

Tuvo diversas apariciones del Divino Corazón. La primera se dio el 27 de diciembre


de 1673, y ella misma lo cuenta así: "Estando yo delante del Santísimo Sacramento
me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por
muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas
de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado”.

Durante las siguientes apariciones, el Sagrado Corazón le reveló aquellos deseos que
tenía para los hombres: la reparación por los agravios recibidos constantemente por
los hombres, las promesas para quienes vivieran y difundieran el amor a su Divino
Corazón y el deseo de que su devoción sea expandida al mundo entero.

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