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En la 

época clásica su figura gozaba de gran popularidad, pero se vio rodeada de


elementos legendarios que hacen difícil establecer de manera precisa cualquier dato
seguro sobre su biografía; de hecho, S. Josifovich estima que nunca existió, aunque Ben
Edwin Perry, Anton Wiechers, How-Wells y Janos Sarkady entre otros defienden de un
modo u otro su autenticidad;1 también se piensa que el personaje parece ser un remedo
del consejero babilonio Ahikar, secretario del rey Senaquerib.2
La primera referencia que se conoce sobre Esopo es una cílica de figuras rojas fechada en
torno al año 470 a. C.; en ella, se ve a Esopo hablando con una zorra.3 En fuentes
literarias de la Grecia clásica, aparece citado por Heródoto,4Aristófanes,5 Aristóteles,6
y Platón. Este último dice que Sócrates se sabía de memoria los apólogos de Esopo y los
versificaba.7Hacia el siglo I se estima que surgió una biografía novelada de autor anónimo
titulada Vida de Esopo,8 y mucho más tarde, en época medieval, Máximo Planudes elaboró
otra Vida de Esopo, repleta de elementos folclóricos y legendarios.9
Con respecto a su ubicación cronológica, suele haber coincidencia en que vivió en torno a
los siglos VII y VI a. C.: Heródoto lo hace contemporáneo del rey Amasis (570-526 a.
C.); Heraclio de Ponto, escoliasta10 de Aristófanes, lo ubica hacia el 540 a. C., mientras
que, para Fedro, habría sido contemporáneo de Pisístrato (ca. 606-527 a. C.)11
La Suda sitúa el punto central de su vida en la 40ª Olimpiada (año 620 a. C.) y su muerte
en la 54ª (564 a. C.)12
Diversos autores sitúan en diferentes lugares su nacimiento: Heraclio de Ponto lo
menciona como una persona natural de Tracia;11 Calímaco dice que era
de Sardes;13 Fedro, en sus Fábulas, ubica el lugar de origen de Esopo en la región
de Frigia,14 al igual que Aulo Gelio;15 Planudes, por su parte, sitúa el nacimiento de Esopo
en Amorío, también en Frigia.11 Según la Suda, había diversos lugares que se
consideraban como la patria de Esopo: Sardes, Samos, Mesembria (en Tracia)
y Cotiea (en Frigia).12
Diversas fuentes señalan que fue esclavo de Janto y posteriormente liberto de Yadmon o
Idmon. Compartió esclavitud con la cortesana Rodopis.16 Tras ser liberado, Esopo estuvo
al servicio del rey Creso de Lidia.
La tradición señala que llegó a Delfos con una gran cantidad de riquezas de parte del rey
Creso para hacer ofrendas a Apolo y para distribuir una parte entre los habitantes del lugar
pero, tras una disputa con los delfios, decidió hacer únicamente el sacrificio a Apolo y
reenvió el resto de las riquezas a Sardes, para reintegrárselas a Creso. Entonces Esopo
fue acusado por los delfios de sacrilegio y murió despeñado desde las rocas Fedríadas o
desde la roca Hiampea. Como la acusación resultó ser falsa, los delfios quisieron
compensar económicamente a quien tuviera derecho, para calmar la cólera de Apolo. Fue
un nieto de Yadmon, a quien Esopo habría servido como esclavo, el que se presentó a
cobrar la indemnización.41718
Taciano cita una famosa estatua de Esopo realizada por Aristodemo.19 Otra estatua suya
fue realizada por Lisipo, que algunos estudiosos han puesto en relación con
un busto de Villa Albani de época romana.3

Obra[editar]
Esopo según Las Crónicas de Núremberg

Las fábulas de Esopo tienen su origen en la época arcaica. Fueron recopiladas en el siglo
IV a. C. por Demetrio de Falero, pero esa recopilación se perdió. La principal colección de
fábulas atribuidas a Esopo, en la que se basan muchas ediciones modernas, es la
llamada Augustana, anónima, que algunos autores fechan en el siglo I o II y otros en el
siglo V, y se complementa con otras dos colecciones anónimas: la Vindobonense, del siglo
VI, y la Accursiana, probablemente del siglo IX.2021
La estructura de la fábula esópica ha sido definida por varios autores, pero la definición
más completa se atribuye a Nojgaard,22 que distingue tres tipos de fábulas: las agonales,
donde hay antagonismo entre al menos dos personajes; las de situación, donde no hay
antagonismo entre los personajes, sino una situación apurada, y las etiológicas, que sirven
para explicar el origen de algo.23 En la narración de las agonales debe haber al menos tres
elementos o momentos imprescindibles:

1. La situación de partida en que se plantea un determinado conflicto, entre


dos figuras, generalmente animales.
2. La actuación de los personajes, que procede de la libre decisión de los
mismos entre las posibilidades de la situación dada.
3. La evaluación del comportamiento elegido, que se evidencia en el
resultado pragmático, el éxito o el fracaso producido por tal elección, a
veces con la aparición de un personaje sobrevenido o survenant ajeno a la
acción que sirve para la correcta comprensión de la fábula. 24
Las fábulas de Esopo fueron adaptadas por autores como Fedro y Babrio, en época
romana; Jean de La Fontaine, en el siglo XVII; y Félix María Samaniego, en el XVIII.
El interés por las fábulas de Esopo fue continuo durante toda la Antigüedad y no decayó
durante la Edad Media, cuando se mezclaron los fabularios con los grecorromanos
(conocidos como Isopetes, es decir Esopos, o Romulus). Durante el Renacimiento, las
fábulas de Esopo y las de Fedro se convirtieron en libro preceptivo de las universidades, y
así continuarían por mucho tiempo.25

Traducciones al español[editar]
 Anónimo, Zaragoza, 1489, desde el texto latino de Lorenzo Valla.
 Pedro Simón Abril, Zaragoza, 1575, desde el latín al castellano.
 Antonio de Arfe y Villafañe, Sevilla, 1586, en verso.
 Joaquín Romero de Cepeda, Sevilla, 1590. Desde el latín al castellano, en
verso.
 Sebastián Mey, Sevilla, ¿1613?
 Juan de Lama, Madrid, 1738, del latín al castellano.
 Rodrigo de Oviedo, Barcelona, 1844, en verso.
 J. A. Málaga, 1848
 Francisco Pelayo Briz, Barcelona, 1863, en verso
 F. Javier, Barcelona, 1871, del griego y de versiones latinas.
 Miguel de Silva, México, 1898, en griego y castellano.
 Clemente Cortejón, Barcelona, 1889. Con Fedro, Félix María
Samaniego y Tomás de Iriarte.
 Antonio Peñafiel, México, 1890.
 Ángel Pumarega, Madrid, 1934. Con Fedro, La Fontaine, Samaniego e Iriarte.
 Juan Bautista Bergua, Madrid, 1966, con Fedro, La Fontaine, Samaniego e
Iriarte.
 Pilar Guibelalde, Barcelona, 1967, Esopo y Fedro.
 Francisco Sanz Franco, Reus, 1976.
 Pedro Bádenas de la Peña, Vida y fábulas de Esopo, acompañadas de las
fábulas de Babrio de Javier López Facal. Madrid: Gredos, 1978.
 Lorenzo Collado, Madrid, 1982.
 Enrique Sordo, Madrid, 1983.
 Francisco Martín García y Alfredo Róspide López, Fábulas esópic

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