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Buenas tardes hnas.

El estudio de esta semana nos llevó a mirarnos en el espejo de la palabra de Dios y mirar nuestros
pecados y fortalezas que ofenden a Dios.

Muchas veces podemos engañarnos a nosotros mismos justificando nuestros pecados y fortalezas
echándole la culpa a los demás de mis acciones pero sabemos que a Dios no lo podemos engañar
en Jeremías 17.9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá? Dios conoce como esta nuestro corazón y solo él puede hacernos consientes de la
verdadera condición de nuestro corazón.

Podemos ser valientes como el Rey David y decir lo que dijo el salmo 139.23-24
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno
Pero estemos seguras que al pedirle a Dios que nos examine quedáramos en vergüenza al saber lo
que hay en nuestro corazón.

Al identificar nuestros pecados y fortalezas nos damos cuenta de nuestra condición delante Dios y
eso realmente nos avergüenza porque muchas veces no somos dignas de ser llamadas sus hijas,
pero hay una maravillosa promesa en 1 Juan 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que
no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo
el justo. Dios no quiere que sus hijos pequen, Dios quiere que vivamos de una manera que
le agrade al el y que caminemos en esta vida en obediencia a su palabra y cuando
pecamos podemos ir a Jesucristo el justo y el intercede por nosotros delante del Padre
para que seamos perdonados y asi quitar por completo esas fortalezas que ofenden a Dios

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