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Elmer y el arcoíris

David Mckee

Elmer, el elefante multicolor, se había metido en una cueva para protegerse de una
tormenta. Estaban con él otros elefantes y algunos pájaros.
—¡Qué emocionantes son los rayos y los truenos! -dijl Elmer-. Y después de la tormenta, a
lo mejor vemos un arcoíris.
Cuando la tormenta paró, Elmer y los pájaros salieron de la cueva. Elmer notó que le caían
gotas en la cabeza.
—¡Oh! - exclamó-, ¡Todavía llueve!
—Quizá sea el arcoíris, llorando -dijo un pájaro-. Salió demasiado pronto y ha perdido sus
colores ¡Mira!
Había una figura blanquecina en el cielo.
—¡Un arcoíris sin colores! -gritó Elmer—. ¡Qué horror! Tenemos que hacer algo. Le daré mis
colores.
— Para hacer eso primero tendrás que llegar al lugar donde el arcoíris toca el suelo -dijo un
pájaro— Y nadie sabe dónde está.
—Bueno… ¿qué esperamos? -dijo Elmer-. ¡Vamos a encontrarlo! Tú irás por ese camino y
yo iré por este.

—¿Qué estás buscando, Elmer? -le preguntó León.


— El final del arcoíris - respondió él- ¿Lo viste?
— ¿Cuál de los dos finales? - preguntó León
— Cualquiera de los dos - respondió Elmer-. El arcoíris ha perdido sus colores. Le puedo
dar los míos si encontramos el final.
— ¿Un arcoíris sin colores? Eso es muy grave -dijo Tigre.
— Vamos, León. Será mejor que lo busquemos. Ustedes también conejos.
— Rugiremos para avisarte cuando lo encontremos-dijo León.

Un poco más tarde, Elmer se encontró con Jirafa.


—Elmer -dijo ella-, hay algo raro en el cielo.
—Es el arcoíris -le explico él y le contó de los colores perdidos-. ¿Puedes ver el lugar donde
toca el suelo?
Jirafa se estiró mucho hacia arriba.
—No, no puedo - respondió-. ¿Qué te pasará a ti, Elmer, si le das tus colores? -le preguntó.
Pero Elmer ya se había ido a buscar a los elefantes.

Los elefantes estaban todavía en la cueva.


—No queremos salir con esa cosa en el cielo -dijeron.
Pero cuando Elmer les explicó cuál era el problema, los elefantes tuvieron muchas ganas de
ayudar.
— ¿Qué le pasará a Elmer si le regala sus colores? - preguntó uno de ellos.
— Supongo que será igual que nosotros - respondió un amigo suyo.
— ¡Mejor eso que un arcoíris sin colores!

Elmer estaba con los monos cuando volvieron los pájaros.


— Hasta ahora no tuvimos suerte- dijeron-, seguiremos buscando.
—Nadie puede encontrar el final del arcoíris - dijo un mono-. Pero será divertido intentarlo.

Cuando Elmer llegó al río, todos estaban ya buscando el arcoíris.


—¡Hola, peces! Supongo que no saben dónde empieza el arcoíris, ¿verdad?
—Normalmente empieza en la catarata -respondió uno—, pero hay una cosa blanquecina
hoy allí.
—¡Es el arcoíris! -exclamó Elmer-, ¡Vamos! ¡A la catarata!

Así era. Un arcoíris sin colores salía de la catarata.


¡Habían terminado de buscar! Elmer, los peces y los cocodrilos gritaron con fuerza para
avisar a los otros animales. Entonces, sin esperar, Elmer se fue detrás de la catarata.
Cuando llegaron los demás animales no se veía a Elmer por ninguna parte. Poco a poco,
empezaron a aparecer colores en el arcoíris.
—¡Viva! -gritaron los animales.
—Pero ¿qué le habrá pasado a Elmer? -susurró un elefante.
Como en respuesta, Elmer salió por detrás de las cataratas. ¡Todavía tenía sus colores! Los
animales gritaron de alegría otra vez.
—Pero Elmer -dijo un elefante-, le diste tus colores al arcoíris. ¿Cómo puedes tenerlos
todavía?
Elmer soltó una risita.
— Hay algunas cosas que las puedes dar una y otra vez y nunca las pierdes. Cosas como
la alegría, el amor o mis colores.

Más tarde, al volver a casa, Tigre dijo:


—No sabía si le iban a salir cuadros al arcoíris.
Elmer sonrió.
—Ni se te ocurra pensarlo -dijo León- Con un elefante a cuadros… ¡Ya tenemos bastante!
Está vez, Elmer se rió a carcajadas.

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