para ti mi lección, pues sólo trato con quien por pobre dice que pleitea y pretende comer bueno y barato; […] Mas la codicia femenil a horrendo punto llegó: muy mal las ha enseñado el hispano Alejandro de las putas; llenólas de oro, ya que no de leche, y mala obra a los pobres ha causado […] ¿Qué conexión tendrá con su trabajo ya la mujer, que ni aun la propia quiere sin dádiva especial estar debajo? […] […] pero el grande arte de la putería reprueba todo amor: sé conmisero, tendrás tu corazón y tu dinero por tuyo siempre, y el supremo gusto de andar catando caldos diferentes y probar cuantas mozas van al Prado sin peligro de verte empalagado, pues siempre salsa fue la diferencia. Con lo que una mantener te cuesta puedes diferenciar todos los días entre las que mantienen otros tontos, juzgando ser los únicos actores; un desatino es de los mayores