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El documento trata sobre cómo los ciudadanos pueden hacer el bien a su país. Explica que un país es su gente y que la justicia es fundamental para proteger los derechos de los ciudadanos. También señala que cuando los líderes niegan los derechos humanos, el país entra en decadencia. Además, destaca la importancia de conocer la realidad del país para encontrar formas de mejorarla y siempre buscar hacer más para mejorar la vida de los pueblos.
El documento trata sobre cómo los ciudadanos pueden hacer el bien a su país. Explica que un país es su gente y que la justicia es fundamental para proteger los derechos de los ciudadanos. También señala que cuando los líderes niegan los derechos humanos, el país entra en decadencia. Además, destaca la importancia de conocer la realidad del país para encontrar formas de mejorarla y siempre buscar hacer más para mejorar la vida de los pueblos.
El documento trata sobre cómo los ciudadanos pueden hacer el bien a su país. Explica que un país es su gente y que la justicia es fundamental para proteger los derechos de los ciudadanos. También señala que cuando los líderes niegan los derechos humanos, el país entra en decadencia. Además, destaca la importancia de conocer la realidad del país para encontrar formas de mejorarla y siempre buscar hacer más para mejorar la vida de los pueblos.
Apreciación de la justicia como valor fundamental para un país libre y mejor para todos. El país y la justicia. - El país no es sólo un territorio, es ante todo un pueblo unido. O mejor dicho, varios pueblos unidos en un mismo ideal y una misma nación. Lo fundamental de un país es la justicia. La justicia es la que resguarda los derechos y libertades de los ciudadanos. Nadie puede atentar contra la justicia. Si lo hiciera, se convertiría en un dictador. Y nadie se puede sobreponer a los derechos y libertades del pueblo, pues el pueblo es realmente el país. No existe un país sin un pueblo. Cuando alguien, sea quien sea y tenga el poder que tenga, se sobrepone sobre los derechos y libertades del pueblo y niega los derechos humanos, ese país entra en la decadencia más profunda, porque ha llegado a mellar lo más sagrado: los derechos de sus ciudadanos. Un país es la gente que hace ese país. Cuando hablamos de un país, hablamos de la gente que vive en él. El país es la gente que aporta su trabajo para levantarlo. Un país no es el gobierno, y menos el presidente de turno. El gobierno está al servicio del pueblo, administra los bienes del pueblo. Un país es mucho más que eso, es el pueblo que produce, trabaja y se esfuerza cada día. Un país es grande, si el pueblo, sus ciudadanos, vive con dignidad y justicia. Un país es miserable, si el pueblo, sus ciudadanos, viven indignamente: bajos salarios, pobreza, mala educación, deficiente sanidad, libertades reducidas, derechos negados, democracia recortada… Un país puede tener muchas reservas, pero si el pueblo vive en la indignación, es un país indigente, por la mala gestión de sus gobernantes. NADIE ES DUEÑO DE LA VERDAD SABER: Conocer la realidad y encontrar el camino para mejorarla. Conocer la realidad del país es conocer nuestro presente, pero es también observar nuestro futuro. Este conocimiento es un derecho y un deber para todos. No es fácil hacerlo, porque hay instituciones que alteran las cifras a su conveniencia o realizan estudios sesgados, según sus intereses. Las informaciones y los estudios no son lo suficientemente veraces y limpios. Por eso, es necesario contrastar unos estudios con otros, Es necesario acudir a las instituciones que ofrecen garantías de imparcialidad y objetividad. El valor insustituible en un buen ciudadano: DIGNIDAD La Biblia narra la historia de un pueblo en camino a la salvación. - La Biblia narra la historia de un pueblo. Esa historia tiene un gran protagonista: el Dios de la vida y de la liberación. Este Dios liberador va llamando en cada momento a colaboradores/as, para que ejecuten su voluntad y se cumpla su palabra de vida y de liberación. Estos/as colaboradores/as son personas con sentido de pueblo, que se ofrecen a luchar por el pueblo y se entregan a la liberación de su pueblo, aunque sea a riesgo de dejar su vida en el intento. HACER: Siempre se puede hacer algo más para mejorar la vida de los pueblos. Sí, algo se puede hacer. La historia la hacemos las hacemos las personas. El gran secreto de la vida es ir aportando y cooperando para que nuestro país sea mañana mejor de lo que es hoy. Tenemos manos para trabajar, cabeza para pensar y corazón para amar. Con ello, podemos ir transformando la realidad presente. Otros también lo hicieron antes que nosotros. Recuerda lo que nos enseña Jesús para ser un buen ciudadano. Los flojos y los interesados no sirven para nada. Serán paja que arrebata el viento. Se marcharán sin dejar rastro de su presencia en la tierra. El buen ciudadano del nuevo pueblo de Dios trabaja esforzadamente con los dones recibidos del Señor para hacer su tarea. DECIDIR: Los países se levantan con personas generosas y comprometidas. Reconocer que el buen ciudadano es aquel que se pone al servicio de los demás. Así como a los países los hunden personas sin escrúpulos, capaces de destruir la libertad y la justicia, así también los países los levantan personas con valores, que no se rinden ni ante nada ni ante nadie.