Jesús en el alma. Encontrándome en mi habitual estado, en cuanto ha venido mi benigno Jesús se ha hecho oír con su dulce voz diciéndome: “Hija mía, las mortificaciones, miserias, privaciones, dolores, cruces, sirven a quien se sirve de ellos para imprimir mi santidad en el alma y para irse embellecido de todas las variedades de los colores divinos; además no son otra cosa que tantos perfumes de Cielo, con los cuales el alma queda toda perfumada.” Libro de Cielo. Mayo 5, 1909 Volumen 9 “Hágase Tu Voluntad En la Tierra Como En El Cielo”
“Hija mía, el sufrir contiene tres tipos de
resurrección, esto es: el sufrir hace resurgir al alma a la gracia; segundo, adentrándose el sufrir reúne las virtudes y resurge a la santidad; tercero, continuando el sufrir, el sufrir perfecciona las virtudes, las embellece de esplendor formando una bella corona, y coronada el alma resurge a la gloria en la tierra y a la gloria en el Cielo.” Mayo 2, 1905 Vol. 6
“Hija mía, cada sufrimiento que el alma padece es
un dominio de más que adquiere de sí misma, porque la paciencia en el sufrir es régimen, y rigiéndose a sí misma, por cuanto más sufre tantos dominios de más adquiere, y no hace otra cosa que ampliar y engrandecer su reino del Cielo, adquiriendo riquezas inmensas para la vida eterna. Así que cada cosa de más que tú sufres, debes tener en cuenta que adquieres un reino de más en tu alma, esto es, un reino de gracia correspondiente a un reino de virtud y de gloria.” Octubre 31, 1906 Vol. 7 “Hija mía, Yo no miro tanto el sufrir, sino la buena voluntad del alma y el amor con el que sufre, por eso el más pequeño sufrimiento se hace grande, las naderías toman vida en el todo y adquieran valor, y el no sufrir es más fuerte que el mismo sufrir. ¡Qué dulce violencia es para Mí ver a una criatura que quiere sufrir por amor mío! Qué me importa a Mí que no sufra, cuando veo que el no sufrir le es un clavo más doloroso que el mismo sufrir; en cambio, la no buena voluntad, las cosas forzadas y sin amor, por cuanto grandes, son pequeñas, Yo no las miro, más bien me son de peso.” Octubre 24, 1918 Vol. 12