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FACULTAD DE MEDICINA.

ESCUELA DE BIOANÁLISIS.

RAFAEL RANGEL

Caracas, Marzo de 2011.


Rafael Rangel fue un científico e investigador que dedicó buena
parte de su corta vida al estudio de las enfermedades tropicales. Nace el
25 de abril de 1877 en Betijoque, estado Trujillo. Era hijo de Teresa
Estrada y Eusebio Rangel, persona humilde, comerciante y fabricante
de cigarros; reconocido por su padre y criado por su madrastra María
Trinidad Jiménez de Rangel. Aunque no tenía gran fortuna, la familia
Rangel era relativamente acomodada por los negocios de Eusebio; por
tanto cuando le toca vivir en pobreza, se considera que es por su propia
decisión.

Desde temprana edad muestra una desmedida pasión por


el estudio. Recibe su educación primaria en Betijoque hasta 1879.
Después pasó a cursar estudios teológicos en el Seminario Diocesano
de Mérida, posteriormente se retira e ingresa en la Universidad del Zulia,
donde obtiene su diploma de bachiller en filosofía en 1896. El 21de
septiembre de ese mismo año, ingresa en calidad de estudiante de
medicina en la Universidad Central de Venezuela; termina sin tropiezo
su primer año, sacando excelentes notas, particularmente en Anatomía,
Histología y Bacteriología. En 1877, cursa su segundo año y al mismo
tiempo comienza a asistir en calidad de externo a las salas San miguel y
San Vicente de Paúl, del servicio del Dr Santos A. Dominici, quien lo
distingue y lo protege. Al final del año, sin embargo, solo presenta el
examen de Fisiología, el 10 de febrero de 1898, en el cual es aprobado
con una nota de 88/100. Las razones por las cuales Rangel en ese
momento decidió abandonar los estudios de Medicina no son claros: en
parte ello se debe a que desarrolló una tuberculosis que lo obligó a
alejarse a su pueblo natal para curarse. En parte también se debe a que
tenía un inmenso interés por los estudios de laboratorio a los cuales se
comenzó a dedicar en ese momento.

Entre 1896 y 1898 había cursado bacteriología en el Instituto


Pasteur de Caracas, bajo la dirección de Santos Aníbal Dominici. A
comienzos de 1897, Rangel es nombrado asistente del laboratorio de
José Gregorio Hernández, quien fuera su segundo maestro y mentor, allí
terminó de familiarizarse con las técnicas de microbiología e inició sus
investigaciones con un tema relacionado con la fisiología del sistema
nervioso que dio lugar al primer trabajo publicado por Rangel en 1901.

El 7 de febrero de 1901, la Junta Administrativa de los Hospitales,


por iniciativa del Dr. Juan Pablo Tamayo, aprobó la creación del
laboratorio del hospital Vargas, y un año después, el 18 de febrero de
1902, Rangel es nombrado como su primer director. En el laboratorio,
entre los años 1904 y 1909, dirigió un total de 16 tesis médicas,
haciendo énfasis en técnicas de laboratorio y de medicina experimental,
moderna para la época.

En 1903, inicia el estudio con el que es más recordado: el de la


anquilostomiasis como causa de anemias graves en el medio rural; en
un caso autopsiado, descubre un sinnúmero de gusanitos adheridos a la
mucosa intestinal, que identifica como anquilostomos; al examinar
cuidadosamente tales gusanos, se da cuenta de que se trata de una
nueva especie, diferente de la Ancylostoma duodenale del Viejo Mundo.
Sin embargo, en 1904, sabe que tal especie, el Necator americanus,
había sido ya descubierto por el norteamericano Stiles. Su hallazgo fue
fundamental y útil, pues permitió que se trataran en forma adecuada y
eficaz numerosos casos que anteriormente se confundían con la
enfermedad de Bright, una inflamación en el riñón.

A fines de 1904, se traslada a los llanos, donde logra desentrañar


la causa de una enfermedad que causó estragos en el ganado equino de
los llanos venezolanos conocida vulgarmente como Derrengadera o
Peste Boba, y muestra la presencia de un organismo unicelular, un
Trypanosoma, en la sangre de los caballos afectados, y presentó ante la
Academia de Medicina sugerencias para el tratamiento de dicha
enfermedad.

En diciembre de 1905, Rangel pronuncia la conferencia inaugural


de la recién fundada “Sociedad Vargas de Estudiantes de Medicina”
acerca de la malaria y de las teorías respecto al parásito causante, el
Plasmodium. La charla constituye un buen trabajo de divulgación de
altura y demuestra amplia cultura científica, con citas al original de
revistas europeas que habían aparecido sólo dos meses antes, lo cual
aún hoy constituiría una hazaña.

En este mismo año nació el primer hijo de Rangel, el 10 de abril


de 1905.
Entre 1906-1907, se traslada otra vez al interior, esta vez a
Miraca, cerca de Coro, donde da con el diagnóstico correcto del Antrax
como enfermedad bacteriana conocida con el nombre de Carbunclo
Bacteridiano o “Grito de las Cabras”, mediante el estudio bacteriológico
del agente infeccioso Bacillus antrhacis.

En lo moral, Rangel era un hombre reservado y modesto. Un


contemporáneo habla de su “amable severidad y su fecundo
aislamiento”. Su modestia es comentada por muchos: era la modestia
del verdadero científico, seguro por un lado de todo lo que conoce,
migajas de la realidad, pero inseguro de todo el resto que escapa a la
evidencia de la comprobación experimental.

En septiembre de 1907 nació la hija de Rangel, Consuelo, quien


moriría de paludismo en San Carlos en 1916.

A mediados de marzo de 1908, se presenta en el puerto de La


Guaira una enfermedad infecciosa, con síntomas de peste bubónica; en
un primer intento, Rangel no logra aislar la bacteria de la enfermedad y
declara que no se trata de peste bubónica, lo que generó gran regocijo
de las autoridades que temían por las consecuencias económicas del
cierre del puerto; sin embargo, sigue investigando y, semanas más
tarde, aísla y caracteriza el bacilo específico de la peste. Se cierra el
puerto, y el general Cipriano Castro, para entonces presidente de la
República, lo pone a cargo de la campaña sanitaria, que lleva a cabo con
gran eficacia y, para el 23 de mayo, se declara terminada la epidemia.

El presidente Castro sale el 24 de noviembre de 1908 para


Europa, y comienza para Rangel un período difícil, que lo llevaría a la
muerte; pues en su campaña antipestosa en La Guaira, había tenido que
tomar duras medidas, como la de quemar ranchos infectados, cuyos
propietarios invaden luego su laboratorio y vienen a reclamarle un pago
de indemnización. Se le echa en cara su error inicial en el diagnóstico de
la peste y se le acusa de haber malversado los dineros públicos en la
campaña antipestosa; para colmo, se le niega una beca para ir a
estudiar Medicina Tropical a Europa porque era negro, según dice la
tradición oral. Castro ha sido reemplazado por Juan Vicente Gómez y ya
Rangel no tiene protección oficial. Ahora, sin defensa oficial, atacado por
sus amigos, y sin paz en su laboratorio, se desarrolla en él una
depresión psíquica.
Estando Rangel cerca de su fin, trabaja en dilucidar la causa de la
enfermedad del banano llamado berenque. Esta es causada por una
bacteria, Pseudomona solanacearum, que afecta a casi todos los
bananos, en particular las variedades de topocho y manzano y cuyo
principal afecto es la pudrición de los racimos, tornándose la pulpa
negra e inservible, y llevando a la muerte de la planta. El agente causal
fue descubierto por Rorer, en Trinidad, en 1990, solo un año después de
la muerte de Rangel.

La perturbación de Rangel legó a su extremo. Sus amigos y


compañeros lo sentían y los vigilaban de cerca. La víspera de su muerte,
Rangel había convocado a los estudiantes a su laboratorio para
mostrarles unas preparaciones microscópicas de un “pie de Madura”,
afección causada por diversos hongos y bacterias. Los estudiantes lo
encontraron sentado en su banco de trabajo, frente al microscopio. No
les dijo una palabra: más bien, metió la cabeza entre los brazos, y
comenzó a sollozar. Los estudiantes se retiraron ¡Era esta una
manifestación clara de depresión aguda!

Eran las tres de la tarde del día 20 de Agosto de 1909; en los


corredores del Hospital Vargas de Caracas, al pie de la escalera que
conduce hacia la parte alta, se encontraban los internos Domingo
Luciani, José A. Rivas y J. M. Salmerón Olivares, cuando se escuchó un
grito agudo, breve y doloroso de alguien que exclamaba que había
ocurrido una desgracia en el Laboratorio. Corrieron y encontraron a
Rafael Rangel con su bata blanca, arrimado a la puerta de entrada, con
la cara hundida en la flexura del brazo y dando la impresión de estar a
punto de caer. Luciani advertido de lo peor, le preguntó: ¿Rangel, qué ha
tomado?, y éste respondió ¡cianuro de potasio! Los tres estudiantes lo
cargaron y lograron pasarle una sonda gástrica, lavado de estómago,
aceite alcanforado, cafeína, pero, a los pocos minutos Rangel moría sin
decir una palabra más.

Rangel fue un verdadero adelantado de la ciencia en Venezuela.


Fue el fundador de los estudios de parasitología en nuestro país. Sus
indagaciones sobre la anquilostomiasis y la derrengadera abrieron
nuevos senderos en la investigación de los parásitos tropicales en
nuestro medio. En un meduloso estudio, Oscar Beaujón destaca su
talento innato, su capacidad de observar, su propiedad creadora, su
perseverancia, su voluntad larga y sostenida, su honestidad, disciplina y
su madera de maestro.

Son múltiples los aportes científicos que Rafael Rangel dejó como
legado. Este afanoso investigador es un gran ejemplo para futuras
generaciones, como hombre de gran talento científico, cuya genialidad y
profunda sensibilidad social le permitió combatir enfermedades que
diezmaban a la población venezolana a comienzos del siglo XX.

Cada 25 de abril, se celebra el Día del Bioanalista en honor al


natalicio del científico e investigador Rafael Rangel.

Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 20 de agosto


de 1977.

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