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LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

Magistrado ponente

SP1035-2021
Radicación # 56587
Acta 64

Bogotá, D.C., diecisiete (17) de marzo de dos mil


veintiuno (2021).

VISTOS:

Resuelve la Sala la impugnación especial promovida


por el defensor de CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ,
quien luego de ser absuelto el 18 de mayo de 2018 por el
Juzgado 6 Penal del Circuito Especializado de Bogotá por el
delito de apoderamiento de hidrocarburos, fue condenado el
28 de agosto de 2019 por el Tribunal de la misma ciudad
como coautor de tal punible.

HECHOS:

Aproximadamente a las 0:30 horas de la madrugada del


29 de marzo de 2012, agentes de la Policía capturaron a
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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 56587
CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

CARLOS ALBERTO MEDINA, Carlos Galindo y Édgar Monroy


Vega en un parqueadero ubicado en la Avenida Bicentenario
No. 95 – 95, localidad de Fontibón, en Bogotá, en el preciso
momento en el cual trasvasaban nafta con una motobomba y
mangueras del camión de placa SQZ-450 a otro de placa
NSN-030.

El hidrocarburo (10.501 galones) había sido


despachado por Ecopetrol de la Planta Masilla en Facatativá
y debía ser llevado por Monroy Vega a la Planta Chichimene
en Acacías (Meta).

Luego de establecerse que se trataba de un


hidrocarburo, las autoridades constataron que no contaba
con los marcadores físico-químicos distintivos de Ecopetrol.

ACTUACIÓN PROCESAL:

En audiencia realizada el 30 de marzo de 2012 en el


Juzgado 5 Penal Municipal con funciones de control de
garantías de Bogotá, la Fiscalía imputó a los mencionados
ciudadanos la comisión del delito de apoderamiento de
hidrocarburos a título de coautores (artículo 327 A del
Código Penal) con la circunstancia de mayor punibilidad
establecida en el artículo 58-10 del mismo ordenamiento. En
aquella oportunidad les fue impuesta medida de
aseguramiento de detención domiciliaria.

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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 56587
CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

Luego de suscribir acuerdo con los otros imputados, el


10 de diciembre de 2013 la Fiscalía formuló acusación
contra MEDINA RAMÍREZ por el referido comportamiento.

Surtido el juicio, el Juzgado 6 Penal del Circuito


Especializado de Bogotá profirió fallo absolutorio el 18 de
mayo de 2018.

Impugnada tal determinación por la Fiscalía y el


apoderado de Ecopetrol, empresa reconocida como víctima, el
Tribunal de esta ciudad la revocó, mediante sentencia contra
la cual se interpuso impugnación especial, proferida el 28 de
agosto de 2019, para condenar a CARLOS ALBERTO
MEDINA RAMÍREZ a 117 meses y 1 día de prisión,
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por el mismo lapso y multa por 3.976 salarios
mínimos legales mensuales vigentes, como coautor del delito
objeto de acusación. Le fue negada tanto la condena de
ejecución condicional como la prisión domiciliaria y se
ordenó su captura.

El defensor interpuso impugnación especial y se


surtieron los respectivos traslados a los no recurrentes,
quienes permanecieron en silencio.

SENTENCIA IMPUGNADA:

El Tribunal señaló que los policías “dieron cuenta de la


captura del implicado Medina Ramírez y otros individuos
justo en el momento en que se encontraban alrededor de los

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

camiones y de la instalación de mangueras a través de las


cuales estaba pasando el hidrocarburo”. Y concluyó: “El
acusado, el conductor (Édgar Monroy) y los demás
capturados actuaron en el marco de un plan delictual y no se
trata de dos acciones diferentes. Inicialmente, porque se
acreditó que los dos primeros eran amigos de tiempo atrás;
segundo, porque al fin y al cabo fueron aprehendidos en el
mismo lugar y, tercero, porque dada la magnitud de la
operación ilícita es incuestionable que cuando Monroy Vega
decidió desviar el automotor de su destino ya había
vislumbrado como extraería el combustible junto con los
demás sujetos”.

Sustentó su determinación en que el juez de primer


grado equivocó la apreciación de las pruebas, en especial
los testimonios de los policías, quienes además de referir
que cerca de la media noche del 28 de marzo de 2012
llegaron al parqueadero donde se escuchaba una
motobomba, los que allí se encontraban alrededor de los
camiones, entre ellos MEDINA RAMÍREZ, trataron de huir
pero fueron aprehendidos.

No consideró creíble que el acusado hubiera salido de


su residencia a encontrarse con Monroy Vega pasadas las
10 de la noche para entregarle una indumentaria, máxime
si las mudas de ropa no aparecieron en el lugar de los
hechos como para ser registradas en el acta de incautación,
además de que el procesado y su suegra señalaron que salió
de la casa a la hora mencionada, pero si el parqueadero se
ubicaba a menos de 15 minutos, permaneció allí

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

aproximadamente una hora y, al evidenciar que se trataba


de una actividad ilegal se habría retirado, pues “la
experiencia indica que un individuo no se queda durante una
hora viendo solamente cómo otros incurren en un delito”.

Entonces, ubicado entre los extremos de movilidad


punitiva para el delito de apoderamiento de hidrocarburos
que es de 8 a 15 años y 1.300 a 12.000 salarios mínimos
mensuales, el Tribunal tasó la pena ubicándose en los
cuartos medios al ser imputada una circunstancia de
mayor punibilidad (artículo 56-10 del Código Penal) y
concurrir la ausencia de antecedentes penales (artículo 55-
1 ejusdem), en 117 meses y 1 día de prisión e inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas, así como
multa de 3.976 salarios mínimos.

Negó la condena de ejecución condicional porque la


pena supera el límite temporal establecido en el artículo 63
de la Ley 599 de 2000 (vigente para 2012), así como en la
Ley 1709 de 2014.

No concedió la prisión domiciliaria en atención a que el


delito de apoderamiento de hidrocarburos se encuentra en
el listado del inciso 2 del artículo 68 A y, a la luz de la Ley
1474 de 2011 que no excluía este punible del beneficio, lo
cierto es que no se cumplen las exigencias del artículo 38
de la Ley 599 de 2000, pues si bien la pena no excede de 5
años, “ningún elemento de juicio se aportó, que permita
inferir razonadamente que el procesado no pondrá en peligro
a la sociedad, ni evadirá el cumplimiento de la pena”.

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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 56587
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Finalmente el Tribunal precisó que procedía recurso


extraordinario de casación e impugnación especial de la
primera condena proferida en segunda instancia.

LA IMPUGNACIÓN ESPECIAL:

El defensor solicitó la preclusión de la investigación y


la revocatoria del fallo condenatorio, con base en los
siguientes argumentos:

1. Se configuró la prescripción de la acción, pues si


con la formulación de imputación se interrumpe el término
prescriptivo y se vuelve a contar por la mitad, en este caso,
el 30 de marzo de 2012 la Fiscalía imputó a CARLOS
ALBERTO MEDINA la comisión del delito establecido en el
artículo 327 del Código Penal, que tiene una pena de 8 a 15
años de prisión, fecha desde la cual deben contarse 7 años
y 6 meses, de manera que si como lo ha señalado la Corte
(AP, 3 abr. 2019. Rad. 54215), la impugnación especial
“tiene los efectos de un recurso de apelación consagrado en
los artículos 194 y 197 del CPP”, dicho término se cumplió el
30 de septiembre de 2019, circunstancia que impone
precluir la investigación.

2. Debe revocarse el fallo de condena y proferirse


sentencia absolutoria a favor del procesado, pues si el delito
por el cual se procede tiene como verbo rector “apoderar”,
similar al del hurto, es necesario no contar con el
consentimiento del propietario, esto es, de Ecopetrol y
además, que el bien haya salido de su esfera de dominio.

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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 56587
CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

En este asunto era Monroy Vega quien transportaba el


hidrocarburo entregado en la Estación Mancilla de
Facatativá, para llevarlo a la Estación Chichimene en el
Departamento del Meta.

“Es decir, que al señor Monroy Vega le fue entregado


este combustible para su transporte por el mismo Ecopetrol,
entonces no entiende esta defensa se infiere un
apoderamiento ilícito, si quien tenía el bien le fue dado para
su transporte, no configurándose el verbo rector enrostrado
del apoderamiento, ya que en este caso hubo voluntad o
traspaso de dominio de manera legal por parte de la
empresa de combustible, para lo cual considera esta defensa
que más bien el adecuamiento jurídico apropiado sería el
regulado en el art. 249 C.P., abuso de confianza con una
pena menor a la imputada, por ende de igual manera ya
estaría prescrita la acción”.

No se probó que el bien haya salido de la esfera de


dominio de su titular, pues si a Monroy Vega le fue
entregado el hidrocarburo para su transporte, tenía dominio
legítimo sobre el mismo, de manera que no entiende cómo
el Tribunal adujó que CARLOS MEDINA se apoderó de
10.531 galones de combustible, sin que se hubiera
demostrado que dicho líquido fue retirado del tracto
camión.

El Tribunal consideró que la presencia del acusado se


erigía en un indicio grave de responsabilidad sobre su
participación dolosa en el apoderamiento, pero si se tiene

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en cuenta la estructura de un indicio, puede tenerse por


demostrado que su asistido estaba en el lugar de los
hechos, pero de acuerdo a la sana crítica y la experiencia no
puede concluirse que se apoderó del hidrocarburo, en
cuanto se trata de un parqueadero público, sin que pueda
invertirse en su contra la carga de la prueba.

No se probó qué estaba haciendo CARLOS MEDINA


allí, ni que supiera acerca de la comisión del delito, luego
erró el Tribunal en su inferencia, máxime si aquél “fue claro
en indicar el motivo de su presencia en el parqueadero, y el
señor Monroy así lo declaró, lo mismo su suegra María Elisa
Aldana y su jefe Eduardo Alirio Camacho y el portero Luis
Chapetón, éste último dice que lo vieron entrando con una
bolsa negra”.

Acertó el juez de primer grado en la absolución, pues


Alirio Camacho declaró que su representado estaba
trabajando, tenía arraigo tanto en la sociedad como
laboralmente y contaba con un domicilio definido. Además,
MEDINA RAMÍREZ estuvo atento a todas las etapas del
proceso y es padre cabeza de familia de un hijo de 25 años
de edad, con condiciones especiales derivadas de
discapacidad cognitiva, abandonado por su progenitora y
del cual tiene su custodia.

Con base en lo expuesto, el defensor solicitó la


revocatoria del fallo de condena dictado por el Tribunal y la
absolución de su asistido.

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

CONSIDERACIONES DE LA CORTE:

La Sala es competente para resolver la impugnación


especial de conformidad con lo dispuesto en el numeral 3
del artículo 32 de la Ley 906 de 2004, por tratarse de la
primera sentencia de condena proferida en contra de
CARLOS ALBERTO MEDINA por el Tribunal Superior de
Bogotá.

1. Acerca de que la acción penal derivada del delito


de apoderamiento de hidrocarburos se encuentra prescrita,
baste señalar que si la audiencia de imputación tuvo lugar
el 30 de marzo de 2012 y dicho punible tiene una pena
máxima de 15 años de prisión, luego de tal diligencia el
término prescriptivo sería de 7 años y 6 meses, el cual se
cumpliría el 30 de septiembre de 2019, pero como antes, el
28 de agosto de la misma anualidad, el Tribunal de Bogotá
dictó sentencia de segunda instancia, es claro que no se
consolidó dicho lapso, máxime si el artículo 189 de la Ley
906 de 2004 dispone que proferido el fallo de segundo grado
“se suspenderá el término de prescripción, el cual comenzará
a correr de nuevo sin que pueda ser superior a 5 años”.

Así las cosas, la primera inconformidad del


impugnante no tiene vocación de éxito.

2. Acerca de que no se configuró el apoderamiento


del hidrocarburo, advierte la Sala que tal como lo señaló el
Tribunal, el recaudo probatorio demostró cómo CARLOS

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

ALBERTO MEDINA, en compañía de Édgar Monroy y Carlos


Galindo, entre otros, se encontraban “encima y alrededor de
dos camiones y que cuando estos individuos advirtieron la
presencia de la policía trataron de huir, pero fueron
aprehendidos, según lo declararon los testigos con algunas
variaciones, a cinco, diez o quince metros de distancia de los
vehículos”.

Ahora, es claro que el combustible sí salió de la esfera


de dominio de Ecopetrol, pues de una parte, el parqueadero
en el cual se encontraba el camión conducido por Monroy
Vega no correspondía a la empresa propietaria del referido
líquido, ni se encontraba dentro de la ruta que debía
transitar de Facatativá a Acacías (Meta), con ocasión de su
trasporte, circunstancia de la cual se deduce que había un
acuerdo con quienes en el sitio aguardaban para trasvasar
el hidrocarburo, esto es, para apoderarse del mismo.

Es cierto que Monroy Vega era el encargado de


trasportar el combustible, pero también lo es, que faltando
a su cometido decidió desviarse de la ruta para ingresar al
parqueadero donde lo esperaban otras personas con otro
camión para apoderarse del líquido, en el marco de una
coautoría material impropia con división de tareas.

No se trató de un delito de abuso de confianza, pues


en virtud del principio de especialidad como solución al
concurso aparente de delitos, se constata de una parte, que
la riqueza descriptiva del apoderamiento de hidrocarburos
es más rica y exacta, específicamente en cuanto se refiere a

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

la calificación del objeto material sobre el cual debe recaer


la conducta punible, mientras el abuso de confianza, que
vulnera el patrimonio económico, sanciona a quien se
apropie de cosa mueble ajena recibida a título no traslativo
de dominio.

Y de otra, el conductor Monroy Vega no recibió el


combustible a título alguno, pues simplemente tenía el
contacto físico con tal material que transportaba, de modo
que tampoco se configura el elemento normativo dispuesto
para el delito de abuso de confianza, esto es, recibir el
objeto a título no traslativo de dominio, como ocurre, por
ejemplo, con el arrendamiento, el comodato, el depósito o la
prenda.

Ahora, acertó el Tribunal al dar por acreditada la


responsabilidad de MEDINA RAMÍREZ a partir de su
presencia a mitad de la noche en un parqueadero donde se
encontraban otras personas reunidas para apoderarse del
hidrocarburo, pues carece de sentido que quienes acuerdan
cometer un delito como el investigado, permitan que
individuos ajenos a los comprometidos en la actividad
criminal estén presentes y puedan incluso constituirse en
testigos de tal conducta.

Por el contrario, que a media noche el acusado


estuviera junto con el conductor del camión y otras
personas en medio de los carrotanques, con mangueras y
una motobomba, cuyo ruido guió a los policías, permite
colegir su real intervención en el delito allí ejecutado, con

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mayor razón si todos salieron huyendo al percatarse de la


presencia de la policía, sin que entonces tenga valía aducir
que se trató del inocente proceder de un ciudadano dentro
de un parqueadero público al cual concurrió a llevar unas
prendas de ropa, se reitera, a mitad de la noche, a su viejo
amigo Édgar Monroy Vega, mudas de las cuales, como lo
destacó el Tribunal, no se dio cuenta en el acta de registro e
incautación, con mayor razón si por su experiencia como
conductor podía advertir que se trataba de una conducta
delictiva, como para quedarse por más de una hora en
aquél sitio, además de huir cuando se percató del ingreso
de las autoridades al parqueadero.

De ninguna manera se invirtió la carga de la prueba


en contra de CARLOS MEDINA, es solo que su proceder no
corresponde al alegado por la defensa y avalado por el juez
de primer grado en aplicación del principio in dubio pro reo,
sino al de quien participa mediante división de trabajo en la
coautoría de un delito contra el orden económico y social
como el apoderamiento de hidrocarburos (artículo 327 A del
Código Penal).

A partir de lo expuesto, considera la Sala que atinó el


Tribunal al revocar el fallo absolutorio para, en su lugar,
condenar a CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ como
coautor del referido delito.

En cuanto atañe a la negación de la condena de


ejecución condicional, encuentra la Sala que si la pena
impuesta fue de 117 meses y 1 día de prisión, como el delito

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se cometió el 29 de marzo de 2012 se encontraba vigente la


Ley 599 de 2000 modificada por la Ley 1474 de 2011.
Aquella disponía en su artículo 63 para acceder a dicho
subrogado que la pena impuesta no excediera de 3 años de
prisión, término superado con la punibilidad tasada, al
igual que el de 4 años de privación de la libertad dispuesto
en el artículo 29 de la Ley 1709 de 2014 que podría ser
aplicada en virtud del principio de favorabilidad.

Respecto de la prisión domiciliaria se observa que el


Tribunal señaló:

“Tampoco es procedente concederla, por cuanto el


punible por el que se condenó a Medina Ramírez se
encuentra dentro de los delitos enlistados en el inciso
segundo del artículo 68 A y, aun cuando por principio
de favorabilidad se diera aplicación a la Ley 1474 de
2011, considerando que no excluía este ilícito de
beneficios, tampoco se da el cumplimiento de los
requisitos exigidos por el texto anterior del artículo 38
del Código Penal, pues pese a cumplir con el requisito
objetivo, esto es que la pena mínima prevista para la
conducta punible no supera los 5 años, no lo es así
respecto del requisito objetivo, pues como se dijo
anteriormente, ningún elemento de juicio se aportó, que
permita inferir razonadamente que el procesado no
pondrá en peligro a la sociedad, ni evadirá el
cumplimiento de la pena”.

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Sobre el particular advierte la Sala que de conformidad


con el artículo 38B de la Ley 1704 de 2014, posterior a la
fecha del delito, pero aplicable retroactivamente en virtud
del principio de favorabilidad, la prisión domiciliaria
procede cuando la “pena mínima prevista en la ley sea de
ocho (8) años de prisión o menos”, circunstancia aquí
satisfecha, pues de acuerdo con el artículo 327 A del
estatuto punitivo, el delito por el cual se procede tiene una
sanción mínima de 8 años.

No obstante, no se cumple la segunda exigencia


dispuesta en la citada disposición de la Ley 1709 de 2014,
pues el delito de apoderamiento de hidrocarburos se
encuentra dentro del listado contenido en su artículo 32
(artículo 68 A del Código Penal), punibles para los cuales se
excluye la suspensión condicional de la ejecución de la
pena, así como la prisión domiciliaria.

Así las cosas, acertó el Tribunal al negar el subrogado


penal y la pena sustitutiva.

Entonces, no se revocará la sentencia como lo solicitó


el defensor, es decir, se confirmará el primer fallo de
condena proferido contra el procesado, precisando que
contra esta decisión –dictada por la máxima Corporación de
la jurisdicción ordinaria— no procede recurso alguno, tanto
menos el de casación, pues no se trata de un fallo de
segunda instancia (inciso 1 del artículo 181 de la Ley 906
de 2004).

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

Por lo expuesto, la SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

CONFIRMAR la sentencia proferida por el Tribunal


Superior de Bogotá el 28 de agosto de 2019, mediante la cual
condenó por primera vez a CARLOS ALBERTO MEDINA
RAMÍREZ como coautor del delito de apoderamiento de
hidrocarburos.

Contra esta providencia no proceden recursos.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE.

GERSON CHAVERRA CASTRO

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 56587
CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

FABIO OSPITIA GARZÓN

EYDER PATIÑO CABRERA

HUGO QUINTERO BERNATE

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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CARLOS ALBERTO MEDINA RAMÍREZ

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