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Diplomado en Derecho Penal - Módulo 4: Derecho Penal Económico.

- Unidad 1

Introducción al Derecho Penal Económico


Introducción

Seguramente en el transcurso de su carrera de Abogacía y luego en el ejercicio de la profesión usted ha escuchado que
frecuentemente, y sobre todo en estos últimos tiempos, se alude al Derecho Penal Económico...

¿A qué se hace referencia con este concepto?

Normalmente, cuando hablamos de Derecho Penal Económico nos referimos a aquélla nueva (aunque como veremos
luego tal novedad es relativa) rama del Derecho Penal en la que se agrupan hechos que la sociedad valora como
negativos, pero que son de diferente naturaleza a los que encontramos en el Derecho Penal tradicional.

En relación a estos nuevos hechos, como característica sobresaliente aparece a primera vista la protección de bienes
jurídicos altamente difusos, y por tanto, diferentes a los que resguardan o amparan los delitos clásicos o tradicionales.

Por lo general, tanto en el caso de nuestra realidad jurídica como en la que se presenta si efectuamos un análisis de
derecho comparado, agrupa mayormente delitos producidos en la actividad económica propiamente dicha y contra la
libre concurrencia del mercado competitivo, contra los derechos de los consumidores, contra el medio ambiente,
delitos informáticos, delitos aduaneros, delitos tributarios, etc.

Sin embargo, es trascendental la observación de BACIGALUPO[1], quien ha señalado que “Los estudios (…) del Derecho
Penal Económico aparecen en un momento de expansión: ya no es sólo un Derecho Penal aplicado a la economía, sino
que presta especial atención a las conexiones entre la actividad económica y la política. Inicialmente el empleo del
derecho penal en el ámbito de la economía era el símbolo de una situación crítica, en la que era necesario recurrir a
remedios tan extremos como pasajeros. Así, por ejemplo, el Derecho Penal se extendió a la regulación de la economía
en tiempos de guerra y en las grandes crisis económicas. Pero, en la segunda mitad del Siglo XX el Derecho Penal
Económico dejó de ser un derecho para situaciones transitorias (…)”.

Concepto de Derecho Penal Económico

Como acabamos de establecerlo, el Derecho Penal Económico es una ciencia en expansión. Pero con sólo decir ello no
es suficiente para introducirnos correctamente en el tema que a partir de hoy será el eje de este Módulo, sino que es
necesario que definamos el concepto de Derecho Penal Económico. Esta tarea no resulta de fácil realización, puesto
que nos enfrentamos a una noción que, a pesar de que los científicos del Derecho han efectuado denodados esfuerzos
por precisarla, no es clara ni es unívoca.

Por ello estimamos útil valernos aquí, al menos para empezar, de la distinción que al respecto formula BALCARCE[2],
 quien considera que se puede brindar un concepto meramente formal de Derecho Penal Económico, como una forma
de aproximarse al objeto de estudio; luego, es posible definir el contenido del mismo (concepto sustancial), que
abarcará la materia que la legislación regula como formando parte de tal Derecho Penal Económico.

A través de este abordaje dual se logra precisión dogmática y se especifica qué es el Derecho Penal Económico en
determinado tiempo y lugar, y si ajustamos ambos conceptos a la realidad de nuestro país, qué es el DerechoPenal
Económico en la Argentina.

Primero debemos entonces conocer cuáles son las definiciones doctrinarias que se han esbozado. Así, estaremos
abordando el concepto desde aquél primer punto de vista formal.

Entre otras, podemos recurrir a las expresiones de DE LA RÚA[3], quien define al Derecho Penal Económico como “el
conjunto de normas en las cuales la sanción tiende a proteger los fines y políticas económicas del Estado en la
sociedad, o, desde otro punto de vista, a la genérica política de protección de las condiciones de la vida económica,
prestando especial atención a ciertos derechos supraindividuales y derechos individuales que hacen a la producción,
circulación y consumo de bienes tradicionales y de última generación para asegurar en definitiva el objetivo de justicia
social propio de su conformación contemporánea”.

En una concepción similar, NIETO MARTÍN[4] nos recuerda que el Derecho Penal Económico se define en España como
“el conjunto de normas jurídico penales que tutelan el orden económico constitucional, lo que comprende la
protección de los mecanismos estatales de intervención en la economía y la tutela de las instituciones básicas que
permiten la producción, distribución y consumo de bienes y servicios”.
1

Por su parte, PÉREZ DEL VALLE[5] señala que es posible una aproximación conceptual a través de la caracterización del
delito económico y señala que “son delitos económicos aquéllos comportamientos descritos en las leyes que lesionan la
confianza en el orden económico vigente con carácter general o en alguna de sus instituciones en particular y, por
tanto, ponen en peligro la propia existencia y las formas de actividad de ese orden económico. Por tanto, el Derecho
Penal Económico en sentido estricto está dedicado al estudio de estos delitos y de las consecuencias jurídicas que las
leyes prevén para sus autores”.

Finalmente, BACIGALUPO[6] señala que el Derecho Penal Económico es “toda aquélla legislación que, en sentido
amplio, protege mediante el uso de los medios penales la intervención del Estado en la economía”.

Con las definiciones citadas ya podemos tener entonces un panorama básico de lo que la doctrina especializada
entiende que es el Derecho Penal Económico.

Luego, en contraposición con ello y observando ahora el concepto desde un punto de vista sustancial, intentaremos
comprender, tal como se adelantó, cuál es el contenido que el Derecho Penal Económico tiene o debería tener en un
sistema jurídico determinado.
2

Esta última óptica elabora una serie de criterios básicos, entre los que encontramos a los empíricos,que surgen de un
análisis de la política económica y de las regulaciones jurídicas sustantivas de los estados en base a un examen
valorativo; y los criterios procesales,que resuelven qué es lo que comprende o abarca el Derecho Penal Económico,
determinando órganos y trámites específicos para este contenido (por ejemplo, si trata o no de procesos en donde la
prueba es compleja, o bien de acuerdo a la organización judicial competente para atender estos asuntos, etc.). Todo
ello será objeto de revisión general en esta primera Unidad del Módulo.

Dentro de los criterios empíricos, a su vez, es dable efectuar según el autor citado[7] una subclasificación entre
criterios de primer grado, que tendrían un carácter esencialmente sustantivo por focalizarse en el sujeto activo,
sujeto pasivo y bien jurídico protegido (entre ellos, los criterios estrictísimo, restrictivo, amplio y criminológico) y
criterios de segundo grado (procesales), que engloban conductas punibles ya relevadas por los criterios de primer
grado.

Así, tenemos que el criterio estrictísimo era el predominante en los años 40´ del siglo pasado, y según éste el Derecho
Penal Económico comprendía a las infracciones sobre precios, excluyendo de su órbita todo lo atinente al derecho
financiero, fiscal y del trabajo.

Con posterioridad a ello, y  alrededor de la década del 70´ del mismo siglo, en base a un criterio restrictivo se estimó
que el Derecho Penal Económico estaría integrado por infracciones que atentan contra la actividad interventora y
reguladora del Estado en la economía (derecho penal administrativo económico), reforzando con la intervención penal
el derecho económico administrativo (o sea, la dirección y control estatal de la economía). 3

Desde un criterio amplio[8], el Derecho Penal Económico abarcaría aquéllas normas jurídicas que regulan la producción,
fabricación y reparto de bienes económicos; y los delitos económicos, a diferencia de los delitos que se encuentran en
la esfera del derecho patrimonial, se refieren a un bien jurídico supraindividual, además de que también se protege
complementariamente al particular, consumidor o competidor. Se incluiría entonces en esta rama del derecho a las
infracciones que vulneran bienes jurídicos supraindividuales de contenido económico que, si bien no afectan
directamente a la regulación jurídica del intervencionismo estatal en la economía, trascienden la dimensión puramente
individual, ya sea que se trate de intereses generales, o bien de intereses de amplios sectores o grupos de personas
4

Por otra parte, y partiendo de un criterio criminológicoque se ha forjado a través de los estudios científicos e
investigaciones sobre determinadas formas de delincuencia, se estima que el Derecho Penal Económico es aquél al que
pertenece un grupo de autores 5 de elevado status social, que cometen el hecho en el marco de su actividad
profesional (dando lugar a lo que comúnmente se conoce como “delitos de cuello blanco”) 6.

En cuanto a los sujetos que podrían cometer estos delitos, las aguas se dividen en la doctrina criminológica puesto que
están quienes consideran que tal criminalidad abarca específicamente a las personas relacionadas con capas sociales de
gran poder adquisitivo (altos ejecutivos de grandes empresas), siendo este un criterio criminológico restringido[9];  y
quienes entienden que también deben estar incluidos quienes participan de la función pública cuando actúan como
copartícipes en la conducta de los anteriormente nombrados, o aún más, los profesionales altamente especializados,
con un criterio criminológico amplio[10].

Asimismo, dentro de los criterios de primer grado que estamos analizando, podemos también encontrar un criterio
vinculado a la empresa como medio a través del cual se comete un delito de características económicas, designándose
con el concepto de “criminalidad de empresa” a todo el ámbito de los delitos económicos en los que, por medio de la
actuación para la empresa, se lesionan bienes jurídicos e intereses propios de sus colaboradores.

Por último, y también dentro de este grupo de criterios de primer grado, encontramos a aquél vinculado a los modernos
instrumentos de la vida económica, que prescinde de la teoría del bien jurídico tomando en consideración el objeto
concreto del tipo penal, y considera delito económico a todo aquél que supone, para su comisión, un abuso de los
instrumentos de la vida económica moderna, como los cheques y tarjetas de crédito, los medios informáticos, etc.,
complementando entonces a los criterios ya expuestos.

Ahora sí, dentro del segundo grupo (criterios procesales, que se encuentran dentro de los que ya el autor citado[11]
clasificó como de segundo grado), se tiene normalmente en cuenta a que se presentan situaciones de  prueba compleja
7, puesto que se suele sostener que son delitos económicos aquéllos en los cuales la prueba criminalística no resulta
posible en el caso particular, o sólo se obtiene superando grandes dificultades financieras, o de investigación o de
tiempo, y que incluso requieren de conocimientos especiales para su comprobación; por otra parte, se presta atención
a la organización judicial, ya que se instituyen nuevos organismos judiciales (fuero penal económico), en los cuales
actúan nuevos sujetos que se someten a nuevas reglas particulares de investigación.

Contenido del Derecho Penal Económico

Hemos visto hasta aquí lo relativo al Concepto del Derecho Penal Económico. Ahora bien: una vez pintado este
panorama, ¿qué podemos decir acerca de la situación del Derecho Penal Económico en la Argentina, como primera
aproximación?

La doctrina es conteste en afirmar que, en nuestro país, esta situación dista de ser la ideal, habida cuenta de que si
bien desde hace tiempo contamos con una gran cantidad de normas que receptan y castigan los delitos que lo
integran, tal conjunto de reglas no ha sido elaborado de manera orgánica, dado que existe una multiplicidad de
leyes complementarias al Código Penal, leyes especiales y, a más de ello, disposiciones penales contenidas en leyes
comunes, todas las cuales abordan la materia pero que no han sido objeto sino de meras interpretaciones, ya que 
todavía no se ha avanzado hacia una dogmática dura y homogénea, al estilo del Derecho Penal Nuclear. 8, 9.

Por nuestra parte, y no obstante lo expuesto, no creemos que la situación actual del DPE, a nivel general y en
particular en relación a lo que sucede en nuestro país, deba ser observada con demasiado escepticismo.

Ello porque, aunque de a poco, vamos constatando avances en la dogmática que, si bien no ha llegado a desarrollarse
aún con las mismas características que la existente en torno al Derecho Penal Nuclear, camina a pasos firmes y con
entusiasmo, siendo prueba de ello los numerosos trabajos científicos que abordan cada uno de los delitos que
actualmente se consideran comprendidos en la rama. Y esto se ve reforzado por el creciente número de actividades
académicas a nivel de grado y de postgrado que desde hace ya varios años han comenzado a desarrollarse en los
diferentes claustros universitarios del mundo, fenómeno al que no ha sido ajeno nuestro país y nuestra ciudad de
Córdoba. Asimismo, en los últimos tiempos han comenzado a gestarse reformas legislativas que, si bien todavía
presentan puntos oscuros y mejorables, evidencian la intención de la ciudadanía de comenzar a dar respuesta
coherente a esta clase de infracciones. Es un avance en esta línea justamente el hecho de que en el mes de Junio del
Año Dos Mil Once (2011), como consecuencia de la reforma al Código Penal operada por la ley 26.683, a través de su
art. 4 se ha creado el nuevo Título XII del Libro II del C.P., denominado “Delitos contra el Orden Económico y
Financiero”, además de generar importantes reformas en el delito de Lavado de Activos de Procedencia Delictiva, en el
instituto del Decomiso y en los supuestos de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, tal como lo analizaremos
luego. 
En la misma línea se ubica la jurisprudencia, que ya viene acordando criterios con relación a ciertos temas, tal como
tendremos oportunidad de cotejarlo con el estudio de algunos temas que integran este Módulo.

¿Cuál es la relación que se puede establecer entre el derecho penal y el derecho penal económico?

Hasta el momento hemos podido abordar de manera general los aspectos básicos del Concepto y Contenido del Derecho
Penal Económico. Sin embargo, es necesario que podamos establecer cuál es específicamente la relación de este nuevo
abordaje con el clásico Derecho Penal que hemos estudiado en la carrera de grado.

Para ello, debemos recordar que normalmente se establece una distinción entre Derecho Penal Nuclear (también
denominado convencional o central), y Derecho Penal Accesorio (o no convencional, o periférico).

En el caso del primero, se entiende por tal al conjunto de normas que se entienden mínimas, por el hecho de sancionar
conductas que atacan bienes vinculados directamente con la persona física (como la vida, el honor, la libertad, la
integridad física y la sexual, la propiedad, etc.).

En cuanto al segundo, nace como respuesta a los ataques a otros bienes jurídicos vinculados al medio ambiente, a los
consumidores y usuarios de la biología, la genética, energía nuclear e informática, comunicaciones, etc., bienes que
son fruto de la expansión del Derecho Penal, producida a su vez por el proceso de complejización de las relaciones
sociales y el consiguiente incremento de los riesgos para los mismos que tal complejización ha generado.

Pero con la instalación y avance del modelo de Estado Social de Derecho se ha dado lugar a la protección de otros
bienes jurídicos que son de carácter supraindividual o social, y a ellos se le han sumado figuras tradicionales
relacionadas con lo patrimonial, la función pública y el ámbito empresarial.

La protección de estos nuevos bienes tiene lugar a través del denominado Derecho Penal Económico, como sector que
según algunos autores[12] se incorpora al derecho penal accesorio ya descripto,

Pero…  ¿Existe autonomía entre Derecho Penal Económico y Derecho Penal en general o, por el
contrario, el primero está vinculado al segundo por un criterio de especialidad o excepción?
Analicemos tres puntos de vista:

z Algunos sectores estiman que existe entre ambos una relación de autonomía que se vislumbraría desde tres
enfoques: la autonomía científica, la legislativa y finalmente la autonomía académica. Explicaremos estos tres
enfoques a continuación. 10

Respecto a la autonomía científica, se ha pronunciado GOLDSCHIMIDT 11, quien estimaba que el Derecho
Penal Económico estaba comprendido en el ámbito de los ilícitos administrativos y esto generaba la reducción (e
incluso en algunos casos la desaparición) de muchos de los principios básicos 12 del Derecho Penal Nuclear
13.

Otros autores, como DE LA CUESTA AGUADO[13] también postulan la autonomía científica del Derecho Penal
Económico, pero abogando por una especie de derecho intermedio o de intervención, en el que podría caber una
reducción importante de penas a cambio de la flexibilización de tales principios, que forman el marco de
garantías del Derecho Penal clásico 14.

Sin embargo, esta última tesis ha sido criticada severamente por otros sectores doctrinarios en el sentido de que
constituiría no más que un “fraude de etiquetas”, dado que “se proponen minipenas a cambio de minigarantías”
difuminándose los límites de la potestad represiva del Estado y alejándose cada vez más del modelo liberal.  
15

Con respecto a la denominada autonomía legislativa 16,en el caso de nuestro país, y como tendremos
oportunidad de observarlo concretamente con el estudio de cada una de las Unidades que conforman este
Módulo, las reglas de Derecho Penal Económico están dispersas, habida cuenta de que podemos encontrar
algunas en el Código Penal (por ejemplo, las relativas a las estafas y otras defraudaciones, o a los fraudes al
comercio y a la industria, y ahora también las agrupadas en el nuevo título correspondiente a los Delitos contra
el Orden Económico), y otras en leyes especiales (Código Aduanero, delitos previstos en la Ley de Riesgos del
Trabajo) o en leyes penales especiales (por ejemplo, lo relativo a la Ley Penal Tributaria Nº 24.769).
Por último, y en cuanto a la autonomía académica, si bien en sus comienzos era una materia que en la formación
de juristas era de carácter secundario, actualmente es posible encontrarla como asignatura específica en
numerosas universidades formando parte tanto de los cursos de grado como de postgrado, sean estos de
especialización o maestría, tal como lo señalábamos supra.

z Existen otros autores que consideran que el Derecho Penal Económico  está ligado al Derecho Penal común a
través de relaciones de excepcionalidad, puesto que los mencionados principios básicos del Derecho Penal
recobrarían imperio hasta tanto el legislador no los derogue de manera expresa.

z Por último, para otros, quienes admiten como suficiente la derogación tácita de tales principios, estaríamos
frente a un derecho especial. 17

Caracteres del derecho penal económico

En principio, podemos decir que el Derecho Penal Económico, por un lado, comparte los mismos caracteres que pueden
predicarse del Derecho Penal Nuclear o Convencional.

Así, es normativo y regula la realidad social, puesto que opera en el ámbito del deber ser, conteniendo normas distintas
a las naturales o causales; también es valorativo, puesto que contiene apreciaciones de valor social sobre lo punible y
sus consecuencias eficaces y justas; además es finalista, dado que intenta asegurar la convivencia social mediante la
protección de los individuos y de la sociedad; y por último forma parte del derecho público, regulando las relaciones
del individuo con el Estado, que es quien, por otra parte, produce de manera exclusiva sus normas. 18

En cuanto a si es o no sancionatorio, la doctrina mayoritaria estima que la pena, la medida de seguridad y


próximamente la reparación son las características definitorias del derecho penal; pero, no obstante ello, el derecho
penal es subsidiario y complementario, puesto que entra a escena sólo cuando no existe un medio menos violento y más
racional para solucionar el conflicto; y también es fragmentario, habida cuenta de que deja amplios márgenes de
libertad al individuo.

Por último, otra de las características que comparte con el Derecho Penal es la judicialidad, puesto que será un órgano
del Estado quien se pronunciará sobre la existencia del hecho, la responsabilidad de su autor y la pena.

Alejándonos un poco de las características comunes o compartidas con el Derecho Penal Nuclear o Convencional,
debemos señalar que el Derecho Penal Económico tiene tres notas particulares: por un lado, es prevalecientemente
accesorio en el caso de nuestro país, ya que la mayoría de sus normas no están contenidas en el Código Penal sino en
leyes accesorias, tal como ya lo señalamos.  Asimismo es dinámico y variable, puesto que, dado su objeto de regulación
(la actividad económica), sus normas deben adaptarse a su cambiante realidad.

Breves consideraciones acerca del origen del derecho penal económico

Es necesario que también prestemos debida atención al proceso que ha dado nacimiento al Derecho Penal Económico,
puesto que ello nos permitirá comprender muchos aspectos de la regulación actual.

Al comenzar nuestro estudio, dijimos que muchas veces se designaba al  Derecho Penal Económico como una nueva
rama del Derecho Penal; ello porque, indudablemente como conjunto normativo, es de reciente data, tanto en el
ámbito de nuestro país como en el internacional, habida cuenta de que se ha desarrollado de manera acabada y
coherente a partir del pasado siglo XX.

Estimamos útil seguir en este punto la exposición que prolijamente realiza BALCARCE[14] autor que considera
importante analizar la aparición del Derecho PenalEconómico en el ámbito político, doctrinario y social como una
forma de poder entender por qué razón luego se expresó legislativamente; y, posteriormente a ello, señalar cuáles son
sus notas sobresalientes.

Desde el primer punto de vista (político), durante la vigencia del Estado liberal puro no hubo necesidad de la existencia
de un Derecho Penal periférico que se ocupara de prevenir conductas que afectaran el normal y regular tráfico
comercial de los países, ya que el liberalismo predicaba que el bien común debía ser alcanzado mediante la satisfacción
de los intereses individuales, y el interés general se podía preservar a través del libre juego de la oferta y la demanda.
Regía entonces plenamente el principio de subsidiariedad en el seno del Derecho Penal, en virtud del cual éste sólo
debía intervenir para la tutela de los intereses más relevantes (los derechos naturales del hombre, y las instituciones
fundacionales del Estado liberal). 19

Posteriormente a ello, a mediados del siglo XIX, en el sistema marxista el control de la economía se transforma en
absoluto, siendo la represión del individuo consecuencia mediata de un ataque a los presupuestos del Estado
Comunista. En este momento el Derecho Penal tiene una base esencialmente económica, pero no presta atención a la
autorrealización del proletario.

Con el nacimiento de los estados totalitarios de las primeras décadas del siglo XX, el Derecho Penal se ocupó de la
represión de hechos vinculados con la seguridad del estado o la raza, más que de los aspectos económicos.

Luego, con el advenimiento del Estado Social y Democrático de Derecho se asumen los derechos de autonomía liberal
(provenientes del Estado Liberal), los derechos sociales (provenientes del Estado Socialista) y se garantizan los derechos
del ciudadano a la participación en la vida social y política. En este contexto, la misión del Derecho Penal Económico se
transforma en la de vigilar que la libertad económica no se transforme en libertinaje, y que las medidas del estado
para la dirección de la economía puedan efectivizarse en la realidad.

¿Cómo fue acompañando este proceso la doctrina? Sin duda es decisiva la evolución que vivió el Derecho Penal
Económico en relación a la ciencia de la criminología.

El punto de partida lo colocó la teoría de la anomia de MERTON[15],  que vio al crimen como un hecho normal en la
sociedad, como expresión de su funcionamiento regular y en alguna medida funcional para su desarrollo. Luego los
desarrollos posteriores que se vincularon con la delincuencia económica fueron la teoría de la asociación diferencial de
SUTHERLAND[16]  que la utilizó a su vez para fundar su teoría de los delitos de cuello blanco, que abrirá las puertas
para el estudio de este nuevo sector del Derecho Penal, tal como lo analizaremos detenidamente luego.

Esta ciencia de la criminología ha destacado algunos aspectos importantes en cuanto a los efectos (desfavorables) de
la delincuencia económica; aspectos que tienen que ver con el efecto resaca, el efecto espiral y  la reacción en
cadena. Nos detenemos entonces a analizar cada uno de ellos:

En primer lugar, en el ámbito económico quien primero delinque incumpliendo obligaciones legales (por ejemplo,
evasión de impuestos, fraude de subvenciones, etc.), logra menores costos de producción, adquiriendo una posición de
privilegio que indirectamente presiona sobre los competidores, que si quieren mantener la competitividad de sus
empresas se verán abocados a la comisión de comportamientos delictivos semejantes. Ello es lo que se ha denominado
efecto resaca. Asimismo, y en función de esto, cada participante se convierte en eje de una nueva resaca: esto es el
denominado efecto espiral.

Al respecto, BAJO y BACIGALUPO[17] señalan que este efecto de especial contagio se ve además posibilitado porque el
autor potencial es consciente del número enorme de delitos económicos, de la importancia de la cifra negra y de la
benignidad de las penas previstas en las leyes para él, suscitando una imagen amable y positiva del delincuente en la
sociedad.

Por otra parte, existe una reacción en cadena puesto que, en un delito económico de elevados daños materiales, el
perjudicado constituye el primer eslabón de una cadena de víctimas, ya que se transmiten de unos a otros las
dificultades de pago, las crisis, las quiebras, etc., sobretodo en períodos de recesión económica. Además, los delitos
económicos reclaman que se realicen complementariamente otros delitos secundarios para su total consumación, como
la falsificación de documentos, exhibición de justificantes falsificados, corrupción, etc.

Se ha clarificado y puesto en evidencia asimismo el poder corruptor que la delincuencia económica ejerce sobre la
Administración Pública, involucrando en muchas y lamentables ocasiones a los funcionarios que la integran.

Otra de las características puesta de relieve es el lucro obtenido por el autor, que normalmente se trata de una
ganancia espectacular por sobre la obtenida a través de la comisión de otra clase de delitos, ya que una de las notas
particulares del delito económico es la de ser un delito de enriquecimiento.

Por último, se aborda la criminalidad como “criminalidad organizada”, puesto que es más corporativa, se encuentra en
condiciones de actuar tanto en la vertiente legal como en la ilegal de la actividad política y económica, y su influencia
en estos ámbitos se extiende hasta poder incluso condicionar negativamente sectores enteros de la vida productiva,
social e institucional. Y ha pasado de ser un fenómeno nacional a convertirse en uno internacional.

¿Cómo se ha desarrollado legislativamente el derecho penal económico en los distintos ordenamientos jurídicos del
mundo?

También es relevante que, al estudiar, no soslayemos que siempre han existido delitos cometidos en el ámbito de la
actividad económica y contra ella, y han sido amenazados con consecuencias punitivas en todos los ordenamientos
jurídicos de todos los Estados, y aún más, en momentos de crisis.

Pero no obstante ello, y tal como se señaló en el punto anterior, la aparición del Derecho Penal Económico tal como lo
conocemos en la actualidad, no era necesaria en épocas en donde imperaban los postulados del Estado Liberal, en
donde el individuo tenía libertad para actuar en las relaciones económicas y el Estado no intervenía en ellas. Recién
cuando se evidencia el fracaso de estas premisas y se hace necesaria la presencia del Estado en el sistema económico,
esta nueva rama aparece.

A modo meramente ilustrativo, podemos aquí efectuar una comparación entre la evolución sufrida por esta rama del
Derecho Penal en algunos países del mundo tales como: Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, y Francia. 20

Estados Unidos y Europa

Así tenemos que en el caso de Estados Unidos, país en donde siempre estuvo fuertemente arraigada la idea del
liberalismo y la libertad económica que tiene como base la iniciativa privada, en la segunda mitad del siglo XIX se
comenzó a advertir las consecuencias negativas de esta filosofía (entre otras, la concentración de poder económico en
pocas manos y los problemas relacionados a los monopolios). Es aquí cuando comienzan a ver la luz nuevas normas de
carácter penal económico destinadas a limitar estas situaciones. 21

En Gran Bretaña, ya en 1415, con base en el derecho consuetudinario se declaraban ilegales algunas prácticas
restrictivas de la libre competencia, a pesar de la coexistencia de un sistema de permisos especiales de importación y
exportación para ciertos privilegiados que rigió hasta 1623. Luego del advenimiento del liberalismo puro en XIX, en
Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial se favoreció la concentración económica a través de la promoción de
coaliciones industriales pero con la Segunda Guerra el Estado comenzó a intervenir activamente en este sector, a través
de nacionalizaciones que buscaban sustituir el monopolio privado por el público. 22

En el caso de Alemania, luego de la Primera Guerra Mundial el Estado controlaba la economía, con una serie de
disposiciones relativas a acaparamiento (1915), impuestos (1919), control de cambios y de precios (1927), etc. Con
posterioridad a la crisis económica mundial de 1929, BALCARCE[18] señala que “(…) el Derecho Penal Económico del
nacional socialismo estuvo exactamente encaminado (…) para amparar la economía de comando implementada para la
realización de los enormes esfuerzos de la guerra. Los graves defectos de este sistema estaban en el abandono de
todas las garantías de un estado de derecho, en la primacía de un poder disciplinario penal de las autoridades
administrativas, no controlado por la justicia, y en la tendencia aterrorizante, la que, desgraciadamente, también era
propia de muchas sanciones impuestas por los Tribunales de aquélla época (..)”.

Todo ello cambia a partir de 1949 con la creación de la República Federal Alemana, y con la influencia británica y
estadounidense en la Alemania Occidental. En 1954 se promulga la ley penal económica, que se rodeó de numerosas
leyes complementarias que se sancionaron con posterioridad, algunas de las cuales sólo creadoras de infracciones
exentas de penas criminales, como la ley contra la limitación de la competencia (1957). En las décadas de 1960 y 1970
hubo reformas vinculadas a la Parte General, pero luego a partir de los años ´80 los cambios se dirigieron a la Parte
Especial.

Es importante señalar que en este país se presentó un Proyecto Alternativo de Código Penal en 1977, en donde aparecía
un extenso catálogo de delitos socioeconómicos como figuras delictivas que afectaban intereses supraindividuales en el
ámbito económico, delitos relativos al abuso de instrumentos imprescindibles para la vida económica y otros conexos
(como infracciones a los derechos de autor). Este proyecto luego no tuvo sanción legislativa, pero fue el punto de
partida para la interpretación y elaboración de la ley de 1976 que tipificaba el fraude de subvenciones y la estafa de
crédito, y la de 1986 que introdujo en el Código Penal la estafa de inversión de capital, el no ingreso de la cuota obrera
de la seguridad social, la utilización fraudulenta de cheques y tarjetas de crédito y delitos informáticos, como también
para interpretar legislación posterior referida a propiedad intelectual. Asimismo, y de reciente data, son las leyes de
1987 de delitos contra la competencia y de 1997 de lucha contra la corrupción.
Con respecto a Francia, a comienzos del siglo XIX se sancionaban en el Código Penal acciones comerciales destinadas a
modificar artificialmente los precios. Las normas tuitivas de la relación de consumo comienzan a surgir a partir de 1905,
y a partir de 1945 encontramos normas relativas a infracciones de reglas de publicidad, prácticas de precios ilícitos o
asimiladas, infracciones a las reglas de abastecimiento, etc. En 1963 se dictan reglas concernientes a abusos de poder
dominante en el mercado, control de concentración económica, represión de acuerdos ilícitos, etc. El nuevo Código
Penal francés de 1994 introduce la responsabilidad penal de las personas jurídicas, tal como lo analizaremos en la
Unidad II de este Módulo, agregando un catálogo de sanciones aplicables a las mismas.

En cuanto a España, en 1938 se sancionó la ley de delitos monetarios, en 1939 la ley de precios, en 1963 la ley general
tributaria y en 1964 la ley de contrabando. Pero recién a partir de la década de 1960 comenzó la regulación jurídica
propiamente dicha del Derecho Penal Económico, y sobretodo luego de la Constitución de 1978, ante la necesidad de
limitar la intervención económica del Estado por ella dispuesta.

Antes de ello, en 1969 se elaboró un Anteproyecto por el que sugería incorporar al Código Penal Español un nuevo título
denominado “Delitos contra la Economía Pública”. Luego, en 1980 el Proyecto de Ley Orgánica de Código Penal incluía
un título específicamente destinado a regular los delitos económicos, entendiendo como bien jurídico protegido al
orden económico en sentido amplio (la regulación de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios) e
incluyendo delitos económicos y financieros como la letra de cambio vacía y las sociedades de fachada, el delito
urbanístico, etc. Esta propuesta se reiteró en un Anteproyecto de 1983, con una concepción de delito económico un
poco más estricta. Por su parte, en el Proyecto de 1992 no se consagraba la autonomía de esta categoría de delitos,
refundidos en un mismo título junto con los delitos contra el patrimonio individual, lo que se repitió en el Proyecto de
1994.

El Código Penal Español de 1995 (hoy vigente) mantiene la rúbrica de “Delitos contra el Patrimonio y contra el Orden
Socioeconómico”, separando en dos bloques los delitos estrictamente patrimoniales de los socioeconómicos, y
vinculando ambos con capítulo de disposiciones comunes.

En este Módulo nos remitiremos frecuentemente al estudio de este Código en cada una de las Unidades que lo
conforman, a los fines de realizar un análisis comparativo con nuestras propias disposiciones penales económicas.

Por su parte, en Italia el Derecho Penal Económico se halla disperso en leyes especiales, e incluso algunos delitos se
encuentran en el Código Civil (por ejemplo, delitos societarios). Es interesante señalar que en el Código Penal Italiano
de 1930 se tutelaba el interés público en la conservación de los bienes económicos y en el mantenimiento del libre y
ordenado desarrollo de la actividad económica a través de un título especial destinado a los delitos económicos
(“Delitos contra la Economía Pública, contra la Industria y el Comercio”). En él se consagraban tipos como destrucción
de bienes, difusión de enfermedades, alza fraudulenta de precios, sanciones contra la huelga, el lock out y el boicot,
normas sobre invasión u ocupación arbitrarias de haciendas agrícolas o industriales, atentados contra la libertad del
ejercicio industrial o comercial, etc.

En relación a Portugal, existe en ese país el Decreto Ley Nº28/1984 por el que se consagran infracciones contra la
economía y contra la salud pública y que contiene, por un lado,  diversos preceptos en los que se receptan principios
generales que se aplican al resto de las disposiciones, como las cláusulas de actuación en nombre de otro, argumento a
contrario de la responsabilidad penal de personas jurídicas, circunstancias especiales modificatorias de la
responsabilidad penal con relación al ámbito económico, etc., y un catálogo de penas, medidas de seguridad y
sanciones económicas.

Por otro lado, y en relación a la parte especial, se regulan una serie de delitos e infracciones administrativas
relacionadas a lo económico. La doctrina señala la diferencia en la regulación portuguesa de este ámbito con relación al
resto de la legislación mayoritaria europea, ya que en la primera se halla agrupada y sistematizada en un texto único.

Unión Europea

No podemos dejar de hacer referencia al Derecho Penal Económicoen el ámbito de la Unión Europea, que según la
doctrina puede analizarse desde dos puntos de vista distintos.

Así, en un sentido amplio se hace referencia a la delincuencia económica transnacional, que se dirige primero contra
bienes jurídicos nacionales, y sólo mediatamente contra bienes jurídicos supranacionales, y en estos últimos casos
(delitos contra el medio ambiente, fraude en materia de inversión de capitales, delitos de quiebras, delitos
informáticos, lesiones a la protección de datos y delincuencia en materia de vinos y alimentos) sería necesaria una
solución supranacional.
Por otro lado, y desde un punto de vista estricto, es el Derecho Penal Económico que hace referencia al ataque de
bienes jurídicos europeos supranacionales de manera prevaleciente, destacándose entre ellos los delitos contra la libre
competencia 25 y el fraude de subvenciones. 26

Este Derecho Penal Económico Europeo tiene como características generales las siguientes:

z protege tanto los bienes jurídicos individuales de los nacionales como de los extranjeros, y si se trata de bienes
jurídicos extranjeros supraindividuales, se protegerán sólo cuando están previstos en el derecho penal material;

z las disposiciones penales nacionales se unifican en torno a las Directivas de la Comunidad Económica que
vinculan a los legisladores nacionales;

z la Comunidad Económica también juega un importante papel en las determinaciones sancionadoras


supranacionales, aunque ello se ve acotado por las limitaciones que importan las respectivas disposiciones
constitucionales nacionales;

z la Comunidad Económica también tiene competencia para obligar, por medio de reglamentos o directivas a los
Estados Miembros a dictar normas nacionales.

Latinoamérica

En cuanto a la evolución y situación actual del Derecho Penal Económico en el ámbito latinoamericano, debe
destacarse que apareció a partir de la década de 1930, como Derecho Penal Económico codificado. 23

En esta época, las notas características de esta rama del derecho fueron que: por un lado, se superpusieron normas de
derecho público a las antiguas normas de Derecho Penal clásico; por otro, se confundió la idea de intervención del
estado en la economía con el totalitarismo; asimismo, el bien jurídico se veía desde un punto de vista individualista; no
existían organismos de control eficientes, ni personal especializado en la prevención y represión de las conductas
constitutivas de delitos económicos; las penas privativas de la libertad fueron la especie predominante; también existía
vaguedad en algunos casos y gran casuística en otros respecto de la redacción de las normas prohibitivas; por último,
era frecuente el uso de normas penales en blanco y tipos penales abiertos.

A partir de la década de 1970, por un lado había legislaciones imbuidas de la idea de seguridad nacional, que implicaba
prevención general extrema, y por otro se incorporaron las categorías dogmáticas alemanas. 24

Posteriormente, y desde la década de 1980 en adelante, el Código Penal Colombiano de 1980 le dedica un título
específico a los “Delitos contra el Orden Económico y Social”, y el de Panamá de 1982 los incorpora bajo el acápite
“Delitos contra la Economía Nacional”. Asimismo, el Código Penal de Paraguay de 1997 prevé los “Hechos Punibles
contra el Orden Económico y Tributario”.

Derecho del MERCOSUR

También debemos analizar cuál es la situación en la que se halla el Derecho Penal Económico argentino desde el punto
de vista de la integración regional, de cara a la adhesión de nuestro país a las normas del Derecho Comunitario del
Mercosur a partir de la firma y aprobación del Tratado de Asunción del 26 de Marzo de 1991.

Frente a ello, LASCANO[19]  señala que a diferencia del proceso que tuvo lugar en el ámbito de la Unión Europea,
nosotros nos encontramos aún muy lejos de la armonización de las legislaciones penales nacionales, puesto que se
requiere todavía la creación de órganos comunitarios permanentes con facultades para dictar normas comunes
obligatorias para los Estados Partes, y además órganos competentes para juzgar mediante fallos obligatorios esos
delitos.

El Protocolo de Ouro Preto se ubicaría dentro de esa línea de armonización pero sólo acerca del arancel externo
común, y también el Protocolo de Defensa de la Competencia de 1996 (Protocolo de Fortaleza) 27, aunque en el
Mercosur no existe un tribunal supranacional con funciones jurisdiccionales, y el Comité de Defensa de la Competencia
es un órgano de naturaleza intergubernamental integrado por los órganos nacionales de aplicación en cada estado
parte.
 

La situación del derecho penal económico en nuestro país

Antecedentes

¿Cómo se ha originado y cuál ha sido la evolución del Derecho Penal Económico en nuestro país? En este punto, es
necesario destacar que hasta la década de 1930 no existieron en Argentina planes generales de prevención y represión
de delitos que afectaran la estructura económica.

Sin embargo, en el ámbito aduanero ya existían desde 1866 las Ordenanzas de Aduana (Ley 181). Asimismo, en el Código
Penal de 1921 se castigaban los fraudes al comercio y a la industria, contenidos en el art. 300 del cuerpo mencionado,
que comprendían en el capítulo dedicado a los delitos contra la fe pública los delitos de agiotaje, ofrecimiento
fraudulento de efectos y balances e informes falsos.

A partir de 1959, como se desarrollará infra, se considera delitos económicos a los comprendidos como materia propia
del fuero penal económico, según la Ley 14.831.

BALCARCE[20], en un análisis que recomendamos leer detenidamente, expresa que la evolución del Derecho Penal
Económicoen nuestro país puede abordarse considerándola desde el punto de vista de su desarrollo en el Código
Penal, y asimismo teniendo en cuenta todo el devenir histórico de la legislación penal especial.

Desarrollaremos entonces a continuación los dos puntos de vista que aborda el autor citado. El primero alude, como
dijimos, al desarrollo del Derecho Penal Económico en el Código Penal; el segundo, al ámbito de la legislación especial.

En el código penal

En cuanto a la primera visión, el Código Penal de 1921 incluía en el Libro Segundo, Título VI, a los Delitos Contra la
Propiedad, abarcando los supuestos de hurto, robo, extorsión, estafas y otras defraudaciones, quebrados y otros
deudores punibles, usurpación y daños.

No obstante ello, también aparecieron una serie de figuras penales destinadas a la defensa de intereses económicos,
como la estafa del art. 172, lo relativo a quebrados y otros deudores punibles y lo relativo a delitos contra la fe pública
(falsificaciones de moneda, billetes de banco, títulos al portador, documentos de crédito, sellos, timbres, marcas y
documentos en general), represión de fraudes al comercio y a la industria y pago con cheques sin provisión de fondos.

Luego, en la década de 1960, y con la sanción de la Ley Nacional 24.441, se incluyó el delito de desbaratamiento de
derechos acordados como una nueva forma de defraudación (art. 173 inc. 11 C.P.), se reformuló el texto de la norma
que tipifica la administración infiel (art. 173 inc. 7 C.P.) en un intento de proteger los intereses pecuniarios confiados a
otro; se contemplaron los casos de defraudación del administrador de fondos comunes de inversión y dador del contrato
de leasing que defraudare los derechos de otro de los contratantes; se contempló la hipótesis del acreedor que
ejecutase extrajudicialmente un inmueble violando dolosamente las condiciones establecidas para hacerlo, y la del
tenedor de letras hipotecarias que perjudicare al deudor o a terceros omitiendo dolosamente consignar los pagos en la
misma. También se crearon figuras de usura crediticia y real, y el art. 175 bis, que contempla los casos en los que el
acreedor se hace otorgar garantías y seguridades extraordinarias. Por otra parte, se agregó la insolvencia fraudulenta,
delito que nosotros estudiaremos detenidamente en la Unidad VI de este Módulo.

Sin olvidar que, como ya lo señaláramos supra, el Derecho Penal Económico está estrechamente ligado a la corrupción
de los funcionarios públicos, se modificaron también las figuras de cohecho, agregándose los casos de tráfico de
influencias, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, exacciones ilegales, enriquecimiento
ilícito de funcionarios y empleados públicos, falsificación de sellos, timbres y marcas, falsificación de documentos en
general, etc.; todo ello a través de las modificaciones operadas por las leyes 25.188, 24.721 y 24.410. Asimismo, se
equiparó al pago con cheques sin provisión de fondos, al cheque común y al cheque de pago diferido, a través de la Ley
Nacional 24.452.

Por último, la Ley Nacional 25.246 introdujo como conducta punible el lavado de activos de origen delictivo en el Libro
II, Capítulo 13 del Código Penal, que también será objeto de análisis pormenorizado en este curso (en la Unidad VII).

No debemos soslayar además lo adelantado acerca de que la ley 26.683 del mes de Junio de Dos Mil Once (2011) ha
incluido en el Código Penal el nuevo Título XII del Libro II del C.P., denominado “Delitos contra el Orden Económico y
Financiero”.

Legislación especial

Desde el segundo punto de vista, y partiendo del análisis de las leyes especiales, desde los inicios las mismas han
abarcado materias que consuetudinariamente han sido consideradas propias del Derecho Penal Económico, y su
evolución ha sido la siguiente: sanción de la Ley 11.275 del 30 de Octubre de 1923 de identificación de mercaderías,
luego modificada por las leyes 13.526 y 14.004 de los años 1949 y 1950, respectivamente; en cuanto a precios
máximos,  Ley 12.591 de 1939 de precios máximos, luego derogada por la Ley 12.830 de 1946; Decreto Ley del 10 de
Octubre de 1931 que instaura el Régimen Penal Cambiario; Ley de Monopolios 11.210 del 23 de Agosto de 1933, luego
modificada por Ley 12.906 de 1946, que crea el Departamento de Defensa de la Competencia; y Decreto Ley 8509/56
que regula lo relativo a la industria y comercialización de ganado y carnes.

Con posterioridad a esta época, tenemos la Ley Nacional 14.878 del 6 de Noviembre de 1959 de Vitivinicultura; la Ley
Nacional 15.885 sobre Fondos Comunes de Inversión del 14 de Octubre de 1961; la Ley Nacional 17.016 de Pesos y
Medidas Netos de las Mercaderías del 15 de Noviembre de 1966; la Ley Nacional 17.088 del 3 de Enero de 1967 sobre
Prohibición de Promover Ventas mediante el Ofrecimiento de Premios; la Ley Nacional de Cinematografía, modificada
por la Ley Nacional 18.835 de 1968; la ley de Promoción Comercial 18.425 del 7 de Noviembre de 1969; la Ley Nacional
18.829  referida a Agentes de Viaje; la Ley Nacional 18.859 sobre Sanidad Animal; la Ley Nacional 19.359, modificada
luego por Ley 20.184 referida a Control de Cambios; la Ley Nacional 19.511 del Sistema Métrico Legal Argentino; la Ley
Nacional 19.597  del 28 de Abril de 1972 referida al Régimen General del Azúcar; la Ley Nacional 19.800 del 31 de
Agosto de 1972 sobre Tabaco; la Ley Nacional 19.982 sobre Identificación de Mercaderías; la Ley Nacional 20.425 del 4
de Julio de 1973 sobre Inseminación Artificial de Animales; la Ley Nacional 20.658 sobre Evasión de Impuestos; la Ley
Nacional 20.680 del 25 de Junio de 1974 sobre Abastecimiento; la Ley Nacional 21.898 de 1978 denominada Código
Penal Aduanero; la Ley Nacional 24.241 del 18 de Octubre de 1993 sobre Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones;
la Ley Nacional 24.769 del 15 de Enero de 1997 sobre Régimen Penal Tributario; la Ley Nacional 25.516 del 20 de
Septiembre de 1999 sobre Defensa de la Competencia. En el caso de estas leyes, casi en su totalidad están abarcadas
por el Fuero en lo Penal Económico, aunque para el caso del régimen penal tributario o de la ley de defensa de la
competencia, se han creado tribunales específicos (lo cual no obsta a su naturaleza de abarcativas de disposiciones
penales económicas). 
           
¿Cuáles son las características más relevantes del Derecho Penal Económico Argentinocomprendido en todas estas
normas? BALCARCE señala como tales: distinción entre delitos y contravenciones; falta de claridad entre penas
criminales y reglamentarias; apego a las sanciones penales tradicionales (penas privativas de la libertad), con su
consecuente falta de eficacia; falta de claridad acerca de la posibilidad de que las personas jurídicas puedan o no ser
responsabilizadas penalmente (por contradicciones entre las distintas leyes enunciadas); ausencia de un parámetro
claro que permita demostrar su apego al principio de culpabilidad; utilización de leyes en blanco y tipos penales
abiertos (con la consiguiente afectación al principio de legalidad).

Evolución de la jurisdicción y competencia relativa al Derecho Penal Económico Argentino

Analizaremos entonces ahora lo relativo a cómo se ha desarrollado el tema en el ámbito de la organización judicial en
Argentina.

Tal como lo adelantáramos, en el año 1958 se sancionó la Ley 14.558 (de fecha 30 de Septiembre) que creó, en el
ámbito de la Capital Federal los cargos de jueces de agio y especulación, y una Cámara de Apelaciones, además de tres
cargos de fiscales y tres defensores de pobres y ausentes.

Asimismo, en idéntica fecha se sancionó la Ley 14.559, que establecía el procedimiento al que debían ajustarse estos
órganos para juzgar las infracciones sometidas a su competencia. Luego, la Ley 14.831 del 9 de Septiembre de 1959
determinó que tales tribunales se denominarían “en lo Penal Económico”, e integrarían los tribunales nacionales de la
Capital Federal, y asimismo amplió su competencia a los delitos de fraudes a la industria y al comercio (art. 300 C.P.),
y  a los aspectos represivos de las leyes sobre monopolios (Ley Nacional 12.906), identificación de mercaderías (Ley
Nacional 11.275), control de comercio de carnes (Ley Nacional 11.226), venta de ganado al peso vivo (Ley Nacional
11.228), Junta Nacional de Carnes (Decreto Ley 8509), producción y comercio de la yerba mate (Ley Nacional 12.336),
red general de elevadores (Ley Nacional 11.742), Comisión Nacional de Granos y Elevadores (Ley Nacional 12.253),
Instituto Nacional del Té (Ley Nacional 14.516), Junta Nacional de Algodón (Ley Nacional 14.770), fomento de la
cinematografía (Ley Nacional 14.799 y Decreto Ley 62/57).

Por otra parte, con fecha 19 de Junio de 1963 se dictó el Decreto 4933 que prescribió que las conductas contenidas en
el art. 302 del Código Penal también serían competencia del Fuero en lo Penal Económico.

Asimismo, el 6 de Agosto de 1963 se dictó el Decreto Ley 6660 que dispuso que las causas seguidas por el delito de
contrabando corresponderían originariamente, y dentro de las respectivas jurisdicciones territoriales, a los tribunales
en lo penal económico de la Capital Federal, y a los de la justicia federal en el interior del país.

Se ha considerado también por la doctrina, como integrante del fuero, todo lo relativo a Régimen Penal Cambiario (Ley
Nacional 19.359), Vaciamiento de Empresas y Subversión Económica (Ley Nacional 20.840 que hoy se encuentra
derogada), Defensa de la Competencia (Ley Nacional 25.156, cuyas causas son sometidas al Tribunal de Defensa de la
Competencia) y Régimen Penal Tributario (Ley Nacional 24.769, cuyas causas son sometidas a la Justicia Nacional en lo
Penal Tributario).

En el ámbito de la provincia de Córdoba, la Ley Provincial 8180 del 3 de Agosto de 1992 creó el Fuero Penal Económico
( 28), otorgándole competencia material para los delitos comprendidos en el art. 173 inc. 7 del Código Penal, arts.
174 incs. 4 y 5 en función del art. 173 inc. 7 del Código Penal (vinculados a ciertas clases de estafas y defraudaciones);
arts. 300, 301 y 302 del Código Penal (fraudes al comercio y a la industria); Título VI del Código Penal (Delitos contra la
Propiedad), Título XI (Delitos contra la Administración Pública, restringidos a las malversaciones de caudales públicos,
negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas y enriquecimiento ilícito de funcionarios y
empleados públicos). También se le asignó competencia para los delitos del art. 210 del Código Penal (asociación
ilícita) cuando el acuerdo para delinquir versara sobre la comisión de los hechos antes enumerados.

Sin embargo, la organización judicial dispuesta por esta ley nunca se puso en funcionamiento y tales delitos siguieron
siendo de competencia de los tribunales ordinarios.

Posteriormente, la Ley Provincial 8835 del 28 de Marzo de 2000 (denominada “Carta del Ciudadano”), en su Título III
“Lucha Contra la Corrupción”, en el art. 53 dispuso la creación del “Fuero Penal Económico y Anticorrupción” en la
primera circunscripción de la provincia de Córdoba 29, y amplió la competencia de este fuero a los siguientes
delitos:

z Delitos contra la Propiedad del Título VI del Código Penal

{ Capítulo 3, relativo a Extorsión, arts. 168, 169, 170 y 171;

{ Capítulo 4 relativo a Estafas y otras defraudaciones, arts. 172, 173 y 174;

{ Capítulo 4 bis relacionado a la Usura, art. 175 bis;

{ Capítulo 5 sobre Quebrados y otros Deudores Punibles, arts. 176, 177, 178, 179 y 180.

z Delitos contra la Administración Pública del Título XI del Código Penal

{ Capítulo 4, sobre Abusos de autoridad y Violación de los deberes de los funcionarios públicos, arts. 248,
249, 250, 251, 252 y 253;

{ Capítulo 5 sobre Violación de Sellos y Documentos, arts. 254 y 255;

{ Capítulo 6 sobre Cohecho, arts. 256, 256 bis, 257, 258 y 259;

{ Capítulo 7 sobre Malversación de Caudales Públicos , arts. 260, 261, 262, 263 y 264;

{ Capítulo 8 sobre Negociaciones Incompatibles con el Ejercicio de Funciones Públicas, art. 265;

{ Capítulo 9 sobre Exacciones Ilegales, arts. 266, 267 y 268;

{ Capítulo 9 bis sobre Enriquecimiento de Funcionarios y Empleados Públicos, arts. 268.1 y 268.2;
{ Capítulo 10 sobre Prevaricato, arts. 269, 270, 271 y 272.

z Delitos contra la Fe Pública, del Título XII del Código Penal

{ Capítulo 1, sobre falsificación de monedas, billetes de banco, títulos al portador y documentos de crédito,
arts. 282, 283, 284, 285, 286 y 287;

{ Capítulo 2 sobre Falsificación de sellos, timbres y marcas (arts. 288, 289, 290 y 291);

{ Capítulo 3 sobre falsificación de documentos en general (arts. 292, 293, 294, 295, 296, 297, 298 y 298
bis),

{ Capítulo 4 sobre disposiciones comunes a los capítulos precedentes, art. 299;

{ Capítulo 5 sobre Fraudes al Comercio y a la Industria, arts. 300 y 301;

{ Capítulo 6 sobre Pago con cheque sin provisión de fondos, art. 302.

z Asimismo, se someten a este fuero las defraudaciones de rentas fiscales cuando provengan de impuestos
establecidos exclusivamente para la Provincia de Córdoba, conforme lo disponga la Ley Contravencional
Tributaria (Ley 8835, art. 54). 30

Es correcta, a nuestro modo de ver, la observación efectuada por BALCARCE[21] , en el sentido de que “(…) con la
óptica actual adoptada tanto por los legisladores nacional y provincial, muchas de las conductas vinculadas al Derecho
Penal Económico nacieron con el Código Penal de 1921, pero en esa fecha se consideraban parte de un derecho penal
liberal con bienes jurídicos individuales”.

Sin embargo, este fuero recién fue puesto en marcha en el año 2003 por la ley 9122 (B.O. 08/08/2003), pero en lugar
de crear las nuevas fiscalías y tribunales dispuestos por la ley 8835, se asignó competencia material especializada a la
Fiscalía de Instrucción del Distrito I Turno I, al Juzgado de Control Nº I, a la Fiscalía de la Cámara Primera del Crimen,
organismos que ya existían en la Primera Circunscripción Judicial de la Provincia de Córdoba, que a su vez tuvieron que
seguir entendiendo en las causas que ya tenían en trámite. 31

Tal como lo señala el autor que seguimos en este punto[22] “(…) ello produjo en poco tiempo un verdadero estado de
colapso de la fiscalía especializada, que por contrapartida carecía de competencia material en algunos supuestos de
administración fraudulenta (por ejemplo cuando los sujetos activos fueran funcionarios públicos, pues el art. 2 de la
ley 9122 exigía que sus autores o partícipes sean miembros o funcionarios de una sociedad comercial, bancaria o
financiera, regular o irregular”)”, fiscalía que tampoco tenía competencia para entender conductas relacionadas al
delito de asociación ilícita (art. 210 C.P.) 32

Luego sobrevinieron las leyes 9181 y 9182, del 09/11/2004, por las que:

1. se acota la competencia del fuero, eliminándose del elenco de delitos el fraude en perjuicio de una
administración pública (art. 174 inc. 5 C.P.) y se excluye a los funcionarios públicos como sujetos activos del
delito de administración fraudulenta (art. 173 inc. 7 C.P.), aunque se agrega al elenco previsto el delito de
asociación ilícita cuando el acuerdo para delinquir versare sobre la comisión de hechos de este carácter;
asimismo, se agregan los delitos de vaciamiento de empresas (art. 174 inc. 6 C.P.);

2. se establece el juzgamiento obligatorio por un tribunal (cualquiera de las Cámaras del Crimen ya existentes,
integrada mayoritariamente con jurados populares) de los delitos contra la administración pública que se
mencionan en el art. 7 de la ley 9181; 3) se amplía a todo el territorio de la Provincia de Córdoba la competencia
en lo Penal Económico y Anticorrupción Administrativa.

Actualmente, el Fuero Penal Económico y Anticorrupción de la Provincia de Córdoba, cuyos órganos han quedado
instituidos por la ley provincial n° 9199 33, comprende los delitos previstos por los siguientes artículos del Libro II
del Código Penal de la Nación:

{ Título VI (Delitos contra la propiedad):


a. Capítulo 4º: Relativos a Estafas y Otras Defraudaciones Artículo 173 (Incisos 7°, 11°, 12°,
13° y 14°) y Artículo 174 (Inciso 5º) cuando su autor, partícipe primario o secundario, y/o
instigador, sea un funcionario o empleado público, o, miembro o funcionario de una
sociedad comercial, bancaria o financiera, regular o irregular. Artículo 174 (Inciso 6º);

b. Capítulo 4º bis: Usura Artículo 175 (bis), Tercer párrafo;

c. Capítulo 5º: Quebrados y Otros Deudores Punibles Artículos 176, 177, 178, 179 (Primer
párrafo) y 180;

{ Título VIII (Delitos contra el Orden Público) Artículo 210. En este caso, cuando el acuerdo para delinquir
versare sobre la comisión de los hechos típicos establecidos en este Artículo;

{ Título XI (Delitos contra la Administración Pública):

a. Capítulo 4º: Abuso de Autoridad y Violación de los Deberes de los Funcionarios


Públicos Artículos 248, 249, 250, 251, 252 y 253;

b. Capítulo 5º: Violación de Sellos y Documentos Artículo 254. En estos dos últimos
casos, cuando sus autores o partícipes integren o hayan integrado el Poder Ejecutivo
Provincial o Municipal, desempeñando las funciones de Gerente, Director o jerarquía
superior, sean o hayan sido miembros de Directorios de Entes Descentralizados,
Entidades Autárquicas, Sociedades o Agencias del Estado, ejerzan o hayan ejercido el
cargo de Comisario Mayor o superior de las Fuerzas de Seguridad, miembros del
Tribunal de Cuentas de la Provincia o Municipales, Intendentes y Presidentes de
Comuna, Legisladores Provinciales o Concejales Municipales, o funcionarios de ambos
Poderes Legislativos que ostenten la jerarquía de Director o superior y funcionarios o
magistrados que integren o hayan integrado el Poder Judicial;

c. Capítulo 6º: Cohecho y Tráfico de Influencias Artículos 256, 256 bis, 257, 258, 258 bis
y 259;

d. Capítulo 7º: Malversación de Caudales Públicos Artículos 260, 261 (Primer párrafo),
262, 263 y 264;

e. Capítulo 8º: Negociaciones Incompatibles con el Ejercicio de Funciones Públicas


Artículo 265;

f. Capítulo 9º: Exacciones Ilegales Artículos 266, 267 y 268;

g. Capítulo 9° bis: Enriquecimiento Ilícito de Funcionarios y Empleados Artículos 268 (1),


268 (2) y 268 (3);

h. Capítulo 13: Encubrimiento y Lavado de Activos de Origen Delictivo Artículo 279


(Inciso 3°), en función del 278;

{ D) Título XII (Delitos contra la Fe Pública): e) Capítulo 5º: De los Fraudes al Comercio y a la Industria
Artículos 300 (Incisos 2° y 3°) y 301.

Estimamos de marcada importancia traer aquí las consideraciones al respecto que formula LASCANO[23], quien expresa
que “Resulta aventurado pronunciarse sobre la conveniencia de investigar y enjuiciar la delincuencia económica y la
corrupción administrativa mediante un fuero penal especializado o hacerlo a través del fuero común (…) Creemos que,
más que el sistema legal que pueda adoptarse para reducir la corrupción pública, es fundamental la existencia de una
verdadera voluntad política en pos de dicho objetivo, que permita remover las condiciones que hacen posible aquél
fenómeno: la economización de la sociedad, el quebrantamiento de normas sociales, la pérdida de la decencia, la
decadencia del prestigio de la función pública como servicio a la comunidad, la modificación de la relación de los
políticos con las normas sociales. También reviste primordial importancia la independencia del Poder Judicial y de sus
integrantes con relación a los poderes políticos de quienes depende su designación y remoción (…)”.

           
Críticas al derecho penal económico
Finalizando con esta Introducción al Derecho Penal Económico, expondremos a continuación las críticas, que, por ser un
ámbito incipiente, se le han formulado desde distintos frentes de la doctrina.

A algunas de ellas las comparte  con todo el Derecho Penal Accesorio. Así, se le achaca en primer lugar el hecho de
participar de lo que se denomina inflación penal, ya que las sucesivas reformas legislativas que han tenido lugar en la
materia en los últimos años no han tenido el sentido de desincriminar sino, por el contrario, de ampliar los tipos
penales ya existentes o de incorporar nuevos, sobre todo en materia de medio ambiente, protección de datos,
impuestos, comercio exterior, etc.

Esto pone en crisis el principio de subsidiariedad, como límite de la actividad legislativa (lo cual es objeto de otra
crítica), puesto que se apela a la legislación penal en este ámbito como método para dar respuesta a todas las
situaciones coyunturales que se presentan. 34

¿Qué es lo que opina al respecto la doctrina especializada? PÉREZ DEL VALLE[24]  señala que la inclusión de tipos
penales para la sanción de la criminalidad económica grave parece ser el sistema más adecuado. No obstante ello, sólo
una selección correcta de los comportamientos que deben quedar excluidos de las sanciones penales y frente a los que
ha de responder mediante sanciones administrativas que respondan a las exigencias de Justicia, puede proporcionar
respaldo de legitimidad al sistema.

Por su parte, LASCANO[25]  señala que el postulado del Derecho Penal Mínimo se encuentra en crisis en la actualidad,
puesto que el Derecho Penal Económico exige justamente la criminalización de determinadas conductas, como
consecuencia del hecho de que se pretende proteger una serie de bienes jurídicos de difícil concreción (los que ya
hemos descripto como “bienes jurídicos supraindividuales”). Cuando se intenta concretar tales bienes jurídicos
colectivos, ello muchas veces implica asimismo dar paso al intervencionismo estatal sobre la vida económica, y asegurar
la vigencia de las normas que regulan las relaciones económicas entre los distintos operadores.

Frente a ello, algunos sectores de la doctrina estiman que el Derecho Penal Económico amenaza el principio de ultima
ratio. En respuesta a ello, si bien el autor citado reconoce que muchas de las disposiciones específicas de la legislación
penal económica muchas veces no son respetuosas del carácter subsidiario del derecho penal, estima que debe seguirse
sosteniendo la existencia de una real necesidad de proteger una serie de bienes jurídicos, con independencia de si se
produce o no la lesión de un bien jurídico individual.

En sentido coincidente, y dando respuesta a las críticas formuladas por la doctrina española a la intervención del
derecho penal en estos nuevos ámbitos, NIETO MARTIN[26] estima que los delitos que existen en el ordenamiento
español son los que se corresponden con el “núcleo duro” del Derecho Penal Económico, sobre cuya legitimidad existe
un amplio consenso en otros países de la Unión Europea.

Asimismo se ha señalado como inconveniente en el ámbito del Derecho Penal Económicola proliferación de delitos de
peligro abstracto, lo que sería fruto de la actual sociedad de riesgos en la que nos hallamos inmersos, el actual avance
tecnológico y las crecientes demandas de seguridad individual, factores que exigirían que el legislador prevenga de
manera muy anticipada los futuros riesgos, puesto que la mera realización de ciertas conductas ya implica un alto
índice de peligrosidad para los bienes jurídicos de incidencia colectiva.

A este respecto, LASCANO[27]  ha considerado que los delitos de peligro abstracto ponen en crisis el principio de
lesividad derivado del art. 19 primer párrafo C.N., porque en algunos casos implicarían castigar penalmente en base a
un riesgo sólo basado en presunciones del legislador y dejar de lado uno de los componentes del injusto penal, como es
el desvalor del resultado.

Por ello, estima que para solucionar estos problemas es admisible recurrir a la categoría de los tipos de peligro
hipotético, categoría que se ubicaría entre los delitos de peligro abstracto y los delitos de peligro concreto, y que
castigan una conducta objetivamente idónea (peligrosa) en una consideración ex ante sobre la posibilidad de afectación
de un bien jurídico concreto, o de incremento de una situación de peligro para dicho bien. 35

PÉREZ DEL VALLE[28], por su parte, señala que los tipos de peligro abstracto son característicos del Derecho Penal
Económico en sentido estricto. Y si se entiende que este es un instrumento que garantiza el desarrollo racional de la
economía, debe considerarse que para ello existen determinados elementos relevantes con riesgos especiales: la
simplificación de los métodos de trabajo, la disminución de los costes de producción y la apertura de nuevos mercados.
Estos riesgos tienen un determinado reparto en el que el Derecho PenalEconómico no debe interferir, incluso cuando se
producen resultados lesivos, porque generalmente los propios sistemas económicos afectados son capaces de proteger
en esos ámbitos sus intereses 36. Pero los delitos de peligro abstracto son legítimos cuando un determinado sector
social sólo puede ser organizado con la estandarización de comportamientos, pues en esos casos no puede mantenerse
la expectativa de que las personas que se mueven en esa esfera se controlen de tal modo que eviten la producción de
daños.

En este sentido, resultan especialmente legitimados los delitos de peligro abstracto en el Derecho Penal Económico,
pues los movimientos propios de la economía moderna permiten mantener una cierta ausencia de expectativas de
autocontrol por parte de quienes intervienen en ella.

Por otra parte, hubo sectores de la doctrina que han criticado el creciente protagonismo de sectores de izquierda
(definiendo por tales a grupos minoritarios o con escaso poder en la sociedad actual, que pretenden mayor
protagonismo e incidencia en las políticas estatales 37, que ha logrado que la legislación penal se amplíe y
potencie. 38

Hemos visto hasta aquí críticas que no son predicables exclusivamente del Derecho Penal Económico. Pero ¿cuáles son
las críticas específicas que se le formulan al mismo? Básicamente son dos:

Por un lado, el hecho de que sus contornos conceptuales sean nebulosos 39, dada la imprecisión y vaguedad de su
objeto jurídico, el Orden Económico. Compartimos aquí lo expresado en relación a ello por LASCANO[29], quien es de la
opinión de que la utilización de leyes penales en blanco es frecuente y casi inevitable en el ámbito del Derecho Penal
Económico, dado que su naturaleza se caracteriza por la mayor movilidad, especialización y complejidad, en
comparación con lo que ocurre en el Derecho Penal Nuclear. Y señala que, si bien algunos estiman que es posible que la
materia penal económica pueda terminar siendo definida por la autoridad administrativa con potestad reglamentaria (
40), fenómeno que podría causar una total dispersión de las fuentes normativas, él considera que pese a que lo
circunstancial puede estar contenido en los reglamentos, lo fundamental (conducta típica y bien jurídico) deberá estar
descripto en el núcleo esencial de la figura delictiva.

De este modo, no se puede oponer a la técnica de la utilización de las leyes penales en blanco la tacha de
inconstitucionalidad (por violar el principio de legalidad) en la medida en que la definición de la materia punible esté
presente en el tipo contenido en la ley penal que ha dictado el Congreso. Así, la remisión a los reglamentos
administrativos que implica la enunciación técnica o de detalle es legítima, siempre que no impida conocer los valores
protegidos por la ley penal en cada caso. Agregamos, por nuestra parte, que ello ha sido así señalado en diversos
precedentes jurisprudenciales por el Tribunal Constitucional Español.

Por otro lado, se ha criticado los efectos que produce a su respecto la globalización, que trae como consecuencias
fundamentales demandas de carácter práctico  que dan lugar a un relajamiento de las reglas de imputación y
relativizan las garantías político criminales.

En relación a este tema, también LASCANO[30] expresa que si bien el control de la criminalidad sigue siendo
básicamente responsabilidad interna de cada uno de los Estados, en los últimos años ha adquirido relevancia la
cooperación internacional en materia penal, dada la necesidad de aumentar la eficacia en la prevención y el castigo de
las conductas delictivas, los requerimientos de mayor seguridad interior y exterior, y la conveniencia de evitar
dificultades en las relaciones entre los distintos Estados.

Algunos bienes protegidos por el Derecho Penal se han internalizado, en desmedro de las fronteras nacionales y del
concepto de soberanía, y se han celebrado una gran cantidad de Tratados Internacionales con el objetivo de dar una
respuesta uniforme al fenómeno de la delincuencia transnacional. Pero, no obstante, ello ha generado que, como se
señaló siempre, se potencie la intervención del derecho penal en muchos ámbitos.

Es claro que la globalización económica y la integración regional, además de consecuencias económicas y sociales,
producen efectos en el ámbito de la delincuencia.

Entre ellos se ha destacado que ambos fenómenos dan lugar a que determinadas conductas que tradicionalmente han
sido tenidas por delictivas dejen de serlo, a los fines de no obstaculizar los fines que estos fenómenos persiguen (por
ejemplo, algunas conductas violatorias de barreras y controles estatales a la libre circulación).

Por otro lado, se presentan modalidades nuevas de delitos clásicos, si es que ellos atentan contra los intereses
financieros comunitarios (por ejemplo, todo lo relacionado a la criminalidad tributaria); y a su vez se presentan
modalidades de corrupción de los funcionarios que cumplen tareas en las instituciones de integración. Asimismo, la idea
tradicional de delincuencia como fenómeno marginal desaparece, dando paso a nuevos elementos a tener en cuenta,
como el de organización, transnacionalidad y poderío económico. 41

Además, y en referencia al principio de proporcionalidad en su subvertiente de la idoneidad, ARROYO ZAPATERO[31]


nos recuerda que al Derecho Penal Económico frecuentemente se le critica su falta de eficacia, puesto que algunas
figuras de reciente creación (por ejemplo en España, el caso del fraude de subvenciones, o el delito publicitario),
apenas si tienen  relevancia en la praxis judicial. 42

LASCANO[32] refiere que en casi todos los países del Mercosur se puede constatar que es excepcional que la ley penal
se aplique a ciertas capas sociales (empresarios y directivos de sociedades comerciales y entidades bancarias,
funcionarios públicos de alta jerarquía), que suelen resultar beneficiados con un déficit de sanción penal, y enuncia
distintas explicaciones que se han ensayado al respecto:

1. están quienes entienden que hay una falta de reproche social derivada del consumismo y de la primacía del
éxito económico por sobre los verdaderos valores; 43

2. hay quienes estiman que los órganos de persecución y juzgamiento son reticentes a cumplir  sus tareas en
relación a estos delitos, dado que en nuestra cultura jurídica los mismos muy a menudo han sido resistidos, casi
bagatelizados y mayormente gozan de una especial apatía en comparación con los tipos delictivos del derecho
penal nuclear. 44

Además de ello podemos agregar, tal como lo resaltamos más arriba, que en el ámbito del Derecho Penal Económico se
producen problemas procesales adicionales. Uno de ellos es el de la prueba, dado que mientras en cualquier delito
tradicional la comisión del hecho es constatable por los sentidos desde el primer momento, en los delitos económicos,
que suelen aparecer bajo la forma de actos comerciales lícitos, esto no es así.

Por otra parte, se necesita personal especializado y numeroso, que sirva de auxilio a investigadores y jueces. Por
último, el ilícito económico está fuertemente financiado, y a su autor le resulta fácil conseguir toda clase de ayuda,
movilizando poder, prestigio e influencia (de aquí la relación de estos con la corrupción).

Frente a ello, LASCANO[33] expresa que se afirma que, a raíz de las peculiaridades que reviste la comisión de estos
delitos, se estima necesaria la creación de órganos especializados tanto en la persecución como en el enjuiciamiento
de los mismos, ya que se trata de comportamientos que se ejecutan en el marco de la actividad profesional-
empresarial y de la función pública, lo que implica el empleo de técnicas sofisticadas, de modo que a un juez o a un
fiscal lego en esas materias le es muy difícil su prueba, al partir en una clara desventaja con respecto a los sujetos
activos de aquéllos. Todo ello genera una impunidad estructural en este ámbito, cimentada por la incapacidad de
llevar un enjuiciamiento penal eficaz, que es inherente a los sistemas de justicia penal vigentes.

Las expuestas son, como hemos podido ver, las principales críticas formuladas a esta nueva rama; algunas de las
observaciones están siendo tenidas en cuenta en las sucesivas reformas legislativas que se han llevado a cabo
últimamente, y otras aún no parecen estar en  vías de solución. Sin embargo, el Derecho Penal Económico es una
ciencia relativamente nueva, a la que aún le queda largo camino por recorrer, y en su devenir se irá haciendo eco de
propuestas superadoras.

[1] BACIGALUPO Enrique (Dir): Derecho Penal Económico. Editorial Hammurabi. José Luis Depalma Editor. 1era.
Edición, Buenos Aires, 2004.

[2] BALCARCE, Fabián I. (Dir): Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 25.

[3] DE LA RÚA, Jorge: “Los delitos económicos”. Publicado en DOCTRINA PENAL, Año 3, Nºs 9 a 12. Editorial Depalma,
Buenos Aires, 1980. Pág. 12.

[4] NIETO MARTIN, Adán: El derecho penal económico español. Publicaciones del Portal Iberoamericano de Ciencias
Penales. Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional. Universidad de Castilla – La Mancha
(http:http:www.cienciaspenales.net).

[5] PÉREZ DEL VALLE, Carlos: Introducción al Derecho Penal Económico. Publicado en BACIGALUPO Enrique (Dir).
Derecho Penal Económico. Editorial Hammurabi. José Luis Depalma Editor. 1era. Edición, Buenos Aires, 2004. Pág. 35.

[6] BACIGALUPO, Enrique: Cuestiones penales de la nueva ordenación de las sociedades y aspectos legislativos del
derecho penal económico. Editorial Astrea, Buenos Aires, 1974. Pág. 72.
[7] BALCARCE, Fabián I. (Dir): Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 27.

[8] TIEDEMANN, Klaus. “El concepto de delito económico y de derecho penal económico”. Publicado en NUEVO
PENSAMIENTO PENAL. Año 4, Buenos Aires, 1975. Pág. 471.

[9] SUTHERLAND, Edwin: ¿Es un delito el delito de cuello blanco? En El delito de cuello blanco. Trad. Por Rosa del
Olmo, Universidad Central de Venezuela, 1969, p. 41.

[10]TIEDEMAN, Klaus: “Objetivos, propósitos y métodos de la investigación criminológica europea en el ámbito de los
delitos económicos”.En DOCTRINA PENAL, Nº 0, año 1, Julio – Diciembre, Editorial Depalma, 1977, p. 146.

[11] BALCARCE, Fabián I. (Dir): Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 32.

[12]  BALCARCE, Fabián I. (Dir). Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 78.

[13] DE LA CUESTA AGUADO, Paz M. “Sociedad tecnológica y globalización del derecho penal”. Publicado en Derecho
Penal Económico, E.J.C., Mendoza, 2003. Pág.  31 (Citada por BALCARCE, Fabián I. (Dir). Derecho Penal Económico.
Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba, Agosto de 2003. Pág. 79).

[14] BALCARCE, Fabián I. (Dir). Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 35.

[15]  MARCO DEL PONT, Luis. Manual de Criminología. Editorial Lerner, Córdoba, 1999. Pág. 37.

[16]  SHUTERLAND, Edwin H. White Collar Crime. 2da. Edición, New York. 1961.

[17] BAJO, Miguel y BACIGALUPO, Silvina. Derecho Penal Económico. Colección Ceura, Editorial Centro de Estudios
Ramón Areces S.A., Madrid, 2001. Pág. 32.

[18] BALCARCE, Fabián I. (Dir): Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 50.

[19] LASCANO, Carlos J. (h). “Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y
Armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur)”. Clase impartida el 28 de Marzo de 2008 en el Curso de Derecho
Penal Económico organizado conjuntamente por la Universidad de Castilla – La Mancha (España) y la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

[20] BALCARCE, Fabián I. (Dir). Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 72.

[21] BALCARCE, Fabián I. (Dir): Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I. Editorial Mediterránea, Córdoba,
Agosto de 2003. Pág. 70.

[22] LASCANO, Carlos J. (h): Fuero especializado para la investigación y el juzgamiento de la delincuencia económica y
la corrupción administrativa. En BAIGÚN, David y GARCÍA RIVAS, Nicolás (Directores): Delincuencia económica y
corrupción. Editorial Ediar, Buenos Aires, 2006. Pág. 56.

[23] LASCANO, Carlos J. (h): Fuero especializado para la investigación y el juzgamiento de la delincuencia económica y
la corrupción administrativa. En BAIGÚN, David y GARCÍA RIVAS, Nicolás (Directores): Delincuencia económica y
corrupción. Editorial Ediar, Buenos Aires, 2006. Pág. 69.

[24] PÉREZ DEL VALLE, Carlos: Introducción al Derecho Penal Económico. En BACIGALUPO Enrique (Dir): Derecho Penal
Económico. Editorial Hammurabi. José Luis Depalma Editor. 1era. Edición, Buenos Aires, 2004. Pág. 48.

[25] LASCANO, Carlos J. (h): “Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y
Armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur)”. Clase impartida el 28 de Marzo de 2008 en el Curso de Derecho
Penal Económico organizado conjuntamente por la Universidad de Castilla – La Mancha (España) y la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

[26] NIETO MARTIN, Adán: El derecho penal económico español. Publicaciones del Portal Iberoamericano de Ciencias
Penales. Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional. Universidad de Castilla – La Mancha. Disponible en
http: //www.cienciaspenales.net

[27] LASCANO, Carlos J. (h): “Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y
Armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur)”. Clase impartida el 28 de Marzo de 2008 en el Curso de Derecho
Penal Económico organizado conjuntamente por la Universidad de Castilla – La Mancha (España) y la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

[28] PÉREZ DEL VALLE, Carlos. “Introducción al Derecho Penal Económico”. Publicado en BACIGALUPO Enrique (Dir).
Derecho Penal Económico. Editorial Hammurabi. José Luis Depalma Editor. 1era. Edición, Buenos Aires, 2004.Pág. 45.

[29] LASCANO, Carlos J. (h). “Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y
Armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur)”. Clase impartida el 28 de Marzo de 2008 en el Curso de Derecho
Penal Económico organizado conjuntamente por la Universidad de Castilla – La Mancha (España) y la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

[30] LASCANO, Carlos J. (h). “Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y
Armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur)”. Clase impartida el 28 de Marzo de 2008 en el Curso de Derecho
Penal Económico organizado conjuntamente por la Universidad de Castilla – La Mancha (España) y la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

[31] ARROYO ZAPATERO, Luis: “Derecho Penal Económico y Constitución”. En REVISTA PENAL. Nº 1. Julio de 1997.
Editorial Praxis, España. Pág. 4.

[32] LASCANO, Carlos J. (h): Fuero especializado para la investigación y el juzgamiento de la delincuencia económica y
la corrupción administrativa. En BAIGÚN, David y GARCÍA RIVAS, Nicolás (Directores): Delincuencia económica y
corrupción. Editorial Ediar, Buenos Aires, 2006. Pág. 56.

[33] LASCANO, Carlos J. (h): Fuero especializado para la investigación y el juzgamiento de la delincuencia económica y
la corrupción administrativa. En BAIGÚN, David y GARCÍA RIVAS, Nicolás (Directores): Delincuencia económica y
corrupción. Editorial Ediar, Buenos Aires, 2006. Pág. 57.

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