Esta prueba comprende los cinco primeros temas del programa. Nombre el
archivo (word o pdf) con sus apellidos y entréguela a través de la herramienta
“Tareas”. Tiene de plazo hasta el día 25 de noviembre (inclusive) de 2018.
La idea principal del fragmento es que un poema tiene existencia más allá de la
intencionalidad de su autor y de la interpretación que tratemos de encontrar en él. El objeto
de análisis de la crítica debe ser el poema, como objeto autónomo e independiente, más allá
de la intención creadora de su autor y el análisis debe centrarse en su funcionalidad, debe
ser un enfoque intrínseco.
El poema es obra de un autor, pero la crítica no debe centrar su estudio en él como
creador ni en su intencionalidad, sino tan sólo en el poema. El análisis debe ser intrínseco; si
se centra en la intencionalidad del proceso es un análisis extrínseco que resulta engañoso, lo
único que no lo es, es el poema. Y es aquí donde la crítica debe centrar su análisis.
El poema como objeto, cuya valía se reconoce por su funcionalidad que no es otra que la
funcionalidad estética. Es un todo orgánico, y como su medio son las palabras tiene una
significación total y compleja en la que forma y contenido van unidos, el poema es un signo
lingüístico formado por un significante y un significado. Se caracteriza por un estilo propio
que es la funcionalidad estética o poética que lo hace diferente del lenguaje no literario,
cuyo valor sí que debe medirse a través de la funcionalidad comunicativa.
Tampoco se deben buscar interpretaciones externas, el poema no trata de comunicar algo
a un receptor como en un proceso de comunicación no literaria, todo lo que quiere
comunicar está dentro del poema. Aquí se desarrolla otra idea de crítica del New Criticism a
la crítica extrínseca, la ilusión orientada a comprender la psicología del lector en el proceso
receptor (affective fallacy).
El texto pertenece al New Criticism americano, corriente que surge en la década de los
30 y que, pese a su heterogeneidad, tiene como uno de sus puntos comunes el rechazo a la
crítica contemporánea, por su análisis extrínseco. La labor de la crítica no debe centrarse en
la figura del creador ni en el proceso, sino en su creación. La “ilusión genética”
(intentational fallacy) que trata de explicar la obra artística en relación con los orígenes
psicológicos del creador, propia de la crítica extrínseca, es rechazada por el New Criticism.
También se produce una crítica a comprender la psicología del lector (affective fallacy).
Hay una búsqueda de una nueva metodología de la crítica literaria basada en un análisis
intrínseco que principalmente se centra en el estudio de la poesía.
Esta visión inmanente de la crítica es característica del formalismo y va a estar presente
en gran parte de la teoría literaria del siglo XX. Pero este formalismo americano difiere del
formalismo ruso en que no hay una separación tajante entre forma y contenido. Por el
contrario, el formalismo ruso trata de conseguir que la crítica literaria se convierta en
ciencia y se va a centrar en la palabra como significante y además de los aspectos formales,
va a interesarse por el procedimiento. Jakobson promulgaba que el objeto de interés de la
ciencia literaria no era la literatura, sino la “literalidad”, la especificidad formal-estética
presente en el lenguaje literario. Pese a la independencia con el formalismo ruso, sigue la
misma línea del inmanentismo crítico.
b. Relacione el texto con otras teorías que abordan la cuestión de la intención. (2 p.)
Dentro del postformalismo ruso destaca la figura de Mijail M. Bajtin, cuya labor se
desarrolla en el contexto de la teoría literaria rusa de la década de 1920, pero se da a
conocer a finales de la década de los 60. Pese a pertenecer a una escuela formalista, criticó
duramente el formalismo ruso por su excesiva valoración de la forma, que sustituyó la
lingüística por la estética general que debe caracterizar a la obra artística, lo que la hizo
convertirse en una estética material, dejando relegados como una simple metáfora los
valores expresados por el autor. Para Bajtin, sin embargo, esa forma esconde una intención
emocional y volitiva que no debe ser ignorada, una intención comunicativa, cuyo emisor es
el escritor que quiere trasmitir unos valores al receptor. Toda obra artística está compuesta
por una intención emocional que va más allá del mero molde formal; la obra artística es un
sistema que engloba a ambas y que establece un diálogo entre el emisor y el receptor.
En la crítica idealista también se da una corriente que considera que la obra es un
sistema de valores que muestran la intención del autor en la que la clasificación de Gérald
Antoine incluye a Leo Spitzer, Bruneau, Marouzeau y Pierre Guiraud, el estudio del
lenguaje es lo primero, pero este nos permite llegar a la interioridad que expresa el autor.
Amado Alonso también habla descubrir de la intención del autor a través de la estilística
que se ocupa de estudiar el sistema expresivo de un escritor, para ello el estudio de la
estilística de la lengua es previo al estudio a la estilística de la obra literaria. La obra
literaria esconde una intención.
Charles Bally, dentro de la estilística, va a tratar el tema de la intención expresiva de
toda obra artística a través de la expresión de un autor que de forma voluntaria y consciente
busca transmitir un pensamiento y unos sentimientos con el uso de la lengua, lo que encierra
la intención estética de toda obra de arte, la intención del artista. Todo acto de
comunicación encierra un acto expresivo, pero la expresividad de un acto literario marcado
por una intención estética adquiere la independencia suficiente como para crear un dialecto
que se separe de la lengua común por contraste, ya que la intención estética radica en la
forma lingüística y no en el fondo de la obra.