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La suscrita, Marcela Guerra Castillo, integrante del Grupo Parlamentario del Partido
Revolucionario Institucional en la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso
de la Unión, con fundamento en lo establecido en los artículos 71, fracción II, de la
Constitución Política, y 55, fracción II, del Reglamento para el Gobierno Interior del
Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos somete a consideración de la
honorable asamblea la presente iniciativa con proyecto de decreto, por el que se
reforman los artículos 5o. y 26, fracción I, apartados E y F; y se adicionan los artículos 26,
fracción I, con un apartado G, y 57, con un segundo párrafo, de la Ley Federal de Armas de
Fuego y Explosivos, al tenor de la siguiente
Exposición de Motivos
La propagación y el uso indebido de las armas de fuego que deriva muchas veces en
violencia armada, es un problema que no se puede resolver a través del esfuerzo asilado
de las dependencias gubernamentales, agencias de cumplimiento de las leyes o grupos de
la sociedad civil que trabajan por su cuenta, requiere de la cooperación y la coordinación
entre todos los afectados por el problema o responsables de afrontar este asunto.
Y el tráfico ilícito se define como “la importación, exportación, adquisición, venta, entrega,
traslado o transferencia de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales
relacionados desde o a través del territorio de un Estado parte al de otro Estado parte si
cualquier Estado no lo autoriza”.
Estados Unidos de América, con el que nuestro país comparte su frontera norte (3 mil 152
kilómetros), no ha firmado ni ratificado el Protocolo de Armas de Fuego de la ONU, y
precisamente de ahí proviene el mayor tráfico de armas de manera ilegal hacia México.
Las armas pequeñas o livianas son las que pueden ser usadas y transportadas por una o
dos persona; por ejemplo, pistolas, revólveres, escopetas, rifles y ametralladoras
pequeñas. También las lanzagranadas, morteros, armas antitanques y lanza cohetes,
incluso lanzamisiles antiaéreos portátiles, son consideradas armas pequeñas. Éstas son
mucho más atractivas para los contrabandistas y crimen organizado, ya que son más
baratas, fáciles de ocultar y transportar, además porque su destino final aunque sean
exportadas en forma legal, es difícil de rastrear, lo que facilita que sean revendidas o
contrabandeadas por terceros compradores.
En los últimos años, en nuestro país el tráfico ilegal de armas entró en una creciente
espiral que le permitió al crimen organizado, principalmente a bandas de narcotraficantes,
superar a nuestras corporaciones policiacas.
Entre las armas aseguradas en 2008 y 2009 por la Procuraduría General de la República
figuran los lanzacohetes tierra-aire, diseñados para destruir vehículos blindados ligeros.
También hay ametralladoras Barrett calibre 50 milímetros, capaces de atravesar blindajes
convencionales y unidades militares ligeras. Se han incautado también ametralladoras
Thompson (estadounidenses); Galil y Uzi (israelíes); HMPK (alemanas); FAL (francesas y
belgas) y granadas de fragmentación TOW y RPG, de manufactura rusa y china, a raíz de la
aparición del Ejercito Zapatista de Liberación nacional y del Ejército Popular
Revolucionario, el centro de inteligencia militar documentó la introducción de
lanzagranadas y lanzacohetes de fabricación rusa tipo RPG-2, RPG-/ y RPG-18.
Sin que realmente haya certeza en el número real, ciertas versiones sostienen que en todo
el país hay 15 millones de armas, mientras que cifras oficiales de la Auditoría Superior de
la Federación aseguran que entre 1972 y 2001 se otorgaron 5 millones 443 mil licencias de
portación de armas.
Un estudio del Instituto Brookings de Washington señala que hasta 90 por ciento del
arsenal utilizado por las organizaciones de tráfico de drogas mexicanas fueron compradas
en la Unión Americana. De acuerdo con reportes de la misma institución, el tráfico ilegal
de armas hacia México podría ascender a 2 mil armas diarias, entre las que se encuentran
cuernos de chivo, metralletas de guerra tipo Barret (capaces de hacer más de 200 disparos
por minuto), fusiles Barrett de 50 milímetros, armas tipo cohetes antitanque,
lanzagranadas, granadas de fragmentación, armas de fuego de “nueva generación” como
la subametralladora y la pistola FN Herstal (capaces de traspasar blindajes), etcétera.
Las cifras de este instituto coinciden con los reportes de las autoridades mexicanas, en los
que se destaca que más de 90 por ciento de las de armas que han sido decomisadas a los
narcotraficantes, provienen precisamente de la Unión Americana, que son compradas
legalmente en las 12 mil 706 armerías legales que se encuentran en sus estados
fronterizos de California, Texas, Arizona y Nuevo México, y que posteriormente se
introducen en forma ilegal en nuestro país.
No hay duda de que la venta ilícita de armas está estrechamente vinculada con
actividades ilícitas del crimen organizado, como el tráfico de drogas y el terrorismo.
Cabe destacar que ese acuerdo regional no ha sido ratificado por Estados Unidos de
América, pese a la promesa que el presidente Barack Obama hizo en su visita a nuestro
país en abril de 2009 de ratificar el acuerdo y que en un principio fue presentado como
una herramienta fundamental para detener el tráfico de armas hacia México.
Los esfuerzos por sacar de circulación las armas, son parte importante de las estrategias
para prevenir la violencia armada y reducir la inseguridad, entre ellos, la recolección
voluntaria de armas de fuego táctica de prevención de delitos y la incautación forzosa de
armas ilegales.
Una de las experiencias más exitosas es Brasil, tras la adopción del Estatuto de Desarme
de 2003, con lo que se logró recolectar aproximadamente 470 mil armas, destruidas todas
en su totalidad y con una combinación de requisitos según la nueva legislación y la
reducción de la disponibilidad de armas a través del esquema de recompra condujo a una
reducción de 92 por ciento del comercio legal de armas de fuego y una disminución de 8.2
por ciento en el índice general de homicidios.
Otro aspecto importante es el control de las municiones, ya que las armas dependen de
las municiones disponibles y funcionales para ser efectivas, se deben hacer esfuerzos
especiales para recolectar, controlar, almacenar y destruir las municiones en forma
efectiva y segura.
Mientras no se controle y regule con mayor eficacia la forma en que estas empresas
obtienen, almacenan y distribuyen sus armas de fuego, es muy probable que una gran
cantidad de estas armas sigan pasando al mercado negro y contribuyan al creciente nivel
de violencia y de inseguridad en que vive nuestro país.
Artículo 5 o. El Ejecutivo federal, los gobiernos de los estados, del Distrito Federal y los
ayuntamientos realizarán campañas educativas permanentes que induzcan a reducir la
posesión, la portación y el uso de armas de cualquier tipo, de igual forma, la promoción y
realización de campañas de recolección y donación de armas de fuego y municiones,
estableciendo los incentivos que permitan la entrega voluntaria de tales materiales.
I. ...
A. a D. ...
II. ...
Transitorio