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Se ha hablado mucho de Facebook esta semana. Una serie de artículos publicados por
el Wall Street Journal se ha centrado en algunos de los problemas más difíciles a los que
nos enfrentamos como empresa, desde la moderación del contenido y la
desinformación de las vacunas hasta la distribución algorítmica y el bienestar de los
adolescentes. Estos son problemas serios y complejos, y es absolutamente legítimo
que se nos exija rendir cuentas de cómo los tratamos. Pero estas historias han
contenido caracterizaciones erróneas deliberadas de lo que estamos tratando de hacer
y han conferido motivos atrozmente falsos a los líderes y empleados de Facebook.
En el corazón de esta serie hay una acusación que es simplemente falsa: que Facebook
realiza investigaciones y luego las ignora sistemática y deliberadamente si los hallazgos
son inconvenientes para la empresa. Esto cuestiona los motivos y el arduo trabajo de
miles de investigadores, expertos en políticas e ingenieros de Facebook que se
esfuerzan por mejorar la calidad de nuestros productos y por comprender su impacto
más amplio (positivo y negativo). Es una afirmación que solo podría hacerse
seleccionando citas selectivas de piezas individuales de material filtrado de una manera
que presente problemas complejos y matizados como si solo hubiera una respuesta
correcta.
Con cualquier investigación, habrá ideas de mejora que sean efectivas de perseguir e
ideas donde las compensaciones con otras consideraciones importantes son peores
que la solución propuesta. El hecho de que no todas las ideas que plantea un
investigador se pongan en práctica no significa que los equipos de Facebook no estén
considerando continuamente una variedad de mejoras diferentes. Al mismo tiempo,
ninguno de estos problemas puede ser resuelto por las empresas de tecnología por sí
solas, por lo que trabajamos en estrecha colaboración con investigadores, reguladores,
legisladores y otros.
Pero nada de ese trabajo colaborativo se ve ayudado por una visión deliberadamente
sesgada de los hechos más amplios. Por ejemplo, sugerir que la desinformación ha
abrumado de alguna manera nuestra respuesta a la vacuna COVID-19 ignora el hecho
más importante: que la vacilación a la vacuna entre los usuarios de Facebook en EE. UU.
Ha disminuido en aproximadamente un 50% desde enero. El artículo de la Revista
continúa discutiendo extensamente cómo las publicaciones pro-vacunas se ven
socavadas por comentarios negativos, una vez más enterrando un punto crucial: que las
organizaciones de salud continúan publicando porque sus propias medidas muestran
cómo sus publicaciones en nuestras plataformas promueven efectivamente las
vacunas, a pesar de los comentarios negativos. .
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Combatiendo la desinformación ,
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