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Primer parcial domiciliario

Literatura Argentina I

Licenciatura en Letras

Facultad de Humanidades y Artes

Universidad Nacional de Rosario

Año: 2018

Profesora titular: Sandra Contreras

Alumno: Agustin Yapura

Fecha de entrega: 24/07/18


CONSIGNAS:

1) En el apartado 9 de “A la juventud argentina y a todos los dignos hijos de la patria”, que


luego formará parte del Dogma socialista, Esteban Echeverría describe una de las facetas de lo
que presenta como el despotismo de la siguiente manera: “Allí, bajo su sombra, está sentado el
Despotismo, mudo y en perpetua adoración de sí mismo, y en rededor suyo chilla y clamorea
la ciega muchedumbre como en torno al ídolo de Baal los israelitas ilusos”. Y luego en el 26
sostiene: “Los esclavos o los hombres sometidos al poder absoluto no tienen patria; porque la
patria no se vincula con la tierra natal, sino con el libre ejercicio y pleno goce de los derechos
ciudadanos” Analice, tomando en cuenta estas tensiones así como el vocabulario y las imágenes
que ponen en juego, la manera en que “El matadero” construye el colectivo de los otros como
chusma y las formas en que dramatiza las diversas relaciones entre este colectivo y los
individuos (sean los que se destacan dentro de esa multiplicidad, sean los que ejercen el poder
-dentro y fuera de el matadero- o los que se le oponen).

2) En el centro del capítulo V, “Vida de Juan Facundo Quiroga. Infancia y juventud”, Sarmiento
compone esta imagen: “La carrera gloriosa de las armas se abría para él con
los primeros rayos del sol de Mayo; y no hay duda que con el temple de alma de que
estaba dotado, con sus instintos de destrucción y carnicería, Facundo, moralizado por la
disciplina y ennoblecido por la sublimidad del objeto de la lucha, habría vuelto un día
del Perú, Chile o Bolivia, uno de los generales de la República Argentina, como tantos
otros valientes gauchos que principiaron su carrera desde el humilde puesto del soldado.
Pero el alma rebelde de Quiroga no podía sufrir el yugo de la disciplina, el orden del
cuartel, ni la demora de los ascensos. Se sentía llamado a mandar, a surgir de un golpe,
a crearse él solo, a despecho de la sociedad civilizada y en hostilidad con ella, una
carrera a su modo, asociando el valor y el crimen, el gobierno y la desorganización.”
Seleccione las imágenes y los tópicos que aquí sintetizan el singular individualismo de
Facundo y analice las tensiones que lo caracterizan como una fuerza emergente. Tenga
presente las otras imágenes clave del capítulo: entre “el hombre grande, el hombre de
genio, a su pesar, sin saberlo él” y “el tipo de la barbarie primitiva”.
1) La representación de la masa, o del colectivo de los otros, en El Matadero de Echeverría
está basada en una profunda convicción política-filosófica derivada de las ideas de la
Ilustración. Son ellos quienes, justamente, entienden al pueblo como una categoría que permite
el desarrollo de la democracia, ven al pueblo como un aval para lograr un Estado moderno que
propicie el constante movimiento hacia el avance y el progreso de la sociedad. A la vez, para
los ilustrados el concepto pueblo es el de un cuerpo político activo y necesario para el progreso,
sin embargo, esta idea no es del todo positiva, sino que contiene cierta concepción negativa de
lo popular, en palabras de Martin Barbero:

A la noción política del pueblo como instancia legitimante del Gobierno civil, como generador de la nueva
soberanía, corresponde en el ámbito de la cultura una idea radicalmente negativa de lo popular, que
sintetiza para los ilustrados todo lo que éstos quisieran ver superado, todo lo que viene a barrer la razón:
superstición, ignorancia y turbulencia1.

Es la misma chusma representada en El Matadero quien pone en peligro constante los


pilares de la civilización y el progreso hacia la modernidad. La misma revolución que posibilitó
y dió lugar al progreso y la libertad, es al mismo tiempo, quien genera un nuevo lugar para la
muchedumbre. Y al mismo tiempo, esta nueva posición de las masas ignorantes y salvajes en
el Estado moderno amenaza con destruir y frenar las mismas instituciones creadas como
producto de la revolución. Vemos en el Dogma Socialista de Echeverría que cuando se habla
de porvenir, el pueblo aparece siempre como un sujeto político, como una mayoría uniforme
que avanza hacia un futuro de civilización y progreso. En cambio, cuando el espacio temporal
al cual se alude es el pasado y el presente, se habla del pueblo como una multitud fragmentada,
o en condiciones de inferioridad a las cuales se les imprime una caracterización negativa, asi lo
dice Echeverria:

El pueblo, antes de la revolución, era algo sin nombre ni influencia; después de la revolución apareció
gigante (...) La turba, el populacho, antes sumergido en la nulidad, en la impotencia, se mostró entonces
en la superficie de la sociedad, no como espuma vil, sino como una potestad destinada por la Providencia
para dictar la ley y sobreponerse a cualquiera otra potestad terrestre2.

El autor del Dogma observa y caracteriza a un sector inferior como el populacho, como
un otro inferior, este conglomerado inferior de personas es una masa que debe ser educada y
enseñada con el fin de poder ejercer los deberes y derechos de un ciudadano moderno, el

1 Barbero, Jesús Martín (1991). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. México, México:
Editorial Gustavo Gili, pág. 15.
2 Echeverría, Esteban (sin fecha de publicación). Dogma Socialista. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Jackson, pág. 154-

155.
argumenta que: “Para emancipar las masas ignorantes y abrirles el camino de la soberanía, es
preciso educarlas3.” Se necesita educarlas porque estas masas son indisciplinadas, sin razón,
viven espontáneamente según sus instintos y son peligrosas en su estado de constante
salvajismo. En este mismo sentido, aunque estas masas son libres y están emancipadas
políticamente, para Echeverría estas aún no han conocido la senda de la verdadera libertad. Por
esta misma razón, necesitan ser educadas, necesitan de la guía y los caminos de la Ilustración.
El problema radica en que el populacho no cree que necesita instrucción, no percibe su
necesidad de comprender la razón moderna; y en esta doble concepción: de Echeverría para con
el populacho y del populacho hacia los ilustrados, notamos la escisión ideológica que marca la
sociedad argentina de 1840, tal como lo expresa Beatriz Sarlo:

La materialidad de lo social impone sus leyes. En este caso la coexistencia violenta de dos mundos. (…)
Los opuestos sociales que se enfrentan en el espacio del matadero son tan irreconciliables que su
entrecruzamiento no puede producir sino tragedia 4.

Y es exactamente en El Matadero donde Echeverría reafirma las características


negativas de la muchedumbre, y ahonda en la descripción peyorativa del pueblo que habita en
una suerte de pequeña república del matadero. Así se recrea el mundo del salvajismo y de los
excesos en los limites de la ciudad, así se pasa de la plebe a la chusma, representando así: el
modo bárbaro en que se desarrolla la sociedad argentina de aquel entonces. A partir de esta
mirada del otro, esa chusma del matadero va haciéndose visible en la superficie pública y
empieza a ocupar un lugar protagónico en la historia de la Nación Argentina. Al mismo tiempo
es en el espacio físico y geográfico del matadero donde habita y se desplaza la chusma, es una
zona de borde representada como un espacio hostil que acosa y agrede a todo aquel que se
presente como diferente. El matadero se trata de un territorio donde predominan los instintos,
donde la violencia y el salvajismo son la moneda corriente. Todo lo horrible y lo feo, la
monstruosidad misma, está representada en el matadero; es un sector inmundo, una pequeña
república bárbara que tiene el potencial de asesinar a la patria. Es a la vez un espacio político,
donde se administra poder y donde existe una alianza entre las masas y el Restaurador, y en
este sentido Echeverría no discute que el gobierno tenga apoyo popular, sino que discute y pone
en evidencia por medio de su obra la calidad de ese apoyo. Pone en evidencia las bases de este
apoyo popular, el cual es un tipo de adhesión ilimitada, que derivara luego en el Despotismo
como ídolo de esta pequeña sociedad rural. Así el pueblo es definido negativamente por sus

3Ibidem, pág. 173.


4Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo (1997). “Esteban Echeverría: el poeta pensador” en Ensayos Argentinos: de
Sarmiento a la vanguardia. Buenos Aires, Argentina: Ariel, pág. 45.
desbordes, turbulencias y descontrol. Esta sociedad genera un ambiente de peligro excesivo
para aquellos que se acercan a sus dominios con otras ideas o perspectivas.

La diversidad de habitantes de este populacho es característica, cada uno es


caracterizado y nombrado según las actividades que desarrollan: las negras achuradoras, los
muchachos achuradores, los matarifes, los carniceros y los jefes. Junto a las personas también
son presentados los animales que forman parte del espacio del matadero, seres que chillan y
que son presentados como los portadores de la animalidad que el narrador luego atribuirá a
todos los habitantes del matadero, así los describe el juez en el matadero:

Sí, la fuerza y la violencia bestial. Ésas son vuestras armas, infames. ¡El lobo, el tigre, la pantera, también
son fuertes como vosotros! Deberíais andar como ellos, en cuatro patas 5.

Asimismo, la individualidad y las voces de otros adentrándose en los territorios del


matadero generan una tensión que termina en tragedia, humillación o rozando los límites del
salvajismo. Martín Kohan plantea que el relato presentado en El Matadero evidencia una
tensión entre movilidad y detención, entre contención y desborde, lo cual lleva a que los cuatro
episodios principales del relato se resuelvan bajo esta tensión, estos son: la fuga del toro, el
chasco del inglés, la muerte del niño y la muerte del unitario6. Es que la violencia popular es
muy fuerte y está en constante movimiento dentro del matadero, se hace difícil de contener y
atenta contra el derecho de cualquier otra individualidad que quisiera recorrer la zona del
matadero. A cualquier individuo que transite por ese lugar le espera un destino mortal o
humillante propiciado por las condiciones de los salvajes e ignorantes:

Llamaban ellos salvaje unitario (…) a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a
todo hombre decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de las luces y de la
libertad7.

Este enfrentamiento entre muchedumbre dominada por la voluntad y los instintos, y la


categoría de individuo libre e ilustrado que postula el unitario es clave en la comprensión de las
tensiones sociales que quiere describir Echeverría. Todas estas relaciones son un conflicto puro
y constante, la violencia dentro del matadero genera que conceptos contrarios puedan convivir
dentro de la esfera social del matadero de una manera carnavalesca. Es así como luego de la
tragedia de la muerte del unitario, las conciencias de los habitantes siguen cauterizadas por su

5 Echeverría, Esteban (2007). El matadero. La cautiva. Buenos Aires, Argentina: Gradifco, pág. 32.
6 Cfr. Kohan, Martí (2006). “Las fronteras de la muerte” en Alejandra Laera y Martí Kohan (comps.): Las brújulas del
extraviado. Para una lectura integral de Esteban Echeverría. Rosario: Beatriz Viterbo Editora, pág. 183.
7 Echeverría, Esteban (2007). El matadero. La cautiva. Buenos Aires, Argentina: Gradifco, pág. 34.
ignorancia y no reflexionan profundamente del hecho que han cometido, sino que se ríen y

hacen chistes, su única reflexión es esta: “Pobre diablo, queríamos únicamente divertirnos con
él y tomó la cosa demasiado a lo serio – exclamó el juez frunciendo el ceño de tigre–8.”

2) En el Facundo Sarmiento advierte que el territorio nacional es un espacio en el que


existen fuertes tensiones, causadas por los diferentes tipos de civilizaciones que en él conviven:
ciudades, campañas y desiertos son los espacios que coexisten para crear el contexto social de
la Nación Argentina. Dentro de este amplio campo de conglomeraciones la civilización y
barbarie entran en una constante lucha: la idea ilustrada del hombre moderno como un individuo
de luces y conocimiento capaz de progresar y perfeccionarse constantemente, en contra de la
idea pasiva del hombre bárbaro que pasa su tiempo en las pulperías, un hombre dirigido por el
ocio y las pasiones sin límites.

Vemos en la figura biográfica de Facundo Quiroga la representación de la masa y el


relato del movimiento de la misma, vemos como la masa bárbara se individualiza en el
caudillismo bárbaro de Quiroga. En este sentido, es esta caracterización de la barbarie la cual
ha interrumpido el progreso de la ciudad moderna, anulando así los avances que se habían
conseguido luego de la revolución. El caudillismo, en si mismo, es una catástrofe para
Sarmiento porque tiene la potencialidad de desarticular la unidad nacional, es por esto que en
la construcción del personaje de Facundo Sarmiento busca poner en el relieve y en la escena la
voz de la masa en virtud de su héroe y representante: Facundo Quiroga. Así comienza su
descripción bajo los limites y la atmosfera de una vida llena de barbaries constantes, contrarias
al progreso. La vida pastoril misma que Sarmiento describe es un elemento de acción política
en las manos de los caudillos. Pero no un tipo de vida política según los ilustrados, sino un tipo
de vida pastoril que se traduce en el estancamiento de lo que el ilustrado entiende por vida
política y social. El gaucho es capaz de vivir bajo un exceso de ocio utilizando su tiempo en las
pulperías. En este espacio el encuentro con otros semejantes es superficial y fugaz, animado
únicamente por la competencia y los juegos de azar, allí se comprueba la virilidad y el
salvajismo de cada uno y se exaltan estas virtudes como aquellas que deben ser perseguidas.
Nada de lo que se hace en las pulperías tiene interés social o apunta al progreso, sino que, todo
lo contrario. Así se describe la vida de Facundo, representando el andar de estas masas:

“Facundo, al fin de un año de trabajo asiduo, pidió su salario, que ascendía a setenta pesos; montó en su
caballo sin saber a donde iba; vio gente en una pulpería; desmontose y alargando la mano por sobre el

8 Ibidem.
grupo que rodeaba el tallador, puso sus setenta pesos en una carta; perdiolos y montó de nuevo, marchando
sin dirección fija (…)9.”

Al mismo tiempo, aunque Facundo tiende al ocio, a la vida pasional e instintiva, a la


vez, desea y tiene ansia de crecimiento sin límite. Para Sarmiento lo único que mueve a Facundo
es la voluntad de ostentar poder, o de obtener reputación, de poner en escena su fama, sus
excesos y su poder. Esto es lo que motiva su valor, el cual es resaltado por Sarmiento, pero
también esto hace que actué sin dirección a veces para mal y otras veces para bien, aunque no
es cruel, no puede controlar sus pasiones ni sus deseos. La voluntad de obrar le hace ir en
cualquier dirección, y esto es símbolo de barbarie primitiva. Para este caudillo los limites no
existen, sino que sale de su provincia y convierte a la Rioja en una maquina de guerra que ira
bajo su liderazgo hacia donde la lleven. Facundo es el “grande hombre” comparando sus
hazañas con las de Alcibíades y Napoleón:

“(…) que dominaba a sus condiscípulos y se atrincheraba en su cuarto de estudiante para resistir a un
ultraje. De Facundo se refieren hoy varias anécdotas, muchas de las cuales lo revelan todo entero 10.”

Facundo es ese héroe con capacidad de atracción y liderazgo, comparado con el Cesar,
el Tamerlan y el Mahoma, cuyas anécdotas deben ser contadas y admiradas. Esta escritura
biográfica de Facundo pone en evidencia las motivaciones del autor, quien buscaba representar
la voz del otro en la individualización bajo la figura y vida del caudillismo bárbaro de Facundo,
según Ramos de esto trata la escritura de Sarmiento:

“Para reordenar la vida pública, había que incorporar –no alienar– al otro. Y el primer paso hacia esa
incorporación era la representación de la barbarie. Había que oír los cuentos del otro, hasta entonces
desconocidos por el “saber” letrado11.”

La fuerza incontrolable e irresistible que guía el crecimiento ilimitado de la masa se


presenta caracterizada como aquel ser que vive bajo una constante rebeldía y que haya su placer
en la simple vida rebelde, esa es su ley y su accionar; no reconoce lógica ni razón, solo se trata
de un puro hacer impulsivo. Facundo:

“Es el hombre de la naturaleza que no ha aprendido aún a contener o a disfrazar sus pasiones, que las
muestra en toda su energía, entregándose a toda su impetuosidad” (…). Facundo es un tipo de la barbarie
primitiva; no conoció sujeción de ningún género; su cólera era la de las fieras (…) 12.”

9 Sarmiento, Domingo Faustino (2007). Facundo. Buenos Aires, Argentina: Gradifco, pág. 76-77.
10 Ibidem, pág. 75.
11 Ramos, Julio (1989). “Saber del Otro: Escritura y oralidad en el Facundo de D. F. Sarmiento” en Desencuentros de la

modernidad en América Latia. México: Fondo de Cultura Económica, pág. 75.


12 Sarmiento, Domingo Faustino (2007). Facundo. Buenos Aires, Argentina: Gradifco, pág. 81.
Al mismo tiempo, Sarmiento describe a Facundo con algunas características positivas,
exaltando su valentía mas allá de las motivaciones que lo guíen, además exalta que cuando
enfrenta a la muerte sigue los designios de su personalidad rebelde y de sus propios deseos de
grandeza, mostrando así gran convicción. Para Sarmiento describir a esta figura de Facundo
era poner en relieve la vida misma de esas masas tumultuosas y caóticas, masas que son presas
del puro movimiento y de la irrupción incontrolada, que frenan el progreso y el dinamismo del
proceso emancipatorio en las ciudades argentinas.

Sarmiento se siente atraído por la figura del Facundo, señala que el caudillo Facundo
Quiroga es el único que, realmente, ha logrado llamar su atención. Y esto es porque lo
individual de Facundo solo existe en razón de lo general de la masa y, a su vez, posibilita la
interpretación de lo particular, es decir, la descripción de Facundo complementa la
interpretación del mundo barbárico. Ese mundo que resiste a las instituciones resultantes del
progreso y la revolución se representa en la figura de Facundo, quien vive en constante
separación y rompimiento con estas instituciones de la modernidad. Facundo se separa de su
familia al enfrentarse a su padre, al mismo tiempo deja de ir a la escuela luego de una pelea con
su maestro y, también, deserta del ejército. Tiene como característica una resistencia hacia las
instituciones, él es quien comparte esto con la masa y al mismo tiempo la guía y arrastra a
romper y separarse de todo tipo de institución, Facundo establece una forma de vida por fuera
de la modernidad. En otros términos, es salvajismo en estado puro, movimiento descontrolado
y comandado por las pasiones, lo cual solo puede suponer una cosa: destrucción. Así es la vida
de Facundo, es una vida llena de excesos y caprichos, su forma de ejercer el poder no es por
medio de la admiración, sino por medio del terror y el temor que inspiraba a los demás.
Altamirano plantea que esta forma de ejercer el poder deriva en el despotismo figurada por
Sarmiento en Facundo Quiroga:

“Pero si tal es el principio o resorte del despotismo, ese mal político que no sólo viene del desierto, sino
que produce desierto a su alrededor, ninguna ley, ninguna regla, según lo vimos antes, controla o modera
los impulsos y los caprichos del déspota. La arbitrariedad es inherente a la naturaleza de ese tipo de
gobierno. Podemos reconocer el funcionamiento de esta idea en muchas de las escenas a través de las
cuales Sarmiento cuenta la vida de Quiroga, escenas en que éste aparece, una y otra vez, entregado al
talante y los caprichos del momento13.”

13
Altamirano, Carlos (1997): “El orientalismo y la idea del despotismo en el Facundo” en Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo:
Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia. Buenos Aires: Ariel, pág. 190.
BIBLIOGRAFÍA:

- Altamirano, Carlos (1997): “El orientalismo y la idea del despotismo en el Facundo” en


Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo: Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia. Buenos
Aires: Ariel.

- Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo (1997). “Esteban Echeverría: el poeta pensador” en


Ensayos Argentinos: de Sarmiento a la vanguardia. Buenos Aires, Argentina: Ariel.

- Barbero, Jesús Martín (1991). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y
hegemonía. México, México: Editorial Gustavo Gili.

- Echeverría, Esteban (sin fecha de publicación). Dogma Socialista. Buenos Aires, Argentina:
Ediciones Jackson.

- Echeverría, Esteban (2007). El matadero. La cautiva. Buenos Aires, Argentina: Gradifco.

- Kohan, Martín (2006). “Las fronteras de la muerte” en Alejandra Laera y Martín Kohan
(comps.): Las brújulas del extraviado. Para una lectura integral de Esteban Echeverría. Rosario:
Beatriz Viterbo Editora.

- Ramos, Julio (1989). “Saber del Otro: Escritura y oralidad en el Facundo de D. F. Sarmiento”
en Desencuentros de la modernidad en América Latina. México: Fondo de Cultura Económica.

- Sarmiento, Domingo Faustino (2007). Facundo. Buenos Aires, Argentina: Gradifco.

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