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EL PROBLEMA DE LA MODERNIDAD EN

AMÉRICA LATINA
UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICO-SOCIOLÓGICA A LA
CONTRADICCIÓN CIVILIZACIÓN-BARBARIE
joaquín santana

H ace ya más de un siglo, en uno de los


ensayos más hermosos e importantes
escritos sobre América Latina, José Martí
admiración la manera en que Buenos Aires
prepara su futura grandeza.
No es propósito del presente trabajo
enfrentaba el problema de la modernidad adentrarse en las honduras hermenéuticas
en el subcontinente y alertaba de los de la obra martiana. Una respuesta inicial a
numerosos peligros internos y externos que estas supuestas o posibles incompatibilidades
se cernían sobre nuestras tierras. Su descansa en que la crítica de Martí a la
conocimiento de la situación de nuestros falsa erudición no reniega de las conquistas
pueblos y su fina sensibilidad poética lo del pensamiento y la ciencia europeas. Sí
llevaron a rechazar el excesivo culto por lo es intención expresa del autor de estas
europeo, e impugnar la contradicción líneas subrayar la complejidad y contradic-
civilización-barbarie, tan al uso de la toriedad del problema de la modernidad
ensayística de la época, como elemento y su expresión latinoamericana como
clave para llevar a cabo un proceso de enfrentamiento de la civilización con
modernización. Para Martí, la verdadera la barbarie.
contradicción se hallaba entre la falsa Esta complejidad dimana de factores de
erudición y la naturaleza. (Martí, 1993,482). diversa índole. Algunos de ellos se vinculan
Esta, al buscar remedio a nuestros males, los laberínticos procesos de búsqueda de una
imponía fórmulas ajenas a nuestras condi- identidad propia. Otros se asocian a los
ciones y generaba rechazos y resistencias fenómenos resultantes de la construcción
que hacían fracasar lo proyectado. de utopías y proyectos sociales. En última
Con estas ideas, Martí abre una nueva instancia, estas dificultades se resumen en los
perspectiva para el análisis, perspectiva que avatares y desaciertos de una determinada
él no puede explotar y que permanece hasta interpretación de la historia interconectada
hoy en día insuficientemente trabajada. con un específico ideal de progreso y un
No obstante, la lectura de éste y otros determinado papel para la actuación de los
textos puede crear la impresión de cierta sujetos sociales.
contradictoriedad en la lógica interna del A esto, se une la existencia de una profusa
pensamiento martiano. Mientras por un literatura que hace más ardua la labor del
lado rechaza la polaridad civilización- que se proponga estudiar el problema.
barbarie, por otro admite con beneplácito Puede afirmarse, casi sin temor a pecar de
que los jóvenes de América salgan al mundo absoluto, que la lucha de la civilización
escoltados por Bolívar y Spencer, o ve con contra la barbarie se ha presentado como

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el sustrato argumental más socorrido de la inadaptado: el mundo moderno. Mientras
novelística latinoamericana. Pero la dualidad los países iberoamericanos permanecían en
civilización-barbarie no ha sido objeto el mundo de ideas y creencias, de hábitos
exclusivo de la predilección de escritores y costumbres establecidos por los poderes
como José Eustaquio Rivera, Rómulo de la Península Ibérica, el resto del mundo
Gallegos, Alejo Carpentier o Gabriel marchaba por otros caminos distintos.
García Márquez, por sólo mencionar algunos caminos que, ante los sorprendidos ojos
de los más representativos. Junto a la iberoamericanos, se presentaban como
literatura de ficción se encuentra una enorme opuestos y casi inconciliables con los que
e incontable producción intelectual de ellos habían recibido como herencia.
carácter económico, sociológico, político, Inglaterra con su revolución industrial y
histórico o filosófico que explícita o implí- sus instituciones políticas; Francia con su
citamente se ha hecho eco del tema por más revolución política e ideológica, y los Estados
de doscientos años. Unidos con sus nuevas instituciones de
Llegada a América con los «descubridores», carácter liberal y democrático mostraban
la problemática de la civilización-barbarie otras rutas al mundo».(Zea.1976,179)
devino el instrumento ideológico por Sin embargo, la mayoría de los estudiosos
excelencia para justificar la conquista y olvida, como bien señala Fernando Mires,
colonización del nuevo mundo. Esta adquirió que la formación del estilo social desarrollista
un carácter y contenido nuevo al asociarse de pensamiento comenzó mucho antes.
a la modernización y a los procesos mentales Justo cuando los Borbones se empeñaron
de lo que pudiera denominarse contempo- en restaurar el perdido poderío español
ráneamente como estilo de pensamiento y dieron luz verde a un proyecto de
desarrollista. La mayoría de los autores que modernización de las diferentes regiones
estudian la cuestión no vacilan en situar del imperio. Por ello no resulta desacertada
los orígenes de este fenómeno en las primeras la tesis de este autor cuando plantea que:
décadas del siglo XIX, cuando los sectores «En cierto modo la ideología dominante de los
dirigentes y la intelectualidad de las criollos dependentistas puede caracterizarse
emergentes naciones latinoamericanas como una suerte de radicalización, en sus
aspiraban a alcanzar un nivel de desarrollo en formas francófila y anglófila, del propio
sus respectivos países equiparable a los niveles ‘despotismo ilustrado’ que quisieron
de progreso y modernidad logrados por implantar las autoridades de la Península
Inglaterra, Francia y otras naciones europeas. durante el declive del período de domina-
Leopoldo Zea, en su libro Filosofía y ción colonial» (Mires1993,25).
cultura latinoamericana, escribe al respecto: A partir de ese momento aparece en
«El mundo iberoamericano colonizado por América Latina una ideología que, al tomar
España y Portugal entra en el siglo XIX como modelo a algunas naciones de Europa y
en la más extraña aventura en que un más tarde también a los Estados Unidos,
conjunto de pueblos pueda entrar en el promoverá la realización de un proceso
campo de las ideas: la aventura que civilizatorio conducente a la modernidad de
significa tratar de deshacerse de la propia nuestros países. Este estilo de pensamiento se
formación cultural para adoptar otra. El prolonga con algunas variantes hasta nuestros
mundo iberoamericano se encuentra frente a días, nutriendo diversas teorías aún después de
un mundo dentro del cual se siente la crisis del desarrollismo de corte cepalino.
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Era natural que los primeros exponentes en las sociedades latinoamericanas, y el
de esta ideología no empleasen el concepto poder hegemónico y estrechos vínculos de
de desarrollo sino la terminología de su la oligarquía con el mercado mundial, habría
época. En su vocabulario se encontraba la que concluir que una transformación
palabra civilización desde la cual era radical del statu quo era si no imposible, harto
deducible el progreso. Rasgo característico difícil. Fenómenos como la esclavitud o el
de casi todos sus representantes era el tributo indígena, abolidos durante la lucha
antihispanismo. España era presentada por por la independencia, tuvieron que ser
la propaganda civilizatoria como la causante restaurados ante la imposibilidad del
del atraso y el oscurantismo que imperaba estado nacional de encontrar fuentes para su
en América. Para los más lúcidos, la tarea financiamiento. Esto no niega que en la
iba más allá del mero rechazo, pues consistía mayoría de los casos esta restauración se
en extirpar la colonia que continuaba realizó bajo los imperativos de una oligarquía
perviviendo en las repúblicas. Hombres conservadora que veía así satisfechos
como Esteban Echeverría, Francisco Bilbao, sus intereses.
José María Samper o Juan Bautista Alberdi, No obstante, Latinoamérica se monta en
argumentaron la necesidad de alcanzar la el siglo XIX en el vagón civilizatorio, como
coherencia económico-social mediante la después lo haría en el XX, para insertarse
incorporación definitiva de nuestros países en los carriles del desarrollo. Si se toma
a la economía moderna. como referente comparativo la modernidad
Conviene no identificar las posiciones alcanzada por la Europa industrial y los
de este sector intelectual de franca Estados Unidos, la experimentada por
inspiración demoliberal con el antihispa- América Latina a lo largo del siglo XIX
nismo y europeización por los caudillos y tuvo rasgos peculiares. Curiosamente, las
grupos de raigambre conservadora o anomalías también se harían presentes en este
liberal moderada. Mientras los primeros siglo en medio de la instrumentación de
sustentaban la imperiosa necesidad de los diferentes proyectos de industrialización
producir cambios estructurales como requisito o desarrollo. Alguno de los rasgos anómalos
del progreso anhelado, representando así de la modernización decimonónica pueden
a una burguesía ausente, los segundos resumirse de la siguiente manera:
promovían transformaciones superficiales o
intentaban conciliar lo inconciliable. Tal es, por 1. Simbiosis entre latifundio y modernización.
ejemplo, la postura de Lucas Alamán, que Lejos de comportarse como antagónico
proyecta iniciar la industrialización de México ante la modernización, el latifundio
sin alterar las relaciones precapitalistas —y junto con él, todo el sistema de
existentes y de las cuales él es fiel relaciones sociales que le acompañan—
representante. se mostró como una de sus condicionantes.
Una cuestión diferente es la de la 2. La oligarquía, en especial la agroex-
factibilidad. Siempre nos ronda la pregunta portadora, ante la ausencia de una
en torno a la posibilidad real de producir burguesía nacional, facilita un tipo de
cambios en las estructuras sociales de las modernización favorable a sus intereses.
emergentes naciones de Latinoamérica. Se trata de una modernización proveniente
Si tenemos en cuenta el grado de enrai- fundamentalmente del exterior y que no
zamiento de las relaciones precapitalistas afecta de manera directa las estructuras
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internas. El proceso de modernización tador latinoamericano esa extraña
en América Latina institucionaliza y simbiosis entre las relaciones despóticas
consolida las relaciones que, de acuerdo heredadas del período colonial y la
a una lectura histórica que toma como modernización acelerada de los procesos
paradigma el desarrollo europeo, son productivos. Por lo regular, los gobiernos
características del llamado atraso. dictatoriales, apoyados desde el exterior por
3. Al ser realizada la modernización por las naciones más industrializadas, e
vías externas, ésta se concentró en internamente por las oligarquías más
determinadas ciudades que perdieron intransigentes, abrigaban sueños
tanto económica como culturalmente su modernizadores que, al ser aplicados a
contacto con las regiones interiores. La nombre de la civilización y el progreso,
ciudad modernizada en un inicio por se convertían en una terrible pesadilla
los impulsos exteriores devino en el para las masas pobres y las comunidades
modelo de civilización por excelencia indígenas.
que se oponía a la barbarie rural. Este
fenómeno reflejado de manera gráfica Sintomáticamente, al analizar los aconteci-
por la ensayística de la época, y muy mientos de las últimas cuatro décadas del
especialmente por el Facundo de presente siglo, el investigador pudiera
Domingo Faustino Sarmiento, daba llegar a la conclusión de que la tesis de
inicio a una lógica dual que con variantes Nietzsche sobre el eterno retorno encuentra
se prolonga hasta nuestro días. No en en América Latina su más plena confirmación.
balde el pensamiento de Sarmiento es Las dictaduras militares del pasado reciente,
considerado como precursor de la haciendo abstracción de sus diferencias con
sociología latinoamericana. sus homólogas decimonónicas, también
4. La dominación oligárquica asociada a la justificaban su tiranía presentándose como
modernización se mostró desde un prin- defensoras de la modernidad y el desarrollo.
cipio como extremadamente autoritaria, El impulso más alto en la construcción del
y esto se reflejó en el tipo de gobierno «milagro brasileño» se alcanzó precisamente
fuerte, por lo regular dictatorial, que durante el período de las dictaduras militares.
prevaleció en la mayoría de las repúblicas El neoliberalismo, tan en boga en nuestros
latinoamericanas a lo largo del siglo días, encontró en Chile bajo el sangriento
XIX. El desarrollo y el progreso no régimen de Pinochet, un verdadero labo-
fueron las condiciones necesarias para ratorio social para su experimentación
la democratización de las relaciones políti- práctica.
cas, sino que se comportaron contrario Fue en este complejo entramado de
a lo previsto por las teorías liberales. relaciones políticas, económicas y sociales
Los primeros pasos hacia la moderni- donde se gestó una atmósfera intelectual que
zación en Argentina fueron emprendi- empalmaría perfectamente con la filosofía
dos por la cruel dictadura de Juan y la sociología positivista importada de
Manuel Rosas. Por su parte, Porfirio Europa. Este positivismo latinoamericano
Díaz, que llegó al poder encabezando permeado de un evolucionismo social, cuyo
un movimiento anti-reeleccionista y rasgo principal desde el punto de vista
se perpetuó en éste por más de 30 conceptual era el ascenso progresivo de lo
años, encarna mejor que ningún otro dic- superior, propugnó la destrucción de las
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relaciones consideradas como inferiores, el uso de nuevos vocablos técnicos. En vez
vale decir, no modernas. De ahí el famoso de civilización, se recurre a términos como
lema de la civilización contra la barbarie desarrollo, progreso, integración, formali-
que, dada la existencia de una población zación, etc., mientras que el concepto de
indígena difícilmente asimilable al proyecto barbarie es sustituido por palabras como
de modernidad que se pensaba construir, subdesarrollo, tradición, marginalidad o
adquirió un marcado matiz racista. informalidad.
En Conflicto y armonía de las razas en Llama la atención la persistencia de esta
América, Sarmiento expresaba la esencia de ideología del desarrollo, aún cuando los
este pensamiento al escribir: «Sin más datos estadísticos que la propia CEPAL
rodeos ¿qué distingue a la colonización de ofrece nos hablan del descalabro de las
Norteamérica? El hecho de que los anglo- políticas modernizadoras. Es probable que una
sajones no admitieron a las razas indígenas de las razones de su obstinada permanencia
como asociales y menos como esclavas en radique en la ausencia de un análisis crítico
su sociedad. ¿Qué distingue a la colonización totalizador que, sin renunciar a la idea
española? El hecho de que hizo un de progreso, enjuicie sus fundamentos
monopolio de su propia raza, que cuando evolucionistas y la versión unilineal de la
emigró a América no abandonó la Edad historia y la sociedad.
Media, y que absorbió en su sangre a una En los inicios de un nuevo milenio, el
raza prehistórica y servil» (Sarmiento balance de lo realmente alcanzado por el
1986,362). industrialismo desarrollista y las diferentes
De la aplicación con que el estado políticas modernizadoras se presenta como
argentino siguió los dictados de intelectuales impostergable; si bien no es necesario esperar
como Sarmiento da fe la actual composición por éste para observar la frustración por
racial de la población de este país. Jorge la realización inconclusa del proyecto de
Luis Borges bromeaba con la ironía que lo la modernidad en esta parte del mundo.
caracterizaba, al declarar: «Nosotros somos La modernidad se comporta en América
los únicos verdaderos europeos, pues en Latina como una hija bastarda, y como tal,
Europa, la gente es, ante todo, francesa, despojada de los derechos y ventajas de los
italiana, española...».(Borges 1989,417) hijos legítimos.
Resulta en extremo interesante que las En El laberinto de la soledad, Octavio
valoraciones sobre la evolución del pensa- Paz ofrece un impactante cuadro de la
miento social sitúen a este período como realidad mexicana al observar: «En nuestro
antecedente inmediato de la sociología territorio conviven no sólo distintas razas
latinoamericana. Autores como Gino y lenguas, sino varios niveles históricos.
Germani, Ignacio Sotelo o Velia Cecilia Hay quienes viven antes de la historia;
Bobes coinciden al denominar como otros, como los otomíes, desplazados por
presociológica a esta etapa. No es de sucesivas invasiones, al margen de ella y,
extrañar entonces que una parte de los sin acudir a estos extremos, varias épocas
sociólogos contemporáneos se comporten se enfrentan, se ignoran o se entredevoran
como herederos de este pensamiento y sobre una misma tierra o separadas por
convengan en la vigencia casi absoluta de unos kilómetros» (Paz 1950,18).
la tesis civilización-barbarie. La diferencia En esta reflexión, valedera también para
hay que buscarla, más que en la lógica, en el conjunto de la América Latina, Paz des-
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cribe plásticamente, tal vez sin proponérselo, Escogidas. En tres tomos. La Habana.
la parcialidad de la modernidad en estas Editorial de Ciencias Sociales: Centro de
tierras. Pero además, subraya una cuestión Estudios Martianos.Tomo II, 488.
que no debe quedar inadvertida: la Mires, Fernando, 1993. El discurso de la miseria
coexistencia de niveles históricos y o la crisis de la sociología en América Latina.
culturales diferentes. Caracas. Editorial Nueva Sociedad.
La absoluta confianza con que historia- Paz,Octavio, 1950. El laberinto de la soledad.
dores y científicos sociales se entregaron a México.Cuadernos Americanos. UNAM.
una concepción eurocéntrica de la historia Sarmiento, Domingo Faustino, 1986. Conflicto y
nos ha jugado una mala pasada. El carácter armonía de las razas en América. En :Ideas
progresivo y unidireccional que dimana de en torno a Latinoamérica. México. UNAM.
ésta ha impedido comprender la verdadera Volumen I, 360 365.
naturaleza de nuestras realidades y dictado Zea, Leopoldo, 1976. Filosofía y cultura lati-
un comportamiento extraño a las mismas. noamericana. Caracas. Centro de Estudios
Por ello, hoy más que nunca antes resultan Latinoamericanos Rómulo Gallegos.
necesarias las advertencias de José Martí en
Nuestra América para encontrar una
armónica relación entre la erudición
verdadera y la naturaleza americana.

Bibliografía citada

Borges, Jorge Luis, 1989. Palabras de Jorge Luis


Borges. En : Alain Rouguie. La América Lati-
na: Introducción al extremo occidente. Méxi-
co. Editorial Siglo XXI,416-419
Martí, José, 1992. Nuestra América. En Obras

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