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Hasta finales del Frente Nacional (principios de la década de los setenta), la existencia de
estas guerrillas no representó propiamente una guerra. La violencia se mantuvo en niveles
bajos, en parte porque estos grupos armados estaban en regiones muy periféricas, pero
también porque el Frente Nacional había sido una promesa reformista de modernización y
desarrollo, combinada con una realidad que reprimía la protesta y la movilización social.
No fue sino hasta el final del Frente Nacional que irrumpió una guerrilla que cambiaría el
letargo de la insurgencia. El M19
nació a mediados de esta década como un grupo armado urbano para el que las acciones
militares estaban en función de lograr un gran impacto político sobre el establecimiento y
la simpatía de las masas populares
A algunas elites les preocupaba que la guerrilla lograra sus objetivos revolucionarios,
antes de que fuera demasiado tarde iniciaron negociaciones políticas y la integración a la
democracia durante el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986). Este proceso fue
utilizado por la guerrilla para crecer. Al final del mandato de Betancourt, sus frentes se
multiplicaron y lanzaron con éxito una campaña política, al igual que la Liga Patriótica,
relativamente exitosa en la esfera pública, y desafiaron el poder de los políticos
tradicionales en las elecciones locales y regionales. Hay muchos enemigos en este
proceso de paz. Una gran parte del ejército se opuso a él y lo socavó descaradamente.
Los partidos políticos y las élites económicas se resisten a la paz para promover reformas
estructurales en el país. Finalmente, las élites locales relacionadas con miembros de la
fuerza pública y el narcotráfico crearon las primeras organizaciones militares aprobadas y
escuadrones de la que desataron una guerra sucia contra la izquierda legal y contra las
bases sociales de los grupos insurgentes.
Durante ese período, el ejército dio un gran salto, gracias a los enormes recursos que
obtuvo del plan colombiano. Helicópteros, inteligencia técnica, aviones de combate y
fuerzas dobles son la base para realinear la estrategia y hacer planes de guerra para
derrotar a la guerrilla. Todo ello está en proceso de llegar a un firme consenso entre las
élites a favor de una solución militar al conflicto, que no conduce a una solución
negociada. Consenso plasmado en Álvaro Uribe Vélez y su política de seguridad
democrática de 2002 a 2010. A lo largo de la primera década de este siglo, la guerrilla
perdió sus posiciones, legitimidad y capacidad ofensiva. Luego de sufrir fuertes pérdidas,
incluida la muerte de cinco de los siete miembros históricos de la Secretaría de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, retoman la línea política que
abandonaron hace años y actualmente buscan una salida negociada al conflicto.
El resultado final es la distorsión del uso y la tenencia de la tierra en Colombia hoy. Utiliza
39 millones de hectáreas de ganado, pero lo mejor es no exceder las 24 hectáreas; en
cambio, solo utiliza 4 millones para la producción agrícola, y pueden ser 211. Además,
tiene uno de los índices de desigualdad más grandes del mundo en términos de
distribución de la tierra. A este modelo se suma la reciente expansión del monocultivo de
la industria y la prosperidad de la industria minera. En este contexto, el presidente Juan
Manuel Santos está implementando la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que tiene
como objetivo devolver la propiedad a quienes perdieron su propiedad durante el conflicto,
haciendo propiedad en un país con alto grado de informalidad Legalización de la
propiedad, y en cualquier caso, busca dar tierra a los miles de desplazados que nunca la
han poseído.
Con respecto al documento creo que nos describe esa época con bastantes detalles, con
sus precedentes, el dia a dia del conflicto y su “conclusión”; esto me hace adentrarme más
en la historia, imaginar cada escenario y analizar mejor cada una de las causas y
consecuencias que se dieron en este periodo de violencia.
La forma en la que el poder manejó al pueblo, sin darle límites, ni espacios seguros, sin
lidiar de frente y con inteligencia respecto a los diferentes conflictos y antecedentes dio
paso a que las personas decidieron que la justicia debía darse por sus propias manos, se
forma violenta.