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EL PENSAMIENTO SISTÉMICO: DEL CONSTRUCTIVISMO A LA

COMPLEJIDAD.

El artículo de Peñalver Gómez nos brinda una breve introducción a los paradigmas
científicos que han determinado a la educación desde la modernidad hasta la actualidad.

Invita a explorar la posibilidad de implementar el pensamiento sistémico en la lógica


educativa una vez se han experimentado anteriores corrientes epistemológicas como el
reduccionismo, el anti reduccionismo y el constructivismo piagetiano; inicia su
reflexión realizando un recuento histórico de los modelos epistemológicos que se han
aplicado en educación hasta la teoría de los sistemas. Los modelos explorados son el
mecanicista, el organicista y el procesal.

La primera corriente tiene como modelo la ciencia física del siglo XVII, el cual expone
al conjunto de seres vivos como obedeciendo a una estructura bien engranada y
operativa; la segunda se origina a finales del siglo XIX en donde se dan una serie de
reflexiones teóricas que configuran a las ciencias en general desde una óptica positiva,
es decir, particularmente racional. Lo procesal implica un procedimiento que supone la
intervención de varios elementos que confluyen para dar cuenta de algo.

Ahora bien, el objetivo principal es analizar cómo y de qué forma se piensa desde la
sistémica. La sistémica tiene en cuenta tres grandes familias epistemológicas en la que
se sintetiza los discursos de la ciencia y el conocimiento científico: el reduccionismo, el
anti reduccionismo y el constructivismo.

 El reduccionismo implica el conocimiento de la realidad como un proceso que


reduce lo complejo a lo simple.
 El anti reduccionismo, al contrario, manifiesta la imposibilidad de esta
reducción.
 El constructivismo constituye la salida conceptual de estas posturas polarizadas
del reduccionismo y el anti reduccionismo, es decir, las posturas binarias de lo
objetivo-subjetivo, lo analítico-sintético y lo simple-complejo.

Además de estas familias epistemológicas, se postulan las concepciones del


conocimiento. Se trata del conocimiento realista que es dado y fijado desde los objetos y
fenómenos reales; el conocimiento subjetivo que se crea desde las categorías que utiliza
el sujeto y el conocimiento construido que es un proceso de interacción comunicativa
entre el sujeto cognoscente y el objeto.

El enfoque final del articulo presenta la propuesta del paradigma de la complejidad que
se gesta dentro de la sistémica de Morin, el cual platea como reflexión alejarse del
positivismo y el reduccionismo y buscar una plataforma de la complejidad, un tipo de
pensamiento dialógico y paradójico. La complejidad retiene los presupuestos
interaccionistas y relativista del constructivismo, pero va más allá. Se debe entender por
complejidad la afección al mundo fenoménico (la realidad), al mundo del pensamiento
(subjetivismo), la realidad y la lógica formal. Esta sistemática defiende la inevitable
unión en términos de implicación mutua de nociones, fenómenos que se habían
entendido como excluyentes introduciendo el concepto “holon”, el cual constituye el
núcleo conceptual básico de la complejidad por reunir en él lo irreconciliable, es decir,
acepta lo complejo, lo irreductible, la indeterminación, lo azaroso y lo paradójico de la
realidad y el pensamiento.

Como cierre del artículo, se deja abierto el debate para considerar la postura
epistemológica y filosófica de la complejidad en la actividad teórica y práctica de la
educación hacia una teoría compleja de la educación que concibe un pensamiento
multidimensional, lo que implica que el pensamiento se encuentra en dialogo
permanente consigo mismo, la realidad y el conocimiento como inacabado, incierto y
paradójico.

El rol de la educación va a tener que esclarecer la apertura para la participación de un


pensamiento complejo y sistémico; permitiendo de esta manera que se inicie o incentive
un nuevo proceso del pensamiento que se ancla en lo educativo y propone el trabajo con
conceptos que antes eran irreconciliables.

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