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desaprovechados” (san Juan de la +). Tenga esta idea presente al leer lo que aquí le escribo.
Me contaba el otro día de: “su desaliento, su “desastre espiritual”, mediocridad, etc.”. Dos son las
cusas por las cuales el alma queda retardada en el progreso espiritual:
La negligencia en las cosas pequeñas y la huida de los sacrificios arrastran al abandono del combate
espiritual contra nuestros defectos, particularmente contra nuestro defecto dominante (sensualidad,
orgullo, soberbia, ira, etc.). Este defecto dominante, cuando no es combatido, junto con el desorden
espiritual y la inconstancia dispone nuestra alma para que escape a las fatigas y renuncias que
implica el progreso de la vida espiritual.
Cuando la vida deja de elevarse hacia Dios cae en la tristeza que apesadumbra el alma. De allí nace
en nosotros: la malicia, el rencor, el desaliento y, finalmente, la disipación del espíritu que busca las
cosas prohibidas. Este interés por las cosas prohibidas se evidencia en la exteriorización de la vida, en
la curiosidad, en la inquietud, en la inestabilidad de ánimo y en la estéril agitación.
Remedios:
Yo le propongo, lo siguiente:
1. Una tanda de Ejercicios Espirituales. ¿hace mucho que no los hace? Esto es ideal para
renovar el deseo de santidad. Para que el alma se perfeccione cuanto pudiere, en el estado
de vida escogido (S. Ignacio).
2. Por lo pronto, hasta que realice los ejercicios, trate de profundizar en lo que le escribí la
última vez:
a. oración diaria -meditación- (si puede 10 minutos que sean diez minutos, ni más ni
menos, si puede 15 que sean 15, vea usted).
b. Práctica de la presencia de Dios a lo largo del día, para que la oración diaria sea más
provechosa, sin tanta distracción.
c. Sacrificios u ofrecimientos diarios (sobre todo en relación al defecto dominante, en
aquello que más le cueste).
Decía santa Teresita que sólo hay un día para amar a Dios: “hoy”. No se desaliente, no se desanime.
Tal vez, por su temperamento (Emotivo, Activo, Primario) si no ve los logros inmediatos en la vida
espiritual, el alma tiende a desalentarseal observar que una y otra vez cae en las mismas miserias. La
perfección espiritual, la lucha contra el pecado, las imperfecciones, lograr una vida de oración, es un
trabajo de toda la vida. Si se desalienta no dude en llevar esa preocupación una y otra vez a la
confesión, todas las veces que sean necesarias.
No dude en escribirme si lo precisa, la cuido con mis oraciones por pobres que sean.
En Cristo y María
Para evitar la divagación, es muy conveniente distribuir a lo largo del día los actos de devoción:
examen de conciencia, santo rosario, momento de oración. Seguramente alguna vez habrá hecho
esto.