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El agua de una tormenta intensa no puede infiltrarse en un suelo saturado y fluye por la ladera formando surcos. La energía del agua en las líneas de flujo principales excava surcos en el suelo como un cuchillo en la mantequilla. Un camino a media ladera puede bloquearse por los grandes surcos formados por el agua después de la tormenta violenta.
El agua de una tormenta intensa no puede infiltrarse en un suelo saturado y fluye por la ladera formando surcos. La energía del agua en las líneas de flujo principales excava surcos en el suelo como un cuchillo en la mantequilla. Un camino a media ladera puede bloquearse por los grandes surcos formados por el agua después de la tormenta violenta.
El agua de una tormenta intensa no puede infiltrarse en un suelo saturado y fluye por la ladera formando surcos. La energía del agua en las líneas de flujo principales excava surcos en el suelo como un cuchillo en la mantequilla. Un camino a media ladera puede bloquearse por los grandes surcos formados por el agua después de la tormenta violenta.
El agua, tras una tormenta intensa, no puede infiltrarse en un suelo ya saturado y se
trasporta ladera abajo por escorrentía superficial. La irregularidad del terreno obliga frecuentemente a que no fluya por todo el espacio y se dirija hacia líneas de flujo preferentes. En estas últimas, la energía del torrente de agua se hunde en el suelo como un cuchillo en la mantequilla, generando surcos. Nótese que a media ladera existe un camino que, tras la violenta tormenta, puede llegar a imposibilitar el tráfico rodado debido al surco o surcos que se pueden llegar a producir. Tras cruzarlo, el agua parece concentrarse aun más, incrementando su poder erosivo.