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Maria Granda
Maria Granda
1920-1983
Mujer indoblegable
Biografías - 353
Biografías
El personaje y su tiempo ‘Los Morochucos’. En esa época, Chabuca no sabía cómo agradecerle
a mi mamá. Y le hizo ‘La flor de la canela’.
-¿Qué ocurrió después de esa noche en casa de José Moreno? ¿Chabu-
1920 (3 de setiembre)
ca fue y le cantó a doña Victoria?
Nace en Cotabambas
-No. Fue una sorpresa que le dio el día de su santo. Chabuca estaba ha-
1983 Muere en Lima, a la ciendo el valse desde hacia meses. En esa época ella trabajaba en la
edad de 63 años. Antigua Botica Francesa. Era consejera de los productos de belleza He-
lena Rubinstein. Entonces, cuando mi hermana y yo pasábamos por el
jirón de La Unión, nos convidaba el heladito. Servían los helados en
una conchita. Era precioso cómo los servían. Chabuca nos llevaba des-
pués al baño para cantarnos lo que estaba componiendo. Los pedaci-
tos que iba escribiendo de ‘La Flor de la Canela’. El 21 de julio de
1950, día en que mi madre cumplía 48 años, le cantó el vals.
-Cuando Chabuca dice: ‘del puente a la Alameda, menudo pie la lle-
va’, ¿se está refiriendo al Puente de Palo?
-Claro. Ella hablaba del Puente de Palo.
Sin duda por eso dice: ‘ahora que aún se mece en un sueño el viejo
puente, el río y la Alameda’.
-Los Azcuez me dijeron que eran tíos de Alejandro Villanueva... ¿Tam-
bién él era jaranista?
-No, pero era muy ayayero. En el sentido de que terminaban de jugar,
y todos los del Alianza se reunían en mi casa. Alejandro era bajoponti-
no. Mis tíos eran aliancistas hasta los huesos. Como lo era Pablo Casas.
Y había el parentesco con Eugenio Segalá, el arquero del Alianza que,
por razones de trabajo, no pudo ir a la Olimpíada de Berlín. En lugar
de él fue Juan Valdivieso.
Había también una vinculación con Julio Quintana, con Filomeno Gar-
cía, con Villalta del Alianza de esa época.
Con esa gente se juntó, para darles su inspiración y para recibirla, Cha-
buca Granda y Larco, la que un día dijo a su amigo argentino Antonio
Rodríguez Villar: ‘El éxito me hizo ver otros sitios, otros ámbitos y co-
nocí más a mi país. Me di cuenta de que yo había ascendido al pue-
blo’.
No era solo la tradición, porque era también la esperanza. Lo dijo en
su valse dedicado al Perú: ‘Es un gigante al que arrullan sus anhelos.
Bello durmiente que sueña frente al cielo’. Lo cantó el niño Mariano
Huaychillo el día de su entierro.
Con sus ojos azules, bajo la niebla color perla que el lucero doraba,
Chabuca Granda abría ventanas a un ensueño, a una enredadera de
ilusión y memoria.
Había ascendido al corralón de su pueblo, y allí sembró una flor. Cha-
buca, una canela que florece mucho".
Y recuerda que....
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