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EL PRINCIPE – NICOLAS MAQUIAVELO

El príncipe es un tratado de doctrina política compuesto por Nicolás


Maquiavelo en 1513 mientras se encontraba en San Casciano confinado por la
acusación de haber conspirado en contra de los Medici. Maquiavelo dedicó la
obra a Lorenzo II de Medici, hijo de Pedro II de Medici, con la esperanza de
reconquistar el encargo de Secretario de la República, y fue publicada
póstumamente en 1532. Se trata sin duda de su obra con más renombre,
aquella por la cual ha nacido el sustantivo "maquiavelismo" y el adjetivo
"maquiavélico".

La primera mención de esta obra se hace en una carta fechada el 10 de


diciembre de 1513 direccionada al amigo Francesco Vellorí, en respuesta a una
carta de este último que contaba su vida en Roma y que pedía noticias sobre la
vida que llevaba Maquiavelo en San Casciano. Este último respondió
contándole los aspectos toscos de la vida en el campo y hablando también de
sus estudios, declara de haber compuesto un opúsculo intitulado "De
principatibus".

Es una pequeña obra que no se puede a Escribir a un género particular en


cuanto no tiene las características de un verdadero tratado. Se le ha
considerado como un libro de carácter divulgativo.

La obra entera fue compuesta en la segunda mitad de 1513, salvo la


Dedicatoria y el último capítulo, los cuales fueron compuestos pocos años
después. La primera edición e impresión data de 1532. El príncipe se compone
de una dedicatoria y veintiséis capítulos de diversa longitud; el último capítulo
consiste en una exhortación a los Medici para aceptar las tesis expresadas en
el texto y liberar a Italia de los “bárbaros”.

El libro trata de ilustrar la forma de adquirir, mantener y fortalecer un principado,


esto es, el gobierno de una ciudad o región, y distingue entre diferentes
estrategias según una serie de criterios, entre ellos:

• la forma en que se haya conseguido su dominio (conquista militar,


elección popular, intrigas cortesanas...),
• la forma anterior de gobierno (otro príncipe con o sin corte, una
república...)
• la relación entre el principado y el príncipe (de la misma o de
diferente cultura y lengua, o si el príncipe tiene solamente un
principado o varios)
• el ejército del que dispone (propio o de mercenarios)

Los argumentos no se basan en ningún supuesto moral más allá de una forma
cruda de utilitarismo egoísta: el único fin es mantener el principado. Los
consejos a los príncipes se basan en la experiencia de reinos e imperios
anteriores, especialmente el Imperio Romano y diferentes guerras entre
"principados" de Francia e Italia. El autor se apoya tanto en ejemplos negativos
como positivos para demostrar la validez de sus consejos.

Existe una edición comentada por Napoleón Bonaparte durante varias partes
de su vida antes de la batalla de Waterloo, cuando fue derrotado por los
prusianos.

Pasaré aquí en silencio las repúblicas, a causa de que he discurrido ya


largamente sobre ellas en mis discursos acerca de la primera década de Tito
Livio, y no dirigiré mi atención más que sobre el principado. Y, refiriéndome a
las distinciones que acabo de establecer, y examinando la manera con que es
posible gobernar y conservar los principados, empezaré por decir que en los
Estados hereditarios, que están acostumbrados a ver reinar la familia de su
príncipe, hay menos dificultad en conservarlos que cuando son nuevos.

Se hallan grandes dificultades en esta clase de régimen político, muy


principalmente cuando el principado no es enteramente nuevo, sino miembro
añadido a un principado antiguo que se posee de antemano. Por tal reunión se
le llama principado mixto, cuyas incertidumbres dimanan de una dificultad, que
es conforme con la naturaleza de todos los principados nuevos, y que consiste
en que los hombres, aficionados a mudar de señor, con la loca y errada
esperanza de mejorar su suerte, se arman contra el que les gobernaba y ponen
en su puesto a otro, no tardando en convencerse, por la experiencia, de que su
condición ha empeorado.

Maquiavelo aconseja a los príncipes que deben ser amados y temidos


simultáneamente. Pero como estas relaciones raramente existen al mismo
tiempo, aclara que es preferible ser temido que amado. Fundamenta su
pensamiento en que en el momento de una revolución, el pueblo puede que se
olvide del amor, pero el temor siempre lo perseguirá. En consecuencia, si un
soberano es temido hay menos posibilidades de que sea destronado. Además
Maquiavelo aconseja que sobre todas las cosas uno siempre debe evitar ser
odiado, ya que en esa situación nada impedirá que termine destronado. Para
evitar ser odiado el príncipe nunca debe interferir con los bienes de sus
súbditos ni con sus esposas, ya que argumenta que un subordinado olvida más
rápido la muerte de su padre que la pérdida de sus riquezas.

Los pensamientos de Maquiavelo sobre este tema fueron asignados un


capítulo entero en El príncipe. Él piensa que es mejor ser autoritario, ya que
cuando uno es clemente o liberal le da libertad tanto a las personas como a los
hechos. Estos hechos como masacres y matanzas afectan a toda la población.
En cambio cuando uno es autoritario evita los hechos que afectan a todo la
población, y en vez sólo ejecuta a unas personas, para mantener el orden y el
autoritarismo. Además, estas ejecuciones sólo afectan a unos pocos individuos.

FORTINO RUIZ GONZALEZ


COMENTARIO

Pues mi comentario de la obra del principe dice que después de su liberación,


escribió sus obras más importantes, debido a su experiencia en la política
escribió tres libros del Contenido político, El arte de la guerra donde describe
las ventajas de las tropas reclutadas frente a las mercenarias, su Discurso
sobre la primera década de Tito Livio (1531) donde partiendo de los conceptos
teocráticos medievales de la
Historia, atribuye hechos históricos a las necesidades de la naturaleza humana
y a los caprichos de la fortuna, y El príncipe, su obra más importante y uno de
los más influyentes tratados en el posterior desarrollo de la teoría política,
Redactado en 1513, no fue publicado hasta cinco años después de su muerte.

En El Príncipe, Maquiavelo propuso las condiciones que habían de caracterizar


a un príncipe, entendida esta figura como la cabeza o jefe del Estado.
Podemos decir que es un libro práctico, que huye de cualquier concepción
utópica, pues pretende dar normas de acción. Intentó teorizar sobre la
naturaleza del Estado, sobre la sociedad en que se sustenta y sobre todo en
las formas de adquirir y perder el poder y las formas de mantenerse en él.
Maquiavelo tiene una concepción totalmente diferente de la sociedad humana:
para él el hombre es por naturaleza perversa y egoísta, sólo preocupada por su
seguridad y por aumentar su poder sobre los demás; sólo un estado fuerte,
gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede garantizar
un orden social justo que frene la violencia humana.

Fue el primero en usar la palabra estado en su sentido moderno. Sus ideas


políticas estaban impregnadas de sentido práctico y una visión realista de
gobierno.

La obra está profundamente determinada por el contexto histórico en que fue


concebida. La atomización política que caracterizaba a la Italia del siglo XVI
devino en la necesidad de requerir la actuación de estadistas poderosos, que
consolidaran un Estado fuerte y unificado, un orden nuevo personalizado en un
príncipe nuevo al que Maquiavelo convoca con urgencia a la tarea de redimir el
país. De ahí también que reivindique al gobernante una política exterior
agresiva y que la guerra se constituya como un instrumento básico para la
constitución de su principado. En este último sentido, también reseñaba la
importancia que, en la organización de un Estado, debía tener su ejército.

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