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UNIDAD IV

ESTUDIO DE LAS BACTERIAS

MORFOLOGIA Y ESTRUCTURA FINA DE LAS BACTERIAS

Entre las principales características de las bacterias figuran su tamaño, su forma, su estructura y su tipo de
agrupación. Estas características constituyen la morfología de la célula. El tamaño de una bacteria no es exacta.
Según su especie, las bacterias son esféricas, en forma de bastón o de espiral. En algunas especies, las bacterias
se organizan en grupos, siendo los más comunes de ellos pares, racimos, cadenas y filamentos, conviene conocer
estas formas de agrupación porque con frecuencia son características de un grupo taxonómico, por ejemplo un
género.

Algunas especies de bacterias poseen también apéndices que se ponen de manifiesto gracias a las técnicas
especiales de tinción o por el microscopio electrónico.

Aspectos morfológicos como el tamaño, la forma y la agrupación se consideran características morfológicas


generales de las células bacterianas.

La célula bacteriana posee una anatomía intracelular característica descubrimiento que pudo hacerse mediante
el perfeccionamiento de las técnicas, del microscopio electrónico y gracias a la invención de instrumentos para
llevar a cabo cortes sumamente finos en una bacteria. Al microbiólogo le interesa no solamente conocer las
diversas estructuras bacterianas, sino también lo relativo a la función de estas estructuras, ya que es necesario
conocer a fondo las propiedades estructurales y funcionales de la célula bacteriana.

4.1 FORMA, TAMAÑO Y AGRUPACIÓN DE LAS BACTERIAS

Principales tipos morfológicos

En la Figura 4.11, se muestran algunas representaciones esquemáticas de morfologías bacterianas típicas junto
con micrografías obtenidas por contraste de fases. A las bacterias con forma esférica u ovoide se les denomina
cocos. A las bacterias con forma cilíndrica se les denomina bacilos. Algunos bacilos se curvan en forma espiral, y
se llaman entonces espirilos. Las células de muchos procariotas se mantienen juntas después de la división celular
formando grupos, y estas asociaciones frecuentemente son características de diferentes organismos. Por
ejemplo, algunos cocos o bacilos pueden formar largas cadenas. En otras ocasiones, los cocos pueden formar
finas capas de células, estructuras tridimensionales cúbicas o agrupaciones irregulares.
Varios grupos de bacterias pueden ser inmediatamente reconocidas gracias a sus formas peculiares. Por ejemplo,
las espiroquetas, que son bacterias con forma de sacacorchos, las bacterias con apéndices, que presentan
protuberancias celulares en forma de largos tubos o tallos, o las bacterias filamentosas, que forman células largas
y delgadas o cadenas de células (Figura 4.11), la Figura 4.11 muestra morfologías que son representativas, pero
son posibles muchas variaciones de estos tipos morfológicos básicos.

Bacterias en forma de cocos. Muchas de estas bacterias presentan modelos de agrupación que son útiles para
su identificación, como: Aisladas (una), diplococos (en pares), estreptococos (en cadenas), tétradas (en cuatro),
estafilococos (en racimos de uvas), sarcinas (en cubos).

Las bacterias cilíndricas o en forma de bastón, llamadas bacilos no se agrupan por si mismo en diversos modelos
de agrupación característicos de los cocos. En ocasiones se presentan en pares (diplobacilos) o en cadena
(estreptobacilos). En algunos casos estas disposiciones no son modelos morfológicos característicos sino que se
deben a la etapa del desarrollo o a las condiciones del cultivo. La mayor parte de los bacilos se presentan aislados,
no adheridos entre si. Hay diferencias considerables en las diversas especies de bacilos; algunos son de mayor
longitud que anchura; en otros la longitud es varias veces su grosor.

En las bacterias en espiral, los espirilos predominan las células individuales aisladas. Las formas espirilares de
diferentes especies exhiben notables diferencias en cuanto a su longitud, número y amplitud de las vueltas de
espiral y en la rigidez de las paredes celulares. Algunos de estos organismos son cortos y apretadamente
enrollados. En otros las ondulaciones son muy largas retorcidas y curvas. Cuando la espiral es corta e incompleta,
se habla de bacterias en coma o vibriones.
Variación morfológica

Pleomorfismo: muchas bacterias en algún momento de su desarrollo presentan formas irregulares o variantes
conocidas como formas pleomórficas. Estas variaciones pueden ser permanentes o temporales.

a) Permanentes (mutaciones): Son el resultado de alteraciones genéticas y son bastante estables e irreversibles,
Ejemplo: Pérdida permanente del flagelo.

Pérdida permanente de producir esporas.

b) Temporales: aparecen durante el crecimiento y la división, Ejemplo. Longitud y forma de la célula.

Formas de involución

Las formas de involución son células degenerativas de forma insólita, filamentosas que se forman en condicione
de cultivo anormales.

Estas formas se producen por alteraciones en la presión osmótica del medio, por la presencia de iones metálicos,
antibióticos y sustancias quimicas, o de acumulación de productos de desecho suelen aparecer como formas
angulares de gemación o de ramificación durante la fase de desarrollo de un cultivo.

Tamaño de las bacterias

Tamaño de las células microbianas y la importancia de ser pequeño

Los procariotas presentan tamaños que van desde 0.1-0.2 milimicras de ancho a mas de 50 milimicras de
diámetro. Algunos procariotas excepcionalmente grandes, como Epulopisciu fishelsoni (Figura 4.12) simbionte
del pez cirujano, pueden alcanzar 50 milimicras de diámetro y llegar a los 0.5 mm de largo.

Sin embargo, las dimensiones de un eucariota de tipo medio, como la bacteria Escherichia coli, son de 1 X 3
milimicras (Figura 4.13). A efectos comparativos, una célula eucariótica típica puede variar de 2 a más de 200
milimicras de diámetro. Por tanto, la mayoría de los procariotas son mucho más pequeños que los eucariotas y
el tamaño pequeño de los procariotas determina algunas de sus propiedades biológicas. Por ejemplo, la
velocidad con la que los nutrientes entran al interior de la célula y salen al exterior de la misma las sustancias de
desecho, lo que constituye un factor clave porque influye en los ritmos metabólicos celulares y en la velocidad
de crecimiento, es, en general, inversamente proporcional al tamaño celular. Este hecho se debe a que las
velocidades de transporte son, en parte, dependientes de la superficie de membrana disponible respecto al
volumen. Con relación a su tamaño, las células tienen más superficie relativa disponible que las grandes. Esto se
hace más patente en el caso de los cuerpos esféricos, en los que el volumen es una función del cubo del radio
mientras que la superficie es función del cuadrado del radio. La relación superficie/volumen (S/V) de una esfera
puede ser expresada como 3/r (Figura 4.14). Por tanto, una célula con un radio pequeño posee una relación s/v
mayor que una grande, y de ahí que pueda llevar un intercambio de nutrientes con el medio en condiciones más
ventajosas.

Esta relación diferencial S/V es una ventaja para las células pequeñas, que a igualdad de recursos se manifiesta
unas velocidades de crecimiento más rápidas y en la formación de poblaciones celulares más grandes respecto
a las células de mayor tamaño. Los parámetros mencionados, tasas de crecimiento más rápidas y mayores
tamaños de población, afectan a la ecología microbiana pues un gran número de células con elevada actividad
metabólica origina cambios importantes en un ecosistema incluso en los periodos de tiempo relativamente
cortos.

Algunos microbiólogos han sugerido que en la naturaleza existen bacterias extremadamente pequeñas, que se
conocen como nanobacterias. La mayor parte de los trabajos sobre nanobacterias están relacionados con su
supuesto papel en la formación de precipitados y biofilms en ambientes tan diversos como las superficies
minerales y los tejidos humanos. El tamaño de estas posibles bacterias es del orden de 0.1 milimicras de diámetro
en el caso de formas cocoides, es decir, muy pequeñas incluso para los procarióticos estándar. Quienes se
oponen a la existencia de nanobacterias suponen que son simples artefactos originados a partir de materiales
inertes por reacciones químicas o geoquímicas y que incluso las bacterias más pequeñas conocidas son
significativamente mayores que las nanobacterias descritas, Los oponentes también indican que, teniendo en
cuenta el espacio requerido para acumular todas las moléculas esenciales de la vida, resulta muy improbable
que éstas puedan existir en los volúmenes disponibles por estas formas. La cuestión de las nanobaterias es tema
de controversia, pero si realmente tales células tan diminutas existieran serían las estructuras vivas más
pequeñas conocidas.
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4.2.-COMPOSICION QUIMICA DE LAS BACTERIAS

La composición química de las bacterias es semejante a la de otros microorganismos, aunque hay notable
variación entre las especies.

En las proteínas se han identificado prácticamente la mayor parte de los aminoácidos. En casi todas las especies
de bacterias se encuentra un aminoácido especial, el ácido diaminopimélico salvo en los cocos gram positivos y
microorganismos afines.
Composición aproximada de las bacterias (según Pollard,)

• Agua: 70%

• Peso seco: 30%

• DNA: 3%

Estructura superficial

• Polisacáridos: 5%

• Lípidos: 6%

• Fosfolípidos : 4%

4.3.- ESTRUCTURAS BACTERIANAS

El examen de una célula bacteriana revela estructuras definidas dentro y fuera de la pared celular. Algunas de
ellas se encuentran solo en algunas especies otras son más características de determinadas especies, y otras
partes celulares, como la pared celular y el citoplasma, son por naturaleza comunes a casi todas las bacterias.

Algunas de las estructuras de las bacterias se indican esquemáticamente. El protoplasma está rodeado por una
membrana plasmática discreta, de tres capas con varias inclusiones y mesosomas. La membrana plasmática, a
su vez esta rodeada por la pared celular. Fuera de la pared hay una microcápsula o sustancia laxa. El protoplasma
contiene además de cientos de ribosomas un núcleo o cuerpo de cromatina. Varias especies también contienen
gránulos de composición característicos. Las bacterias móviles tienen uno o más flagelos, y las bacterias en
esporación pueden incluir endosporas
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A- ESTRUCTURAS EXTERNAS A LA PARED CELULAR

FLAGELOS

Los apéndices capilares sumamente finos que salen a través de la pared celular y que se originan en una
estructura granular (cuerpo basal) en el citoplasma inmediatamente por debajo de la membrana celular, se
llaman flagelos. El flagelo tiene tres partes: una estructura basal, una estructura a manera de gancho y un
filamento largo fuera de la pared celular.

La longitud del flagelo suele ser varias veces la de la bacteria que lo posee, pero su diámetro es sólo una pequeña
fracción del diámetro de la célula, por ejemplo, 10 a 20 mm. No todas las bacterias poseen flagelos; de las
bacterias que se conocen como eubacterias o bacterias verdaderas es posible afirmar de manera general que
muchas especies de bacilos tienen flagelos, pero muy rara vez se aprecian en los cocos en la figura se observa
que las bacterias que poseen flagelos muestran un modelo en la forma de adhesión de estos apéndices así como
en el número de los mismos.

Esta característica se aprovecha para clasificar las bacterias en determinados grupos taxonómicos. Por ejemplo,
entre los bacilos gramnegativos, el género Pscudomonas se caracteriza por flagelos polares el género Escherichia
por flagelos peritricos.

Los flagelos son demasiado finos para que en su estado natural se puedan ver con el microscopio de luz. Sin
embargo, existen métodos de coloración que con el empleo de mordientes se dilata su diámetro y llegan a
hacerse visibles con el microscopio de luz, como se muestra en la Figura, pero esto descubre solo su aspecto
general. Con el microscopio electrónico se observan detalles de su arquitectura macromolecular; de su
disposición y de su fijación. Los flagelos de algunas bacterias de los géneros Pseudomonas, Vibrio y Bdellovibrio
suelen ser gruesos. Los estudios con microscopio electrónico han demostrado que estos flagelos, están formados
de una vaina, una estructura central y otros componentes.
El análisis químico de los flagelos ha demostrado que se componen de subunidades de proteína que se ha
purificado y se le ha designado: flagelina, con el examen en el microscopio electrónico de flagelos aislados de
Salmonella typhimurium se han obtenido datos de la estructura de la proteína de los flagelos. Con ampliaciones
de casi un millón de veces se han identificado las subunidades estructurales y a base de ellas los investigadores
han construido modelos representativos. Como los flagelos son los que causan la movilidad de las bacterias y no
todas las bacterias son flageladas, se deduce que hay especies móvil y otras que no lo son. No se sabe con
exactitud cuál es el mecanismo por el cual los flagelos hacen desplazarse a las bacterias. Una hipótesis es que las
cadenas de proteína macromolecular se contraen y relajan alternativamente, produciendo un movimiento
ondular que jala o impulsa al organismo. Otra hipótesis sugiere un mecanismo rotatorio desde un extremo fijo
de una hélice relativamente rígida. Los flagelos se mueven a una velocidad muy alta y hacen que las bacterias se
muevan en la proporción de muchas veces su longitud por segundo. Se ha informado que los flagelos de Spirillum
serpens giran a una velocidad de 2.400 r/min, mientras que el cuerpo a 800 r/min y se ha estimado que la
velocidad progresiva de la célula es de 50 milimicras/segundo, se ha registrado que Vibriocomma, con un flagelo
polar avanza a una velocidad de 200 milimicra/seg.
La motilidad se observa fácilmente por el examen microscópico de una preparación en gota pendiente. También
se observa la motilidad por el aspecto del desarrollo en medio semisólido sembrado por picadura (prueba de
movilidad en agar). Con las bacterias móviles, el desarrollo se extiende desde la línea de inoculación, mientras
que las que las no móviles se desarrollan a lo largo de la línea de la picadura. Algunas bacterias son móviles por
medios diferentes a la actividad de los flagelos. Las bacterias deslizantes (Myxobacteriales) se mueven o se
deslizan por un movimiento sinuoso de flexión.

Algunas bacterias se acercan o alejan de sustancias químicas o de condiciones físicas. Este movimiento se conoce
como tactismo; que responde a agentes químicos se denomina quimiotaxis; el que responde a agentes químicos
se denomina quimiotaxis; el que responde a la luz de denomina fototaxis.

Pili (fibrias)

Muchas bacterias G (-) poseen apéndices rígidos en la superficie denominados pili (pelo) o fibrias (flecos). Son
mas cortos y delgados que los flagelos y al igual que estos se componen de sub unidades de proteínas, pueden
diferenciarse en dos clases, los Poliordinarios que intervienen en la adherencia de las bacterias simbióticas a las
células del huésped, y los pilisexuales que se unen a las donadoras y aceptoras en la conjunción bacteriana.
La virulencia de ciertas bacterias patógenas no solo depende de la producción sino también de los antígenos de
colonización (pili que da a la célula propiedades adherentes).

Shigella flexneri con fibrillas rodeando la celula.

Salmonella tyfhi con fibrias y algunos flagelos.

CAPSULA

Algunas bacterias están rodeadas por una sustancia viscosa que forma una cubierta o envoltura alrededor de la
célula. Esta estructura se denomina cápsula, o capa mucosa.

No todas las especies bacterianas producen fácilmente cápsulas detectables y el volumen de la cápsula está
notablemente influido por el medio donde la bacteria se cultiva.
No se conocen las relaciones anatómicas exactas de la cápsula del resto de la célula.

Existen motivos para creer que la sustancia capsular es material excretado de la propia célula y que por su
viscosidad no se difunde y se queda envolviendo la pared celular. Parte de este material viscoso se disuelve en
el medio, la producción de ciertos tipos de material capsular aumenta de manera notable la viscosidad del medio
donde se cultiva el organismo.

Por muchas razones, las cápsulas son importantes tanto para la bacteria como para los seres humanos. A las
bacterias les proporcionan una cubierta protectora y tal vez sea un depósito de alimento o el sitio donde colocan
las sustancias de desecho. Por otra parte la presencia de cápsula en algunas bacterias patógenas aumenta su
capacidad infecciosa. La pérdida completa de la cápsula redunda en la pérdida de la invasividad o de la capacidad
infecciosa (virulencia). Las bacterias capsuladas son las causantes de algunas molestias en procesos industriales
porque producen material viscosa.

La mayor parte de ellos son polisacáridos, cada uno característico de una especie particular. Polisacáridos son de
vario tipos, como dextran, dextrín, leván y celulosa. El Bacillus anthracis produce una sustancia polipéptida del
ácido D-glutámico. Los neumococos se dividen en más de 70 tipos que se distinguen por ligeras diferencias en la
composición química de la cápsula.

PARED CELULAR

Las capas de la envoltura celular que se ubican entre la membrana citoplasmática y la cápsula se conocen
colectivamente como la pared celular, en las bacterias gram positivas, está constituida principalmente por
péptido glucano y ácido teicoicos, en las gram negativas la pared celular incluye capas de péptido glucano,
lipoproteínas, lipopolisacaridos y la membrana externa.
La presión osmótica interna de la mayor parte de las bacterias fluctúa entre 5 y 20 atmósferas, como resultado
de una concentración de soluto adquirido mediante transporte colectivo.

La pared celular bacteriana debe su resistencia a una envoltura compuesta por una sustancia denominada
mureina.

Las paredes celulares bacterianas parecen ser esenciales para el desarrollo y división bacteriana.

B- ESTRUCTURA INTERNA A LA PARED CELULAR

Si se quita la pared celular a una bacteria, el resto del cuerpo incluye la frágil membrana citoplásmica que
normalmente reventaría por el choque osmótica, a esta estructura le llaman protoplasto. Los protoplastos son
cuerpos redondos que toman la forma esférica desde el momento en que carecen de la pared celular externa
rígida.

La membrana citoplásmica es una estructura de extrema importancia funcional. Es una membrana


semipermeable selectiva que regula el paso de nutrientes y productos de desecho dentro y fuera de la célula, en
la membrana citoplásmica se localizan varias enzimas que intervienen en el transporte de electrones y en la
fosforilación oxidativa. El daño a esta membrana por maltrato con agentes físicos o químicos ocasiona la muerte
de la célula aunque no haya alteraciones morfológicas detectables.
Introducciones membranosas

Las introducciones membranosas y las y las extensiones dentro de la bacteria intervienen en varios procesos
metabólicos y de la reproducción. Participan en la formación del tabique durante el proceso de la división
bacteriana. El sistema de los mesosomas está conectado de manera compleja con el material nuclear y su
replicación. Se puede llegar a la conclusión de que la estructura de los mesosomas bacterianos es en extremo
importante y conectada con varios procesos vitales de la célula por que son una extensión de la membrana
citoplásmica.

Citoplasma

El material celular contenido dentro de la membrana citoplásmica se divide en el área citoplásmica de aspecto
granular, rica en RNA; el área cromosómica o nuclear rica en DNA; y la parte líquida que disuelve las sustancias
nutritivas. El RNA en combinación con proteínas, forma cuerpos particulados o macromoléculas de unos 20 nm
de diámetro, densamente apretados por toda el área citoplásmica. Estas partículas proteínas-RNA son los
llamados ribosomas que en las bacterias son él equivalente de partículas similares de los animales y de las
plantas. La fracción ribosomal de las células bacterianas contienen las enzimas que intervienen en la síntesis de
las proteínas.

ENDOSPORA

Algunas bacterias tienen la facultad de producir cuerpos ovales de pared gruesa (uno por célula) que es una
célula de alta resistencia. Estas formas resistentes se llaman endosporas o más comúnmente esporas. Todos los
organismos de los géneros Bacillus y Clostridium se caracterizan en parte por la capacidad para producir
endosporas.

Las bacterias que forman esporas se desarrollan y reproducen durante muchas generaciones como células
vegetativas. Sin embargo en alguna etapa del desarrollo del cultivo en un medio nutritivo adecuado, dentro del
citoplasma vegetativo se sintetiza un nuevo citoplasma destinado a convertirse en espora.
Esporulación: El proceso de esporulación comienza cuando las condiciones nutricionales se vuelven
desfavorables (falta de N, C o ambos). La esporulación implica producción de estructuras, enzimas y metabolitos
nuevos junto con la desaparición de muchos componentes vegetativos celulares. Morfológicamente la
esporulación comienza con el aislamiento de un núcleo terminal mediante la invaginación de la membrana
celular. El proceso de crecimiento implica una invaginación de la membrana, cuyas superficies encontradas
corresponden a la síntesis de la superficie de la pared celular de la envoltura de la célula. Las dos membranas de
la espora sintetiza las capas especiales que formarán la envoltura celular: la pared de la espora y la corteza.

Propiedades de las endospora:

Centro: El centro es el protoplasto de la espora. Contiene un núcleo completo, todos los componentes del
aparato sintetizador de proteínas y un sistema generador de energía basado en la glucólisis. Numerosas enzimas
de la célula vegetativa se encuentran aumentadas en cantidad (alaninaracemasa) y se producen numerosas
enzimas únicas (ácido dipicolinico sintetasa ), la energía para la germinación es almacenada como 3-
fosfoglicerato y no como ATP La resistencia al calor de las esporas es debida en parte a su estado deshidratado
y en parte a grandes cantidades en el centro ( 5 al 15% en peso seco) de dipicolinato cálcico, el cual se forma a
partir de un intermediario de la vida biosintética de la lisina.
Pared de la espora: La capa más interna que rodea a la membrana interna de la espora es llamada la pared de
la espora. Contiene peptido glucano normal y se transforma en la pared celular de la célula vegetativa en
germinación.

Corteza: La corteza es la capa más gruesa de la envoltura de la espora. Contiene un tipo especial de peptido
glucano con muchos menos enlances cruzados de los que normalmente se encuentran el peptido glucano de la
pared celular. El peptido glucano corticales es extremadamente sensible a la lisozima, y su autólisis desempeña
un papel clave en la germinación de la espora.

Capa: Esta compuesta de una proteína semejante a la queratina, que contiene muchos enlaces bisulfuro
intramoleculares. La permeabilidad de esta capa le confiere a las esporas su resistencia relativa a los agentes
químicos antibacterianos.

Exosporio: Es una lipoproiteína de la membrana que contiene algunos carbohidratos.

Germinación: El proceso de germinación ocurre en tres etapas. Activación, Iniciación y Excrecencia.

Activación: Aun cuando sean colocados en un medio que favorezca la germinación (medio nutricional rico), las
esporas bacterianas no germinarán a menos que primero sean activadas por algún agente que dañe la capa de
la espora. Entre los agentes que pueden destruir la latencia de la espora están: El calor, abrasión, acidez y
compuestos que contengan grupos sulfhidrílos libres.

Iniciación: Una vez activada una espora iniciará la germinación, si las condiciones ambientales son favorables.
Especies diferentes han desarrollado receptores que reconocen efectores diferentes, como un determinado
medio rico así la iniciación desencadenada por la L-alanina en una especie y por adenosina en otra. El enlace del
efector activa una autolisina que degrada rápidamente el petido glucano cortical. Se capta agua, se libera
dipicolinato cálcico y varios constituyentes de la espora son degradados por las enzimas hidrolíticas.

Excrecencia: la degradación de la corteza y de las capas exteriores resulta en la aparición de una nueva célula
vegetativa que consiste en el protoplasto de la espora con su pared circunvecina. Sigue un período de biosíntesis
activa, el cual termina en una división celular, a esto se le denomina excrecencia. La excrecencia es una fuente
de abasto de todos los nutrientes esenciales para el desarrollo celular.
4.4.- REPRODUCCIÓN MICROBIANA

La célula bacteriana es una máquina sintética capaz de duplicarse a sí misma. Los procesos bioquímicos del
crecimiento celular bacteriano suponen no menos de 200 reacciones de una gran variedad de tipos. Algunas de
estas reacciones son transformaciones de la energía. Otras suponen la biosíntesis de pequeñas moléculas, las
unidades básicas de las macromoléculas, así como los diversos cofactores y coenzimas necesarios para las
reacciones enzimáticos. Sin embargo, las principales reacciones celulares sintéticas consisten en reacciones de
polimerización, por la que los polímeros (macromoléculas) se forman a partir de los monómeros. Una vez que se
fabrican los polímeros, esta dispuesto el escenario para los procesos finales del crecimiento: el ensamblaje de
las macromoléculas y la formación de las estructuras celulares como pared celular, membrana citoplásmica,
flagelos, ribosomas, cuerpos de inclusión complejos enzimáticos, etc.

Reproducción Asexual

Fisión binaria

En la mayoría de los procariotas, el crecimiento de una célula individual continúa hasta que se divide en dos
células nuevas, un proceso que se denomina fisión binaria (binaria expresa el hecho de que se forman dos células
a partir de una). En un cultivo en crecimiento de un bacilo como por ejemplo Escherichia coli, se observa que las
células se alargan hasta aproximadamente el doble de la longitud de la célula mas pequeña y luego forma un
tabique que acaba por separar la célula en dos células hijas (Figura 6.1). Este tabique se conoce como septo y es
el resultado del crecimiento hacia dentro de la membrana citoplásmica y la pared celular desde direcciones
opuestas hasta que las dos células hijas se separan (Figura 6.1).

Durante el ciclo de crecimiento, todos los constituyentes de las células aumentan, de modo que cada célula hija
recibe un cromosoma completo y suficientes copias de todas las macromoléculas, monómeros e iones
inorgánicos, como para existir como célula independiente. El reparto del DNA replicado entre las dos célula hijas
depende de la unión del DNA a la membrana durante la división, y la segregación real de las dos copias es
facilitada por la formación del septo (Figura 6.1).

El tiempo necesario para completar un ciclo de crecimiento celular en las bacterias es muy variable y depende
de varios factores, tanto nutricionales como genéticos. Bajo las mejores condiciones nutritivas, la bacteria
Escherichia coli, puede completar el ciclo en unos 20 minutos; unas cuantas bacterias pueden crecer incluso mas
rápidamente, pero la mayoría lo hacen mas lentamente. El control de la división celular es un proceso complejo
y parece estar íntimamente relacionado con sucesos que ocurren durante la replicación del cromosoma.
Reproducción Sexual

Aunque los procariontes muestran procesos sexuales parciales, que son además muy diferentes a los que
muestran los organismos superiores, los microorganismos eucarionticos frecuentemente muestran una
reproducción sexual análoga a la de las plantas y animales.

La reproducción sexual en los microorganismos eucariontes implica la conjugación, que es el acercamiento y


fusión de las células que reciben el nombre de gametos y que corresponde al espermatozoide y al óvulo de los
organismos superiores. Los gametos en conjugación forman una célula única denominada cigoto y su núcleo
usualmente es el resultado de la fusión del núcleo de los dos gametos.

El número de cromosomas en los gametos recibe el nombre de número haploide y el cigoto tiene el doble de esa
cantidad, esto es un número diploide.

La reproducción sexual consiste en la transferencia de material genético (nuclear) de una bacteria a otra. Este
intercambio requiere de DNA y puede realizarse por:

a) Conjugación: Es un proceso de apareamiento en el que dos bacterias se funden temporalmente.

b) Transformación: Es el intercambio de DNA químicamente puro.

c) Transducción: Es el intercambio de DNA por medio de un virus bacteriano.

Conjugación: Los plástidos son los elementos genéticos que con mayor frecuencia se transmiten por conjugación.

Las funciones genéticas que se requieren para la transferencia, contenidos en plásmidos autotransmisibles.
Algunos de estos pueden movilizar a otros plásmidos o porciones de cromosomas para ser transferidos.
En algunos casos, la movilización se logra debido a que los agentes Tra proporcionan las funciones necesarias
para la transferencia de un plásmido de otro modo transmisible. En otros casos, el plásmido auto transmisible se
integra con el DNA de otro replicón y, como una extensión de si mismo, lleva una tira de ese DNA al interior de
la célula receptora.

Trasformación: La captación directa del DNA del donador por las células receptoras, dependen de su
competencia para la transformación. La ocurrencia natural de esta propiedad es poco común entre las bacterias,
y algunas de sus cepas solo son transformables en presencia de factores de competencia, producidos únicamente
en un punto específico en el ciclo de crecimiento. Otras cepas con facilidad experimentan una transformación
natural. La transformación natural es un proceso activo que demanda enzimas específicas producidas por la
célula receptora. Muchas bacterias, incapaces de experimentar una transformación natural, pueden ser forzadas
a incorporar plásmidos por tratamientos con cloruro de calcio y choque térmico. Por este método es posible
integrar DNA de orígenes biológicos diversos, en replicones bacterianos ampliamente caracterizados.

Transducción: Es la recombinación genética mediada por fagos en las bacterias. En los términos más simples,
una partícula de transducción (transductora) podría ser considerada

como DNA bacteriano en una envoltura de fago. Los fagos moderados son los vehículos

preferidos para la transferencia de genes, debido a que la infección de las bacterias receptoras, en condiciones
que favorables la lisogenia, minimiza la lisis celular y, por tanto ayuda a la supervivencia de las cepas
recombinantes.

4.5.-DESARROLLO BACTERIANO

Crecimiento de poblaciones

Como hemos dicho, el crecimiento se define como un aumento en el número de células microbianas de una
población; también puede medirse como un incremento de la masa celular. La velocidad de crecimiento es el
cambio en el número de células de la masa celular experimentado por unidad de tiempo. Durante el ciclo de
división celular, todos los componentes estructurales de la célula se duplican. El intervalo para la formación de
dos células a partir de una supone una generación, y el tiempo transcurrido para que esto ocurra se llama tiempo
de generación (vence figura 6.1). Por tanto, el tiempo de generación es el tiempo que se requiere para que la
población se duplique, razón por la cual a veces el tiempo de generación se llama tiempo de duplicación. Durante
cada generación, tanto el número de células como la masa celular se duplican. Los tiempos de generación varían
ampliamente entre los distintos microorganismos. Muchas bacterias tienen tiempos de generación
comprendidos entre 1-3 horas, pero unas cuantas crecen muy rápidamente y se dividen en tan sólo 10 minutos
mientras que otras tardan varios días. Además, el tiempo de generación de un microorganismo determinado
también es función del medio de cultivo utilizado y de las condiciones de incubación empleadas.

Crecimiento exponencial

En la Figura 6.6 se representa un experimento de crecimiento iniciado con una sola célula que tiene un tiempo
de generación de 30 minutos. Este modelo de incremento de la población, en el que en cada periodo fijo de
tiempo se duplica el número de células, se denomina crecimiento exponencial. Cuando en un sistema de
coordenadas se representa aritméticamente el número de células de un experimento en función del tiempo
transcurrido, se obtiene una curva cuya pendiente aumenta constantemente (Figura 6.6 b). Sin embargo, es difícil
obtener información sobre el crecimiento a partir de este tipo de curvas. Si, como en la Figura 6.6 b,
representamos el número de células en una escala logarítmica (log10) y el tiempo en una escala aritmética
(resultando una gráfica semi1ogaritmica) obtenemos una línea recta. Esta función lineal es un indicador
inmediato de que las células están creciendo exponencialmente. Además, las gráficas semilogarítmicas son
adecuadas y simples de usar para determinar tiempos de generación a partir de una serie de resultados El tiempo
de generación puede deducirse directamente de este tipo de representaciones (veánse Figuras 6.7 y 6.12 b).
Parámetros del crecimiento

El aumento en número de células que se produce en un cultivo bacteriano creciendo exponencialmente es una
progresión geométrica de base 2. Cuando dos células se dividen se convierten en cuatro y esto se puede expresar
como 21 —, 22. Cuando cuatro células pasan a ocho, lo expresamos como 22 -- 23, y así sucesivamente (Figura
6.6). Debido a esta progresión geométrica, existe una relación directa entre el número de células presentes
inividulmente en un cultivo y el número presente tras un periodo de crecimiento exponencial:

N=N02n
Donde N número final de células, N0 número inicial de células y n - número de generaciones que han ocurrido
durante el periodo de crecimiento exponencial. El tiempo de generación g. de la población celular se calcula
como T/n, donde t indica simplemente las horas o minutos de crecimiento exponencial. Por tanto, sabiendo el
número inicial y final de células en una población que está creciendo exponencialmente, es posible calcular n; y
conociendo n y t calcular el tiempo de generación.

Para expresar n a partir de la ecuación N=N02n, se necesita hacer las siguientes transformaciones:

logN= logN0 f nlog2

Expresando n en función de términos fácilmente medibles como N y N0, se pueden calcular los tiempos de
generación. Como ejemplo para realizar estos cálculos podemos usar los datos reales de la gráfica inferior de la
Figura 6.1 FI tiempo de generación de 5 horas, que en este caso se determinó directamente a partir de la gráfica,
se puede también calcular teniendo en cuenta que N =108, N= 5 X 107 y t = 2. Por tanto,

Así, el tiempo de generación g, que definimos como t/n, será g = t/n = 2 horas. El tiempo de generación se puede
calcular a partir de la pendiente de la recta obtenida en la representación semilogarítmica del crecimiento
exponencial, pues la pendiente tiene un valor de 0.301/g.

Otro índice de la velocidad de crecimiento es la constante de la velocidad de crecimiento, abreviadamente k. La


constante de la velocidad de crecimiento se expresa como:

y tiene unidades de hora-1, mientras que g es una medida del tiempo que tarda una población
en duplicar su número de células, k es una medida del número de generaciones que ocurren por unidad de
tiempo en un cultivo exponencial.
Si disponemos de los valores de n y de t, se puede calcular g y k para diferentes microorganismos creciendo bajo
diferentes condiciones de cultivo. Esto resulta a veces útil para optimizar las condiciones de cultivo de un
microorganismo particular y también para probar el efecto positivo o negativo de algún tratamiento sobre el
cultivo bacteriano.

Curva de crecimiento

Los datos presentados en la Figura 6.6 reflejan sólo parte del ciclo de crecimiento de una población microbiana,
la fase llamada de crecimiento exponencial. En un sistema cerrado o cultivo en medio, no renovado, también
conocido como cultivo monofásico, se obtiene una curva de crecimiento típica como la que índica en la Figura
6.8. Esta curva de crecimiento puede dividirse en distintas fases llamadas fase de latencia, fase exponencial, fase
estacionaria y fase de muerte.

Fase de latencia

Cuando se inocula una población microbiana en un medio fresco, por lo general el crecimiento no comienza
inmediatamente sino sólo tras un periodo de tiempo que constituye la fase de latencia, la cual puede ser breve
o larga dependiendo de la procedencia del cultivo y de las condiciones de crecimiento. Si un cultivo exponencial
se inocula en el mismo medio y en las mismas condiciones de cultivo, no se observa un retraso y el crecimiento
exponencial se inicia inmediatamente. Sin embargo, si el inóculo se toma de un cultivo viejo (fase estacionaria)
y se inocula en el mismo medio, se observa normalmente un retraso aunque todas las células, del inócula sean
viables, es decir, sean capaces de reproducirse. Esto se debe con frecuencia a que las células carecen de varios
componentes esenciales para dividirse y se requiere tiempo para su síntesis. También se aprecia un retraso
cuando las células del inóculo han sido dañadas parcialmente con calor, radiaciones o compuestos tóxicos,
debído al tiempo requerido para recuperarse y reparar los daños.

La fase de latencia también ocurre cuando se transfiere una población de un medio rico a otro medio más pobre.
Para que ocurra crecimiento en un medio de cultivo particular, las células deben tener un equipo enzimático
completo que permita la síntesis de los metabolitos esenciales ausentes en el medio. Al pasar a otro medio, se
necesita tiempo para la síntesis de las nuevas enzimas.

Fase exponencial

La face exponencial de crecimiento ya ha sido comentada. Es una consecuencia del hecho de que cada célula se
divide para formar dos, cada una de las cuales va a formar otras dos, y así sucesivamente. En general, las células
en crecimiento exponencial están en el estado fisiológico más sano y, por ello, las células tomadas en el punto
medio del crecimiento exponencial son a menudo las más indicadas para el estudio enzimático y estructural.

La mayoría de los microorganismos unicelulares crecen exponencialmente pero las velocidades del crecimiento
exponencial son muy variables. La velocidad de crecimiento está influenciada por las condiciones ambientales
(temperatura, composición del medio de cultivo, etc.) así como por las características geneticas del organismo.
Por lo general, los microoganismos procariótico crecen mas rápidamente que los eucarióticos; y los eucarióticos
de pequeño tamaño crese más rápido que los de mayor tamaño.

Fase estacionaria

En un sistema de cultivo cerrado, en medio o renovado o monofacico, como por ejemplo un tubo o un matraz,
el crecimiento exponencial no se puede prolongar de modo indefinido. Se puede calcular que una sola bacteria
con un tiempo de generación de 20 minutos produciría en tan sólo 48 horas de crecimiento exponencial
continuado una población que pesaría unas 4000 veces el peso de la Tierra. Esto resulta impresionante porque
una sola célula bacteriana pesa alrededor de 1012 gramos (véace Tabla 3.2). Es obvio que algo debe pasar mucho
antes de ese tiempo que limite el crecimiento de la población. Lo que generalmente sucede es que (1) un
nutriente esencial del medio de cultivo se usa y llega a ser un factor limitante del crecimiento; o bien (2) se
acumulan en el medio algunos productos de desecho hasta niveles inhibitorios que hacen que cese el crecimiento
exponencial. Frecuentemente ocurren ambas cosas. Al producirse esto, la población alcanza la fase estacionaria.

En la fase estacionaria no hay aumento ni descenso neto en el número de células. Aunque no suele haber
crecimiento en la fase estacionaria muchas funciones celulares continúan, como el metabolismo energético y
algunos procesos biosintéticos. En algunos casos puede ocurrir un lento crecimiento durante la fase estacionaria:
algunas células de la población crecen, pero otras mueren y los dos procesos se equilibran de modo que no hay
aumento ni disminución en el número de células (este fenómeno se llama crecimiento críptico).

Fase de muerte

Si la incubación continua después de que la población haya alcanzado la fase estacionaria, las celulas pueden
continuar vivas y metabólicamente activas, pero también pueden morir. Si ocurre esto ultimo, se dice que la
población está en fase de muerte. En algunos casos la muerte se acompaña de una lisis celular real. La Figura 6.8
indica que la fase de muerte de la curva de crecimiento también es exponencial; no obstante, en la mayoría de
los casos la velocidad de muerte celular es mucho más lenta que la de crecimiento exponencial.

En resumen, insistimos en que las fases de la curva de crecimiento mostradas en la Figura 6.8 corresponden a
sucesos que ocurren en una población de células, no en células individuales. Los términos de fase de latencia,
fase exponencial, fase estacionaria, de muerte no se aplican a las células aisladas sino a poblaciones de células.

4.6.- CONSERVACIÓN DE LAS CELULAS EN LA FASE EXPONENCIAL

Cultivo continuo: el quimiostato

Hasta ahora nos hemos referido al crecimiento microbiano en cultivos en sistemas cerrados o en medio no
renovado, es decir, cuando el crecimiento ocurre en un volumen fijo de medio de cultivo que está siendo
continuamente modificado por la acción de los microorganismos que crecen hasta que ya no es adecuado para
permitir el crecimiento. En los cultivos en medio no renovado o sistemas cerrados, las condiciones pueden ser
relativamente constantes al principio de la fase exponencial de crecimiento, pero después, cuando el número de
células llega a ser muy elevado, ocurren cambios drásticos en la composición química del medio. En muchos
estudios, sin embargo, es deseable que los cultivos se mantengan en un ambiente constante durante largos
periodos de tiempo, y esto puede lograrse empleando cultivos continuos. Un cultivo continuo es un sistema
abierto, con volumen constante, al que se añade continuamente medio fresco y del que se retira continuamente
medio (usado) con células a una velocidad constante (cultivo en medio renovado). Una vez que se alcanza el
equilibrio en el sistema, el número de células y el estado metabólico permanecen costante y se dice entonces
que el sistema está en estado de equilibrio.

El quimiostato

El tipo más común de aparato que se utiliza para obtener un cultivo continuo es el quimiostato (Figura 6.13), que
controla tanto la densidad de la población celular como la velocidad de crecimiento del cultivo. Para lograr este
control en un quimiostato son importantes dos factores, la velocidad de dilución y la concentración de un
nutriente que actúa como factor limitante, tal como la fuente de carbono o de nitrógeno. En un Cultivo cerrado,
la concentración de nutrientes afecta a la velocidad de crecimiento y a la producción de microorganismo, (Figura
6.14). A concentraciones muy bajas de un nutriente determinado, la velocidad de crecimiento disminuye debido
probablemente a que el nutriente no se transporta al interior de la célula lo suficientemente rápido como para
satisfacer la demanda metabólica, mientras que a concentraciones moderadas o altas de ese mismo nutriente,
la velocidad de crecimiento no se verá afectada y la producción de células aumentara (figura 6.14). A diferencia
de esto, en un quimiostato la velocidad de crecimiento y la producción de células pueden controlarse
independintemente una de otra; la primera ajustando la velocidad de dilución y la segunda variando la
concentración de un nutriente que actúa como factor limitante.

En la Figura 6.15 se representan los efectos que se producen al variar la velocidad de dilución y la concentración
del nutriente limitante. Como puede verse, los límites en los que la velocidad de dilución controla la velocidad
de crecimiento son muy amplios, aunque a valores extremos el equilibrio se rompe. A velocidades de dilución
muy altas, el organismo no puede crecer lo suficientemente rápido como para evitar su dilución, y el cultivo
desaparece por «lavado» del quimiostato. Por el contrario, las velocidades de dilución muy bajas, una gran parte
de la población celular puede morir porque el nutriente limitante no llega a ser suministrado a la velocidad
adecuada como para permitir el mantenimiento del metabolismo celular.

En el quimiostato, la densidad celular (células/ml.) se controla por el nivel del nutriente que actúa como factor
limitante, de igual manera que se controla la biomasa celular un cultivo cerrado (Figura 6.14). Si se eleva la
concentración de este nutriente en el medio entrante, manteniendo constante la velocidad de dilución, la
densidad celular aumentará. Por tanto, manipulando la velocidad de dilución y el nivel de nutrientes, el
experimentador puede obtener a voluntad una gran variedad de densidades de población celular creciendo a
distintas velocidades de crecimiento,
Usos experimentales del quimiostato

Una de las mayores ventajas de este instrumento es que permite al experimentador controlar la velocidad de
crecimiento y la densidad de población de modo independiente. Corno se muestra en la Figura 6.15, con
márgenes bastantes amplios, en el quimiostato se puede obtener cualquier velocidad de crecimiento deseada
simplemente variando la velocidad de dilución. Análogamente, la densidad de la población puede definirse
variando la concentración de un único nutriente (el factor limitante) en el recipiente de medio. En los cultivos
monofásicos, el control independiente de estos dos parámetros críticos del crecimiento resulta imposible porque
son sistemas cerrados desde el punto de vista de la adición de nutrientes y de la eliminación de productos, y por
tanto las condiciones varían constantemente con el tiempo.
Una ventaja práctica del quimiostato es que permite mantener una población en fase exponencial de crecimiento
durante mucho tiempo, días e incluso semanas. Como las células en fase exponencial de crecimiento suelen ser
las más adecuadas para experimentos fisiológicos, mediante el quimiostato se puede disponer de tales células
en cualquier momento. Así los experimentos se pueden planear con detalle y luego realizarlos cuando sea más
conveniente. Además, los experimentos se pueden repetir sabiendo que la población celular es prácticamente
la misma cada vez.

El quimiostato también es muy útil en estudios de ecología microbiana. Por ejemplo, como el qimiostato puede
simular las bajas concentraciones de sustrato que ocurren a menudo en la naturaleza, es posible el estudio en
un quimiostato de poblaciones bacterianas mixtas para determinar cuestiones de competitividad de un
organismo sobre otro a unas concentraciones particulares de nutrientes. Utilizando métodos de cultivo clásicos,
así como técnicas de ecología molecular, se pueden ir estudiando los cambios en la comunidad microbiana en
función de las condiciones del quimiostato. A menudo, estos experimentos revelan interacciones entre
componentes de la población que no resultan evidentes mediante estudios de crecimiento en cultivos cerrados.
Los quimiostatos también se usan para el aislamiento y enriquecimiento de bacterias. A partir de un inóculo
mixto, se puede seleccionar una población estable bajo determinadas condiciones de nutrientes y velocidad de
dilución, y luego ir incrementando la velocidad de dilución hasta que sólo quede un tipo de microorganismo. De
este modo, se ha conseguido aislar recientemente una bacteria con un tiempo de generación de 6 minutos, que
es la bacteria de crecimiento más rápida que se conoce.

Turbidostato

Este dispositivo se parece al quimiostato, pero difiere en que el flujo de medio se controla por un mecanismo
fotoeléctrico, se mide la turbidez del cultivo. Cuando la turbidez excede el nivel escogido, fluye medio fresco. Así
las células pueden crecer a la misma velocidad una concentración celular constan. La velocidad de crecimiento
puede controlarse en el turbidostato solo haciendo variar la naturaleza del medio o las condiciones del cultivo.

Significado de muerte

Para una célula microbiana, muerte significa la pérdida irreversible de la capacidad de reproducirse (crecimiento
división).

Una célula se considera muerta si es incapaz de producir una colonia en cualquier medio

4.7.- MEDIDAS CUANTITATIVAS DEL DESARROLLO BACTERIANO


Medidas directas del crecimiento microbiano: recuento de células

totales y viables

El crecimiento de población se mide estimando los cambios en el número de células, en la cantidad de algún
componente de las mismas (por ejemplo, proteína) o en el peso total seco de las células Existen varios métodos
de contar el número de células o de determinar la masa celular, adecuados para diferentes organismos o de
determinar la masa célular adecuados para diferentes organismos o diferentes situaciones.

Recuento de células totales

El número de células de una población se puede determinar contando una muestra con el microscopio mediante
el método de recuento directo. El recuento directo se puede hacer de dos formas, en muestras secas sobre
portaobjetos o en muestras liquidas. Con muestras líquidas se emplea cámaras de recuento especiales que, en
esencia, son portaobjetos excavados modificados, sobre cuya superficie de vidrio están marcadas una rejilla con
pequeños cuadrados de áreas conocida (figura 6.9). Cada cuadrado de la rejilla puede contener un pequeño
volumen conocido, muy pequeño pero determinado con precisión. En el microscopio se puede contar el número
de células por cada unidad de área de la rejilla, lo que permite conocer el número de células por el volumen que
determina cada área. La conversión de ese valor a número de células por mililitro de la suspensión original se
hace fácilmente multiplicando por un factor de conversión que depende del volumen del tipo de cámara (Figura
6.9).

El recuento directo por microscopio es un método rápido para contar el número de células. Sin embargo,
presenta ciertas limitaciones: (1) no distingue las células vivas de las muertas; (2) las células pequeñas son
difíciles de ver con el microscopio y algunas posiblemente se pierden en el recuento; (3) en ocasiones la precisión
es difícil; (4) se requiere un microscopio de contraste de fases cuando las muestras no se tiñen; (5) el método no
suele ser adecuado para suspensiones con baja densidad celular. Si una suspensión tiene menos de 106 células
bacterianas por mililitro es posible que no se vean bacterias en el campo del microscopio. No obstante las
suspensiones diluidas se pueden contar con mas fiabilidad estadística si la muestra se concentra primero y se
resuspende luego en un pequeño volúmenes; (6) las células móviles se deben inmovilizar antes del recuento.
Recuento de células viables

En el recuento microscópico directo se cuentan tanto células vivas como muertas. En muchos casos interesa
contar sólo las células vivas, y con este fin se han desarrollado métodos de recuento de células viables. Una
célula viable se define como aquella que es capaz de dividirse y dar lugar una descendencia; y el método usual
para realizar una determinación de células viables se basa en contar el número de células de la muestra que es
capaz de formar colonias sobre un medio sólido adecuado. Por esta razón, el recuento de células viables también
se llama recuento en placa o recuento de colonias. En este procedimiento se supone que cada célula viable puede
formar una colonia.

Hay dos maneras de realizar un recuento en placa para viables el método de extensión en placa y el método de
vertido en placa (Figura 6.10). En el método de extensión en placa un cierto volumen de cultivo diluido, que no
suele ser superior a 0.1 ml, se extiende sobre la superficie de una placa con medio sólido utilizando un asa estéril
de extensión. La placa se incuba después hasta que aparecen las colonias y se cuenta su número. Es importante
que la superficie del medio esté seca de modo que el líquido de la muestra se absorba. No se pueden usar
volúmenes mayores de 0.1 ml. porque el exceso de líquido no se absorbe, y origina problemas en el recuento al
favorecer la extensión y mezcla de las colonias. En el método del vertido en placa (Figura 6.10) se pipetea un
volumen conocido (normalmente 0,1-1,0 ml) de cultivo en una placa Petri estéril sobre el que se añade el medio
con agar fundido y se mezcla todo bien con suaves movimientos de la placa sobre la superficie de la mesa antes
de dejar que se solidifique. Como la muestra se mezcla con el medio fundido, se pueden usar volumen de inoculos
mayores que en el método de recuento por extensión; sin embargo, con este método el organismo que se cuenta
debe ser capaz de resistir la temperatura del agar fundido a 45°C.
Dilución de las suspensiones celulares antes de la siembra en placa

En los dos métodos señalados anteriormente es importante que el número de colonias que aparezcan en las
placas no sea demasiado grande, pues algunas colonias se podrían fusionar dando estimaciones erróneas.
También es importante que el número de colonias no sea demasiado bajo para que el cálculo sea
estadísticamente significativo. En la práctica, el número de colonias por placa oscila entre 30 y 300.

Para obtener el número apropiado de colonia casi siempre se diluye la muestra. Como raramente se sabe de
antemano el número de células viables, normalmente se hace más de una dilución. Lo más frecuente es realizar
diluciones de decimales de la muestra (Figura 6.11). Para hacer una dilución de 10-1 se mezclan 0.5 ml de la
muestra con 4.5 ml de diluyente un 1 ml de la muestra con 9 ml del diluyente. Si se necesita una dilución de 10 -
2
se pueden mezclar 0.05 ml de la muestra con 495 ml de diluyente 00.1 ml con 99 ml. Por otra parte, una dilución
10-2 se puede hacer de modo seríado haciendo sucesivamente dos diluciones de tipo 10-1. En la mayor parte de
los casos se realizan dichas diluciones seriadas para alcanzar la dilución final deseada. Así, si se requiere una
dilución 10-6 se puede lograr haciendo tres diluciones sucesivas de10-2 o seis sucesivas de 10-1

(Figura 6.11).
Fuentes de error en el recuento en placa

El número de colonias que se obtiene en una determinación de viables no sólo depende del tamaño del inóculo
sino también de lo adecuado que sea el medio de cultivo y de las condiciones de incubación, así como de la
duración de la incubación. Las células depositadas en la placa no se desarrollaran todas en colonias a la misma
velocidad y si se emplea un corto tiempo de incubación, se obtendrán menos colonias de las posibles. Además,
si el tamaño de las colonias varía y si se desarrollan colonias muy pequeñas pueden pasar desapercibidas en el
recuento. Es habitual establecer las condiciones de incubación (medio. temperatura y tiempo) que permitan
obtener el mayor número de colonias para un determinado organismo y usar luego estas mismas condiciones.
La determinación de viables puede estar sujeta a grandes errores y, si se desean recuentos precisos, han de
hacerse con cuidado y hacer las placas de las diluciones por duplicado. Hay que advertir que una agrupación de
dos o más células sólo producirá una colonia, de modo que el recuento de viables será erróneamente menor. El
recuento de viables se expresa a menudo como unidades formadoras de colonias obtenidas, más que como
número de células viables (ya que una unidad formadora de colonias pudo originarse a partir de una o más células
iniciales).

Pese a estas dificultades, el recuento de viables suministra una buena información sobre el número de células
viables y este procedimiento se usa ampliamente. En la alimentación, industria láctea, medicina y microbiología
acuática, el recuento de viables se emplea rutinariamente. El método tiene la ventaja de una elevada
sensibilidad: se pueden contar muestras con pocas células, lo que permite una detección muy sensible de la
contaminación microbiana de productos o materiales. Además, se uso de medios selectivos y de ciertas
condiciones de cultivo permite contar mediante la determinación de viables, tipos celulares particulares en una
población mixta de microorganismos.

La gran anomalía del recuento en placa

Aunque es una técnica muy sensible, el recuento en placa puede ser irrealizable cuando se trata del recuento de
muestras naturales, tales como suelo, agua. Por tanto, el recuento directo en muestras naturales suele dar un
número mucho mayor de organismos que los que se obtienen en cultivo en placas de cualquier tipo de medio
de cultivo. Algunos microbiólogos se refieren a este hecho como «la gran anomalía del recuento en placa». ¿Por
qué los recuentos en placa dan menores números de células que los recuentos directos al microscopio? Esto se
debe a una combinación de factores, como el hecho de que los métodos microscópicos cuentan células muertas,
mientras que los métodos de viables no; y al hecho de que diferentes organismos, incluso en una muestra muy
pequeña, pueden tener requerimientos nutricionales y de cultivo muy diversos. Por tanto, aunque los recuentos
en placa específicos con medios altamente selectivos, como en el análisis microbiano de aguas residuales o de
alimentos, puede dar resultados fiables, “El recuentos del número total de células” de los mismos hábitat pueden
ser, y habitualmente son, subestimados en varios órdenes de magnitud.

Medidas indirectas del crecimiento microbiano: turbidez

Un método muy rápido y útil de obtener estimaciones del número de células son las medidas de turbidez. Una
suspensión celular aparece turbia a la vista porque las células dispersan la luz que atraviesa la suspensión.
Cuantas más células estén presentes mayor será la luz dispersada y, por tanto, mayor la turbidez. La turbidez
puede medirse con aparatos como el fotómetro o espectrofotómetro que hacen pasar la luz a través de
suspensiones celulares y detectan la cantidad de luz emergente no dispersada (Figura b12). La principal
diferencia entre estos dos instrumentos es que un fotómetro emplea un filtro simple para generar la luz incidente
en una franja muy estrecha de longitud de onda relativamente corta, mientras que un espectrofotómetro emplea
un prisma o red de difracción para generar luz incidente en una banda muy estrecha de longitudes de onda
(Figura 6.12a). Las longitudes de onda mas comúnmente usadas para medir la turbidez bacteriana son 540 nm
(verde), 600 nm (naranja) y 660 nm (rojo). Sin embargo, tanto los fotómetros (nefelómetros) como los
espectrofotómetros miden solamente luz no dispersada y las lecturas se expresan en unidades fotométricas por
ejemplo, la unidades Klett» para el fotómetro Kictt-Summerson) (véase Figura 6.12b) o en unidades de densidad
óptica (DO) en un espectrofotómetro.

Obtención de una curva estándar

En el caso de organismos unicelulares, las unidades fotométricas o de densidad óptica son proporcionales
(dentro de ciertos límites) al número de células; por consiguiente, las lecturas de turbidez pueden usarse como
un sustituto de los métodos de recuento directo. Sin embargo, antes de utilizar la turbidez como sistema para
estimar el número de células, se debe preparar primero para cada microorganismo a estudiar una curva estándar
relacionando alguna medida directa del número de células (microscópica o recuento de viables) o de la masa
(peso seco) con la medida indirecta obtenida por turbidez (figura 6.12c). Tal curva de calibración puede contener
datos tanto del número de células como de la masa celular, permitiendo una estimación de ambos parámetros
a partir de una simple lectura de la turbidez (Figura 6.12c).

A altas concentraciones celulares, la luz dispersada por una célula, que normalmente no alcanzaría el detector,
puede ser redispersada por otra de tal modo que para la célula fotoeléctrica es como si no hubiese sido
dispersada nunca. Cuando esto ocurre, la correspondencia entre el número de células y la turbidez pide
linealidad (Figura 6,12c). Sin embargo, en unos límites, las medidas de turbidez pueden ser razonáblente precisas
y tienen la virtud de ser rápidas y fáciles de realizar. Además estas determinaciones se pueden hacer
normalmente sin destruir o modificar significativamente la muestra. Por estos motivos, las medidas de la turbidez
se usan con frecuencia para seguir la velocidad de crecimiento en los cultivos microbianos; la misma muestra
puede medirse repetidamente, los resultados se pueden representar semilogarítmicamente frente al tiempo
(Figura 1.121’) y usarse para calcular el tiempo de generación de un cultivo en crecimiento.

RECUENTO DE COLONIAS.

Para hacer conteo de las colonias presentes en las placas de las diferentes diluciones, se debe tomar en cuenta
los siguientes casos:

1-Que el número de colonias en la placa se encuentre en un rango contable (30-300).

2-Que el número de colonias sea mayor a 300 colonias por placa.

3-Que el número de colonias sea demasiado numerosas que no se pueda contar.

4-Que no haya crecimiento visible en las placas.

Placas con menos de 30 colonias

Cuando las placas corridas para las diluciones muestran cuentas de menos de 30 colonias, contar el total de
colonias presentes en dicha dilución, promediar el número de colonias y multiplicar por el factor de dilución para
obtener el valor estimado de cuenta en placa.
Formula a utilizar:

N=AxD

Donde:

N = número de colonias por Gramo o Mililitro.

A = promedio de colonias por placa.

D = Factor de Dilución (que es igual al reciproco de la dilución utilizada)

Ejemplo:

Dilución utilizada: 10-2

Nº de colonias en la placa: 25

Factor de Dilución: 100

Por lo tanto:

25 x 100 = 2500

Se reporta: 2500 UFC/ml.

Placas con 30-300 colonias.

Cuando el número de colonias por placa esté entre 30 – 300, contar las colonias en aquellas porciones de la placa
que sea representativa de la distribución de colonias.

Dividir la placa en dos partes y contar las colonias que se encuentran en la mitad de la placa.

Dilución utilizada: 10-1

Nº de colonias contadas 51

Nº de colonias en la placa: 51 x 2 = 102

Factor de dilución: 10 por lo tanto 102 x 10 = 1,020 UFC

Dividir la placa en cuatro partes y contar las colonias que se encuentran en un cuadrante de la placa.

Dilución utilizada: 10-1


Nº de colonias contadas: 27

Nº de colonias en la placa: 27 x 4 = 108

Factor de dilución: 10 por lo tanto 108 x 10 = 1,080 UFC

Se reporta el promedio de las dos placas:

Placa 1: 1020

Placa 2: 1080 Promedio: 1050 UFC/ml

Se reporta 11,000UFC/ml.

Placas con más de 300 colonias

En caso de que ninguna placa tenga de 30 -300 colonias y una o más tenga más de 300 colonias, se debe utilizar
aquéllas con el número más cercano a 300. Se registra el recuento, luego se multiplica por el factor de dilución y
se reportan como UFC/ml o g.

Cuando el número de colonias por placa supere ampliamente las 300, no comunicar resultados del todo DNPC
(demasiado numerosas para contarlas).

Para hacer el recuento tomar en consideración lo siguiente:

a-Si hay menos de 10 colonias por centímetro cuadrado (cuadro).

b- Si hay más de 10 colonias por cm2 (cuadro).

Menos de 10 colonias por cm2 (cuadro)

Contar las colonias de 13 cuadros (del contador de colonias) representativos de la distribución de las colonias.

Seleccionar: 7 cuadros horizontales

6 cuadros verticales. En ambos casos consecutivos.

Suma del número de colonias de los 13 cuadros x 5 = Número de colonias por placa.
Ejemplo: Dilución utilizada 10-3, colonias contadas en los 13 cuadros. 91.

Multiplicar por 5.

91 x 5 = 455 colonias Factor de dilución 1000

por lo tanto: 455 x 1000 = 455000 se reporta 460,000UFC/ml

Con más de 10 colonias/centímetro cuadrado

-Contar las colonias de 4 cuadros (del contador de colonias) representativos de la distribución de las colonias.

-Calcular el promedio por cuadro (sumar las colonias de los 4 cuadros) y multiplicar por 65. Luego multiplicar por
el factor de dilución.

Calculo:

Suma del número

de colonias de los

cuatros.

4 x 65 = Número de colonias

por placa.

Ejemplo: Conteo:

Cuadro N° 1 = 22

Cuadro N° 2 = 20

Cuadro N° 3 = 22

Cuadro N° 4 = 25

Total = 89

Promedio por cuadro: 89/4 = 22.25 colonias

22.25X 65=1,446.25

Dilución utilizada: 10 a la menos 3 = 1000

Por lo tanto: 1446 x 1000 = 1,446,000 colonias


Se reporta: 1, 400,000 UFC/ml.

Con más de 100 colonias/cm al cuadrado.

Cuando los recuentos bacterianos superen las 100 colonias por cm2 (cuadro):

Se registra la placa como: DNPC (demasiado numerosas para contar)

El resultado se debe reportar como: mayor de 6,500 veces el factor de dilución más alta.

Ejemplo: Si las diluciones para una muestra de pescado presentan los siguientes recuentos:

Dilución: 10-1 placa 1 DNPC

Placa 2 DNPC

Dilución 10-2 placa 1 DNPC

Placa 2 DNPC

Dilución 10-3 placa 1 DNPC

placa 2 DNPC

Dilución 10-4 placa 1 DNPC

placa 2 DNPC

La dilución más alta utilizada es 10-4, por lo tanto su inverso es10,000, y el resultado se expresa como:

Mayor de 6,500 veces x inverso de la dilución más alta 6,500 x 10,000 =

Mayor de 65, 000,000 UFC/g.

Placas sin crecimiento

Cuando las placas de todas las diluciones utilizadas no muestran colonias, se reporta la cuenta en placa como:
menor de una vez el recíproco de la dilución más baja

Por ejemplo, si hemos utilizado las diluciones 10-1, 10-2, 10-3, y en las tres diluciones no hay colonias se reporta:
Menor de 1 vez x inverso de la dilución más baja Menor de 1 x 10 = Menor de 10 UFC/ml.
Cuando el volumen utilizado para preparar las diluciones es de 0.5 ml de muestra y la placa de todas las
diluciones utilizadas no muestra colonias, se reporta la cuenta en placa.

Menor de 0.5 veces el recíproco de la dilución más baja.

Ejemplo: si la dilución más baja es la de 10-1, se reporta

Menor de 0.5 x 10 Menor de 5 UFC/ml

Redondear la cuenta

Redondear la cuenta a dos cifras significativas. Si el tercer digito del recuento es igual o mayor que 5, se
aumentara en una unidad el segundo digito de la izquierda y colocar ceros para el resto de la cifra. Si el tercer
dígito de recuento es menor que 5, reemplazar el dígito con ceros y el segundo mantenerlo igual, y colocar ceros
en el resto de la cifra.

Ejemplo: 128 redondear a 130 UFC/ml o g

155 redondear a 160 UFC/ml o g

2417 redondear a 2400 UFC/ml o g

Cuando aparezcan colonias en expansión en la placa seleccionada, cuéntese solo las colonias de las de las
porciones representativas.

Cuando deban contarse colonias en expansión, cuéntese como una unidad cada uno de los siguientes tipos:

-Cadenas de colonias que parezcan ser consecuencia de la desintegración de un grupo de bacterias al mezclar el
agar con la muestra.

- Expansiones que se desarrollen como placas de crecimiento entre el agar y suelo de la placa Petri.

- Colonias que se formen como una película entre el agar y el borde de la superficie del agar sobre esta última.

-Su formación se debe, sobre todo, por acumulación de humedad en el punto originario de la expansión.

Cuéntese como colonias individuales aquellas que posean aspecto de colonias y crezcan muy cerca unas de
otras, auque sin tocarse, siempre que la distancia entre ellas sea al menos igual al diámetro de la colonia más
pequeña.
Es posible efectuar determinaciones de conteo de viabilidad empleando sólo cultivos líquidos con la técnica del
número más probable (NMP). En esta técnica, la muestra que va a ser contada se diluye hasta que la densidad
celular sea de menos de una por mililitro. En estas condiciones ya no es apropiado hablar de concentraciones de
células, sino más bien de la probabilidad de encontrar una célula. Por ejemplo, si existen cinco células en 10 ml.
de un amortiguador empleado para la dilución, la concentración puede expresarse como 5xl0 células/ ml. Sin
embargo las células viables son desde luego individuales, por tanto decimos que en este ejemplo existe la
probabilidad de 0.5 por cada ml. del tubo que contenga una célula viable. Si el tubo se vaciara tomando 10
muestras de 1 ml. cada uno, cinco de ellas se esperaría que contuvieran una célula y cinco que carecieran

de ella. Este concepto es la base del procedimiento del NMP (número más probable). Esta probabilidad puede
convenirse en concentración celular en la muestra no diluida, considerando el número de diluciones y el empleo
de la tabla de NMP. Esta tabla es una derivación estadística del número más esperado o más probable de células
que producirá el patrón de crecimiento observado.

Para ser efectivo este proceso debe ser muy diluida la muestra, si no, todas las muestras contendrán células
viables y lodos los tubos inoculados mostrarán crecimiento cuando se les incuba. Si se diluye mucho no se
observará crecimiento.

Se han hecho tablas estadísticas para ser empleadas con inoculaciones de tres, cinco, diez o quince réplicas de
tubos de crecimiento.

Conteo por Filtro de Membrana.

Una variante de uso muy práctico y común de esta técnica se basa en el uso de filtros moleculares o de
membrana. Estos filtros tienen porosidad uniforme de tamaño predeterminado, pequeño como para detener los
microorganismos. Esta técnica es de valor sobre todo para determinar el número de bacterias en grandes
volúmenes de aire o agua, simplemente filtrándolo a través de un dispositivo. La membrana, con la bacteria que
retuvo, se pone en una placa especial que contiene una almohadilla saturada con el medio apropiado. Se pueden
usar medios especiales y colorantes para que de más fácil detectar ciertos tipos de organismos que con el conteo
en placa convencional. Después de la incubación, los organismos desarrollan colonias que aparecen en la
superficie de la membrana.
Medidas indirectas del crecimiento microbiano: turbidez

Un método muy rápido y útil de obtener estimaciones del número de células son las medidas de turbidez. Una
suspensión celular aparece turbia a la vista porque las células dispersan la luz que atraviesa la suspensión.
Cuantas más células estén presentes mayor será la luz dispersada y, por tanto, mayor la turbidez. La turbidez
puede medirse con aparatos como el fotómetro o espectrofotómetro que hacen pasar la luz a través de
suspensiones celulares y detectan la cantidad de luz emergente no dispersada (Figura b12). La principal
diferencia entre estos dos instrumentos es que un fotómetro emplea un filtro simple para generar la luz incidente
en una franja muy estrecha de longitud de onda relativamente corta, mientras que un espectrofotómetro emplea
un prisma o red de difracción para generar luz incidente en una banda muy estrecha de longitudes de onda
(Figura 6.12a). Las longitudes de onda mas comúnmente usadas para medir la turbidez bacteriana son 540 nm
(verde), 600 nm (naranja) y 660 nm (rojo). Sin embargo, tanto los fotómetros (nefelómetros) como los
espectrofotómetros miden solamente luz no dispersada y las lecturas se expresan en unidades fotométricas por
ejemplo, la unidades Klett» para el fotómetro Kictt-Summerson) (véase Figura 6.12b) o en unidades de densidad
óptica (DO) en un espectrofotómetro.

Obtención de una curva estándar

En el caso de organismos unicelulares, las unidades fotométricas o de densidad óptica son proporcionales
(dentro de ciertos límites) al número de células; por consiguiente, las lecturas de turbidez pueden usarse como
un sustituto de los métodos de recuento directo. Sin embargo, antes de utilizar la turbidez como sistema para
estimar el número de células, se debe preparar primero para cada microorganismo a estudiar una curva estándar
relacionando alguna medida directa del número de células (microscópica o recuento de viables) o de la masa
(peso seco) con la medida indirecta obtenida por turbidez (figura 6.12c). Tal curva de calibración puede contener
datos tanto del número de células como de la masa celular, permitiendo una estimación de ambos parámetros
a partir de una simple lectura de la turbidez (Figura 6.12c).

A altas concentraciones celulares, la luz dispersada por una célula, que normalmente no alcanzaría el detector,
puede ser redispersada por otra de tal modo que para la célula fotoeléctrica es como si no hubiese sido
dispersada nunca. Cuando esto ocurre, la correspondencia entre el número de células y la turbidez pide
linealidad (Figura 6,12c). Sin embargo, en unos límites, las medidas de turbidez pueden ser razonáblente precisas
y tienen la virtud de ser rápidas y fáciles de realizar. Además estas determinaciones se pueden hacer
normalmente sin destruir o modificar significativamente la muestra. Por estos motivos, las medidas de la turbidez
se usan con frecuencia para seguir la velocidad de crecimiento en los cultivos microbianos; la misma muestra
puede medirse repetidamente, los resultados se pueden representar semilogarítmicamente frente al tiempo
(Figura 1.121’) y usarse para calcular el tiempo de generación de un cultivo en crecimiento.
Determinación del peso Seco en las Células.

La determinación del peso seco en las bacterias es el método más directo para las mediciones cuantitativas de
la masa celular y probablemente el más fácilmente realizable y reproducible, aunque se debe aplicar sólo en
suspensiones celulares muy densas y las células deben ser lavadas muy bien para quitarles todo material extraño.
Este método se aplica principalmente en investigación.

Determinación de la Masa Celular Mediante la Medida de los Cambios Químicos Específicos Producidos
en un Constituyente del Medio.

Como ejemplo de esta técnica, es posible tomar bacterias que producen ácido al fermentar la glucosa. Se supone
que la cantidad de acido que se produce, bajo condiciones específicas y durante un periodo fijo, es proporcional
a la magnitud de la población bacteriana. Tenemos que admitir que la determinación de ácido o cualquier otro
producto final es una aproximación muy indirecta para determinar el desarrollo bacteriano y sólo se aplica en
circunstancias especiales.

4.8.- FACTORES AMBIENTALES QUE AFECTAN EL CRECIMIENTO

Hasta ahora hemos descrito el crecimiento de los microorganismos considerando esencialmente las condiciones
ideales del laboratorio. Sin embargo, las actividades de los microorganismos se ven muy afectadas por las
condiciones químicas y físicas del medio. El conocimiento de los efectos ambientales nos permite explicar la
distribución de los microorganismos en la naturaleza y hace posible diseñar métodos que controlen o potencien
las actividades microbianas. A este respecto se pueden considerar muchos factores ambientales, pero hay cuatro
factores que tienen una función destacada en el control del crecimiento microbiano: la temperatura, el pH, la
disponibilidad de agua y el oxígeno. Consideraremos cada uno de estos factores con detalle.

TEMPERATURA

La temperatura es uno de los factores más importantes que afectan al crecimiento y a la supervivencia de los
microorganismos. A temperaturas muy frías o muy calientes los microorganismos no crecerán. Pero los valores
absolutos de estas temperaturas mínimas o máximas varían mucho entre microorganismos diferentes y, por lo
general, reflejan el rango de temperatura media de su hábitat naturales. A continuación, examinaremos el
efecto, de la temperatura sobre el crecimiento microbiano.

La temperatura ejerce dos tipos de efectos opuestos sobre los organismos vivos. A medida que se eleva la
temperatura, las reacciones químicas y enzimáticas de las células son más rápidas y el crecimiento se acelera.
Sin embargo, por encima de una cierta temperatura algunas proteínas particulares pueden sufrir daños
irreversibles. En consecuencia, dentro de un cierto margen, un aumento de temperatura supone un incremento
en el crecimiento y en el metabolismo hasta un punto en que tienen lugar las reacciones de inactivación. Por
encima de tal punto, las reacciones celulares caen rápidamente a cero. Así, para cada organismo existe una
temperatura mínima por debajo de la cual no es posible el crecimiento, una temperatura óptima a la que se
produce el crecimiento más rápido, y una temperatura mínima por encima de la cual no es posible el crecimiento
(Figura 6.16). La temperatura óptima está siempre más cerca de la máxima que la de la mínima. Estas tres
temperaturas, que se llaman temperaturas cardinales o fundamentales, generalmente son características de
cada tipo de organismo pero no son completamente fijas,pues pueden ser ligeramente modificadas otros
factores del ambiente, en particular por la composición del medio.

Diferentes especies microbianas varían ampliamente en sus fluctuaciones de la temperatura óptima para su
desarrollo, las formas psicrófilas crecen mejor a temperaturas bajas (15- 20 °C). Las fórmas mesófilas lo hacen
mejor de 30 a 37 T º y la mayor parte de las termófilas de 50 a 60°C, la mayor parte de los microorganismos son
mesófilos, 30°C es la temperatura óptima para muchas de las formas de vida libre y la temperatura del huésped
es óptima para los simbiontes de los animales de sangre caliente.

El limite superior de la gama de temperatura tolerado por cualquier especie se correlaciona bien con la
estabilidad térmica general de las proteínas de dicha especie, según mediciones hechas en extractos celulares,
Los microorganismos comparten con los vegetales y los animales la respuesta al choque por calor síntesis
transitoria de un conjunto de proteínas del choque por calor cuando son expuestos a una elevación súbita en la
temperatura por arriba de la óptimo para el crecimiento.
Estas proteínas son extraordinariamente resistentes al calor y estabilizan a las proteínas de la célula sensible al
calor.

La relación de la velocidad de crecimiento con la temperatura, para cualquier microorganismo, observa en la


gráfica de Arrhenius.

La temperatura máxima de crecimiento de un organismo determinado refleja probablemente la inactivación de


una o más proteínas en la célula. Sin embargo, los factores que determinan la temperatura mínima de
crecimiento de un organismo no son tan claros. Como se mencionó antes la membrana citoplasmática debe
estar en un estado fluido para su correcto funcionamiento y tal vez la temperatura mínima de crecimiento sea
resultado de la «congelación» de esas funciones de la membrana en cuanto al transporte de nutrientes o a la
formación del gradiente de protones. Esta interpretación esta respaldada por experimentos en los que la
temperatura mínima de un organismo puede alterase en alguna medida variando la composición lipidica de la
membrana. Las temperaturas cardinales o fundamentales de diferentes microorganismos difieren mucho entre
sí; algunos muestran temperaturas óptimas tan bajas como 4°C y otras tan altas como más de 100°C. El rango de
temperaturas en el que ocurre crecimiento es incluso más amplio que este margen, desde temperaturas por
debajo del punto de congelación hasta temperaturas superiores a las de ebullición (¡la arquea Pyrolobus fumarii
tiene una temperatura máxima de 113°C!). No obstante, no hay ningún microorganismo que tenga todo este
intervalo de temperaturas que, para el caso de un organismo determinado, suele ser de unos 30°C, aunque
algunos presentan márgenes de temperatura más amplios que otros.

Clases de microorganismos según la temperatura

Aunque existen todo un espectro continuo entre los microorganismos, desde los que tienen su temperatura
óptima a temperaturas muy bajas basta los que la tienen a temperatura alta, se pueden distinguir cuatro grupos
de microorganismos con relación a su temperatura óptima: psicrófilos, con temperaturas óptimas bajas;
mesófilos, con temperaturas óptimas moderadas; termófilos, con altas temperaturas óptimas; e
hipertermófilos, con temperaturas óptimas muy elevadas (figura 6.17). Los mesofilos se encuentran en animales
de sangre caliente y en medios acuáticos y terrestres de latitudes templadas y tropicales. Los psicrófilos y los
termofilos se encuentran en ambientes muy frio o calientes, respectivamente. Los hipertermofilos son típicos de
ambientes concretos extremadamente caliente como fuentes termales, géisers y fuentes hidrotermales
submarinas.

La Escherichia colí, un tipico mesófilo, se ha estudiado con detalle el crecimiento en función de la temperatura y
se han definido con precisión las temperaturas cardinales o fundamentales. La temperatura óptima de E. coli en
un medio complejo es 39°C, la máxima 48°C y la mínima 8°C. Estos valores son susceptibles de variaciones
debidas a diferentes cepas y, en general, las temperaturas máxima y mínima suelen ser respectivamente mayor
y menor cuando se usan medios complejos en vez de medios definidos.

CONCENTRACIÓN DE IONES DE HIDRÓGENO

La acides o alcalinidad de una solución se expresa por su pH en una escala en la que la neutralidad es pH 7 (Figura
6.22). Los valores de pH por debajo de 7 son ácidos y los mayores de 7 son alcalinos (o básicos). Es importante
tener en cuenta que el pH es una función logarítmica; por ello, un cambio en una unidad de pH representa un
cambio de diez veces en la concentración de hidrogeniones. Así, el vinagre (con pH cercano a 2) y el amoniaco
doméstico (con pH próximo a 11) difieren en una concentración de hidrogeniones de mil millones de veses.

pH y crecimiento microbiano

Cada organismo tiene un rango de pH dentro del cual es posible el crecimiento y normalmente posee un pH
óptimo bien definido. La mayoría crece en un margen de pH de 2- 3 unidades. La mayoría de los ambientes
naturales tienen un valor de pH entre 5 y 9, y los organismos con pH óptimos de este orden son los más comunes.
Sólo unas cuanta, especies pueden crecer por debajo de 2 o por encima de 10. Los organismos que crecen mejor
a bajo pH constituyen un tipo de extremófilos llamados acidófilos. El grupo de los hongos son más acidófilos que
las bacterias. Muchos hongos crecen de forma óptima a pH 5 o inferior e incluso algunos crecen bien a pH 2.
Algunas bacterias también son acidófilas. De hecho, algunas de estas bacterias son acidófilas estrictos, incapaces
de crecer a pH neutro. Entre las bacterias acidófilas estrictas se encuentran varias especies de Thiobacillus y
algunos géneros de Archaea como Sulfolobus, Termop1asma y Ferroplasma.

El factor crítico más importante para el carácter acidófilo estricto es la estabilidad de la membrana
citoplasmática. Cuando el pH es neutro, la membrana citoplasmática de las bacterias muy acidófilas
efectivamente se disuelve y las células se usan, lo que sugiere que para que la membrana citoplasmática sea
estable se requieren altas concentraciones de iones hidrógeno. Por ejemplo, el procariota más acidofilo
conocido, Picrphilus oshimae, es tambien termófilo (temperatura óptima de crecimiento 60°C) y crese a un pH
óptimo de 0,7; a pH superior de 4, las células de P. oshimae se lisan, el P.oshimae vive en suelos extremadamente
ácidos y calientes asociados a una actividad volcánica.

Unos cuantos extremofilos presentan un pH óptimo de crecimiento muy elevado, a veces tan alto torno pH de
10; se denominan alcalófilos, l.os organismos alcalófilos se encuentran por lo general en hábitat muy básicos
como lagos sódicos y suelos muy carbonatados. Sin embargo, los procariotas alcalófilos mejor estudiados han
sido bacterias aeróbicas no marinas, muchas de las cuales son especies de Bacillus. Algunos microorganismos
alcalófilos extremos son tambien halófilos, y la mayor parte de estos pertenecen al dominio Archaea. Algunos
acidófilos tienen aplicación industrial porque producen enzimas hidrolíticas, como proteasas y lipasas, que
funcionan bien a pH alcalino y se usan como aditivos de los detergentes domésticos.

Los alcalófilos también son muy interesantes por los problemas bioenergéticos que plantean al vivir a pH tan
alto. Por ejemplo, ¿cómo pueden originar una fuerza motriz de protones cuando la superficie externa de la
membrana es tan alcalina? A partir de los estudios realizados con especies alcalinas de Tiobacillus se ha puesto
de manifiesto que, en vez de la habitual fuerza motriz de protones, es un gradiente de Na+ el que suministra la
energía para el transporte y la movilidad, pero que también se genera una fuerza motriz de protones responsable
de la síntesis respiratoria de ATP. Cómo ocurre exactamente es aún un problema interesante por resolver en la
investigación actual de la alcalofililos.

pH intracelular

Cuando se considera para cada organismo particular el requerimiento de un pH específico para el crecimiento,
hay que tener en cuenta que el pH óptimo representa solo el pH del medio extracelular; el pH intracelular debe
permanecer próximo a la neutralidad para evitar la destrucción de las macromoléculas celulares que son
sensibles al acido o alcali. En los acidofilos, o alcalófilos extremos, el pH intracelular puede variar algunas
unidades respecto a la neutralidad, pero en la mayoría de los microorganismos cuyo pH óptimo para el
crecimiento es entre 6 y 8 (los llamados neutrófilos), el citoplasma permanece neutro o muy próximo a la
neutralidad (Figura 6.22).

En el acidófilo antes mencionado, el P. oshimae, el pH intracelular es 4.6 y en los alcalófilos extremos se ha


logrado medir un pH intracelular de hasta 9.5. No se sabe con certeza si estos valores representan
respectivamente los valores más bajos y mas altos de pH intracelular, pero tales límites deben de ser muy
próximos a estos, pues la estabilidad de las macromoléculas estaría en serio peligro por debajo o por encima de
tales valores.
PRESIÓN OSMÓTICA

Efectos osmóticos sobre el crecimiento microbiano

El agua es el solvente de la vida. Todos los organismos necesitan agua y la disponibilidad de agua es un factor
importante que en la naturaliza determina el crecimiento de los microoganismos. La disponibilidad de agua no
solo es función del contenido en agua que esta precente en un medio, es decir, de la humedad o sequedad de
un determinado hábitat, sino que também depende de la concentracion de solutos, como sales, azúcar y otras
sustancias que puedan estar prentes en el agua. Esto es debido a que las sustancias disueltas tienen una cierta
afinidad por el agua que hace que el água asociada a los solutos no disponible para los organismos.

Actividad de agua, ósmosis y halófilos

La diponibilidad del agua se expresa en terminos físicos como la actividad de agua. La actividad de agua,
abreviadamente aw es el cociente entre la presión de vapor del aire en equilibrio con una sustancia o solución y
la presión de vapor del agua pura a la misma temperatura. Los valores de aw varian entre 0 y 1 y algunos valores
representativos se indican en la taba 6.2. La actividad de agua de terrenos agrícolas oscila generalmente entre
0.90 y 1.

El agua difunde desde una región con una alta concentración de agua (baja concentración de solutos) hasta una
región con menor concentración de agua (mayor concentración de solutos) por el proceso denominado osmosis.
En la mayoría de los casos, el citoplasma de una célula tiene una concentración de solutos mayor que el medio,
por lo que el agua tiende a entrar dentro de la célula, diciéndose entonces que existe un balance de agua positivo.
Sin embargo, cuando una célula esta en un medio con baja actividad de agua, existe una tendencia del agua a
salir de la célula.

En la naturaleza, los efectos osmóticos tienen interés principalmente en habitat con altas concentraciones de
sales. El agua de mar contiene aproximadamente un 3% de NaCI ademas de pequeñas cantidades de otros
minerales y elementos. Los microorganismos marinos generalmente tienen una dependencia específica del ion
sodio además de tener un crecimiento óptimo al valor de actividad de agua propio del agua de mar (Figura 6.23).
Tales microorganismos se llaman halófilos. El crecimiento de los halófios requiere al menos algo de NaCI, pero el
optimo varía con el organismo; así, se usan los términos halófilos discretos y halofilos moderados, para describir
a los halófilos con requerimientos bajos (1-6%) y moderados (6-15%) de NaCI, respectivarnente (Figura 6.23).

La mayoría de los microorganismos son incapaces de existir en ambientes con actividad de agua muy baja y
mueren, o se deshidratan y pasan a un estado de latencia, en tales circunstancias. Los organismos halotolerantes
pueden soportar alguna reducción en aw valor de la actividad del àgua aw es el cociente entre la presión de vapor
del agua en equilibrio con una sustancia o solución y la presión de vapor del agua pura a la misma temperatura
Los valores de aw varian entre 0 y 1. y algunos valores representativos se indican en la tabla 6.2.

El agua se difunde desde una región con una alta concentracion de agua hasta una región con menor
concentración de agua a mayor concentración de solutos por el proceso denominado osmosis. En la mayoría de
los casos, el citoplasma de una célula tiene una concentración de solutos mayor que el medio, por lo que el agua
tiende a entrar dentro de la célula, diciéndose entonces que existe un balance de agua positivo. Sin embargo,
cuando una célula esta en un medio con baja actividad de agua, existe una tendencia del agua a salir de la célula.

En la naturaleza el efectos osmóticos tienen interés principalmente en habitat con altas concentraciones de sal.
El agua de mar contiene aproximadamente un 3% de NaCI ademas de pequeñas cantidades de otros minerales
y elementos. los microorganismos marinos generalmente tienen una dependencia específica del ion sodio
además de tener un crecimiento óptimo al valor de actividad de agua propio del agua de mar (Figura 6.23) tales
microorganismos se llaman halófilos el crecimiento de los halófios requiere al menos algo de NaCI, pero el optimo
varía con el organismo; así, se usan los términos halofilos discretos y halofilos moderados, para describir a los
halófilos con requerimientos bajos (1-6%) y moderados (6-15%) de NaCI, respectivamente (Figura 6.23).

La mayoría de los microorganismos son incapaces de existir en ambientes con actividad de agua muy baja y
mueren, o se deshidratan y pasan a un estado de latencia, en tales circunstancias. Los organismos halotolerantes
pueden soportar alguna reducción en valor aw, del medio, pero generalmente crecen mejor en ausencia de
solutos añadidos (Figura 6.23). Por el contrario, algunos organismos se desarrollan con muy baja actividad de
agua, y éstos son de gran ínteres, no sólo desde el punto de vista de su adaptación a la vida en estas condiciones
sino también desde el punto de vista aplicado en la industria alimentaria, donde solutos como la sal y la sacarosa
se emplean frecuentemte como conservantes para inhibir el crecimiento microbiano. Los organismos capaces
de crecer en ambientes muy salinos se llaman halófilos extremos (Figura 6.23) y, según las especies, requieren
15-30% de NaCI para su crecimiento óptimo. Los organismos capaces de crecer en ambientes con alta
concentración de azúcares se denominan osmófilos, y aquellos capaces de crecer en ambientes muy secos (por
la falta de agua) se llaman xerófilos, La Tabla 6.2 recoge ejemplos de estos organismos.
OXIGENO

Oxígeno y crecimiento microbiano

Como los humanos tienen necesidad absoluta de oxigeno molecular (0 2) para vivir, resulta fácil suponer que
todas las formas de vida requieren también 02. Sin embargo, esto no es cierto y muchos microorganismos pueden
(y algunos deben) vivir en ausencia total de 02. El oxígeno es poco soluble en agua y puede consumirse
rápidamente debido a las actividades respiratorias de los microorganismos en los habitat acuáticos y húmedos
(especialmente cuando contienen abundancia de materia orgánica). Por ello, existen en nuestro planeta
abundantes habitat microbianos anóxicos (libres de 02), como los fangos y otros sedimentos, pantanos y
ciénagas, suelos forestales inundados, tracto intestinal de los animales, sedimentos de las aguas residuales,
zonas proofundas de la subcorteza terrestre y muchos otros ambientes. En estos hábitat anóxicos proliferan
microorganismos, particularmente procarticos.

Clases de microorganismos en relación al Oxígeno

Los microorganismos son muy variados en cuanto a la necesidad o tolerancia del oxígeno y, como se señala en
la Tabla 6.4, se pueden dividir en varios grupos dependiendo del efecto del oxígeno. Los aerobios son especies
capaces de crecer a tensiones de oxígeno normales (el 21% de aire es 02) y muchos, incluso, pueden tolerar
concentraciones más elevadas de oxígeno (oxígeno hiperbárico). Los microaerófilos, por el contrario, son
aerobios que pueden usar el 02 sólo cuando está presente a niveles más bajos que en el aire, normalmente a
causa de su limitada capacidad para respirar o porque contienen alguna molécula sensible al oxígeno, como por
ejemplo alguna enzima lábil en presencia de oxígeno. Muchos aerobios son facultativos, lo que significa que en
condiciones nutritivas y de cultivo apropiadas pueden crecer tanto en condiciones aeróbicas como anaeróbicas.

Algunos microorganismos no pueden respirar 02; tales organismos se llaman anaerobios. Existen dos clases de
anaerobios; los anaerobios aerotolerantes, que toleran el oxígeno y crecen en su presencia aunque no pueden
usarlo, y los anaerobios estrictos que son inhibidos o incluso mueren en presencia de oxígeno (Tabla 6.4). Se
desconoce la razón por la que los anaerobios estrictos mueren en presencia de oxigeno, pero puede deberse a
que son incapaces de eliminar algunos productos tóxicos que se originan en un metabolismo del oxígeno.

Por lo que se sabe, la anaerobiosis estricta ocurre en tres clases de microorganismos; una amplia variedad de
procariotas, unos cuantos hongos y unos cuantos protozoos. Dentro del dominio Bacterias, uno de los grupos
mejor conocidos de anaerobios estrictos es el del género Clustridium, formado por bacilos Gram positivos
formadores de endosporas. Los clostridios son muy frecuentes en el suelo, en sedimentos lacustres y en el tracto
intestinal, y a menudo son los responsables del deterioro de los alimentos enlatados. Otras bacterias anaerobias
estrictas se encuentran entre los microorganismos metanogénicos y otras muchas especies de Archaea, las
bacterias sulfatorreductoras y las homoacetogénicas, así como muchas de las bactenas que habitan el tracto
intestinal de los animales. No obstante entre los anaerobios estrictos la sensibilidad al oxígeno varía
ampliamente, pues algunos organismos son capaces de tolerar trazas de oxigeno mientras que otros no.

Cultívos microbianos y los efectos del oxígeno.

Para el crecimiento de muchos microorganismos aeróbicos es necesario suministrar una fuerte aireación. Esto
se debe a que el O2 es poco soluble en agua, y el O2 usado por los organismos durante el crecimiento no se
remplaza lo suficientemente rápido por difusión a partir del aire. Por tanto, es deseable la aireación forzada de
los cultivos, bien sea por agitación de los matraces o tubos en una bandeja de agitación, o mediante burbujeo de
aire esterilizado a traves del medio mediante un tubo fino de vidrio o un disco poroso. Normalmente, los aerobios
crecen mejor con aireación forzada que cuando se suministra el O2 por simple difusión.

En el caso de los cultivos de anaerobios el problema es excluir, no suministrar, el oxígeno. Como el oxígeno está
presente en el aire se requieren métodos especiales para los cultivo de microorganismos anaeróbicos. Los
anaerobios estrictos varian en su sensibilidad al oxígeno, de modo que existen diversos procedimientos para
reducir el contenido en O2 de los cultivos; algunos muy simples y adecuados para los organismos menos
sensibles, pero otros más complejos y necesarios para el crecimiento de los anaerobios estrictos.

Para los organismos que no son demasiado sensibles a pequeñas cantidades de oxigeno, llenar completamente
las botellas u tubos con medio de cultivo hasta arriba y cerrar con tapones herméticos, permite condiciones
anóxicas adecuadas. También es posible añadir un compuesto químico que sea un ente reductor, capas de
reaccionar con el oxígeno y reducirlo a H2O. Un buen ejemplo es el tioclicolato, que se añade a un medio
denominado caldo de tioglícolato y normalmente se usa para ver cuáles son los requerimientos de O2 de un
organismo (Figura 6.25). Después de que el tioglicolato reacciona con el oxígeno a lo largo del tubo, el oxígeno
atmosférico sólo puede penetrar en la parte superior donde el medio contacta con el aire, los aerobios estrictos
crecerán sólo en la parte superior del tubo. Los organismos facultativos crecerán por todo el tubo, pero con
preferencia en la parte superior, los microaerófilos lo harán cerca del extremo superior, pero no justo en la
superficie del medio (Figura 6.25). Finalmente, los anaerobios crecerán fundamentalmente cerca del fondo del
tubo, donde el oxígeno no puede penetrar (Figura 6.25). Es frecuente añadir al medio un colorante indicador
redox como la resarsurina, que cambia de color en presencia de oxígeno y por tanto señala el grado de
penetracion del oxígeno en el medio (Figura 6.25).
Para eliminar por completo toda traza de O2 del cultivo de anaerobios, puede colocarse un gas que reaccione con
el O2 en una jarra que a su vez contenga los tubos o las placas. El dispositivo más sencillo es la jarra de anaerobios,
un contenedor con una tapadera que puede sellarse y dentro del cual se colocan los tubos o las placas que se
van a incubar (Figura 6.26a). El aire del recipiente se reemplaza luego por una mezcla de H2 y CO2, y las trazas de
O2 que pudieran quedar en el contenedor o en el medio se consumen por acción de un catalizador químico,
estableciéndose las condiciones anóxicas.

Para el cultivo de anaerobios estrictos como los metanógenos no sólo es necesario eliminar todas las trazas de
O2 sino también realizar todas las manipulaciones del cultivo en una atmósfera anóxica, ya que estos
microorganismos pueden morir tras una breve exposición al O2. En estos casos, el medio de cultivo se hierve
primero para eliminar el oxígeno, y luego se añade un agente reductor como H2S y se sella la muestra en una
atmósfera de un gas libre de oxigeno. Todas las manipulaciones hay que realizarlas bajo una corriente gaseosa
de hidrógeno o nitrógeno libres de O2 que se dirige al recipiente de cultivo cada vez que se abre, evitando asi el
O2 que pudiera entrar. Para llevar a cabo investigaciones con anaerobios estrictos es necesario disponer de
camaras anóxicas, que son dispositivos especiales diseñados con guantes incorporados que permiten trabajar
desde fuera con cultivos abiertos en atmosferas totalmente anóxica s (Figura 6.26b).
4.9.-CLASIFICACIÓN DE LAS BACTERIAS

Clasificación de los procariontes

Para comprender a un grupo cualquiera de organismos se requiere una clasificación. Un sistema apropiado de
dicha clasificación permite a un científico escoger características que clasifiquen con rapidez y exactitud a
organismos recién descubiertos. Esto permite predecir muchas características de otros miembros de esa
categoría. En una institución hospitalaria, la clasificación correcta e inmediata de un microorganismo puede
proporcionar la vía más directa para su eliminación. Además, proporciona al interesado una comprensión amplia
de las relaciones entre organismos diferentes, y esta información puede tener un gran valor práctico. Por
ejemplo, la eliminación de un microorganismo patógeno será de mayor duración si su hábitat está ocupado por
una variante no patógena.

Para empezar, deberá reconocerse que cualquier característica puede servir como criterio potencial con este
objeto. No todos los criterios son de igual eficacia en el agrupamiento de organismos, por ejemplo, la posesión
de DNA es un criterio inútil para distinguir organismos, ya que todas las células lo contienen. La presencia de un
plasmodio con una variedad extensa de huéspedes posibles tampoco es útil, debido a que estos plasmidios
pueden encontrarse en diversos huéspedes y no necesitan estar presentes todo el tiempo. Los criterios útiles
pueden ser estructurales, fisiológicos, bioquímicos o genéticos. Las esporas, estructuras celulares especializadas
que permiten la supervivencia en medios ambientes extremos, son criterios estructurales útiles para clasificación
debido a que subconjuntos muy definidos de bacterias forman esporas. Algunos grupos bacterianos pueden
subdividirse de manera eficaz basándose en su propiedad de fermentar determinados carbohidratos. Estos
criterios pueden ser inútiles cuando se aplican a otros grupos bacterianos que carecen de capacidad para
procesos fermentativos. Una prueba bioquímica, la tinción de Gram, es un juicio eficaz para clasificar porque la
respuesta a la tinción refleja diferencias fundamentales y complejas en la superficie celular bacteriana que divide
a estos microorganismos en dos grupos mayores.

Los criterios genéticos se están utilizando cada vez más en la clasificación bacteriana y muchos de los
conocimientos en este campo se han logrado por el desarrollo de la tecnología de recombinación de DNA. En la
actualidad es posible diseñar sondas DNA que con rapidez identifican organismos, que portan regiones genéticas
específicas, con un ancestro común. La comparación de secuencias de DNA para algunos genes condujo al
descubrimiento de las relaciones filogenéticos entre procariotes. Es posible trazar líneas celulares ancestrales y
agrupar los organismos con base en sus afinidades evolutivas. Estas investigaciones han llevado a sorprendentes
conclusiones. Por ejemplo, la comparación de secuencias de citocromo C sugiere que todos los eucariotes,
incluyendo al hombre, surgieron de uno entre tres grupos diferentes de bacterias fotosintéticas púrpura. Esta
conclusión explica en parte el origen evolutivo de los eucariontes, pero no explica en su totalidad el punto de
vista en general aceptado de que la célula eucariota derivó de la fusión de líneas celulares procariotas diferentes.
En la filogenia molecular ha sido un gran éxito demostrar que los procariotes entran en dos grupos mayores.
Gran parte de las investigaciones se han orientado a un grupo, las bacterias. El otro grupo, arqueobacterias, ha
recibido menos atención, en parte debido a que muchos de sus representantes son difíciles de estudiar en el
laboratorio. Por ejemplo, algunas arqueobacterias se destruyen en presencia de oxígeno y otras proliferada
temperaturas que exceden a la de ebullición del agua. Antes de disponer de pruebas moleculares, la división de
arqueobacterias en subgrupos principales parecía imposible. Los metanógenos poseen un mecanismo de
respiración anaerobia que origina metano; los halófilos demandan concentraciones de sal en extremo elevadas
para crecer y las termoacidófilas requieren temperatura o acidez altas (o las dos). Ahora se ha establecido que
estos procariotes comparten rasgos bioquímicos como componentes de la pared o la membrana celular que
colocan al grupo totalmente aparte de los demás microorganismos vivientes. Una característica fascinante
compartida por arqueobacterias y eucariotes es la presencia de intrones dentro de sus genes. La función de los
intrones, segmentos de DNA que interrumpen la información genética, no se ha establecido. Sólo se sabe que la
presencia de intrones representa un rasgo fundamental compartido por el DNA de arqueobacterias y eucariotes.
Este rasgo común sugiere la hipótesis de que igual que mitocondrias y cloroplastos parecen derivados evolutivos
de las bacterias el núcleo eucariótico puede provenir de un ancestro arqueobacteriano.

DESCRIPCIONES DE LOS PRINCIPALES GRUPOS BACTERIANOS

Uno de los aspectos más fascinantes y atractivos del mundo microbiano es su extraordinaria diversidad. Parece
que la naturaleza ha probado prácticamente cualquier experimento posible de forma, tamaño, fisiología y estilo
de vida

Introducción y descripción general

Debido a la desconcertante diversidad de los organismos vivos es deseable clasificarlos u ordenarlos en grupos
en función de sus semejanzas. La taxonomía (del griego taxis, estructuración u orden; y nomos, ley, o nemein,
distribuir o gobernar) se define como la ciencia de la clasificación biológica. En un sentido más amplio, se
compone de tres partes independientes pero interrelacionadas: clasificación nomenclatura e identificación. La
clasificación es la organización de los organismos en grupos o taxones en función de sus semejanzas o de su
parentesco evolutivo. La nomenclatura es la rama de la taxonomía que se ocupa de la asignación de nombres a
grupos taxonómicos de conformidad con normas publicadas. La identificación constituye el lado práctico de la
taxonomía, el proceso de determinar que un aislamiento en particular pertenece a un taxón reconocido.
A menudo, se tiende a pensar en la taxonomía como algo banal y aburrido, cuestión únicamente de hilar muy
fino en la asignación de nombres a organismos. En realidad, la taxonomía es muy importante por diversos
motivos. En primer lugar, nos permite organizar cantidades ingentes de conocimientos sobre los organismos, ya
que todos los miembros de un grupo específico comparten numerosas características. En cierto sentido es similar
a un sistema gigante de archivo o a un catálogo de biblioteca que proporciona un fácil acceso a la información.
Cuanto más precisa sea la clasifica mayor información contiene y mayor es su utilidad En segundo lugar, la
taxonomía nos permite hacer predicciones y formular hipótesis para nuevas investigaciones sobre la base de los
conocimientos existentes acerca de organismos similares. Si un microorganismo afín tiene ciertas propiedades,
el microorganismo en cuestión puede tener también la misma característica. En tercer lugar, la taxonomía ubica
a los microorganismos en grupos útiles y significativos con nombres precisos que permiten a los microbiólogos
trabajar con ellos y comunicarse de forma eficiente. Al igual que una comunicación escrita eficaz no es posible
sin un vocabulario suficiente, una ortografía correcta y una buena gramática, la microbiología no es posible sin
la taxonomía. En cuarto lugar, la taxonomía es esencial para la identificación exacta de los
microorganismos. Nunca se insistirá lo bastante acerca de su importancia práctica en este sentido. Por
ejemplo, resulta esencial para la microbiología clínica; el tratamiento a menudo es excepcionalmente
difícil cuando la patógena causal es desconocida.

El término sistemática a menudo se emplea para referirse a la taxonomía. Sin embargo, muchos
taxonomistas la definen en términos más generales como «el estudio científico de los organismos cuyo
objetivo final es caracterizarlos y agruparlos de forma ordenada». Cualquier estudio de la naturaleza de
los organismos, cuando los conocimientos adquiridos se aplican a la taxonomía, forman parte de la
sistemática. Por consiguiente, ésta abarca disciplinas tales como morfología, ecología, epidemiología,
bioquímica, biología molecular y fisiología.
La taxonomía microbiana se encuentra actualmente en plena ebullición. Esto se debe a la aplicación de
nuevas técnicas moleculares para la clasificación de los microorganismos. Aun cuando estos nuevos
avances han generado gran excitación y están modificando profundamente la taxonomía microbiana, los
enfoques más tradicionales siguen siendo valiosos.
Evolución y diversidad microbianas
Se ha calculado que nuestro planeta tiene una antigüedad de unos 4600 millones de años. Se han
descubierto restos fosilizados de células procariotas de unos 3500 a 3800 millones de años en
estromatolitos y rocas sedimentarias.
Los estromatolitos son rocas laminadas o estratificadas, a menudo abovedadas, que se forman por la
incorporación de sedimentos minerales en comunidades microbianas laminadas. Los estromatolitos
modernos están formados por cianobacterias; cabe suponer que al menos algunos estromatolitos
fosilizados se formaron de la misma manera. Por consiguiente, la vida procariota surgió muy poco
después del enfriamiento terrestre. Es muy probable que los primeros procariotas fueran anaerobios. Las
cianobacterias y la fotosíntesis productora de oxígeno se desarrollaron probablemente hace unos 2500 a
3000 millones de años. La diversidad microbiana aumentó de forma notable a medida que el oxígeno fue
haciéndose más abundante.
Los estudios de Carl Woese y sus colaboradores sobre las secuencias de rRNA en células procariotas
sugieren que los procariotas se separaron muy precozmente en dos grupos bien diferenciados. La Figura
19.3 muestra un árbol filogenético universal que refleja este punto de vista. El árbol se divide en tres
ramas principales, que representan los tres grupos primarios: Bacteria, Archaea y Eucarya. Las arqueas
y las bacterias fueron las primeras en separarse, y posteriormente se desarrollaron los eucariotas. Estos
tres grupos primarios se denominan dominios y se ubican por encima del nivel de reino (los reinos
tradicionales se distribuyen entre estos tres dominios). Los dominios difieren notablemente entre sí. Los
organismos eucariotas con lípidos de membrana formados fundamentalmente por acil diésteres de
glicerol y rRNA eucariótico pertenecen a Eucarya. El dominio Bacteria corresponde a las células
procariotas con rRNA bacteriano y lípidos de membrana constituidos principalmente por diacil diésteres
de glicerol. Los procariotas cuyas membranas están compuestas por lípidos isoprenoides del tipo diéter
de diglicerol o tetraéter de diglicerol y rRNA arqueano componen el tercer dominio Archaea.
Parece probable que las células eucariotas modernas se originaran de los procariotas hace 1400 millones
de años. Se ha especulado considerablemente acerca de cómo podrí los eucariotas haberse desarrollado
de sus antecesores procariotas. No se sabe con exactitud cómo tuvo lugar este proceso, pero se han
propuesto dos hipótesis. Según la primera los núcleos, las mitocondrias y los cloroplastos se originaron
por invaginación de la membrana plasmática para formar estructuras de doble membrana que contenían
material genético y eran capaces de sufrir un desarrollo y una especialización adicional. Las semejanzas
entre los cloroplastos las mitocondrias y las bacterias actuales se deben a que los orgánelos, que están
sometidos a un lento proceso de cambio, han conservado características procarióticas primitivas.
De acuerdo con la hipótesis endosimbiótica, más popular que la anterior, el primer acontecimiento fue la
formación de un núcleo en la célula proeucariota. La célula eucariota ancestral pudo haberse desarrollado
de la fusión de antiguas bacterias y arqueas. Posiblemente una célula huésped bacteriana Gram negativa
que había perdido su pared celular incorporó a su interior una arquea para formar una asociación
endosimbiótica. La arquea perdió subsi.guientemente su pared y su membrana plasmática, mientras la
bacteria huésped desarrollaba pliegues interiores de la membrana.
Con el tiempo, el genoma del huésped se transfirió a la arquea original, y se formaron un núcleo y un
retículo endoplasmático. Durante la formación del genoma eucariótico pudieron perderse genes tanto
bacterianos como arqueanos. Debe señalarse que muchos autores consideran que Archaea y Eucarya
están más estrechamente relacionados de lo que cabría esperar en función de este hipotético escenario.
Estos autores proponen que la línea eucariótica divergió de Archaea y a continuación se formó el núcleo,
posiblemente a partir del aparato de Golgi.
Las mitocondrias y los cloroplastos parecen haberse desarrollado con posterioridad. El eucariota con
núcleo ancestral fermentador de vida libre estableció una relación simbiótica permanente con bacterias
fotosintéticas, que a continuación evolucionaron a cloroplastos. Las cianobacterias se han considerado
los antecesores más probables de los cloroplastos. Más recientemente, Prochloron se ha convertido en el
candidato favorito. Prochioron habita en el interior de invertebrados marinos y se asemeja a los
cloroplastos en que contiene clorofila a y b, pero no ficobilinas. La existencia de esta bacteria sugiere
que los
cloroplastos se originaron de un antecesor común de los proclorofitos y las cianobacterias. Las
mitocondrias surgieron de una relación endosimbiótica entre el eucariota primitivo de vida libre y las
bacterias con respiración aerobia (posiblemente un antecesor de tres grupos modernos: Agrobacterium,
Rhizobium y Rickettsia). Algunos han propuesto que la respiración aerobia se originó en realidad antes
que la fotosíntesis oxigénica (productora de oxígeno) y hacía uso de las pequeñas cantidades de oxígeno
disponible en esta temprana etapa del desarrollo planetario. La secuencia exacta del desarrollo sigue sin
conocerse con exactitud,
La hipótesis endosimbiótica se ha visto apoyada por el descubrimiento de una cianobacteria
endosimbiótica que habita en el protista biflagelado Cyanophora paradoxa y que actúa como su
cloroplasto. Este endosimbionte, denominado cianela, se asemeja a las cianobacterias en su sistema de
pigmentos fotosintéticos y en su delicada estructura, y está rodeado de una capa de peptidoglicano. Se
diferencia de las cianobacterias en que carece de la membrana externa con lipopolisacáridos,
característica de las bacterias Gram negativas. La cianela puede ser un endosimbionte de reciente
establecimiento que está evolucionando hacia un cloroplasto. Esta posibilidad se ve apoyada
adicionalmente por los árboles de rRNA, que situan el RNA de los cloroplastos dentro de las
cianobacterias.
En la actualidad ambas teorías tienen adeptos. Es posible que nuevos datos ayuden a resolver esta
cuestión a satisfacción de todos. No obstante, estas hipótesis están relacionadas con procesos que
ocurrieron en el pasado lejano, y no pueden ser sometidas a observación directa. Por consiguiente, es
posible que nunca se alcance un consenso completo a este respecto.

Rangos taxonómicos
Al preparar un esquema de clasificación, los microorganismos se sitúan en un pequeño grupo homogéneo
que pertenece, a su vez, a grupos más amplios siguiendo una estructura jerárquica sin superposiciones.
Una categoría de cualquier rango une grupos en el nivel por debajo del mismo en función de propiedades
comunes (Figura 19.4).

En la taxonomía bacteriana, los niveles o rangos utilizados con mayor frecuencia (en orden ascendente)
son los siguientes: especies, géneros, familias, órdenes, clases y phyla. Los nombres de los grupos
microbianos de cada nivel o rango tienen terminaciones (sufijos) característicos de ese nivel (Tabla 19.1).
Los microbiólogos utilizan a menudo los nombres informales en vez de los nombres jerárquicos formales.
Son ejemplos típicos de estos nombres: bacterias púrpuras, bacterias oxidantes del metano, bacterias
reductoras del sulfato y bacterias del ácido láctico.
El grupo taxonómico básico en taxonomía microbiana es la especie. Los taxonomistas que trabajan con
organismos superiores definen el término especie de forma distinta a los microbiólogos. La especie de
los organismos superiores consiste en grupos de poblaciones naturales que se cruzan entre sí o que tienen
la capacidad potencial de hacerlo, y que están aisladas de otros grupos desde el punto de vista de la
reproducción. Esta es una definición satisfactoria para los organismos capaces de reproducirse
sexualmente, pero fracasa con muchos microorganismos porque su reproducción no es sexual. Las
especies procariotas se caracterizan por diferencias fenotípicas y genotípicas. Una especie procariota es
una colección de cepas que comparten numerosas propiedades estables y que difieren de forma
significativa de otros grupos de cepas. Esta definición es muy subjetiva y puede interpretarse de muchas
formas. La siguiente definición, más precisa, ha sido propuesta por algunos taxonomistas bacterianos.
Una especie (genoma especie) es una colección de cepas que tienen una composición de G + C similar y
una similitud de un 70 % o superior en base a experimentos de hibridación de DNA. Idealmente una
especie también se debería de distinguir fenotípicamente de otras especies similares. Una cepa es una
población de organismos que desciende de un único organismo o de un aislamiento en cultivo puro. Las
cepas dentro de una especie pueden diferenciarse ligeramente unas de otras de muchas formas. Las
biovariedades son variantes de cepas procariotas caracterizadas por diferencias bioquímicas y
fisiológicas, las morfovariedades se diferencian desde el punto de vista morfológico y las serovariedades
presentan propiedades antigénicas diferenciadoras. Una cepa de la especie es designada como cepa tipo.
Normalmente, suele tratarse de una de las primeras cepas estudiadas y a menudo está mejor caracterizada
que otras cepas; sin embargo, no tiene por qué ser el miembro más representativo de la especie. La cepa
tipo correspondiente a la especie se denomina especie tipo, y constituye el tipo nomenclatural o el titular
del nombre de la especie. Un tipo nomenclatural es un dispositivo que garantiza la inamovilidad de los
nombres cuando se llevan a cabo reestructuraciones taxonómicas. Por ejemplo, la especie tipo debe
permanecer dentro del género para el que es el tipo nomenclatura. Sólo las cepas muy similares a la cepa
tipo o especie tipo se incluyen en una especie. Cada especie se asigna a un género, el siguiente rango en
la jerarquía taxonómica. Un género es un grupo bien definido de una o más especies que está claramente
separado de otros géneros. En la práctica existe un grado considerable de subjetividad al asignar las
especies a los géneros, y los taxonomistas pueden no coincidir en la composición de los mismos.
Los microbiólogos asignan los nombres a los microorganismos mediante el sistema binomial del botánico
sueco Carl von Linné o Carolus Linnaeus. El nombre latinizado y en letra cursiva consta de dos partes.
La primera, cuya primera letra se consigna en mayúscula, es el nombre genérico, mientras que la segunda,
en minúscula, es el epíteto de especie (nombre específico) (p. ej., Escherichia coli). El epíteto de especie
es estable. El epíteto más antiguo de un organismo en particular tiene prioridad y debe utilizarse. En
cambio, un nombre genérico puede cambiar si el organismo se asigna a otro género a la luz de nueva
información. Por ejemplo, el género Streptococcus se ha dividido para formar dos nuevos géneros,
Enteroococcus y Lactococcus, en función del análisis de su rRNA y otras características. Así,
Streptococcus faecalis es ahora Enterococcus faecalis. A menudo, se acorta el nombre abreviando el
nombre genérico con una letra mayúscula, por ejemplo E.coli. En 1980 se publicaron en el Internacional
Journal of Systematic Bacte riology las listas aprobadas de nombres bacterianos, y perió dicamente se
publican los nuevos nombres válidos. El Manual Bergey de sistemática bacteriana contiene el sistema de
taxonomía bacteriana aceptado en la actualidad.

El Manual Bergey de sistemática bacteriana


En 1923, David Bergey, catedrático de bacteriología en Universidad de Pennsylvania (EEUU.), y cuatro
colaboradores publicaron una clasificación de bacterias que podía utilizarse en la identificación de las
especies bacterianas, el Begey’s Manual of Determinative Bacteriology. Este manual se encuentra
actualmente en su novena edición. También está disponible la primera edición del Bergey, Manual of
Systematic Bacteriology, un trabajo más detallado que contiene descripciones de todas las especies
procariotas actualmente identificadas (Recuadro 19.1).
La postura en relación con las listas aprobadas y con las listas de validación es bastante similar. Cuando
los bacteriólogos acordaron comenzar de nuevo la nomenclatura bacteriana, se enfrentaron a decenas de
miles de nombres recogidos en la literatura científica del pasado. La gran mayoría no servía para nada,
debido a que, a excepción de unos 2500 nombres, no era posible determinar con exactitud a qué bacteria
se referían. Los 2500 nombres se retuvieron en las Listas aprobadas. Los nombres sólo están aprobados
en el sentido de que se aceptó conservarlos en la nueva nomenclatura bacteriológica. El resto perdió
categoría en la nomenclatura, lo que significa que esos nombres no tienen que ser considerados cuando
se proponen nuevos nombres para bacterias (aunque pueden revivirse de forma individual con motivos
justificados bajo una serie de provisiones especiales).
El nuevo International Code of Nomenclature of Bacteria exige que todos los nuevos nombres sean
válidamente publicados para ser aceptados en la nomenclatura, ya sea mediante su publicación en
artículos recogidos en el International Journal of Systematic Bacteriology o, si son publicados en
cualquier otra parte, mediante su anuncio en las listas de validación. Los nombres recogidos en las listas
de validación son pues válidos exclusivamente en el sentido de haber sido válidamente publicados (y por
consiguiente deben ser tenidos en cuenta en la nomenclatura bacteriana). Los nombres no tienen que ser
adoptados en todas las circunstancias; si los usuarios consideran que los argumentos científicos a favor
de los nuevos taxones y los nombres válidamente publicados carecen de la fuerza suficiente, no es
necesario que adopten dichos nombres. Por ejemplo, Helicobacter pylori fue aceptado de inmediato por
la comunidad científica como sustituto de Campylobacter pylori, mientras que Tatlockia micdadei no ha
tenido una aceptación general como sustituto de Legionella micdadei. La taxonomía sigue siendo una
cuestión de criterio científico y consenso general.
Recientemente se ha publicado el primer volumen de la segunda edición. En esta sección se describe
brevemente la edición actual del Bergey’ Manual of Systeniatic Bacteriology (Manual Bergey) y a
continuación se discute con más detalle la nueva segunda edición.

La primera edición del Manual Bergey


Debido a que no ha sido posible en el pasado clasificar los procariotas de forma satisfactoria en función
de las relaciones filogenéticas, el sistema proporcionado en la primera edición del Manual Bergey es
principalmente fenético. Cada una de las 33 secciones de los cuatro volúmenes que lo componen contiene
procariotas que comparten unas cuantas características fáciles de determinar, y su título describe estas
propiedades o proporciona los nombres informales de los procariotas incluidas en ella. Las características
empleadas para definir las secciones suelen ser propiedades tales como la forma general y la morfología,
la tinción de Gram, la relación con el oxígeno, la motilidad, la presencia de endosporas, el modo de
producción de energía, etc. Los grupos procariotas se reparten entre los cuatro volúmenes de la forma
siguiente: 1) bacterias Gram negativas de importancia general, médica o industrial; 2) bacterias Gram
positivas distintas de los actinomicetos; 3) bacterias Gram negativas con propiedades distintivas,
cianobacterias y arqueas; y 4) actinomicetos (bacterias filamentosas Gram positivas).
La tinción de Gram desempeña un papel singularmente importante en esta clasificación fenética; incluso
determina el volumen del manual en el que aparecerá una especie dada. Existe un buen motivo para ello.
Como se señalaba, la tinción de Gram suele reflejar diferencias fundamentales en la estructura de la pared
bacteriana, así como muchas otras propiedades de las bacterias.
Las bacterias Gram negativas típicas, las bacterias Gram positivas y los micoplasmas (bacterias que
carecen de pared) difieren en muchas características, como puede apreciarse en la Tabla 19.9. Por ello,
y por otros motivos, las bacterias se han clasificado tradicional mente como Gram positivas o Gram
negativas. Este enfoque se conserva hasta cierto punto en clasificaciones más filogenéticas, y es una
forma útil de valorar la diversidad bacteriana.

La segunda edición del Manual Bergey


Ha habido un progreso considerable en el campo de la taxonomía procariota desde 1984, el año de la
publicación del primer volumen del Bergey’s Manual of Systematic Bacteriology. En particular, la
secuenciación del rRNA, del DNA y de las proteínas ha hecho posible el análisis filogenético de los
procariotas. A consecuencia de ello, la segunda edición del Manual Bergey será fundamentalmente
filogenética en vez de fenética y, por consiguiente, muy diferente de la primera edición. Aunque la nueva
edición no estará completa en un tiempo, su importancia es tal que en este texto describiremos sus
características generales. No cabe duda de que los detalles cambiarán a medida que el trabajo progrese,
pero puede resumirse la organización general del nuevo Manual Bergey.
La segunda edición se publicará en cinco volúmenes. Contendrá más información ecológica acerca de
taxones individuales. La segunda edición no agrupará todos los procariotas de importancia clínica como
hacía la primera edición. En cambio, las especies patogénicas se clasificarán filogenéticamente y por
tanto se repartirán entre los siguientes cinco volúmenes:
Volumen 1: las arqueas, bacterias fototróficas y las bacterias evolutivamente más antiguas.
Volumen 2: proteobacterias.
Volumen 3: bacterias Gram positivas con bajo conte nido en G + C.
Volumen 4: bacterias Gram positivas con alto conte nido en G + C.
Volumen 5: Planctomycetes, Spirochaetes, Fibro bac teres, Bacteroidetes y Fusobacteria
( el volumen 5 contendrá también una sección que actualice los ordenamientos filogenéticos que se han
revisado desde la publicación del volumen 1).
Los cinco volúmenes de la segunda edición tendrán una organización diferente a la de la primera. El
principal cambio en la organización de los volúmenes guardará relación con las bacterias Gram negativas.
La primera edición descritas bacterias Gram negativas en dos volúmenes. El volumen 1 contiene las
bacterias Gram negativas de importancia general, médica o industrial; el volumen 3 describe las arqueas,
las cianobacterias y los restantes grupos de bacterias Gram negativas. La segunda edición describe las
bacterias Gram negativas en tres volúmenes, con el volumen 2 reservado para las proteobacterias. Las
dos ediciones tratan las bacterias Gram positivas de forma más parecida. Aunque el volumen 2 de la
primera edición contiene algunas bacterias con alto contenido G + C, la mayor parte de su cobertura
equivale al nuevo volumen 3. El volumen 4 de la primera edición describe los actinomicetos y es similar
al volumen 4 de la segunda edición (Gram positivos con alto contenido G + C), aunque el nuevo volumen
4 tendrá una cobertura más amplia. Por ejemplo, Micrococcus y Corynebacterium se encuentran en el
volumen 2 de la primera edición, y constituirán el volumen 4 de la segunda edición. La Tabla 19.10
resume el plan de organización de la segunda edición e indica los puntos de este texto en los que pueden
encontrarse comentarios acerca de un grupo específico.

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