Ajo: posee propiedades antioxidantes, antisépticas y antibióticas,
potencializa el funcionamiento de las defensas y es un gran aliado contra las infecciones en las vías respiratorias.
Manzanas: de acuerdo con un estudio realizado en el Hospital Universitario Saint George en Londres, comer una o dos manzanas al día es muy beneficioso para los pulmones, ya que puede aumentar la capacidad pulmonar ya que contiene un flavonoide llamado quercetina, la cual, protege a los pulmones de los efectos de la contaminación o alérgenos. Tomate: es un súper antioxidante que protege a las células de los radicales libres que son los responsables de la degeneración en los tejidos y de acuerdo con algunos estudios, disminuye la formación de tumores pulmonares. Cítricos como el limón, naranja, mandarina, kiwis, son una gran fuente de vitamina C, la cual, ayuda a elevar las defensas para protegernos de las enfermedades respiratorias, favorece la regeneración de los tejidos y favorece la eliminación de las toxinas en el cuerpo. Tomar un vaso de jugo de naranja al día te ayuda a conseguir tu dosis diaria de vitamina C que necesita tu cuerpo. Cebolla: también es un alimento que contiene quercetina para proteger las vías respiratorias, contiene vitamina C y B6. Zanahorias: rica en vitamina A y C, poderosos antioxidantes que ayudan a sanar de manera interna y externamente para evitar su deterioro. Yema de huevos: contiene vitamina A, la cual, mejora el funcionamiento de las vías respiratorias. La yema de huevo es fundamental para regeneración de las mucosas dañadas e inflamadas derivados de enfermedades respiratorias como el asma, bronquitis, EPOC, entre otras. Legumbres: al ser ricas en magnesio mejora la capacidad de la expansión de los pulmones y además tienen un efecto antiinflamatorio. Vino: esta bebida contiene un antioxidante llamado resveratrol que ayuda al cuerpo a combatir los radicales libres para proteger los pulmones. Papaya y betacarotenos: es otro alimento que contiene vitamina A, importante en el funcionamiento del sistema inmunitario. Todos los alimentos de color anaranjado, amarillo o rojizo contienen una fuente importante de betacarotenos, así como las verduras de color verde como el brócoli, la lechuga o las espinacas.