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EL CONOCIMIENTO ACADEMICO DE ADMINISTRACION EN LA

PERIFERIA: ARGENTINA Y BRASIL EN PERSPECTIVA COMPARADA


(1970-2005)

INTRODUCCION

A partir de los años 90, se ha renovado el interés académico por entender la dinámica de los
procesos de creación, difusión y consumo de conocimiento administrativo (Alvarez, 1998;
Clegg y Palmer, 1996; Guillén 1994; Sahlin-Andersson y Engwall, 2002). La literatura ha
utilizado diversos enfoques teóricos, destacándose principalmente entre ellos la perspectiva
neo-institucionalista (Di Maggio y Powell, 1983) que procura mapear la configuración de un
campo organizacional constituido por diversos actores individuales y colectivos que
confluyen en la construcción del conocimiento administrativo. Los estudios realizados
permitieron obtener valiosa información acerca de distintos componentes de este campo
organizacional, tales como las firmas de consultoría (Engwall y Kipping, 2003), la
comunidad académica (Augier et al., 2005), las escuelas de negocios (Engwall, 1998), las
casas editoriales (Alvarez, et al., 1999) e incluso la prensa general (Mazza and Alvarez,
2000), y elaborar diversas clasificaciones o tipos ideales de conocimiento administrativo
(Mazza, Thomas, 2003). Sin embargo y con contadas excepciones (Srinivas, 2006; Usdiken,
1997, 2004; Usdiken y Cetin, 2001; Alvarez et al., 1997, Ibarra Colado, 2006), dichas
investigaciones se ocupan exclusivamente de países desarrollados. Así, y pese a recientes
llamamientos a realizar investigaciones comparativas que permitan ampliar nuestro
entendimiento de cómo se enmarca la génesis y circulación de conocimiento administrativo
en distintas condiciones contextuales históricas y geográficas (Sahlin-Andersson y Engwall,
2002), subsiste un significativo vacío de reflexión teórica y análisis empírico en torno a la
configuración de dichos procesos en países en desarrollo o periféricos.

Quizás esto obedezca al hecho comprobado de que la participación de investigadores de


países en desarrollo en journals internacionales con referato es virtualmente nula (Baruch,
2001), lo cual lleva a presumir que tales países son meros jugadores marginales en el tablero
de la producción de conocimiento administrativo. Su rol pareciera limitarse a la importación
de conocimientos (Usdiken y Cetin, 2001) y a la imitación de los rasgos más superficiales –
y por tanto fácilmente clonables—de las escuelas de negocios establecidas de acuerdo al
modelo estadounidense (Alvarez et.al, 1997). Pero más allá de los debates académicos que
discuten la importancia de incrementar la importación de conocimiento gerencial para
mejorar la competitividad nacional (Zimmerman y Fey, 2001) o, por el contrario, la de
favorecer la generación de conocimiento local, que se presume no contaminado
ideológicamente por visiones impuestas por las naciones dominantes (Prasad, 2003; Frenkel
y Shenhav, 2006), poco se ha estudiado respecto a las características de la producción
académica local que efectivamente es generado en los países en desarrollo.

Las consideraciones precedentes sugieren la relevancia académica de analizar qué tipo de


conocimiento administrativo circula en tales países a los efectos de de establecer cómo las
condiciones económicas, políticas e institucionales afectan su producción y difusión. En tal
sentido, en este trabajo nos centraremos en el conocimiento administrativo de índole
general, es decir aquel que se ocupa básicamente de analizar cómo deben gobernarse las
organizaciones para contribuir a determinados fines considerados deseables ― típicamente
la eficiencia, la rentabilidad, etc. Dejamos de lado, entonces, aquellas subdisciplinas
especializadas que algunos autores (Alvesson y Willmott, 1996) suelen asociar al
conocimiento administrativo, considerándolas partes constitutivas del mismo (e.g.,
marketing, finanzas, contabilidad). Nuestro análisis parte de la distinción entre dos tipos
ideales de conocimiento administrativo, el académico y el popular, los cuales constituyen
dos productos culturales que, como explicaremos más adelante, tienen diferentes, aunque a
veces solapados, ámbitos institucionales de creación. En base a esta diferenciación,
exploramos la proposición de que el conocimiento académico recibe poca atención en países
subdesarrollados (Gantman y Parker, 2006), procurando analizar las causas de esta
problemática.

El presente trabajo apunta a ampliar nuestra comprensión del desarrollo del conocimiento
académico en países periféricos mediante un análisis comparativo de la producción local de
revistas académicas de Argentina y Brasil. Estos países fueron elegidos por varias razones:
la existencia de datos de relativamente fácil acceso y el hecho de que ambos tienen un nivel
de desarrollo económico hasta cierto punto similar (status de “mercados emergentes”), y una
herencia común de tradiciones culturales propias de su origen colonial ibérico (Wiarda
1981, 2001). Nuestro objetivo es responder tres cuestiones básicas: 1) Es la producción
local de conocimiento académico en los países bajo análisis menor en comparación a la de
los países centrales, como tienden a sugerir los escasos antecedentes existentes en la
literatura? 2) existen diferencias en el nivel de generación de conocimiento académico entre
ambos países? 3) Si esto es así, cómo podemos dar cuenta de tales diferencias?

El artículo está organizado del siguiente modo. En la primera sección, se realizan algunas
observaciones teóricas sobre tipos de conocimiento administrativo y su relación con el
desarrollo económico. Luego, se efectúan algunas consideraciones metodológicas referidas
al estudio bibliométrico comparativo de las publicaciones de administración de Argentina y
Brasil. A continuación, se presentan los resultados obtenidos y se intenta explicar las
variaciones observadas en la producción académica en ambos países a partir del análisis del
campo institucional del conocimiento administrativo y la educación superior vis-à-vis las
características más salientes del contexto económico de los países en cuestión. Por último,
se resumen las principales conclusiones del estudio.

CONOCIMIENTO ADMINISTRATIVO Y DESARROLLO ECONOMICO

El conocimiento administrativo es ciertamente heterogéneo y sus manifestaciones concretas


van desde las prácticas gerenciales y rutinas administrativas de las organizaciones hasta la
literatura académica especializada. En este trabajo, nos concentraremos en el conocimiento
administrativo como producto formalmente codificado en publicaciones de acceso no
confidencial. Dentro de este corpus de producción escrita es posible identificar dos tipos
ideales. El primero es el conocimiento académico, constituido por la literatura especializada
representada por los trabajos presentados a congresos científicos, libros y publicaciones en
journals académicos con referato. El segundo es el conocimiento profesional o popular, a
veces creado por los mismos académicos que elaboran el anterior pero destinado a ser
difundido y consumido en un circuito de publicaciones y seminarios cuya audiencia está
conformada por gerentes profesionales o quienes aspiran a serlo. Incluye tanto los journals
especializados para gerentes (e.g., Harvard Business Review, Sloan Management Review),
las revista de negocios de publicación masiva (Fortune) como la prensa escrita general, pero
específicamente constituye un atractivo mercado de la literatura comercial de masas que
resulta sumamente lucrativo, no sólo para sus autores estrella, sino para quienes se dedican a
difundirlo comercialmente (Furusten, 1999, Jackson, 2001; Huczynski, 1993-6;
Micklethwait y Wooldridge, 1997). Por estar destinados a distintas audiencias, ambos tipos
ideales se distinguen por su estilo al presentar diferentes criterios de lenguaje, formalidad
expositiva, validación argumental y, muchas veces incluso, temática.

Esta clasificación dicotómica tiene, a su vez, una historicidad propia. Durante el periodo de
surgimiento del management como disciplina de estudio, las primeras publicaciones
periódicas dedicadas al tema pertenecían al ámbito estrictamente profesional (e.g.
Transactions of the American Society of Mechanical Engineering). Los padres de la
disciplina como Taylor y Fayol combinaban la actividad profesional con la reflexión teórica
y sus preocupaciones estaban completamente alineadas con la búsqueda concreta de
soluciones prácticas para organizaciones de diversos tipos. Incluso uno de los pioneros en la
reflexión teórica con mayor nivel de abstracción, Chester Barnard, dedicaba más tiempo a la
actividad profesional que a la participación en círculos académicos (Scott, 1992). La
diferenciación entre ambos tipos de conocimiento comienza luego de la Segunda Guerra
Mundial, con el surgimiento de journals especializados (ASQ) y la profesionalización del
rol de profesor en management, lo cual demandó a los académicos dedicación full-time y
un compromiso con la generación de conocimiento académico de similar calidad al de otras
disciplinas sociales (Whitley, 1988). La utilización del crecientemente complejo herramental
matemático de la investigación operativa junto a los más recientes desarrollos teóricos en
ciencias sociales contribuyeron a cimentar el prestigio académico, hasta entonces limitado,
de la administración, que en los años 1950s era considerada “un poco más abajo de la
educación física en las universidades norteamericanas” (Leavitt, 2005). De este modo, se
alteró la forma de generar conocimiento administrativo, el cual dejó de depender de
individuos que desempeñaban en forma simultánea roles profesionales y académicos. Este
proceso de profesionalización hizo cada más difícil el ejercicio dual del rol académico y el
de consultor en países centrales (Engwall et al. 2002) al presentar nuevas exigencias
motivadas por diferentes circuitos de validación de la actuación profesional: uno sometido a
la lógica académica de evaluación de trabajo por pares y manejado por estándares o patrones
de convencionalismo propios de la actividad científica y el otro regido por una lógica
comercial de construcción de prestigio basado en la captación de clientes a través de un
know-how particular. Con esto no afirmamos que no existan profesores de management que
se desempeñen cómodamente en ambos ámbitos, la academia y la consultoría, sino que
simplemente esta modalidad dejó de ser la regla.

En la actualidad, existe una notable desconexión entre ambos tipos de conocimiento


administrativo. Hasta hace unos años, ésta era solamente advertida al pasar. Por ejemplo,
Susman y Evered (1978) afirmaban hace casi treinta años que los journals científicos de la
disciplina rara vez recibían una mirada por parte de los gerentes. Pero el hecho de que el
conocimiento académico ya no resulten de interés para el público profesional es hoy materia
de debate y preocupación (Brief, 2000; Hoffman, 2004; Pfeffer y Fong, 2002; Bennis y
O'Toole, 2005). El conocimiento académico de administración tiene un ámbito acotado de
producción y difusión, que se limita a la comunidad académica, constituyendo la arena en la
cual se validan carreras y construyen reputaciones bajo la lógica del tantas veces
vilipendiado imperativo de “publish or perish” (De Rond y Miller, 2005). Su relevancia
práctica, aunque no deja de ser proclamada, se ha tornado ilusoria ante el hecho innegable
de que este tipo de conocimiento no tiene aplicación inmediata para los gerentes.

A los efectos de este trabajo, la pregunta relevante es cómo se relaciona la generación de


estos tipos de conocimiento con el nivel de desarrollo económico. Pese a la escasez de
estudios que aborden específicamente esta problemática, es posible efectuar algunas
conjeturas provisionales. En lo que se refiere al conocimiento académico, existen bastantes
evidencias para sostener que los países en desarrollo son jugadores menores. En los journals
de mayor prestigio internacional la participación de autores afiliados a instituciones en
países en desarrollo en casi nula (Wong-MingJi y Mir, 1997, Baruch), mientras que los
pocos estudios que analizan la producción académica local en tales países sugieren que ésta
es limitada. Por ejemplo, Usdiken y Cetin (2001) destacan las dificultades de penetración de
los últimos desarrollos teóricos en el ámbito académico turco, mientras que Alvarez et al.
(1997), en base a evidencia anecdótica, opinan que las escuelas de negocio latinoamericana
no dedican recursos a la investigación, circunstancia indicativa de bajo interés en la
generación de conocimiento académico. Sin embargo y en relación al conocimiento popular
de management, puede afirmarse que si bien los países en desarrollo tampoco ocupan un
lugar preponderante en términos de producción original, ciertamente constituyen un campo
propicio para la difusión del mismo. Por ejemplo, Roberto Martínez Nogueira (1990:123)
señala al referirse al caso argentino que las novedades en gestión provenientes de “países
más desarrollados y de mayor competitividad internacional” son consumidas “con avidez”,
aunque el sector que más se beneficia con ello es la industria editorial. Del mismo modo,
Campanario (2004) destaca el boom editorial que representaron los libros de management
en la Argentina de los últimos años. En Brasil, el pop management también ha sido un éxito,
como señala un estudio de Paes de Paula y Wood (2003). Además, es importante destacar
que la explosión de la industria editorial del pop management en países en desarrollo no se
limita a la mera traducción de las obras de los gurús del management de los países
centrales, sino que existe también cierto nivel de (re)producción autóctona cuando autores
locales elaboran sus propias versiones de los discursos dominantes en los países
desarrollados. Por otra parte, la distinción misma entre conocimiento pop y conocimiento
académico se torna difusa ya que los circuitos de difusión de conocimiento académico
(universidades y escuelas de negocios) tienden a presentar el conocimiento pop como un
producto de calidad académica, sugiriendo así que la forma por excelencia de conocimiento
administrativo en países en desarrollo es el management popular.

En razón de la lógica misma que gobierna el circuito de generación de conocimiento


académico en administración, la clave del lugar que la generación de este tipo de
conocimiento ocupa en un país parece vincularse al establecimiento e institucionalización de
una comunidad académica que lo produce y cuyo prestigio se juega en relación al mismo.
En cambio, la producción de conocimiento profesional no tiene necesariamente relación con
el grado de institucionalización de dicha comunidad. Consecuentemente, para entender el
alcance de la generación de conocimiento académico, debemos concentrarnos en explicar el
nivel de desarrollo de la comunidad académica de administración. En este sentido, puede
sostenerse que el grado de institucionalización de la misma depende del nivel de desarrollo
económico del país de que se trate. Al respecto, sabemos que el conocimiento científico se
rige por una suerte de división centro-periferia. La evidencia disponible demuestra que la
mayor parte del mismo se genera en los países más desarrollados (Sagasti, 1999; Schott,
1998; Shrum y Shenhav, 1995). El nivel de producción, así como el tamaño y grado de
institucionalización de las comunidades científicas de los países en desarrollo (del Tercer
Mundo, o periféricos) es menor que los de países desarrollados (centrales o del “Primer
Mundo”).

Pese a que los países periféricos constituyen un conjunto sumamente heterogéneo cuya
producción científica varía mucho de acuerdo al país y a la disciplina científica en cuestión,
es razonable pensar en relación a la consolidación de la comunidad académica en
management que, dentro de estos mismos países, aquellos más ricos cuentan con un sistema
de educación superior más amplio y, consecuentemente, sus universidades tanto públicas
como privadas disponen de más recursos para sostener profesores con dedicación full-time.
No obstante lo cual, el grado de institucionalización del management y el desarrollo de una
comunidad académica en la disciplina pueden estar influenciados por otros factores. Así, el
nivel del desarrollo económico de un país medido por el PBI per capita (efecto riqueza)
podría ser menos relevante que el tamaño de la economía, que se asocia a la existencia de un
mercado de mayor tamaño, ya que éste genera mayor demanda de los servicios de la
industria de educación superior en negocios.

Por otra parte, un factor cuya importancia resulta capital en el desarrollo de la ciencia y la
tecnología en países periféricos, y por ende en el del conocimiento académico
administrativo, es el involucramiento del Estado en políticas activas en materia de educación
superior y fomento a las actividades de investigación científica. Por ejemplo, India, con un
alto nivel de producción científica en comparación al de otros países en desarrollo, es
reconocido como un caso de éxito que se explica por la activa intervención del Estado.
Otros factores culturales o políticos también pueden afectar las posibilidades de emergencia
y consolidación de una comunidad académica en administración. Cabe señalar, por ejemplo,
el idioma del país, en virtud de lo que se conoce como imperialismo lingüístico (Phillipson,
1992): países cuya lengua es el inglés cuentan con una ventaja comparativa sobre el resto.
(Ortiz, 2004)

En resumen, podemos sintetizar las argumentaciones precedentes del siguiente modo. La


producción y nivel del desarrollo del conocimiento administrativo depende del
establecimiento de una comunidad académica independiente de la comunidad profesional
(i.e., con criterios de legitimación propios, entre los cuales se encuentra la producción de
conocimiento escrito). Por tal razón, es comprensible que los países en desarrollo no tengan
una elevada producción de conocimiento académico. Pero dentro de tales países, puede
haber diferencias en términos de dicha producción de acuerdo a las características de sus
comunidades académicas. Así, es posible pensar en modelos nacionales que representan
distintas variantes en el desarrollo de dichas comunidades (e.g., desarrollo inexistente del
sector académico, desarrollo limitado con estrecha vinculación con las élites profesionales,
desarrollo limitado intentando imitar parámetros de organización de países desarrollados,
etc.). Entre los factores que explican estas variaciones, tres variables nos parecen
especialmente importantes: (1) el nivel de desarrollo de la economía, (2) el tamaño de la
misma, y (3) el grado de involucramiento del Estado en el fortalecimiento del sistema de
educación superior.

En la siguiente sección, exploramos empíricamente las ideas precedentes mediante el


análisis de la producción académica local en publicaciones de Argentina y Brasil, países que
tienen algunas características culturales y políticas comunes (similar ubicación geográfica,
extensos períodos de inestabilidad política y cambiantes regímenes políticos, similares
instituciones durante sus épocas coloniales, idioma diferente al inglés, etc.).

CONOCIMIENTO ACADEMICO EN ARGENTINA Y BRASIL: ANALISIS


COMPARATIVO (1970-2002)

DATOS Y METODOS

Las revistas especializadas son quizás el locus por excelencia de difusión de investigaciones
científicas y muchos análisis bibliométricos las toman como fuente primaria central. Por tal
motivo, en este estudio relevamos el contenido de publicaciones académicas locales
argentina y brasileñas a los efectos de evaluar el nivel académico de la producción en la
disciplina en los respectivos países. A tal fin, utilizaremos dos indicadores básicos:
(1) la densidad de citas, operacionalizada mediante el número promedio de citas por artículo
y
(2) la densidad de citas de artículos académicos, operacionalizada como el número promedio
de referencias a artículos de revistas académicas en idiomas que no sean español ni
portugués. Consistentemente con este criterio, se excluyen las citas de revistas de nivel
internacional como Harvard Business Review, Sloan Management Review, y similares ya
que están principalmente destinadas al ámbito profesional más que al académico.
Una breve digresión es necesaria para justificar la elección de ambos indicadores.

La ciencia es un artefacto cultural (Rouse, 1992; Woolgar, 1994) y, como tal, sus productos
están sujetos a una serie de convenciones y normas que varían enormemente de acuerdo a
sus contextos históricos y geográficos de referencia. Una de las convenciones básicas
propias de las publicaciones académicas que ha subsistido a lo largo de los años es el
reconocimiento a la labor y descubrimientos de otros a través de citas y referencias
bibliográficas (Leydesdorff, 1998). Derek de Solla Price (1970) ha llegado incluso a
desarrollar una clasificación de géneros académicos en base al número de citas o referencias
utilizados por los autores. Citar se ha convertido en una convención formal de las
publicaciones académicas y un número abultado de citas es preferible a un número reducido.
Por ello, y siguiendo a otros autores (Usdiken, 1997), tomamos el número de citas por
artículo (usualmente denominado densidad de citas) como un indicador del nivel de
academicidad.

Esto puede merecer varias objeciones que analizamos a continuación. El criterio normativo
de que citar mucho es algo positivo puede ser válido en países centrales, pero siendo la
ciencia un producto cultural,¿por qué tomar dicho criterio para evaluar el “nivel de
academicidad” de la producción científicas de países en desarrollo? Acaso no implica esto
imponer un estándar propio de países centrales para luego denostar la producción de países
periféricos por no ajustarse a un estándar que les puede ser ajeno. Al respecto, cabe aclarar
que nuestro criterio de operacionalización no implica abrir un juicio de valor sobre la
“calidad” de la producción académica de los países en cuestión: no opinamos sobre su
validez o mérito intrínsecos, sino que la medimos en términos de un estándar que los
propios académicos de tales países presumiblemente conocen y adoptan. El conocimiento
científico en ciencias sociales (y el management no escapa a esta tendencia) parece fluir del
centro a los países periféricos y semi-periféricos, de acuerdo a lo que Alatas (2003)
denomina “dependencia académica”. Algunos autores, como el sociólogo argentino
Torcuato Di Tella (1974) atribuyen este flujo virtualmente unidireccional a una suerte de
“efecto deslumbramiento” ejercido por la cultura de Europa y Estados Unidos sobre los
intelectuales de los países en desarrollo. En una línea similar, y ya dentro del campo de la
administración, Miguel Caldás y Rafael Silveira (2006) sugieren que países como Brasil
tienen una suerte de “complejo de inferioridad” en materia de conocimiento administrativo,
lo que los lleva a un consumo ritualista de técnicas e ideas propias de países centrales
(Wood y Caldás, 2002). En cualquier caso, e independientemente de la razón de esta
dependencia académica, lo que interesa a nuestro estudio es que los patrones de lo que es
“ciencia buena” son aceptados, percibidos como deseables y, por tanto, objeto de intentos de
emulación, lo cual justifica la elección de nuestro indicador.

Otra crítica a la utilización de la densidad de citas señala que la creencia en la deseabilidad


de consignar muchas citas en trabajos académicos ha generado una tendencia a citar
innecesariamente, que contribuye a lo que se conoce como inflación de citas (Klamer y Van
Dalen, 2001). Diversas razones pueden contribuir a este fenómeno: 1) citar para presentar
una mejor impresión de “nivel académico” en el trabajo, 2) citar por razones de deferencia o
amistad, etc. (Marr y Schiuma, 2004; Erkut, 2002). Esto podría ser un problema para
nuestro estudio si los patrones de comportamiento que inducen la inflación de citas fuesen
propios exclusivamente de académicos de países centrales y no de los de países en
desarrollo, pero no existen razones que avalen este supuesto. Por otra parte, como la enorme
mayoría de las publicaciones de académicos de administración de países en desarrollo se
realiza en revistas locales, nuestro segundo indicador al limitarse a las citas en journals
académicos del exterior reduce significativamente la posibilidad de auto-citas o citas por
amistad o deferencia.

Los datos en que se basa nuestro análisis corresponden a la totalidad de artículos publicados
durante los años 1970, 1974, 1978, 1982, 1986, 1990, 1994, 1998, y 2002 en la principal
revista académica de administración de cada país, los cuales son considerados una muestra
significativa del total de la producción desde 1970 al presente. El año de partida
seleccionado ha sido 1970 porque se inicia en Argentina la publicación de la Revista
Administración de Empresas (RAE) el journal más importante en la disciplina y que tuvo un
período más largo de publicación. El mismo estaba destinado a alumnos, académicos y
profesionales, por lo cual lo tomamos como ejemplar de publicación académica. Como fue
discontinuado en 1989 y ante la inexistencia de una publicación académica similar,
tomamos la revista La Información: Contabilidad y Administración para evaluar la
producción argentina en 1990. Dicha revista apuntaba básicamente a una audiencia de
contadores públicos, por lo cual contiene un número muy reducido de artículos en
administración. En 1991 comienza a publicarse en Argentina el journal Alta Gerencia,
similar a RAE en términos de nivel académico y predominio de artículos de management.
Se analizan los artículos publicados en dicha fuente en los años 1994 y 1998. Como Alta
Gerencia deja de publicarse en el año 2001, tomamos para el año 2002 la producción de
Enfoques: Contabilidad y Administración, un journal principalmente dedicado a la primera
de estas disciplinas. Las publicaciones brasileñas tienen mayor continuidad que las
argentinas, algo que en sí mismo constituye una primera indicación de la mayor
institucionalización de la disciplina en aquel país. Para todos los años considerados, se
relevan los artículos publicados en la Revista de Administração de Empresas (RAE), una
revista que comenzó a publicarse en 1961 y que es considerado el principal journal
académico de la disciplina (Bertero y Mezzomo Keinert, 1994).

En razón de nuestra definición de conocimiento administrativo, cabe precisar que el análisis


sólo incluye los artículos cuya temática es administración general, sociología de la
organización, relaciones industriales y recursos humanos. Así, no se toman en cuenta
muchos artículos publicados en las revistas en cuestión, cuya cobertura es bastante ecléctica
ya que comprenden artículos de contabilidad, finanzas, marketing, informática, y
subespecialidades como administración de producción, e incluso ciencias políticas y
economía (particularmente en RAE, Brasil). Tampoco se consideran las contribuciones
pertenecientes a las secciones de reportajes, crítica de libros, bibliografía anotadas, y a un
suplemento especial de RAE, Brasil denominado RAE-Light por estar orientado a la
audiencia de managers profesionales. Además, y dado el objetivo de evaluar la producción
local, se han excluido aquellos artículos de administración traducidos de revistas extranjeras
o que han sido escritos por académicos afiliados con instituciones de otros países (e.g.., tres
artículos de autores argentinos publicados en RAE Brasil).

Por último, a los efectos de realizar una comparación con la densidad de citas de
publicaciones académicas de países centrales, hemos tomado los artículos de dos journals
internacionales en la disciplina: Human Relations para los años 1970, 1974, 1978 y 1982 y
Administrative Science Quarterly para los años 1986, 1990, 1994, 1998 y 2002. Para cada
año bajo análisis tomamos la media de ambos indicadores de academicidad en los años de
referencia. Como el objetivo es obtener una cifra significativa del nivel académico de la
producción local, procuramos identificar y luego excluir valores extremos que pudiesen
distorsionar excesivamente la media. A tal fin, se usamos al Test de Dixon tomando
(p<0.01) como valor de significatividad estadística, utilizando distintas fórmulas del test
según el número de unidades de la muestra, tal como se indica en la literatura (Rorabacher,
1991) y comparando el valor obtenido con las tablas para el estadístico de Dixon elaboradas
por Verma y Quiróz (2006).
RESULTADOS Y DISCUSION

Los resultados del análisis bibliométrico de las revistas mencionadas en la sección anterior
se exponen en el cuadro 1. La primera columna del cuadro consigna el total anual de
artículos de cada revista. La segunda indica el número de artículos de administración
general y permite evaluar el grado de producción en la disciplina en comparación con el
total de artículos. La tercera corresponde al número de contribuciones de autores locales.
Las columnas cuarta y quinta contienen nuestros dos indicadores de densidad de citas. Por
último, la sexta contiene la densidad de citas promedio de los journals internacionales de la
disciplina que tomamos a efectos de la comparación.
Cuadro 1
CARACTERISTICAS BIBLIOMETRICAS DE PUBLICACIONES ADMINISTRATIVAS DE ARGENTINA Y BRASIL (1970-2002)

YEAR TOTAL ARTICULOS TOTAL ARTS DE DENSIDAD DE DENSIDAD DE DENSIDAD DE CITAS


DE MANAGEMENT MANAGEMENT CITAS CITAS DE JOURNALS
POR AUTORES ARTICULOS INTERNACIONALES
LOCALES ACADEMICOS
ARG BRA ARG BRA ARG BRA ARG BRA
1970 * 12 10 3 8 0 12.38 0 0.63 20.47 *****
1974 * 26 9 3 7 3.33 10.86 0 1.43 22.62 *****
1978 * 34 13 8 11 3.25 8.55 0 2.64 27.81 *****
1982 * 37 15 9 14 9.56 13.86 0.67 1.50 35.85 *****
1986 * 22 21 9 20 5.33 16.60 0.11 0.85 47.22 ******
1990 ** 2 17 2 14 0 17.57 0 1.36 59.65 ******
1994 *** 42 38 33 34 4.97 (1) 18.41 0.03 (1) 1.74 61.77 ******
1998 *** 19 11 19 9 8.74 18.33 0.32 2.44 87 ******
2002 21 27 21 10 5.25 (2) 25.80 0 4.10 76.38 ******
****

Fuentes:
Argentina: Revista de Administración de Empresas, Argentina (*), La Información: Contabilidad y Administración (Argentina) (**), Alta Gerencia,
(Argentina) (***), Enfoques: Contabilidad y Administración (Argentina) (****),
Brasil: Revista de Administracao de Empresas (Brasil, todos los años),
Journals Internacionales: Human Relations (*****), Administrative Science Quarterly (******).

Aclaraciones:
(1) n = 32 por exclusión de un outlier
(2) n = 20 por exclusión de un outlier
En primer lugar, cabe formular algunas aclaraciones sobre los datos obtenidos. En el caso
de Argentina, el número de artículos anuales exhibe una gran variación. Ello se debe a que
se han tomado distintos journals en distintos años y al hecho de que la periodicidad de los
mismos difiere. Por ejemplo, para evaluar la producción en management del año 1990 se
tomó, ante la inexistencia de una publicación similar a RAE, la revista La Información:
Contabilidad y Administración, de periodicidad trimestral y que, como ya aclaramos,
presentaba mayoritariamente artículos de contabilidad, de allí el valor reducido del número
de artículos. Alta Gerencia, la revista tomada para evaluar la producción en 1994 y 1998
disminuyó su periodicidad en ese último año y cesó de publicarse unos años después, lo
que explica la disminución de artículos de 64 a 29. El elevado número de artículos del año
2002 en Argentina se debe a que los datos corresponden a Enfoques: Contabilidad y
Administración, revista de publicación mensual cuyo contenido se ocupa básicamente de
temas contables. Los cambios de periodicidad también afectan la producción brasileña
correspondiente a la revista RAE. Además, se observa una disminución del número de
artículos de producción local publicados en dicha revista y un aumento de la aparición de
artículos de autores extranjeros en el año 2002. Esto no debe interpretarse como una
disminución de la productividad de académicos brasileños, ya que a partir de los años
noventa aparecieron otros journals dedicados a la faceta académica de la disciplina. El caso
más destacado es el de RAC - Revista de Administração Contemporânea, publicada por la
ANPAD a partir de 1997.

Los resultados de más interés para nuestro propósito surgen de comparar los datos de
densidad de citas y densidad de citas de artículos académicos. Como conclusión general,
podemos señalar que, a juzgar por los valores promedio de densidad de citas, la
producción local de Brasil tiene en promedio un nivel de academicidad mayor al de la
Argentina, aunque la densidad de citas de artículos académicos es muy baja y bastante
similar en ambos países, excepto en el año 2002. 1 Por otra parte, también se demuestra
que el nivel de academicidad de la producción de los dos países latinoamericanos es menor
al standard internacional, como surge de comparar con el número promedio de densidad de
citas de Human Relations y Administrative Science Quarterly.2 Pese a la diferencia con
Argentina, la producción de Brasil no alcanza niveles internacionalmente aceptados de
convencionalismo, aunque la brecha parece tender a reducirse Para un país en desarrollo,
la institucionalización del management como disciplina académica es alta en Brasil,
aunque como señala Sylvia Roesch (2003), una académica brasileña con afiliación en la
1
Para evaluar si las diferencias en nivel de academicidad de los artículos de los journals seleccionados en
cada año son estadísticamente significativas usamos el test de Mann Whitney. El mismo reveló que las
diferencia entre Argentina y Brasil no tienen significativas estadística (p>0.05) para los años 1974, 1978,
1982, lo cual debe interpretarse como que no puede razonablemente rechazarse la hipótesis nula de que los
artículos no provienen de muestras de distintas poblaciones. Sin embargo, las diferencias de nivel de
academicidad sí resultan estadísticamente significativas en los años 1970, 1986, 1990, 1998 (con p<0.05),
2002 (p<0.01) y 1994 (p<0.001). En razón de la similitud y magnitud reducida de los valores de la
densidad de citas de artículos académicos no calculamos la significatividad estadística de las diferencias.
2
En téminos de significatividad estadística, también realizamos el test de Mann Whitney comparando la
densidad de citas para Brasil, por superar las medias de Argentina, con la de los journals internacionales. El
resultado es que las diferencias son estadísticamente muy significativas con p<0.001 para todos los años,
excepto 1974 para el cual ser el nivel de significatividad estadística disminuye un poco (p<0.05) y 1970 en
el cual las diferencias no pueden considerarse estadísticamente significativas (p>0.05).
London School of Economics, todavía queda mucho por hacer para alcanzar el nivel de
los países centrales. En el caso de Argentina, el análisis cientométrico sugiere que sus
académicos generan un conocimiento más orientado al ámbito profesional, al menos según
nuestro indicador de criterio formal de academicidad. ¿Cómo podemos explicar la
diferencia de desarrollo del conocimiento académico en estos dos países? De acuerdo a lo
señalado anteriormente, debe examinarse el grado de consolidación de una comunidad
académica independiente. Por ello, analizaremos a continuación algunas características de
la profesión universitaria y la educación superior en negocios en ambos países.

La falta de institucionalización de la profesión académica an Argentina, en tanto ocupación


que supone la dedicación full-time y fuente principal de ingreso de sus integrantes, es algo
que varios autores locales reconocen como uno de los principales defectos de su sistema de
educación superior (Stubrin, 2002; Follari, 2003) Los problemas que esto conlleva para la
educación de postgrado y la investigación en ciencias sociales han sido claramente
advertidos, entre otros, por Catalina Wainerman (1999: 4), destacada socióloga argentina
que describe el ámbito de la educación de posgrado en Argentina como cubierto por un
“halo fantasmal” que envuelve a instituciones, alumnos y docentes, enfatizando que la
absoluta mayoría de estos últimos “tiene apenas dedicación simple”. Sin embargo, en el
campo de la administración esto no es percibido como problemático y los docentes son en
su gran mayoría profesionales que reciben ingresos por su actividad como gerentes o
consultores.3. De hecho, es una creencia extendida en el ámbito de la educación en
management que para enseñar esta disciplina es necesario no sólo formación académica
sino, principalmente, un destacado nivel de ejercicio profesional. En tal sentido, en un
estudio de caso sobre la Maestría en Administración Pública de la UBA, primer posgrado
en ciencias sociales ofrecido por dicha universidad y uno de los más reputados del país,
Cristina Seró (2001: 5) señala lo siguiente “Nuestros docentes no tienen dedicación
exclusiva … Tal situación les resta "agenda" es decir, les resta disponibilidad. Pero les
añade un insustituible Valor … Viven las necesidades, no sólo las leen y las comparan con
modelos teóricos; deben tomar decisiones, no sólo analizarlas- conciben e implementan
políticas, no sólo las "imaginan". No les basta el saber. Deben saber hacer, saber actuar,
saber ser.” Esta valoración positiva no es algo exclusivo de la administración sino que es
una de las constantes centrales de la educación superior en Argentina en disciplinas tales
como Derecho, Medicina, e Ingeniería. Como se ha señalado en referencia a otros países
latinoamericanos (Levy, 1986), este rasgo particular permite caracterizar a la educación
superior argentina como profesionalista (i.e., dominada por profesores cuyas calificaciones
se asocian mayormente al prestigio en su ejercicio profesional y no a su producción
científica).

Pese a tratarse de un país latinoamericano, Brasil escapa al menos parcialmente a esta


tendencia. En dicho país, la institucionalización de la profesión universitaria es un
rango central del sistema de educación superior (Schwartzman y Balbachevsky, 1997).
El sistema universitario brasileño es de más reciente creación que el de otros países
latinoamericanos. Mientras Universidades como la Universidad Nacional de Córdoba en
3
Véase a este respecto el estudio de Suárez et al. (1999) sobre la institucionalización del análisis
organizacional en Argentina.
Argentina datan del período colonial hispánico, la primera universidad brasileña se
fundó en los años 1930s. Quizás la relativa juventud del sistema permitió un cambio
radical –una verdadera refundación – con la reforma universitaria de 1968 destinada a
crear un sistema de educación superior diseñado en base al modelo americano
(Schwartzman 1991, 1992). El pilar de este sistema es el posgrado y la docencia se
define como intrínsecamente ligada a la investigación, concepción que exige la creación
de una profesión académica. Esto no significa que la docencia part-time no exista en
Brasil, sino que se verifica mayormente en instituciones privadas y no en universidades
públicas (Schwartzman, 1993). La educación en negocios se enmarca en la misma
lógica del sistema de educación superior del cual forma parte. Mientras que en
Argentina el primer MBA ofrecido por una universidad data de 1989, los posgrados en
negocios comenzaron a dictarse en los años sesenta (Baleeiro Curado 1994, Da Cunha
et al, 1997). Ello permitió a dicho país contar con una masa crítica de posgraduados
nucleada en la Associação Nacional dos Programas de Pós-Graduação (Da Cunha et al.,
1997). Por cierto, el hecho de que existan numerosos programas de posgrado no
significa que necesariamente se haya institucionalizado la profesión académica en la
disciplina de management. De acuerdo a Wood y Paes de Paula (2003: 15), ser un
profesor full-time de administración “es relativamente poco común en Brasil”, lo cual
marca una diferencia importante con lo que ocurre en algunos países centrales y quizás
explique el menor nivel de academicidad de los artículos de autores brasileños. No
obstante, debe señalarse que el nivel de profesionalización de la docencia universitaria
en administración es mayor hoy que en los años 60, lo cual obedece a la acción de la
Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES), una agencia
estatal brasileña dedicada al fortalecimiento de la educación de posgrado (Bertero,
2006). En virtud de ello, aumentó sensiblemente la cantidad de la producción
académica (Bertero, 2006; Tonelli et al., 2003), lo que indica que el “publish or perish”
comenzó a ser tenido en cuenta por los profesores de administración en Brasil en el
desarrollo de sus carreras especialmente por aquellos que se desempeñan en el sector
público y, aunque sea formalmente, lo hacen bajo un régimen de dedicación exclusiva.

En suma, existen diferencias en el desarrollo de las comunidades académica de ambos


países, y consecuentemente es necesario analizar los factores que pueden dar cuenta de
éstas. El nivel de riqueza de cada país, medido en base al GDP per cápita, podría ser
uno de ellos, pero contrariamente a lo esperable, este factor parece no tener poder
explicativo, ya que el GDP per cápita de Argentina supera al de Brasil. En 1970,
Argentina tenía un GDP per cápita de 1295 dólares constantes de 2004 mientras que el
de Brasil ascendía a sólo 699 dólares (UN, 2006). Esta diferencia ha tendido a
reducirse: en 2004 el GDP de Argentina en dólares constantes de dicho año era de 3987
y el de Brasil 3224. La disminución de esta brecha en el GDP per cápita responde
básicamente a la superior performance económica de la economía brasileña respecto a
la argentina. Esto nos lleva a la otra variable relevante para explicar el grado de
institucionalización de la comunidad académica: el tamaño de la economía.

En 1970, la economía brasileña era mayor que la argentina pero no demasiado: el GDP
de Argentina era de 122811 millones de dólares constantes de 2004 , mientras que el de
Brasil lo superaba por 36% con 166902 millones (UN, 2006). Ya en aquella época, se
evidencian problemas de crecimiento económico en la economía argentina y un mayor
dinamismo económico por parte de Brasil, cuya economía era más pequeña que la de
Argentina en el año 1950, según indicadores de OXLAD (2006) que miden el GDP de
acuerdo al PPP en dólares constante de 1970. Durante los años siguientes, Brasil
exhibe una trayectoria de crecimiento e impulso a su sector industrial diferente de la
Argentina. En el año 2003, Brasil claramente se había despegado de Argentina en
materia de tamaño de la economía, aun cuando su nivel de crecimiento promedio está
lejos del de los tigres asiáticos: el PBI de Brasil ascendía a 588287 millones de dólares
constantes de 2004, casi el triple del de Argentina con 198162. Las razones por las
cuales los senderos de crecimiento económico de ambos países fueron diferentes
escapan al presente estudio y siguen siendo objeto de análisis por parte de economistas
y sociólogos, pero resulta evidente que Brasil logró en los últimos 30 años consolidar su
posición como la mayor economía latinoamericana, así como un nivel importante de
desarrollo industrial. Con un nivel de desigualdad social superior al de Argentina,
Brasil es una sociedad dual a la que algunos economistas brasileños (Bacha, 1973)
califican de Belindia: mezcla de un pequeño país rico con otro enorme y pobre. Pero el
tamaño de su economía, en el cual el sector industrial tiene peso propio, puede ser uno
de los factores detrás del mayor desarrollo y grado de profesionalización de la
comunidad académica brasileña.

El mayor tamaño de la economía brasileña, así como su mayor nivel de desarrollo


industrial vis-à-vis Argentina, implica una mayor demanda en términos cuantitativos de
profesionales en administración, lo cual representa una oportunidad para la industria de
educación superior que es proveedor local de dicho conocimiento. Adicionalmente,
significa mayores recursos presupuestarios para el Estado, que puede a su vez volcarlos
a la educación superior. Sin embargo, aunque este factor es un elemento que supone una
contribución positiva para la emergencia y sostenimiento de la comunidad académica
no necesariamente explica el surgimiento de ésta. Para entender las razones de la
emergencia de la comunidad académica en Brasil, tenemos que recurrir al tercer factor
mencionado en la sección anterior: el rol activo del Estado.

En efecto, la implementación del sistema universitario brasileño no podría haberse


materializado sin el involucramiento fundamental de los distintos niveles de gobierno
con el sistema nacional de ciencia y tecnología, que logró colocar a Brasil en un puesto
destacado entre los países en desarrollo (Schwartzman y Balbachevsky, 1997). Con la
financiación de numerosos puestos de docencia full-time, especialmente en las ciencias,
el gobierno brasileño claramente demostró un compromiso político con el desarrollo de
la educación superior. La educación en administración no escapó a esta tendencia y fue
también una prioridad gubernamental, mucho más que en Argentina. En 1944 se crea la
fundación Getulio Vargas, denominada en honor a un ex-presidente y hombre fuerte de
Brasil, dedicada a difundir el conocimiento sobre gestión pública y privada. Muy pronto
esta institución se colocó a la vanguardia de la producción en su país (Martins, 1989),
dictando su primer postgrado en management en 1959 (Baleeiro Curado, 1994).

Sin embargo, quizás no sea sólo un Estado más rico y políticamente más comprometido
con la educación superior lo que explique el mayor desarrollo de la comunidad
académica en Brasil, sino que como acota Schwartzman, el sistema brasileño de
educación superior se creo prácticamente de cero y, por lo tanto, no había resistencia al
cambio por parte de una élite académica. Las universidades argentinas, con su élite de
profesores acostumbrada a capitalizar el prestigio académico en el ámbito profesional y
viceversa, no constituían un ámbito propicio para la profesionalización (dedicación full-
time) a la docencia e investigación. Esto no es sino un elemento de inercia institucional
(Hannan y Freeman, 1989) que aún hoy sería difícil vencer. De cualquier modo,
tampoco debe sobreestimarse el éxito de Brasil en la profesionalización de su sistema
de educación superior, ya que como sugieren los comentarios de Wood y Paes de Paula,
todavía no existe en Brasil una comunidad exclusivamente académica en administración
al estilo de la los países angloparlantes del Primer Mundo.

Esto nos lleva a reflexionar nuevamente acerca de los dos tipos de conocimiento
administrativo: el profesional y el académico. Donde no existe comunidad académica
independiente de la profesional, no existe desconexión entre ambos tipos de
conocimiento y publicaciones cuyos artículos serían considerados en otro contexto
nacional como no-académicos gozan de prestigio académico. Mayor grado de
independencia, como parecería ser el caso de Brasil en el cual los miembros de la
comunidad académica están de algún modo sujetos al imperativo del “publish or perish”
en sus journals locales, aun cuando combinen la docencia y la investigación con otras
actividades, parece asociarse a mayor diferenciación en la producción de ambos tipos de
conocimiento e incluso al reconocimiento de la desconexión entre ambos, como lo
evidencian los trabajos de algunos autores brasileños (Mattos, 2003a, 2003b; Bertero et
al., 1999). Al iluminar parte de los motivos que subyacen a la articulación entre
conocimiento académico y desarrollo económico, nuestro análisis sugiere al menos un
aspecto deseable del subdesarrollo: no es tan malo después de todo, al menos desde el
punto de vista de la comunidad de intereses entre los académicos y los profesionales de
la administración.

CONCLUSION

La presente investigación ha intentado ampliar el conocimiento sobre los procesos de


creación y difusión de conocimiento administrativo en países en desarrollo, centrándose
en las características de la generación doméstica de dicho conocimiento y focalizando el
análisis en la rama académica. En este sentido, y a través del análisis de la producción
académica local en dos países de desarrollo económico relativamente alto dentro del
universo de países periféricos, se ha comprobado que ésta no alcanza el nivel que tiene
en países desarrollados. Esto se explica por el grado insuficiente de institucionalización
de una comunidad académica con criterios de validación y reproducción propios. De
los dos países estudiados, Brasil ha logrado un mayor grado de institucionalización y
consecuentemente exhibe un mayor nivel en su producción de corte académico.
Argentina, en cambio, no cuenta con una comunidad autónoma, sino que ésta se asocia
a, y es indistinguible de, la comunidad profesional. Consistentemente con esto, el nivel
de su producción se acerca más al conocimiento popular que al académico, al menos en
términos de las pautas de convencionalismo aceptadas en las publicaciones científicas
internacionales. No obstante, hay que reconocer que nuestro análisis no toma en cuenta
los libros de la disciplina, que constituyen otra forma de literatura científica para
algunos autores menos competitiva que las revistas con referato (Hicks, 2004).

Las diferencias detectadas en el nivel de academicidad de las artículos de los journals de


management de ambos países se explican fundamentalmente por el tamaño se sus
economías y por el grado de involucramiento del Estado en el fortalecimiento de la
educación superior así como su compromiso con la institucionalización de la profesión
de profesor universitario. Probablemente estas dos variables no sean independientes, ya
que una economía más dinámica y con mayor crecimiento tiende a generar mayores
recursos para el Estado. Si existe la suficiente voluntad política, éste a su vez los puede
volcar hacia el sector de educación superior procurando replicar las instituciones y
procedimientos vigentes en los países desarrollados, que suelen tomarse como modelo
para este tipo de políticas. En contraste, un país con una performance económica más
errática tendrá mayores dificultades y las prioridades de las políticas públicas serán más
erráticas e incluso contradictorias.

Por otra parte, tampoco debe resultar sorprendente que en países subdesarrollados exista
amplia circulación de conocimiento popular de management. Si como señalan Sahlin-
Andersson y Engwall (2002), gran parte del conocimiento administrativo con
posibilidades de aplicación se genera en empresas y consultoras y luego pasa al campo
académico para su ulterior critica, es esperable que una comunidad académica de
reducidas dimensiones y con estrechos vínculos con la actividad empresarial no sea
crítica, ni hostil, sino que apoye la difusión de este tipo de conocimiento. Es justamente
a partir de este apoyo que el conocimiento popular en management goza en países
menos desarrollados de un prestigio en tanto “fuente autorizada de conocimiento” que
no siempre disfruta en países centrales. Además, la clase empresaria le asigna mayor
prestigio no sólo porque a menudo el discurso popular de management tiene para ella
un valor legitimante de su status (en un contexto en que ésta es a menudo objeto de
hostilidad social) sino, en una suerte de colonialismo cultural, en virtud de su
proveniencia de países tecnológicamente más avanzados.

En este sentido, y dado que gran parte de la literatura sobre conocimiento


administrativo en países en desarrollo toca implícita o explícitamente el tema del
postcolonialismo, creemos que una cuestión resulta pertinente. Si el conocimiento
popular del management desempeña de algún modo una función de dominación
ideológica, como indican algunos teóricos del postcolonialismo (Prasad, 2003; Frenkel
y Shenhav, 2006), ¿podría un mayor desarrollo del conocimiento académico importar
un efecto emancipador? Es difícil responder a esto, entre otras cosas porque el
conocimiento académico puede ser objeto de la misma importación acrítica que el
conocimiento popular, pero lo que sí es cierto es que con el desarrollo del conocimiento
académico en management crece el espacio para el pensamiento crítico en la disciplina.
Con un grado mayor de institucionalización de la comunidad académica que Argentina,
en Brasil hay mayor producción autóctona y difusión de pensamiento crítico en
administración (al igual que en México). De hecho, varios académicos brasileños han
producido investigación y reflexión teórica desde distintas perspectivas de análisis
como el post-colonialismo (Davel y Alcadipani, 2003). Naturalmente, no sabemos si
una dosis homeopática de crítica gerencial sirve solamente para legitimar la posición
académica de sus cultores o si, además, puede contribuir alguna vez al bienestar del país
periférico en que se genera.

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