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INICIACION

AL

BALONMANO

Texto: Sergio Petit


Este no es un trabajo absolutamente original. Más bien se trata de una adaptación. Pero la importancia que
tienen los textos sobre iniciación aconseja aprovechar la difusión, convencidos que beneficiará tanto a los maestros
de escuela como a los monitores polideportivos y entrenadores especializados.
Por la amplitud del tema y lo reducido del espacio, forzosamente habrá lagunas e inconexiones. Somos
conscientes. Únicamente pretendemos mostrar un camino y abrir una curiosidad que redunde en posteriores
investigaciones por parte del lector.

EL PORQUE DE LA INICIACION

¿Qué motivos existen para que creamos que el proceso de iniciación deba ser algo con método y sustancia
peculiares?
Entre los muchos que se pueden aducir, propondríamos un análisis de la realidad del balonmano que se
practica en las competiciones nacionales de adultos. El análisis nos llevaría a constatar que nuestros jugadores
acusan notables déficits en el aspecto físico, técnico y táctico. En algunas casos, esas deficiencias se ven
compensadas por la explosión de una determinada cualidad que implica por ella misma, en el jugador que la posee,
la valoración sobresaliente respecto a los demás, aunque ese practicante deje que desear en el conjunto de sus
cualidades.
La práctica nos demuestra que la rehabilitación en los aspectos deficitarios del jugador que interviene en la
competición nacional, lleva aparejada un cúmulo de irreducibles dificultades, basadas, principalmente, en lo poco
idóneo de su edad para la adquisición de hábitos correctos en conductas ya establecidas y en la calidad del trabajo
del entrenamiento, que va dirigido siempre hacia la consecución de resultados inmediatos cara al partido próximo, a
lo sumo, para la presente temporada.

El aspecto físico.
Es este uno de los puntos en que el déficit es más importante e irremediable, ya que la carencia es de base y
acarrea, además, una serie de impotencias frente a las posibilidades del jugador en el orden técnico. Impotencias
que en último término influirán decisivamente en la capacidad táctica del equipo donde se halle jugando. Como
ejemplo podríamos citar las dificultades que encuentra un equipo en el aspecto táctico en la fase de ataque cuando
carece de tiro en suspensión, cualidad técnica cuya carencia viene motivada casi siempre por insuficiencias de
carácter físico.
Somos conscientes que este déficit físico escapa de la órbita del balonmano y constituye una lacra común
del deporte nacional. Su remedio radical consistiría en una cuidadosa planificación de la actividad física en la edad
preescolar y escolar. Ello implica una profunda transformación en el pensamiento educativo y alcanza a una
deseable renovación socioeconómica de las formas de vida de nuestro país. Las instalaciones, el profesorado y los
sistemas de enseñanza han de verse realmente afectados si queremos de una vez solucionar nuestra pobreza en el
orden físico.
Es en la edad escolar cuando debe realizarse el aprendizaje psicomotriz. Cuando no se efectúa o se hace
mal, los resultados no tardan en notarse en los terrenos de juego.

El aspecto técnico.
Fácilmente podemos observar que el repertorio técnico de nuestros jugadores es insuficiente y, a veces, plagado de
defectos. La protección del balón, la precisión en las entregas y en las recepciones, la corrección en elementos tan
simples como el bote del balón, la variedad de pase y lanzamientos, no son precisamente constantes en la realidad
del juego de la competición nacional. Los pedagogos y entrenadores coinciden en que el aprendizaje de la técnica
tiene su tiempo adecuado y que, una vez transcurrido éste, nos encontramos con una determinada técnica: buena,
regular o mala. Lo grave es que al jugador que posee ya una técnica deficiente es muy difícil “desenseñarle” y
volverle a dotar de la técnica correcta.
Una vez transcurrida la etapa “juvenil”, hay que finalizar el aprendizaje técnico y pasar inmediatamente al
perfeccionamiento de lo bien aprendido.

El aspecto táctico.
Nuestros equipos carecen de un espontáneo sentido táctico, fruto del pensamiento de sus jugadores, pese a que
podemos observar una disciplina colectiva de juego y un elevado sentido de la estrategia (que no es lo mismo que
la táctica). De esta manera, es común ver cómo una situación de “dos contra uno” pasa inadvertida por los atacantes
directamente afectados, o cómo en defensa hay jugadores que “navegan” sin acertar a dar con su adversario directo.
Todo ello es debido a que predominan las formas externas en lo táctico y las estrategias oportunistas (que
no repudiamos como factor positivo), que, exclusivamente utilizadas, ahogan el verdadero sentido táctico que
nuestro juego permite y exige.
La responsabilidad del jugador.
Si, en este breve chequeo al que hemos sometido a nuestros jugadores, recogemos un cuadro valorativo no
demasiado bueno y, consecuentemente, hay que diagnosticar un nivel medio insuficiente, ¿podemos responsabilizar
al jugador de esta realidad? La respuesta es evidente: no.

La responsabilidad de este momento planea sobre entrenadores y directivos. ¿Quiénes si no planifican el


trabajo, el entrenamiento de estos jugadores? ¿Quiénes son los que forman, informan y posibilitan la relación y
enriquecimiento de los entrenadores que han de formar a los jugadores? Nos viene a la memoria una frase
pronunciada por un directivo de club: “Prefiero comprar un jugador bueno ya hecho que tener varios equipos
juveniles para subir jugadores”.......
Estamos convencidos que con una correcta iniciación, con un sólido aprendizaje, la calidad media de
nuestros jugadores se multiplicaría por cinco.
La rentabilidad de un aprendizaje idóneo salta a la vista. Únicamente tiene un pero: hay que esperar
algunos años para recoger los frutos. Y el medio plazo o largo plazo es algo que no interesa al directivo de hoy:
egoísta y escalador. Que nadie se ofenda: hablamos en términos generales.
Una vez visto el balonmano de los adultos y acordado que lo importante es el aprendizaje, vamos a ir donde
se cuece la iniciación.

EL BALONMANO EN NUESTROS COLEGIOS.


EL BALONMANO BENJAMIN, ALEVIN, INFANTIL Y CADETE

La mayoría de equipos en edades mínimas presentan las siguientes características:


Condición física diversa, dependencia de uno o dos jugadores que son los que “golean”.
Forma de juego copiada a la de algún equipo relevante de categoría absoluta.
Golpes francos con realización estudiada.
Subordinación a los resultados y clasificaciones.
Comportamiento deportivo irregular.
Frente a estos síntomas es fácil deducir la falta de planificación, la irregularidad en las sesiones de entrenamiento y
el olvido de objetivos a largo plazo. Todo ello unido a un común denominador: el desconocimiento del sujeto del
entrenamiento, el niño.
No nos extraña, pues, que esos niños se conviertan en adultos balonmanísticamente vulgares. El resultado
de una gran dispersión de esfuerzos y horas empleadas en entrenamientos acaba en la ineficacia o en lo nocivo.
Para que cambien estos criterios, ofrecemos a continuación un plan de iniciación basado en el trabajo que
tiene en cuenta la realidad física y psíquica del niño.
Cualquier sistema de entrenamiento que tenga en cuenta las posibilidades y necesidades del niño, sin
olvidar que en un futuro cercano este muchacho puede integrarse en equipos de alto nivel competitivo, resultará
una magnifica aportación en el desarrollo del balonmano.

UN PLAN DE TRABAJO EN EL ENTRENAMIENTO DE NIÑOS DE NUEVE A QUINCE AÑOS

1.- Realidad física del niño.


2.- Realidad psicológica del niño.
3.- La experiencia. Los errores. El tanteo.
4.- El responsable del entrenamiento: maestro, monitor, entrenador.
5.- Las reglas de juego.
6.- Los ejercicios de entrenamiento.
7.- Objetivo de la iniciación.
8.- La progresión del juego. Fases. Correlación de los factores del entrenamiento por fases.
1. REALIDAD FISICA DEL NIÑO

Al iniciar este apartado es necesario adelantar que las características, tanto físicas como psicológicas, del niño
que se dan como normales para cierta edad, no siempre coinciden con la realidad. Existen notables
desequilibrios.
Por ello, si bien está claro que la edad cronológica delimita las categorías en la iniciación, el entrenador no
debe nunca olvidar la edad física y mental de sus jugadores. El entrenamiento será tanto más homogéneo sea el
grupo de trabajo de los chicos que entrenan, atendiendo a la confluencia de sus edades físicas y mental.
Al referenciar la edad física y psíquica del niño, lo primero que hay que precisar es que nos encontramos
frente a un ser que está en crecimiento, en transformación, en proceso de maduración. Por ello es obligado
comprender que todo entrenamiento está supeditado a este proceso de crecimiento y transformación. Cualquier
trabajo que perjudique esa evolución es antinatural y nocivo.
El cuerpo humano tiene una gran capacidad de adaptación. Podría darse el caso de que un entrenador
cayera en errores de trabajo sin que se produjeran señales de protesta en el cuerpo de los niños de forma
inmediata. Sin embargo, a la larga aparecería el perjuicio. Para evitar esos posibles errores, el entrenador debe
conocer perfectamente la realidad física del niño. Aunque conviene dirigirse a publicaciones especializadas,
vamos a hacer un esquema de esa realidad.

a) Existe un crecimiento general en relación al de diferentes sistemas orgánicos (nervioso y genital,


linfático-glandular) que no siempre son armoniosos entre sí, sino que cada uno tiene su proceso
siguiendo su tiempo. Esta falta de uniformidad se observa también en la talla y en el peso.
b) Existe un crecimiento y maduración del esqueleto y del encéfalo a la par que una maduración
hormonal.
c) Existe un desarrollo de la motricidad en estrecha e inseparable dependencia con los factores del
desarrollo psíquico. Estos desarrollos son susceptibles de entrenamiento
d) Como consecuencia de este desarrollo, el chico de diez-once años aún no domina el autocontrol de la
flexibilidad articular de la cadera y el codo, ni la relajación de la articulación del hombro, tan
importantes para la ejecución de un buen tiro.

Dado que en la práctica del balonmano vamos a utilizar las formas más importantes de la actividad física
(carrera, salto, lanzamiento) de manera continua y entremezclada, debemos proponernos un exhaustivo
trabajo en el orden físico, fijándonos como objetivo el dominio, por parte del niño, del equilibrio, la
coordinación dinámica general y la coordinación ojos-manos.

2. REALIDAD PSIQUICA DEL NIÑO

- El niño, hacia los nueve o diez años, busca “parecerse a los mayores”. El balonmano le satisface
este deseo. El hecho de tener unos compañeros, unos adversarios y un árbitro que le hace cumplir
unas reglas, supone para el niño jugar a los adultos, a algo ya realmente bien organizado. El niño
necesita el juego organizado para penetrar en la vida social, de relación.
- Pero hace muy poco el niño era egoísta y poco cooperador. La transición no se hace de golpe ni al
mismo tiempo para todos. Tengamos cuidado con nuestras exigencias.
- También a esa edad el niño se deja llevar por lo nuevo locamente. Sus nuevas adquisiciones le
deslumbran y frenan su actitud cooperadora. La posición del balón, a veces, le hace olvidarse de
sus compañeros.
- Hasta los quince o dieciséis años, el proceso de mielinización, de maduración nerviosa, no llega a
un asentamiento. De ahí que sea IMPOSIBLE que el niño pueda jugar como los mayores: no puede
coordinar acciones simultáneamente como correr, saltar, recepcionar, pasar, tirar, escoger,
combinándolas entre sí y escogiendo la mejor opción, como hace el adulto. El trabajo de análisis y
síntesis al mismo tiempo es difícil.
- Nuestra misión será enseñar al niño para que sea capaz de observar (ver críticamente),
experimentar, controlar, escoger.
- La etapa de nueve-diez años a los quince es muy ancha y la realidad psíquica del niño muy
diferente en su transcurso. Aconsejamos dirigirse a los manuales especializados.
- Respecto al desarrollo, al crecimiento del niño, se pueden anunciar algunas leyes:
a) Cualquiera que sea el ritmo del desarrollo, variable según los sujetos, el orden de
sucesiones de los elementos nuevos es siempre el mismo.
b) Ciertos comportamientos aparecen al margen de toda enseñanza.
c) El desarrollo está asociado en todos los casos a la maduración nerviosa (mielinización
progresiva de las fibras nerviosas) y regido por dos leyes psicofisiológicas válidas antes
y después del nacimiento:

Ley cefalocaudal.
El desarrollo se extiende a través del cuerpo desde la cabeza a los pies, es decir, que los progresos en
las estructuras y las funciones empiezan en la región de la cabeza, extendiéndose luego al tronco para
finalizar en las piernas. Es fácil comprobar, efectivamente, que la parte superior del cuerpo en el niño
es bastante más pesada, ya que es la más desarrollada, como asimismo lo son las funciones motrices:
cuando a un niño se le acuesta sobre el vientre, puede enderezar la cabeza mucho antes de poder
hacerlo con el tronco. De igual manera, el control de los ojos, la cabeza y hombros, precede al de las
extremidades.
Ley proximodistal.
El desarrollo del cuerpo procede de dentro a fuera, a partir del eje central del cuerpo.
En el desarrollo prenatal, la cabeza y el tronco se forman antes que las piernas. Los brazos van
alargándose progresivamente, desarrollándose a continuación las manos y los dedos.
Funcionalmente, el proceso es el mismo. El niño posee el uso de los brazos antes que el de las manos
y éstas son utilizadas de una forma global antes de que pueda coordinar y controlar los movimientos
de los dedos.

3. LA EXPERIENCIA. LOS ERRORES. EL TANTEO

Por otro lado, la maduración nerviosa que permite el paso progresivo de la actividad indiferenciada a la
actividad consciente y diferenciada está íntimamente asociada y dependiente de la experiencia vivida.
Acerca de la experiencia es importante detenerse. Estamos absolutamente convencidos que si nuestros
jugadores adultos hubiesen tenido determinadas experiencias técnico-tácticas en su período de aprendizaje, su
rendimiento sería en estos momentos superior cinco o seis veces.
Las diversas capacidades que se utilizarán en la práctica del balonmano son perfectamente enseñables, a
condición de que esta educación se haga durante un determinado período, concretamente, el de la maduración
nerviosa.
La experiencia vivida por el jugador no puede ser sustituida por la experiencia o teorizaciones del
entrenador.
“No podemos adquirir sino aquellas ideas, sentimientos y técnicas que hayan sido vividas por nosotros”
(Dewey). Sabemos que muchos teóricos del comportamiento humano disienten de este enunciado. Sin embargo,
nosotros nos referimos a conductas asumidas auténticamente, por convencimiento y adhesión.
Lo que aprendemos dependerá, pues, esencialmente, de lo que realmente hemos vivido y del carácter de
esta vivencia. Así el niño domina y comprende una situación nueva por medio de su propia exploración y no por
referencia a la experiencia de su entrenador. De ahí que el ofrecerle soluciones acabadas no le ayuden y, por el
contrario, sólo sirven para limitar e impedir su propia práctica personal.
Una de las tareas del entrenador será, pues, la de colocar al grupo de jugadores frente a condiciones
experimentales que tengan en cuenta sus auténticos intereses. Se emplearán situaciones problemáticas cuyo valor
será el de permitir al jugador realizar un ejercicio concreto o útil, sea el aprendizaje de la técnica individual o la
adquisición de conceptos tácticos fundamentales. El interés de tales situaciones reside en obligar al jugador a
realizar un esfuerzo de ajuste, que tiene gran valor educativo, frente a las estereotipadas repeticiones en serie que,
aunque necesarias, no requieren imaginación ni esfuerzo mental por parte del jugador.
El hecho de que tengamos en cuenta los auténticos intereses del niño no quiere decir que el entrenamiento
deba limitarse a satisfacerlos. Apoyándonos en sus necesidades permanentes y fundamentales, el trabajo en el
entrenamiento debe buscar una modificación de ciertas actitudes mediante cambios en el sistema de hábitos,
pensamientos y reacciones. Ahí radica la verdadera maestría del entrenador, que debe saber dónde llevar al jugador,
creándole nuevas necesidades indispensables para la futura adaptación al juego de los adultos.
El entrenador debe saber escoger los momentos oportunos en los que ofrecer a los jugadores las
condiciones óptimas para la realización de sus ensayos y errores. Escogerá aquellas situaciones privilegiadas que
permitan al niño, consciente del objetivo a alcanzar, descubrir el mejor modo de ejecución por medio del tanteo.
Se trata de un verdadero “tanteo experimental”, en cuyo transcurso el niño aprovechará sus conocimientos
perceptivos en forma intuitiva y, a menudo, inconsciente.
El monitor debe abstenerse de proporcionar soluciones previamente elaboradas que hagan innecesarios el
esfuerzo y la investigación propias del jugador. Así, no le obligará a ajustarse a respuestas prefabricadas sobre la
base rígidos estereotipos que impidan todo progreso ulterior, sino que, por el contrario, exigirá el máximo esfuerzo
a su propia inventiva. También impedirá toda realización “Standard”, variando, en la medida de lo posible, las
condiciones de ejecución de los distintos ejercicios.

El entrenador debe saber aceptar los errores del jugador, ya que su comprobación y corrección los convierte
en un factor de progreso y, como consecuencia, les confiere un carácter positivo.
Es preciso no ceder a la tentación de dictar las respuestas so pretexto de apresurar los resultados y evitar los
errores.

4. EL RESPONSABLE DEL ENTRENAMIENTO. MAESTRO, MONITOR O ENTRENADOR

Conferimos la máxima importancia al responsable del entrenamiento en la etapa de iniciación.


El entrenador deber ser pedagogo: conocer bien a unos jugadores siempre cambiantes y unos métodos que
hay que ir adaptando continuamente e individualmente a cada situación diferente y a cada niño en particular. Pero
la pedagogía sola no basta y ha de ser también un buen conocedor del balonmano, pues está preparando jugadores
para que alcancen un óptimo rendimiento cuando sean adultos; por esta razón, ha de conocer debidamente cómo
juegan los mayores.
Por último, la responsabilidad que se adquiere al trabajar con el jugador en una etapa en la que vamos a
influir decisivamente en el aspecto físico y mental, aunque sea por omisión, es notable. Ya no es sólo el
balonmano, sino posibilidad – y la obligación – de encauzar y modificar una serie de hábitos y actitudes en el orden
del comportamiento cívico-personal, que exige del monitor o entrenador una preparación técnica y una calidad
humana que nos atrevemos a calificar, con toda sencillez pero firmemente, de mayor entidad que la que requiere un
entrenador de equipo de adultos. Muchas veces se ha hablado de las diferencias que existen entre un maestro de
escuela y un catedrático de Universidad. La discusión, en parte, es inútil.: los dos son necesarios.

5. EL REGLAMENTO

Al comenzar la iniciación no es necesario explicar a los niños todo el Reglamento.


El objetivo inicial estriba en que jueguen en seguida. Por ello, en los primeros partidos y entrenamientos
sólo se exigirán las reglas más importantes:
a) Jugar el balón con la mano. Falta de pies.
b) No efectuar más de tres pasos con el balón.
c) Respetar las dos áreas de portería.
d) Respetar al adversario, prohibiendo los contactos.

A medida que vaya transcurriendo el aprendizaje se irán completando las reglas.


En este punto queremos recordar que, a causa de la visión pedagógica que de la iniciación tenemos, el entrenador
aplicará siempre con toda severidad la regla 6, referente al comportamiento con el adversario, las soluciones
antirreglamentarias perjudican visiblemente la calidad de los jugadores.

El entrenador podrá modificar las reglas de juego siempre que le convenga para sus fines de enseñanza. Por
ejemplo, puede prohibir el bote (golpe franco), el lanzamiento desde más lejos de X metros (golpe franco), o bien
modificar el resultado: en lugar de contar sólo los goles, se otorgan puntos a las soluciones correctas de los
problemas planteados en el entrenamiento.
6. LOS EJERCICIOS DE ENTRENAMIENTO

Los ejercicios de entrenamiento no constituyen un fin, sino un medio. El entrenador ha de comprender que
un entrenamiento no consiste en un lapso de tiempo rellenado con una serie de ejercicios más o menos bien
efectuados. Ese es sólo el aspecto formal del entrenamiento.

Los ejercicios sirven para desarrollar, perfeccionar o mantener una determinada cualidad, ya sea en el
aspecto individual, ya en el colectivo. En la elección del ejercicio apropiado reside la habilidad del entrenador.
Como sea que hay que variar los ejercicios para evitar la monotonía, aunque sigamos trabajando las mismas
cualidades, es interesante poseer un fichero con cantidad de ellos.

Al comienzo, hay que presentar el ejercicio a los niños para que comprendan su mecánica. Una vez
comprendido el desarrollo y la mecánica del mismo, se puede empezar a trabajar seriamente. Procuraremos no
incidir en demasiados puntos a la vez, ya que la atención del niño se fatigaría pronto, si tenemos en cuenta que
conviene que los jugadores disfruten el ejercicio y piensen en él para que sea realmente eficaz.

Los entrenadores pueden inventar ejercicios. Basta que sepan qué cualidad desean mejorar, buscando la
actividad apropiada.

7. OBJETIVO DE LA INICIACION
La iniciación al balonmano consiste en ofrecer al niño una serie de enseñanzas, experiencias y trabajos que le van a
permitir, cuando esté dotado para ello física y biológicamente, jugar como los mayores: concibiendo el balonmano como un
juego colectivo, como un sistema de los problemas (representación) y la solución motriz de los mismos exigen una respuesta
muy afinada de las cualidades físicas, técnicas, psicológicas y un minucioso aprendizaje del contenido táctico.

Según Mahlo, debemos trabajar exhaustivamente:

a) Las cualidades físicas de base: coordinación, equilibrio, fuerza, endurecimiento, velocidad.

TACTICA TECNICA

- Crear conciencia de noción atacante-defensor.


- Progresar hacia la portería contraria. - Manejo del balón.
1.ª FASE - Colocarse a distancia de pase. - Armado del brazo.
- Los atacantes deben moverse sin balón. - Pase y recepción.
- Evitar el bote como hábito. - Lanzamiento en apoyo.
- Evitar el monopolio del balón por dos o tres jugadores. - Bote del balón: alto.
- Los defensas deben moverse para cortar el balón. - Desplazamientos defensivos simples.
- Aparece espontáneamente la noción de marcaje.
- Todos juegan de portero. No hay puestos específicos.

2.ª FASE
- Pases en movimiento.
- Separar al grupo de jugadores del balón. - Recepciones en movimiento. Laterales.
- Noción de desmarque. - Encadenar recepción-pase.
- Concepto de amplitud. - Carreras para el desmarque.
- Concepto de apoyo. - Lanzamiento en suspensión en 6 mts.
- Preselección de porteros - Bote: alto y bajo.
- Desplazamientos defensivos. Progresión.
- Perfeccionamiento interceptaciones.

- Defensa en dos líneas. Organización - Perfeccionamiento desplazamientos defensivos.


3.ª FASE: - Muy agresiva. Pretende recuperar balón. - El marcaje. Distancias.
DEFENSA - Actúa en medio campo. - Impedir progresión. Impedir lanzamiento.
- Se mueve según el balón. - Blocaje del balón.
- Concepto de marcaje en relación al equipo. - Pases largos para el contraataque.
- Contraataque individual. - Entrenamiento para los porteros.
3.ª FASE: - Perfeccionamiento desmarque.
ATAQUE - Ataque contra defensa en dos líneas. - Fintas de piernas con y sin balón.
- Coordinación desmarques, progresiones. - Recepciones en condiciones desfavorables.
- Coordinación dos jugadores: pasar delante y progresar - Pase, recepción, lanzamiento. Encadenar.
- Dos contra uno. Situaciones. - Perfeccionamiento lanzamiento en apoyo.
- Entrenamiento portero.

- Defensa hombre a hombre. - Técnica del cambio de oponente.


4.ª FASE: - Concepto de cambio de oponente y deslizamiento. - Perfeccionamiento marcaje. Reacción a fintas.
DEFENSA - Concepto de ayuda mutua. - Carrera, bote y lanzamiento para contraataque.
- Mayor atención al hombre que al balón. - Frenada, giro y pase atrás en contraataque.
- Contraataque individual y segunda oleada. - Entrenamiento portero.

- Ataque contra defensa hombre a hombre. - Técnica del uno contra uno. Protección de balón.
4.ª FASE: - Perfeccionamiento momento de desmarque. - Bote bajo y protegido.
ATAQUE - Noción visión periférica. - Pase y recepción en máximas condiciones
- Coordinación dos jugadores: pasar atrás y seguir el desfavorables.
pase en renovación de apoyos. - Tiro en suspensión. Perfeccionamiento.
- Noción del uno contra uno. Situaciones. - Tiro desde extremo. Abrir ángulo de tiro.
- Entrenamiento portero.

PREPARACION PREPARACION PREPARACION


FISICO – MOTRIZ TEORICA PSICOLOGICA

1.ª FASE - Separar codo del tronco.


- Separar brazos de piernas. - Reglas fundamentales.
- Romper coordinación instintiva - Dinámica y mecánica de los - Afirmación de la actitud
de la carrera: brazos a la recepción. ejercicios. cooperadora del niño de 10 años.
- Mejora del equilibrio. - Motivación del bote. - Fomento de la valentía, del no
- Percepción y dominio espacio - - Estudio de errores en los miedo.
temporal. partidos: necesidad de entrenar. - Encauzar el egocentrismo.
- Coordinación dinámica general. - Motivación en la iniciación.
- Coordinación óculo - manual.
- Control medico.

- Disociar mirada-puntería: pase, - Comprensión de factores que no son - Desarrollo del aprecio al
lanzamiento, bote. el balón: compañeros y adversarios. entrenamiento.
2.ª FASE - Apreciación velocidades y - Progresión en el Reglamento. - Fomento de las virtudes morales:
trayectorias. - Motivación a la aceptación de falsas hábito de la verdad, voluntad,
- Progresión en disociación cinturas, reglas. constancia.
equilibrio y coordinaciones. - Importancia de los jugadores que no - El respeto a los demás. Aprender a
- Adquisición sentido del ritmo. tienen el balón. valorar todo tipo de colaboración
- Importancia del salto en ejercicios. - Valoración del entrenamiento. ajena
- Control medico.
3.ª FASE: - Perfeccionamiento cualidades - Progresión en el Reglamento.
DEFENSA anteriores. Explicación especial de regla 6ª.
- Inicio preparación física multilateral - Nociones de higiene: ducha, uñas, - Desarrollo actitudes cívicas.
, orientada a una posterior calzado. - Fomento de la espontaneidad,
especialización en: velocidad de - Nociones de alimentación y firmeza, coraje.
desplazamiento, de reacción, de digestión. - Encauzamiento agresividad.
3.ª FASE: ejecución. - Horario: sueño, descanso, comidas, - Desarrollo del espíritu de equipo.
ATAQUE - Potencia. estudio o trabajo, deporte. - Desarrollo del autocontrol.
- Destreza. - Empleo del tiempo libre.
- Detente. - Motivación para aplicar en los
- Inicio a la relajación. partidos aquello que se entrena.
- Pruebas de control y control médico. - Nociones sobre relajación.

4.ª FASE: - Nociones sobre sistemas de


DEFENSA - Trabajo individual en la entrenamiento. - Verificación y solidificación
normalización de déficit. - Estudio de la superioridad, anteriores cualidades.
- Preparación física multilateral. inferioridad y ayuda mutua. - Fomento del espíritu crítico y
- Progresión anterior preparación - Problemas de la defensa hombre a autocrítica.
física especializada. hombre: deslizamiento y cambio de - Fomento del aprecio a la
4.ª FASE: - Trabajo específico con los porteros: oponente. autenticidad como motivación de la
ATAQUE destreza, equilibrio, percepción, - Nociones sobre el empleo del rítmo negación al juego antideportivo.
velocidad de reacción, elasticidad más adecuado. - Esbozo de preparación a la
tren inferior. - Compresión de diferentes fases del competición seria.
- “Tests” de control y control médico. juego en relación al ritmo.
- Teoría de los ángulos de
lanzamiento.

b) La velocidad de reacción y ejecución.

c) Técnica individual.

d) Conocimientos teóricos. Para poder encontrar la mejor solución y como soporte al trabajo general.

e) Amplitud de visión. Para captar todos los elementos necesarios cara a la solución (en el orden
táctico).

f) Cálculos ópticos – motores. Para evitar errores de distancias, tiempos y velocidades (dominio del
tiempo y del espacio relacionados).

g) Pensamiento táctico.

h) Concentración. Evitar un déficit y un exceso.

i) Voluntad y motivación. Como virtudes contrarias a la pasividad, la negligencia, falta de


entrenamiento, la angustia, falta de autodominio, la indisciplina, las acciones pasionales.

j) Espíritu colectivo.
Recalcamos la idea de que el niño debe pasar de un estadio calificado como inferior (aunque natural en él)
a otro que se considera superior (el del adulto). Comprenderemos en seguida que ello no se realiza
instantáneamente, necesitando un proceso cuyo contenido es mayoritariamente psicológico.
Este proceso de aprendizaje, en la iniciación, se puede cifrar de tres a cinco años. Su duración depende de
la cantidad y calidad del trabajo, y de las posibilidades físico – psíquicas de los niños.
Precisamos que nos estamos refiriendo a un proceso en el que deseamos preparar niños cara a un
balonmano de calidad, sin olvidar un solo momento la prioridad que acordamos a su desarrollo como tal niño: el
entrenamiento está a su servicio.
A continuación vamos a presentar esquemáticamente un orden de progresión en un programa de iniciación
al balonmano. Recordamos que nunca hay que ser esclavos de una sistemática; el entrenamiento es un verdadero
arte, imposible de mecanizar.

8. LA PROGRESION DEL JUEGO. FASES. CORRELACION DE LOS FACTORES DEL


ENTRENAMIENTO POR FASES

1.ª FASE

Si antes de empezar la iniciación montamos un partido entre los debutantes, podremos observar el
comportamiento espontáneo de los niños: su realidad. Este será el punto de partida y desde ahí tendremos que ir
ascendiendo a escalones superiores.

Observamos:

a) No hay juego de equipo. Hay acciones individuales. Algunos niños no participan en el juego: se
inhiben.

b) Los que no tienen el balón se arraciman alrededor de su poseedor (para quitárselo o para que se lo
pase).

c) Hay pocos tiros a puerta y casi ningún gol. Consecuencia de que el balón no llega a las áreas - no hay
progresión de terreno - , yendo de mano en mano en la parte central del campo.

d) El niño que tiene el balón no se orienta hacia el ataque y sólo trata de conservar la pelota. A veces, la
lanza hacia delante, a ciegas.

e) Los jugadores que no tienen el balón y son defensores, intentan recuperarlo directamente de las manos
del poseedor, sin marcar a los posibles receptores.

Frente a la observación de esta realidad es necesario fijarse un programa con los siguientes objetivos:

a) Separar el grupo de jugadores alrededor del balón. Colocarse a distancia de pase.

b) Crear noción de “atacante” y “defensor”: mi equipo tiene el balón o no.

c) Progresar hacia la portería contraria para conseguir el tiro a puerta.

d) Los defensas, además de tratar de coger el balón de las manos de su poseedor, deben molestar el pase
y atacar el balón en su trayectoria, sin quedarse quietos esperando que el balón vaya hacia ellos.
Reglamentariamente, evitar todo contacto.
Algunas consideraciones en este momento:

a) Los jugadores atacantes que no tienen el balón se quedan quietos. Hay que crearles conciencia de que
el juego eficaz es el que se realiza sin balón. Eso va a ser algo difícil, pero hay que insistir en seguida
en ese punto.

b) A veces el juego gira alrededor de dos o tres jugadores más dotados o que forman “grupo”. Hay que
evitar esto sancionando con golpe franco el pase inmediatamente repetido: A pasa a B, y B pasa a A.

c) Constatamos el abuso del bote: sancionar con golpe franco todo bote que se efectúe teniendo algún
adversario en el camino hacia la portería. Si no hay nadie, se permite el bote continuado para tirar a
puerta. Lo importante es evitar que los niños se mecanicen a recibir el balón e inmediatamente botar
mirando el suelo: se pierde tiempo, visión y espacio. ¿Cuántos jugadores adultos poseen este vicio ?

Cuando vemos que el equipo es capaz de progresar hacia delante, que el poseedor del balón es capaz de
orientarse y que hay una relación fácil con sus compañeros que están a distancia de pase, observamos también que
empieza a haber goles, fruto del mayor número de disparos.
Sin embargo, la defensa se adapta a este tipo de ataque, y de manera más o menos espontánea, los defensas
se alejan del que tiene el balón, marcando a los atacantes que se colocan a distancia de pase. Aparece la noción de
“marcaje”. Aunque esperaremos a que surja espontáneamente, una vez advertida, trataremos de hacerla consciente
a los que la practican.
Como consecuencia de este “marcaje” espontáneo, los defensas consiguen un mayor número de
interceptaciones, equilibrando el ataque. Otra vez desaparecen los lanzamientos, quedando un juego con mutuas
interceptaciones.
Ha llegado el momento en que el ataque debe evolucionar para salir de su impotencia.
Llegamos a la segunda fase.

2.ª FASE

Es esta una fase de abundante trabajo, donde aparecen conceptos tan fundamentales como el desmarque, la
amplitud de ataque y el apoyo.

El desmarque.
En la relación que existe entre los atacantes A y B, y el defensor 2, advertimos lo siguiente: el pase A-B es
interceptado por 2.
¿ Por qué ocurre ?
La causa es doble. Cuando A pasa a B, A le observa fijando la mirada en él. Además, B permanece inmóvil
a la espera de la recepción. Por estos motivos, 2 intercepta fácilmente el pase.
Para evitar esta interceptación es necesario que A, pasador, y B, receptor, efectúen una acción coordinada:
A debe orientarse hacia B armando el brazo, a la vez que B se desmarca alejándose de 2. En este momento, A le
pasa el balón sin mirarle directamente.

Evidentemente, ello supone que A es capaz de disociar la orientación general de su cuerpo (cabeza, tronco,
pies) de la orientación de su brazo en el pase: también A debe ser capaz de disociar la dirección de su mirada de la
del pase. Por último debe saber pasar a un jugador que se desmarca, es decir, apuntar a una diana móvil y, como
consecuencia, apreciar su velocidad y trayectoria.
Para B también se exige que sea capaz de recibir en movimiento, al desmarcarse de 2, un balón que llega
lateralmente en relación al eje de su desplazamiento. En este caso, la disociación debe existir entre la orientación de
las piernas y la del tronco y brazos.

La amplitud.
Los atacantes deben disponerse a lo ancho del campo, ocupando el máximo el espacio delimitado entre las dos
líneas de banda.
Esta será otra manera de evitar las interceptaciones.
Ocurre que los cortes de balón se facilitan cuando hay una gran concentración de jugadores frente al que
posee el balón, ocupando una estrecha franja de amplitud. Aunque los niños acaban de aprender que hay que
colocarse a distancia de pase, también comprenden intuitivamente que no van a recibir el balón, si no se colocan en
el campo visual del poseedor. Como sea que los defensores también se colocan a distancia de pase, a remolque de
la situación de los atacantes, resulta de nuevo esa concentración de jugadores alrededor del portador del balón.
Hay que disponerse en la máxima amplitud.
Pero esa amplitud no basta por sí misma para garantizar la progresión hacia el área adversaria y conseguir
el lanzamiento.
Aquí nace el concepto de apoyo.

El apoyo.
La consigna residirá en dispersarse alrededor del que posee el balón, en todas direcciones: delante, atrás, derecha,
izquierda. Este trabajo supone ya una organización seria en el reparto de los lugares y una continua reconstrucción
cuando se efectúan pases.
De esta forma, el jugador que posee el balón dispone de unos apoyos frente a él y otros detrás de él.
(Precisamos aquí que el apoyo por detrás sufre modificaciones en su concepción, según lo practiquen equipos de
adultos o de niños).
La ventaja de esta organización del ataque estriba en que cualquiera que sea la orientación del poseedor del
balón, tiene la posibilidad de un pase frente a él. Además, no siempre es necesario pasar hacia delante, cosa
arriesgada y difícil en ocasiones.
Consecuentemente a esta organización del ataque, a la dispersión a lo ancho y en profundidad
(escalonamiento), se derivará una dispersión de los defensas; los espacios libres serán más grandes, los desmarques
y los pases más fáciles. Lógicamente, las intercepciones disminuirán.
Ya en este momento es posible que alguien se pregunte por la posible ineficacia en pasar por estas fases de
juego. ¿ No sería mejor tratar de entrenar la última fase, la definitiva ?. Creemos haber insistido lo suficiente en el
valor de la experiencia y de la búsqueda de soluciones como método pedagógico, en las posibilidades físicas y
psicológicas del niño.
No hay que imponer a ningún jugador jugar de apoyo por detrás, designándolo e concretamente para esta
misión. Es conveniente hacerles comprender la eficacia de esta organización. Para el niño que está apoyando por
detrás, la mejor motivación será la de que él participa efectivamente en el juego recibiendo el balón. Si de manera
sistemática el portador del balón pasa hacia delante, a los apoyos por delante, los que están colocados de apoyo por
detrás abandonarán sus lugares en busca del balón y volveríamos a la fase precedente.
Recordemos que el niño tiene verdadero hambre de balón. Los que tienen experiencia en el entrenamiento
con niños piensen por qué motivo los jugadores prefieren estar en ataque en lugar de estar en defensa.
Para que el poseedor del balón pase hacia atrás hay que dificultar el juego – hacia delante, encomendando a
los defensas que hostiguen sin cesar al portador del balón, impidiéndole avanzar o pasar hacia delante. Al mismo
tiempo, hay que mostrar la eficacia que representa pasar hacia atrás cuando el que recibe el balón está de espaldas a
la portería que ataca. Especialmente cuando el que recibe de espaldas está marcado, la acción es mucho más rápida
pasando a un compañero que está atrás, de cara a la portería que se ataca, que girándose para percibir la situación.
Vemos cómo, a veces, es más fácil progresar pasando atrás: si yo recibo el balón estando de espaldas a la
portería que ataco, me es más cómodo pasar frente a mí, es decir, hacia atrás.
Cuando esa organización de ataque tiene éxito, podemos pensar en ofrecer la adecuada resistencia
modificando la actitud defensiva. Algunas señales que detallamos en el siguiente cuadro, nos servirán para
constatar si ha llegado el momento de pasar a la 3.ª fase.
EL JUEGO EL EQUIPO EL JUGADOR

Conserva el balón, lo hace progresar, Se organiza: El portador del balón:


llega al área adversa.
EL EQUIPO QUE TIENE EL BALON

En relación al poseedor del balón, con Se equilibra mejor en la recepción,


Se observan: apoyos por delante y por detrás. antes de pasar o tirar. Al pararse, con o
Más pases. ( CONCEPTO DE APOYO). sin balón.
Menos pérdidas de balón.
Menos interceptaciones. En relación a la anchura del terreno, Observa antes de obrar:
Más tiros a puerta. ampliamente ocupado.
Más goles (CONCEPTO DE AMPLITUD). De progresar en bote, de pasar, de
tirar.
Resuelve bien.
Busca el pasar a alguien en concreto y
no a lo loco.
Sabe botar, tirar en apoyo (pies en el
suelo), tirar en suspensión.

No portador de balón:

Busca el desmarque. Favorece y


anticipa la recepción de balón.

Se esfuerza aún en recuperar el balón Aparecen algunas reacciones: Sabe molestar sin agarrar ni empujar
EL EQUIPO QUE NO

en todo el terreno de juego (casi (conserva el equilibrio).


TIENE EL BALON

siempre en vano). 1. Algunos jugadores sólo juegan en


ataque, abandonando toda esperanza Sabe situarse para interceptar en
Las interceptaciones disminuyen. de recuperar el balón. relación a una posible trayectoria de
2. Otros se repliegan en su área para pase.
molestar los disparos. Las pocas
interceptaciones que existen las
hacen estos chicos entre 6 y 9 mts.

Si podemos detectar todas o casi todas estas señales, podemos pasar a la 3.ª fase.

3.ª FASE

La dialéctica ataque-defensa, las interacciones entre estos dos eternos polos del juego, propugna una
oposición lógica al éxito del ataque que hemos observado al fin de la 2.ª fase.

La defensa en dos líneas.


Para restablecer el equilibrio montaremos un dispositivo defensivo que ahora tendrá ya visos de organización y
actuará en equipo, colectivamente. Aparece la noción de “líneas”.
Esta defensa se reducirá al propio campo y se dispondrá en dos líneas de tres jugadores cada una. Una línea
se situará a la altura del área de golpe franco, y la otra, unos cinco metros más adelantada.
La defensa ha de ser muy agresiva, hasta el punto de buscar tanto la recuperación del balón como la
defensa de la propia portería.
Las dos líneas defensivas han de formar un conjunto, una doble red. Los jugadores se orientan hacia el
balón y procuran no perderlo de vista. Se esfuerzan en conservar su situación relativa: en la primera o segunda
línea; a la izquierda, en el centro, a la derecha.
Cuando los defensas tienen cerca el balón, se cierran para molestar al portador del balón e impedirle
penetrar en el interior de la red (entre las dos líneas) o pasar el balón al interior.
Cuando los defensas están alejados del balón, se abren o cierran más o menos en función de las posibles
trayectorias de pase, las cuales procuran intuir y prever con el fin de lanzarse a la interceptación.
Con este tipo de defensa ya algo organizado, vuelven las interceptaciones, el ataque flaquea de nuevo, y
aparecen las primeras posibilidades de un nuevo elemento: el contraataque. Posibilidad que también empezaremos
a entrenar.
El ataque contra defensa en dos líneas.
Una idea sencilla para romper esta nueva defensa seria:

a) Rodear la defensa.
b) Desmarcarse hacia el espacio libre central y pasar el balón allí.
c) Progresar y penetrar entre los defensas, cara a portería.

Para rodear la defensa conviene que haya apoyos por delante y por detrás. Los primeros jugadores que
lleguen a la zona de ataque, se colocan delante.
El desmarque hacia la zona central conviene que lo hagan los jugadores más adelantados, ya que podrán
recibir más fácilmente el balón y la circulación del mismo queda asegurada desde atrás. Hay que desmarcarse hacia
el espacio que hay entre las dos líneas defensivas.
Para progresar y penetrar, una vez se ha pasado el balón a la zona central entre las dos líneas, son los chicos
de atrás los que tienen más posibilidades de éxito, ya que ven simultáneamente al compañero que ha recibido el
balón, los espacios de maniobra libres y la portería. Dependerá del comportamiento de los defensas cuál de los tres
jugadores de atrás deba progresar, pero normalmente entra el que ha pasado el balón. Esta coordinación entre dos
jugadores de ataque es común a todos los deportes de conjunto con balón y, pese a su sencillez es altamente
efectiva. La hemos oído denominar “la pared”, ”pasa y entra”, ”tu-la”, etcétera.
En esta fase conviene iniciar el entrenamiento del dos contra uno, tanto en ataque organizado como en
finalización de contraataque.
Siguiendo la dialéctica ataque-defensa, cuando observamos que el ataque tiene éxito en sus penetraciones
lanzando con facilidad; cuando la defensa ya no intercepta ni hace perder balones, nos hallamos con un nuevo
desequilibrio.
La misma intuición infantil modifica de manera espontánea la defensa y, poco a poco, la línea avanzada se
va retrasando hasta que se forma una especie de barrera entre 6 y 9 metros.
Vuelven las interceptaciones, los apoyos por detrás desaparecen y la defensa muestra nuevo desequilibrio a
su favor: los atacantes se ven obligados a lanzar desde los extremos o desde el centro con oposición, cosa para la
que no están todavía preparados.
Antes de perfeccionar esta defensa y afinar su ataque, es conveniente pasar antes por otra fase de muy ricos
contenidos: la defensa hombre a hombre y su ataque.

4.ª FASE

La defensa hombre a hombre.


La importancia de su práctica estriba en la experiencia que proporcionan.
Las variadas situaciones que se presentan con su práctica. La defensa hombre a hombre admite diversas
modalidades. Más tarde, la posibilidad de utilizar esas experiencias en defensa zonales aconseja muy seriamente
para que ningún balonmanista salga de su fase de formación sin haber vivenciado esta defensa.
Nociones como el marcaje, el desmarque, la visión periférica, el cambio de oponentes, la ayuda mutua, la
lucha uno contra uno, la velocidad de reacción y de ejecución, se van a emplear muy a menudo y tendremos
oportunidad de estudiarlas con toda tranquilidad.
La defensa hombre a hombre es demasiado exigente para hacerla en todo el campo. Se hará en la propia
mitad defensiva.
En una primera modalidad formaremos parejas para el marcaje preestablecidas. En una segunda fase
diremos que todos se replieguen hasta 9 metros y desde allí vayan “cogiendo” cada uno a un adversario por
motivos de proximidad o de idoneidad en el marcaje. Es evidente que van a surgir errores como el que dos
defensores “tomen” el mismo atacante. Pero esos fallos precisamente son los que van a rendir provechoso el
empleo del hombre a hombre.
Frente a esta defensa, nueva e inquietante, lo más probable es que el ataque pierda balones a causa de las
interceptaciones y se encuentre con muchos contraataques.
Vuelve a haber desequilibrio, pasemos al ataque.
El ataque contra el hombre a hombre.
La idea del ataque contra el hombre a hombre es la misma que la utilizada contra la defensa en dos líneas. Los
atacantes deben situarse hacia los costados de tal forma que quede un amplio pasillo libre en la zona central del
terreno. A partir de esta situación se intenta el desmarque uno contra uno, con balón o sin balón. Se emplea la pared
igual que contra las dos líneas, pero hay que advertir del peligro que supone el que todos los jugadores penetren
simultáneamente o seguidamente, con el resultado de quedarse sin apoyos en la primera línea de ataque.
Para evitar esta situación se hace igual que en la pared, pero en lugar de pasar delante y progresar hacia
portería, se pasa atrás y se corre en dirección al medio campo. De este modo hay una continua renovación de
apoyos y queda asegurada la circulación de balón y el balance defensivo.
Cuando el ataque vuelve a desequilibrar la partida y la defensa hombre a hombre queda constantemente
desbordada, necesitaremos otro tipo de defensa. Esta vez no puede ser otra que una defensa zonal situada en los
propios 6-9 metros y cuya principal finalidad será evitar el gol, pese a que subsidiariamente continuará buscando l
recuperación del balón.
El ataque deberá ser mucho más potente, coordinado, complejo. Afortunadamente, ahora que ya ha
terminado la iniciación, aquel niño se ha convertido en un adolescente bastante maduro, capaz de responder a las
exigencias de un balonmano superior.

EL PORTERO

Es difícil hablar del portero en la iniciación. A menudo hemos visto como muchachos escogidos por sus
“condiciones idóneas” han fracasado rotundamente. En realidad, el fracaso no ha sido de ellos. Es imposible
fabricar a un jugador.
En principio hay que escoger para la portería a los que tengan más velocidad de reacción, sentido del
equilibrio, dominio espacial, habilidad en las manos y pies, buena talla y envergadura. No obstante, el período de
crecimiento ante el que nos hallamos puede reservarnos más de una sorpresa.
En los primeros pasos de la iniciación haremos pasar por la portería a todos los jugadores. Supone una
buena experiencia para ellos y facilidad para nuestra observación. Alos niños les gusta jugar eventualmente de
porteros, ya sea por la singularidad del puesto, ya sea por otros motivos (descansar un rato, según ellos).
Cuando hayamos escogido unos cuantos para el puesto de portero, empezaremos a entrenarles a base de
ofrecerles una buena posición de partida sin esforzarnos demasiado en darles una técnica de parada, esperando que
su propia idiosincrasia la haga aflorar.
Les explicaremos la teoría de los ángulos de lanzamiento.
El entrenamiento consistirá en el desarrollo de las cualidades básicas y en series de lanzamientos. Estas
series deben efectuarse con la cadencia y potencia adecuada. Es difícil hacer comprender a los niños que en ese
momento están al servicio de los porteros.
Simultáneamente, los porteros entrenarán con el resto de sus compañeros y jugarán partidos como
jugadores de campo. En esa edad, tal dualismo es imprescindible para que valoren adecuadamente la relación
lanzador-portero.

EL ENTRENAMIENTO

Hay que preparar de antemano los entrenamientos y saberlos modificar en el mismo terreno si conviene.
Los jugadores deben ser conscientes de todo lo que hacen; para ello es necesario dotarles de la debida
información teórica.
El entrenamiento supone, tanto para el jugador como para el entrenador, una constante actividad mental.
Uno de los mejores maestros que jamás tendrá el entrenador será el propio niño en el entrenamiento.
LA TECNICA INDIVIDUAL

Hasta ahora han predominado las consideraciones físicas y tácticas. Hay que decir en seguida que sin
técnica no hay táctica. Al concepto de técnica responden una serie de gestos propios del jugador, esté en posesión
del balón o no.
Los movimientos técnicos han de ser lo más sencillos posible: alcanzar el máximo rendimiento con el
mínimo esfuerzo.
Los gestos técnicos están íntimamente relacionados con el desarrollo motor del niño. La liberación de las
cinturas (disociación de la cintura pelviana, de la cintura escapular, tren inferior del tren superior, piernas de
brazos) supone uno de los más importantes logros del niño en su progresión.
Aunque normalmente la técnica se alcance mediante repeticiones, hacer que éstas sean vividas y
concienzudas. Dejar la suficiente libertad al niño para que imprima su peculiaridad al gesto técnico estereotipado.
En otra ocasión ofreceremos el desarrollo práctico de estas ideas.

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