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Partes del ojo y como vemos

Para entender las enfermedades y afecciones que se pueden presentar en los


ojos, conviene entender la anatomía básica del ojo. Aquí presentamos un tour por
el ojo que comienza con la parte externa, entrando a través de la parte anterior y
avanzando hacia la parte posterior.

Partes del ojo fuera del globo ocular


El ojo se encuentra dentro de una cuenca óseo protectora conocida como la órbita.
La órbita tiene seis músculos extraoculares que se adhieren al ojo. Estos músculos
mueven el ojo hacia arriba, hacia abajo, de lado a lado, y también lo hacen rotar.
Los músculos extraoculares están conectados a la parte blanca del ojo conocida
como la esclera. Es una capa de tejido fuerte que cubre casi toda la superficie del
globo ocular.

 
Esta ilustración muestra los músculos que controlan el movimiento de los ojos.

La superficie del ojo


La superficie del ojo y la superficie interna de los párpados están cubiertas de una
membrana transparente conocida como la conjuntiva.
Las lágrimas lubrican el ojo y están formadas por tres capas. Estas tres capas
juntas se denominan película lagrimal. La capa mucosa está formada por la
conjuntiva. La parte acuosa de las lágrimas está formada por la glándula lagrimal.
La glándula lagrimal del ojo se encuentra debajo del borde exterior de la ceja (lejos
de la nariz) en la órbita. La glándula de Meibomio produce el aceite que se
convierte en otra parte de la película lagrimal. Las lágrimas drenan el ojo a través
del conducto lagrimal.
El frente del ojo
La luz se enfoca en rojo a través de la porción abovedada al frente del ojo,
conocida como la córnea.
Detrás de la córnea hay un espacio lleno de líquido conocido como la cámara
anterior. El líquido se llama humor acuoso. El ojo produce constantemente humor
acuoso. Para mantener una presión ocular constante, el humor acuoso se drena
también del ojo en un área conocida como ángulo de drenaje.

Detrás de la cámara anterior se encuentra el iris (la parte coloreada del ojo) y el


agujero negro en el centro del iris que se conoce como la pupila. Los músculos del
iris dilatan (expanden) o contraen (estrechan) la pupila para controlar la cantidad
de luz que llega a la parte posterior del ojo.
Justo detrás de la pupila está el cristalino. El cristalino enfoca la luz hacia la parte
posterior del ojo. El cristalino cambia de forma para ayudar al ojo a enfocar los
objetos que están cerca. Unas pequeñas fibras llamadas zónulas adheridas a la
cápsula que sostiene el cristalino, lo mantienen suspendido de la pared ocular. El
cristalino está rodeado por la cápsula del cristalino, que se deja en su lugar cuando
se extrae el cristalino durante la cirugía de cataratas. Algunos tipos de lentes
intraoculares de reemplazo van dentro de la cápsula, donde estaba el lente natural.
Al ayudar a enfocar la luz que entra en el ojo, tanto la córnea como el lente juegan
un papel importante en darnos una visión clara. De hecho, el 70% del poder de
enfoque del ojo proviene de la córnea, y el 30% del lente.

La parte de atrás del ojo


Entre el cristalino y la parte posterior del ojo se encuentra la cavidad vítrea. Esta
cavidad contiene una sustancia gelatinosa conocida como humor vítreo.
La luz enfocada hacia el interior del ojo por la córnea y el cristalino pasa a través
del vítreo hacia la superficie de la retina — el tejido sensible a la luz que se
encuentra en la parte posterior del ojo.
Un área minúscula pero muy especializada de la retina, conocida como la mácula,
es la responsable de darnos una visión central detallada. La otra parte de la
retina, la retina periférica, nos da la visión periférica (o visión lateral).
La retina tiene células especiales llamadas fotorreceptores. Estas células cambian
de luz en energía que se trasmite al cerebro. Hay dos tipos de fotorreceptores:
los bastoncillos y los conos. Los bastoncillos perciben el negro y el blanco y
permiten la visión nocturna. Los conos perciben los colores y permiten la visión
central (visión detallada).
La retina envía la luz en forma de impulsos eléctricos al cerebro a través del nervio
óptico. El nervio óptico se compone de millones de fibras nerviosas que trasmiten
estos impulsos a la corteza visual — la parte del cerebro responsable de la visión.

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