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Prólogo:
Los clichés románticos siempre habían acompañado mi adolescencia y
aún en la universidad era fanática de ellos. Tenía sueños que iban más allá
de lo normal, y siempre estuve tan concentrada en todo que no me fijé en
cómo se me pasaba el tiempo... Tanto así que tenía 20 años y nunca había
tenido algo a parte de un romance adolescente. Si suena súper patético.
No suena muy importante el hacer esa típica presentación de los libros,
simplemente deben saber que mi nombre es Kiana Reynolds, actualmente
estudiante de universidad y quién intenta llevar una vida de adulto joven
independiente y la cual estaría a punto de cambiar, si aunque no lo creen
siempre he creído en las malas jugadas del destino.
—¡Kiana! ¡Abre la puerta!—¿escucharon ese estruendoso grito? Pues
supondrán que era mi madre; si fue así, se equivocaron. Era mi querida
compañera de piso y mejor amiga
—Kia, por favor abre... Tengo que contarte algo y es importante—
Cuando abrí la puerta me encontré con una persona extremadamente ansiosa.
—¿Que carajos sucede?—Sus ojos color miel se posaron en los míos y
pude notar que tenía una pizca de miedo.
—Me he quedado sin trabajo y creo que estoy embarazada—Pues lo
que nos faltaba que esta tonta tuviese un frijol dentro.
—Lo sé Kiana y es por eso que siento tanto miedo, me aterra saber
que mis padres pueden darme la espalda.—En ese instante la abracé. Mamá y
papá nunca habían tenido ese tipo de influencia en mis decisiones pero si
entendía un poco de su dolor.
—La puta madre Cam, esto es más grave de lo que creía. ¿Cómo
carajos no se te ocurrió cuidarte? Lo hemos hablado miles de veces
Luego de que él se fue, Cami volvió y me informó que Mike iría a cenar
a la casa, así que decidimos caminar. Para despejar un poco la mente; le
tomé la mano y traté de consolarla. Aquí lo importante era no dejarla sola. Al
llegar ella se fue a su habitación y yo me dispuse hacer la cena, hasta que
escuché el timbre sonar.
-¿Está Camila?- solo asentí para que pasara, cerré la puerta y seguí en
la cocina con la cena.
—¿Crees que podamos reunirnos hoy a ver lo del proyecto que estamos
por entregar?—oh lo había olvidado. Y para mi desgracia hoy trabajaba.
—Si pero tendría que ser después de las nueve. No sé, si quieres ir al
café donde estoy trabajando a eso de las 8 de la noche y al salir de allí
vamos a mi casa—Ella asintió—Perdona que no te avisé antes—hizo un gesto
para restarle importancia. Y se retiró cuando vio a su novia Lex esperándola
en el auto.
—No tienes por qué disimular, se te da muy mal—Yo rodé mis ojos, de
verdad no lo soportaba—Sé que soy atractivo. No eres a la primera persona
que dejo babeando—dicho eso se retiró hacia la cocina.
Camila...
—Sí, ¿por qué no habría de estarlo? —el solo negó con la cabeza, me
dio un beso en la frente y se fue a su lugar de trabajo. No sé por qué pero
algo se había removido dentro de mí luego de la escena que observé.
Cuando salí del trabajo fui directo a casa me sentía agotada, apagué
mi teléfono celular con el fin de no hablar con nadie.
Cuando llegué aún Kiana no se encontraba allí. Por la hora supuse
que estaría por llegar pero me sentía demasiado mal, así que dejé una nota
en la cocina y me fui a dormir a ver si hacia podía calamar esa sensación
extraña que tenía.
Kiana...
Ash el hijo de Ann me caía tan pesado, no sé quién se creía para
tratarme como una niña. Mi jornada laboral no fue el mejor hoy.
Al terminar salí del café acompañada de Ludo para comenzar el
proyecto. Estuvimos despiertas hasta las tres de la mañana. Cuando sonó la
alarma quería morir no había dormido nada y me encontraba agotada. Pero
no podía faltar a clases.
Así que tomé una ducha y salí en dirección a la cocina, en donde mis
amigas estaban desayunando.
—Te levantaste, creí que tendría que colocar hielo en tu culo—-se burló
Camila—¿Cómo estuvo el trabajo anoche?—Oh no esa pregunta no.
—En mi defensa, tenía mis razones. El muy idiota me trata como una
niña y aparte te estaba coqueteando—Ellas rieron, de verdad no lo soportaba,
quería enterrarlo.
—Bueno, pues a mí tampoco me fue muy bien, gracias por preguntar—
yo reí, sabía que tenía que ver con Sebastián, así que elevé mi ceja en gesto
para que terminara de hablar.
—A ver señorita celosa, así como tú tienes novio es justo que él salga
con alguien. No creías que iba a estar siempre esperando por ti—ella bajo la
mirada—Yo te lo advertía hace ya un tiempo así que deja de colocarte
celosa. Tú te lo buscaste.
—Yo estoy muy bien así sola, no tengo el tiempo suficiente para estar
pendiente de otro ser—ambas me miraron serias.
—Sí, esos dos pelean desde que ella fue a buscar trabajo. Pero, aunque
lo niegues te babeaste por él—dijo Cam.
Ian…
Cuando aquella chica entró por la puerta del local con esa sonrisita de
puedo con todo y ese pequeño cuerpo supe que vendría buscando trabajo,
pude notar que su mirada enfureció cuando pronuncié aquel “niña”. Me
sorprendió más saber que mamá le daría el empleo.
Día a día veía chicas como ella pasear por el local. Mi idea de decirle
niña simplemente salí porque era de esas típicas universitarias, que aún no
lograban madurar, lo supe por la forma en la que se comportó al decirle de
esta manera.
***
—Cariño necesito decirte algo sin que te alteres por favor—cada vez
que mamá utilizaba esa frase significaba problemas, solo asentí—Bueno, hace
algunas horas tu hermana Leo me llamó, preguntó por ti—solo volqué los ojos
—la cuestión es que me dijo que tu padre enfermó y que quiere verte.
—Ian, por favor solo te pido que lo pienses bien. No puedes vivir con
rencor toda tu vida; recuerda que siempre te he dicho que el rencor solo
envenena el alma, y que es el perdón lo que nos hace unos buenos seres
humano—ella intentó tomar mi mano pero la alejé y salí del local hecho furia.
Kiana…
—No seas exagerada Cami, viste a Michael tres veces esta semana, y
puedo asegurar que lo que hicieron en nuestro piso no fue para nada
decente. Yo no me quejo, si les aseguro que quiero descansar pero fue una
semana bastante interesante—sonreí recordando que ayer había aprendido
hacer galletas de canela y que como consecuencia llegué a casa envuelta en
harina.
—Hola cariño, no sé cuánto tenga que repetirlo pero por favor solo
dime Ann tampoco soy tan vieja—yo solo asentí—Como pudiste notar, hoy no
se encuentra Ian y te estarás preguntando cuál es la razón; la verdad solo
me dijo que tenía un compromiso y que hoy se ausentaría. Así que
trabajaremos ambas de la mano.
—Ustedes dos son tan parecidos a… Bueno a alguien que conocí hace
algunos años—dicho esto se retiró con una sonrisa nostálgica. Dejándome
confundida.
¿Kiana?
¿Estás bebiendo?, hoy tenía cosas por hacer. ¿Así que estoy bueno?
Veo que bebiendo eres más insoportable y odiosa, pues sí; si necesito
algo pero antes responde lo que te pregunté.
***
Luego de una media hora ya nos encontrábamos embarcados en el
viaje, ella iba mirando por la ventanilla del copiloto en completo silencio, yo
decidí buscar alguna canción en la radio para no sentirme tan incómodo
causa del silencio.
Por fin luego de unas diez vueltas conseguí una emisora con buena
música. Noté que ella comenzaba a marcar el ritmo inicial de la canción
hasta que llegó el coro.
—Tus bromas no me hacen gracia. Pero, gracias por decirme que canto
bien; tomé clases de música y canto cuando era pequeña, por lo tanto me
acostumbré a tener buena afinación.
<<En cuanto a lo de la banda, la verdad es que tengo pocos días
escuchándola; realmente no tenía idea de ellos hasta que un día la escuché
en el local y decidí buscar en YouTube sus videos, allí quedé flechada con
sus canciones.
—Muy buena elección, ¿ves? Por primera vez no estas siendo una niñita
odiosa—me miró con el ceño fruncido-—y yo no soy un niñito engreído—allí
soltó una carcajada que coloreó un poco el ambiente.
Kiana…
Probablemente el inicio del viaje no había sido muy cómodo, tan solo
de pensar en la terrible borrachera de la noche anterior, y en como
literalmente la había embarrado hasta el fondo con mis palabras, me hacía
colocar un poco nerviosa, o mejor dicho me hacía sentir avergonzada.
Después de demostrarle mis dotes artísticos a Ian todo el ambiente se
relajó tanto así que me dormí, no supe por cuanto tiempo pero de repente
sentí que me movían así que me sobresalté quedando a tan solo unos
centímetros de Ian, por fin vi sus ojos desde una corta distancia, y me perdí
en aquellas cuencas color avellana; sintiendo nuestros alientos cálidos muy de
cerca hasta que él se distanció.
—Está muy bien, si sabía que ella hablaba seguido contigo. Ella siempre
sueña con que vuelvas a casa con nosotros— Esto último lo dijo con un tono
de rencor. Ella solo agachó la mirada.
—Pero hermano cuéntanos un poco más de ti. Nuestro padre desde que
enfermó ha querido que vinieras a conocernos, siempre ha deseado que se
cree un vínculo entre ambos—Alejandra cambió el tema para calmar el
ambiente
>>Hijo, mi pequeño hijo. Hace tanto que anhelaba poder verte de nuevo.
Estas tan grande e irreconocible—pude sentir el agarre de Ian intensificarse yo
solo me dediqué a rozar mi pulgar con el dorso de su mano para relajarlo.
—Papá, vamos al sofá para que puedas acomodarte para que hables
con Ian—él asintió y nosotros los seguimos dejándonos caer de nuevo en el
sofá—creo que es mejor que esta conversación la mantengan en privado.
—Si es necesario, yo iré con Leonor tu habla con él, sé paciente y solo
escucha lo que tiene por decir—me levanté y seguí a Leonor hacia la cocina.
—Es un poco complicado, cuándo papá dejó a mamá Ian tenía don
años casi por cumplir los tres, y yo apenas tenía un año. De alguna manera
era mucho más apegada a papá; cuando decidieron llevar todo el tema a
manos legales papá exigió mi custodia. Yo solía ver a mamá pero pues era
esporádicamente luego nos fuimos del país hasta ahora que volvimos de
nuevo— yo estaba realmente sorprendida.
—Quiero estar solo, así que te agradezco que te largues para dentro
de la casa; no me place tener compañía—dije bastante borde. Pero lo que
menos quería era su lástima.
>>Pero tienes razón cuando dices que todos sufren de alguna manera
la perdida, es solo que nadie se ha puesto en mis zapatos para poder
entender porque no quiero perdonarle lo mal que la pasé; y lo difícil que es
para mí verlo como mi padre.
—Me das la razón pero igual te cierras, te quejas de que las personas
te miren con lástima, pero como pides que no seas así si no dejas que te
ayuden; no puedes pedir que alguien se ponga en tus zapatos cuando tú
mismo no tomas la decisión de quitártelos—Se levantó bastante irritada—
¿Sabes qué Ian? No se puede ayudar a quién no quiere que lo ayuden.
—Papá está con Leo en su alcoba, dijo que se sentía muy cansado. Si
quieres puedes subir, su alcoba queda al frente de la escalera—yo asentí y
luego me acerqué a Kiana para susurrarle.
—No creo que pueda llamarte papá cuando fuiste tú quien me causó el
más grande de los daños, no creo que esa palabra sea parte de mi
vocabulario. Tantos años con miles de preguntas que mamá no era capaz de
responder tanto tiempo para aparecer y pedir una disculpa. Tanto tiempo y
crees que cuando aparecieras iba recibirte como si te quisiera. Y sé que
estoy sonando duro y borde pero necesito sacar todo lo que pienso.
Si fui bastante grosero con Maite pero no quería serlo aún más con un
respuesta indebida o borde. Pero igual seguí mi camino por las escaleras.
Podía sentir una presión un poco extraña en el pecho tanto que no
dejaba de pensar que era paz o descanso por haber podido perdonar, y por
ir distraído no me fije; y sin querer hice caer a alguien cuando baje mi
mirada vi a un pequeño niño con un balón en sus mano.
Con cada paso que daba para llegar al lugar en donde todo se
transformaba en un caos, mi pulso se aceleraba y mi corazón martillaba
rápidamente contra mi caja torácica. Apretaba con un poco más de fuerza la
mano de Kiana quién con su pulgar hacia pequeños círculos en el dorso de
mi mano.
A pesar de no quererlo, un sentimiento de nostalgia se incrustaba en
mi pecho. Cuando llegué pude ver a Maite sosteniéndose del marco de la
puerta y con un llanto incontrolable. Miré el pequeño cuerpo a mi lado
buscando fuerza para entrar y mirar la situación, ella me empujó para que
entrara; me quedé petrificado a ver a mi padre respirando con dificultad y
abrazando a Leo. Luego de unos minutos pude ver a Sandro entrar y hacer
lo mismo que mis hermanas. Ese niño era increíblemente fuerte, nunca había
visto a alguien como él.
—Cuando te dije que nunca era tarde para perdonar te lo decía por
esto mismo, no te reproches el hecho de no haberlo hecho antes. El tiempo y
el destino son perfectos y cuando algo debe pasar así solo se da. Míralo por
el lado amable se pudo ir en paz sabiendo que ya había arreglado un poco
las cosas con su hijo. Y tú debes tener paz dentro de ti para que él pueda
descansar.
—Me siento como un niño indefenso que no sabe cómo dejar de sentir
dolor, que solo quiere que su mamá lo cuide como si hubiese tenido una
pesadilla—ella me abrazó y yo la dejé hacerlo, porque esta vez lo necesitaba
más que nunca. Y a partir de allí lloré, lo hice con la certeza de que alguien
me protegía.
Capítulo 10: Un Ángel de la guarda.
Ver la reacción de Ian me hizo recordar aquella perdida terrible que viví
hace unos años atrás, la cual me enseñó infinidad de cosas. Y aunque no
pudiese compararse; yo había pasado por exactamente lo mismo. ¿La
diferencia? Fue mi hermana y no mi padre.
Luego de ver a Ian llorar durante casi una hora decidimos entrar para
ayudar con lo que necesitasen sus hermanas; ellas decidieron que lo más
sano era que nos quedáramos con Sandro mientras se realizaba el papeleo
de la funeraria.
Me dediqué a preparar algo de cenar, cenamos los tres y decidimos
irnos a descansar, todos habíamos estado bastante alterados con la noticia,
Sandro incluso se puso un poco difícil a la hora de comer.
Las chicas ya habían avisado que el papeleo se tardaría debido a que
el cuerpo debía ser revisado por el forense, y la madre de Ian; había llamado
para decirnos que mañana por la mañana partirían hacia aquí. Así que me
tocaría pasar la noche con Ian.
*Dormirán en la misma habitación y tienen la casa prácticamente sola*
—Habló esa vocecita pervertida dentro de mi cabeza. Yo me decidí por
ignorar el comentario.
Mientras Ian le colocaba el pijama y preparaba a Sandro para acostarlo,
decidí que era buen momento para revisar mi teléfono, noté que tenía
mensajes de Ludo y de Cami.
Ludo:
Perra… Te fuiste y nos abandonaste a las tres
13:45 p.m.
*Ludo agregó a Ashley <3 al grupo*
Ashley:
Será mala prima. ¿Dónde estás?
13:50 p.m.
Cami:
Seguro se escapó para coger con el papito del hijo de su jefa.
13:55 p.m.
Ludo:
Nos ignoraste.
20:30 p.m.
Pinches exageradas. No, no estoy cogiendo
con el engreído, si estoy con él pero luego les
cuento por qué.
21:00 p.m.
Después de responder subí a ver cómo iba Ian. Por fin luego de un
gran esfuerzo logramos que Sandro se durmiera, y decidimos hacer lo mismo;
así que entramos a la habitación de invitados.
Yo tomé mis cosas y me adentré en el baño que se encontraba en la
habitación; necesitaba tomar una ducha rápida. Cuando salí, noté que Ian
tenía la mirada perdida en la pared blanca así que me acerque. Mi sorpresa
fue más grande cuando me senté junto a él y vi que estaba llorando como
un niño pequeño, era increíble todo lo que lo había visto llorar desde que
llegamos; lo abracé y fui recostándome con cuidado de modo que quedó
acostado sobre mi pecho mientras sollozaba.
Luego de casi una hora, por fin ya estábamos en el lugar del velorio, la
verdad era que estos lugares no me gustaban para nada; pero durante todo
el tiempo que estuvimos allí Ian no me soltó nunca la mano y eso me
causaba una extraña sensación de paz.
Capítulo 11: La perdimos sin darnos cuenta
-¿Qué pasa Cami? Tienes una cara de espanto- ella asintió dándome la
razón.
-He notado a Ash muy extraña, desde hace dos o tres días. No ha
salido del cuarto de invitados más que para comer, y ni siquiera ha hablado
de la universidad y de su novio- ella tenía razón hace algunos días que no
entablo conversación con ella.
Mi mente estaba en shock hace tan solo una semana, había estado en
el funeral del padre de Ian y ahora esto, era imposible que ella hubiese
muerto. Si no se veía mal ¿tanto estaba disimulando? ¿Tan poca atención le
prestamos a sus actitudes? Era muy difícil procesar aquella situación.
-Eres una idiota, casi me matas de un infarto allá afuera. Hace mucho
que no te sucedía esto, o bueno por lo menos no después de lo de tu
padre. Los padres de Ashley ya llegaron, junto con Erick están arreglando
todo el papeleo, lo más seguro es que decidan enterrarla mañana.
-No puedo creerlo Cami- iba a llorar justo cuando entró la enfermera,
indicándonos que en cuanto se terminara la hidratación podía retirarme-
Necesito que vayas al apartamento y tomes los sobres que estaban en la
habitación donde dormía Ash, los traigas aquí para poder dárselos a sus
destinatarios.
-Oh por Dios, mi niña. ¿Te encuentras bien?- era Ann quién venía
preocupada- noté que se te había hecho tarde y cuando llamé a tu
apartamento nadie contestó, así que llamé al edificio y me dijeron que habías
venido para acá.
-Cálmate un poco, a ver una de mis amigas tuvo un accidente, y
lamentablemente falleció. Al recibir la noticia tuve un ataque de pánico y
terminé aquí- Aston se dio cuenta de que sobraba y se retiró susurrando un
pequeño "permiso"- ahora si tu estas aquí ¿Quién está en el local?.
-Ian, llegó temprano hoy así que le pedí que se quedara- yo solo
asentí...
Querida Kia:
Sé que cuando leas esto, ya me habré marchado y ninguno podrá
entender mis razones para haber efectuado mi partida aún así quiero que
intenten sobrellevarlo. Desde hace unos meses debido a la presión y el estrés
de la universidad comencé a presentar ciertos cuadros de ansiedad, con un
toque de depresión. No diré que esto es completamente culpa de mis padres
pero en parte ellos fueron el detonante de estos episodios, todo por su
molde de perfección.
En fin, comencé la terapia pero ya nada era igual, las cosas
comenzaron a derrumbarse en mi vida, y me ahogaba la oscuridad que se
estaba presentando en mi cabeza ,Erick comenzaba a darse cuenta, hasta
que descubrió todo lo que estaba pasando y fue mucho peor, nunca les
escribí para contárselos porque no era justo preocuparlas.
El venir aquí con ustedes fue mi última travesía y experiencia y no me
arrepiento, pasé mis mejores últimos días pero necesitaba liberarme, en este
momento miles de lágrimas se aglomeran en mis ojos esperando a salir.
Porque si, Kia esta es mi despedida, porque después de hoy no nos
volveremos a ver, y yo estaré en un lugar mejor.
Fuiste la mejor amiga que cualquiera quisiera tener en su vida, y yo
aprecio que hayas estado en la mía, diviértete Kia, ama con locura de nuevo
y no te cohíbas nunca de todo lo que quieras hacer, mira que la vida se nos
escurre entre los dedos y nunca somos capaces de aprovecharla. Regala
sonrisas y miradas inspiradoras como esas que solo tú sabes dar y nunca,
pero nunca cambies.
Eres esa lucecita que me iluminó la oscuridad eterna que en mi cabeza
se centró, no te apagues. Porque eres fuerte Kiana, mereces cada logro y
cosa que tienes en tu vida. Nunca te olvides de mí y recuérdame con la
locura que tanto me caracterizaba. Te amo un montón y no quiero que dures
meses y hasta años llorándome, entiende que yo decidí que mi historia
terminara así, te amos.
Con mucho amor y cariño, Ash.
Capítulo 13: Feliz navidad, Niña
Hace una semana que había sucedido lo de la amiga de Kiana, y sí,
soy una completa mierda por no haber estado para ella, pero con lo
sucedido en casa de mi padres había decidido tomar un poco de distancia
para evitar sentirme atraído a ella.
Hoy era víspera de Noche buena y aunque me pareció muy raro, Kiana
había decidido pasar las fiestas sola en su apartamento lo sabía porque había
escuchado su conversación con mi mamá en el local.
-Ian, ¿Puedes venir un momento?- escuché a mamá llamarme desde la
cocina así que fui hacia allá.
-¿Sucede algo mamá?- ella estaba decorando un pastel el cual por
cierto se veía delicioso.
-Necesito que: primero tomes una ducha que ya te urge, y segundo que
te vistas bien; iremos a cenar en el apartamento de Kiana.- la miré
interrogante- No es justo que tenga que pasarla sola cariño, así que iremos a
acompañarla.
-Mamá, primero no entiendo porque no me preguntas primero si quiero
acompañarte y segundo no quiero ir- ella negó en cuanto a mi opinión.
-No es algo que esté en cuestión, simplemente iremos y ya. Así que ve
a arreglarte, tienes que estar listo antes de las diez- ella siguió con lo suyo y
yo me fui refunfuñando a mi habitación.
A eso de las diez de la noche ya estaba listo, esperando a mamá,
quién terminaba de preparar todo en la cesta que llevaríamos a casa de
Kiana. Cuando por fin estuvo todo listo, nos subimos al auto; a pesar de que
el edificio solo quedaba a tan solo unas calles habíamos decidido que era
mejor ir en él debido al frío que estaba haciendo. Al llegar subimos por las
escaleras y tocamos en la puerta de Kiana. Sin duda alguna estaba un poco
nervioso no sabía cómo se lo iba a tomar, y más después de tener
prácticamente dos semanas sin hablarle. Cuando abrió la puerta no pude
evitar soltar una pequeña risita, estaba en un tierno pijama de Mickey el
ratoncito famoso.
-Oh no esperaba tener visitas- vi cómo se sonrojó- ¿Qué hacen aquí?
No debieron molestarse en venir, no era necesario.
-Mi niña no es ningún problema, vinimos a acompañarte. Es todo un
gusto- yo susurré “todo un gusto” con ironía y pude notar que ella escuché.
-Pues ya que están aquí, sigan- nos dio permiso para entrar al pequeño
apartamento muy tiernamente decorado-Yo iré a cambiarme, si quieren
pueden pasar a la cocina a dejar las cosas; siéntanse como en su casa.
Después de una media hora ya estábamos en la sala conversando de
todo como si nos conociéramos desde hace año, después de un rato mamá
insistió en tomarnos fotos y comenzó lo que fue casi una hora de sección
fotográfica, a eso de las once y media mamá se retiró para ir calentando la
cena.
-Y ¿cómo has estado?- ella me miró confundida-¿Qué? ¿No puedo
preguntarte eso?
-¿Me estás hablando enserio? Tienes más de una semana sin dirigirme
la palabra, te la pasas esquivándome y ni siquiera me determinas durante mis
turnos en el café; ¿Y vienes a preguntarme como estoy?
-A ver deja la agresividad, solo te pregunte como has estado;
precisamente porque tenemos muchos días sin hablar ¿Qué tiene de malo?
-Eres…- dejó una pausa muy larga para continuar- he estado bien, solo
he tenido que lidiar con la muerte de mi mejor amiga, ah aparte de aceptar
que me vas a seguir ignorando. Pero si estoy muy bien.
-Pues Discúlpame si, simplemente necesitaba alejarme- me acerqué- y
termina de decirme ¿Soy?- ella se intentó alejar así que la retuve con un
brazo en su cintura.
-Eres un idiota, que le encanta confundir a la gente. Eres demasiado
sínico y descarado, y me caes pésimo- yo sabía que no era así, ella estuvo a
punto de seguir, pero mamá nos informó que estaba servida la cena, así que
la solté y ella caminó hacia la cocina sin dirigirme la mirada.
Cenamos tranquilos y después procedimos a recoger los platos e ir a la sala,
aquí en la ciudad era tradición ver los fuegos artificiales que indicaban las
doce, así que salimos al pequeño balcón del apartamento, mamá tomó mi
mano y me dejó en medio de ambas, en cuanto sonaron las doce nos
dijimos feliz navidad, pero puede notar que Kiana estaba llorando, así que le
hice señas a mamá para que me dejara solo con ella.
-Feliz navidad niña- ella solo asintió y me abrazó, dejando salir las lágrimas-
Hey ¿Qué sucede?- me separé un poco para poder verla a la cara.
-Sucede que es la primera vez que pasé una navidad sin mis amigas, incluso
sin lo que me queda de familia. Y pues el que ustedes esté aquí pues me
coloca un poco nostálgica.
-Mira, yo recuerdo que hace unos días una niña me dijo que ahora tengo un
ángel de la guarda en el cielo, y pues quiero recordarle sus palabras. Y, no
conozco tu pasado, no sabré tu futuro; pero conozco algo más importante
que es el presente y te puedo asegurar que no estás sola. A pesar de que
soy una mierda como amigo, pero no estás sola- la abracé y pude sentir
como me susurró un pequeño gracias.