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Con Cada Mirada

Prólogo:
Los clichés románticos siempre habían acompañado mi adolescencia y
aún en la universidad era fanática de ellos. Tenía sueños que iban más allá
de lo normal, y siempre estuve tan concentrada en todo que no me fijé en
cómo se me pasaba el tiempo... Tanto así que tenía 20 años y nunca había
tenido algo a parte de un romance adolescente. Si suena súper patético.
No suena muy importante el hacer esa típica presentación de los libros,
simplemente deben saber que mi nombre es Kiana Reynolds, actualmente
estudiante de universidad y quién intenta llevar una vida de adulto joven
independiente y la cual estaría a punto de cambiar, si aunque no lo creen
siempre he creído en las malas jugadas del destino.
—¡Kiana! ¡Abre la puerta!—¿escucharon ese estruendoso grito? Pues
supondrán que era mi madre; si fue así, se equivocaron. Era mi querida
compañera de piso y mejor amiga
—Kia, por favor abre... Tengo que contarte algo y es importante—
Cuando abrí la puerta me encontré con una persona extremadamente ansiosa.
—¿Que carajos sucede?—Sus ojos color miel se posaron en los míos y
pude notar que tenía una pizca de miedo.
—Me he quedado sin trabajo y creo que estoy embarazada—Pues lo
que nos faltaba que esta tonta tuviese un frijol dentro.

Ese fue el anuncio de nuestra desgracia...


Capítulo 1: Una mala noticia

Posiblemente luego de la confesión de Camila, las cosas entre ambas


se habían vuelto un poco tensas. Resulta que no solo era el hecho de
haberse quedado sin trabajo y estar embarazada, a eso se le incluía el hecho
de que su noviecito no contestaba las llamadas. Estaba cansada de decirle
que estar en esa relación extremadamente tóxica no le hacía bien.

—Kiana, sé que estás un poco molesta. Pero de verdad no pensé que


eso fuera a suceder—la miré con una ceja levantada. Ella de verdad que no
conocía la palabra vergüenza.

—Dime Camila, y que pensabas que irías y tendrías relaciones sin


protección, sin tener consecuencia. Deja de ser tan ingenua- ella agachó la
cabeza- Hoy iremos ambas al laboratorio para comprobar que estés
embarazada. Y más te vale hacer que el noviecito tuyo responda.

—Kiana, de verdad te lo agradezco. Es que no recordaba el hecho de no


haber usado protección, y hace ya un mes que mi período se atrasó—A veces
no sabía si estaba hablando con una niña o con un adulto, quería matarla
pero recordaba que era mi mejor amiga y se me pasaba.

—Camila—Respiré antes de hablar y gritarle—sé que he sido dura


contigo los últimos días pero dime qué haremos ahora que estás sin trabajo,
recuerda que tus padres solo te dan lo necesario para costearte los gastos
de gastronomía y gerencia de empresas—ella mordió su labio—Es eso lo que
me preocupa que tú padres decidan no apoyarte más.

Y realmente eso podía suceder, los padres de Camila no eran de esos


que consentían a su hija y le daba cuanto deseo tenían. No, ellos habían
enseñado a mi amiga a luchar por cada cosa que deseara. Así que
probablemente de enterarse de semejante burrada, decidan quitar cualquier
apoyo.

—Lo sé Kiana y es por eso que siento tanto miedo, me aterra saber
que mis padres pueden darme la espalda.—En ese instante la abracé. Mamá y
papá nunca habían tenido ese tipo de influencia en mis decisiones pero si
entendía un poco de su dolor.

Luego escuché el timbre de la casa. Así que me separé para poder ir a


ver de quién se trataba
—Iré yo, tú ve y dúchate para ir al laboratorio—ella se retiró y yo fui
directo a abrir, para encontrarme con Sebastián del otro lado de la puerta

—Oh hola tú, supuse que no vendrías. Ella necesita de tu apoyo te lo


puedo asegurar— el asintió y pasó.

La historia de estos dos era algo complicada, a pesar de gustarse y


todo, nunca habían estado juntos y era un poco frustrante, porque podías ver
a ambos sufrir uno por el otro pero ninguno hacía algo para cambiar sus
destinos.

—Kia... Estoy— no terminó de hablar y yo sabía perfectamente la razón


—¡Seba!—corrió a él y lo abrazó—¿Qué haces aquí?

—Simple, él irá contigo al laboratorio—No dejé a Sebastián hablar,


porque si lo dejaba estaba segura de que me echaría por la borda—y yo, iré
a buscar un nuevo trabajo así sea solo medio turno, porque con las tutorías
no creo que podamos seguir costeando los gastos—ambos asintieron un poco
confundidos.

Si era tutora de niños en áreas como lenguaje y matemáticas, solía ser


un buen trabajo pero ahora que una de las dos no tenía trabajo era mejor
buscar alternativa. No quería esperar a confirmar que Camila estaba
embarazada como para empezar a correr con los gastos.

—Muy bien, vamos o se nos hará tarde—Sebastián era muy puntual


cuando de compromisos se trataba.

Así que los tres salimos juntos y nos montamos en el auto de


Sebastián. Nos dirigimos al centro de la ciudad, muy cerca de donde quedaba
la universidad. La verdad no vivíamos lejos solo a unos cuantos minutos.
Decidí que me dejaran en todo el centro.
Sabía que esta tarea no sería fácil. Así que me dispuse a caminar por
cada local que se encontraba buscando personal. Hasta que noté un pequeño
lugar, que claramente era un café. Al entrar noté que era bastante acogedor.

—Buenas tardes—volteé para ver al dueño de aquella voz—¿Te puedo


ayudar en algo?—yo solo asentí y me acerqué al mostrador.

—Estoy buscando un trabajo de medio tiempo, estudio diseño en la


universidad que está a la vuelta. Estoy buscando una oportunidad laboral, soy
buena atendiendo a las personas y conversando con ellas—Sé que sonó
como comercial de televisión, pero era lo que siempre decía en las
entrevistas. Él río de medio lado y llamó a una señora, supongo que era su
madre.

—Mamá, la niña de aquí necesita habla contigo—Espera me había dicho


niña ¿Y este quién carajos se creía?, Alcé una ceja en respuesta y el solo
soltó una carcajada. Por lo visto me había tomado de chiste. Al llegar una
señora alta de lentes muy parecida a él, le dio un beso en la frente y se
marchó.

—Buenas tardes, mi nombre es Ann Martins- era muy gentil lo podía


notar en sus ojos- Disculpa a mi hijo por ser un poco antipático- yo solo
asentí- dime ¿Qué necesitas?

—Bueno, primero me llamo Kiana Reynolds; estudio diseño en la estatal


y estoy en busca de un trabajo. Le aseguro que aprendo rápido—ella sonrió y
me tomó de las manos de una manera maternal. Eso me dio una buena señal
de seguridad.

—Con gusto. Ya me hacía falta una manito para cuando no esté mi


hijo. Sinceramente no buscaba contratar a alguien, pero tú me transmites algo
muy lindo con tu mirada—Yo sonreí esta señora era demasiado tierna—te
pagaré semanal; trabajaras desde las cuatro de la tarde a las nueve de la
noche, día por medio entre semana bien sea lunes, miércoles y viernes. O
martes y jueves. Los días sábado se abre solo en las mañanas y los domingo
no suelo abrir—yo asentí. El horario me convenía.

Me condujo hacia una pequeña oficina mientras me contaba la historia


del lugar, y la razón por la que no querían contratar gente. Al entrar me
entregó un pequeño contrato. El cual leí para entender las condiciones de
trabajo.

—Será un gusto comenzar a trabajar con usted-—firmé e pequeño


contrato, y con una rápida despedida me marché. La verdad no fue nada
difícil. Aunque había algo allí que se me tornaba un poco familiar pero era
imposible recordarlo.

Caminé hacia el laboratorio, considerando que se ubicaba a tan solo a


20 minutos de donde estaba, por lo que no era lejos, me coloqué mis
audífonos y comencé a caminar. Al llegar los pude ver sentados en las
bancas de la pequeña plaza en frente.
—Oh Kiana menos mal que llegaste, Camila no ha querido abrir el
sobre sin ti— Sebas me explicó.
Así que tomé el sobre y lo abrí, si lo admitía tenía miedo mucho la
verdad. Conté tres mentalmente para sacarlo completo y empezarlo a leer.
Luego se los pasé. La verdad ahora si me había preocupado.

—Oh Dios, estoy embarazada—los tres nos miramos preocupados—


Mierda que voy hacer, mis padres me matarán.

—La puta madre Cam, esto es más grave de lo que creía. ¿Cómo
carajos no se te ocurrió cuidarte? Lo hemos hablado miles de veces

—¡Mierda! No me grites sí, no tengo cinco putos años. Entiendo que la


cagué, pero que carajos quieres que haga. Estoy embarazada y no pienso
abortarlo.

Sebas reaccionó como menos me los esperaba, al ver que Camila


lloraba la abrazó. Yo aún estaba en shock, esto era mucho más de lo que
pensábamos.

—Iré a intentar llamar a Mike, él es el responsable de esta situación—


ella se alejó de nosotros.

-Sebas ¿cuándo vas a aceptar que se quieren y mucho?- él solo negó


con la cabeza y se fue sin siquiera despedirse. Estaba molesto y lo entendía.

Luego de que él se fue, Cami volvió y me informó que Mike iría a cenar
a la casa, así que decidimos caminar. Para despejar un poco la mente; le
tomé la mano y traté de consolarla. Aquí lo importante era no dejarla sola. Al
llegar ella se fue a su habitación y yo me dispuse hacer la cena, hasta que
escuché el timbre sonar.

-¿Está Camila?- solo asentí para que pasara, cerré la puerta y seguí en
la cocina con la cena.

Tenían aproximadamente veinte minutos de estar conversando cuando


decidieron que saldrían a cenar, así que me dispuse a comer sola.
Capítulo 2: Nuevo trabajo

Tenía una semana trabajando en el café, y hasta el momento no


estaba yendo tan mal. Incluso me llevaba muy bien con mi jefa, caso
contrario sucedía con su hijo. Por alguna extraña razón se nos hacía
imposible la convivencia.
Por otro lado, mi querida Camila había conseguido un nuevo trabajo, el
cual era muy conveniente pues era en el negocio familiar de Sebastián y no
conllevaba de tanto esfuerzo físico. En cuanto a Mike no tengo mucho que
decir.

—Kia, espérame—me dijo Ludo, si un poco raro su nombre. Esta chica


la había conocido recién comenzaba mi carrera pero era fantástica. Con
gustos un poco peculiares pero todo un amor

—Hola Ludo—Saludé besando su mejilla, cuando llegó a mi lado.

—¿Crees que podamos reunirnos hoy a ver lo del proyecto que estamos
por entregar?—oh lo había olvidado. Y para mi desgracia hoy trabajaba.

—Si pero tendría que ser después de las nueve. No sé, si quieres ir al
café donde estoy trabajando a eso de las 8 de la noche y al salir de allí
vamos a mi casa—Ella asintió—Perdona que no te avisé antes—hizo un gesto
para restarle importancia. Y se retiró cuando vio a su novia Lex esperándola
en el auto.

Yo continué mi camino hacia la salida, opté por colocarme, mis


audífonos y trasladarme a otro mundo mientras caminaba al trabajo. Solía
tener una playlist muy variada. Incluso a veces yo misma me sorprendía.
Al llegar al local, dejé mis cosas en el lugar de descanso, me coloqué
el delantal y salí a atender el café.
Estaba bastante concurrido el día de hoy; pero no era algo que me
preocupase, era capaz de hacer todo mi trabajo completamente bien. O
bueno eso creía, hasta que vi al idiota del hijo de la dueña llegar.

—Hola niña—él sonrió con superioridad. Cuanto odiaba ese gesto. Yo


solo lo ignoré, tomó su delantal y se dispuso a ayudarme—Al parecer tienes
unos modales de la mierda y no eres capaz de responder un simple saludo—
la p… ok no, su madre no tenía la culpa de tener un hijo tan borde. Si tan
solo no estuviera trabajando ya lo habría mandado a freír espárragos.
(Realmente lo habría mandado a comer estiércol)
—Hola—Hice una pausa, para no decir nada grosero—no sé tu nombre
y si no respondo, es porque no me apetece hablar contigo—él sonrió. Era un
engreído.

Me tomé un tiempo para analizarlo, se vestía bastante bien no tenía


tatuajes o no al menos a la vista, tenía un arete en la nariz y en ambas
orejas tenía expansiones, su cabello iba peinado de lado dándole un aura
oscura, sus ojos eran color café y su piel era muy blanca incluso podría
asegurar que pálida. Cuando noté que se había percatado de mi mirada la
retiré y seguí con mi trabajo.

—No tienes por qué disimular, se te da muy mal—Yo rodé mis ojos, de
verdad no lo soportaba—Sé que soy atractivo. No eres a la primera persona
que dejo babeando—dicho eso se retiró hacia la cocina.

Camila...

Luego de la tremenda noticia de la semana pasada, decidí que


comenzaría a trabajar y a ahorrar. Aún no les había dicho a mis padres pero
no sabía cómo iban a reaccionar. Así que mejor prevenir que lamentar.
Comencé a trabajar junto con Sebas en el local de su familia. Ellos
tenían una pequeña (o bueno no tanto) tienda de regalos, y solo me
encargaría de cobrar y dar factura. Simple la cajera.
Y bueno con Michael las cosas han estado yendo ahí nada fuera de lo
común. Poco presente, pero ya estaba acostumbrada a que eso sucediese.

—Buenas tardes—entró una chica rubia de buena apariencia, parecía


muy elegante y ni hablar del excelente cuerpo que se mandaba—¿Se
encuentra Sebastián?—¡¿Qué?! Esa pregunta no era la que esperaba. Por
alguna extraña razón sentí una terrible punzada en mi estómago.

—Buenas tardes señorita. Si, permíteme un minuto y se lo llamo- me


dirigí a la oficina de contabilidad, para buscarlo. Toqué tres veces y escuché
el típico “pase”.

—Hola Camila, ¿Qué necesitas?—No levantó la mirada de la


computadora en ningún momento. Y eso me hizo sentir mucho peor.

—Afuera te espera una chica Rubia— no esperé respuesta y me retiré.


Para evitar ir a la caja, fui hacia el baño y duré como cinco minutos allí. Era
eso o ir y encontrármelos a ambos. Pasado el tiempo regresé a la caja para
conseguirme una escena muy poco agradable.

La rubia tenía sus manos en el cuello de Sebastián y él no se


encontraba ni un poco incómodo, no estoy celosa pero se siente extraño.
Luego de un rato ella se retiró y Sebastián volvió hacia la oficina. Él era tan
solo mi mejor amigo no era más que eso pero se sintió feo. Fingí continuar
con mi trabajo sin haber visto nada.

—¿Todo bien Cam?—Sebas me observó cómo tratando de interpretar


mis miradas.

—Sí, ¿por qué no habría de estarlo? —el solo negó con la cabeza, me
dio un beso en la frente y se fue a su lugar de trabajo. No sé por qué pero
algo se había removido dentro de mí luego de la escena que observé.

Cuando salí del trabajo fui directo a casa me sentía agotada, apagué
mi teléfono celular con el fin de no hablar con nadie.
Cuando llegué aún Kiana no se encontraba allí. Por la hora supuse
que estaría por llegar pero me sentía demasiado mal, así que dejé una nota
en la cocina y me fui a dormir a ver si hacia podía calamar esa sensación
extraña que tenía.

Kiana...
Ash el hijo de Ann me caía tan pesado, no sé quién se creía para
tratarme como una niña. Mi jornada laboral no fue el mejor hoy.
Al terminar salí del café acompañada de Ludo para comenzar el
proyecto. Estuvimos despiertas hasta las tres de la mañana. Cuando sonó la
alarma quería morir no había dormido nada y me encontraba agotada. Pero
no podía faltar a clases.
Así que tomé una ducha y salí en dirección a la cocina, en donde mis
amigas estaban desayunando.

—Te levantaste, creí que tendría que colocar hielo en tu culo—-se burló
Camila—¿Cómo estuvo el trabajo anoche?—Oh no esa pregunta no.

—Casi mata al hijo de la jefa—se burló Ludo y no me dejó hablar por


cierto—Hubieses visto su cara.

—En mi defensa, tenía mis razones. El muy idiota me trata como una
niña y aparte te estaba coqueteando—Ellas rieron, de verdad no lo soportaba,
quería enterrarlo.
—Bueno, pues a mí tampoco me fue muy bien, gracias por preguntar—
yo reí, sabía que tenía que ver con Sebastián, así que elevé mi ceja en gesto
para que terminara de hablar.

—Vale, vale está bien. Ayer en el local se presentó una chica


preguntado por él. Así que fui y lo llamé. Decidí esperar un tiempo en el baño
y regresar, pues vaya escena la que me conseguí. La igualada estaba como
una garrapata guindada del cuello de Seb—yo no pude esperar para soltar
una carcajada—Hey no te rías. No es gracioso, o sea fui a trabajar y de
repente llegó miss perfecta preguntando por él—Esta tonta no podía ser más
evidente.

—A ver señorita celosa, así como tú tienes novio es justo que él salga
con alguien. No creías que iba a estar siempre esperando por ti—ella bajo la
mirada—Yo te lo advertía hace ya un tiempo así que deja de colocarte
celosa. Tú te lo buscaste.

—Ustedes tienen una vida amorosa demasiado de la mierda—Ludo se


estaba burlando de ambas—Por eso en cierto aspecto prefiero a las mujeres.
Aunque a veces nos colocamos de un genio que ni nos soportamos— ahora
fue nuestro turno de reír.

—Yo estoy muy bien así sola, no tengo el tiempo suficiente para estar
pendiente de otro ser—ambas me miraron serias.

—Kia, no pretenderás que te creamos o ¿sí? —Dijo Ludo—Es obvio que


te mueres por el hijo de tu jefa y es por eso que no soportas su presencia—
yo solo voltee los ojos.

—Sí, esos dos pelean desde que ella fue a buscar trabajo. Pero, aunque
lo niegues te babeaste por él—dijo Cam.

—Bueno ya basta, dejen de hacer suposiciones, primero que todo él es


un cretino que solo sabe molestar y segundo, ni siquiera está bueno, así que
ya paren la joda—ellas siguieron riéndose, de verdad podían llegar a ser una
molestia.
Capítulo 3: “Niña”

Ian…

Hace una semana que la “niña” había comenzado a trabajar en el local,


ni siquiera recordaba su nombre. Era una persona bastante chocante para mi
gusto, se creía de mucho y eso era lo que me estresaba de ella.
Yo pues creo que ya han hablado de mi soy el hijo de Ann mi
nombre es Ian Martins, siempre hemos sido solo mamá y yo. El local fue
abierto en honor a mi abuela, y pues hasta el momento nunca habíamos
contratado a otras personas.

Cuando aquella chica entró por la puerta del local con esa sonrisita de
puedo con todo y ese pequeño cuerpo supe que vendría buscando trabajo,
pude notar que su mirada enfureció cuando pronuncié aquel “niña”. Me
sorprendió más saber que mamá le daría el empleo.
Día a día veía chicas como ella pasear por el local. Mi idea de decirle
niña simplemente salí porque era de esas típicas universitarias, que aún no
lograban madurar, lo supe por la forma en la que se comportó al decirle de
esta manera.

Salía de la facultad cuando visualicé a la “niña” odiosa, quién era mi


compañera de trabajo en el local, parecía un poco distraída como esperando
a alguien más, y al parecer si estaba en lo cierto. Porque luego de unos
minutos apareció una chica de cabello negro, que creo haber visto antes.

—¿Qué tanto observas a Kiana? —sentí la mano de Sebastián mi mejor


amigo en mi hombro, lo miré con cara de curiosidad no sabía de qué me
hablaba—Aquellas dos señoritas a las cuales observabas son Kiana y Camila.
Kiana es la chica de baja estatura y de cabello castaño, y luego está a su
lado Camila; esta última es mi mejor amiga de la infancia—Así que la “niña”
se llamaba Kiana era un nombre interesante.

—No seas idiota, no estaba observando a nadie. Simplemente esperaba


que movieras tu trasero para poder ir a casa hacer el trabajo de literatura—él
negó. Estaba seguro de que comenzaría con sus comentarios estúpidos.

—Bueno. Me acabas de ahorrar una parte del trabajo, porque ya te


presenté a mis mejores amigas. —Lo miré confundido—Sé que no estás
entendiendo, ellas irán con nosotros a mi casa, ya que tienen asignado el
mismo trabajo—oh no, y yo que pensé que me libraría de la niña.
Les explico en la facultad, pesar de cursar diferentes carrera en
muchos casos coinciden las materias. Y esto era lo que sucedía ella
estudiaban una carrera diferente pero también veían literatura con la
profesora.
Caminamos hacia ambas chicas. No puedo negar que pude detallar un
poco a “Kiana”, era bastante baja; tenía un cuerpo bastante llamativo a los
ojos de cualquiera eso no podía negarlo. Precisamente hoy había optado por
utilizar un vestido con un pequeño escote que resaltaba su busto sostenido
por un bralette que dejaba bastante a la imaginación.

—Bueno chicas él es mi mejor amigo Ian—Sebastián me sacó de mi


escaneo hacia Kiana, quién al escuchar mi nombre solo hizo un gesto de
disgusto y su amiga la codeo sonriendo—y el día de hoy nos acompañara,
para hacer todos juntos el trabajo de literatura—Pude ver como la chica que
estaba con Kiana le susurró algo a la idea y comenzó a caminar de mala
manera hacia el auto de Sebas.

—Hey “niña”, para mí también es todo un gusto hacer contigo la tarea


de literatura—ella volteó y me mostró su dedo en medio. Yo solté una
carcajada y luego de eso caminé junto a mi amigo hacia el auto. Igual el mío
estaba estacionado al lado del suyo por lo que no me iría con ellos

***

La tarde se pasó en un intercambio de ideas y de opiniones, podía


notar que Kiana era bastante inteligente, tenía una perspectiva muy buena de
las cosas era como si pudiera verle siempre el lado positivo a todo. Cuando
terminamos el ensayo que debíamos entregar, Kiana se levantó y se despidió,
sabía muy bien que hoy debía trabajar y yo pues también debía irme al local.

—Sebas yo debo irme, por favor acompaña a Camila a casa—se acercó


a su amiga y le dio un beso en la mejilla, al igual con Sebas—Nos vemos
luego—dicho esto se fue.

—Amigo yo también debo retirarme, mamá me espera en el local—él


asintió y me hizo señas de que me llamaría, salí de la casa y pude observar
a Kiana caminar a unos metros de mí.

Yo había venido en mi auto, así que conduje despacio con el fin de


alcanzarla, trataría de ser amable así que le daría el aventón hasta el local.
Era una manera de llevar la fiesta en paz. Aunque en la tarde habíamos
trabajado muy bien.
—Vamos “niña”, te llevo. Voy hacia el mismo lugar que tú—ella levantó
su ceja, luego miró su reloj y sin pensarlo subió dos veces—Ya decía yo que
eras más tonta y que no ibas a aceptar mi ofrecimiento.

—Pues es muy fácil aceptar algo cuando en verdad lo necesitas.


Además no se trata de ser tonta o no, solo se trata de ser astuta—Yo ignoré
lo último y me di la oportunidad de observarla de vez en cuando mientras
conducía, detallando mejor ese escote que tanto llamaba la atención, pude
notar también las pecas que eran casi invisibles y que decoraban sus mejillas
— ¿Puedes dejar de verme cada vez que puedes? Eso me coloca incomoda—
vi un pequeño rubor en sus mejillas. Esto no podía ser mejor.

—Deberías dejar de sentirte el centro del universo de las personas. Ni


que fueras muy atractiva—ella bufó, cuando llegamos se bajó del auto de
manera apresurada y lanzó la puerta—¡Ten cuidado! —estaba como loca esta
mujer. Pero debo aceptar que podía llegar a fijarme en ella.

Entré al local me coloqué mi delantal y fui a la parte trasera a ver si


mamá necesitaba ayuda; por lo visto sí. Yo había aprendido a hornear con mi
abuela, así que tenía un poco de experiencia en esa área de la cocina.

—Cariño necesito decirte algo sin que te alteres por favor—cada vez
que mamá utilizaba esa frase significaba problemas, solo asentí—Bueno, hace
algunas horas tu hermana Leo me llamó, preguntó por ti—solo volqué los ojos
—la cuestión es que me dijo que tu padre enfermó y que quiere verte.

—Ya te he dicho miles de veces que ese tipo de peticiones no son de


mi agrado. Vienes a decirme que luego de 19 años, ahora que está en mal
estado de salud quiere verme. No mamá yo pienso ceder, luego de que nos
abandonó cuando tan solo tenía dos años y que aparte me separó de mi
hermana, no pienso ir a ver a ese horrible ser.

—Ian, por favor solo te pido que lo pienses bien. No puedes vivir con
rencor toda tu vida; recuerda que siempre te he dicho que el rencor solo
envenena el alma, y que es el perdón lo que nos hace unos buenos seres
humano—ella intentó tomar mi mano pero la alejé y salí del local hecho furia.

No quería ver a ese hombre por la simple razón de que había


arruinado mi infancia, crecí solo con mamá, la abuela y el abuelo. Cuando
tenía 6 años tuve que despedirme de mi abuelo, quién sufrió un infarto y
murió.
Continuamos siendo mi madre, mi abuela y yo. Pero luego de 3 años
mi abuela enfermó y un año después falleció desde ahí solo somos mamá y
yo. Entonces ahora, aparece esa persona y decide que va a ser mi padre.

Fui a la parte trasera del local, en donde estaba el jardín de mi casa y


comencé a descargar mi fuerza tratando de encestar el balón en el aro,
hasta que me di cuenta de que me estaban observando, cuando volteo veo a
la “niña” viéndome ¿preocupada?

-¿Qué haces aquí?- ella se acercó más a mí- deberías largarte, no


tienes nada que venir hacer aquí- ella siguió caminando hacia mí.
Capítulo 4: Odiosa, Engreído

—Acaso no oíste que te largues, eres la persona más terca que


conozco—ella siguió caminando hacia mí—mira niña, necesito que te largues
de aquí—Pero en lugar de alejarse hizo algo que me impresionó, simplemente
me abrazó.

No entendía porque, pero ese abrazo me tocó el alma. Y ahí como si l


conociera de toda la vida comencé a llorar dejando salir toda esa frustración
que sentía, esa historia con respecto a mi padre me ponía en las peores
condiciones.
Luego de unos minutos dejé de llorar y nos sentamos en el césped,
ella solo miraba sus manos en silencio. Era como si estuviera reflexionando
algo, pero me gustaba que no preguntara nada. Hasta que por fin habló.

—Perdona si me vi como una entrometida al correr aquí, pero mamá


solía decir que cuando una persona está mal debemos abrazarla—Noté la
nostalgia en su cara cuando pronunció aquel <<Solía>>—Yo te vi salir de una
manera violenta del café, tu mamá venía a seguirte pero le dije que me
dejara a mí. Creo que no era muy conveniente que ella viniera detrás de ti, y
menos en el estado que te encuentras.

—¿Por qué lo hiciste?—Me vi en la necesidad de cuestionar su acción—


O sea si no me soportas ¿Por qué me ayudarías? —yo no quería la lástima
de nadie y mucho menos de ella. Se sentía que ella estaba aquí por eso.

—Puede que no me caigas bien, y piense que eres un engreído que


solo adora joderme la vida en mi trabajo. Pero eso no quita que eres un ser
humano que siente, no creas que lo hago porque me da lástima; solo lo
hago porque creí que necesitarías a alguien que te ayudara a desahogarte—
ella bajó la mirada.

—Así que yo soy un engreído—Noté la pequeña sonrisa que se formó


en sus labios—pues déjame decirte que tú eres una niña odiosa, así que
estamos muy iguales, en cuanto a cómo nos sentimos uno hacia al otro—ella
asintió—pero gracias, por el abrazo.

—No es de qué. Si necesitas hablar de lo sucedido, puedes contármelo


— yo la miré un poco desconfiado pero asentí. La verdad si necesitaba a
alguien que me escuchara.
—Hace diecinueve años mi papá abandonó a mamá, quien para la fecha
ya tenía un niño de dos años; está más que claro que ese niño soy yo.
Mamá acudió a mi abuela y comenzó una vida nueva. Hace cuatro años mi
papa se presentó aquí en el café, yo me sorprendí al verlo pero no acepté
sus disculpas. Mi infancia no fue nada fácil sin él, fui víctima de infinidad de
burlas por tan solo el hecho de no vivir con mi papá. Hace unos minutos
mamá me dijo que la había llamado pidiéndole verme porque está muy
enfermo, pero yo no pienso ver a ese ser.

—Es bastante razonable tu decisión pero yo te voy a decir algo que de


verdad no quiero que lo tomes a mal—ella miró sus manos y jugó con sus
dedos luego me observó con sus ojos café los cuales se encontraban
cristalizados—Nunca es tarde para perdonar y si, tal vez no vaya a ser el
mejor papá del mundo o algo así, pero por lo menos dale la oportunidad de
escucharlo y entender porque hizo todo el daño que hizo; perdona esas
cosas y deja que tu alma descanse. Si después de que hables con él
consideras que no necesitas tener algún tipo de contacto, pues dejas que
todo acabe allí, solo piénsalo. Mira que a veces puede llegar a ser muy tarde
y puedes que te quedes con todo lo que tenías por decir—se levantó y con
una última mirada se marchó.

Yo me quedé unos minutos más analizando lo que ella había dicho y


tal vez tenía un poco de razón, debería darle la oportunidad de escucharlo;
pero era tan difícil hacer eso cuando durante tanto tiempo vi a mi mamá
llorando y todo por culpa de él.
Saqué un cigarro de mi bolsillo y decidí fumar un rato para terminar de
bajar la presión que tenía. Cuando el cigarro se me terminó decidí que era
momento de regresar al trabajo, así que me levanté y sacudí mis pantalones,
caminé al café.

Al llegar vi a mamá quién venía saliendo, al pasar por mi lado me dio


una mirada triste y luego se retiró; caminé hacia la cocina y en el mostrador
vi a Kiana quién me sonrió y yo le contesté con un asentimiento.
Al terminar la jornada de trabajo cerramos el café y cada uno se fue
a su casa, mientras entraba en mi casa pensaba en lo que le diría a mi
mamá sobre el suceso de hoy. Cuando pisé la cocina la vi parada tarareando
mientras cocinaba, noté que eran dedos de pollo, papas a la francesa y
ensalada; ella cortaba lo de la ensalada mientras se oía el pollo freír. Me
acerqué con cuidado y la abracé por la espalda.

—Huele delicioso- besé su mejilla y luego me senté en la mesada


ganándome una mirada amenazadora—quería pedirte una disculpa por lo que
sucedió hoy y darte las gracias por no haberme seguido y haber dejado que
Kiana fuera detrás de mí.

—Hijo tranquilo yo te entiendo, y en cuanto a lo de Kiana lo hice


porque entre jóvenes se entienden mejor, a parte he notado que no te cae
muy bien que digamos—solo me carcajeé.

Luego de un rato nos encontrábamos en la habitación de mi mamá


viendo los álbumes y recordando esos momentos de antes. Era una pequeña
tradición que teníamos para reconciliarnos.

—Cuando conocí a tu padre tenía dieciséis, era una adolescentes con


ansias de crecer él es dos años mayor por lo tanto iba en el último año, era
el capitán del equipo de natación y simplemente era una chica normal,
cuando se acercó a mí era impresionante que eso estuviera sucediendo. Poco
a poco me fue enamorando pero decidimos llevar todo muy rápido y nos
olvidamos de vivir la adolescencia. Quedé embarazada de ti cuando tenía
veinte años imagínate, tenía cuatro años de relación con tu padre e iba a
mitad de carrera. El primer año luego de tu nacimiento todo fue fantástico,
pero cuando nos acercábamos al segundo año todo comenzó a cambiar y
me enteré que había conocido a alguien más y que en su trabajo le habían
propuesto un ascenso en otra ciudad y sin pensarlo aceptó; cuando se lo
pregunté tuvo el descaro de aceptármelo y poco a poco se terminó de
destruir todo y aunque yo lo amaba decidí que lo dejaría ir.
>> Es por eso hijo que lloré tantas noches delante de ti y es que
físicamente eres la copia de tu papá y a pesar de que sé que no tienes sus
actitudes, me da miedo que te equivoques, vive hijo pero cuando vayas a
sentar cabeza recuerda que en la vida: la familia y el amor de una persona
también son importantes. Piensa en ir a verlo hijo, te pido que lo pienses; yo
no puedo ir porque sé que mis sentimientos son más fuertes y no me siento
capaz de verlo al lado de otra mujer, pero tu deberías regalarle tu perdón
para que pueda descansar y pueda terminar de vivir sin remordimiento alguno.

Y después de eso último lo había decidido iría a verlo, pero no


pensaba ir solo y sabía exactamente quién me acompañaría.
Capítulo 5: Noche de chicas.

Kiana…

Para cuando terminó la semana solo quería descansar y dormir todo el


día, desde aquél incidente se podía decir que mi relación con el odioso había
comenzado a “mejorar” hipotéticamente; aunque de vez en cuando me volvían
las ganas de ahorcarlo.
En la universidad todo iba de maravilla si así pudiese ser dicho,
habíamos entregado infinidad de proyectos y trabajos esta semana, uno que
otro examen sorpresa nos había golpeado pero todo fue superado con éxito.

—Esta semana estuvo un poco pesada, ya quería que terminara—Ludo


se notaba bastante cansada. Ella, a diferencia de Cami y yo; estudiaba
Psicología y solía cansarse más de lo que yo podría soportar.

—Ni me lo digas, entre tantas entregas y el trabajo no he tenido ni


tiempo ni espacio para mí y para Michael—A veces quería golpear a Cami por
ser tan tonta—A parte de que los síntomas del embarazo me están volviendo
loca.

—No seas exagerada Cami, viste a Michael tres veces esta semana, y
puedo asegurar que lo que hicieron en nuestro piso no fue para nada
decente. Yo no me quejo, si les aseguro que quiero descansar pero fue una
semana bastante interesante—sonreí recordando que ayer había aprendido
hacer galletas de canela y que como consecuencia llegué a casa envuelta en
harina.

—Si claro, tú lo dices porque no has tenido ninguna diferencia con el


hijo de su jefa, ahora hasta hacen galletas juntos—yo solo le di un manotón—
A parte ninguna de ustedes ha tenido que cargar con este frijol—Ludo y yo
nos reímos—Chicas, ¿Y si hacemos una pijamada hoy? Podríamos aprovechar
que Ashley vendrá a visitarnos hoy—yo sonreí.

—¿Quién es Ashley?—preguntó interesada Ludo.- O sea es la primera


vez que la oigo nombrar.

—Ash es mi prima y una de nuestras mejores amigas, en el instituto


éramos un grupo de tres, pero la carrera para la cual aplicó se encontraba
en una universidad que está a unos cuarenta minutos de aquí así que no la
habíamos vuelto a ver y hoy decidió venir a vernos—expliqué.
—Entonces me parece una idea fantástica la que propuso Cami, porque
yo estoy ansiosa por conocer a la tercera del grupo—todas sonreímos.

—Entonces nos vemos hoy en el apartamento, a eso de las 8 de la


noche; cada una deberá llevar algo para comer, y por supuesto compraremos
helado y alcohol—todo asentimos y comenzamos a caminar.

Cuando llegamos a casa, dejé mis cosas en la habitación; tomé mi


uniforme, hoy todavía tenía que ir a trabajar. Luego de despedirme de Cami
salí hacia el trabajo, no me quedaba muy lejos así que llegué en pocos
minutos cuando entré noté que solo estaba la señora Ann lo que me pareció
demasiado raro puesto que el señor odioso nunca dejaba sola a su mamá.

—Hola buenas tardes señora Ann—ella me sonrió mientras me dirigía a


dejar mis cosas en la parte trasera.

—Hola cariño, no sé cuánto tenga que repetirlo pero por favor solo
dime Ann tampoco soy tan vieja—yo solo asentí—Como pudiste notar, hoy no
se encuentra Ian y te estarás preguntando cuál es la razón; la verdad solo
me dijo que tenía un compromiso y que hoy se ausentaría. Así que
trabajaremos ambas de la mano.

—Me parece de maravilla no tener a ese ser molestando cada cinco


minutos—ella me miró sorprendida—sin ofender, pero a veces me saca de mis
casillas—ella se carcajeó.

—Ustedes dos son tan parecidos a… Bueno a alguien que conocí hace
algunos años—dicho esto se retiró con una sonrisa nostálgica. Dejándome
confundida.

Luego de terminar mi jornada de trabajo y ayudar a Ann a cerrar el


local cada una se fue a su casa, mientras caminaba pensaba la razón por la
cual Ian se había ausentado, cuando llegué al apartamento vi todo apagado
lo que me extrañó, abrí con cuidado y cuando entré alguien me abrazó
causándome un gran susto, luego de gritar encendí la luz encontrándome a
Ashley abrazándome.

—Te extrañé tanto, Kia me has hecho mucha falta—yo aumenté la


presión del abrazo la verdad era que había la había extrañado demasiado.
—Yo también te extrañé pero no había necesidad de causarme un
infarto—después de saludarnos, y de que me dejaran ducharme todas
decidimos pedir una pizza y ver películas.

—Veremos toda la saga de crepúsculo—Ludo había comprado algunas


cervezas y Ash trajo consigo vodka así que esta noche pintaba ser un
desastre.
Claramente a Cami yo no la había dejado tomar, pero la estaba viendo
como muy alegre lo que podía significar que estaba ingiriendo alcohol.
Aproximadamente a las doce de la noche todas estábamos demasiado
tomadas, nos dedicamos hacer un karaoke y solo podíamos reírnos y tratar
de mantenernos en pie, mientras las chicas cantaban yo salí de la sala a la
cocina en búsqueda de mi teléfono al llegar encontré en él tres llamadas
perdidas de la persona más inesperada así que le escribí un mensaje.

¿Todo bien odioso?

No me respondió, mientras esperaba me senté en una de las sillas de


la cocina sentía que todo en la habitación me daba vueltas. De repente mi
teléfono comenzó a repicar así que contesté.

Alo…- arrastré mucho las palabras.

¿Kiana?

Oh, pero si es el buenarro señor engreído que no fue a trabajar hoy

¿Estás bebiendo?, hoy tenía cosas por hacer. ¿Así que estoy bueno?

Que más te da saber si estoy bebiendo, si noté que tenías


compromisos. ¿Necesitas algo?

Veo que bebiendo eres más insoportable y odiosa, pues sí; si necesito
algo pero antes responde lo que te pregunté.

Pues deja de preguntar estupideces y dime para que soy buena.

Mañana antes de las diez de la mañana te pasaré buscando.

¿Quieres salir conmigo? Si es así la verdad no me apetece, aunque


estés como para comerte.
No seas incoherente, solo necesito que me acompañes y punto. Por
cierto confirmaste mi pregunta

Iba a responder pero de inmediato escuché el pitido de que la llamada


había sido colgada, y a parte la había cagado diciendo que estaba buenarro,
luego restándole importancia regresé a la sala y la noche de chicas continuó
a eso de las cinco de la mañana todas caímos rendidas en los sillones y el
piso de la sala dejándonos vencer por el sueño.
Me desperté al escuchar golpes insistentes en la puerta, el reloj de mi
teléfono marcaban las diez y media. Camine hacia la puerta restregándome
los ojos y abrí lo que me encontré no fue nada agradable.
Capítulo 6: La Visita.

Me desperté más temprano de lo normal, estaba muy nervioso con


respecto a mi visita el día de hoy. Sin pensar que posiblemente mi
acompañante tendrá una resaca de lo mil demonios pero esta es una manera
de burlarme de ella.

—Ya me voy mamá, espero volver antes de la cena—mi mamá se volteó


y me sonrió, así que me acerqué a besar su mejilla.

—Cuídate mucho mi cielo, espero que esta visita te sirva de mucho


aunque me preocupa que vayas allá solo—la miré confundido pero luego
entendí que no le había explicado que iría acompañado.

—Mamá no te preocupes, iré con Kiana; ella se ofreció a acompañarme


— le dije una pequeña mentirita—así que no estaré solo y te aseguro que si
algo sucede ella te llamará de inmediato.

—Con más razón, ve con cuidado y por el amor de Cristo no la


molestes tanto a la pobre—Yo solo me carcajeé.

Terminé de tomar mi café, tomé mi mochila y me despedí de mamá;


subí a mi auto y me encaminé a casa de la niña odiosa, esperando
conseguirla ya preparada.
Anoche cuando conversé con ella noté que estaba hasta el alma
nadando en alcohol así que para aclarar como obtuve su dirección, pues la
tomé de la hoja de ingreso para trabajar en el local.
Aún no paraba de pensar en que me había dicho que estaba bueno. O
sea sé que buena y sana, jamás me diría aquello pero era gracioso saber
que lo pensaba.
Me estacioné frente a un edificio bastante grande y subí hacia el
apartamento que ella había indicado en la hoja. Toqué dos veces la puerta.

—Buenos Días, niña borracha—ella estaba frente a mí restregándose los


ojos, los cuales estaban rodeados por unas grandes ojeras, recorrí
rápidamente su cuerpo y noté que solo llevaba una camiseta grande y debido
a la transparencia detalle que no llevaba sujetador. Sí seguía fijándome en su
camiseta transparentada y sus piernas apuesto que tendría una erección.
—Buenos días. Primero que todo mis ojos están justo en la parte
superior de mi cuerpo es decir en mi cara y segundo, deja de hacerme un
recorrido con tus ojos eso me incomoda—Yo me carcajeé y alcé una ceja
con arrogancia—No pensé que me buscarías tan temprano, dame quince
minutos y estoy lista para salir—ella frunció el ceño como analizando la
situación. Se estaba cuestionando si dejarme o no, esperando aquí afuera— si
quieres pasa y acompáñame a mí recamara porque la sala no es un buen
lugar para dejarte.

—Pero que atrevida amaneciste odiosa—ella se volteó y me sacó su


dedo medio—Okey, ya entendí. No te molesto más.

Entré en el pequeño departamento el cual estaba un tanto desordenado


debido a la reunión que había tenido anoche, entramos en su recamara y
noté que era bastante sencilla, con una cama simple y paredes rosa pálido,
al lado de su cama tenía fotos en una de ellas noté que estaban ella y otra
chica completamente parecida aunque una era más alta que la otra se veían
iguales, me causó curiosidad, pero cuando la sentí cerca me voltee
rápidamente.

—Espérame aquí, si quieres siéntate no me tardo—salió de la habitación


y se introdujo en el baño, en menos de dos minutos escuche el agua caer.
La verdad es que fue bastante rápido cuando terminó habían pasado 10
minutos desde que aseguró ir a bañarse-—vez fue bastante rápido, ya estoy
aquí. Ahora necesito que te voltees para que así pueda cambiarme.

—No es necesario que me voltee, yo saldré y te esperaré en el pasillo,


solo no tardes mucho, mira que el viaje es un poco largo—dicho esto salí de
la habitación.

Por mucho que me hubiese gustado quedarme adentro y poder admirar


un poco más de su cuerpo, no era debido; podía ser tomado como una falta
de respeto así que lo mejor era que me saliera.

—Ya estoy lista, ¿Debo llevar algo es especifico?—voltee al escucharla


encontrándomela vestida con unos shorts de mezclilla y una camisa holgada
acompañada de una botas deportivas—Hey, te estoy haciendo una pregunta.
Deja de escanearme engreído. Ya se te está haciendo costumbre mirarme
mucho.
—Pues te recomiendo que lleves algo de ropa en un bolso posiblemente
nos inviten a quedarnos—ella me miró fastidiada y entró de nuevo. Yo obvié
lo último porque realmente si la estaba mirando mucho.

***
Luego de una media hora ya nos encontrábamos embarcados en el
viaje, ella iba mirando por la ventanilla del copiloto en completo silencio, yo
decidí buscar alguna canción en la radio para no sentirme tan incómodo
causa del silencio.
Por fin luego de unas diez vueltas conseguí una emisora con buena
música. Noté que ella comenzaba a marcar el ritmo inicial de la canción
hasta que llegó el coro.

“Quiero ver si el ritmo de tu corazón


Suena igual cuando sientas esta canción
Quiero ser aquel error que te marcó
Por saber que nunca podrá ser mejor”

Vi que explotó y yo sonreí, porque ella siguió cantando.

Quedan dos horas para verte en mi cuarto


Y hacer todo este sueño realidad
Todo mi cuerpo contigo lo comparto
Ya tú decides por dónde empezar

Ve poco a poco, que esta noche no hay prisa


Por fin llegó la hora de la verdad
En la mañana te pones mi camisa
Comerte a besos pa' desayunar

¿Por qué se meten en nuestro espacio?


Somos rebeldes, descontrolados

Quiero ver si el ritmo de tu corazón


Suena igual cuando sientas esta canción
Quiero ser aquel error que te marcó
Por saber que nunca podrá ser mejor
Eso fue

La canción terminó y ella lucía una cabellera desordenada, se alisó el


cabello y se acomodó de nuevo mirando por la ventana como si no hubiese
pasado absolutamente nada.
—Gracias a Dios que te callaste estaba a punto de quedarme sordo—
inmediatamente me miró seria y me sacó el dedo medio, se dio vuelta de
nuevo—Era una broma—le tomé el brazo y ella se sacudió para que la soltara
pero volteó para escucharme—me gustó como la cantaste no pensé que
conocieras al grupo.

—Tus bromas no me hacen gracia. Pero, gracias por decirme que canto
bien; tomé clases de música y canto cuando era pequeña, por lo tanto me
acostumbré a tener buena afinación.
<<En cuanto a lo de la banda, la verdad es que tengo pocos días
escuchándola; realmente no tenía idea de ellos hasta que un día la escuché
en el local y decidí buscar en YouTube sus videos, allí quedé flechada con
sus canciones.

—Puedo asegurar que tu canción favorita es enamórate, esa es la que


enamora a las chicas—pero para mi sorpresa negó.

—La verdad es que no, la canción que hasta ahora es mi favorita se


llama 17 años, es como la descripción perfecta de esa edad.

—Muy buena elección, ¿ves? Por primera vez no estas siendo una niñita
odiosa—me miró con el ceño fruncido-—y yo no soy un niñito engreído—allí
soltó una carcajada que coloreó un poco el ambiente.

—Ya ves, de vez en cuando podemos cambiar nuestras actitudes y


hacer todo más ameno—allí sonreímos.

Durante los siguientes cuarenta y cinco minutos seguimos escuchando


música y hablando de cosas sin sentido, hasta que noté que se había
dormido, ya estábamos por llegar a casa de mi padre; cuando llegamos
comencé a moverla con cuidado.

—Kiana llegamos—le susurre y me acerqué más para moverla—Kiana—le


hablé más duro, a continuación se levantó exaltada quedando a pocos
milímetros de distancia a punto de besarnos.
Capítulo 7: La Visita II

Kiana…

Probablemente el inicio del viaje no había sido muy cómodo, tan solo
de pensar en la terrible borrachera de la noche anterior, y en como
literalmente la había embarrado hasta el fondo con mis palabras, me hacía
colocar un poco nerviosa, o mejor dicho me hacía sentir avergonzada.
Después de demostrarle mis dotes artísticos a Ian todo el ambiente se
relajó tanto así que me dormí, no supe por cuanto tiempo pero de repente
sentí que me movían así que me sobresalté quedando a tan solo unos
centímetros de Ian, por fin vi sus ojos desde una corta distancia, y me perdí
en aquellas cuencas color avellana; sintiendo nuestros alientos cálidos muy de
cerca hasta que él se distanció.

—Te decía que ya habíamos llegado niña—uy ese bendito apodo de


alguna manera comenzaba a simpatizarme—Y para la próxima deja de roncar
que fastidias—Sabía que era broma así que solo volteé los ojos.

Me bajé del auto y él se situó a mi lado, vi cómo junto sus manos y


se deshizo de la presión tronando sus dedos se notaba que estaba tenso, mi
única reacción fue tomar su mano y animarlo caminar.
Cuando tocamos la puerta no tardaron mucho en atendernos, salió una
chica de unos catorce años muy parecida a Ian solo que lucía sonriente.

—Oh ya llegaste, esperábamos por ti Ian. Yo soy Alejandra y soy tu


hermana menor—ella se acercó a él, pero solo recibió una media sonrisa de
su parte—Pasen—ambos entramos—¡Leo! ¡Ian acaba de llegar!

>>Oh chicos pasen adelante, pueden sentarse en aquél sofá blanco; mi


hermana en menos de dos minutos estará con nosotros—ambos caminamos
hacia donde nos indicó y nos sentamos.

—Ya estoy aquí—nuestra mirada se fijó en un jovencita un poco más


grande de unos 17 años—¿Ian? Por fin te vuelvo a ver—corrió hacia Ian y lo
abrazó, pude notar que algo en su mirada cambio.

—Oh Leo, estas muy grande. No lo puedo creer—Era tan nostálgico


verlos así, me daban ganas de ir hasta donde mi hermana pero era tan
imposible.

—¿Y ella? ¿es? —La voz de Leo me sacó de mis pensamientos


—Disculpen que vergüenza no haberme presentado, yo soy Kiana. Amiga
de Ian—ambas asintieron satisfechas con mi respuesta.

—Bueno como ya escuchaste yo soy Leo, o mejor dicho Leonor. Soy la


mayor de tres hermanos- sentí que Ian se tensionaba de nuevo hasta el
momento no me recordaba que tenía mi mano entre la suya de nuevo. No
supe en que momento me volvió a agarrar—Oh bueno en esta casa, porque
realmente soy la hija menor de Ann.

—¿Qué edad tienen? Y ¿Qué hermano falta?—Pude sentir la tensión de


Ian por saber de su hermanito menor.

—Pues yo tengo 14 años- comentó Alejandra- y Leo tiene 17 años, creo


que no deben llevarse mucha diferencia de edad.

—Para responder a tu otra pregunta, el hermano que falta es Sandro, él


tiene diez años y no ha llegado porque está su entrenamiento de fútbol—Ian
solo asintió— Y ¿Mamá cómo está? Hace algunas semanas que no hablamos.

—Está muy bien, si sabía que ella hablaba seguido contigo. Ella siempre
sueña con que vuelvas a casa con nosotros— Esto último lo dijo con un tono
de rencor. Ella solo agachó la mirada.

—Pero hermano cuéntanos un poco más de ti. Nuestro padre desde que
enfermó ha querido que vinieras a conocernos, siempre ha deseado que se
cree un vínculo entre ambos—Alejandra cambió el tema para calmar el
ambiente

—Pues no tengo mucho que contar. Estudio Gerencia y administración


en la universidad estatal, y en los tiempos libres me dedico a trabajar junto a
mi mamá en un pequeño café que montamos juntos—ellas sonrieron
orgullosas.

—Y ustedes dos ¿cómo se conocieron?—Alejandra se notaba curiosa por


saber sobre la historia de ambos, la cual simplemente era inofensiva.

—Pues la verdad no hay mucho que decir simplemente somos amigos,


nos conocimos en el local; puesto que yo fui allí a buscar empleo—dije
demasiado serena para mi gusto. En eso solté la mano de Ian que ya me
estaba incomodando.
—Leonor—todos dirigimos nuestra mirada hacia la escalera de la casa,
allí estaba parado un señor no muy mayor pero sí bastante decaído, quién se
estaba esforzando por centrar su mirada en su hija mayor—Oh pero mira, Ian
está aquí—Leonor corrió a las escaleras para ayudar a su padre. Ian se
levantó del sofá y me arrastró junto a él volviendo a tomas mi mano.

>>Hijo, mi pequeño hijo. Hace tanto que anhelaba poder verte de nuevo.
Estas tan grande e irreconocible—pude sentir el agarre de Ian intensificarse yo
solo me dediqué a rozar mi pulgar con el dorso de su mano para relajarlo.

—Hola padre, hace 19 años que no te veía—noté la rudeza de sus


palabras—ella es mi amiga Kiana—yo me acerqué a él y le extendí mi mano
en forma de saludo, él la tomó y le dio un breve apretón.

—Papá, vamos al sofá para que puedas acomodarte para que hables
con Ian—él asintió y nosotros los seguimos dejándonos caer de nuevo en el
sofá—creo que es mejor que esta conversación la mantengan en privado.

—No es necesario que te vayas—me susurró al oído, pero me negué.

—Si es necesario, yo iré con Leonor tu habla con él, sé paciente y solo
escucha lo que tiene por decir—me levanté y seguí a Leonor hacia la cocina.

—Así que eres su amiga, no esperamos que viniera acompañado. Mamá


nos dijo que posiblemente ni siquiera se dignase a venir—comentó Leonor.

—Pues no sé si pueda decir por completo que soy su amiga, realmente


solo soy una empleada del local de su madre; y de por sí nos llevamos muy
mal.

—No lo creería, él te mira diferente; incluso desde que llegaron tenía tu


mano tomada, de una manera tan fraternal. —Comentó Alejandra—era como
en esos libros que acostumbro a leer.

—Pues yo si te noté un poco incómoda, cuando estaban sentados. Te


veías un poco nerviosa. Pero bueno ya dejemos de atosigarla con el tema
Ale. Mejor háblanos un poco de ti.

—Bueno como ya saben trabajo en el café de Ann, en el estatal


estudio Diseño, y de vez en cuando doy tutorías, y bueno no tengo mucho
por contar quizá tengo una vida un poco monótona.
—Bueno, es bueno que estés independizada no todas las personas lo
logran—yo solo asentí ante las palabras de Leonor, la verdad era que nadie
sabía cosas acerca de mi familia o mi pasado.

—A mí me gustaría poder lograr independizarme a tu edad, aunque no


lo veo posible porque mi carrera a estudiar es un poco costosa—comentó Ale.

—Pues realmente, eso no es ninguna dificultad si te lo propones lo


logras. Llegar a ser independiente cuesta mucho al principio pero después de
todo se logra—ellas sonrieron—Leonor ¿Puedo hacerte una pregunta? —Ella
asintió—Si eres hija de Ann ¿Por qué no vives con ellos?

—Es un poco complicado, cuándo papá dejó a mamá Ian tenía don
años casi por cumplir los tres, y yo apenas tenía un año. De alguna manera
era mucho más apegada a papá; cuando decidieron llevar todo el tema a
manos legales papá exigió mi custodia. Yo solía ver a mamá pero pues era
esporádicamente luego nos fuimos del país hasta ahora que volvimos de
nuevo— yo estaba realmente sorprendida.

—Oh entiendo, pues es un poco complicado—La verdad era que no


sabía que decir.

—Veo que consiguieron de que hablar—entraba el padre de Ian siendo


ayudado por el anteriormente nombrado. Me salvó de caer en un silencio
incómodo. Las tres sonreímos.

Notaba el semblante de Ian bastante tenso, sus ojos estaban apagados


y un poco cristalizados. Él ayudó a su padre a sentarse en una de la sillas
del comedor y aunque creí que el también tomaría asiento, se disculpó y
salió a la parte trasera de la casa.

—Disculpen pero creo que necesita un poco de apoyo emocional—las


chicas me guiñaron un ojo y el señor me sonrió comprensivo.
Capítulo 8: Nunca es tarde para perdonar.

No me sentía en mis mejores condiciones después de haber hablado


con aquél señor que alegaba ser mi padre, por eso decidí salir; necesitaba
pensar en nuestra conversación porque por más de que tratara perdonarlo, su
abandono seguía presente. Porque realmente me había dolido crecer sin él y
no iba a ser fácil verlo como mi padre después de tantos años.
Me senté en el jardín tratando de contener mis lágrimas, pero me fue
imposible, la impotencia y la decepción habían invadido mi cuerpo y todos
aquellos recuerdos de niño me estaban doliendo más de lo común; mi pecho
ardía y mis manos temblaban si me parecía absurdo estar así pero me era
imposible, estaba tan absorto que no había notado la presencia de aquel
pequeño cuerpo a mi lado, tratando de acompañarme.

—Quiero estar solo, así que te agradezco que te largues para dentro
de la casa; no me place tener compañía—dije bastante borde. Pero lo que
menos quería era su lástima.

—Deja de ser tan borde por un momento, no me puedes pedir que me


marche cuando tú decidiste que yo sería quién te acompañaría a venir, así
que me soportas. Tienes que dejar de pensar que das lástima o creer que
todos te miran así. Yo no lo hago, entiendo que estas mal y estoy muy
segura de que necesitas compañía, así que aquí me tienes.
—Sé realista Niña, tu estas aquí por el simple hecho de que fui hasta
tu casa y te busque prácticamente te obligué a venir conmigo, así que no
vengas a decirme a mí que estas aquí para apoyarme y vete adentro de la
casa y déjame—no me dejó terminar y me abrazó, dejándome estático con
los brazos sin poder reaccionar, podrá sonar cliché pero el estar en esos
pequeños brazos hacia que de verdad me sintiera apoyado, pero no quería
sentirme así, por lo tanto la alejé de mí, esperando que se fuera pero no
igual se quedó.

—Quieres que te deje solo, pero mi vida siempre se ha basado en ser


la persona más terca de este planeta, así que no te voy hacer ni el más
mínimo caso, me trajiste ahora me soportas.

>>Créeme sé muy bien lo que es perder a tu padre, y a pesar de que


no son las mismas circunstancias no es nada fácil, mucho menos cuando
crees que pudiste haberlo evitado a toda costa, nunca creas que solo tú has
sufrido. Todos sufrimos de alguna manera la perdida y es posible que tu
padre esté muy dolido; piénsalo el perdonar no cuesta nada.
—Qué mala decisión tomé al haberte traído conmigo—le empujé el
hombro, podía ver que me hablaba con sinceridad—eres una insoportable y
odiosa niña.

>>Pero tienes razón cuando dices que todos sufren de alguna manera
la perdida, es solo que nadie se ha puesto en mis zapatos para poder
entender porque no quiero perdonarle lo mal que la pasé; y lo difícil que es
para mí verlo como mi padre.

—Me das la razón pero igual te cierras, te quejas de que las personas
te miren con lástima, pero como pides que no seas así si no dejas que te
ayuden; no puedes pedir que alguien se ponga en tus zapatos cuando tú
mismo no tomas la decisión de quitártelos—Se levantó bastante irritada—
¿Sabes qué Ian? No se puede ayudar a quién no quiere que lo ayuden.

Entró a la casa dejándome completamente solo, pensando en lo que


ella había dicho. Pero ya hace tanto tiempo que me había decidido por cuidar
de mí e interesarme por lo que me pasaba sin dejar a alguien entrar, todo
porque no quería la lastima de nadie. Desde los doce años preferí centrarme
en mis vicios y fingir ser feliz. Pero Kiana tenía razón en algunas cosas así
que había tomado una decisión. Me levanté y entré a la casa.

—¿Dónde está papá? —interrumpí las carcajadas de mi hermana menor


y Kiana, quien por cierto me miró mal.

—Papá está con Leo en su alcoba, dijo que se sentía muy cansado. Si
quieres puedes subir, su alcoba queda al frente de la escalera—yo asentí y
luego me acerqué a Kiana para susurrarle.

—Perdona mi actitud niña, ya hablaremos después de que vea a mi


papá—sin esperar respuestas ni miradas me marché.

Subí las escaleras un poco nervioso, la verdad no me complacía mucho


estar aquí pero era el momento perfecto para aceptar las disculpas de mi
papá; toqué la puerta recibiendo un sutil pase, al abrir me encontré a papá
durmiendo y a Leonor a su lado con un libro en la mano.
—Pasa Ian, él está dormido; pero suele gustarle que lean un rato más
luego de que se duerme—yo asentí—sé que para ti es muy difícil todo esto
pero te pido que lo entiendas—evité colocar mi cara de odio y solo asentí y
me acerqué a ella, quien se levantó de la silla dejando que me sentara—si
necesitas algo me llamas—se fue.

Era un poco diferente verle allí postrado en la cama, me gustaría decir


que lo recordaba activo jugando fútbol conmigo y cosas así, realmente no era
para nada fácil querer disculparlo, coloqué mi mano sobre la colcha que le
cubría y decidí que así sería más fácil hablarle.

—No creo que pueda llamarte papá cuando fuiste tú quien me causó el
más grande de los daños, no creo que esa palabra sea parte de mi
vocabulario. Tantos años con miles de preguntas que mamá no era capaz de
responder tanto tiempo para aparecer y pedir una disculpa. Tanto tiempo y
crees que cuando aparecieras iba recibirte como si te quisiera. Y sé que
estoy sonando duro y borde pero necesito sacar todo lo que pienso.

—Hijo—se despertó—me arrepiento tanto de todo esto. Pero tranquilo


dime todo lo que tengas para decir.

—No quiero decepcionarte pero no puedo, no me nace decirte papá y a


pesar de que lo eres no puedo verte como uno, aunque para tú descanso,
hoy entendí que nunca es tarde para perdonar y yo te perdono tantos años
de ausencia—me acerqué a él y deje un beso en su frente—descansa padre—
sin esperar respuesta alguna salí de la habitación chocándome con una mujer
rubia.

—Hola Ian, yo soy Maite la esposa de tu padre; es todo un gusto


tenerte en casa—yo solo asentí y seguí mi camino.

Si fui bastante grosero con Maite pero no quería serlo aún más con un
respuesta indebida o borde. Pero igual seguí mi camino por las escaleras.
Podía sentir una presión un poco extraña en el pecho tanto que no
dejaba de pensar que era paz o descanso por haber podido perdonar, y por
ir distraído no me fije; y sin querer hice caer a alguien cuando baje mi
mirada vi a un pequeño niño con un balón en sus mano.

—Tú debes ser mi hermanito Ian, ¿Quieres jugar? —el pequeño me


mostró su sonrisa y me ofreció su balón. Pude notar que teníamos cierto
parecido-
—Un gusto, tú debes ser Sandro—le di mi mano y tomé el balón—
pequeño prepárate porque voy a ganarte, él sonrió y corrió hacia el patio
trasero. Tal vez ella si tenía razón.
Capítulo 9: La despedida.

Estaba con mi pequeño hermano jugando muy entretenido a decir


verdad cuando todo pasó. Así como si nada, como una respiración que se
entrecorta como una hoja que cae sin avisar. Escuché el desgarrador grito de
Maite y supe que todo iba mal.

—¡Mi amor! ¡Leo por favor ven, tu padre no responde!—los gritos


causaban que una sensación horrible se ubicara en mi pecho, algo me decía
que se había despedido. Y que Kiana tenía razón.

—Ian, ¿Le pasa algo a papi? —el pequeño se acercó a mí con un


semblante de tristeza, sus ojos color aceituna estaban comenzando a
acumular lágrimas.

—Campeón, te voy a pedir que seas fuerte como Superman—me agaché


a su altura—papá te quiere ver sonreír—el solo asintió y me abrazó. Allí sentí
como sus pequeños brazos se aferraban a mí mientras comenzaba a llorar.

—Ian—volteé para ver a Kiana acercarse—es necesario que suban a la


habitación de tu padre—vi que trago duro y luego ubicó su mirada en el niño
que me abrazaba. El pequeño se soltó al escuchar la voz de su hermana
mayor.

—Sandro, acompáñame. Vamos para que te bañes y puedas ir a donde


papá—el niño se apartó de mí y fue con mi hermana menor quién traía sus
ojos rojos. Sandro se fue tomado de la mano pero algo me decía que ese
niño era más fuerte que yo.

—¿Vamos? —Kiana me miró dubitativa cuando le ofrecí mi mano, pero


igual la tomó y asintió.

Con cada paso que daba para llegar al lugar en donde todo se
transformaba en un caos, mi pulso se aceleraba y mi corazón martillaba
rápidamente contra mi caja torácica. Apretaba con un poco más de fuerza la
mano de Kiana quién con su pulgar hacia pequeños círculos en el dorso de
mi mano.
A pesar de no quererlo, un sentimiento de nostalgia se incrustaba en
mi pecho. Cuando llegué pude ver a Maite sosteniéndose del marco de la
puerta y con un llanto incontrolable. Miré el pequeño cuerpo a mi lado
buscando fuerza para entrar y mirar la situación, ella me empujó para que
entrara; me quedé petrificado a ver a mi padre respirando con dificultad y
abrazando a Leo. Luego de unos minutos pude ver a Sandro entrar y hacer
lo mismo que mis hermanas. Ese niño era increíblemente fuerte, nunca había
visto a alguien como él.

Cuando mi turno llegó Kiana me soltó la mano y me empujó, pude ver


a mi padre con sus ojos cerrados, y con su piel pálida; cuando tomé su
mano sentí su piel fría rozar con la mía. Tal vez ella tenía razón cuando me
había dicho que era el momento de perdonar. Pronto sentí como una lágrima
rozó mi mejilla.

—Ian, pequeño—mi padre habló pausado—no sabes… cuanto lo siento—


su voz temblaba y podía escucharse que le costaba respirar—siempre te a…—
y allí a media frase sentí su mano colocarse pesada y su respiración
detenerse. Allí a media frase se había despedido.

—Yo también te amo, papá y te perdono. Perdono todo lo que me


hiciste falta—y allí entendí que la vida te hace aprender que solo sabes lo
que tienes hasta que lo pierdes.

—¡Papi! —Sandro llegó a mí—Vamos despierta, no te duermas—mi


hermana Leonor lo tomó en brazos y se lo llevó rápidamente—¿Papá va a
despertar no es cierto? —fue lo último que lo escuché decir antes de que su
voz se perdiera por las escaleras

Yo salí detrás de ellos luego de unos segundos necesitaba aire, seguí a


mis hermanos hasta el patio, olvidando a Kiana en el piso de arriba. En el
patio trasero solo se escuchaban los lamentos y gimoteos de mis hermanos
unidos con los míos.

—Leonor si te parece, puedes subir y yo me quedo con Sandro—ella


asintió y se fue corriendo, al tiempo que mi hermano corría hacia mis brazos,
para continuar llorando.

>>Pequeño, papá está en un sueño profundo que lo llevará a otro lugar.


Pero te contaré un secreto a pesar de que ya no lo verás todos los días él
siempre cuidará de ti. Nunca dejes de sonreír al pensar en él, porque créeme
que el siempre querrá que seas feliz.
—Mi mana Leo, me dijo que él va a ir con papá Dios ¿eso es cierto? —
yo solo asentí y lo abracé—¿Crees que dentro de unos años lo volveré a ver?
—Sí, pero aún falta un poco para que lo veas de nuevo. Por ahora
siempre debes recordarlo—él asintió, y unos minutos después llegó Maite y se
lo llevó; dejándome con Kiana quién había acabado de llegar.

—Acaban de llamar a tu madre y Maite se ofreció a ir a buscarla, ella


no sonaba mal pero sé que le dolió esta noticia, ahora ¿cómo te sientes tú
con todo esto? —Pude notar su tono dudoso en aquella vocecita que sonaba
entrecortada.

—No sé ni cómo describir todo lo que estoy sintiendo, después de


tantos años no esperaba tener que verlo de nuevo, él me abandonó y se fue
como si nada. Aunque ya no puedo odiarlo, me sigue doliendo—sentí de
nuevo mis ojos nublarse—Kiana entiendes que después de diecinueve años sin
un padre el día que lo conozco se va, de nuevo—ella tomó mis manos. Y yo
me quebré

>> Me hubiese encantado haber hablado con él por más tiempo,


haberme puesto en contacto antes. Él lo intentó y yo no lo permití y mira
como es todo ahora, me duele aquí—señalé mi pecho y me dejé abrazar
soltando un llanto. Si tan solo lo hubiese pensado antes hubiese podido
disfrutar más de él—No sé qué pensar, me siento tan vacío al saber que
nunca le hablé por mi orgullo.

—Cuando te dije que nunca era tarde para perdonar te lo decía por
esto mismo, no te reproches el hecho de no haberlo hecho antes. El tiempo y
el destino son perfectos y cuando algo debe pasar así solo se da. Míralo por
el lado amable se pudo ir en paz sabiendo que ya había arreglado un poco
las cosas con su hijo. Y tú debes tener paz dentro de ti para que él pueda
descansar.

—Me siento como un niño indefenso que no sabe cómo dejar de sentir
dolor, que solo quiere que su mamá lo cuide como si hubiese tenido una
pesadilla—ella me abrazó y yo la dejé hacerlo, porque esta vez lo necesitaba
más que nunca. Y a partir de allí lloré, lo hice con la certeza de que alguien
me protegía.
Capítulo 10: Un Ángel de la guarda.

Ver la reacción de Ian me hizo recordar aquella perdida terrible que viví
hace unos años atrás, la cual me enseñó infinidad de cosas. Y aunque no
pudiese compararse; yo había pasado por exactamente lo mismo. ¿La
diferencia? Fue mi hermana y no mi padre.
Luego de ver a Ian llorar durante casi una hora decidimos entrar para
ayudar con lo que necesitasen sus hermanas; ellas decidieron que lo más
sano era que nos quedáramos con Sandro mientras se realizaba el papeleo
de la funeraria.
Me dediqué a preparar algo de cenar, cenamos los tres y decidimos
irnos a descansar, todos habíamos estado bastante alterados con la noticia,
Sandro incluso se puso un poco difícil a la hora de comer.
Las chicas ya habían avisado que el papeleo se tardaría debido a que
el cuerpo debía ser revisado por el forense, y la madre de Ian; había llamado
para decirnos que mañana por la mañana partirían hacia aquí. Así que me
tocaría pasar la noche con Ian.
*Dormirán en la misma habitación y tienen la casa prácticamente sola*
—Habló esa vocecita pervertida dentro de mi cabeza. Yo me decidí por
ignorar el comentario.
Mientras Ian le colocaba el pijama y preparaba a Sandro para acostarlo,
decidí que era buen momento para revisar mi teléfono, noté que tenía
mensajes de Ludo y de Cami.
Ludo:
Perra… Te fuiste y nos abandonaste a las tres 
13:45 p.m.
*Ludo agregó a Ashley <3 al grupo*
Ashley:
Será mala prima. ¿Dónde estás?
13:50 p.m.
Cami:
Seguro se escapó para coger con el papito del hijo de su jefa.
13:55 p.m.
Ludo:
Nos ignoraste.
20:30 p.m.
Pinches exageradas. No, no estoy cogiendo
con el engreído, si estoy con él pero luego les
cuento por qué.
21:00 p.m.
Después de responder subí a ver cómo iba Ian. Por fin luego de un
gran esfuerzo logramos que Sandro se durmiera, y decidimos hacer lo mismo;
así que entramos a la habitación de invitados.
Yo tomé mis cosas y me adentré en el baño que se encontraba en la
habitación; necesitaba tomar una ducha rápida. Cuando salí, noté que Ian
tenía la mirada perdida en la pared blanca así que me acerque. Mi sorpresa
fue más grande cuando me senté junto a él y vi que estaba llorando como
un niño pequeño, era increíble todo lo que lo había visto llorar desde que
llegamos; lo abracé y fui recostándome con cuidado de modo que quedó
acostado sobre mi pecho mientras sollozaba.

—Sé que en este momento no quieres escuchar ni una sola palabra de


consuelo, porqué nadie puede entender cómo te estés sintiendo pero; te
puedo asegurar que esto que estás viviendo, ese dolor y opresión en el
pecho hace ya algún tiempo lo viví—acaricié su cabello sintiendo como sus
gimoteos comenzaban a disminuir—esto que hoy sucedió te da la certeza de
aprender que las personas solo son prestadas y que es tu responsabilidad
cuidarlas, y disfrutar de su compañía. Ahora en el cielo tienes un nuevo Ángel
de la guarda, y él será quien te cuide desde allá arriba a partir de ahora—él
levantó su mirada y me causó una sensación de ternura su mirada que me
acerqué y le di un beso en su frente.

—Gracias—susurró, subió su mano y la pasó por mi cabello—Kiana


gracias, por estar aquí conmigo. Ayudándome a no caer—bajó su mano y la
enlazó con la mía.

Luego de un tiempo sentí que su respiración se hizo pesada, así que ya


se había dormido; intenté moverlo para poder acostarme bien, pero apretó el
agarre que tenía en mi mano. Así que decidí no presionarlo y tratar de
dormirme así, luego de un rato lo logré.

Me desperté sintiendo unas inmensas ganas de orinar, pero al intentar


moverme fue imposible, tenía sobre mi abdomen un brazo que tan solo me
permitía respirar. Como pude moví el brazo y corrí al baño y cuando regresé
noté que Sandro había entrado a la habitación. Estaba parado en la puerta
con su manta en la mano mirando como su hermano aún dormía.

—Hola pequeño—me acerqué a él y noté sus ojitos rojos—¿Quieres que


bajemos a preparar un rico desayuno para tu mami y tus hermanas?—él solo
asintió.
Bajamos sin hacer ruido, llegando abajo noté que había dejado mi
teléfono sobre la mesada de la cocina, al revisar noté que tenía un mensaje
de Ann quién me avisaba que ya venían en camino. Tomé lo necesario y me
dediqué hacer el desayuno con el pequeño Sandro.
—Buu—estaba tan concentrada que no sentí a Ian entrar en el lugar por
lo que me sobresalté a sentirlo detrás de mí.
—Mano te asustó—Sandro estaba carcajeándose, mientras su hermano
le seguía el juego.
Luego de eso, le ofrecí una taza de café a Ian quién la tomo gustoso.
Unos minutos más tarde ya estaba todo listo. Incluso ya estábamos todos
reunidos para desayunar. Al terminar nos informaron que era momento de
arreglarnos para ir al velorio del padre de Ian; el entierro sería mañana por la
mañana para esperar al resto de parientes.
Me decidí por un pantalón negro y una franela gris holgada, esperé a
que Ian saliera del baño para yo ir bañarme, lo que no me esperaba fue lo
que sucedió. Ian salió en toalla del baño dejándome ver su abdomen, el cual
no estaba nada mal. Sin duda alguna ese cuerpo me estaba llevando a
pensar muchas cosas.

—Creo que te buscaré un trapero para que seques tu charco de baba—


me guiñó un ojo y yo de lo apenada que estaba no pude responder y solo
me adentré en el baño.

Gracias a Dios al salir no me lo encontré pero si me encontré con Ann


quién estaba sentada en la cama con una fotografía en sus manos, me
acerqué a ella y noté que la fotografía era de ella y el padre de Ian, podía
notar las lágrimas que caían por sus mejillas.

—Oh cariño, no escuché que ya habías salido de ducharte—se secó las


lágrimas rápidamente—Muchísimas gracias por apoyar a Ian sé que está
haciéndose el fuerte—me abrazó y besó mi mejilla.

—No hay necesidad de agradecer nada, la verdad es que sé lo que es


perder a alguien y estar solo—ella asintió y se marchó a ducharse.

Al terminar de colocarme mis botas, decidí que lo mejor sería trenzar


mi cabello así que me senté frente a la peinadora y comencé a peinarme.
Cuando estaba a punto de terminar vi por el espejo a Ian adentrarse a la
habitación.
—Qué mala suerte, entré muy tarde yo esperaba conseguirte en toalla—
no pude evitar sonrojarme—Hey tomatito cálmate yo sé que te traigo loca.
Pero no es necesario que te sonrojes cada vez que te hablo—decidí ignorarlo
pero fue imposible hacerlo, cuando caminó hacia a mí.

—Serás idiota, he visto mejores cuerpos que el tuyo así que no te


creas. Y el rubor de mis mejillas es por el maquillaje—el rió a carcajadas,
mientras llegaba a donde yo estaba.

—Habrás visto mejores, pero niñita odiosa yo, yo sé que te pongo. Y


que te traigo loca—me susurró al oído, y luego se marchó.

Luego de casi una hora, por fin ya estábamos en el lugar del velorio, la
verdad era que estos lugares no me gustaban para nada; pero durante todo
el tiempo que estuvimos allí Ian no me soltó nunca la mano y eso me
causaba una extraña sensación de paz.
Capítulo 11: La perdimos sin darnos cuenta

Ha pasado una semana desde que regresamos de la casa del padre de


Ian, y como 'podrán imaginarse desde ese día no hablamos; ni siquiera me lo
he cruzado en el trabajo lo que me parece demasiado extraño. En fin, gracias
a Dios hoy culminaba el semestre así que tendríamos vacaciones por las
fiestas, si por las fiestas de navidad y año nuevo, así que podía descansar.

-Kia, necesito que hablemos- Cami se acercó a mí preocupada, íbamos


camino al apartamento.

-¿Qué pasa Cami? Tienes una cara de espanto- ella asintió dándome la
razón.

-He notado a Ash muy extraña, desde hace dos o tres días. No ha
salido del cuarto de invitados más que para comer, y ni siquiera ha hablado
de la universidad y de su novio- ella tenía razón hace algunos días que no
entablo conversación con ella.

-Tienes toda la razón, hoy apenas lleguemos al apartamento hablaremos


con ella-un extraño sentimiento de preocupación se instaló en mi pecho. Algo
no andaba bien.

Caminamos hasta el apartamento como siempre, al llegar dejamos


nuestras cosas en la sala y pasamos al lugar en donde se estaba quedando
Ashley, al abrir la puerta un grito se instaló en mi garganta y pude ver corre
a Camila hacia el cuerpo que yacía inmóvil sobre la cama. Tomé mi celular y
llamé a la ambulancia.

Me acerqué a ellas y cuando vi lo que se encontraba alrededor de


Ashley entendí todo, se había intentado suicidar, no digo que lo hizo porque
hasta ese momento aún podía sentir su pulso, inmediatamente como llegó la
ambulancia, Tomé un taxi y me fui al hospital, Cami se fue con Ash en la
ambulancia. Intenté contactarme con sus padres, pero no lo logré solo pude
avisarle a su hermano mayor.

No podía creer que estuviera pasando esto, mi cuerpo aún era


completamente incapaz de asimilar lo que mis ojos habían visto, era un
completo desastre una hojilla al pie de la cama, dos pastilleros vacíos y dos
sobres de color diferente con el nombre de Cami y el mío grabado.
Luego de lo que pudo haber sido unas dos o tres horas salió el
médico acompañado de una enfermera.

-Familiares de la señorita Copper- Cami y yo nos adelantamos, porque


Aston el hermano de nuestra amiga no había llegado- ¿Son familiares
directos?- negamos con la cabeza- Ya veo, ¿hay algún familiar directo?-
Volvimos a negar y él asintió.

-Doctor, lo que tenga que decir sobre el estado de Ashley puede


decírnoslos, su hermano mayor ya viene llegando- el doctor asintió.

-La señorita no sobrevivió, su organismo y su sistema nervioso


colapsaron ante la gran cantidad de droga que consumió, hicimos lo que
estuvo en nuestras manos, pero fue imposible revertir la sobredosis. Pueden
pasar a despedirse de ella, pero necesito que llegue lo antes posible su
familiar para tramitar el papeleo.

Mi mente estaba en shock hace tan solo una semana, había estado en
el funeral del padre de Ian y ahora esto, era imposible que ella hubiese
muerto. Si no se veía mal ¿tanto estaba disimulando? ¿Tan poca atención le
prestamos a sus actitudes? Era muy difícil procesar aquella situación.

-Kiana, necesito que reacciones. Estas hiperventilando- no entendía ni


una sola palabra de las que Camila me estaba diciendo desde los ocho años
que no me sucedía algo así. Estaba teniendo un ataque de pánico, de repente
mi campo de visión se volvió negro.

-Kiana- escuchaba el sonido de la voz de Ashley llamándome- Vamos


Kia, mira que llegamos tarde- de repente sentí como tomaba mi mano, y por
fin podía verla.

-¿Tarde? Pero ¿a dónde me llevas Ash?- no entendía a donde me


llevaba.

-Te llevo a nuestro lugar favorito- de repente estábamos en donde


solíamos reunirnos con Camila a tomar café- ¿Sabes? Nadie notará que ya
me fui, ni mis padres, ni Erick incluso ustedes no notaran que ya no estoy
allí. Decidí irme, porque ya era mi momento, no te pido que me entiendas,
esa es tu decisión- estaba a punto de decir algo pero no me dejó- Solo ve
al apartamento y haz llegar las cartas que deje en la habitación. Ahora te
cuidaré. Te amo Kia.
Sentí el olor a alcohol inundar mis fosas nasales, por lo tanto sacudí
mi cabeza y al intentar mover mi mano pude sentir la opresión en la misma,
poco a poco abrí los ojos para encontrarme con Camila mirándome con una
media sonrisa.

-Eres una idiota, casi me matas de un infarto allá afuera. Hace mucho
que no te sucedía esto, o bueno por lo menos no después de lo de tu
padre. Los padres de Ashley ya llegaron, junto con Erick están arreglando
todo el papeleo, lo más seguro es que decidan enterrarla mañana.

-No puedo creerlo Cami- iba a llorar justo cuando entró la enfermera,
indicándonos que en cuanto se terminara la hidratación podía retirarme-
Necesito que vayas al apartamento y tomes los sobres que estaban en la
habitación donde dormía Ash, los traigas aquí para poder dárselos a sus
destinatarios.

-¿Kiana?- Frente a mí estaba Aston, quien por cierto no me traía muy


buenos recuerdos- Llegue justo en el momento que te estaban ingresando en
una camilla- Cuando se sentó en la silla al lado de mi camilla fue que pude
determinarlo, era el mismo chico que se había instalado en mi corazón hace
año.

-Lamento mucho lo que pasó con Ash, me siento un poco mucho


culpable, no nos pudimos fijar en que estaba mal- el solo negó- pero ¿Qué
haces aquí? O sea me refiero a la habitación.

-Veo que no has cambiado y como siempre vas directo al grano- yo


solo volteé los ojos- como me provocaba que hicieras eso, aunque para
responder tu pregunta, quería saber cómo estabas. Veo que has cambiado
mucho- intentó tocas mi mejilla pero lo esquivé.

-Déjame decirte que sí he cambiado lo suficiente, como para volver a


caer en tus jueguitos- el se burló de mis palabras y negó con la cabeza-
¿Qué te parece tan gracioso?- estaba a punto de contestar pero nos
interrumpieron.

-Oh por Dios, mi niña. ¿Te encuentras bien?- era Ann quién venía
preocupada- noté que se te había hecho tarde y cuando llamé a tu
apartamento nadie contestó, así que llamé al edificio y me dijeron que habías
venido para acá.
-Cálmate un poco, a ver una de mis amigas tuvo un accidente, y
lamentablemente falleció. Al recibir la noticia tuve un ataque de pánico y
terminé aquí- Aston se dio cuenta de que sobraba y se retiró susurrando un
pequeño "permiso"- ahora si tu estas aquí ¿Quién está en el local?.

-Ian, llegó temprano hoy así que le pedí que se quedara- yo solo
asentí...

Luego de una hora aproximadamente, ya nos estábamos dirigiendo de


nuevo al apartamento, para ordenar y todo lo demás, cabe destacar que
cada persona recibió la carta dejada por Ashley, y eso me dejó más tranquila
aunque aún no entendía que había sucedido ese día.
Capítulo 12: Carta para Kiana

Querida Kia:
Sé que cuando leas esto, ya me habré marchado y ninguno podrá
entender mis razones para haber efectuado mi partida aún así quiero que
intenten sobrellevarlo. Desde hace unos meses debido a la presión y el estrés
de la universidad comencé a presentar ciertos cuadros de ansiedad, con un
toque de depresión. No diré que esto es completamente culpa de mis padres
pero en parte ellos fueron el detonante de estos episodios, todo por su
molde de perfección.
En fin, comencé la terapia pero ya nada era igual, las cosas
comenzaron a derrumbarse en mi vida, y me ahogaba la oscuridad que se
estaba presentando en mi cabeza ,Erick comenzaba a darse cuenta, hasta
que descubrió todo lo que estaba pasando y fue mucho peor, nunca les
escribí para contárselos porque no era justo preocuparlas.
El venir aquí con ustedes fue mi última travesía y experiencia y no me
arrepiento, pasé mis mejores últimos días pero necesitaba liberarme, en este
momento miles de lágrimas se aglomeran en mis ojos esperando a salir.
Porque si, Kia esta es mi despedida, porque después de hoy no nos
volveremos a ver, y yo estaré en un lugar mejor.
Fuiste la mejor amiga que cualquiera quisiera tener en su vida, y yo
aprecio que hayas estado en la mía, diviértete Kia, ama con locura de nuevo
y no te cohíbas nunca de todo lo que quieras hacer, mira que la vida se nos
escurre entre los dedos y nunca somos capaces de aprovecharla. Regala
sonrisas y miradas inspiradoras como esas que solo tú sabes dar y nunca,
pero nunca cambies.
Eres esa lucecita que me iluminó la oscuridad eterna que en mi cabeza
se centró, no te apagues. Porque eres fuerte Kiana, mereces cada logro y
cosa que tienes en tu vida. Nunca te olvides de mí y recuérdame con la
locura que tanto me caracterizaba. Te amo un montón y no quiero que dures
meses y hasta años llorándome, entiende que yo decidí que mi historia
terminara así, te amos.
Con mucho amor y cariño, Ash.
Capítulo 13: Feliz navidad, Niña
Hace una semana que había sucedido lo de la amiga de Kiana, y sí,
soy una completa mierda por no haber estado para ella, pero con lo
sucedido en casa de mi padres había decidido tomar un poco de distancia
para evitar sentirme atraído a ella.
Hoy era víspera de Noche buena y aunque me pareció muy raro, Kiana
había decidido pasar las fiestas sola en su apartamento lo sabía porque había
escuchado su conversación con mi mamá en el local.
-Ian, ¿Puedes venir un momento?- escuché a mamá llamarme desde la
cocina así que fui hacia allá.
-¿Sucede algo mamá?- ella estaba decorando un pastel el cual por
cierto se veía delicioso.
-Necesito que: primero tomes una ducha que ya te urge, y segundo que
te vistas bien; iremos a cenar en el apartamento de Kiana.- la miré
interrogante- No es justo que tenga que pasarla sola cariño, así que iremos a
acompañarla.
-Mamá, primero no entiendo porque no me preguntas primero si quiero
acompañarte y segundo no quiero ir- ella negó en cuanto a mi opinión.
-No es algo que esté en cuestión, simplemente iremos y ya. Así que ve
a arreglarte, tienes que estar listo antes de las diez- ella siguió con lo suyo y
yo me fui refunfuñando a mi habitación.
A eso de las diez de la noche ya estaba listo, esperando a mamá,
quién terminaba de preparar todo en la cesta que llevaríamos a casa de
Kiana. Cuando por fin estuvo todo listo, nos subimos al auto; a pesar de que
el edificio solo quedaba a tan solo unas calles habíamos decidido que era
mejor ir en él debido al frío que estaba haciendo. Al llegar subimos por las
escaleras y tocamos en la puerta de Kiana. Sin duda alguna estaba un poco
nervioso no sabía cómo se lo iba a tomar, y más después de tener
prácticamente dos semanas sin hablarle. Cuando abrió la puerta no pude
evitar soltar una pequeña risita, estaba en un tierno pijama de Mickey el
ratoncito famoso.
-Oh no esperaba tener visitas- vi cómo se sonrojó- ¿Qué hacen aquí?
No debieron molestarse en venir, no era necesario.
-Mi niña no es ningún problema, vinimos a acompañarte. Es todo un
gusto- yo susurré “todo un gusto” con ironía y pude notar que ella escuché.
-Pues ya que están aquí, sigan- nos dio permiso para entrar al pequeño
apartamento muy tiernamente decorado-Yo iré a cambiarme, si quieren
pueden pasar a la cocina a dejar las cosas; siéntanse como en su casa.
Después de una media hora ya estábamos en la sala conversando de
todo como si nos conociéramos desde hace año, después de un rato mamá
insistió en tomarnos fotos y comenzó lo que fue casi una hora de sección
fotográfica, a eso de las once y media mamá se retiró para ir calentando la
cena.
-Y ¿cómo has estado?- ella me miró confundida-¿Qué? ¿No puedo
preguntarte eso?
-¿Me estás hablando enserio? Tienes más de una semana sin dirigirme
la palabra, te la pasas esquivándome y ni siquiera me determinas durante mis
turnos en el café; ¿Y vienes a preguntarme como estoy?
-A ver deja la agresividad, solo te pregunte como has estado;
precisamente porque tenemos muchos días sin hablar ¿Qué tiene de malo?
-Eres…- dejó una pausa muy larga para continuar- he estado bien, solo
he tenido que lidiar con la muerte de mi mejor amiga, ah aparte de aceptar
que me vas a seguir ignorando. Pero si estoy muy bien.
-Pues Discúlpame si, simplemente necesitaba alejarme- me acerqué- y
termina de decirme ¿Soy?- ella se intentó alejar así que la retuve con un
brazo en su cintura.
-Eres un idiota, que le encanta confundir a la gente. Eres demasiado
sínico y descarado, y me caes pésimo- yo sabía que no era así, ella estuvo a
punto de seguir, pero mamá nos informó que estaba servida la cena, así que
la solté y ella caminó hacia la cocina sin dirigirme la mirada.
Cenamos tranquilos y después procedimos a recoger los platos e ir a la sala,
aquí en la ciudad era tradición ver los fuegos artificiales que indicaban las
doce, así que salimos al pequeño balcón del apartamento, mamá tomó mi
mano y me dejó en medio de ambas, en cuanto sonaron las doce nos
dijimos feliz navidad, pero puede notar que Kiana estaba llorando, así que le
hice señas a mamá para que me dejara solo con ella.
-Feliz navidad niña- ella solo asintió y me abrazó, dejando salir las lágrimas-
Hey ¿Qué sucede?- me separé un poco para poder verla a la cara.
-Sucede que es la primera vez que pasé una navidad sin mis amigas, incluso
sin lo que me queda de familia. Y pues el que ustedes esté aquí pues me
coloca un poco nostálgica.
-Mira, yo recuerdo que hace unos días una niña me dijo que ahora tengo un
ángel de la guarda en el cielo, y pues quiero recordarle sus palabras. Y, no
conozco tu pasado, no sabré tu futuro; pero conozco algo más importante
que es el presente y te puedo asegurar que no estás sola. A pesar de que
soy una mierda como amigo, pero no estás sola- la abracé y pude sentir
como me susurró un pequeño gracias.

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