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Así, la Fundación Hugo Pomar desarrolla programas terapéuticos a través de disciplinas como la
música, artes plásticas,escritura, fotografía, expresión corporal y dramática o creación
audiovisual. Ponemos el énfasis en el proceso creativo y no en el resultado estético de la obra,
utilizando la imaginación, la intuición, el pensamiento y las propias emociones.
¿Para qué?
· Para facilitar las relaciones interpersonales y la libre expresión de emociones, conflictos,
vivencias o dificultades.
· Para promover la comunicación, el bienestar emocional y el desarrollo personal desde la
integración de las dimensiones social y laboral y atendiendo, entre otros, factores
relacionados con la empleabilidad de personas en dificultad social.
¿De qué manera?
· Grupalmente, utilizamos la libre expresión a través del arte como un medio facilitador que
lleve a la persona a un contacto consigo misma y con el resto de las personas del grupo. Las
relaciones que se desarrollan entre la persona y su propio modo de expresión sirven para
estimular y prestar apoyo a las relaciones interpersonales que se abren a otras personas.
¿Por qué y cómo la creatividad, el impulso creador, puede ser tan útil en la relación
de ayuda?
Pintar, escribir, fotografiar, bailar, hacer música, va mucho más allá de ser algo accesorio,
añadido al tiempo libre o al ocio. La creación artística junto a los sentimientos y emociones
conforman la esencia de lo humano. El hombre se justifica como tal cuando pensamiento,
sentimiento, creatividad, arte y cultura aparecen proporcionados y actuando de una manera
globalizadora y armónica.
En ciertos momentos o situaciones las personas nos vemos sumidas en tal confusión,
negación, dolor o enfermedad que cerramos nuestras puertas a cualquier acercamiento y
perdemos la capacidad creadora para cambiar. Pero sin esta capacidad no es posible
resurgir, es por tanto la creatividad algo innato a todo ser humano y necesaria para vivir. En
palabras de Donald Winnicot, cuando se pierde la experiencia creadora, desaparece el
sentimiento de una vida real y significativa.
En resumen, con la creatividad movilizamos una serie de recursos psíquicos que empujan en
dirección hacia la salud, el desarrollo, el crecimiento, el cambio, la adquisición de
capacidades y de nuevos elementos de identidad y cuyo cumplimiento apunta a la realización
y a la construcción personal.