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PSICOLOGIA DE LA PERSONALIDAD

Unidad 2: Parámetros biológicos de activación del


instinto y temperamento. Epigenética, familia,
sociedad y cultura: influencia en la construcción de
la personalidad. -

Instinto y Temperamento:
El instinto se define como aquel complejo de reacciones exteriores, determinadas, hereditarias, comunes
a todos los individuos de la misma especie y adaptadas a una finalidad, de la que el sujeto que obra
generalmente no tiene conciencia.
En cambio, el temperamento hace referencia a las características de personalidad que se relacionan con
el humor, ya que tiene un fundamento puramente orgánico. El temperamento en el niño es el resultado
de la combinatoria entre la acción de los genes y el ambiente.
El Temperamento se relaciona con un estrato donde el instinto tiene lugar. Es la porción menos
consciente y razonable de nuestra personalidad.
La clasificación de los distintos temperamentos está determinada por el sistema nervioso y por la
influencia endocrina.
Temperamento Sanguíneo: son vivaces, alegres, les encanta ser el centro de las reuniones. Su sistema
nervioso rápido se caracteriza por la alta sensibilidad, suelen ser personas muy extrovertidas. Suelen
aparentar una mayor seguridad de la que poseen, con frecuencia toman decisiones basadas en los
sentimientos más que en la reflexión. Siempre se mantienen activos, buscan vivir el momento. Aspectos
negativos: suelen ser indisciplinados, con voluntad débil, provocan desconfianza, son desorganizados.
Temperamento Colérico: su sistema nervioso es rápido, pero desequilibrado. Es rápido y muy activo en
sus decisiones. Suele ser muy independiente y extrovertido, aunque no tanto como el de temperamento
sanguíneo. Se siente bien con muchas actividades, debe mantener la mente ocupada. Adopta decisiones
definidas y manifiesta su opinión. No le disgustan las adversidades, las promueve. No se rinde ante los
obstáculos que se presenten. Demuestra poco aprecio por la música y el arte y prefiere los valores
utilitarios y productivos de la vida. Toda profesión que requiera liderazgo, motivación y productividad son
ideales para él. Aspectos negativos: Puede ser profundamente hostil. Su explosividad puede ser muy
peligrosa, suelen ser más sensibles ante los problemas de los demás, no se conmueve frente a las
lágrimas. Suele ser cruel, cortante y sarcástico.
Temperamento Melancólico: poseen un sistema nervioso débil y con sensibilidad muy alta. Es
introvertido, aunque puede comportarse de manera contraria. Suele tener un nivel de inteligencia más
alto que los demás temperamentos. Disfruta de las artes, es perfeccionista y analítico, puede adquirir
toda una variedad de talentos. Fiel pero no consigue amigos con facilidad. Crítico, autodisciplinado y
sacrificado. Aspectos negativos: Suele ser depresivo, pesimista, sin iniciativa, es egocéntrico, tiende a
compararse con los demás, es rencoroso, voluble, rígido e intransigente.
Temperamento Flemático: con un sistema nervioso lento y equilibrado. Suele ser tranquilo, nunca pierde
la compostura y nunca se enfada. Es el temperamento más agradable de todos. Suele ser muy apático, sin
muchos dotes de liderazgo. Evita comprometerse y experimenta más emociones de las que demuestra.
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Su sentido del humor es natural, gusta de ambientes sociales. Cuando se involucra en algo puede llegar a
hacerlo con alto grado de eficiencia. Aspectos negativos: Suele ser lento y ocioso, le falta empuje y
ambición. Suele escudarse del dolor y también puede ser sensible, aunque no tanto como el melancólico.
Suele ser muy avaro, es muy terco, indeciso y temeroso.
De los temperamentos Básicos (Colérico, Sanguíneo, Flemático y Melancólico) ya mencionados, se
desprenden los siguientes:
1.- Temperamento Apasionado.
2.- Temperamento Nervioso.
3.- Temperamento Amorfo.
4.- Temperamento Apático.
5.- Temperamento Empático
Temperamento Apasionado: Posee una gran memoria e imaginación. Tiene una gran capacidad de
trabajo. Vive siempre ocupado. Tiene afición al estudio y le gustan todo tipo de tareas. Prefiere trabajar
sólo. Estudia de forma ordenada y metódica. Se destaca en lectura, historia, redacción, matemáticas. Le
interesa lo social, lo religioso y lo político.
Temperamento Nervioso: Abunda en sentimientos variables. De vitalidad tumultuosa, poco coherente y
desordenada. De una vida subjetiva con problemas interiores, tensiones, intensos goces y sufrimientos,
de imaginación fecunda e ingenio vivaz. Sugestionable, curioso. Tiende a sobrevalorarse.
Temperamento Amorfo: Su vida es dormir y comer. Es poco original, se deja llevar por el ambiente. Es
despilfarrador, impuntual, y carece de entusiasmo. Es social y extrovertido. Razona con mucha lentitud y
analiza las cosas de manera superficial. Huye de cualquier esfuerzo. Suele aplazar las tareas. Es torpe y
desordenado.
Temperamento Apático: Es cerrado en sí mismo. Es melancólico. Es irreconocible y testarudo. Es perezoso
y rutinario. Pasivo e indiferente. Carece de estímulo y actividad. Pobre de ideas, poco interesado en
actividades.
Temperamento Empático: Posee un sentimiento que supone el acompañamiento en dolor o sufrimiento
de las demás personas. Busca apoyar o ayudar, es comprensivo, sensible y accesible.

Epigenética:
Éste es un enfoque que ha surgido relativamente de forma reciente y con cierta polémica, respecto al
origen de la personalidad y los rasgos determinados en gran medida por los genes que posee cada
individuo desde su nacimiento.
Estudios realizados en los Estados Unidos, han develado que los niveles más destacados de heredabilidad
se pueden encontrar en aquellas evaluaciones orientadas a las aptitudes e inteligencia, seguido de
evaluaciones de personalidad, y en menor medida, relacionados con creencias políticas/religiosas.
Partimos de una correlación entre genotipo y ambiente. Al modelar la personalidad, surgen influencias
genéticas y ambientales que se entrelazan al nacer. En primera instancia, se puede precisar ambientes
específicos que propicien la activación de efectos en determinados genes. Por otro lado, los progenitores
transmiten a sus hijos biológicos, tanto los genes como un entorno familiar, y ambos dependerán de los
genes de sus padres. Esto quiere decir que existe una correlación innata entre aquellas características
que se hereden (genotipo) del infante y el ambiente en el cual se desarrolle. También sería posible que

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estos progenitores determinados por su grado de inteligencie, brinden a su hijo un ambiente que
estimulen intelectualmente tanto en la interacción con ellos, como a través de materiales tales como
libros, clases de música, visitas a centros culturales, y demás experiencias intelectuales. En este caso, el
genotipo del infante y el entorno propiciado estarán entrelazados de un modo positivo, y entonces el
niño podrá disfrutar de ambos aspectos (relación con sus padres, ambiente intelectualmente propiciado).
Asimismo, podría darse que aquellos niños inmersos en un entorno familiar con bajos recursos
intelectuales y poco inteligentes, tiendan a desarrollarse de un modo desventajoso debido a sus aspectos
heredados.
Podemos agregar, en algunos casos, los padres pueden desarrollar de un modo deliberado la
construcción de un ambiente que esté negativamente correlacionado con el genotipo del niño. Por
ejemplo, padres de un niño hiperactivo podrían intentar despertar su interés en aquellas actividades más
sosegadas. Del modo que sea, llegamos al punto que el genotipo del niño y su entorno, no son fuentes
que participen de un modo independiente a la hora de influenciar y sumen en el modelado de su
personalidad. Entonces, el entorno se convierte en una función de la personalidad del niño a través de
tres formas de interacción: reactiva, evocativa y proactiva.
Interacción reactiva: partimos de la base que dos personas distintas, expuestas a un entorno con las
mismas características, podrán interpretarlo, experimentarlo y hasta incluso, reaccionarán ante éste de
un modo diferente. Se da a lo largo de todo el ciclo vital. Cada niño con su personalidad extraerá su
subjetividad a partir del entorno objetivo, y esta subjetividad es la que modela el desarrollo de su
personalidad.
Interacción evocativa: decimos que la personalidad de cada individuo responderá de diversas formas
respecto a los demás. Este tipo de interacción, también ocurre a lo largo de toda su vida.
Interacción proactiva: en la medida que cada niño se desarrolla y crece, más allá del entorno
proporcionado por sus padres, en el cual se mueven, ellos mismos comienzan a seleccionar y desarrollar
sus propios entornos. A su vez, éstos modelarán su personalidad. En este caso, hablamos de un proceso
mediante el cual la persona se transforma en un agente activo del desarrollo de su propia personalidad.

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