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El último capítulo

© Adolfo Pérez Agustí (2016) edicionesmasters@gmail.com Madrid (Spain)


ISBN: 978-84-96319-35-6

Prohibida su reproducción total o parcial, sin permiso expreso del autor.


Quien desee contactar con el autor, puede hacerlo al email arriba expresado, en la
seguridad que será contestado.

El último capítulo “Si quieres saber cómo me siento, ponte mis zapatos y
cojearás igual que yo”

Autor: Adolfo Pérez Agustí

No lea este libro con escepticismo, así no logrará entenderlo. Le voy a proporcionar
un sistema ancestral y una creencia mística que le cambiarán radicalmente su vida y
pensamiento, sus relaciones sociales, laborales y familiares; pero debe abrir su
corazón a las posibilidades.

Ho’oponopono, el a ncestral sistema hawaiano, diseñado para la resolución eficaz de


los conflictos, está basado en la eficacia del perdón como herramienta decisiva. Puesto
que la permanencia en una situación conflictiva, sea a nivel familiar, social o laboral,
no aporta ningún beneficio, se insta a ambas partes a que solucionen sus diferencias.
Sin embargo, y puesto que con frecuencia ello no es posible por la ausencia de una de
las partes, el Ho’oponopono posee un procedimiento sencillo que llega hasta las
conciencias de las personas involucradas.

Tal es la eficacia de esta herramienta psicológica, que con apenas una hora de “trabajo”
la razón y los sentimientos se unen, y una fuerte empatía sale a relucir. Luego, el perdón
pedido y el otorgado, hacen el resto.

Ho'oponopono significa hacer el bien, lo correcto. En esencia, significa perdonar a los


antepasados, y también a las personas con las cuales se mantienen o han mantenido
relaciones. El propósito original del Ho'oponopono era corregir los errores que se han
producido en la vida de alguien mediante el perdón, la empatía y la reconciliación.
Ellos, nuestros ancestros hawaianos, incluían “Hala” (perder cosas por errar,
desobedecer), “Hewa” (tirar por la borda o hacer algo en exceso) y también “Ino”
(hacer daño a alguien con odio en la mente), aunque fuera de forma accidental.
El Karma (“para hacer”, “acción” u “obra”) tiene una base real y a lo largo de la
historia los videntes de la India lo inmortalizaron en el Veda, aunque sufrió mala prensa
cuando los misioneros europeos lo empequeñecieron denominándolo como "destino" y
"fatalismo". Hoy, los hallazgos demuestran que se trata de algo sutil y que abarca todos
los principios que gobiernan el universo, involucrando por ello las experiencias del
hombre, tal y como la fuerza de gravedad atrae a todos los seres. El Karma siempre ha
estado y está aquí, con toda su fuerza, incluso cuando las personas no lo comprendan ni
crean en ello.

Estos razonamientos, que implican la total responsabilidad de nuestras acciones, ha


sido razonado y explicado con detalle por materias psicológicas como la PNL de
Bandler y Grinder y, más recientemente, por las Constelaciones Familiares de
Hellinger. En ambas, se insiste en que mediante el reconocimiento de nuestras acciones
y pensamientos indebidos, es posible modificar de manera precisa y rápida nuestras
desafortunadas vidas. El Ho’oponopono añadió como requisito imprescindible el
perdón, algo que posteriormente asumieron Helen Cohn Schucman y William Thetford
en su manual “Un curso de milagros”.

Este libro establece un nexo de unión entre la teoría del Karma y las reflexiones del
Ho’oponopono, pues ambas nos llevan a la misma conclusión: Puesto que somos
responsables de nuestros pensamientos y con frecuencia de nuestros actos, solamente
mediante el deseo ferviente de no hacer daño y restaurar las consecuencias de nuestras
acciones erróneas, podemos alcanzar un bienestar que perdure toda la eternidad.

Como herramientas de ayuda, el Ho’opon opono nos entrega un mantra de efectividad


indiscutible (Lo siento, perdóname, gracias, te amo), mientras que el Karma nos invita a
ir al pasado para mejorar el presente.
A todas las personas:

No busquéis siempre las respuestas fuera, sea en un libro o un maestro. Observar,


escuchar y analizar; después, sacar vuestras propias conclusiones. Si solamente os
dejáis guiar por los expertos, quizá asumáis también sus errores. No pidáis
habitualmente consejos sobre lo que debéis hacer, ni que nadie os indique el camino
más acertado. El viajero debe intentar encontrar nuevos lugares, pues de no hacerlo
estará viviendo lo que otros han vivido, pero que quizá no le sirva a él.

Deseo que estas metáforas os inspiren y no busquéis que alguien las aclare.
Adolfo Pérez Agustí
CAPÍTULO 1
A propósito del destino
Los actos de amor atraen más actos amorosos, la malicia engendra malicia y cada
acción, Karma, continúa atrayendo hasta que pierde su magnetismo. Esto se cumple a
través de diferentes experiencias, o tratando de comprenderlo mediante meditaciones
espirituales, en lugar de con acciones.

"Lo que gira alrededor de algo llega de alrededor", dice una canción rural. La canción
insiste en que “lo que usted entrega retornará a usted” y en ello va implícito el
concepto hindú del Karma. La ley cósmica de causa y efecto nos lleva al concepto
esencial del Karma, asimilado igualmente por la mayoría de las religiones no-hindúes,
e irrevocablemente unido al concepto ético mundial.

Pero el Karma ha sufrido una asociación crónica con la palabra destino. El destino es
una idea occidental, derivada grandemente de las tres religiones de Abraham:
Judaísmo, Cristianismo e Islamismo y significa, con algunas variaciones importantes,
que la vida de uno ha sido fijada por elementos fuera de sí mismo. El Karma es
exactamente lo opuesto. “Es el cobarde y el necio quienes dicen que esto es cosa de su
destino”, dice el proverbio Sánscrito y añade Swami Vivekananda: “Pero es el hombre
fuerte quien se pone en pie y dice: Yo haré mi destino”.

Así que, es el hombre quien hace su propio Karma, su propio destino, y su destino
será lo que él haya tallado particularmente, pues todo depende de él, hasta su
carácter.

Cada cosa que hacemos y pensamos se une a nosotros de forma indeleble y las
reacciones de la naturaleza se incrustan juntas. Nunca nos podemos desvincular, ni
creer que los errores solamente los asumimos nosotros.

Todos y cada uno de nosotros tenemos un pensamiento libre, libertad para escoger y
mejorar. Podemos escoger crecer con alegría, o alternativamente, a través del dolor,
angustia y miedo. La ley del Karma no es una justicia o sistema de retribución por la
cual cualquiera que tenga mucho sufrimiento en esta vida supone un indicio de que es
una víctima de un “mal Karma”; una reiterada excusa para no asumir nuestra
responsabilidad. La mayoría de nuestras dificultades son simplemente el resultado de
nuestras propias creencias. Y para nuestro consuelo, no sólo los humanos sienten
remordimientos y sentido de culpa, pues las almas también pueden sentirlo, y con su
problema arrastran a no pocos humanos.

Por ejemplo, si una persona quiere asesinar a otro ser humano, no es el hecho en sí
mismo lo que atrae el Karma, sino que es el estado emocional y las creencias sobre su
Ego lo que le llevó al acto del asesinato. Eso creará posteriormente, como resultado, el
Karma, aunque en ocasiones este hecho ocurre en una vida futura.

La ley del Karma proclama que nosotros conseguimos lo que damos y recogemos lo
que sembramos. El hombre tiene poder para actuar, pero su poder acaba con el acto
realizado y su efecto no puede alterarse o anularse.

Todas las acciones, buenas o malas, producen sus consecuencias en la vida del
individuo que las realiza y si son acciones buenas o malas producirán efectos buenos o
malos en la vida presente. La ley del Karma es una ley moral que no sólo gobierna la
vida y el destino de todo individuo, sino incluso el orden del mundo físico.

Cuando usted ayuda o sirve a alguien, atrae a sí mismo la energía. Repartiendo energía,
paradójicamente, recupera y almacena energía; ésa es la ley. Básicamente, esta es la
Ley que gobierna nuestra naturaleza sin la cual el universo no existiría. Es, por
supuesto, en otro sentido, la Ley de Causa y Efecto. Cuando usted ayuda o colabora con
alguien (y esto incluye a la naturaleza), pone en movimiento una causa, y el efecto es
que su esfuerzo revierte en usted mismo.

Para que la propia ley sea más productiva, debe incluir sus trabajos y ayudas en algo
relacionado con su vida y sus propias necesidades. Si usted no cubre sus demandas le
será imposible ayudar a nadie, pues un tullido mal podría ayudar a un niño a no ser
atropellado. El problema es que muchas personas son insaciables con sus necesidades y
nunca encuentran momento y razón para ayudar a los demás.

Sepa que todo lo que hacemos regresa a nosotros, como la fortuna o el infortunio,
como la salud o la enfermedad, y todo el futuro depende de lo bueno o lo malo que
hayamos hecho en el pasado. Los resultados de nuestros actos se volverán contra
nosotros inevitablemente más pronto o más tarde, por lo que, indudablemente, todos
poseemos Karma.

Los cristianos insistían en que debíamos asegurarnos del resultado de nuestras


acciones, pues si la siembra no se efectuó correctamente no habrá nada que segar o
recoger en el momento del Día del Juicio Final. Los hindúes, no obstante, llegan a la
conclusión opuesta: “por todos los medios evite sembrar, porque si lo hace entonces
tendrá que segar algún día”. Esta es la misma actitud del yogui comparada con el
esfuerzo que solemos hacer los occidentales en la meditación.
En muchas culturas de la Polinesia quienes indudablemente no conocían los preceptos
del Karma-, también creían que es la persona quien debe asumir sus errores (llamados
hara o hala) que le han llevado a la desdicha. No había tal cosa como el destino y más
bien estaban seguros en que nuestros errores enojaban a los dioses, incluso atraían a los
dioses malévolos (el infortunio para nosotros). Así que efectuaban diversos ritos
específicos para 'desatar el error' y evitar la acumulación de varios de ellos.

El Karma número ocho, denominado tattva niyati, también contempla esta atracción por
los errores, que ellos explican como energía espiritual-magnética. Esta identificación
de su calidad magnética es una pista crucial para entender cómo el Karma "regresa", en
lugar de simplemente "sale".

Cada Karma, o acción, genera una vibración, una oscilación distinta de la fuerza, un
vasana, o inclinación subliminal que continúa vibrando en la mente. Estos vasanas
magnéticos se forman de presiones subconscientes y nos dicen que todo lo que nos atrae
es porque nos gusta. Los actos de amor atraen más actos amorosos, la malicia
engendra malicia y cada acción, Karma, continúa atrayendo hasta que pierde su
magnetismo. Esto se cumple a través de diferentes experiencias, o tratando de
comprenderlo mediante meditaciones espirituales, en lugar de con acciones.

Nadie puede escapar o evadirse de las consecuencias buenas o malas de sus hechos
y si las consecuencias no se pagan en esta vida aquí y ahora, con seguridad las
pagará en otra vida.

La vida es inmensa y variada. El ego tampoco se muere completamente y es esencial


para que se cumplan las reglas y no exista injusticia en el universo, pues nadie deja de
existir sin haber sufrido las consecuencias de sus hechos. La muerte es sólo un cambio
en nuestra vida; cierra el mundo físico nuestro y nos despierta en un mundo más sutil.
En referencia al término “ego”, deberíamos considerarlo como el “yo” o la valoración
que tiene cada cual de sí mismo.

En las islas Vanuatu (antes llamadas Nuevas Hébridas, Oceanía), la gente cree que la
enfermedad es causada generalmente por mala conducta sexual o la ira, hasta tal punto
en que nos aseguran que si estamos enojados más de dos o tres días, la enfermedad
vendrá. La terapia que contrarresta esta enfermedad es la confesión del error, el
reconocimiento y pedir perdón. Si no lo hacemos, el mal llegará, pero si rectificamos la
enfermedad no podrá asentarse.

Al igual que en muchas otras islas, incluyendo Hawái, la gente de Tikopia en las Islas
Salomón, y en Rarotonga, en las Islas Cook, creen que los pecados del padre caerán
sobre los hijos. Si un niño está enfermo, los padres son sospechosos de peleas o mala
conducta. Además de la enfermedad, el desorden social podría causar esterilidad de la
tierra u otros desastres. La armonía podría ser restaurada sólo por reconocimiento y
disculpa.

La cultura del Ho’oponopono intenta no dejar réditos en las malas acciones, y para ello
crearon lo que podríamos considerarlo como un Código Hawaiano del Perdón, y esto
es una idea importante, porque cuando perdonamos a los demás, ¿a quién estamos
perdonando? A nosotros, por supuesto.

En la Programación Neuro Lingüística, hay un dicho: "La gente está haciendo sólo lo
mejor que pueden con los recursos que tienen disponibles", algo que nos lleva al
perdón como herramienta de fácil aplicación, pues en ella está incluido el pueblo, las
personas, no solamente nosotros. Hellinger, el creador de las Constelaciones
familiares, por su parte, nos lleva insistentemente al pasado y reconoce la transmisión,
a través de las generaciones, de conflictos, preocupaciones familiares y modos de
comportarse que derivan en, o de alguna forma determinan, los problemas psicológicos
actuales. Podríamos considerarlo como un Karma occidental, pero como esta
perspectiva “hereditaria” no depende de la transmisión genética, es posible explicarla
mediante otros métodos.

En las tradiciones orientales, también existe una verdadera tradición de estar alineados
y limpiar las relaciones con los antepasados. En Japón y China, así como en la
tradición hawaiana, se cree que es importante alinear y solucionar los conflictos del
pasado que han dado lugar a las relaciones familiares defectuosas en el presente.

La idea es ajustar los patrones familiares que no deseamos y que no proporcionan el


beneficio deseado. No se mantiene la tradición familiar, y más bien se perpetúa el
bienestar como fin. ¿Qué sucede entonces, cuando ciertos temas generacionales se
pasan de padres a hijos, como la tristeza, el daño, el abandono o el rencor? Si le
aseguramos que mediante el Ho'oponopono usted podrá limpiar todo esto –su Karma-,
no le estamos exagerando.

Una acción se ha realizado por un deseo de lograr o disfrutar algo, pero para que una
causa quede ligada a un efecto y cada acción a su logro, el deseo y la acción deben ir
juntos, pues cuando se separan la conexión cesa. Nuestros deseos son innumerables e
ilimitados y muchos de ellos chocan entre sí, por lo que tenemos que escoger algunos y
desechar otros.

El hombre es un ser racional y está dotado del poder de discriminación y mando; con la
ayuda de este poder él debe provocar un orden en el reino de los deseos. Algunos de
ellos son para el goce de los placeres en este mundo, mientras otros lo son para la
perfección moral y la libertad espiritual. Los pensadores indios comprendieron que
toda la vida humana no debe dedicarse a la persecución de riqueza y placer, pues de ser
así el espíritu se atrofia. Esto se debe a que hemos tenido muchos deseos conectados
con este mundo que todavía desean ser cumplidos, y porque tenemos que sufrir las
consecuencias de los hechos realizados en nuestras vidas anteriores. Nuestros deseos y
nuestro registro de los hechos nos devuelven a nuestro plano físico. La vida aquí
presupone una vida allí y la preexistencia y post-existencia están implícitas en la ley
del Karma.

Somos nuestro propio Karma

Frecuentemente encontramos en la naturaleza la ley universal de causa y efecto,


especialmente cuando nos tratamos de curar de nuestras enfermedades y nos ponemos
en manos de la naturaleza y sus plantas. Eso nos demuestra que los dioses no están
separados de nosotros, pues somos una extensión de su vida y cuidarnos a nosotros es
cuidar a ellos mismos. Con esta relación mutua podemos entender que el Karma no es
algo infligido en nosotros por un dios o diablo o por cualquier fuerza externa, sino que
es nuestro propio ego.

G. Purucker escribió sobre ello, y significó que no hay un momento en nuestras vidas
que no deje una huella indeleble en nuestro cuerpo y mente. Todo cuanto hacemos
ahora, por fuerza ha tenido que ser planeado y deseado en algún momento de nuestra
vida, tanto lo bueno como lo malo.

Primero viene el pensamiento, luego el deseo y posteriormente la acción. No hay actos


irreflexivos y por tanto justificables. Todo hecho ha tenido que anteriormente estar en
nuestro pensamiento, ahora o en el pasado. La ley de atracción magnética nos explica
que cualquier cosa que llega a nosotros es porque debe haberse deseado algún día, a
sabiendas o no. Ese deseo nos ha dejado impresiones en nuestros átomos, nuestra vida,
y deberá manifestarse mediante alguno de los sistemas de expresión naturales: físico,
mental o espiritual.
La ley del Karma proclama que nosotros conseguimos lo que damos, recogemos lo
que sembramos. El hombre tiene poder para actuar, pero su poder acaba con el acto
realizado y su efecto no puede alterarse o anularse.

Todas las acciones, buenas o malas, producen sus consecuencias en la vida del
individuo que las realiza y si son acciones buenas o malas producirán efectos buenos o
malos en la vida presente. La ley del Karma es una ley moral que no sólo gobierna la
vida y el destino de todo individuo, sino incluso el orden del mundo físico.

La vida es gobernada a través de dos principios: el premio y el deseo. El deseo es la


fuerza más potente en nuestra vida y gracias a ello tarde o temprano nuestros sueños se
cumplen. Nosotros podemos conseguir casi cualquier cosa que deseemos si trabajamos
para ello, pero al mismo tiempo tenemos que sufrir los efectos buenos o malos de
nuestros hechos de acuerdo con el principio de la retribución. Este principio de
retribución es conocido como la Ley del Karma. Se premian o castigan todos nuestros
actos voluntarios que afectan agradablemente o desagradablemente a otros, de acuerdo
con la ley de la justicia del Karma. Esta ley es justa y adecuada, y demuestra que la
justicia cósmica debe ser estricta y distribuida de modo estable en la naturaleza, pues
de ello depende el equilibrio de acción y reacción.

Nadie puede escapar o evadirse de las consecuencias buenas o malas de sus hechos
y si las consecuencias no se pagan en esta vida aquí y ahora, o mañana, con seguridad
las pagará en otra vida, quizá nuestros descendientes, lo que nos lleva de nuevo a las
Constelaciones familiares, pero nos distancia del Ho’oponopono. A pesar de ello, a lo
largo del libro seguiremos insistiendo en el nexo entre estas filosofías.

REFLEXIONES
La persona que realmente vale…

-No se crece, ni se cree más fuerte cuando está en grupo. De ser así, se sentirá
desvalido cuando se encuentre solo.

-No necesita que le aplaudan para confirmar el buen hacer de sus actos. Con aplausos o
sin ellos, él ya sabe lo acertado o
erróneo de sus acciones. Los aplausos solamente confirman lo que ya sabía.

-Toma sus decisiones en solitario, pero tiene en cuenta las opiniones de los demás.

-Busca siempre caminos nuevos en su vida que le enriquezcan. La rutina, si la hay, le


sirve como soporte para la búsqueda de nuevas sensaciones.

-No busca la perfección, sino la superación.


-Los fracasos no le derrumban; más bien, le enriquecen al proporcionarle nuevos
conocimientos.
-No hace leña del árbol caído, pues sabe que en la humillación del adversario no está
el triunfo, sino su propia degradación.
CAPÍTULO 2
Y entramos ya en el Ho’oponopono
“Quedo con las piernas sobre la Tierra y llegaré al cielo con mi Espíritu”
Sobre Hawái

Hawái es un lugar muy único en todo el planeta Tierra. Primero, es el lugar más aislado
en términos de distancia, pues la tierra más cercana está a 2.000 millas. Cuenta con una
de las montañas más altas del mundo –el volcán Mauna Kea-, que tiene más de 10.000
metros de altura (incluyendo la mitad de la montaña escondida en el océano). Este
volcán es el más activo del mundo, donde el río de lava roja fluye durante años todos
los días hasta el océano.

También posee la segunda cascada más alta y el Gran Cañón del Pacífico, o cañón de
Waimea, ubicado en la zona oeste de la isla de Kauai. Aunque no es tan vasto o tan
antiguo como el Gran Cañón del Colorado, integra una auténtica maravilla geológica de
las islas de Hawái, pues durante siglos, el río Waimea ha horadado con su caudal estas
rocas volcánicas, dando forma a uno de los cañones más pintorescos del mundo. Tiene
un recorrido de dieciséis kilómetros y una caída de alrededor de novecientos metros.
Aquí se pueden ver restos de muy antiguas culturas de diferentes tribus humanas,
quienes utilizaban el código de Menehune, un lenguaje olvidado en los campos de
Petroglifos. Aquí vienen a dar a luz los delfines, donde los pequeños aprenden a saltar.
También existe la selva más segura en el mundo, sin serpientes o animales peligrosos
para los seres humanos. Allí se encuentran muchas especies únicas y autóctonas de
plantas y animales.

Pero en el Hawái de hoy no hay sólo belleza ecológica. Es el hogar de los Kama'aina,
los descendientes de los ancestros hawaianos, así como de chinos, japoneses
vietnamitas, europeos, filipinos, samoanos y estadounidenses. Anualmente llegan aquí 7
millones de turistas de todo el mundo, sobre todo para visitar Waikiki en la isla de
Oahu. Además de la ciudad de Honolulu, en Oahu, Hawái sigue siendo un lugar muy
tranquilo con caminos estrechos, caminos forestales y cascadas ocultas.

El pueblo hawaiano vivía cerrado a los dioses, honrando solamente a Aumakua, el dios
de la familia, posiblemente un ancestro divinizado. Con el apoyo de este dios se
formaban los rituales de curación. Y por supuesto, tenían un lugar adecuado en tiempos
pasados para ponerse en contacto con Aumakua, preferiblemente en Pohaku o Kane, un
lugar para experimentar altas energías. Una persona podría decidir sobre el proceso de
curación mediante el auxilio de los dioses o simplemente con las personas expertas.

Este lugar para entrar en contacto con los dioses permaneció hasta 1819 y
posteriormente pasaron poco a poco al olvido. En la actualidad, los hawaianos están
intentando de nuevo recordar las viejas prácticas, con el deseo de encontrar cuán
profunda sabiduría se esconde allí.

Al tratarse de uno de los lugares más aislados del planeta, esta circunstancia hizo que
sus gentes estuvieran más interesadas en las relaciones con las personas que vivían allí,
que en buscar nuevas relaciones. Los chamanes hawaianos sabían que la gente no puede
huir de los problemas sin resolver sus conflictos, y que éstos seguirían allá dónde
fueran, junto con la enfermedad.

Cuando las personas vivían cerca una de la otra en las comunidades pequeñas, los
chamanes podían predecir posibles problemas, incluso antes de que sucedieran en la
realidad. No eran adivinos, ni estaban inspirados por su dios; sabían interpretar los
acontecimientos. Para evitar los malos presagios, el chamán reunía a la familia
(Ohana), y a la gente del pueblo, para resolver incluso problemas pequeños, evitando
que se conviertan en grandes. Profundamente conscientes de las conexiones entre las
emociones fuertes problemáticas y los síntomas corporales, sabían que si la persona
mantiene ira en su cuerpo durante un largo tiempo, puede influir en el cuerpo de una
manera negativa, creando úlceras o enfermedades mucho más profundas.

Para las personas con problemas de salud grandes y graves enfermedades, los Kahunas
o sacerdotes, siempre usaban el Ho'oponopono como parte de la curación del cuerpo.
De esta manera sanarían las raíces del problema, no solamente una parte del cuerpo. Y
muy a menudo, las funciones del cuerpo cambiarían positivamente como resultado del
bien conseguido en la mente.
Los Kahunas sabían que el uso de plantas medicinales ayudaba en el proceso de
Ho'oponopono en algún grado, pero solamente para restaurar el cuerpo, pero no podían
lograr la curación si la parte espiritual seguía presente. Cuando en la familia había un
problema (enfermedades, emociones difíciles), todos los miembros de la familia se
reunían e investigaban sus propias intenciones y acciones hacia todos los demás. “La
idea de pedir perdón y perdonar era un proceso difícil y en ocasiones doloroso, pero el
resultado era una conexión más fuerte entre todos”. (Mary Pukui, 1958). Pero aunque el
perdón es importante, no era la única parte del proceso de Ho'oponopono.

Durante muchos años, la técnica de los Kahuna -heredada por Hewahewa, descendiente
directo de Pa’ao-, fue reconocida como el sistema sanador más importante de Hawái,
un Tesoro Viviente. Los sanadores habían aprendido a curar de su abuelo, quienes
vivían en la isla antes de que el capitán Cook "descubriera" Hawái para el mundo
moderno. Un Kahuana Nui era, pues, el sacerdote supremo, algo así como el Dalai
Lama budista. Llevaban practicando la curación desde que eran adolescentes y toda su
vida se dedicaba a ayudar a la gente a que ordenaran sus problemas internos y externos.
Su sabiduría era compartida por todos, no sólo en Hawái, sino por muchas personas en
el mundo moderno. Ellos insistían en que “en el cuerpo se reflejan las relaciones
sociales", y esta conclusión constituyó la base para entender nuestro viaje interior y
crear una vida más saludable.

Sus técnicas se basaban en el Lomi Lomi, un sistema de masaje tradicional que había
pasado a la clandestinidad después de que misioneros cristianos estadounidenses
llegaran en 1820 a la isla y lo prohibieran por considerarlo prácticas paganas. En 2001,
la Asamblea Legislativa permitió que los profesionales nativos certificados por la junta
médica de Hawái, pudieran ejercer estas habilidades.

Los Kahunas desarrollaron también habilidades de negociación, pues aunque no eran


jueces, actuaban como mediadores, siempre basándose en valores morales muy altos.
Para prepararse para esta misión y hacerse responsable de una buena gestión en el
desarrollo del Ho'oponopono, la persona tendría que ser preparada por otros Kahunas,
de forma similar a como ahora aprendemos la psicología en la universidad. Llevaba
tiempo, y se requería probar las habilidades y los valores adquiridos. Las personas que
no eran de confianza, que estaban dispuestas a controlar, despedir y abusar de otras
personas en su vida personal, no eran consideradas adecuadas para dirigir el proceso
de Ho'oponopono. Su vida y pensamiento, debían ser un ejemplo para la comunidad.
Los ancianos solían asumir esta responsabilidad y aprender bajo la guía de un chamán.
El mal uso de la práctica de Ho'oponopono podría considerarse como tóxico y crear
nuevas formas de abuso.

Entre las personas respetadas hoy encontramos a Kahu Wendell Silva –considerado
como Ahuna K Nui, (sumo sacerdote , quien posee gran experiencia sobre la cultura
)

hawaiana, el patrimonio, el protocolo, el canto, la música tradicional hawaiana y una


amplia formación en las tradiciones hawaianas espirituales, valores hawaianas,
ho`okupu y muchos otros rituales auténticos. Se le considera un solucionador de
problemas dinámicos y ayuda constantemente a personas de todos los ámbitos de la
vida y en diversas industrias y profesiones: el gobierno, la ley, la medicina, la
educación, la salud, la banca, la construcción, bienes raíces, viajes, alimentación, hotel,
restaurante, artes, sin fines de lucro. Está ayudado por su esposa Sharon Silva.

La evolución moderna

No existe una traducción fidedigna para el término Ho’oponopono, aunque se puede


explicar como “Hacer lo correcto”.

La tradición hawaiana de Ho'oponopono no era en sí mismo un elemento de


"pensamiento positivo", un proyectar a la persona ofendida palabras mentales con buen
propósito. Este enfoque proporciona la apariencia de curaciones "falsas", y para la
reconciliación se necesita unas reflexiones profundas y verdaderas.

Tampoco es el "perdón", tal y como lo concebimos en las religiones. La idea era


despertar el amor espiritual, aquel que se utiliza para la transformación de las
relaciones. Este proceso llega a todas las partes de la realidad de la persona, a sus
decisiones, valores y creencias, a efectuar acciones saludables en la vida real. Más que
reorganizar la mente, tal y como hace la psicología moderna, se insiste en reorganizar
los sentimientos; en el Tú, antes que en el Yo.

Así que en el antiguo Ho'oponopono se incluyen habilidades y experiencias como:

- La curación de enfermedades por malos hábitos de vida


- Las posibles influencias externas o esotéricas
- Las consecuencias de traumas pasados
- Las tradiciones familiares tóxicas.

Para hacer el tradicional Ho'oponopono, ambas partes del conflicto tenían que estar
involucradas. En caso de enfermedad física de una persona, todos los miembros se
reunirían en el proceso de curación, pues sólo con la asistencia plena se garantizaba la
curación a largo plazo. No había manera de rechazar una "invitación" de Kahuna
(sacerdote-experto) para el proceso de Ho'oponopono. Incluso hoy en día, cuando
Kahuna informa a la persona acerca de lo que se necesita para la curación, la persona
debe asumir la responsabilidad de hacer cambios en las acciones propias y enfocar al
problema.

Kahuna durante el proceso de curación de Ho'oponopono, intentaba la conexión entre el


mundo visible de los humanos y el invisible de los dioses, especialmente con Lono.

Lono era el Dios, bueno, uno de los dioses, el dios del crecimiento, de la lluvia, de la
paz, del deporte y de las cosechas. Eramuy conocido en la última parte de la historia de
Hawái, aunque los eventos relacionados con la llegada de los extranjeros son confusos.
Cuando James Cook (quien durante algún tiempo fue considerado como el dios Lono)
llegó a la bahía de Kealakekua en el tiempo del Dios Lono, la mayoría de la gente de la
isla estaba orando al Dios para la abundancia y la fertilidad de sus tierras. Así que no
es de extrañar le confundieran, pues la leyenda decía que habría una invasión y que
posteriormente Lono abandonaría la isla y volvería con los árboles blancos. Cuando la
nave de J. Cook (1728-1779) se hizo a la mar, los marinos vieron en la lejanía los
árboles blancos. Antes de estos hechos, la cultura hawaiana permaneció aislada de
otras culturas durante siglos y el sur de la Polinesia "olvidó" las islas hawaianas y el
resto del mundo no supo de su existencia. Por lo tanto, este hecho permitió que en
Hawái se desarrollase una cultura única. Hula, el famoso baile hawaiano, era la forma
tradicional de "hablar" con los dioses, mientras que el Lomi lomi era una forma de
masaje conocido por su poder único, así como Lua era el arte de usar el poder
espiritual.

Una de las diosas más recordadas en Hawái hoy es Pele, la diosa del volcán. Las
historias sobre Pele, que en forma de anciana se ponía delante de la carretera, de noche,
para detener un coche, todavía está viva. En los pueblos antiguos creen que Pele puede
tomar muchas formas y si las conoces, es mejor hacer caso omiso de ella. Aunque para
la mente de los extranjeros tales historias son sólo supersticiones, tenemos que recordar
que estamos viviendo una cultura totalmente diferente. Para entender las experiencias
de personas de Hawái, tendríamos que haber nacido en su cultura y vivir allí.

Nuevos tiempos para Hawái y el Ho’oponopono

La fuente más confiable de información sobre el Ho’oponopono escrita al respecto, se


puede encontrar en los dos volúmenes titulados Nana Yo Ke Kumu, que significa "Mira
a la Fuente", escrito por Mary Kawena Pukui, respetada maestra (kumu). Tiene un
carácter sagrado que debe ser considerado y por lo tanto lo podemos reconocer como
"Método hawaiano de reconciliación". Su trabajo ha tenido una influencia significativa
en la divulgación del sistema. Nacida en abril de 1895 y fallecida en mayo de 1986, y
más conocida como Kawena, fue una estudiosa de la tradición de Hawái, bailarina,
compositora y educadora. Ha sido nombrada como Tesoro Viviente de Hawái. La
lectura de su libro supuso una necesidad para entender este método, aunque fue
duramente criticada por hablar del Ho’oponopono. También es importante el libro de
Victoria Shook (Ho'oponopono: usos contemporáneos de un proceso de resolución de
problemas de Hawái) de 1986, como una explicación de la práctica de Ho'oponopono y
su interés en aplicarlo a la salud mental y para la práctica clínica en particular.

El Ho’oponopono para est as autoras, era recuperar la antigua práctica de mantener


relaciones armoniosas y la resolución de conflictos dentro de la familia completa.

Morrnah Nalamaku Simeona

Sin embargo, la persona que más ha influido en la divulgación del Ho’oponopono ha


sido la fallecida Morrnah Nalamaku Simeona (1913-1992), una nativa hawaiana que
ejercía como Kahuna Lapa'au (Kahuna "guardián del secreto" y Lapa'au "especialista en
la curación.") Su proceso estaba basado en la modernización de un antiguo ritual de
limpieza espiritual y demostró ser tan eficaz que fue invitada a enseñar su método en las
Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y a otras instituciones de
sanidad en todo el mundo. La introducción de los conceptos del Karma y la
reencarnación, enriqueció los criterios ancestrales sobre la resolución de conflictos,
junto con su aceptación de una presencia divina.

El trabajo de Morrnah Simeona se desarrolló durante más de 25 años por su alumno, el


Dr. Stanley Hew Len (Ihaleakala Hew Len), quien modificó el sistema original hasta
convertirlo en una versión actualizada que denominó Auto-I-DENTIDAD través de
Ho'oponopono (SITH). Ha publicado varios libros de sus enseñanzas y ha trabajado en
las Naciones Unidas, la UNESCO y Sanadores por la Paz en Europa.

No obstante, las versiones originales de Ho'oponopono todavía se practican hoy en


Hawái y son sustancialmente diferentes en el enfoque del método Simeona y de Len.
Incluyen:

1. Ho'oponopono a través de un estilo de sanación llamado Lomi Lomi, que produce


energía mediante las manipulaciones de puntos específicos y el trabajo en las
articulaciones. Esto se hace como parte del masaje lomi lomi o se puede dar como un
mero tratamiento bioenergético. En este método el cliente no está involucrado
activamente con el terapeuta y la intención es conectar el cuerpo con el espíritu
empleando los antebrazos.

2. Un método de resolución de conflictos, que incluye elementos de Mediación


Espiritual. Este método se utiliza en la familia, en el trabajo o los conflictos políticos.

3. Eliminación de las maldiciones, las fuerzas oscuras y posesiones, algo en lo que los
hawaianos creen profundamente.
4. Equilibrio en los terrenos y edificios que están llenos de espíritus, la oscuridad o
energía negativa, o que haya habido derramamiento de sangre. Los antiguos hawaianos
estuvieron constantemente enfrentados y hubo muchas batallas sangrientas. Ellos creen
que la huella energética de estas batallas permanecen en la tierra donde tuvieron lugar.
Para evitar más derramamiento de sangre o de conflicto en la misma tierra, limpian la
tierra de todas las energías negativas para que las generaciones futuras puedan vivir en
armonía.
5. El Ho'oponopono en los últimos tiempos se ha dado a conocer en todo el mundo y es
posible que se crea que la interpretación de la tradición hawaiana -entendida de una
manera moderna-, no tienen mucho que hacer en el propio Hawái.
6. Cualquier método que tenga la intención de ayudar a crear una vida más feliz, es útil.
Lo importante es reconocer la diferencia entre los métodos tradicionales y la
metodología moderna, aunque sólo sea por respeto a la cultura hawaiana.
7. El Ho'oponopono tradicional, se llevaba a cabo en presencia de todas las personas
involucradas. Hoy en día, a menudo no es posible, pero el enfoque tradicional debe
conocerse para tratar de conocer a las personas y sanar las relaciones.
8. El enfoque tradicional es esencial para realizar las acciones que conduzcan a que la
persona tenga posibilidad de expresar sus intenciones puras y valores altos, pues las
buenas intenciones no sirven si no van respaldadas por acciones.
9. En el enfoque tradicional no había una persona pidiendo perdón mentalmente, si
alguien había sido herido. Cada delito contra otra persona tenía que tener la
satisfacción con la reparación del mal.

HO'OPONOPONO: como método de curación emocional

Hay, indudablemente, un sistema, un método, en la forma en que debemos practicar


Ho’oponopono para lograr los beneficios que necesitamos. Como ventajas adicionales,
sabemos que podemos hacerlo para nosotros mismos, para el prójimo y hasta para
solucionar conflictos con las personas ya fallecidas. También, y esto es muy importante,
lo podemos realizar en solitario y sin ayuda de maestros o guías. No nos debe extrañar,
por tanto, que haya alcanzado tanto reconocimiento en todo el mundo.

Lo que es notable acerca del Ho'oponopono es que permite a todos los participantes
pedir disculpas, perdonar y seguir adelante con su vida en la comunidad.

Este antiguo sistema hawaiano es ahora utilizado no solamente para la reconciliación,


sino también para el estrés, resolución de conflictos con los ausentes y para restaurar la
energía perdida por el rencor.

Aunque aparentemente desvinculado con la psicología moderna, su entendimiento


proporciona sabiduría y transformación en las creencias espirituales. No se opone a
ninguna creencia, más bien, las refuerza promoviendo la Ley Universal de la
interconexión de la vida.

Proporciona los medios prácticos de cómo podemos participar en la transformación de


la conciencia en el individuo y en el colectivo universal. No promueve el aislamiento,
sino la integración.

Métodos de Reconciliación
En el proceso de resolución de problemas se pueden utilizar diferentes sistemas:

Una de ellos es la distinción entre el "Ho'oponopono" hawaiano tradicional y el otro


los métodos modernos inspirados en él. Luego veremos cómo se realizan las sesiones
especialmente diseñadas usando el estilo hawaiano y también los métodos de
reconciliación actuales que tratan de promover el entendimiento mutuo y la armonía,
mediante el análisis de las situaciones reales y ejercicios de rol.

Una sesión tradicional


La sesión estaba dirigida tradicionalmente por un sanador (kahuna lapa'au) o miembro
de la familia de alto nivel.

Previamente, la reunión comienza con una oración (pule), fortaleciendo el compromiso


emocional de los participantes. La persona sabia da la bienvenida a los participantes,
dándoles las gracias por su disposición para participar en la sesión, y hace hincapié en
que toda la culpa debe ser evitada, que todos están en la misma situación dolorosa y
están tratando de resolverla juntos.

1. La primera fase consiste en identificar cuál es el problema (Kukulu kumuhana). Cada


sanador miembro de la familia, tiene una gran responsabilidad aquí, ya que es necesario
introducir la situación de una manera que no ofenda a ninguno de los participantes
desde el principio, una muy difícil tarea que requiere mucha preparación. Esto está
inspirado en el original de Kukulu.

2. Una vez que los participantes están listos, el líder establece la transgresión, (hala) la
acción que ha causado el problema. La víctima y el agresor están enredados en una
relación negativa que debe ser curada.

3. La persona sabia pide a todos los participantes que compartan su experiencia


personal (mana'o). Todos escuchan atentamente los discursos de los otros. El punto no
es culpar a nadie más, sino compartir la propia experiencia y sentimientos personales,
para resolver el conflicto. Se indica la razón del sufrimiento.

4. A continuación, se invita a confesar lo que han hecho mal, y se disculpan y reciben el


perdón (mihi). Esto permite la desvinculación con los nudos negativos" (kala),
permitiendo a los participantes restaurar una relación armoniosa. A veces la gente
explica lo que deberían haber hecho, pero no hicieron y en ocasiones manifiestan lo
claramente erróneo, lo que ha contribuido directamente al problema. En todo caso, cada
participante asume la responsabilidad de la parte que han desempeñado en la creación
del problema y piden perdón a toda la comunidad de participantes. Se espera que los
otros participantes perdonen.

5. La fase de cierre (PANI) es una declaración de que el problema está resuelto y no


será traído de nuevo. La persona sabia pide a todos los participantes que hagan una
promesa, un compromiso que se respete, siempre desde un plano realista y factible.
Esta última parte incluye una oración de cierre (pule ho'opau). El líder y las familias
por lo general comparten una comida después del final de la sesión.

¿Es posible universalizar una tradición local?

Tal vez lo más sencillo es decir que esto no es imposible. El Ho'oponopono pertenece
desde siempre a la comunidad de nativos de Hawái, y debe ser considerada como un
tesoro cultural para toda la Humanidad, pero se deben adoptar medidas para permitir
que los nativos de Hawái continúen usándolo como lo han hecho durante siglos. Sin
embargo, la esencia de Ho'oponopono, con su notable poder de disculpa y perdón, la
resolución conjunta de problemas, y la transformación no violenta de conflictos que no
deja a nadie fuera, debe extenderse tanto como sea posible en todo el mundo,
especialmente en estos tiempos difíciles, cuando la violencia y las represalias reinan.

Aunque reconocemos y agradecemos que este sistema hawaiano pueda ser secularizado,
simplificado y estandarizado, debemos ser fieles al término "Ho'oponopono" como un
proceso tradicional que ha servido durante siglos a la comunidad de Hawái.

La antigua sabiduría de Hawái nos puede proporcionar pistas sobre la importancia de


asumir la responsabilidad de las propias acciones, disculparse, perdonar, y hacer un
verdadero compromiso con la armonía. Por eso sería un gran error mantener esos
tesoros escondidos en Hawái. Al mismo tiempo se debe mostrar mayor respeto por lo
tradicional hawaiana.

Victoria Shook, obviamente, es una creyente incondicional, y dedica todo un capítulo a


legitimar el Ho’oponopono como un tratamiento adecuado para la psicoterapia. Para
ello emplea argumentos sobre que la moderna psicología debe estar dispuesta a aceptar
los antiguos enfoques para la resolución de los conflictos. Insiste en que ahora hay una
tendencia universal en las personas para emplear medios alternativos para satisfacer
las necesidades psicológicas.

Mi experiencia apoya esta afirmación; sin embargo, en mi opinión, ello se debe también
al creciente rechazo a las terapias científicas y académicas. Desde la perspectiva del
Ho’oponopono vemos la posibilidad de fusionar tradición con modernidad,
aprovechándonos así de la sabiduría de todos. Esta práctica ancestral es culturalmente
significativa y se suma a la tendencia hacia una mayor individualización, pero quizá
destruya el impacto del Ho’oponopono como un método para resolver problemas
colectivos, y no tanto individuales. La idea inicial, de trabajar con las personas y las
familias, tal y como propugnan las Constelaciones familiares, es necesario conservarla,
pues la necesidad de pertenencia a un grupo que tiene el ser humano, así lo exige. No
obstante, en la práctica moderna, la individualización del sistema es su mayor virtud:
por fin ya no necesitamos la ayuda de un terapeuta, ni el trabajo en grupo.

Shook se reitera en la defensa de los contenidos de esta práctica para lograr una salud
mental viable, aunque se contradice en su sincero deseo de "revivir" la práctica
preservando sus componentes únicamente hawaianos. La idea que tenemos todos, sin
embargo, es hacer viable y sencilla esta práctica. Sus esfuerzos por establecer
Ho’oponopono como modelo de trabajo social mediante prácticas colectivas, es menos
eficaz. Tampoco parece más acertada la idea de convertirlo en una rama de la
psicología con el fin de conseguir la salud mental. Es, sencillamente, un sistema para
resolver conflictos.

Lo que parece más adecuado es conservar el Ho’oponopono como un sistema para la


reconciliación mediante el actual trabajo individual, habida cuenta de que mantener
juntas a las personas en conflicto y a sus allegados, no es posible en una sociedad tan
individualista como la actual. Así que nos vamos de nuevo a los postulados del Karma
cuando nos piden que nuestros cuerpos emocionales y en ocasiones los físicos, se
involucren en lo que podíamos definir como un planteamiento de intenciones. Este
propósito no podría lograrse por sí mismo, pero el alma proporciona la posibilidad y
esa posibilidad alimenta la esperanza y con ella la vida.

El último objetivo es vivir la vida de semejante manera que nosotros no tengamos


ningún Karma personal, que no arrastremos rencores en nuestra conciencia. Podemos
hacer eso siendo perfectos o enmendando nuestras acciones. Ser perfectos es mucho
más interesante, nadie lo duda, por lo que la mayoría de las personas acepta la premisa
de intentar, más o menos, lograr el propósito del alma y rectificar cuando aún tienen
tiempo, con el fin de labrar su destino. Así, nosotros trabajamos para eliminar cargas
que pudieran haber sido creadas en el pasado o el presente y en las vidas pasadas.

La doctrina kármica es que cada pensamiento y hecho origina una cadena inmediata de
causalidad y actúa en cada plano en el cual esa cadena forma parte. Pero ¿cuál es este
hábito primordial natural que hace que una causa produzca una reacción? Si lo
hablamos “cósmicamente”, podría deberse a los seres espirituales que han estado antes
que nosotros, pero mucho me temo que no hay ningún dios fuera de nosotros que nos
dicte nuestro destino. Nosotros somos agentes libres, como niños frecuentemente, como
dioses en ocasiones. Tenemos el pensamiento libre, la inteligencia y la conciencia,
morando en un universo del que nosotros somos partes inseparables que nos permite
adoptar igualmente formas más personales e individualizarnos.

El Ho’oponopono nos conserva nuestra individualidad e insiste en el pensamiento libre.


Nos asegura que toda acción tiene una consecuencia y también todo pensamiento, del
cual somos los únicos responsables. Y puesto que no hay un dios que premie o castigue,
se unifica con la teoría kármica para que seamos nosotros quienes recojamos el fruto de
nuestra vida. Si algo hicimos mal, hay que rectificarlo, incluso aunque la persona
dañada esté muerta.

REFLEXIONES Cuando aún tenemos tiempo Di demasiados portazos, en lugar de


abrir puertas. Dije muchas veces “te odio”, y se me olvidó decir “Te quiero”.

Aprendí a decir que no con rapidez, y borré el “sí” de mi lenguaje.

Creí que quererse a uno mismo, era olvidarse de los demás. Luché por tener dinero y no
quise compartirlo.

Dije “no me comprendes” cuando en realidad no supe explicarme.

Me volví exigente con los demás y benévolo conmigo. Inventé historias ajenas,
denigrando su honor. Me quejé mucho y solucioné poco.
Se me olvidó que la necesidad de afecto la tienen todos. Critiqué una y otra vez, pero
reprimí los aplausos.

Teoría psicológica compatible

Llevamos dentro de nosotros como partes de la mente inconsciente, a todas las personas
y acontecimientos importantes en nuestras vidas que se parecen mucho a los arquetipos
de Carl Jung, a saber:

La sombra

Que refleja elementos más profundos de nuestra psique, donde surgen disposiciones
latentes que son comunes a todos nosotros, incluso los objetos.

El alma

La ruta a la comunicación con el inconsciente colectivo. Representa nuestro verdadero


ser, a diferencia de las máscaras que nos ponemos cada día y es la fuente de nuestra
creatividad.

El Syzygy (la pareja divina)

Se conoce como sicigia y representa la integridad y la terminación. Aporta gran


potencia y se puede encontrar en combinaciones religiosas, sirviendo como ejemplo la
Santa Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
Él mismo

El yo no es sólo "yo", sino Dios. El espíritu es el que conecta y es parte del universo.
Es el todo coherente que unifica tanto la conciencia como la inconsciencia.
Encontramos otras definiciones bajo las palabras nirvana, armonía y éxtasis.

Arquetipos mentales del Ho’oponopono Arquetipos familiares


El padre: El controlador, la firmeza. La madre: La alimentación, la crianza El niño: El
inicio, la salvación

Arquetipos históricos
El héroe: Salvador, campeón
La doncella: Pureza, el deseo
El viejo sabio: El conocimiento, la orientación El mago: Misterioso, poderoso
La madre tierra: Cobijo, naturaleza
La bruja o hechicera: El peligro
El tramposo: Engaña, oculta

Arquetipos animales
El perro fiel: lealtad incondicional
El caballo perdurable: Nunca darse por vencido El gato tortuoso: auto-servicio

Antes de que Sigmund Freud desarrollara el concepto de la mente consciente y la mente


inconsciente, e incluso antes de que la psicología estableciera sus funciones, las
enseñanzas antiguas de Hawái tenían un sistema muy desarrollado de psicología que se
identifica con las tres mentes del hombre: la mente Consciente (Uhane), la mente
Inconsciente (Unihipili) y la mente Consciente Superior (aumakua).

En la manera de pensar de Hawái, las 3 mentes se mantienen separadas una de otra, ya


que es la manera en la que la Humanidad puede acceder al Mana -Fuerza Universal-
que proporciona un arco iris de puente entre los Minds o reinos de la existencia. Cada
mente es distinta de las demás y tiene funciones separadas y distintas. La mente
consciente no puede percibir la mente Inconsciente, ni la consciente Superior
directamente, excepto en ciertos estados de conciencia. Las tres mentes comprenden la
familia interna, que se une a la divinidad.

La mente consciente -La madre

La mente es la razón o razonamiento lógico y cree que resuelve los problemas y que
puede controlar las experiencias y sucesos. Los hawaianos, sin embargo, saben que
somos no sólo nuestro intelecto o mente Consciente. La mente consciente y la mente
inconsciente se conocen colectivamente como una sola alma.

La mente Inconsciente -El niño

Unihipili significa saltamontes y controla las funciones de la física corporal. En la


ciencia occidental esto se reconoce como control a través del sistema nervioso
autónomo. Supone una parte muy importante para la salud y la estabilidad emocional,
algo que era plenamente conocido por los antiguos hawaianos. Ellos decían que se
sentían conectados con el todo y que actuaba en unión a la mente consciente, como una
madre permanece unida a su hijo. La intuición forma parte de la mente inconsciente.

La mente superior -El padre

Definida como Aumakua, explica que estamos creados por igual de materia y espíritu,
no como un imán, pues se trata de un aspecto que se manifiesta entre la materia y el
espíritu. Todas estas cualidades mentales llevan en ellas una fuerza invisible o energía
llamada Mana. La mente Superior Consciente, por su parte, siempre está conectada a la
Divinidad. Esta asombrosa conexión mental mantiene la fuerza de los seres vivos y la
energía vital, así como facilita la sanación y espiritualidad.

Aunque no existe una comunicación directa entre la mente consciente y la superior, hay
dos formas en que la mente superior y la consciente pueden conectarse: En primer lugar,
hay una conexión indirecta a la mente inconsciente a través del Aka, las cuerdas que
actúan como un medio para la transmisión de Mana. En segundo lugar, la mente
consciente puede acceder directamente a Mana, que es etéreo en calidad y ambas
pueden recibir comunicación. Es por eso que tantas culturas han creado sistemas de
meditación y otras prácticas que alteran la conciencia.

Aunque creamos que nada nos enseñan los ancestros hawaianos, y que disponemos
ahora de técnicas que anuncian que somos capaces de devolver a las personas a
experiencias de sus vidas pasadas, no hay nada de nuevo en la hipnosis y las
regresiones, que antes no haya sido empleado con otros nombres y otros sistemas. El
problema es que la masa científica tiene el control de lo auténtico y la autocensura en
este ámbito es sumamente intensa. Eso hace que nadie pueda expresar públicamente sus
convicciones religiosas, morales o sociales, y frecuentemente ni siquiera entre sus
amigos o familiares. Cualquier filtración a la prensa sobre ideas particulares del más
allá puede hundir la carrera de un político. Y el Ho’oponopono no se encuentra mucho
mejor comprendido. Si fuera tan eficaz ¿por qué seguir con los juicios de premio y
castigo según opinión de un juez? Tantos años de estudios legislativos y ahora llegan
unos hawaianos para decirnos cómo debemos resolver nuestros conflictos –parecen
decir los elitistas licenciados.
Beneficios del Ho’oponopono

Pero la gran diferencia es que con la herramienta del Ho’oponopono se consigue un


correcto equilibrio en el individuo y el sistema social. Funciona en el nivel físico,
mental, emocional y finalmente espiritual. Se profundiza en los recuerdos traumáticos y
tóxicos creados a veces hace mucho tiempo. El conflicto entre personas adquiere una
mayor dimensión y se entiende mejor, y si se comprende acertadamente la solución es
más eficaz y rápida. Con su práctica –finalmente-, hay una mejora en las relaciones
humanas de la vida privada y profesional.

Ho'oponopono trae la salud de nuevo y para ello emplea la oración, conversaciones, la


confesión y la preparación para las acciones correctas bajo la técnica Pono, que son
necesarias durante el proceso. Al final del ejercicio, se crea un proceso que descubre
las acciones equivocadas y obliga a los participantes a cumplir las promesas. Cuando
los problemas han sido profundos, nuestros antiguos solían pedir ayuda al Dios
Aumakua en el templo Kane. Ahora quizá no sea necesario el concurso de la divinidad,
aunque hay divulgadores que lo mencionan reiteradamente.

Reglas Pono

Ho'o significa "hacer", mientras que Pono significa el modelo de comportamiento


adecuado en base a valores de la cultura más altos.

Antes de que los occidentales llegaran a Hawái, la regla principal de la familia


(Ohana) era Pono, la claridad de intenciones, las reglas sanas de beneficio en general,
apoyar la salud de la sociedad.

Cuando el problema de Ohana ocurría, alguien podía elegir mentir o actuar con bondad,
y mientras se manifestaba esa intención se buscaba el apoyo de Aumakua (el padre),
pues en caso contrario habría problemas graves. Cuando había gran participación de
todas las personas, se lograba la armonía entre las personas y los dioses.

Cuando los problemas físicos ocurrían, el Kahuna (sacerdote) pedía ayuda. Su trabajo
consistía en encontrar las raíces del problema, primero poniéndose en contacto con
Aumakua, y la respuesta vendría en sueños, visiones y símbolos. Aumakua estaban
ayudando a elegir el remedio determinado.
Se requerían acciones Pono para ser respetado por todos los miembros, incluyendo
altos jefes y chamanes, así como las personas ordinarias.

Si se deseaba algo que pertenecía a otras personas, la técnica del Kahuna trabajaba
para llevar el equilibrio interior, dejando que este deseo se fuera. El valor más
importante, era la paciencia ho'omanawanui-. La regla Pono requería mantener los
valores altos, la humildad, la falta de "ego", la responsabilidad, también tener gran
cuidado con los niños, pues criarles adecuadamente era muy importante en la cultura
hawaiana. Las acciones como el robo, la mentira, el deseo de otras cosas, se oponían al
Pono.

La culpa

Tanto si quieres sentirlo, como si no, el sentimiento de culpa puede permanecer hasta la
muerte. Dicen que no hay peor forma de morir que con sentido no curado de la culpa.

Las personas emocionalmente sanas sienten culpa cuando son conscientes de herir a
otras personas. Este sentimiento de culpa es una reacción saludable para evitar volver a
realizar acciones reprobables. En lugar de utilizar métodos de la psicología positivista
para "olvidar" el sentimiento de culpa, los Kahunas desarrollaron maneras de curar el
dolor de la culpa, no sólo para sentirse mejor, sino para que la relación con la persona
involucrada, pueda convertirse en fuente de felicidad de nuevo. Estas soluciones no son
rápidas, pero llevan la paz a largo plazo y la armonía en la vida.

Si no sentimos culpa y la vida nos parece demostrar solamente el bien que hacemos a
las personas, evitando que nos hagan daño a nosotros, puede ser un signo que intenta
ocultar la propia conciencia de que estamos haciendo algo muy mal en las relaciones.

Ocultar la culpa puede ser eficaz para eliminar el dolor, pero no es tan bueno para las
relaciones de felicidad a largo plazo. Cuanto menos queremos saber del daño que
hacemos a otras personas, más corremos el riesgo de repetir los comportamientos que
hacen sufrir. Finalmente, la gente se apartará de nosotros como una forma de protegerse
a sí mismos de la herida. El alivio rápido de no sentir culpa (muchos métodos
modernos ofrecen alivio rápido con un cursillo acelerado de autoestima), puede
resultar en la soledad más tarde o en relaciones superficiales, sólo artificiales, y un
profundo sentimiento de soledad. Bien, también nos dicen que nadie es culpable, sino
solamente responsable. Hipócrita manera para no admitir el daño causado.

Na kala: La fortuna del Perdón

Los valores de Hawái incluyen un código profundo del perdón e insisten en que cuando
perdonamos, también nos perdonarnos a nosotros mismos.

Na Kala significa "desatar, desenlazar y libertad." La persona, grupo o nación a la que


el malhechor está en deuda se liberan y los "otros", los deudores, aprenden el precio de
trasgredir las leyes universales y humanas. Y puesto que el problema ha dejado de
existir, la concordia y la felicidad están conseguidas. Los errores del pasado es justo
recordarlos, pero lo importante es el futuro.

Emociones difíciles

Aprendamos a reconocer las diferencias entre las acciones que traen paz y las acciones
que hacen daño en las relaciones. “Quien bien te quiere, te hará llorar” es una frase
maldita que ha justificado miles de maldades. Pruebe a cambiarla por “Quien bien te
quiere, te hará feliz”.

Relación entre padres e hijos


Sanar las relaciones con los padres es como mover las piedras que dificultan el
camino.

Si usted percibe a sus padres tal y como son los recuerdos de su infancia, y la infancia
no fue todo lo feliz que deseaba, puede llevar una gran carga en la vida. No importa
cuánto tiempo hace que dejó de ser niño, si no lo ha sanado, su infancia puede ser una
fuente de sufrimiento el resto de su vida. Pero no exagere el dolor que tuvo, pues
cuando somos mayores recordamos los hechos de la niñez en retazos y con ellos
formamos una nueva escena según nuestro pensamiento actual. Nunca diga: “Lo
recuerdo como si fuera hoy”; eso no es posible.

En su aparentemente realidad racional de su infancia, hay muchas cosas que no son


reales, son sólo recuerdos, pero si está decidido a considerarse una víctima del
pasado, así será. La única realidad sobre ello, es lo que ahora siente y sufre. Así que
puede elegir: seguir con ese sufrimiento por lo que se fue, o convertirse en un mejor
padre para sus hijos, un mejor amigo o compañero. No sanar la relación con los padres
puede limitar profundamente nuestras opciones para crear felicidad. Y este trabajo es,
primordialmente, asunto suyo.

¿Qué motivaría sanar el dolor, de lo que sucedió hace muchos años? Respecto a los
padres:
- Aprender a comprender la esencia de la relación con los padres
- Practicar cambiar la actitud sobre los acontecimientos pasados
- Aprender a realizar acciones en lugar de pensar sólo en positivo
- Aprenda a reconocer la diferencia entre el enfoque popular y el de sus padres
- Experimente nuevo tipo de conexiones con los padres, si aún viven.
Compartir

Asociarse y compartir con las personas felizmente es una de las metas de la vida más
deseadas. Nosotros queremos ser felices, compartiendo nuestra vida con alguien, que
nos entiendan y amen. Y, sin embargo, muchas parejas se separan y no entienden por qué
sucedió.

Hay quien cree que si el amor es "suficientemente fuerte" todos los problemas serán
resueltos, pero en las tradiciones hawaianas el amor no está diseñado para resolver los
problemas de la vida.

El amor es la conexión entre dos seres humanos, que quieren compartir la vida de una
manera sana, feliz. Pero tenemos que tener cuidado con entregar nuestras cargas
anteriores a la persona que amamos. Si tenemos que perdonar errores, resarcir los
daños y enmendar nuestras vidas, debemos hacerlo nosotros.

En el camino de construir una vida en compañía feliz hay muchos bloques, que no han
sido creados en ese momento. Traemos los patrones de nuestros padres, vivencias
anteriores, y tradiciones familiares. Este bagaje le añadimos a nuestras propias
experiencias de vida - a veces muy dramática- y entramos en nuevas relaciones con él.

Aunque lo ideal es que resolvamos viejos traumas, pensamientos erróneos, y limpiemos


las relaciones con parejas anteriores, mediante el desarrollo de actitudes y hábitos
apropiados, no siempre es posible y con frecuencia comencemos nuevas relaciones con
las anteriores aún presentes.

El Ho'oponopono recomienda:

- Conocer las tradiciones hawaianas sobre las relaciones. Ellos contemplaban todo de
un modo más simple y con una finalidad básica: la felicidad que aporta la
reconciliación.

- Hay que comprender qué significa tener relaciones sociales. No es solamente un acto
de beneficio personal, hay que entregar.

- Reconocer los patrones saludables y no saludables de nuestros comportamientos.


- Aprender a comprender los patrones emocionales del prójimo.
- Practicar patrones de comunicación saludables.

- Curar las relaciones con parejas o compañías anteriores.


- Cambio de hábitos que anteriormente no proporcionaron resultados adecuados. No
imponemos nuestras necesidades, más bien nos adaptamos.

- Ver y reconocer los valores ajenos.


- Tener un corazón abierto al amor, más que a la crítica.
- Construir juntos una visión nueva de las relaciones. Ho'oponopono y los Niños
Nuestros niños son nuestro futuro... T.Pomaikai Mocna

¿Cómo crear relaciones saludables con los niños? En nuestra cultura existe la
suposición de que, cuando las personas se convierten en padres, intuitivamente serán
buenos padres y que ese amor será la mejor guía. Puede funcionar bien, pero se necesita
práctica y no solamente desearlo.

Si un niño se ha criado en un ambiente familiar hostil, puede que no lleguen a saber qué
significa el amor. Ellos saben que se han perdido algo muy importante desde la primera
infancia y que no quieren volver a vivir las partes desagradables. Pero eso no quiere
decir que sepan cómo expresar el amor ahora, no existe una escuela.

Las películas y los medios de comunicación nos dan una idea ingenua del amor, pero no
podemos tomarla como referencia aunque nos hagan soñar. A veces los padres están
atrapados en patrones de comportamiento que experimentaron de los propios padres,
aún a sabiendas que estos patrones no son saludables; pero no saben que existen otras
formas porque no las aprendieron.
Expresar amor a los niños no es lo mismo que sentir amor a ellos. Mucha gente dice
que aman a los niños propios, cuando en realidad solamente les cuidan físicamente y
les proporcionan confort en sus vidas, les dan estudios y les llevan al médico. No es
poco, pero más que decirles hay que escucharles, felicitarles en lugar de criticarles,
premiarles más que castigarles. Si un niño no ha sido criado así ¿cómo puede sentir el
amor y darlo?

A menudo no se dan cuenta de que los niños crecen y el amor de los padres tiene que
cambiar su forma de expresión. Tener un hijo de 40 años de edad, no es lo mismo que
tener hijo de 4 años de edad. Muchas madres siguen dándoles los mismos mimos. Tener
un hijo adulto significa aprender nuevas formas de ser padre y para muchos padres tal
vez el cambio es demasiado grande.

Tener buenas relaciones con los hijos, incluye:


- Actualizar continuamente nuestra relación con los niños

- Establecer nuevas formas de comprenderles sin mantener las reglas familiares


anteriores.
REFLEXIONES
-Hay personas que viven en un barco varado; ni es barco con rumbo al puerto, ni es una
casa con cimientos.
-Quien ha elegido seguir el sendero de la sabiduría, no vive para sí mismo; vive para
los demás.
-La libertad consiste en poder elegir entre el bien y el mal.
-Aunque la razón tiene varios caminos, el final siempre tiene el mismo fin.

-Lo importante no es lo que decimos, sino cómo lo decimos.


-Donde se grita, no hay verdad.

-Si alguien que dice quererte no te defiende cuando eres atacado, no debería mentir en
su querer.
-Se puede criticar lo que hacemos y decimos, pero no lo que somos.
Felicidad en las Familias

Las familias son sistemas, donde muchas cosas están sucediendo simultáneamente en
muchos niveles entre todos los miembros. Lo que podemos observar es, en el mejor de
los casos, solamente una pequeña parte del todo, de un cuadro complejo. Y el panorama
es que, por lo general, nunca miran a cada miembro de la familia por separado, sin
embargo, todos están experimentando efectos de un patrón familiar que les parece
lógico.

La familia puede ser para el individuo la mayor fuente de recursos de vida,


proporcionando patrones de comportamiento, reacciones y valores, pero también puede
también ser la fuente de sufrimiento -proporcionando creencias limitadas, patrones de
comportamiento tóxicos y equipaje emocional.

Para resolver los problemas de la familia, en primer lugar hay que saber lo que
realmente está sucediendo en la familia. Y esto es a menudo un conocimiento del que
mejor no hablar. La apertura del problema familiar puede ser un proceso doloroso,
aunque sin hablarlo no se puede sanar la familia.

El Ho'oponopono para las familias ofrece la posibilidad de lograr la paz entre todos
los miembros, no importa cómo sean de intensos los problemas. Se abre la posibilidad
de ser libre dentro de la propia familia y mantenerse unido al mismo tiempo.

Para ello, es importante:


1. Comprender cómo interacciona cada miembro familiar. 2. Aprender a comunicarse
adecuadamente con cada uno de ellos.

3. Percibir las emociones de la familia.


4. Asumir que natalidad y mortalidad van unidos.
5. Sanar patrones emocionales tóxicos

Curar la relación con los Espíritus


Puede parecer que los espíritus no encajan en el mundo material y científico, pero quizá
sean una parte más esencial de lo que parece para una buena relación social.

Para la tradición hawaiana hay muchas categorías diferentes de espíritus. Algunos de


ellos están relacionados muy cerca de nosotros, y algunos permanecen desconocidos
por nuestra conciencia humana.

Durante el viaje a través de la relación de sanación con los espíritus hacemos la paz
con las personas que murieron. A menudo se quedan dentro de nosotros, y pueden
perturbar nuestra vida. Mientras que no entendamos su influencia en nuestra vida,
podemos experimentar miedo, ira y muchas otras emociones difíciles y fuertes, como
falta de sueño, pesadillas y síntomas más negativos.

Para entender su mundo hay que:


1. Dejarles estar libres cuando llega la muerte.
2. Ayudarles en sus caminos.
3. Comprender que ambos necesitamos estar conectados.

4. Aprenda a reconocer que hay una conexión entre el espíritu del fallecido y otros
espíritus.
5. Prevenir que las futuras generaciones solamente mantengan conexión con espíritus
deseados.

6. Reconstruir las conexiones de apoyo con los ancestros. Para las tradiciones
hawaianas, el mundo espiritual existía antes de que el universo se hiciera visible. Si
tratamos de recuperar la memoria de nuestros antepasados, nos ayudará a entender
nuestra propia vida mejor y haremos rituales curativos apropiados.
CAPÍTULO 3
El Karma
Aprendemos a través de nuestras faltas
¿Sirve de algo creer en el Karma?

El Karma es una ley que está incluida en este Universo, pero que no está presente de
manera fácil, del mismo modo que no se puede acceder con facilidad a otras
dimensiones.

Hay mucho concepto erróneo sobre el Karma y el modo en que opera. Muchos nuevos
maestros han llevado información a un público deseoso de conocimientos, pero
frecuentemente han sido corrompidos por esa falta de conocimientos en la cual prima
más la lectura masiva de los libros (la venta), que la experiencia real.

Todos y cada uno de nosotros tenemos un pensamiento libre, libertad para escoger y
mejorar. Usted puede escoger crecer con alegría, o alternativamente, a través del dolor,
angustia y miedo. La ley del Karma no es una justicia o sistema de retribución, por la
cual cualquiera que tenga mucho sufrimiento en esta vida supone un indicio de que es
una víctima de un “mal Karma”. Lo único que ocurre en estos casos, es que se encuentra
en dificultades que simplemente son el resultado de sus propias creencias sobre ellos.
No sólo los humanos sienten remordimientos y sentido de culpa, pues las almas también
pueden sentirlo, y con su problema arrastran a no pocos humanos.

Por ejemplo, si una persona debe asesinar a otro ser humano, no es el hecho en sí
mismo lo que atrae el Karma, pues es el estado emocional y las creencias sobre su Ego
lo que le llevó al acto del asesinato. Eso creará posteriormente, como resultado, el
Karma, aunque en ocasiones este hecho ocurre en una vida futura.

Ventajas de las Leyes del Karma:


1. Ofrece una comprensión de las frustraciones y obstáculos a aquellos que no parecen
merecer este ambiente.
2. Ofrece explicación sobre las enseñanzas de líderes religiosos, incluso de Cristo.
3. Da opciones para disuadir de acciones egoístas, irreflexivas y dañinas.
4. Facilita la creencia en un universo ordenado, uno en el cual hay ley y orden, y un
sentido de propósito moral.
Si creemos en el Karma ¿podemos mejorar algo?
Supongamos que ya somos conscientes de nuestro papel en la vida y estamos seguros
que ha habido vidas pasadas y que posiblemente las habrá en el futuro. Bien ¿y ahora
qué? Muchos dirán que no sirve de nada ser conscientes individualmente, pues los
gobiernos del mundo ignoran estas grandes verdades y seguirán dictando sus leyes y
normas al margen de nuestra condición de inmortales. También tendrán miedo de ir
contracorriente, pues eso les creará problemas en el trabajo y posiblemente la familia.
En poco tiempo le considerarán una persona “rara” y le apartarán de su círculo social,
con lo cual se verá solo, paseando por las calles y jardines de su ciudad, y lleno de
pensamientos filosóficos que no le ayudan a ser feliz. La conclusión que sacará es que
esos conocimientos no le sirven para ser feliz.

Si tiene mucha suerte, algo que no es frecuente, encontrará a un compañero/a de vida


que le acompañará en sus pensamientos más profundos, pero lo más probable es que
nunca encuentre a su “alma gemela”, pues el mundo es tan grande que seguramente, de
existir, está en algún lugar remoto y ni siquiera hable su idioma. El amor y el miedo, la
soledad y la plenitud espiritual, cohabitarán en usted y se preguntará si no es mejor
vivir con el pensamiento vacío. Bueno, aquí tampoco puedo ayudarle, pues ya sabe que
las decisiones las tiene que tomar usted.

Mi consejo es que debemos aprender a encauzar el material disponible. Hay una


plataforma en la cual debemos crecer mucho y quejarnos poco, y puesto que desde el
momento en que compró y comenzó a leer este libro decidió aprender algo más, le
invitamos a que asuma los desafíos que su futuro está ofreciéndole. Y ese desafío es
mirarse al espejo y estar satisfecho, absolutamente, completamente, sin preguntarse la
razón y sin imponerse sacrificios. Para lograr esto debe examinarse y abrazar cada
aspecto de usted, puesto que en su interior hay cientos de años de experiencias y un
alma que muy probablemente sea inmortal.

Aflicción, dolor y sufrimiento son nuestros mejores maestros, parecen decirnos todas
las religiones, y para evitarlo nos invitan a “ser buenos”. Luego nos advierten que el
hombre que busca ser ''bueno" está ejerciendo un tipo de egoísmo espiritual, porque
busca algo para él. Ser bueno le conducirá a la felicidad y posiblemente al premio
eterno del paraíso, o de las reencarnaciones de esplendor. Quizá nos quedamos mejor
con la idea del Ho’oponopono de “hacer lo correcto”, sin buscar premios.

Quien tiene una visión clara, con el corazón en paz, es benevolente según el principio
del Zen, y posee la mente tranquila, no busca hacer el bien ni el mal y su ser entero está
fijo en el orden universal o en la luz celestial según sus creencias. Mientras haya
personas buenas en el mundo habrá hombres malos, y viceversa. No es posible definir
la belleza, si no existiera la fealdad. Aunque parezca difícil, es fácil escoger uno de los
dos caminos: los errores o los aciertos.

Si la salvación de la raza humana (según la sentencia bíblica) está ocurriendo cuando


finalizó el Diluvio Universal, no puede ser por un buen deseo o para que seamos
buenos, sino para que el amor y la compasión que sostienen el universo, pueda verterse
igualmente a través del corazón humano sin barrera alguna. No obstante, quizá
deberíamos reconsiderar este castigo bíblico sobre la maldición que pesa sobre las
personas desde que nos expulsaron del paraíso. Admitamos que el ser humano, de un
modo global, no está ejerciendo ninguna influencia sobre su propio destino y que el
desarrollo individual es lo que le conduce a cada cual a su propia senda.

No podemos excusarnos por una acción mala diciendo: “¿Cómo podría evitarlo yo? Era
mi Karma”. Esto significa una estafa verbal. Cuando actuamos escogemos la mejor
opción, la que más nos favorece, y hacemos un nuevo Karma que se dirige a nuestra
mente y conciencia deliberadamente. ¿No es acaso también una acción kármica hacer el
mal? Por supuesto, pues todo lo que pensamos o hacemos es kármico, aunque podemos
cambiar nuestro Karma en cualquier momento haciendo uno nuevo y dando una
dirección más fácil al viejo, ya que hemos creado energía a través de nuestra naturaleza
espiritual. En cualquier momento del tiempo, el hombre tiene la facultad de escoger
libremente su destino, no somos marionetas en manos de algo inaccesible y controlador.
¡Qué trabajo tendría el Creador si tuviera que dedicarse a nuestras banalidades
cotidianas! Puede que el universo sea ilimitado en magnitud, pero aunque el hombre
coexiste con el cosmos, no dispone de su potencial. Cada gota de agua es importante
para el mar, pero el mar es grandioso por su conjunto. Nosotros espiritualmente nos
ampliamos cada día, pero para reparar nuestros errores no basta con “perdonarse a sí
mismo”. Indudablemente es una postura cómoda. Bien, otros llegan al absurdo de
recomendar que lo importante es “quererse a uno mismo”. Quizá es que necesitan
más espejos en su casa para darse besos de afecto todos los días.

Una persona fuerte (nos referimos ahora al psiquismo) tiene una presencia igualmente
fuerte en cualquier lugar, en todas las circunstancias, entre otras personas, y las
reacciones son igualmente poderosas. Los individuos débiles de carácter dejan una
impresión muy débil, y lo que ejecutan es igualmente débil. El hombre que tiene un
pensamiento poderoso, inevitablemente actúa poderosamente en todo lo que hace, y si
recibe un golpe o sufre una pena, tendrá una reacción equivalente. Por consiguiente, las
grandes personas avanzan por la senda evolutiva. La debilidad no hace a nadie grande.

Es posible que crea que esto es algo genético, alguna cualidad mental que nos han
legado nuestros ancestros, y que nada que usted pueda hacer cambiará lo que allí está
escrito, en sus genes. Pero ya hace tiempo que los científicos nos hablaron de la
epigenética, lo que nos rodea, y de cómo cada cual la puede configurar a su modo y
manera, con sus sentimientos y acciones. No hay nada escrito con tinta indeleble;
nosotros hacemos nuestro destino.

No podemos tener lo que no ambicionamos, podría ser el resumen de que la vida es


gobernada a través de dos principios: el premio y el deseo, aunque también deberíamos
considerar el castigo o consecuencia. El deseo es la fuerza más potente en nuestra vida
y gracias a ello tarde o temprano nuestros sueños se cumplen. Nosotros conseguimos la
mayoría de las cosas que deseamos y trabajamos para ello, pero al mismo tiempo
tenemos que sufrir los efectos buenos o malos de nuestros hechos de acuerdo con el
principio de la retribución. Este principio de retribución es la esencia de la Ley del
Karma. Se premian o castigan todos nuestros actos voluntarios que afectan
agradablemente o desagradablemente a otros, de acuerdo con la ley de la justicia del
Karma. Esta ley del Karma es justa y adecuada, y demuestra que la justicia cósmica
debe ser estricta y distribuida de modo estable en la naturaleza, pues de ello depende el
equilibrio de acción y reacción. El Ho’oponopono añade algo más: toda buena acción
merece un premio, una satisfacción, un beneficio, pero este hecho debe servir para algo
más que para uno mismo. Si algo bueno nos llega a la vida, hay que compartirlo y quizá
esta sea la consecuencia deseada.

Cuando nosotros servimos, no solamente demostramos amor, una cualidad que se


confunde con las cuestiones morales o sociales, sino que estamos fertilizando nuestra
propia felicidad, pues eso fortalece y potencia en cierto modo al individuo para que
pueda tratar su propio Karma.

Todos conocemos a personas que siempre hacen algún tipo de servicio, como servir a
la comunidad o algún país. Pero en su servicio, el grado de autoestima se parece más a
un sentimiento egoísta que a un servicio desinteresado. Les preocupa más los aplausos
por su bondad, el reconocimiento, que la ayuda que prestan. Dotados de una aureola de
santidad que se han puesto, realizan manifestaciones públicas sobre su trabajo, incluso
en los medios de comunicación, con lo cual obtienen el premio que realmente buscaban:
el aplauso. Suelen parecer a los ojos de los demás como personas buenas y decentes,
pero la mayoría no se olvidan de cobrar su sueldo mensual. Dicen que tienen que
comer, pero su salario es superior con mucho a cualquiera de las personas que están
ayudando.

Arreglando el presente gracias al pasado

Para entender lo que estoy explicando lo más fácil es que se repase el concepto de
vidas pasadas, para ver que todas sus otras existencias son realmente paralelas. Esa es
la razón por la cual si alguien cambia su pasado, también cambia su futuro e incluso el
presente. Cada vez que indague en sus otras experiencias verá que encuentra un hilo
argumental dentro de su vida actual.

Su ser actual, no obstante, no es completamente necesario que se parezca enteramente a


alguna de sus vidas pasadas, pues las circunstancias, épocas y lugares serán muy
diferentes. Por supuesto, es posible que necesite experimentar con la hipnosis o la
meditación profunda, pues gracias a sus creencias estas sensaciones aflorarán de
manera sencilla a la superficie.

Realice una sencilla prueba: escriba un enunciado en un trozo de papel, por ejemplo:
“creo que el dinero es...” y una vez que comience la explicación deje que su pluma
fluya sin parar ni pensar. Pronto saldrán a la luz todas sus creencias sobre sí mismo en
relación con el dinero.

¿Pero qué significa esta integración del alma en su ego? ¿Significa que cuando usted
experimente con las regresiones su personalidad actual desaparecerá? ¿Qué pasará a
tener un concepto más nebuloso de su alma? No, solamente significa que con esa
integración su nivel para comprender la existencia está aumentando y así tiene la
oportunidad de integrar todos esos aspectos de usted mismo a sus pensamientos
actuales.

¿Casualidad o justicia?

Si asumimos que todo es gobernado por una ley universal del cosmos fundada en la
justicia, entonces nada podría pasar por casualidad. Quizá es que el cosmos solamente
busca el equilibrio y las acciones desordenadas o malévolas lo perturban, obligándole
a corregir los errores y perjudicar al causante. Todo debe ser una expresión del
funcionamiento de la ley del equilibrio, de la ley de atracción y repulsión, de la acción
y reacción. Siguiendo esto, en su lógica consecuencia, cada uno de nosotros en la tierra
debe haber experimentado muchos centenares de episodios de vida desde que existe el
hombre, esencialmente para aprender lo que es malo y bueno. Seríamos la consecuencia
del proceso evolutivo y, en realidad, estamos en el plano de la existencia desde el
comienzo de la creación.

Ahora sabemos que hay una continuidad en estas reacciones, pues de no ser así
tendríamos un universo loco, sin ritmo o razón. Y ¿qué mejor manera podría ser que el
alma pudiera crecer permanente en nosotros y evolucionar, y beneficiarse por y a través
de los efectos de sus acciones pasadas?

Si nosotros podemos mirar a lo lejos, no es difícil sentir el gran barrido del destino que
está moviendo la civilización en su camino evolutivo. Allí podemos ver tiempos de
sufrimiento terrible porque en alguna parte, en algún lugar, hemos perturbado el
equilibrio a causa del pensamiento y acciones incorrectas. No es cuestión de moral,
sino del buen hacer.

Las situaciones agradables pueden presentar un desafío aun mayor que las difíciles,
pero para manejarlas sabiamente es necesario no reconocerlas como la recompensa por
lo bueno en el pasado, sino como un medio de compartir nuestras bendiciones con
todos. No nos están premiando, más adecuadamente nos están reconociendo e
incorporando al orden universal.

Las condiciones desagradables representan una gran oportunidad porque a menudo las
experiencias más difíciles, que al principio parecen como un amargo veneno, en el giro
de la vida se convierten en manantial de vida. Nosotros hemos tenido la experiencia
que cuando reunimos la penalidad y la adversidad en ángulo recto, dejan de agobiarnos,
pues nuestra actitud de valor permite al Karma interno y externo trabajar
armoniosamente juntos. No hay modo de progresar y obtener beneficios si antes no
hemos caído y aprendido la lección. El bienestar no es un don, es una consecuencia.

El problema es que tenemos innumerables e ilimitados deseos y muchos de ellos chocan


entre sí. Nosotros tenemos que escoger algunos y desechar otros, pues el hombre es un
ser racional y está dotado del poder de discriminación y albedrío. Con la ayuda de este
poder, ese raciocinio algunos lo convierten en sabiduría y otros en torpeza, por lo que
debemos buscar un equilibrio entre el goce de los placeres del mundo, y la obligada
perfección moral y libertad espiritual. Los pensadores ya comprendieron hace milenios
que todo en la vida humana no debe dedicarse a la persecución de riqueza y placer,
pues de ser así se atrofia el espíritu y la persona se pervierte.

Sembrar para recoger no es un consejo acertado para algunos, pues cada cual tiene su
concepto de lo que debe sembrar. Puesto que la influencia genética de nuestros
antepasados está grabada en nuestra mente interna, es probable que por ese sencillo
detalle natural estemos pagando o recogiendo ya en nuestra vida presente las acciones
del pasado. Ciertamente para algunos no hay explicación racional para que tengamos
que pagar las culpas de nuestros antepasados, pero nadie tiene reparos en aceptar
recoger los frutos.

Si nos parece correcto heredar la fortuna de nuestros padres y abuelos, no hay


razón para no aceptar también la ruina.

Afortunadamente el Karma nos libera, más que ninguna otra creencia, de cualquier
atadura y nos obliga a ser los únicos responsables de nuestras acciones.
La reencarnación, el Karma y las vidas pasadas
Hay tres tipos de acercamiento a la idea de la reencarnación:

1. Uno, donde la propia idea es casi inexistente, o solamente existe cierto interés por
leer artículos superficiales sobre la reencarnación, esencialmente para mofarse de
ellos.

2. Otra creencia nos habla de la transmigración de las almas asegurándonos que


podemos ser un humano en una vida y un animal en la próxima. Ello nos lleva a pensar,
por consiguiente, que hay gran peligro en comer animales o pisar hormigas.

3. Muchas otras personas, hablando en términos genéricos, creen en la reencarnación y


en ocasiones correctamente, y la unen a la Ley del Karma. Desgraciadamente, incluso
en el Este, la Ley del Karma se ve desde un punto de vista erróneo. Por supuesto, aquí y
allí, Este y Oeste, hay también una interpretación correcta sobre la idea del
renacimiento y su conexión íntima con la Ley de Acción y Reacción, Causa y Efecto.

El occidental tiende a rechazar la idea de una vida futura. Es una idea que sólo está
empezando de manera superficial a comprometer las mentes de las personas. Su
razonamiento es muy materialista, “científico” y lo definen como sumamente práctico.
Según manifiestan: “Si yo tengo una vida futura, debo de haber tenido una vida pasada;
y si yo tuviera una vida pasada que hubiera sido interesante lo sabría”. Por ello no nos
debe extrañar que la literatura popular en Occidente sobre la reencarnación esté casi
exclusivamente centrada en las existencias anteriores.

Hay muchas técnicas ahora, auténticas o falsas, que anuncian que son capaces de
devolver a las personas a experiencias de sus vidas pasadas. Para ello se emplea la
hipnosis, regresiones, y otros sistemas. Hay también por supuesto, investigaciones muy
serias que se efectúan en varios países, todas financiadas con fondos particulares y que
no cuentan con el apoyo, ni siquiera moral, de los gobiernos. Ningún político gozaría de
credibilidad en el parlamento si se confesara creyente de la reencarnación. La
autocensura en este ámbito es sumamente intensa y eso hace que nadie pueda expresar
públicamente sus convicciones religiosas, morales o sociales, y frecuentemente ni
siquiera entre sus amigos o familiares. Cualquier filtración a la prensa sobre ideas
particulares del más allá le puede hundir su carrera política.

La Ley de causa y efecto

Esta es la ley básica que gobierna nuestra existencia en este universo y hay quien
asegura que es el resultado de la acción de la energía del alter-ego de nuestro sistema
solar, junto con la constelación Sirius. Así como nuestras personalidades están
representadas, más o menos bien, las intenciones de nuestras almas están influidas por
Sirius. Para explicarlo brevemente, la relación entre Sirius y este sistema solar es igual
que la relación entre nuestra alma y la personalidad. Debemos aclarar que Sirius es el
nombre de la estrella Alfa Canis Majoris, la más brillante de todo el cielo nocturno
vista desde la Tierra y que los hawaianos denominan como Manu.

Cada pensamiento, cada acción que nosotros hacemos, es motivado por alguna causa y
estas causas tienen sus efectos, los cuales, a su vez, hacen que nuestras vidas sean
buenas o malas. Nosotros somos ahora, hemos sido, y seguiremos siendo, simplemente
un momento en el reloj del universo. Más temprano o más tarde, las causas puestas en
movimiento por nuestros pensamientos y acciones producirán efectos que rebotarán en
nosotros, y lo experimentaremos como un Karma bueno o malo.

Cuando es incómodo lo llamamos Karma malo, pero cuando es Karma bueno, cuando la
vida es cómoda, fácil, nosotros no lo notamos. Lo interpretamos como nuestro derecho,
nuestra recolección, puesto que esto es lo que esperamos de la vida. Las personas
solamente hablan sobre el Karma cuando quieren decir Karma malo, pero es importante
comprender y recordar que tenemos más abundancia de Karma bueno que malo.

Como todas las leyes, la Ley del Karma está bajo el mando, la jurisdicción, de ciertas
entidades, en este caso, los Señores del Karma. Ellos son los jueces cósmicos y miran
la acción y reacción de causas y efectos que nosotros pusimos en movimiento, y regulan
esto según nuestras necesidades. Siempre que el alma se encarna en cada entidad,
humano o subalterno, nuestras almas adquieren una personalidad con una estructura
dada de energía.
Las almas cooperan con los Señores del Karma decidiendo qué dolor o placer
tendremos en cualquiera de nuestras vidas, aunque ello es una mala manera para
describir lo que pasa. El alma no está interesada, ni siquiera lo están los Señores del
Karma, en nuestro placer o sufrimiento. Estas son reacciones absolutamente
dependientes de nuestras acciones o pensamientos. En lo que ellos están interesados es
en el funcionamiento de la Ley, la Ley cósmica de Causa y Efecto, aunque también el
alma tiene sus propios propósitos para cada encarnación dada.

Se proporciona un vehículo, la personalidad, con reserva mental, así como cuerpos


emocionales y físicos que mantendrán la posibilidad de que sus intenciones se vayan
logrando en esa vida. Ese propósito no podría lograrse por sí mismo, pero el alma
proporciona la posibilidad y esa posibilidad alimenta su esperanza y con ella la vida.

El último objetivo es vivir la vida de semejante manera que nosotros no tengamos


ningún Karma personal. Podemos hacer eso siendo perfectos o estando muertos. Ser
perfectos es mucho más interesante que estar muertos, nadie lo duda, por lo que la
mayoría de las personas acepta la premisa de intentar, más o menos, lograr el propósito
del alma y quedarse con vida hasta el último momento para labrar su destino. Así,
nosotros trabajamos con esta carga que nos hemos creado en el presente y en las vidas
pasadas.

Complejo o sencillo

Hay una tendencia a buscar en el exterior lo que aquí tenemos; por eso las filosofías
orientales han desplazado a las occidentales, latinas o del este. Como científicos
encerrados en un laboratorio, en busca de encontrar nombres y organismos extraños,
estas personas adoran las filosofías complejas, tan difíciles de entender para los demás
que les hace sentirse superiores. Pero el Karma es sencillo de entender y sentir, pues se
basa en encontrar la felicidad y evitar el sufrimiento, el propio y el ajeno, y para
lograrlo debemos entender las causas principales y las condiciones que traen la
felicidad, para que podamos practicarlas, y evitar aquellas que traen sufrimiento.

La causa principal de todo el éxito y felicidad es la propia mente, pues así el Karma
será bueno, positivo, puro, saludable, con una actitud pacífica hacia la vida y la
naturaleza, sin estar atados a nada ni a nadie sobrenatural. También es importante evitar
la ignorancia, el odio, el rencor, la autocompasión, el victimismo o la crítica.

Practicando la auténtica compasión hacia otros, eso que en términos budistas describen
como bondad, también puede purificarse el Karma. La compasión generada hacia otros,
si tiene éxito, logrará una purificación poderosa. La compasión tiene un poder increíble
para purificar muchos aspectos de un Karma negativo. Si realizamos acciones positivas
de manera especialmente rápida, lograremos coleccionar méritos extensos y
conseguiremos la felicidad incomparable del esclarecimiento. Y si nuestras acciones en
la vida diaria empiezan con un corazón benevolente, entonces incluso pueden
transformarse las acciones negativas en virtud.

Usted puede gustar de recitar largos mantras y poner mudras con sus manos, pero no
necesita recitar largas oraciones y con frecuencia las frases ancestrales del
Ho’oponopono “Lo siento, perdóname, gracias, te amo”, contienen todos los mensajes y
deseos juntos. En ellos está implícito su sentir, su deseo, y su propósito. Si luego genera
compasión y dedica su vida a ayudar a otros, es la mejor manera de lograr méritos.

Confundimos con tanta frecuencia bienestar económico y triunfo profesional con


felicidad, que mucha gente quiere imitar a los poderosos.

Las acciones correctas son poderosas y traen el resultado de felicidad y nunca traen el
resultado de sufrimiento. Igualmente, las acciones incorrectas no-poderosas traen el
resultado de sufrimiento y nunca traen el resultado de felicidad, aunque en apariencia
así sea. Así como el pequeño placer de una brisa fresca en un día de calor es el
resultado de una acción poderosa pasada, semejantemente, el sufrimiento pequeño de
una espina que pincha la planta de nuestro pie es el resultado de una acción no-
poderosa pasada.

Según la ley del Karma, nuestras acciones tienen consecuencias no sólo por nuestras
disposiciones y tendencias, sino también por los aspectos no positivos de nuestro
cuerpo (por ejemplo, nuestras características físicas) y nuestro ambiente. El ambiente
afecta de igual manera y en el futuro será el instrumento que nos premie o castigue
según el mérito o demérito originado por nuestros actos. Aunque creamos que,
finalmente, la vida no siempre castiga a la persona perversa, eso es porque nos fijamos
en su bienestar material. Cuando la conciencia está corrompida, la mente lo está en la
misma manera y así, razonablemente, no se alcanza la felicidad.
Es fácil entender cómo deseando actuar y actuando de acuerdo con deseos
benevolentes, se crean disposiciones en la persona que favorecen estos actos y después
de un pensamiento continuo, sustancial con lo que se desea, es razonable que los logros
se consigan. Pero nuestros actos también tienen que estar dentro del orden cósmico,
pues las contradicciones en este sentido crean interferencias y ocasionan no pocas
desilusiones.

Por extraño que puede parecer, la conexión entre nuestras acciones y los eventos que
nos traen felicidad e infelicidad en momentos posteriores, raramente se describen en la
literatura tradicional, histórica o biográfica. Lo que se comenta en todo escrito es el
efecto (en términos de dolor y placer), y por supuesto la acción efectuada, pero nunca el
proceso. Eso no es extraño, considerando que la primera preocupación de las filosofías
kármicas es cómo nosotros podemos salvar nuestra propia existencia, despegándonos
de lo material y superando la ignorancia.

Platón era rotundo: “La ignorancia es el origen de todos los males y someterse al placer
del cuerpo y las riquezas es la mayor ignorancia, y la ignorancia es la causa del mal,
pues conduce a las malas acciones. Los hombres sabios se asemejan al modelo divino
de felicidad y los ignorantes al modelo ateo de infelicidad; por ello, cuando mueran, las
almas buenas e inteligentes se purificarán en el mundo de las almas, y las almas malas e
ignorantes vivirán en la materia de acuerdo con su semejante: el mal. El sabio es el
virtuoso, mientras que el vicioso es un ignorante. Lo peor que puede sucederle a quien
se enferma de este terrible engaño es no darse cuenta, y creer que no necesita del
verdadero conocimiento; tan seguro está de su saber que no capta cómo es que su
pensamiento no trata con ningún tipo de ser.”
La literatura se preocupa de los hechos, especialmente de las relaciones humanas
secundarias, como la relación entre la acción original y los efectos sobre personas y
cosas. Pocos escritos nos hablan del cómo estas acciones y sus consecuencias nos
afectarán en el futuro. Posiblemente sea porque averiguar el origen de nuestro infortunio
es sumamente difícil, puesto que no hay manera fiable de averiguar nuestras vidas
pasadas. La regresión hipnótica es una vía de esperanza, pero hasta ahora pocas
personas han tenido la suerte de ponerse en manos de un terapeuta correcto.

Nuestras acciones se originan por nuestras pasiones y, a su vez, atraen material para el
Karma. Se atraen como un imán y se pegan, infectando la materia y retardando su
liberación. Las pasiones que causen esclavitud (por ejemplo, la cólera, el rencor,
engaño, y codicia) se llaman substancias pegajosas porque actúan como pegamento
haciendo que se peguen al ego. Según las fuerzas variantes de las pasiones, estos
átomos atraen unidades diferentes y poseen distintas intensidades. En el plano de mayor
intensidad, la esclavitud es mayor y más lejana la liberación.

Diferentes tipos de Karma


KARMA INDIVIDUAL:

Es el castigo o consecuencia que recibe cada ser humano por sus malas obras
cometidas en esta o en vidas anteriores. A causa de este Karma Individual, unos nacen
ciegos, otros huérfanos, otros tuberculosos, con cáncer, lepra, epilepsia, con cuerpos
monstruosos o deformaciones, siameses, etc.

Esta creencia es objeto de no poca controversia.


KARMA FAMILIAR:

A cada ser humano le corresponde un padre, una madre, unos hermanos, un esposo y
unos hijos. Con todos ellos está ligado por la ley del Karma, existiendo un débito entre
todos según nos hayamos comportado en vidas anteriores. Por eso nos tocan a veces
hijos, padres o hermanos que nos obligan a plantearnos la razón por la cual nosotros
tengamos que soportar esa carga.

Las Constelaciones familiares dan mucha importancia al árbol genealógico,


especialmente a los excluidos del núcleo familiar en las generaciones pasadas.

KARMA COLECTIVO:

Es el que le cobran a varias personas cuando tienen Karmas individuales similares. Un


grupo amplio de personas sufre un accidente, una inundación, una sequía, epidemia,
hambruna, etc.
El Ho’oponopono insiste en la gran trasce ndencia de nuestros actos en el ámbito
colectivo, pues con ellos beneficiamos o perjudicamos a muchas personas, además de a
nosotros mismos.

KARMA NACIONAL:
Es el castigo que sufre toda una nación, ejemplo; un terremoto, una guerra civil, etc.

Todas las naciones han tenido su momento de gloria y de penuria en su historia, quizá
porque los ciclos de la existencia así obligan. La nación que ahora está en la cúspide,
se inclinará al infortunio tarde o temprano, es cuestión de tiempo.

KARMA MUNDIAL:
Es el castigo que recibe toda la humanidad como consecuencia de sus malas obras.
Ejemplo: las guerras mundiales.
La maldición bíblica reitera varias veces sobre ello y siempre nos advierte que, de no
cambiar, lo peor aún está por llegar. KARMA DURO:

Es el Karma por las malas acciones cometidas en vidas anteriores. Al no realizar


suficientes obras buenas en esta vida, el Karma se desarrolla y tenemos que pagarlo con
mucho dolor y sufrimiento. El Karma duro no es negociable y siempre debemos
sufrirlo.

En oposición, está el comportamiento intachable actual, el cual puede redimirnos de los


males anteriores.
KARMA SAYA:

Es la unión kármica que se cumple cada vez que una persona tiene una relación sexual.
Por esta unión las dos personas comparten entre sí Karma y defectos. Se trata de un
ligamento astral, sexual y kármico.

KARMAS INDIVIDUALES.

Como ya lo mencionamos anteriormente, cada cual recibe lo que siembra en esta o en


vidas anteriores. Recuerde, nada sucede por casualidad, todo lo malo que suceda es
por su propia culpa. La ley del Karma es casi inmodificable, y decimos casi, porque
es posible pagar un Karma haciendo buenas obras (Negocio Cósmico).

Y así, el que roba será robado pero con efectos aún mayores. El que mata será
asesinado, pero de modo aún más incruento.
Ejemplos:
1. Alguien mata a otro para robarle, por cuestiones ideológicas, celos, ira, hambre, etc.
El asesino deja a su propia familia y a la de la víctima, sumida en el dolor y en
ocasiones en la miseria. Ellos pagan por un mal que no han cometido. Esposa e hijos,
familiares diversos y amigos, quedan involucrados. Es doloroso ver como inconsciente
y salvajemente, se mata a un ser humano para robarle una cartera o un reloj. Hacen
daño para lograr un bien material no imprescindible. Para estas personas el castigo
social de privarles de libertad no supone ningún freno ni les hace tener remordimientos.
Afortunadamente, existe un tipo de justicia universal que se encargará, en esta y otras
vidas, de hacerle pagar su mal.

2. Los que empobrecen y hacen sufrir a los demás, con estafas y usura, sufrirán de
hambre y miseria durante mucho tiempo.
3. El que maltrata a los animales o destruye la naturaleza, sufrirá terribles Karmas y
miserias, ya que al acabar con las especies siembra el desequilibrio natural.
4. Deberán pagar Karma también, los médicos que realizan cirugías innecesarias,
solamente para ganar un buen sueldo por ellas y quienes no dedican toda su atención a
enfermos que no disponen de dinero. También acumulan mal Karma aquellos doctores
que no prestan el debido interés por los ancianos, pero se desviven por las personas
jóvenes, o quienes realizan experimentos sin el consentimiento del enfermo.
5. Ganan mal Karma los que utilizan fertilizantes o pesticidas químicos que esterilizan
la tierra, los que usan hormonas de crecimiento para hacer crecer rápidamente a los
animales y quienes arrasan los bosques solamente para rentabilizar más el terreno.

El castigo universal

También hay que notar que existe doble castigo y doble recompensa para el pecado y la
virtud, pues el pecador primero es atormentado en algún momento de su vida y luego
castigado por las mismas faltas en otra vida, mientras que el virtuoso es premiado con
las alegrías que proporciona la consciencia limpia y posteriormente con felicidades. La
vida terrestre llega a ser, por tanto, una especie de escuela del pecado y de la virtud
que consiste, básicamente, en un sistema de recompensas y castigos.

Para el Karma, no obstante, tal concepto puede ser incorrecto, pues se basa en la idea
de la justicia inventada por los humanos, diferente a la universal. El Karma, así
entendido, se transforma en fundamento de un código de justicia primitiva. Desde la
perspectiva de una evolución espiritual, todo ser es una cadena continua en la que cada
eslabón enlaza indisolublemente con un pasado y en la que todo está gobernado por
relaciones estables. Se trata de una asociación inevitable de causas y efectos, en donde
la acción futura será el efecto de la acción presente.

Desde una perspectiva moral, esto significa que según la naturaleza de la energía que se
ponga en movimiento y actúe como causa, así será la naturaleza de la energía que
retorne como efecto. El Karma, insisto, es la ley universal de causa y efecto; aquello
que sembramos es lo que cosechamos. Por eso el renacimiento del alma no tiene
sentido sin el Karma, y éste no tiene ni justificación racional ni moral si no es el
instrumento de tal renacimiento. Puesto que la verdad fundamental de nuestro ser es
espiritual, es nuestra alma la que determina su propia evolución, sobrepasando así al
Karma.

El destino: ¿inmutable o moldeable?

Nosotros intentamos, consciente o inconscientemente, ser perfectos, aunque la


valoración de esta categoría cambia según las personas. Pudiera ser que no tuviéramos
ningún mando sobre los eventos de la vida y la única cosa que podemos controlar es
nuestra reacción a estos eventos. La vieja teoría de que el destino está escrito, choca
nuevamente con aquellas que afirman que el destino nos lo labramos nosotros día a día.

Para que el objetivo a lograr pueda conseguirse, debemos combinar ambas


posibilidades y tratar de que nosotros controlemos los acontecimientos que llegan a
nosotros. Pero estos acontecimientos son los que no podemos controlar, aquellos que
demuestran que el destino está escrito, tal y como afirma el horóscopo. Por fortuna,
nadie puede impedirnos que los controlemos y en ese momento es cuando tenemos la
otra opción que mencionábamos antes. De esta manera, es como llegamos con la carga
del Karma a cualquier encarnación dada.

Esto, no obstante, no nos está exigiendo que nos quedemos sentados, en un estado
pasivo mental, en espera de que lleguen los acontecimientos para modificarlos si es
posible, sino que nos adelantemos a ellos. Lo que nosotros podemos hacer, en cada
evento, en cada circunstancia, es analizar cada situación actual o previsible y esperar
los acontecimientos que llegarán de cualquier modo o desviarlos de nuestra vida. Si no
reaccionamos y adoptamos una posición de resignación y de falta de lucha, nos creamos
una impersonalidad, una separación respecto a los eventos, donde nosotros nos
quedamos indiferentes tanto si nuestro Karma es bueno o malo.

¿Cómo se puede librar uno del Karma?

Bien, es algo que no se puede regalar pues es demasiado pesado, nadie lo quiere.
Tampoco hay ninguna venta posible para el Karma que permita ceder el exceso pues
todos tenemos bastante con el propio. Pero ¿qué se puede hacer y cómo se puede
soportar esa carga que limita la actividad, la alegría y felicidad? Hay un método muy
simple y se llama servicio. El servicio es por excelencia la manera para librarse del
Karma. Por supuesto no se libra de él, pero al menos lo quema.
El poder del pensamiento positivo

Un buen pensamiento puede mejorar nuestra vida, pero no transformarla absolutamente


y esto es claro con sólo un poco de reflexión sobre la vida. "Conoced la Verdad y ella
os hará libres", pero lo cierto es que para transformar nuestras circunstancias
necesitamos un poder mayor que la mente. Potenciar la mente si bien nos mejora, no es
capaz de transformarnos y nos deja a mitad de camino en nuestra evolución espiritual.

Para mucha gente es esencial tener siempre “pensamientos positivos”, pues lo negativo
no debe estar presente en sus vidas. Pero se olvidan que para que haya día tiene haber
habido noche y para que comamos tiene que existir el hambre. No basta con que usted
necesite ser feliz, para que lo sea. El reconocimiento de la maldad y el sufrimiento no
le impedirá disfrutar de la existencia y aunque crea que el destino le regala algo o le
trae la desdicha, seguramente serán sus actos y pensamientos los que han contribuido a
ello.

El fin de la existencia es existir, vivir, aunque en este proceso debamos sembrar,


acumular y recoger Karma.

Hay quien asegura que las almas son libres de regresar al plano terrestre para pagar
cuentas pendientes o para cobrar bienes merecidos y que estas cuentas pendientes
serían los "Karmas". Por otro lado, también aseguran que Dios ha creado la
reencarnación para saldar las deudas que tenemos de vidas anteriores y para dar
también oportunidad de cobrar el bien carnal y material que hayamos merecido y que no
se puede cobrar en los planos invisibles. Esto es un error, porque no venimos al mundo
terrestre a pagar ni a cobrar Karma, aunque finalmente lo tengamos que hacer. El
renacimiento o la reencarnación no sólo es un postulado, sino un hecho y algunos de los
pensadores occidentales modernos han apreciado estas dos doctrinas del Karma y la
reencarnación como reales.

Posiblemente lo que el Karma significa es que todo ser es obra de una energía
universal, un proceso, una acción, y que todo es una cadena continua en la que cada
eslabón enlaza indisolublemente con un pasado infinito.

Todo está gobernado por relaciones estables, por una asociación inevitable de causa y
efecto, y la verdad fundamental de nuestro ser es nuestro espíritu, pues es el que
determina su propia evolución. Y no olvide que Dios –Jesús- habló de resurrección, de
volver a renacer para alcanzar el paraíso perdido; apenas mencionó lo de pagar deudas
en este plano de la existencia.

Por su propia obra las personas crean sus propios Infiernos, y por su propia obra
pueden crear también sus propios Cielos.

Así que podemos decir que en esta vida no estamos pagando Karma, sino aprendiendo a
través de los obstáculos. El Karma siempre es positivo, por tanto, porque se trata de un
instrumento para evolucionar positivamente, la voluntad de nuestro espíritu se expresa
en nuestro Karma. El problema surge cuando nuestro espíritu está condicionado a la
mente, pues entonces el Karma nos limita, pero cuando trascendemos a la mente se
transforma en una ley absolutamente positiva.

La doctrina del Karma debe proporcionar consuelo, nunca miedo, siempre esperanza,
confianza y valor moral para cualquier persona.

Cuando pasa lo inesperado, y aparecen las dificultades, los fracasos, y el infortunio,


podemos pensar que estamos segando lo que hemos sembrado, y estamos limpiando una
deuda pasada. Pero en lugar de resignarnos, dejándolo todo al Karma, hay que hacer un
esfuerzo activo para tirar las cizañas y poner las semillas útiles en su lugar, pues el
futuro está en nuestras manos. El fatalismo, la indolencia, y el no- hacer, no es un asunto
kármico, son un error mental.

Buenos y malos

Hay quien cree que el Karma no condena a los malvados y corruptos, porque ellos
también tienen su oportunidad para reformarse en cualquier momento y aunque pueden
sufrir estados de infortunio, todos tienen esperanza de lograr Paz eterna.

Las personas realmente sabias aprenden de sus propios errores y la aflicción, el


dolor y el sufrimiento son nuestros mejores maestros. Pero esto no es un castigo que
debamos admitir, ya que con frecuencia los momentos de lucidez necesitan también una
tranquilidad para vislumbrarse. Cuando los problemas nos desbordan y la felicidad se
nos ha escapado, la mente está confusa, lo mismo que el cuerpo, siendo quizá el peor
momento para tomar decisiones.

El camino a la cima de la montaña es impersonal, no hay que apoyarse en nadie para


subir; aunque se llega mejor en un entorno cordial y afectuoso.

Quien tiene una visión clara en su corazón está en paz y con la mente tranquila, no busca
el bien ni el mal, pero no olvidemos que mientras haya personas buenas en el mundo
habrá personas malas, y viceversa.

El Karma, como todo lo demás, es una manifestación de la energía, variando en su


fuerza. Los más fuertes normalmente vienen adelante y cada consecuencia kármica entra
en acción a su debido tiempo y lugar. Ningún Karma puede permanecer oculto ni
desaparecer por sí mismo. De hecho, puede quedar oculto unos días o años,
temporalmente, pero algún día saldrá. Esta repesca provoca una acumulación de Karma
y otro ligado estrechamente aumentará la acción del Karma así detenido.

Somos responsables de nuestros actos

Nadie hace algo que no desee hacer, aunque es frecuente que la gente se aterrorice
de sus propias maldades, una vez efectuadas.

Puede parecer cruel que aseguremos esa frase, pues hay muchas personas que dicen
haber realizado actos reprochables e improcedentes, como pegar a un hijo, robar bajo
la presión del hambre o admitir una violación por el terror. Después de ello solicitan el
perdón a su conciencia, insistiendo en que no podían hacer otra cosa, que no sabían lo
que hacían. Si el arrepentimiento se ha instaurado en esa persona, el Ho’oponopono
siempre nos ofrece la posibilidad de manifestar en voz alta ese hecho motivado por las
circunstancias, y solicitar el perdón con reflexión, no solamente mediante las cuatro
palabras mágicas.

Si nuestros actos pueden estar sujetos a elementos externos, nuestros pensamientos son
individuales y en ellos nadie está presente, ni nadie nos amenaza por traer a la mente
aquello que queremos. Quizá nos asombremos hasta qué punto tenemos pensamientos
absolutamente desafortunados y dañinos, los cuales apartamos rápidamente de la mente
en busca de algo menos perverso.

Las fortunas y los infortunios no vienen a nosotros por una casualidad, sino que son
el resultado de cosas que han ocurrido en nuestro pasado según el Ho’oponopono, o
errores en otras vidas, basándonos en el Karma.

REFLEXIONES
-Alcanzaremos nuestros sueños primero con la imaginación.

-La necesidad de conocimiento aparece en los individuos al final de la existencia,


cuando el instinto de vivir languidece.
-Nos hemos acostumbrado tanto a mirar a los árboles que no vemos el bosque en su
perspectiva.

-Cuando hay un asesinato alguien llora y alguien se alegra. Después, quienes lloraron
claman justicia o venganza y quienes aplaudieron lo volverán a repetir.

-La economía, la salud y el bienestar no siguen una línea ascendente, sino quebrada.
-Con el tiempo, todo se vuelve posible.
-Si no te arriesgas, si no te sometes a la opinión ajena, nunca sabrás lo que eres.
El proceso de mejorar el karma es algo así:

Cuando usted ayuda o sirve a alguien, atrae a sí mismo la energía. Repartiendo energía,
paradójicamente, recupera y almacena energía; ésa es la ley. Básicamente, esta es la
Ley que gobierna nuestra naturaleza sin la cual el universo no existiría. Es, por
supuesto, en otro sentido, la Ley de Causa y Efecto. Cuando usted ayuda o colabora con
alguien (y esto incluye a la naturaleza), pone en movimiento una causa, y el efecto es
que su esfuerzo revierte en usted mismo.

Para que la propia ley sea más productiva, debe incluir sus trabajos y ayudas en algo
relacionado con su vida y sus propias necesidades. Si usted no cubre sus demandas le
será imposible ayudar a nadie y nada mejor que recordar ese refrán que dice: “la
caridad bien entendida, empieza por uno mismo”. Quien no cuida su cuerpo no estará
fuerte para cuidar el de otros y quien no cultiva su mente y pensamientos recomendará
comportamientos sociales equivocados. Cuando nosotros servimos, no solamente
demostramos amor, una cualidad que se confunde con las cuestiones morales o sociales,
sino que estamos fertilizando nuestra propia felicidad pues eso fortalece y potencia en
cierto modo al individuo para que pueda tratar su propio Karma.

Del mismo modo que una persona progresa y trabaja mejor cuando está enamorado, en
la ayuda a los demás se distancia automáticamente del efecto de su trabajo, no lo tiene
en cuenta, pero los resultados posteriores son benéficos, especialmente en su carácter.
Y ¿hay otra manera de progresar en la vida sino es con el auxilio de la mente?

Justicia

Si todo parece lógico, ¿debe existir entonces algo que asegure la justicia? Nadie siega
una cosecha que no es suya, aunque hay quien gusta precisamente de eso, de recoger lo
sembrado por otros. Pero esto que nos puede parecer estupendo o reprobable, vivir del
esfuerzo de otros, también se hace extensivo a recoger las malas acciones de los demás.

Si consideramos al Karma o a Némesis como demonios vengativos o un ángel


premiador, como se hace a menudo, debemos juzgarlo solamente por los signos
externos, no por el significado interno de la reacción kármica. Némesis era la diosa de
la justicia retributiva, pero también de la venganza, la que castigaba, la que se vengaba
de los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o la infidelidad de su amante.
También se la identifica como patrón de la envidia.

¿Qué podemos hacer, entonces, si descubrimos dentro de unos años que los pasajes más
equivocados de nuestra vida nos han proporcionado beneficios duraderos?

“ Bendecir las desgracias” es una frase común que indica el reconocimiento al destino
que nos obligó a realizar en aquel momento acciones aparentemente perjudiciales.

Frecuentemente, el dolor que ocasiona las bellezas ocultas de la vida o el amor, nos
llevan a una gran desesperanza, aunque pasados algunos años todos nos alegramos de
esos hechos que parecen dirigidos por un ángel guardián.

Para Marco Aurelio, filósofo y estoico por naturaleza y educación, uno de los cinco
buenos emperadores romanos, el hombre era descendente de la divinidad, una partícula
de mente y fuego primordial, y por consiguiente nada podría destruirlo. Nosotros
podemos ser egoístas, ansiosos, hábiles para nosotros mismos, pero esencialmente
nuestros actos quedarán registrados desde el principio del tiempo en las lápidas de
nuestra alma. Cada aspiración nace en los huecos más profundos de nuestro ser, así
como cada deseo bajo y malo tiene su propia semilla, y será recogido en el momento
adecuado, con un efecto igual. Nosotros, entonces, somos nuestro Karma, los
registradores de nuestro carácter, y nuestro destino, agradable o desagradable será
como queramos que sea.

Bueno, esto puede ser una teoría y ya sabemos lo relativamente simple que es
filosofar cuando uno tiene salud y las circunstancias son cómodas. Pero, ¿dónde
está la justicia para la pobreza y la miseria? ¿Qué filosofía puede hacerse para los
millones de personas condenadas a padecer enfermedades dolorosas o morirse de
inanición? ¿Diremos nosotros que es su Karma y que ellos tendrán que trabajar para
tener una mejor suerte, esperanzadamente, en la próxima vida? ¿Diríamos que es su
Karma y por ello han nacido en esas condiciones sumamente difíciles? Seguimos sin
admitir que los acontecimientos adversos presentes puedan tener su origen en hechos
ocurridos antes de nacer. De ser así, debe existir un nexo de unión entre lo anterior y lo
presente. El Ho’oponopono, en ese rebuscar en las conciencias, nos da la clave para
traer al presente los errores.

Nosotros somos una gran familia de seres humanos, y muchos han tenido una parte de
existencia trágica. ¿Nuestro Karma, al estar involucrado profundamente, nos obliga a
buscar y aliviar la miseria que existe en tantas partes de nuestro globo? Ahora la
conciencia mundial está despierta, y al ser más sensible se puede ayudar al desvalido,
pero sigue habiendo las mismas atrocidades que antes.
La mayoría de nosotros, sin embargo, podemos ofrecer a otro una pequeña parte de
alivio tangible, tanto como nuestros corazones deseen y en la medida de nuestras
posibilidades. Pero no hay ninguno de nosotros que pueda trabajar para erradicar las
causas del sufrimiento humano incesantemente, especialmente cuando nuestra propia
vida y quienes nos rodean, exigen dedicación. ¿Hay una forma de buscar el equilibrio
entre ayudar y ayudarnos?

La creencia de que la justicia está en la raíz de la vida es muy vieja, pero


frecuentemente ha sido despreciada por aquellos que no lo encontraron conveniente.
Las religiones del mundo no han tenido éxito mostrando la bondad de la naturaleza que
con mayor frecuencia es incruenta. Tampoco es muy acertada la idea de que puesto que
Dios es el sumo hacedor, deberíamos exigirle que intervenga para hacer justicia,
especialmente en cuanto al bienestar y el castigo. La idea de castigar al otro, está en
todas las mentes.

Pero el sentido de la justicia, de lo correcto y lo incorrecto según la acertada


terminología del Ho’oponopono, está dentro del hombre, grabado en las conciencias
desde que nacemos. Somos privilegiados en este sentido en relación a las otras
especies, pero también responsables. Quienes alegan que primordialmente somos
animales, y que el instinto debe prevalecer sobre la razón y la moral, están tratando de
justificar sus propias y erróneas acciones.

La venganza

Algunas de las religiones más difundidas no acaban de definir sus propias leyes y las
tratan de acomodar a los nuevos tiempos o costumbres. Por ello, lo que antes era
condenable ahora se tolera, sin darnos cuenta que en la naturaleza nada ha cambiado y,
por tanto, si las leyes fueran correctas nunca deberían modificarse. La vieja idea de la
justicia pertenece al "ojo por ojo", tomado literalmente, aunque en este caso se suele
hablar de venganza. “A quien a hierro mata, a hierro muere” y, más concretamente, los
mandatos divinos de Dios a Moisés para que se vengara de los medianitas que habían
hecho daño al pueblo de Israel. Ahora, a un ladrón o un defraudador del fisco se le
castiga robándole –quitándole- lo que robó; el mismo mal desde otra perspectiva.
Vamos a recordar que el castigo, para evitar que se considere venganza, debe ser
distinto, esencialmente privándole de la libertad. Este es el criterio más habitual en la
sociedad occidental, pero como la persona delincuente no ha sufrido en su propio
cuerpo el mismo mal que ha causado, nunca percibe el daño ocasionado. Le causamos
otro mal, le encerramos, pero no siempre proporciona el resultado apetecido. Lo
importante para los jueces es el castigo en sí mismo, no el tipo de castigo y quizá esa
sea la razón por la cual las cárceles están cada vez más llenas de personas.

La venganza y la justicia están tan próximas, que se mezclan con demasiada frecuencia.
“Yo no le deseo ningún mal” –se dice- pero nos alegramos si le va mal en la vida a
quien nos hizo daño. Rayamos en la hipocresía con demasiada frecuencia. Tenemos que
tomar conciencia que nuestra tarea es justamente ayudar a restablecer la armonía que se
ha perturbado y para ello debemos tener una mente noble completamente libres de la
idea de la venganza.
No le pido al lector que acepte fielmente la teoría del Karma, pues mi propósito ha sido
aportarle nuevas ideas sobre nuestra existencia. No obstante, en la medida en que estas
sencillas pero extraordinarias teorías sean asimiladas, seguramente llegará a la
conclusión que he pretendido: que la existencia humana no puede ser tan sencilla como
los incrédulos nos quieren decir con una sonrisa burlona.

La complejidad y magnitud del universo es tanta, así como su equilibrio y poder, que
empieza a resultar paradójico que quienes se denominan científicos no admitan, sin
más, la existencia de un Ser creador omnipotente y sabio. También resulta chocante que
un principio tan elemental como causa y efecto, acción y reacción, no pueda ser
aplicable a todas nuestras acciones y pensamientos.

Mi consejo, si le sirve de algo, es que medite desde ahora un poco más sus acciones
cotidianas, pues si son equivocadas se volverán contra usted tarde o temprano.

REFLEXIONES

-El ser humano no es tan importante en el orden cósmico. Sin nosotros, todo seguirá
igual. Sin nosotros, nuestros amigos y familiares seguirán ahí, amando y peleando.

-El pensamiento, tiene más valor que lo conseguido.


-La idea –la esencia- no es igual que la cosa o la realidad.

-Las ideas tienen más valor que las cosas. Aquellas son perdurables; estas son
efímeras.
-Hay un dualismo dentro de nosotros, dos opiniones, que nos

permiten captar dos mundos, el real y el otro. Quizá sea el alma, así que hay que
percibirlo y desarrollarlo.
-La naturaleza tiene razones que debemos entender.
-La utopía es algo casi imposible de conseguir, pero por lo que merece la pena vivir y
luchar.
-Nos preocupa demasiado lo que hay después de la muerte, pero poco de aquello que
hubo antes de la vida.
Trabajar la conciencia kármica

El científico occidental tiende a rechazar cualquier posibilidad de cambiar las acciones


pasadas mediante el pensamiento y, con frecuencia, también rechaza la idea kármica de
vidas pasadas y futuras. No obstante, es una idea que ahora está empezando de manera
superficial a comprometer las mentes de las personas. El razonamiento que impera es
muy materialista, “científico” y lo definen como sumamente práctico. Según
manifiestan: “Si yo hubiese tenido una vida pasada que ha sido interesante, lo sabría. Y
referente al Ho’oponopono, “si yo puedo cambiar un hecho simplemente recitando
cuatro palabras hermosas, ¿por qué aún está el mundo tan lleno de dolor?”

Ho'oponopono, sin embargo, no juzga a las personas, más bien las comprende y busca
hacer el bien a todos, no solamente a las víctimas, y el proceso no premia ni castiga
pues la finalidad es limpiar nuestras relaciones con otras personas.
Cuando experimentamos el dolor en carne propia tenemos la oportunidad de cambiar al
asumir nuestra responsabilidad por lo que sucede ahora y sucedió. De esta forma,
tenemos el poder de cambiar cualquier situación que nos provoque malestar.
Ho’oponopono trata que aceptemos el 100 por 100 de la responsabilidad de nuestros
pensamientos y de pedir perdón a quién o lo que sea, asumiendo la responsabilidad en
el conflicto. Se involucra más en el dolor y el daño ajeno.

No podemos excusarnos por una acción mala diciendo: “¿Qué podría haber hecho? Era
mi Karma”. Esto significa una estafa verbal. Cuando actuamos, escogemos la mejor
opción, la que más nos beneficia, y comienza entonces a formarse un nuevo Karma que
se dirige a nuestra mente y conciencia deliberadamente. Pero aunque todo lo que
pensamos o hacemos es kármico, podemos cambiar nuestro Karma en cualquier
momento haciendo uno nuevo y dando una dirección más amorosa al viejo, pues hemos
creado energía a través de nuestra naturaleza espiritual. En cualquier momento del
tiempo, el hombre tiene la facultad de escoger libremente su destino. El universo es
ilimitado en magnitud; y la conciencia del hombre no sólo coexiste con el universo, sino
que espiritualmente se amplía.

A través de una conciencia limpia se genera un Karma limpio y fuerte, y una persona
fuerte tiene una presencia igualmente fuerte en cualquier lugar, en todas las
circunstancias, en otras personas, y las reacciones en él son igualmente poderosas. Los
individuos débiles de carácter dejan una impresión muy débil, y lo que ejecutan es
igualmente débil.
El hombre que tiene un pensamiento poderoso, inevitablemente actúa poderosamente en
todo lo que hace, y si recibe un golpe o sufre una pena, tendrá una reacción equivalente.
Por consiguiente, los grandes hombres avanzan por la senda evolutiva y, además,
pueden ayudar eficazmente.

La herencia familiar

Cuando nos fijamos en los modelos familiares a través de los ojos de Occidente, nos
inclinamos por la costumbre de la familia de seguir las tradiciones de los clanes y los
patrones de comportamiento. En las tradiciones orientales del Este y del Medio Este,
incluso, el patrón social es mucho más fuerte, donde la gente dice que se sienten
obligados a cumplir estas costumbres, que tienen que aceptar que las mejores maneras
de comportarse es tal y como ha hecho la familia. Como resultado, ciertos temas
generacionales se transmiten, en la línea familiar, como la compasión por los
desvalidos y las actividades benéficas, pero también la codicia, la ira hacia los otros
que pueden justificar asesinatos por venganza.

A menudo, las personas se quejan de la mala conducta en los demás cuando ellos
mismos son culpables de mantener un mismo comportamiento. En la reflexión del
Ho’oponopono, primero reconocemos el comportamiento en nosotros mismos y luego
solucionamos el conflicto. No juzgamos y ni siquiera analizamos el comportamiento de
los demás, sino que solamente buscamos mejorar nuestra parte afectiva y asumimos la
responsabilidad del bien ajeno y el nuestro propio.

REFLEXIONES
-¿Por quién debemos sentir más pena? ¿Por los que se fueron y ya nada pueden, o por
los que se quedan y todo lo pueden?
-Si dejamos que el destino haga su trabajo, posiblemente no nos guste.

-El universo no responde a lo que uno pide, sino a lo que uno hace. Si no haces lo
correcto, la comunicación con el universo no es posible.

-Es peor ser víctima que culpable. El culpable se puede arrepentir. En la víctima, el
resentimiento le quita la vida.
-Cuando hacemos daño a alguien que nos quiere, no necesitamos pedirle perdón por
que ya nos ha perdonado.
-Decir “no te lo perdonaré nunca”, es una losa que nos hará infelices.
-Estamos pasando de una sociedad de víctimas, a otra en la cual admitimos la
responsabilidad del infortunio.
CAPÍTULO 4
La práctica
Para hablar de los fundamentos que se requieren para practicar adecuadamente
Ho’oponopono, debemos introducirnos en los principios de la filosofía HUNA y
familiarizarnos con las leyes que rigen esta filosofía, porque son también las mismas
que rigen tanto el microcosmos –nosotros-, como el macrocosmos– el universo.

Desde este conocimiento, cuando lo ponemos en práctica nace la acción correcta en


todos los ámbitos de la existencia. La traducción de la palabra hawaiana
Ho’oponopono nos lleva a enmendar un error o enderezarlo, o también hacer lo
correcto. Si conocemos las leyes y acatamos su cumplimiento, seguro que no vamos a
necesitar estas leyes para realizar una acción, pero si este no fuera el caso tenemos un
instrumento para borrar por nosotros mismos todo aquello que no hemos creado en
perfecta armonía con las leyes de la naturaleza y el cosmos.

Así pues, Ho’oponopono se basa en la Ley del Uno que afirma que todo está unido en el
universo, que la separación no existe, tal y como confirma la física cuántica, a pesar de
que para los ojos humanos esta afirmación parezca sin sentido.

Para los sabios kahuna, todo es Uno en espíritu y la separación es en realidad, una
ilusión de la mente humana. Desde esta perspectiva, se entiende que podemos acceder a
nuestra propia divinidad para conseguir que nuestras memorias, programas,
sentimientos y acciones erróneas, sean perdonados. En realidad es una técnica, que nos
enseña a conectar con nuestra parte divina para conectar con nuestro pasado y
enmendar los errores cometidos. Al final, lo que se manifiesta es la falta de amor, y al
pedir perdón abrimos la puerta para que el amor pueda entrar de nuevo y es entonces
cuando la sanación se manifiesta.

Pero aprendemos a través de nuestras faltas. Aflicción, dolor y sufrimiento, son


nuestros mejores maestros. Pero ello no nos debe hacer ir en busca de ser ''buenos",
pues el hombre que busca ser ''bueno" está ejerciendo un tipo de egoísmo espiritual,
porque busca algo para él.

Quien tiene una visión clara, cuyo corazón está en paz y con la mente tranquila, no
busca hacer el bien ni el mal y su ser entero está fijo en la luz, en el Todo. Mientras
haya personas buenas en el mundo habrá hombres malos, y viceversa. Y puesto que
somos la consecuencia de la ley de error-acierto, hay que entender que no es malo
equivocarse, pero sí lo es no rectificar.

REFLEXIONES
-No digas más que aquello que esa persona quiere oír.

-Los resultados dependen de nuestras expectativas y las expectativas de muchos


aumentan las probabilidades.
-Aunque todos los caminos llevan a Roma, solamente podremos ir por uno de ellos.

-Si vas a ser eterno, tómate las cosas con calma, sino es así ¿a qué esperas?
-Lo importante no es a quién amamos, sino con quién somos

felices.
-No se ama a una persona por lo que es; se ama por lo que se siente a su lado.
-Las personas mediocres intentarán hacer daño a quienes destacan.
-Vivir el aquí y el ahora, suele llevar al abandono y a dejarse

llevar por los acontecimientos.


Nuestro entendimiento es que el Ho’oponopono se trata de una práctica antigua que se
originó en Hawái y que se practicaba en un nivel social (grupos de personas que
practican la curación y el perdón de otros), y que también puede ser utilizado en forma
individual. Ahí está ¿su magia?

"Ho'oponopono" se define en el Diccionario de Hawái como "higiene mental: reuniones


con las familias en donde las relaciones se establecen mejor a través de la oración, la
discusión, la confesión, el arrepentimiento y la restitución recíproca y el perdón."

Nosotros no, por supuesto, pretendemos ser expertos en esta técnica de meditación
sencilla y sólo lo ofrecemos como una sugerencia que puede tener resultados
impresionantes en su vida.

Creemos que puede hacernos sentir de manera más tranquila, más equilibrada y llena de
amor. Es un buen lugar para estar. Quizá no cambie con ello su entorno, pero usted sí
cambiará. Ho'oponopono demuestra y nos permite establecer la armonía en nuestras
relaciones mediante el concurso de nuestros propios cuerpos, mentes y espíritus.
Además, el entorno pasa a ser tan importante como el interior.

En resumen, Ho’oponopono, es una práctica del perdón y la reconciliación (esto no


quiere decir que vayamos a volver con el cónyuge, si estamos en un proceso de
separación, ni que vayamos a admitir de nuevo en nuestra vida a quien nos difamó).
Cómo se hace

Como todo lo que es auténtico, bueno y verdadero, practicar el Ho’oponopono es


sencillo. Utilizamos el poder de la palabra con la firme intención de corregir nuestros
errores, pero el pensamiento también vale y, por supuesto, la acción. Para ello
empleamos lo que se ha venido en llamar las cuatro palabras mágicas reconciliadoras:
Lo siento, perdóname, gracias, te amo, en relación a una persona que nos está
causando dolor y sufrimiento, o dirigida a quien hemos dañado. Estas palabras, cuando
se realizan a través de un corazón abierto, tienen un gran poder de resolución. Actúan
como un mantra que busca cualquier hecho que no esté en resonancia con la perfecta
armonía de la creación. De manera, que son nuestras propias acciones no armoniosas
las se vuelven hacia nosotros con la misma frecuencia y energía con las que las
creamos en el pasado. Así de contundente. Recogemos el Karma sembrado en el
pasado.
Cuando nos mantenemos conscientes y atentos, para percibir lo que ocurre en nuestro
pensamiento y nuestro cuerpo mientras hacemos Ho’oponopono, podemos ser
conscientes del papel que desempeñamos en las situaciones que estamos intentando
resolver. Si llega, es una información muy valiosa que nos será de gran ayuda para
solucionar el problema.

Ho’oponopono se practica con la mente y el corazón unidos. La mente necesita


comprender para poder ponerse a un lado y así permitir que el corazón haga su trabajo
de armonización a través de la manifestación consciente y amorosa de las palabras
sanadoras: lo siento, perdóname, gracias, te amo. Estas expresiones, en ocasiones, no
sabemos a quién o a qué van dirigidas, pero sirven para limpiar nuestra consciencia de
recuerdos y memorias que han creado la realidad dolorosa que estamos experimentando
en este momento de la vida. En concreto, cuando practicamos Ho’oponopono pedimos
que perdone nuestros errores, por la parte de nosotros que ha creado el conflicto y por
los pensamientos erróneos que no permiten ver la perfección en todo.

No es necesario comprender a nivel intelectual lo que estamos diciendo para que


funcione. Es más importante la intención. No obstante, es posible que las personas se
sientan más cómodas si tienen una explicación lógica al respecto. Cuando entendemos y
sentimos, nos tranquilizamos.

Las palabras mágicas

Pasar por una cuestión legal de cualquier tipo puede ser estresante y doloroso.
Normalmente pasamos mucho tiempo pensando en los asuntos que tenemos en conflicto.
Pasamos mucho tiempo pensando en el daño que nos han hecho y en los momentos que
han sido horribles para nosotros. También podemos pasar mucho tiempo esperando esas
cosas horribles que no nos suceden nunca.

Hay demasiada reiteración en, "si esa persona no hubiera entrado en mi vida…"

A veces nos pasamos mucho tiempo pensando en un problema individual y dejamos de


pensar en las cosas agradables; como si los momentos de felicidad nos impidieran
resolver los problemas. Incluso nos volvemos terriblemente aburridos con nuestros
propios procesos de pensamiento, reiterando lo negativo, los sentimientos destructivos,
y haciendo un ciclo en los recuerdos una y otra vez, en un bucle sin fin.

Es tedioso y agotador seguir este camino.


Así que decidimos practicar el perdón, el Ho’oponopono.

Sí, claro. Pero, ¿cómo lo podemos hacer cuando hemos sido tan agraviados? Tenemos
motivos para estar enfadados y agresivos insistimos.

Bueno, hay una sugerencia y es que lea con detenimiento este libro sobre la práctica del
perdón de Ho'oponopono y las reglas del Karma. Si ya lo ha comprado o se lo han
regalado, porqué no leerlo. Quizá su vida cambie; o seguro que cambiará.

Esta herramienta no cura el dolor de todos los conflictos de su vida, ni hace que todo
sea mejor. Será, sin embargo, el primer paso para lograr su curación y su dolor sin
ayuda; todo bajo su propio control. Se liberará del ciclo interminable de pensamientos
negativos. Le ayudará a conocerse usted y le permitirá seguir adelante.

Puede pensar que esto no es así en absoluto, a primera vista. Si su abogado con lo sagaz
que es nada ha conseguido, y su psicólogo lleva meses intentando que sea un poco más
feliz, parece difícil que algo que proviene del Hawái antiguo pueda hacer el milagro.
Además, el Karma es una elucubración. Ambos son prejuicios precipitados, pues lo que
estamos compartiendo aquí es algo distinto y poderoso, algo transformador y curativo.
Aquí va.

Las palabras de la meditación son:


Lo siento
Perdóname
Gracias
Te amo.

Bien y ahora ¿qué hacemos? Gandhi dijo que: "El poder es de dos clases: Uno se
obtiene infundiendo el miedo al castigo, y el otro por actos de amor. Este último es mil
veces más eficaz y permanente que el derivado del temor al castigo...".
Un comentario rápido antes de continuar. El hecho de que el Ho’oponopono sea tan
simple, sin embargo, no se debe confundir con el poder de transformación
impresionante que representa. Asimismo, no significa que sea fácil. No lo es cuando
involucramos nuestra conciencia.
Ho'oponopono puede parecer contradictorio al principio, y que ni siquiera podría tener
sentido. Lo explicamos a quién le pueda importar, y tratamos de todos modos a ver qué
pasa después.

Pruébelo incluso 5 minutos 2 veces por día durante 14 días y vea lo que sucede en su
vida y las vidas de quienes le rodean. Es tan gratuito que merece la pena probarlo.

El comienzo

El primer paso es que se centre en alguien que esté fuera de alineación con usted. De
momento, con el pensamiento. Alternativamente, puede centrarse en alguien que sienta
que necesita ayuda. Incluso puede centrarse en los grupos de personas o de nuestro
planeta en su conjunto. Concéntrese en lo que se mueve. Una vez que haya decidido en
quién o en qué centrarse, declare lo siguiente en secuencia (no de manera verbal, sino
en su mente) repetidamente:

Lo siento
Perdóname
Gracias
Te amo.

Eso es. Nada más. Alguien le ha escuchado y no se cuestione quién o qué. Si cree que
no hay nada más a su alrededor que lo tangible, lo sentimos por usted; pero igualmente
recite este mantra.

Vamos a pasar por el propósito de cada declaración. Cada palabra tiene una finalidad,
aunque hay interpretaciones muy diferentes en cuanto a lo que significa cada una y lo
que se pretende con cada instrucción. Yo creo que realmente no importa si no
conseguimos la interpretación exactamente "correcta"; lo que importa es lo que
hacemos en la práctica. Dejemos que el intérprete sea otro.

Todo esto puede sonar totalmente escamoso en un primer momento, pero de nuevo, le
sugerimos que simplemente lo pruebe y vea lo que sucede, antes de emitir juicio.

Una vez más, no creo que sea importante centrarse en las razones del por qué el
Ho’oponopono funciona y cuáles son las razones del cambio que nos genera. La parte
importante es que, simplemente, funciona.
Las cuatro palabras

Cuando conscientemente tomamos la decisión de hacer Ho’oponopono significa que


aceptamos la responsabilidad de nuestros actos y que estamos arrepentidos, por eso
pedimos perdón, que lo hacemos con amor y que estamos agradecidos por la
oportunidad que se nos presenta en la vida para borrar malos hábitos de
comportamiento, aquellos que interfieren en la buena marcha de nuestra existencia y en
la armonía de nuestras relaciones.

Lo siento

LO SIENTO, significa que reconocemos nuestra participación en la situación y el


sufrimiento causado. Somos ahora conscientes de nuestra precipitación o de nuestra
falta de empatía.
Decir “I am sorry” –que dirían los ingleses- o "lo siento" cuando estamos realmente
enojados con alguien, puede parecer totalmente contrario a la intención. Sin embargo,
es exactamente esto lo que hace que el Ho’oponopono tenga éxito. Cuando decimos que
lo sentimos, no estamos sugiriendo que el conflicto o el dolor sea culpa nuestra, no
necesariamente (aunque puede ser). Simplemente estamos asumiendo la
responsabilidad por el hecho de que todos estamos conectados y que cualquier falta de
armonía con otra persona, es también como resultado de la falta de armonía en
nosotros.

Gandhi creía que todas las guerras, los conflictos, el hambre, y el abuso en nuestro
planeta, estaban causados por un conflicto inicial que se había consolidado y
aumentado, así como por la falta de armonía que todos experimentamos dentro de
nosotros mismos. Creía que para conseguir que el mundo sea pacífico, teníamos que
movernos hacia una armonía dentro de nosotros mismos. “Debemos ser el cambio que
queremos ver en el mundo.” Estamos seguros que el Ho’oponopono puede ayudar con
eso.

Decimos que lo sentimos porque estamos tomando la responsabilidad en la curación de


la discordia dentro de nosotros mismos, para que la discordia en el mundo pueda ser
sanada.

Perdóname

PERDÓNAME significa que nos hacemos responsables del daño causado y que
queremos enmendar ahora, si es posible con acciones correctas, con palabras o con
afecto.
Cuando pedimos perdón, decimos que sentimos cualquier dolor que pudiéramos haber
causado a la persona en la cual nos estamos concentrando ahora. Pedimos disculpas por
cualquier dolor que pudiéramos haber causado en una vida pasada, y lo sentimos por
cualquier dolor que nuestros antepasados podrían haber causado a los antepasados de
esa persona. Ya estamos involucrándonos en el Karma.

Al decir “perdóname”, nos centramos en la esperanza de que la persona o personas


puedan ser liberadas de la trampa dolorosa que supone estar enojado, resentido,
enfermo, etc.

Pedimos perdón incluso de manera intuitiva, aunque no sepamos con certeza qué daño
hemos hecho. Con el fin de lidiar con eso, pensamos en Ho’oponopono como una forma
de conectarnos con los demás y estar en equilibrio con ellos, y con nosotros mismos,
evitando culpar a nadie, ni pensar que nadie tiene la culpa. Si hay un desequilibrio
afectivo dentro de nosotros mismos, el desequilibrio afecta al mundo que nos rodea.
Trate de no juzgar el proceso más allá de eso.

“Perdóname” o “Por favor, perdóname”, se dicen por el deseo de que los demás seres
humanos –o una persona en concretosean liberados del dolor o la enfermedad
emocional.

Gracias

GRACIAS significa que estamos agradecidos por todo lo bueno que estamos sintiendo
ahora, porque alguien ha aceptado nuestra petición de perdón, o porque hemos
comprendido lo improcedente de nuestros actos y deseamos ser perdonados.
Agradecemos la oportunidad que se nos da.
Se trata de dar las gracias por las lecciones que hemos aprendido como resultado de
este conflicto, o situación. De dar las gracias por la oportunidad de crecer como ser
humano y de admitir nuestras disculpas o benevolencia para perdonar. Se trata de ser
agradecido por la oportunidad para el aprendizaje.

Quien hoy nos dijo “te odio”, seguramente ayer nos había dicho “te quiero”.

No importa lo mucho que algo o alguien nos haya herido. Si lo miramos desde nuestro
punto de vista actual, veremos que la mayoría de las cosas difíciles en la vida son
enviadas a nuestro camino para ayudarnos a aprender y ser mejores personas, que
podemos estar agradecidos por la experiencia y el aprendizaje.

La gratitud supone el reconocimiento de todo cuanto de bueno nos han proporcionado


los demás, incluso aquellas personas que, en principio, puedan habernos hecho daño.
Te amo

TE AMO significa que estamos poniendo energía sanadora de amor, en donde antes era
de rencor o sufrimiento, para que pueda fluir de nuevo. De esta forma, estamos
aportando la energía sanadora que elimina el sufrimiento. También, y como
consecuencia, amamos ahora a quien nos ha permitido rectificar nuestra vida hacia un
camino más gratificante.

Ésta puede ser una decisión difícil en particular, sobre todo cuando sentimos como si
de verdad no pudiéramos soportar a la persona que nos ha dañado seriamente o
traicionado. Sin embargo, debemos centramos en la persona y decir "Te amo" en nuestra
mente repetidamente. El odio de la otra persona hacia nosotros y su rencor, no
justifica el nuestro. Este paso puede ser muy difícil al principio pero, como hemos
dicho, es simple, pero no fácil. Así que le pedimos que lo diga, simplemente. Así
aprenderá a decir “te quiero” con más facilidad que “Te odio”. Puede ser una cuestión
de hábito.

Cuando nos hemos sentido ofendidos por alguien, o traicionados, llegar a decir "Te
amo" puede llevar algún tiempo, antes de que lo digamos en serio. Lo asombroso es que
con el tiempo, no importa lo herida que tengamos, podemos empezar a sentir los
sentimientos de amor.

Cuando hacemos esta parte de la práctica del Ho’oponopono, podemos empezar a sentir
la sensación física de calidez en nuestros corazones y en el pecho. Pronto nos podremos
empezar a estar en conexión con la otra persona.

El proceso moderno del Ho'oponopono

Llevamos dentro de nosotros los segmentos de la mente inconsciente, que nos conecta
con todas las personas significativas en nuestras vidas. Estos segmentos se parecen a
los arquetipos de Carl Jung. El proceso del Ho'oponopono es alinearnos con y aclarar
las energías residuales de resonancia a través de nuestra genealogía, así como para
aclarar nuestras relaciones con otras personas en nuestras vidas actuales. También es
posible actuar en grupos de individuos.

En este sistema no hay necesidad de hacer ejercicio, resolver, administrar o hacer


frente a los problemas. No es una psicoterapia. Puesto que hay algo divino que lo creó
todo, podemos simplemente conectar con esa fuente y pedir que sea corregido y
limpiado.

Disputas familiares
El Ho'oponopono funciona bien con las disputas familiares y rupturas. Estos problemas
se producen cuando uno o dos miembros no siguen el clan. La lucha que sigue para
restaurar el equilibrio del clan y los patrones de comportamiento, a veces puede crear
feudos de larga duración o incluso rupturas entre los individuos del clan. Como se ha
mencionado antes, no hay una lógica y una razón de ciertos comportamientos que no
implique "esa es la manera en que siempre lo hemos hecho en nuestra familia." En
consecuencia, ciertos temas generacionales pasan por la línea de la familia, como la ira
o la avaricia, dando lugar a una tradición de errores, tabúes y emociones.

Al igual que ocurre con las Constelaciones familiares, el Ho'oponopono nos permite
aclarar estos patrones de conducta y conflictos profundamente arraigados a lo largo de
toda la estructura familiar.

Los niños naturalmente tienen una mejor oportunidad con el Ho'oponopono, ya que
perdonan más fácilmente. Por ejemplo, si un niño de siete años de edad patea a un
compañero de escuela intencionalmente y con ira, el niño que ha sido golpeado puede
perdonarle, no guardar rencor y pueden seguir siendo amigos, quizá más sólidos.
¿Difícil? Esta reconciliación es más fácil que en los adultos.
La idea es soltar viejos recuerdos de dolor, ira o culpabilidad o cualquier emoción
negativa que no sirva de utilidad para nadie, ni para el agresor, ni para el agredido.

El proceso permite a los terapeutas que trabajan directamente con la Fuente u Origen,
Dios o el Amor, transmutar pensamientos erróneos, palabras y acciones en otro
sentimiento más saludable. Los terapeutas conectan con lo Divino y después de crear
esa conexión, apelan a lo Divino para corregir los pensamientos erróneos. De ahí la
importancia de las cuatro palabras mágicas que hay que repetir varias veces. Esta
petición es un arrepentimiento y lleva implícito también el perdón.

Según la creencia del Ho’oponopono, lo Divino (o póngale el nombre que desee),


responde a la solicitud y transmuta los pensamientos erróneos. En este proceso de
corrección espiritual y mental, la miríada de emociones erróneas que causan el
problema son puestas en libertad, incluyendo la ira, el miedo o el odio, junto a otros
pensamientos negativos y sentimientos. Al neutralizar estas energías negativas se
liberan de los pensamientos, dejándolas en un estado de vacío, y en plena libertad. Este
vacío se llena con el Amor mismo.

Poco a poco y a medida en que avanzan los días, todo dentro de nosotros se va
renovando y ganamos energía, y todo el mundo involucrado en el problema empieza a
mejorar por el alineamiento con la fuente. Hay tranquilidad y euforia.

REFLEXIONES
-La evidencia es aquello que origina un hecho.
-Toda interrogante se resolverá con el tiempo

-El conocimiento, los sentimientos y, finalmente, nuestro buen hacer, nos escriben
nuestras vidas.
-No existe tal cosa como el destino, la suerte o la casualidad.

Todo depende de nosotros, lo bueno y lo malo. Pero de todos los defectos en cuanto al
destino se refiere, el más perjudicial es la pasividad, el no hacer nada; quizá esperando
que Dios nos traiga a casa las venturas.

-No perdáis el tiempo en lo que fue y lo que pudo haber sido. Pensar en lo que tenéis
hoy y lo que queréis tener mañana.
Los preliminares

Hay que traer a la mente a alguien con quien no sintamos alineación o apoyo total. Hay
que buscar en este caso la discrepancia y, mentalmente, construir un pequeño escenario.

Si creemos en la posición de los chakras o creemos en el amor divino, imaginamos una


fuente infinita de amor y sanación que fluye de una fuente por encima de la parte
superior de la cabeza (nuestro Ser Superior), y que saliendo de allí deja que la fuente
de amor y sanación fluya hacia esa persona, llenado su cuerpo y desbordando su
corazón. Hay que asegurarse de tener el alma serena para poder sanar a la otra persona.
Al cabo del tiempo, se puede intentar una aproximación física a esa persona, con el fin
de tener un diálogo, aunque las redes sociales pueden servir y los mensajes de la
telefonía móvil.

A continuación hay que dejar ir a la persona, no forzar nuevos encuentros. Hay que
lograr que se corte el cordón AKA, el lazo energético que nos unía a esa persona y
mantenía la confrontación. Con el tiempo lo restauraremos, si queremos uniones sólidas
con algunas personas.

Haga esto con cada persona en su vida con quien no se lleve bien. La prueba final es,
¿podemos ver ya a esa persona o pensar en ella sin sentir cualquier emoción negativa?
Si todavía le hace sentir emociones negativas cuando lo hace, realice el proceso de
nuevo.

El proceso no es realmente diferente a aquello que hace un chamán en una recuperación


del alma o cuando quiere atraer el agua a un lugar reseco. Hay que utilizar la
interconexión de todas las cosas con nosotros y abordar primero los cambios dentro de
nosotros mismos y luego que se conviertan en reflejos externamente. Esto es algo
coherente dentro de los concentos de consciencia colectiva y energía. La base del éxito
está en asumir la responsabilidad de todo lo que experimentamos y considerarnos por
ello creadores de los acontecimientos, nunca meros espectadores.

La fuerza de todo está en el amor, nunca en la razón. No amamos porque debemos,


amamos porque amamos. “No me preguntes porqué te amo. Te amo porque te amo”, una
frase que simplifica todo.
Lamentablemente, ahora no es así y el amor ya no parece mover el mundo, ni todo lo
puede, ni basta con amar para que nos amen. Estamos en una época marcada por el
hedonismo y el egocentrismo a ultranza, donde lo más importante es amarse a uno
mismo, antes que al prójimo. Hay docenas de terapias psicológicas que les impulsan a
ese equivocado camino.

El trueque afectivo es la norma: te doy, si me das. Solamente damos amor a cambio de


algo, quizá de más amor, pero de ninguna manera es un sentimiento altruista. Exigimos
siempre lo mismo que damos, como un intercambio, y cuando no somos correspondidos
dejamos de amar, así de fácil.

Krishnamurti, el gran filósofo del siglo XX decía que “No somos amados porque no
sabemos cómo amar”. También añadía: “Aparentemente, el hombre no ha cambiado;
sigue siendo envidioso, codicioso, supersticioso, violento y temeroso”.

En sus conferencias nos preguntaba: “¿Qué es lo que la mayoría de nosotros estamos


buscando? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros quiere? Sobre todo en este mundo
agitado, donde todos están tratando de encontrar algún tipo de paz, una especie de
felicidad, un refugio, seguramente es importante averiguar qué es aquello que
buscan, lo que están tratando de descubrir. Probablemente la mayoría de nosotros
estamos buscando algún tipo de felicidad, una especie de paz en un mundo que está
montado con agitación, con guerras y discordias, con luchas, y por eso queremos un
refugio donde pueda haber un poco de paz. Creo que eso es lo que la mayoría de
nosotros queremos. Así que vamos de un líder a otro, de una organización religiosa a
otra, de un maestro a otro.
No obstante, hay una diferencia entre la felicidad y la satisfacción. Quizá usted
puede encontrar gratificación, pero seguramente no puede encontrar la felicidad. La
felicidad es un derivado, un subproducto de otra cosa. Por lo tanto, antes de que nos
dediquemos nuestras mentes y corazones a algo que exige mucha seriedad, con
atención y pensamiento, debemos saber qué somos y qué es lo que estamos buscando;
si se trata de la felicidad, o satisfacción. Me temo que la mayoría de nosotros
buscamos la gratificación, pues queremos encontrar una sensación de plenitud al
final de nuestra búsqueda.”
Terminaba diciendo que hay que buscar otras palabras para definir el amor.

Ese sentimiento es ahora demasiado pragmático, alejado del verdadero amor. ¿Cómo es
posible dejar de amar bruscamente a alguien que un día nos hizo daño, nos traicionó o,
simplemente, no nos ama en la misma medida? “Ayer te quería, pero hoy ya no. Me has
decepcionado”. Qué frase más clarificadora sobre la supuesta solidez de nuestros
sentimientos. La conclusión actual es que entre iguales el vínculo del amor supone un
intercambio, un equilibrio entre lo que cada uno da al otro y cada uno toma del otro. Sin
este intercambio equilibrado, el vínculo entre iguales no puede mantenerse. Al menos
es lo que nos dicen. El trueque del que les hablaba antes.

Colofón

ASPECTOS PRINCIPALES TOMADOS DE LA CONFERENCIA DE ADOLFO


PÉREZ AGUSTÍ SOBRE EL HO'OPONOPONO COMO TÉCNICA DE RESOLUCIÓN
DE CONFLICTOS. Madrid. 7/dic/2015, Cruz Roja española.

El conferencista comienza exponiendo el origen del método, definición y descripción.


Dentro de la charla, comparte además reflexiones y conceptos ligados a la educación
emocional, como parte del trabajo para la resolución y prevención de los conflictos.

En relación al Ho'oponopono: es un método de resolución de conflictos basado en el


perdón y la reconciliación, creado por los primeros habitantes de Hawái y que se ha
extendido hasta nuestros días gracias a su efectividad. La palabra Ho'oponopono en su
acepción básica, significa “hacer lo correcto”.

Debido a que en esa época no existían cárceles en Hawái ni sabían de su existencia,


desarrollaron un sistema que permitiera resolver de forma definitiva los conflictos y
que aparte de reparar el daño, lograra la reconciliación entre las partes involucradas.
Para ello, establecieron las siguientes pautas en la resolución de un conflicto:

- Se relatan los hechos. ¿Con quién, cuándo, dónde, porqué? Todo se escucha sin emitir
juicios, sin juzgar ni calificar a los hechos ni a las personas. Esto se hacía delante de
las personas que conocían a los involucrados y a los hechos ocurridos, para evitar que
la víctima exagerara los hechos y que el acusado los minimizara.
- Se crea conciencia acerca de que el conflicto no trae beneficios a nadie. Que el
conflicto no sólo afecta a las partes directamente involucradas, sino que afecta a todo el
entorno y a las demás personas relacionadas (familia, clase, escuela, sociedad). De la
comprensión de los aspectos negativos del conflicto y de sus alcances, se crea
conciencia sobre el deseo de perdonar.
- Se habla en todo momento de responsabilidad, más no de culpa. Se entiende que la
armonía en la convivencia es tarea de todos y por ello, resolver un conflicto es
responsabilidad de todos (incluido no sólo el causante del daño, sino también el que lo
ha recibido).

- También se lleva a reflexionar sobre las causas que han podido llevar al otro a
comportarse de ese modo, a fin de poder facilitar el perdón.

- Se lleva a asumir que se ha hecho daño, que se ha causado dolor, bien sea físico o
emocional, hasta que se admita el daño, a fin de sensibilizar a las personas ante el
dolor ajeno.

- Se fijan los compromisos y acciones para resarcir el daño causado.


- Se motiva a exponer arrepentimiento.
- Se debe pedir perdón.

Los postulados principales de este método se han traducido en 4 expresiones: “Lo


siento, Perdóname, Gracias, Te amo." La aplicación de este método no requiere que las
personas enfrentadas estén presentes para practicarlo. Al ocurrir un conflicto se puede
trabajar estas expresiones individualmente y con uno mismo, produciendo los efectos
liberadores que tiene el perdón. La frase Te Amo que se emplea al final, aunque no se
diga en conexión con el sentimiento, reproduce desde el subconsciente los lazos de
unión y armonía que deben existir cuando se ha concedido el perdón verdadero, cuando
se ha trascendido el odio y el resentimiento; ya que el verdadero perdón se concede
desde el amor.

Al finalizar se realiza un ejercicio para pedir y conceder el perdón a aquellos con los
que nos sintamos en situación de conflicto.

Y sobre el Karma

He aquí transcritos los principales diálogos realizados durante una confrontación


verbal en el curso de una conferencia sobre esoterismo y reencarnación:

- ¿Qué es la reencarnación para los científicos?


- Una de las cosas más difíciles en la educación es explicar y dar argumentos
razonables para semejante creencia. Ningún teósofo ha tenido éxito en la vida tratando
de aportar ni una sola prueba válida para convencer a los escépticos. Sin embargo,
tampoco los escépticos han podido convencer de que no existe vida después de la vida.
Alegan, como prueba, que ninguna persona ha conseguido recordar nada de las
supuestas vidas pasadas.
- Este argumento aporta una vieja objeción: la pérdida de la memoria sobre
nuestra encarnación anterior, lo que es suficiente para invalidar la doctrina. Mi
conclusión es que no es suficiente para negarse a admitirla.
- Me gustaría oír sus argumentos.
- Hay que tener en cuenta, primero, la incapacidad absoluta de los mejores
psicólogos modernos para explicar al mundo la naturaleza de la memoria y su
ignorancia sobre su capacidad. Aunque quizá usted me podría definir qué es la
memoria.
- Generalmente se acepta que es la facultad de nuestra mente para recordar y retener
pensamientos, hechos y eventos anteriores.
- Pero hay una gran diferencia entre las tres formas aceptadas de memoria, esto es:
Recuerdo, Recolección, y Reminiscencia. Memoria, pues, es un nombre genérico.
- También hay muchos sinónimos y gran cantidad de matices.
- La memoria simplemente es un poder innato del pensamiento de los seres vivos,
incluso en animales y plantas, para reproducir impresiones anteriores mediante
una asociación de ideas sugeridas por cosas objetivas o por alguna acción en
nuestros sentidos. La memoria es una facultad que depende completamente del
buen funcionamiento de nuestro cerebro físico, pero la reminiscencia es una cosa
completamente diferente. La reminiscencia es definida como algo intermedio entre
el recuerdo y la recolección, o un proceso consciente para recordar situaciones
pasadas.
- No acabo de entender la diferencia entre estos conceptos.
- Cuando una idea se repite de nuevo sin el funcionamiento de los sentidos
externos, es recuerdo; si es buscada después por la mente, mediante esfuerzo o
dolor, y traída de nuevo ante nosotros, es recolección. La reminiscencia no es una
facultad o atributo de nuestra memoria física, sino una percepción intuitiva que no
forma parte de nuestro cerebro. Esa intuición es lo que nos permite presentir el
peligro, estar a gusto en un lugar nuevo sin motivo aparente, acudir a una llamada
aún antes de que sea efectuada o, saber que hemos vivido vidas pasadas.
- ¿No son, acaso, delirios de la mente?
- Ciertamente todas esas visiones han sido consideradas como anormales o delirios
febriles e incluso clasificadas por la ciencia como parte de nuestra imaginación.
Como siempre, la ciencia ha supuesto el mayor obstáculo para definir como
normales a las personas diferentes y todavía no están lejos los tiempos en los
cuales a los epilépticos se les consideraban como poseídos por el demonio. Si lo
único que ustedes, los científicos, pueden ofrecer a quienes creen firmemente en la
reencarnación es una sesión de psicoterapia ¡qué Dios nos proteja de ustedes!
- ¿Por qué les es tan necesario creer en otras vidas?
- Porque es lo que da sentido a nuestra existencia. No es una creencia impuesta
para no sentirnos solos en el Universo, es un instinto brutal que nace con el ser
humano, como algo que la Naturaleza nos ha dotado.
- Si en este tipo de memoria tan poética están las imaginaciones anormales en las cuales
usted basa su doctrina, entonces usted convencerá a muy pocos.
- Yo no he hablado de imaginación. Simplemente digo que los fisiólogos y
científicos consideran tales reminiscencias en general como alucinaciones e
imaginan que esa persona está enferma o delirando. Nosotros no negamos que
tales visiones del pasado no puedan ser anormales en ocasiones, pues suponen para
muchos un motivo para tranquilizar sus angustias. El problema es que para
ustedes todo lo que se salga de nuestra experiencia de vida diaria normal es
anormal o patológico. De todas formas, debo aclararle que la ausencia de memoria
sobre cualquier acción efectuada en una vida anterior no puede ser un argumento
concluyente para demostrar que no ha existido.
- ¿Pero no piensa usted que éstas son distinciones demasiado imprecisas como para ser
aceptadas por la mayoría de mortales?
- Diga más bien por la mayoría de los materialistas. Yo podría decirles: incluso
para nuestra corta existencia, la memoria es demasiado débil para registrar todos
los eventos de una vida y en eso incluyo las materias académicas. Frecuentemente
la mayoría de los acontecimientos permanecen inactivos en nuestra memoria hasta
que son despertados por alguna asociación de ideas, o para emplearlos en alguna
actividad. Este es el caso de las personas de edad avanzada de quienes se dice les
falla la memoria, aunque recuerdan perfectamente todos sus años anteriores.
- Bien, ¿me puede explicar porqué miles de personas no recuerdan en absoluto nada de
sus vidas pasadas?
- Quizá sí las recuerdan, pero nadie les ha preguntado sobre ellas.
- Pero ¿cómo pueden creer las personas en cosas que no saben, ni han visto nunca, ni
tienen ninguna relación con su vida actual?
- Las personas, y los más sabios, creerán en la gravedad, el éter, los sueños, eso no
es ciencia, son abstracciones y frecuentemente trabajamos con hipótesis. Los
científicos nos dicen multitud de cosas que la mayoría de la gente no puede
comprobar, ver ni tocar y no por ello las negamos. ¿Es tan difícil creer, por tanto, a
los millones de personas de todas las épocas que creen y han creído en la
reencarnación?
- ¿Por qué, entonces, no llegan hasta nuestro consciente las vidas pasadas o nuestro
nacimiento?
- Porque la memoria ha cambiado con la nueva existencia. Una memoria es el
registro de esa existencia en particular.

- ¿Quiere usted decir que solamente sobrevive el Alma-memoria, o como ustedes lo


llaman, el Alma o Ego, pero nada de los restos de personalidad?
- No, algo de cada personalidad debe sobrevivir pues siempre deja su huella en el
Ego Espiritual. La personalidad está cambiando en la vida con cada nuevo
nacimiento. Es como un actor que se aprende una nueva historia.
- Pero habrá algunas excepciones y algunos han de recordar estas vidas pasadas.
- Y así ha sido. Pero ¿quién cree en estos informes? Generalmente se consideran
tales sensaciones como histerismo, alucinaciones, como entusiastas religiosos con
la mente enferma, o farsantes. Permítame leer la siguiente frase: “Una persona
habla a otras sobre el alma, y algunos preguntan: ¿Qué es el alma? La respuesta
es: lo que demuestra nuestra existencia en esta vida”.
- ¿Nos considera usted a los no creyentes como materialistas?

- Esencialmente, sí. Pero yo les haría una pregunta: ¿Puede recordar usted lo que
hizo cuándo era un bebé? ¿Ha conservado en su mente las experiencias más
pequeñas de su vida, pensamientos, o hechos, especialmente aquellas que vivió
durante los primeros dieciocho meses o dos años de su existencia? Entonces ¿por
qué no niega también que usted ha vivido alguna vez como un bebé?

- Bueno, en este caso me lo recuerdan mis padres. De todas formas, según dicen
ustedes, las experiencias presentes son el resultado del Karma pasado. Si nosotros
sabemos los errores anteriores, podemos rectificarlos, ¿no?
- Si un error se rectifica todavía sigue siendo el resultado de un Karma anterior y
posiblemente de varios. Puede que no sea este el procedimiento. Si usted recorta
una planta, crece más vigorosamente. Si usted trata de rectificar su Karma,
aumentará. Encuentre la raíz del Karma y córtelo.
- ¿Pueden limpiar las personas las consecuencias de sus malas acciones haciendo
mantras (himnos) o rezando, o tendrán necesariamente que pagarlas?
- Las malas acciones nuestras normalmente las sufren otras personas, por lo que
posiblemente las consecuencias persistirán. Ningún ritual religioso puede
librarnos de nuestros malos actos. Si así fuese, sería muy fácil tener una vida feliz.
- ¿Están, pues, equivocadas las religiones que otorgan el perdón mediante la simple
exposición a un sacerdote?
- Una persona debe experimentar los resultados de sus actos, buenos o malos, y no
hay ningún ejemplo en la naturaleza que libre de esta manera tan sencilla a quien
ejecuta la maldad. ¿Cómo es posible limpiar un acto malvado con otro totalmente
distinto y que ni siquiera repara el daño causado?

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