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Encuentro 1 – Intensivo de literatura argentina

Los años 60

Canon:
La palabra proviene del griego Kanón que significaba literalmente caña o vara de
medir, por ello su significado deriva en regla, modelo o prototipo.

Podemos distinguir entre canon bíblico y canon literario. El canon bíblico es una lista
cerrada, por lo que no puede sufrir ningún tipo de modificación, ni aumentativa ni
diminutiva (Ej: los Evangelios). Por el contrario, el canon literario es una lista abierta,
cuya selección se hace a partir de una multiplicidad de criterios y que presenta
esquemas del tipo Centro/Periferia. El concepto de canon es por definición polémico y,
por eso mismo, divertido.

Creo que intervenir dentro del canon tiene su interés si la intención es generar
corrimientos jerárquicos de las obras que lo componen y en el intento ensaya un debate.

Vamos a tratar de ver lo que ha venido pasando en los márgenes del canon literario
argentino. Porque, en este caso, el margen es una zona estética y no una zona
sociológica.

Contexto de los años 60:


-Breve introducción acerca de la obra de Borges como algo ya hecho y con su propia
inercia.
Para mediados de los 60, el Borges ya estaba hecho. Ya había publicado sus libros
capitales, que son Ficciones y El Aleph. También ese librito bellísimo que es Otras
Inquisiciones. Pero ya estaba hecho y, aunque la consagración internacional estaba
forjándose, ejercía un peso enorme sobre la literatura argentina de esa década.
En los 40, él invirtió el sentido de una de las grandes preguntas de la literatura, que era
¿Cómo está la realidad en la ficción? Para formularla al revés: ¿Cómo está la ficción en
la realidad? Bueno, Tlon Uqbar, Orbis Tertius, ¿no? En el drive les dejo el cuento
digitalizado.

Ahora, la literatura tenía que ir hacia algún lugar. ¿Qué hacer con Borges? “Mátenlo”,
dijo Witold Gombrowicz (breve reseña de Gombrowicz + Contra los poetas digitalizado
http://recursosbiblio.url.edu.gt/publicjlg/curso/cont_poe.pdf) .
“Maten a Borges”, les dijo el escritor polaco radicado en Argentina a sus amigos y
discípulos antes de volver a Europa. Y ahí viene Puig. Pero enseguida vamos a ir con
eso. Ahora repasemos otro proceso importantísimo de esa época: el boom de la
literatura latinoamericana.

-El boom latinoamericano


¿Alguien sabe a qué nos referimos con eso?
El boom latinoamericano fue un fenómeno literario, editorial, cultural y social que
surgió entre los años 1960 y 1970, cuando las obras de un grupo de novelistas
latinoamericanos relativamente jóvenes fueron ampliamente distribuidas en Europa y
en todo el mundo.
El boom se relaciona en particular con el colombiano Gabriel García Márquez, el
argentino Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes.
El momento clave del boom se sitúa en 1967, con el éxito mundial de la novela Cien
años de soledad, de García Márquez.
El auge de la literatura latinoamericana comenzó con los escritores José Martí, Rubén
Darío y José Asunción Silva, cuyas obras presentan desviaciones modernistas con
respecto a los cánones literarios del viejo continente. Los escritores modernistas
europeos como James Joyce también influyeron en los novelistas del boom, al igual
que los escritores latinoamericanos del movimiento de Vanguardia”.
Vamos a ver esa “influencia” en novelas como Rayuela de Cortázar. (Hacemos un alto
para leer el texto de Martín Kohan sobre la condición “vanguardista de Cortázar”- La
vanguardi permanente, Cap. “Formalismo y formulismo”) Ver drive.

-Las editoriales de bandera.


Este asunto del canon literario y del boom latinoamericano es inseparable de la
cuestión de las editoriales. Vamos a ver que el camino de los sellos editoriales en
Argentina tiene una historia propia, que vamos a tratar de referir a medida que
avancemos en el curso.
De momento podemos decir que en los 60, las editoriales latinoamericanas de bandera
vivían una primavera en términos de influencia y de ventas.
Voy a nombrar algunas para que nos queden resonando esos nombres durante este
recorrido. Cito una nota de Primera plana de enero del 68:
“Tres generaciones de editores comparten (y a veces disputan) el millonario y
riesgoso negocio del libro. Son los Grandes Antiguos (sellos como Losada, Emecé,
Sudamericana, Siglo Veinte y Santiago Rueda); la generación madura (Eudeba,
Paidós, el Centro Editor de América Latina y Jorge Álvarez), y una generación recién
llegada a la que asoman Galerna, Brújula, De la Flor y Del Candil”.
-Sudamericana tenía Cortázar y a García Márquez.

-Losada tenía a Neruda. Anécdota sobre la traducción de Barthes para Losada


(“Nosotros tenemos a Sartre”)

-Emecé tenía a Borges y a Bioy. Unos años después, en 1974, Emecé publicará el
emblemático tomo verde de las Obras completas de Borges.

-La editorial de “súper onda” en ese momento era Jorge Álvarez. Ellos van a editar las
primeras novelas de Puig, de Saer, de Piglia, de Germán García. Van a traducir a
Barthes. Van a publicar a David Viñas.

-En esa época nace el Centro Editor de Ámerica Latina. La Editorial de la Universidad de
Buenos Aires (Eudeba) se fundó en 1958 y solo en ocho años desarrolló una vertiginosa
actividad editorial mediante un catálogo de calidad y de alcance popular. El golpe
militar de 1966 y la intervención de las universidades abortó el proyecto; para ese año,
se calcula que Eudeba había editado un título por día y un total de once millones de
ejemplares. Boris Spivacow –quien comandaba el proyecto– y su equipo renunciaron y
al poco tiempo, el 21 de setiembre de 1966, dieron inicio al Centro Editor de América
Latina (CEAL), un nuevo proyecto editorial y cultural que continuó buena parte de las
iniciativas que habían caracterizado a Eudeba. A poco de comenzar sus actividades, el
CEAL firmó un acuerdo con la Cooperativa de Vendedores de Diarios, Revistas y Afines,
y comenzó a distribuir el material producido en los kioscos del país y de grandes
capitales de América Latina, lo que cambiaría completamente la circulación de libros
en nuestro país.

-Galerna y De la Flor editan a Di Benedetto, a Walsh, a Di Paola, a Lezama Lima, entre


otros.

El derrotero de estas editoriales de bandera va a ser sinuoso y vamos a volver sobre él


durante las clases siguientes. Para quien quiera adentrarse más en este tema. Dejo un
artículo bien específico del catedrático José Luis de Diego acerca de la edición de libros
en Argentina durante los últimos años de la década del sesenta. Durante la llamada
“primavera del libro argentino”.
https://journals.openedition.org/lirico/3147
6-Presentación biográfica de escritores destacados y libros recomendados de cada
uno para empezar a leerlos.

PUIG
Como veníamos diciendo: “Había que matar a Borges” (Gombrowicz). Bueno, Manuel
Puig es el escritor que cierra con el ciclo Borges para abrir uno nuevo.
Es, como casi todos los grandes escritores post Borges, un escritor de pueblo, un
escritor no porteño. Nació en General Villegas, un pueblo pequeño de la provincia de
Buenos Aires.
(proyección de un fragmento de la entrevista en A fondo)
https://www.youtube.com/watch?
v=scHySBl7BnE&t=71s&ab_channel=JoseAbramLujan

Hay dos dimensiones centrales en la obra de Puig: el deseo de experimentación y la


fascinación por las formas populares convencionales -eje de toda la narrativa de
Puig-. La ensayista Graciela Speranza dice que: "La conexión con el pop-art autoriza a
pensar la irrupción de un momento de bisagra en el arte que plantea el fin de un
relato. Este cambio está dado por la desaparición de un arte que hacía del estilo el
criterio excluyente con el cual definir y legitimar estéticas distintas y su reemplazo por
una producción plural y liberadora en la que todo es posible, incluida la falta de estilo".
El que hoy todavía no leyó Puig, se va a sorprender muchísimo.
Desconcertó a los editores en su momento ¿qué era esta literatura que hablaba la
misma lengua de la literatura popular?
El libro que quiero recomendarles como puerta de entrada a la obra de Puig es
Boquitas pintadas (1969!)
Puig va a buscar sus materiales a las zonas más bajas, más cotidianas de la cultura
popular: el folletín, las letras de tangos de Lepera, el cine más industrial de la época,
los teleteatros, los boleros, las “revistas del corazón” o de chimentos.
Si esos son sus materiales, uno de sus principales procedimientos es el “bricolage” --
ese recomponer lo que se rompe o gasta en una casa --, es decir la tarea de aquel que
crea a partir de materiales de desecho, y desde esta acepción ha venido a servir de
etiqueta para lo que se hizo durante la década del 60 en el ámbito del arte de
avanzada.
La recontextualización y la reasignación e igualación jerárquica de elementos de
distinta procedencia cultural, son gestos marcadamente pop que caracterizan a la
escritura de Puig. Ya sea a partir de la preocupación por la cuestión formal en lo que
hace a la materialidad del lenguaje, como en los procedimientos sintácticos, en el uso
de materiales que provienen de “lo menor”, en las temáticas abordadas, los ambientes
recreados o los tipos de personajes rescatados, como a partir de la recuperación de
ciertas formas propias de la oralidad, Puig significa una bisagra en la literatura
argentina.

Otras obras recomendadas:


El beso de la mujer araña (1976)
La traición de Rita Hayworth (1968)

COPI
Copi fue tanto la firma artística como el apodo de Raúl Damonte Botana (1939-
1987). Hijo de un diputado nacional y nieto del dueño del diario Crítica, Copi hubiese
podido pasar toda su vida en uno de esos hoteles de lujo donde un tostado cuesta lo
mismo que una moto, pero decidió dejar las comodidades de Buenos Aires y emigrar a
París sin la tutela económica familiar.Más info:
https://www.laizquierdadiario.com/Osvaldo-Lamborghini-y-Copi-la-persistencia-de-lo-
breve
*Sobre Copi: Si la lengua es mujer, sus textos son travestis.
¿Con qué empezar?
El uruguayo - La narración más veloz que se haya escrito. Pasa de todo. Y es una carta)
El baile de las locas - Una obra maestra. No te deja dormir si la empezás. Inolvidable)
La guerra de las mariconas – Divertidísima novela.
Río de la Plata – Un trunco intento autobiográfico. Corto pero precioso.

LAMBROGHINI
Si la literatura argentina empezó con El matadero, Osvaldo Lamborghini comenzó la
suya con un “matadero” propio y concentrado. Además de tener un apellido genial (los
estudios culturales casi no se han preguntado acerca de la incidencia del nombre de
los autores en el imaginario popular. Hace poco me desperté muy triste porque sigo
sin llamarme Osiris Rodríguez Castillos de nombre y apellido), el autor de El fiord
cosechó una reputación plausible de convertirse en mito. Ricardo Strafacce editó una
biografía sobre este tipo que hoy es un libro culto. En ML la vendían arriba de las 10
luquitas.

Una lista:
El fiord – Por supuesto. Porque ningún texto tiene más potencia que ese.
Sebregondi retrocede – Porque se le para de manos al lenguaje y porque, para
descansar la lectura, en el medio metio el ya clásico y terrible relato “El niño
proletario”, leánlo, nada que ver con la canción de Fito Paéz.

NÉSTOR SÁNCHEZ
Un limado total. El mejor de los beatniks argentinos. Se tomó en serio eso de combinar
la literatura y el jazz. Cortázar la quiso poner bajo su protección pero se limó y se fue a
vivir a las calles de Nueva York, posta no tenía casa, era un homeless. De esa
experiencia nos quedó “Diario de Manhattan”, un texto adelantadísimo a su época.
Otras sobre Sánchez:
Nosotros dos – Su novela más legible. No se zarpa con eso del jazz en la escritura,
aunque está presente el procedimiento. Preciosa novela. Porteñísima.
La condición efímera – Su último libro. “Se me acabó la épica”, dijo cuando le
preguntaron por qué no escribía más. Les dejo un documental sobre este tipo:
https://vimeo.com/119001137

RODOLFO WILCOCK
En los 50 se fue a vivir a Italia y no se lo vio más. Desde allá escribió cosas más
descentradas que la mierda. Todavía no entiendo bien qué hacía. Un rarazo.
Lista:
El estereoscopio de los solitarios – Si te gustan las mini biografías de monstruitos.
El caos – Uno de cuentos. Lo estoy leyendo. No lo terminé pero lo recomiendo.

RODOLFO WALSH
La emergencia del testimonio y sus posibilidades artísticas.
Operación Masacre – más vale. Y antes que a sangre fría de Capote.
Los cuentos policiales

Glosario de conceptos:

Materiales: El acervo simbólico que un autor toma para construir su obra.


Procedimientos: La estrategia discursiva con la que el autor trabaja esos materiales.
Registro: Es el conjunto de variables contextuales, sociolingüísticas y de otro tipo que
condicionan el modo en que una lengua es usada en un contexto concreto. Algunos
factores variables que caracterizan el registro lingüístico están: Formalidad
(formal/informal) Especialización (profesional/estándar) el medio (oral/escrito).
Tono: Cuando hablamos del tono literario de un texto nos vamos a referir a la actitud
general del narrador hacia lo que narra. (chupala Genette)
Tema: Tiene que ver con grandes abstracciones que hacen al contenido argumental de
la obra.  En la literatura podemos encontrar temas recurrentes: el amor, el viaje, la
muerte.
Técnica: Vamos a entender por técnica a la suma de procedimientos y procesos con
que el autor construye su obra.
Estilo: Es la manera característica en que un autor utiliza los recursos anteriormente
nombrados en su escritura.

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