Si bien el hidrógeno es el elemento más abundante, con
diferencia, del universo, es tan ligero que la gravedad de la Tierra no es suficiente para retenerlo y escapa al espacio.
Pero como solo existen trazas de él en la atmósfera la
mayor parte del hidrógeno que se emplea como combustible hoy día procede de los combustibles fósiles, con los que se emplean procesos como el reformado catalítico del petróleo. Una opción mucho más ecológica y sostenible de obtener hidrógeno es extraerlo termoquímicamente de la biomasa, usando altas temperaturas y catalizadores muy caros.
Aunque existen alternativas como la fermentación, la
electrolisis y la conversión fotoelectroquímica, estos métodos no pueden con las moléculas que forman la mayor parte en peso de la biomasa, la lignina y la celulosa presentes en hierbas y maderas, con lo que la eficiencia se evapora. Producción a partir de biomasa celulósica
El hidrógeno puede obtenerse a partir de una fuente
renovable como es la biomasa celulósica. La celulosa puede convertirse en H2 mediante varios procesos termoquímicos tales como combustión, licuefacción, pirólisis y gasificación. El material lignocelulósico se oxida parcialmente a temperaturas superiores a 1.000 ºK, se produce una fracción gaseosa junto a un residuo carbonoso que se reduce posteriormente para formar posteriormente H2, CO, CO2 y CH4. El gas de síntesis obtenido a partir de la gasificación puede utilizarse como combustible directo, como fuente de H2 o como materia prima química para preparar gasolinas o diésel mediante el proceso Fischer-Tropsch. El empleo de vapor de agua en la alimentación permite incrementar la producción de hidrógeno reduciendo la producción de alquitranes y CO.
La gasificación de la biomasa en presencia de O2 genera
una corriente gaseosa rica en hidrógeno que se reforma con vapor de agua a la salida del gasificador con el objetivo de producir hidrógeno adicional. La obtención de hidrógeno por gasificación de biomasa se presenta como una opción interesante, ya que tiene la ventaja sobre el procedimiento clásico (reformado de metano con vapor de agua) de emplear un residuo y no materia prima química. Por lo tanto, se consigue realizar la doble tarea de eliminarlo y a la vez, valorizarlo. La gasificación de residuos vegetales, no obstante, presenta una serie de desafíos. Retos de la gasificación de biomasa Por un lado, desarrollar catalizadores que maximicen la producción de hidrógeno a las elevadas temperaturas de trabajo con la mayor vida útil posible. Por otra parte, conseguir el máximo agotamiento posible de CO en la corriente de hidrógeno obtenida considerando su futura aplicación como combustible en una pila.
El motivo radica en el envenenamiento de los electrodos
(basados en Pt, Pd o Ni habitualmente) por el CO y que imposibilita su funcionamiento. No obstante, a pesar de estas dificultades, la gasificación de residuos vegetales para obtener hidrógeno presenta un futuro esperanzador. La gasificación, dada la severidad del tratamiento, está particularmente indicada para el tratamiento de residuos vegetales difícilmente aprovechables por otras vías.
¿Cuáles son los inconvenientes de este proceso?
• El inconveniente principal de la gasificación de biomasa es la
formación de alquitrán. Los residuos pesados polimerizan y forman estructuras más complejas que no resultan apropiadas para producción de hidrógeno mediante reformado con vapor. • Otro problema inherente de la gasificación de biomasa es la formación de ceniza, que puede producir acumulación de sólido, taponamiento y desactivación. ¿Cómo solucionar los problemas?
La formación de alquitrán puede minimizarse mediante
diseño apropiado del gasificador, incorporación de aditivos catalíticos y también mediante el control de las variables de operación. Los catalizadores reducen el contenido de alquitrán pero son particularmente efectivos para mejorar la calidad y conversión de la fracción gaseosa producida.
Estos problemas se han reducido mediante extracción y
fraccionamiento. Bibliografía recomendada 1. Suárez Alcántara, Karina. (2008). Un poco de todo sobre el Hidrógeno. México. Academia Mexicana de Ciencias. 2. Fernández, A. y Cano, U. (2014). El hidrógeno: el cambio a una economía sustentable. Revista de divulgación científico- tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos. 3. González Velasco, J. (2009). Energías Renovables. Barcelona, España: Reverté. 4. Camps M., Marcos F., (2008) “Los biocombustibles” colección energías renovables 2ª ed. Ciencias y técnicas. Barcelona esp.