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Créditos Valores 1 EP LG CAS_36492 15/3/11 16:39 Página 1

Cuentos para trabajar valores

Religión Católica
Primer Ciclo de Educación Primaria
1
Proyecto y edición: grupo edebé

Dirección general: Antonio Garrido González


Dirección de edición de contenidos educativos: María Banal Martínez
Dirección del área de Religión Católica: Mercedes Asunción Pastor
Dirección de pedagogía: Santiago Centelles Cervera
Dirección de producción: Juan López Navarro

Equipo edebé:
Edición: Pilar López Andrés
Corrección: M.ª José Gracia Bona
Ilustración: Luis Vilardell Panicot
Pedagogía: Santiago Centelles Cervera
Diseño gráfico y cubiertas: Luis Vilardell Panicot

Colaboradores:
Texto: M.ª Luisa Navas Heras
Ilustración: Óscar Fernández Collado (Ferni)
Preimpresión: Track 20

Este libro forma parte del proyecto editorial edebé y ha sido elaborado según las disposiciones y nor-
mas curriculares que desarrollan la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 3 de mayo de 2006.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra


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ríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.cedro.org) si necesita fotocopiar
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Es propiedad del grupo edebé


© grupo edebé, 2011
Paseo de San Juan Bosco, 62
08017 Barcelona
www.edebe.com

36492
Impreso en España
Printed in Spain
EGS - Rosario, 2 - Barcelona
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Cuentos
para trabajar valores

Orientaciones para iniciar el trabajo de valores


En este cuaderno se propone una serie de narraciones sobre valores para que el profesor/a las lea a los alumnos.
También se ofrecen una pauta de trabajo oral y unas fichas fotocopiables para que los alumnos completen el apren-
dizaje.
Las narraciones parten de un entorno fantástico. Esto permite hablar de los valores en un contexto objetivo para
dar pie a trabajar, posteriormente, con situaciones más personales o relacionadas con el aula.

• Escribir, en letra hueca, el nombre de los valores que • Decorar los valores como se prefiera. Mientras tanto,
se trabajarán. Cada valor deberá escribirse en una se puede mantener un diálogo con los alumnos en el
hoja. que se haga una primera aproximación al significado
• Esconderlas por el aula, en ausencia del alumnado. de cada valor.
• Pedir a los alumnos que formen pequeños grupos y • Confeccionar un mural con los nombres de los valo-
busquen las palabras escondidas. res decorados. Colocar el mural en algún lugar visi-
ble del aula.
• Cuando las encuentren, animar a los grupos que ten-
gan más a que compartan con los compañeros que • Usar el mural cada vez que se trabaje un valor, o en
tienen menos. la resolución de los conflictos que puedan producir-
se a lo largo del curso.

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Juan, el buscasetas - La amistad


En un lugar muy lejano, más allá del horizonte, hay una peque- tejado. Vio volar el sofá, la colcha de la abuela Pepa... Cuan-
ña aldea, rodeada de montañas altísimas y bosques verdes, do por fin llegó, ya no quedaba nada.
cuyos habitantes viven en paz y armonía. Para estos aldea- —¡Ay! —se lamentaba Juan—. ¡Lo he perdido todo!, ¡no tengo
nos las setas son muy importantes, porque son su comida adónde ir!, ¡no tengo dónde dormir, ni qué comer! ¡Qué tris-
favorita y porque le dan el nombre a la aldea, que se llama teza!
Setiseta.
Petra había visto pasar el tornado frente a su casa, pero no
Una mañana de otoño, Juan, uno de los aldeanos de Setise- le había causado ningún destrozo. Cuando vio a Juan, salió
ta, se despertó temprano. Se lavó, se vistió, desayunó... y salió corriendo a consolarlo y lo invitó a entrar en su casa para que
de excursión a buscar unas cuantas setas. ¡Juan era el mejor se resguardara. Juan durmió esa noche en casa de Petra y,
buscador de setas de toda Setiseta! Cuando salió de casa, a la mañana siguiente, cuando despertó, pensó por un ins-
saludó a su vecina y amiga, que ya estaba arreglando el tante que estaba en su casa, pero no era así.
jardín:
Después del desayuno, Juan seguía muy triste. Miró por la
—¡Buenos días, Petra! ¡Qué bonitas flores!
ventana para ver las ruinas de lo que había sido su casa y...
—¡Buenos días, Juan! ¡Muchas gracias! Las he plantado ahora ¡no podía creer lo que veía! En el lugar en el que la tarde ante-
mismo. Si vas al bosque, coge el paraguas. El cielo se está rior solo había maderas y cascotes, ¡ahora se levantaba una
nublando y creo que va a llover. ¿Te gustaría ir a jugar unas preciosa casa nueva!
partidas de dominó con los amigos? —le preguntó Petra.
Sorprendido, Juan salió corriendo al jardín de su vecina y se
—Gracias, Petra, pero quizás otro día. Hoy prefiero ir al bos- puso a mirar la casa que había aparecido en una sola noche.
que y estar solo un rato. La puerta estaba abierta y entró. Al cruzar el umbral vio que
Y Juan se marchó al bosque. A medida que pasaban las todos sus amigos estaban en el salón y le gritaron «¡sorpre-
horas, el cielo se oscurecía más y más. Juan empezó a temer sa!».
que cayera una tormenta y decidió regresar. Además, ya tenía —Esta noche hemos levantado una nueva casa para ti. Todos
suficientes setas en el cesto. Ya casi había llegado a la aldea, tus amigos hemos hecho un gran esfuerzo porque te quere-
cuando vio cómo se formaba un gran torbellino de viento. mos —le explicó Petra.
«Uuuuuuuuh» silbaba el aire con fiereza. ¡Se había formado Cuando Juan salió de su asombro y pudo hablar, dijo:
un tornado! Y era de los fuertes, de los que arrancan árboles
—Oh… ¡Ya tengo casa! Cada detalle me recordará que tengo
del suelo. Era terrible ver que, a su paso, todo quedaba arra-
muy buenos amigos y que, con vuestro amor, habéis logra-
sado. Sin embargo, unos metros más allá, todo seguía como
do una cosa muy difícil: construir una casa en una sola noche.
si no hubiera sucedido nada.
Así, Juan se dio cuenta de que tenía muchos y buenos ami-
Juan, cuando vio que el tornado se acercaba a su casa, corrió
gos y decidió pasar con ellos más tiempo.
asustado; pero solo llegó a tiempo de ver cómo levantaba el

Sugerencias para el diálogo


La amistad

— Sobre el texto: ¿Quién es Juan? ¿Adónde va? ¿Con — Sobre la experiencia personal: ¿Qué es para ti un buen
quién? ¿Qué le sucede? ¿Quién lo ayuda? ¿Cómo reac- amigo? ¿Quiénes son tus amigos? ¿Cómo sabes que son
cionan sus amigos? ¿Por qué lo hacen? buenos amigos?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Resuelve:

Amigo∫

Colorea la∫ seta∫ que Juan coge para tener amigo∫.

Ayudar Reír
Mentir

Amar Jugar
Reñir

Completa:
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Mi∫ amigo∫ se llaman
La amistad

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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El pirata Pulpitos - La acogida


barco se ha quedado encallado en el fango y yo no puedo
bajar a tierra firme. Temo que el barro sea una zona de are-
nas movedizas y me traguen. ¡Estoy atrapado!
—Nosotros podríamos ayudarte, pero tú eres un pirata,
¿seguro que no has venido a hacernos daño? —pregunta-
ron los aldeanos.
—¡Claro que no! Soy un pirata bueno. No me dedico a robar
ni a nada por el estilo. ¡Ser malo es muy cansado! Surco los
mares sin más compañía que mi viejo barco. Busco aven-
turas y pulpos gigantes. ¡Me gusta mucho el pulpo!
A los aldeanos esa explicación les pareció buena y since-
ra, así que decidieron ayudarle. A las tres de la tarde el pre-
gonero volvió a salir al balcón del Ayuntamiento:
—«¡Tararíiii!» Se hace saber que el barco del pantano no es
peligroso. Un pirata bueno ha quedado encallado y nece-
sita que le hagamos una pasarela con tierra para poder salir
del barco. Por eso, se pide a todos aquellos aldeanos que
puedan y quieran ayudar que lleven tierra seca al pantano.
En unos minutos, todo el pueblo, con camiones, excavado-
ras, carretas y carretillas, llevó tierra para rescatar al pira-
ta. Construyeron la pasarela y, al anochecer, el pirata pudo
Todos los días, a las 12 de la mañana, el pregonero de Seti- salir del barco, llegar a tierra firme y agradecérselo a los
seta sale al balcón del Ayuntamiento a informar de las nove- aldeanos.
dades. Un día dio esta noticia:
—¡Qué lugar tan bonito! —dijo Pulpitos al visitar la aldea—.
—«¡Tararíííí!» Se hace saber que en el lago pantanoso ha Jamás había visto un pueblo tan precioso.
aparecido un enorme barco. Creemos que está encallado.
Se aconseja que nadie se acerque a la zona hasta que los Los aldeanos se pusieron muy contentos con esas palabras.
investigadores confirmen que no hay peligro. —¿Por qué no te quedas con nosotros, Pulpitos? —le pre-
En ese momento, un grupo de intrépidos aldeanos salió guntó un niño—. Así nos contarías tus aventuras y tus
hacia el pantano para investigar. A lo lejos oyeron unos viajes.
lamentos: Pulpitos pensó que era una buena idea. Estaba cansado de
—¡Ay, ay! ¿Qué será de mí? ¡Estoy atrapado! No puedo salir tanto viajar solo, y los aldeanos lo habían acogido tan bien
del barco, si piso el pantano me hundiré en las arenas move- y le habían ayudado tanto… Vivir con ellos podría ser muy
dizas… agradable.

Los curiosos aldeanos corrieron hasta el lugar del que vení- —Creo que has tenido una buena idea. ¡Me quedaré! —
an los gritos. No les dio tiempo a pensar si el dueño de ese exclamó el pirata con alegría.
barco tendría buenas intenciones o no. Desde ese día, Pulpitos vivió en la aldea que tan bien lo
—¡Hola! ¿Quién eres? ¿Qué te ocurre? ¿Podemos ayudar- había acogido. El pirata les enseñó muchas cosas a los
te? —preguntaron los aldeanos. aldeanos, como por ejemplo, a cocinar pulpo con setas. El
barco de Pulpitos, atrapado en el pantano, se convirtió en
—Soy el pirata Pulpitos. Viajo por los siete mares y nave- un parque de atracciones en el que los más jóvenes juga-
gaba guiándome por las estrellas cuando una nube las tapó ban a visitar tierras tejanas.
y me perdí. No sé cómo he llegado a este pantano, pero el

Sugerencias para el diálogo


La acogida

— Sobre el texto: ¿Quién era Pulpitos? ¿A qué se dedica- — Sobre la experiencia personal: ¿Qué significa acoger?
ba? ¿Con quién viajaba? ¿Qué le sucedió en el pantano? ¿Conoces a personas que necesiten ser acogidas?
¿Quién le ayudó a resolver su problema? ¿Cómo? ¿Por ¿Quiénes? ¿Cómo las tratas tú? ¿Qué haces para que se
qué se queda Pulpitos en la aldea? sientan acogidas? ¿Es importante acoger a las personas
que acaban de llegar? ¿Por qué?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Une lo∫ punto∫ y colorea.

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10
13 9 7
14 15 8
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17 5 3
18 4 2
19 20 1
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22
23
24 25

Ordena la∫ letra∫.

Ø © 

å ® fi

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Completa:
cariñ& — llega∫ — acojan
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Cuand& a un lugar, necesita∫
La acogida

iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
que te con .
5
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La fiesta de los duendes y de las hadas - La responsabilidad


Cerca de Setiseta, hay un bosque mágico en el que vive una sol para estar moreno y guapo. Solo me importa eso, ¡nada
gran comunidad de hadas y de duendes. Las hadas y los más!
duendes son muy trabajadores, pero también celebran La joven hada, aunque estaba preocupada por su compañe-
muchas fiestas. Una de las más especiales es la Fiesta Noc- ro, siguió buscando gusanos de luz que quisieran iluminar los
turna, en la que, una vez al año, festejan que las hadas y los farolillos de la fiesta.
duendes jóvenes ya se han hecho mayores.
El día antes de la celebración de la Fiesta Nocturna, el Con-
Como sucedía todos los años, los duendes y las hadas jóve-
sejo de Hadas y Duendes decidió qué jóvenes habían sido
nes estaban muy ilusionados porque iban a poder ir a la fies-
responsables y podían asistir a la fiesta. El portavoz del Con-
ta, ¡a su primera Fiesta Nocturna! Pero antes tenían que
sejo dijo:
demostrar que eran responsables y que cumplían las tareas
que se les encargaban. Por eso, durante el otoño anterior a —¡Felicidades! La mayoría habéis hecho un gran trabajo.
Habéis demostrado que termináis
de la mejor manera posible vues-
tras obligaciones y que sois respon-
sables. Tenéis el resto del día libre
para descansar y arreglaros para la
fiesta. Todos menos Bin y Ben. Vos-
otros no sois responsables, no tra-
bajáis cuando hay que hacerlo. Así
que no asistiréis a la celebración.
Bin y Ben pidieron que no les deja-
ran sin fiesta porque todavía les
quedaba un día para trabajar y
aprender a ser responsables. El
portavoz los miró y les dijo:
—Está bien, tenéis razón. Hoy
podréis venir a la fiesta, pero será
para trabajar como camareros.
Repartiréis la comida que no habéis
preparado.
La fiesta empezó con una cena de
gala, que Bin y Ben sirvieron ele-
la fiesta, se esforzaron mucho preparando los alimentos, las gantemente. Después de la cena, el portavoz del Consejo vol-
flores y los farolillos necesarios para la celebración. vió a hablar:
Pero un par de duendes, Bin y Ben, no trabajaban demasia-
—Esta es una noche especial. Celebramos que habéis cre-
do. Solo pensaban en la fiesta y en cómo se lo pasarían.
cido y que ya sois mayores. Pero no solo se crece en esta-
Jugaban con las hojas secas que caían al río y las hundían
tura. Para crecer hay que aprender a ser responsable, hacer
con piedras.
en cada momento lo que se tiene que hacer y aceptar las
Una de las jóvenes hadas más trabajadoras les dijo: consecuencias de los actos. Al final, todos vosotros lo habéis
—¡Ahora no es un buen momento para jugar! Tenemos que aprendido, incluso Bin y Ben, aunque haya sido a última hora.
preparar la fiesta. Es nuestra responsabilidad, y si no la cum- Bin, Ben, uníos a la fiesta. ¡Que empiece el baile! ¡Bailemos
plimos, nos pueden castigar a todos sin ir a la fiesta. toda la noche!
Ben, que estaba tumbado en una rama, le contestó: Así fue como los duendes y las hadas jóvenes aprendieron
la importancia de ser responsables y de asumir las conse-
—¡Yo me estoy preparando para la fiesta! Estoy tomando el
cuencias de lo que hacían, fuesen buenas o malas.
La responsabilidad

Sugerencias para el diálogo


— Sobre el texto: ¿Qué celebran los duendes y las hadas en — Sobre la experiencia personal: ¿Qué puedo hacer este
la Fiesta Nocturna? ¿Qué hay que hacer para poder ir a año que no hacía el curso pasado? ¿Qué supone ser
la fiesta? ¿Qué hicieron Bin y Ben? ¿Estuvieron en la fies- mayor? ¿Qué es la responsabilidad? ¿Acepto las conse-
ta? ¿Por qué? ¿Qué aprendieron Bin y Ben? cuencias de mis actos sin enfadarme, aunque no me gus-
ten?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Relaciona cada act& con su consecuencia.

Dibuja y completa:
7
17

8 6

18
16
9 5
2
confían — responsable
15
La responsabilidad

4 1
3
19 10 11

14
12 13
21 24
Si soy iiiiiiiiiiiiiiiiiii
20
22
23
iiiiiiiiiiiiiiiiiii en mí.
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La princesa y el jardinero - La paciencia

En lo más alto de Setiseta, había un castillo con un precio- tiempo para crecer. Déjame cuidarlo. ¡Ten un poco de pacien-
so jardín. Eran el castillo y el jardín más bonitos de la zona. cia!
Tanto, que habían ganado varios concursos. —Está bien —respondió la princesa—, pero la próxima vez
En el castillo vivía una joven princesa, que era muy impacien- que venga, este árbol tendrá que ser más bonito o tendrás
te. No podía esperar para nada ni por nada. Todo tenía que que cortarlo.
conseguirlo en el momento en el que lo pedía. Si le apetecí- Pero la princesa ya no volvió a ir por allí. Todos los días, el
an palomitas, se las preparaban aunque fuera la hora de la jardinero iba hasta donde estaba el pequeño árbol para cui-
comida; si quería un vestido nuevo, tenían que ir a la tienda darlo de forma especial. ¡No quería arrancarlo! Al principio el
a comprarlo, y si ese día estaban las tiendas cerradas, tení- árbol no mejoraba demasiado, pero el jardinero siguió cuidan-
an que abrirlas para ella. do de él, con mucha paciencia, sin cansarse. Al cabo de un
La princesa se preocupaba muy poco por el jardín de su cas- tiempo, los cuidados del jardinero empezaron a notarse y el
tillo. El jardín lo cuidaba un joven jardinero que, con cariño árbol creció y se hizo frondoso. El árbol era un manzano y dio
y esmero, regaba las flores, podaba los abetos, construía unas manzanas rojas, jugosas y dulces.
laberintos con los setos… La princesa lo veía trabajar desde Un día, el jardinero cogió unas cuantas manzanas del árbol,
su ventana, pero nunca bajaba a ayudarlo ni a pasear por el las puso en una cesta y se las llevó a la princesa.
jardín.
—Buenos días, Princesa —le dijo el jardinero—. Te traigo
—Es muy aburrido —decía la joven—. Las plantas tardan unas manzanas de tu jardín.
mucho en crecer, y yo lo que quiero es verlas grandes ¡ya!
—¿Manzanas? No sabía que en el jardín hubiera árboles fru-
El día anterior a un gran concurso, la princesa se paseó por tales.
el jardín para ver si todo estaba a punto. Empezó a caminar
con el jardinero entre las margaritas y los rosales, cruzó un —Solo hay uno. Es ese árbol pequeño que querías cortar,
laberinto perfectamente podado… y llegó a una zona del jar- ¿recuerdas? Decidiste no cortarlo y esperar. Y ahora, gracias
dín en la que no había estado nunca. a tu paciencia, todos podemos disfrutar de estas deliciosas
manzanas.
Esa parte era distinta. Las plantas eran más pequeñas, menos
hermosas, y en el centro había un árbol pequeño y enclen- —Muchas gracias. Ya veo que, a veces, hay que saber espe-
que, sin hojas y sin apenas ramas. rar y no quererlo todo al momento.
—¿Qué es esto? —exclamó la princesa—. ¡Jardinero!, ¿qué Ese día la princesa aprendió a ser un poco más paciente y
hace aquí este árbol tan feo y pequeñajo? ¡Arráncalo ahora todos los criados le estuvieron muy agradecidos al jardine-
mismo! ro, que le había enseñado a la princesa el valor de saber
esperar con paciencia.
—Por favor, Princesa, espera. Ahora lo ves pequeño y poca
cosa, pero será un árbol precioso. Solo necesita un poco de

Sugerencias para el diálogo


La paciencia

— Sobre el texto: ¿Cómo es la princesa al principio de la his- — Sobre la experiencia personal: ¿Qué es la paciencia?
toria? ¿Y al final? ¿Quién le enseña la importancia de la ¿Por qué es importante ser paciente? ¿Cuándo soy
paciencia? ¿Cómo lo hace? ¿Qué hizo el jardinero mien- paciente? ¿Qué hago mientras espero?
tras esperaba?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Colorea la escena en la que e∫ paciente y má∫ feliz.


¡Tiene que Esperaré.
ser ahora!

Di qué pueden hacer mientra∫ esperan.

Anota situacione∫ en la∫ que necesita∫ ser paciente.


bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb
Esper& que deje de llover para salir al recre&
La paciencia

bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb
bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb
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El caballero Florián - El esfuerzo


Florián era un caballero que nunca tenía ganas de hacer nada. —¿Y qué buscas? —preguntó el sabio.
Era muy perezoso. Si sus amigos le proponían ir a pasear, él —La forma de dejar de ser perezoso y de hacer lo que me
no iba porque, decía, se cansaba. Si su familia se marcha- propongo —dijo Florián—. Me dijeron que usted sabría decir-
ba de vacaciones, él se quedaba en casa por miedo a ago- me cómo hacerlo.
tarse.
El sabio lo miró de arriba abajo y le dijo:
Un día Florián pensó que no podía seguir así. ¡Tenía que
empezar a hacer algo para cambiar! Pero no sabía por dónde —Buscas algo difícil, pero ya lo has encontrado. Ahora, már-
empezar. No le gustaba nada, no le apetecía nada… ¿Cómo chate.
se deja de ser perezoso? Florián pensó que quizás alguno de Florián no entendía nada, pero si el sabio le decía que se mar-
sus amigos tendría una solución para su problema, así que chara, tendría que hacerlo; al fin y al cabo era su cueva.
les preguntó. Uno de ellos le dijo: —Gracias, señor. Pensaré en lo que me habéis dicho —dijo
—He oído que cerca de Setiseta, en una de las montañas, Florián.
hay una cueva en la que vive un sabio que tiene respuestas Y así el caballero Florián comenzó el viaje de regreso muy
para todo. Podrías preguntarle. pensativo. En uno de sus descansos, recordó las aventuras
Florián estaba decidido a cambiar de vida, solo necesitaba de su viaje, todo el esfuerzo hecho para llegar a la cueva...
un poco de ayuda. Si para cambiar de actitud tenía que ir a y fue entonces cuando descubrió algo maravilloso. Se dio
buscar al sabio, lo haría. A la mañana siguiente pidió que le cuenta de que lo había logrado: se había esforzado mucho
ensillaran el caballo. Todos se quedaron muy sorprendidos para llegar a ver al sabio, no había sido nada perezoso, tenía
porque Florián nunca salía a montar. Se despidió de su fami- un objetivo y lo había cumplido. Florián se sentía contento
lia y empezó el viaje. por un trabajo bien hecho.
Cabalgó un rato, pero pronto tuvo que parar. ¡Estaba agota- Comenzó a sonreír y se levantó deprisa. Quería regresar con
do! Descansó un poco y después se dijo que tenía que su familia para contarles que, por fin, había descubierto cómo
encontrar al sabio, así que, haciendo un gran esfuerzo, vol- dejar de ser perezoso: solo necesitaba tener un objetivo claro,
vió a montar en su caballo y siguió cabalgando. Viajó duran- saber qué era lo que quería hacer y esforzarse por conse-
te varios días por largos caminos, atravesó grandísimos bos- guirlo.
ques y cruzó ríos caudalosos. Tuvo que
parar muchas veces, pero siempre vol-
vía a montar en el caballo, porque tenía
que encontrar al sabio. Llegó a Setise-
ta y allí le dijeron cómo llegar a la cueva:
tenía que subir la ladera de una monta-
ña y escalar unas rocas altísimas.
Florián pensó que era muy peligroso,
pero tenía que intentarlo. Finalmente,
tras muchos esfuerzos, encontró la
cueva.
—¡Hola! —gritó Florián—. ¿Hay alguien
aquí?
Pero nadie le respondió. Entró en la
oscura cueva. Poco a poco sus ojos se
acostumbraron a la oscuridad. Entonces
vio a un anciano sentado en una silla.
—Noble sabio, soy Florián. Vengo de tie-
rras lejanas buscando algo muy impor-
tante.

Sugerencias para el diálogo


— Sobre el texto: ¿Qué buscaba el protagonista de la his- — Sobre la experiencia personal: ¿Me rindo ante las dificul-
toria? ¿Por qué? ¿Qué hizo para conseguirlo? ¿Encontró tades o intento superarlas? ¿Quién me ayuda en las difi-
dificultades en el camino? ¿Cuáles? ¿Qué le dijo el sabio? cultades? ¿Ayudo a los demás? ¿Por qué es importante
El esfuerzo

¿Lo entendió? ¿Se rindió? ¿Cuándo comprendió el men- saber qué se quiere conseguir?
saje? ¿Qué aprendió?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Colorea las piedras por las que tiene que escalar Florián para dejar de ser perezoso.

voluntad
n& rendirse

esfuerz& desanimarse
tener
rendirse objetivo∫
trabajar abandonar

Dibuja dos personas que te ayudan a ser mejor cada día. Escribe sus nombres.

El esfuerzo

bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb
11
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El dragón Romualdo - La sinceridad


En las montañas que rodean Setiseta, hay muchas cuevas.
En una de las más profundas vive un dragón verde que se
llama Romualdo.
Romualdo es un dragón impresionante. Tiene unas alas enor-
mes y unas garras fuertes y afiladas. Cuando se enfada saca
humo por la nariz y fuego por la boca, aunque eso no pasa
casi nunca. Normalmente, Romualdo es un dragón amable
y simpático. Le gusta contar chistes y jugar al escondite con
los niños de Setiseta.
Pero Romualdo tiene un defecto: no siempre dice la verdad.
Tampoco es que todo lo que diga sea mentira, pero suele
exagerar o cambiar los detalles de sus historias. Como cuan-
do cuenta que se enfrentó a un ejército de 500 hombres que
en realidad solo era un espantapájaros; o lo lejos que llega
en sus vuelos, aunque la verdad es que le da miedo alejar-
se mucho de su cueva. —¡Nada! ¿Qué me va a pasar? ¡Soy un dragón fuerte, nunca
Todos los habitantes de Setiseta saben que Romualdo dice me pongo enfermo! —mintió el dragón.
mentiras, así que, aunque lo quieren mucho, no se fían dema- —Pues llevamos toda la noche sin dormir por culpa de tu llan-
siado de lo que cuenta. to. Algo te debe de pasar —dijo el médico.
Una tarde, Romualdo salió a volar un poco y, al aterrizar, se —¡Nooo! Aquí no pasa nada —volvió a mentir el dragón.
—¿Seguro? Tienes mala cara, como si no te encontraras
bien…
—Bueno, me duele... la tripa… Eso es, me duele la tripa...
porque he comido demasiado.
Romualdo mentía porque le daba vergüenza decir que había
tenido un accidente al aterrizar. ¡Pensaba que se iban a reír
de él!
—Si te duele la tripa, te daré un jarabe —dijo el médico—,
pero veo que también tienes la pata hinchada. Si quieres,
puedo mirarla.
El dragón se puso a llorar. La pata le dolía mucho y lo habí-
an pillado mintiendo. No podía hacer nada más que decir la
verdad, aunque le diera mucha vergüenza.
—¡Buah! ¡Es verdad! ¡Me duele la pata! Me clavé una piedra.
clavó una piedra en la pata. Era una piedra pequeña, pero se He mentido porque no quería que te rieras de mí ni que me
le había clavado muy adentro y no podía quitársela. preguntaras cómo un dragón tan grande ha tenido un acci-
—¡Ay, ay, ay! —se quejaba Romualdo—. ¡Cómo me duele! dente tan tonto. Lo siento.
El llanto de dolor de Romualdo se oía por todas las monta- —Está bien —dijo el médico—. Ahora mismo te curo la pata
ñas. Esa noche nadie pudo dormir en Setiseta por culpa de y te sentirás mejor. Si hubieras dicho la verdad desde el prin-
los lamentos de Romualdo. cipio, ya no te dolería tanto. Es mucho mejor decir siempre
la verdad.
A la mañana siguiente, el médico decidió ir a la cueva a ver
qué le pasaba al dragón. Al verlo tan malito le preguntó: Desde ese momento, Romualdo fue sincero y ya no dijo más
mentiras.
—¿Qué te ocurre, Romualdo?

Sugerencias para el diálogo


La sinceridad

— Sobre el texto: ¿Dónde vivía el dragón? ¿Quiénes escucha- — Sobre la experiencia personal: ¿Qué pasa cuando mien-
ban sus lamentos? ¿Qué le sucedía al dragón? ¿Era since- to? Si digo mentiras, ¿confiarán en mí los demás? ¿Me
ro? ¿Por qué no quería decir la verdad? ¿Cuándo decidió el gusta que confíen en mí? ¿Por qué?
médico ayudarlo? ¿Cuándo pudo curarlo realmente? ¿Qué
aprendió el dragón?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Escucha la historia de Romualdo y marca las opciones correctas.
• Romualdo es un dragón...
guapo.
mentiroso.
que siempre dice la verdad.

• Se queja mucho porque...


le duele una pata.
le duele la tripa.
está triste.

• Cuando el médico le pregunta, Romualdo...


dice una mentira.
dice la verdad.
no responde.
• Al final, Romualdo...
dice la verdad y el médico puede curarlo.
sigue mintiendo y el médico no lo cura.

Coloca las vocales de esta frase en el lugar adecuado.

E E E E E E
A A A E

I I I O O O U

R a M a a L D a a P R a N D a

a S a a S S a N C a R a
Q U
La sinceridad

a S M a S F a L a Z

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Darki - La valentía
«¡Achís!» Los estornudos se oían por todo el bosque. «¡Achís!
¡Achís!» El causante del alboroto era el presidente del Con-
sejo de Hadas y Duendes, el señor Danfur, que estaba muy
enfermo.
—Este resfriado solo mejorará con la planta curatodo que
crece junto a la aldea de Setiseta —dijo el médico.
Pero los duendes y las hadas nunca se acercaban a la aldea.
Las personas les daban mucho miedo. ¡Eran tan grandes!
Además, algunos duendes contaban historias terribles
sobre las personas. Decían que les gustaba atrapar a los
duendes y a las hadas para obligarles a conceder deseos, y
que después se los comían. Nadie estaba seguro de que esas
historias fueran ciertas, pero daban mucho miedo.
—¿Quién irá a buscar la planta curatodo? —preguntó el
médico.
Pero nadie respondió. Nadie se atrevía a acercarse a la aldea.
—Yo iré —dijo Darki con voz temblorosa.
—¿Tú? —se sorprendieron todos—. ¡Pero si eres el duende «Ya solo tengo que encontrar la planta y regresar al bosque»,
más miedoso! se dijo Darki, y empezó a buscar entre los botes que había
—Lo sé —dijo Darki—. Soy un duende cobarde y las perso- en los estantes.
nas me dan mucho miedo. Pero Danfur necesita la planta y —Mira qué tenemos aquí, ¡un duende! —oyó de repente.
alguien tiene que ir a buscarla.
Darki se quedó paralizado por el miedo. ¡La mujer lo había
Al cabo de una hora, Darki llevaba una mochila, un mapa y
visto! ¡Ahora iba a comérselo! Pero no podía permitir que se
estaba andando por el bosque.
lo comiera sin más, al menos le plantaría cara.
«¡En menudo lío me he metido! Quizás tenga suerte y encuen-
—No dejaré que me comas tan fácilmente —dijo Darki.
tre algún brote de esa planta por el camino… ¡Ánimo! ¡Sé
valiente!», se decía Darki. —¡Jajaja! ¿Comer? ¿Quién ha dicho que te voy a comer?
¿Piensas que porque soy más alta, me gusta comer gente
Darki anduvo y anduvo, aunque le temblaban las piernas por
pequeña como tú? ¡Qué va! Solo quiero hablar contigo—. Y
el miedo. Miraba todas las plantas que veía pero no encon-
tró la planta curatodo. De repente, oyó unas voces y se acercando una silla, se sentó delante del duende.
escondió para que no lo vieran. Eran dos aldeanos que iban Hablaron durante horas. Darki se fue convenciendo de que
hablando y llevaban un cesto de setas: realmente los humanos no comían duendes. Había estado
—Voy a pasar por casa de Susana —le dijo uno de los alde- asustado toda la vida por una historia que no era verdad.
anos al otro—. Necesito que me dé unas plantas para el cata- —Eres muy valiente —le dijo Susana—. Has recorrido el bos-
rro, y ella tiene las mejores. que y has entrado en mi casa a pesar de que te daba miedo.
Al oír estas palabras, Darki pensó: «Si esa humana tiene plan- Ser valiente no es no tenerle miedo a nada, es enfrentarse a
tas medicinales, tendrá la que yo necesito». Y sin dudarlo, lo que asusta, como tú has hecho. Como recompensa, te
saltó dentro del cesto. daré la planta que necesitas, y además te llevaré sobre mi
hombro para que llegues antes a tu casa.
Los aldeanos se pararon frente a una casa, llamaron al tim-
bre y una mujer les abrió la puerta. El aldeano que llevaba el Así fue como Darki regresó con los duendes y las hadas.
cesto lo dejó en el suelo, y Darki aprovechó para salir de allí Había aprendido que, aunque todavía muchas cosas le daban
y colarse en la casa sin ser visto. miedo, podía enfrentarse a ellas. Por eso se sentía feliz.

Sugerencias para el diálogo


La valentía

— Sobre el texto: ¿Qué necesita Danfur para curarse? — Sobre la experiencia personal: ¿He tenido miedo en algu-
¿Dónde se encuentra? ¿Por qué nadie quiere ir a buscar- na ocasión? ¿De qué? ¿Qué me sucede cuando tengo
lo? ¿Por qué va Darki? ¿Tiene miedo Darki mientras va miedo? ¿Quién me ayudó a afrontarlo? ¿Cómo lo hizo?
a buscarlo? ¿Cómo descubrió que no tenía por qué tener
miedo?

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Nombre: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fecha: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Rodea los botes necesarios para preparar una infusión para ser valiente.

Ánimo Desgana Esfuerzo

Pereza Superación Paciencia

¿Qué hubiera pasado si Darki no se hubiese atrevido a saltar al cesto de setas? Dibuja
otro final para la historia.

La valentía

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Orientaciones didácticas para trabajar los cuentos


—Escuchar la narración leída por el maestro/a y responder, de forma oral, las pre-
guntas de comprensión de la narración y las de la propia experiencia relaciona-
das con el valor.
—Resolver la ficha fotocopiable propuesta en cada caso.
—Colorear al personaje de la narración. Pueden ampliarse los dibujos que se ofre-
cen en esta misma página.
—Dibujar la escena del cuento que más
le haya gustado. Reconstruir el cuen-
to a partir de todos los dibujos de la
clase.
—Inventar, con la ayuda de todos, un
nuevo final para la historia.

A4 A3
Juan

Pulpito∫ Bin y Ben Princesa

Florián Romuald& Darki


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Contiene cuentos sobre:

• Amistad
• Acogida
• Responsabilidad
• Paciencia
• Esfuerzo
• Sinceridad
• Valentía

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