Está en la página 1de 4

RESEÑAS

Quiceno Castrillón, Humberto, comp.


La nación imaginada. Ensayos sobre
los proyectos de nación en Colombia
y América Latina en el siglo XIX
Cali: Universidad del
Valle, 2015. 324 pp.
J. Alexander Rojas Ramos1

Al campo de la historiografía que versa sus estu- con el Imperio español y de construcción de
dios sobre las prácticas de la élite colombia- los nuevos aparatos de poder de la vida repu-
na del siglo XIX, viene a unirse este trabajo de blicana (1780-1830). En segundo lugar, el en-
investigación de la Universidad del Valle. Su sayo de Saldaña resulta importante para un
apuesta metodológica vincula historia concep- estudio comparado sobre las discontinuida-
tual, intelectual y política en un cuadro final des continentales en la emergencia de insti-
que va revelando los «sentidos de nación» que tuciones científicas vinculadas con el ejercicio
subyacen a la base de cada artefacto cultural, a del poder de una élite —en este caso mexi-
la vez que expone las estrategias de poder des- cana— que hizo de su cultura letrada un ele-
plegadas por la élite en la búsqueda incesan- mento sustancial de su hegemonía a lo largo
te por imponer y realizar sus imaginarios en del siglo XIX.
la nueva sociedad independiente y republicana. La segunda sección, dedicada a la producción
La obra la componen ocho textos cuya apertu- historiográfica de académicos colombianos,
ra está a cargo de los historiadores latinoame- recoge, en el artículo de Humberto Quiceno
ricanos Fabio Wasserman y Juan José Saldaña, Castrillón, las reflexiones en torno a la trans-
muy destacados por sus aportes al debate sobre formación de la «Escuela» entre el periodo fi-
los procesos de construcción de nación en el nal de la Colonia y la República, antes de las
hemisferio. En primer lugar, Wasserman pre- grandes reformas radicales de mitad de siglo
senta el panorama crítico en el cual emergió (1770-1845). Sin duda, la transformación más
el concepto de nación en una Hispanoaméri- interesante se verificará en las técnicas peda-
ca que atravesaba un periodo de rompimiento gógicas adoptadas en la escuela mutua, don-
de se constata la reproducción de los ideales
1 Politólogo, Universidad del Rosario. Estudiante de MA en Historia, de una burguesía liberal que había hecho de la
Pontificia Universidad Javeriana. Profesor, Facultad de Ciencias ciencia, el capital y el trabajo los valores supre-
Jurídicas y Políticas, Universidad El Bosque. Correo electrónico:
jalexanderrojasr@gmail.com
mos de su ética. Así, se asiste a la sustitución

102 / Vol. 21 / ISSN 2248-6992 (en línea) / N.° 42 / enero-junio de 2017


de un antiguo «saber trascendental» por un otra parte, María significaba la cúspide litera-
«saber concreto», cuyos artefactos cultura- ria de un miembro de la «élite de la política y
les reflejaron la ilusión ordenadora del discur- la cultura, blanca y católica, principal produc-
so racional de los reglamentos, constituciones, tora de ideales de nación» (12), a la vez que se
manuales gramaticales, textos escolares, obras ajustaba al canon académico que ya definían
de iniciación, relatos de viajeros, descripcio- figuras descollantes del conservadurismo co-
nes geografías, etc. (12). De manera que ese lombiano, como Rufino José Cuervo y Miguel
nuevo saber terminaría vinculándose con lu- Antonio Caro. Más significativa aun resulta la
gares igualmente concretos de la vida popular convergencia histórica de la novela (publicada
como el taller y el espacio de producción fabril: en 1867) con la expansión de la sociabilidad
«se trataba de aprender a leer, escribir y contar caritativa católica a partir de 1857, que fue ins-
para trabajar» (114). trumento principal en la circulación del imagi-
El texto de Gilberto Loaiza Cano, «La nación nario de «mujer rezandera y adinerada» (169);
en novelas (Ensayo histórico sobre las novelas además, contó con la expansión del publicis-
Manuela y María. Colombia, segunda mitad mo conservador en la prensa escrita, la produc-
del siglo XIX)», es sin duda el más sugesti- ción intelectual y académica, e incluso, con el
vo de todo el conjunto de trabajos historiográ- vertiginoso ascenso de la novedosa prensa es-
ficos aquí compilados. Con justicia se podría pecializada del «bello sexo» (1855-1876), que
afirmar que es un apéndice de su hasta ahora dejó allanado el camino para un ávido público
opus magnum en cuya segunda parte, dedicada femenino e, in extenso, para una «élite política
a la consolidación de la hegemonía del con- y cultural blanca, culta, rica de raigambre ca-
servadurismo católico, hace una mención muy tólica» cuyos criterios estéticos y morales reci-
tangencial a las contradictorias representacio- bieron con simpatía la obra que se constituyó
nes de nación que encierra la escritura, margi- en el «símbolo de la conciliación de un libera-
nal o vanguardista, de Eugenio Díaz Castro, y lismo moderado y un romanticismo católico».3
la muy canónica de Jorge Isaacs.2 El problema Bajo el título «Élites, medidas y Estado en Co-
central se resume en las «condiciones de enun- lombia en la primera mitad del siglo XIX»,
ciación» que explican la emergencia y posición Luis Carlos Arboleda nos acerca a los debates
dominante de María en la cultura intelectual que se han tejido en torno al uso de la ciencia
y el imaginario social colombiano y, en con- como instrumento de dominación de una éli-
traste, la marginalidad de Manuela. En pala- te letrada criolla. En este caso, las vicisitudes
bras del autor: «¿Por qué una sí y otra no?». En en la adopción del sistema métrico decimal, de
este sentido, el ascenso social y caída de una y parte de la élite local, dan cuenta de las distin-
otra se explican a partir de las «condiciones in- tas estrategias desplegadas por una minoría, en
trínsecas de cada obra», por un lado, y de los su afán de imponer en las prácticas de la vida
«momentos discursivos», por otro. Así, la mar- cotidiana —del comercio a la aritmética bási-
ginalidad de Manuela halla sus razones en la ca— un sistema de medidas unitario que, para-
distopía del mundo representado por el letrado lelamente, fuera dispositivo de poder y reflejo
de provincia Díaz Castro: de tono más popular, de una nación moderna y unificada.
casi beligerante, sintetiza la verdadera polifo- Muy interesante resulta el artículo «La sobera-
nía nacional que, «en vez de sugerir un mundo nía a prueba en “Los puñales del 7 de Marzo
ideal, en vez de proponer una armonía social y de 1849”», de Natalia Suarez Bonilla, en la me-
política, pintó o retrató […] una vida política dida que es la antesala perfecta al gran proble-
aldeana que estaba muy lejos de poner en obra ma de la historia social y política del siglo XIX
los lemas de una república perfecta» (154). De en torno a las conflictivas relaciones que tejió la
clase trabajadora, representada en el artesanado
2 Nos referimos a la obra: Gilberto Loaiza Cano, Sociabilidad, reli-
gión y política en la definición de la nación. Colombia, 1820-1886
(Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2011). 3 Loaiza Cano, Sociabilidad, religión y política, 258.

103
y el liberalismo gólgota (ala radical del recien- nos presenta las transformaciones del pensa-
te Partido Liberal que inaugura el populismo miento político que experimentara Samper
democrático, que tan solo un año antes había es- entre su juventud radical y la madurez con-
tremecido la República burguesa de 1789). El servadora que lo catapultaría como figura de
texto en esencia revela, a partir de un riguro- primer orden de la Regeneración. En el mar-
so análisis de las percepciones generadas por el co de la «transición ideológica» de este in-
acontecimiento y registradas en los medios es- dividuo se reflejaron, también, los drásticos
critos conservadores y liberales, el «concepto de cambios ideológicos de final de siglo. Verbi-
soberanía popular» y, por ende, la idea de repú- gracia, la pasmosa transformación de una idea
blica que comenzaba a definirse al interior de la de libertad casi absoluta que sería sustitui-
lucha partidista de mitad de siglo. Bajo la figura da en el periodo regeneracionista por la con-
de «agorafobia conservadora», la autora nos de- vicción de que «Colombia necesita limitar los
vela la idea de una república fundada en una rí- derechos individuales teóricamente reconoci-
gida democracia indirecta y representativa que dos, porque su absolutismo los anulaba y era
se muestra como «la forma ordenada y correc- destructor del orden social» (278). Ideas que
ta de manifestación de la soberanía de la nación» no solo constatan las transiciones de una vida
(239). En su opuesto extremo, la actitud gólgo- intelectual, sino que también fueron elemen-
ta se acerca más a una «agorafilia» cuya percep- tos de justificación teórica y jurídica del orden
ción de la irrupción pública del pueblo fue casi la fundado en 1886.
de «sueño democrático», el cual, según José Hi- Por su parte, Juan Moreno Blanco reconstruye
lario López, se habría materializado en su elec- la imagen del hombre nativo y su condición
ción presidencial como prueba del «respeto a la en el orden del discurso de la élite, a través de
voluntad de la mayoría». En síntesis, las emocio- la narrativa científica construida a partir de la
nes que evocó la movilización popular hasta casi influencia de Humboldt, la cual proveyó tan-
su ejercicio coercitivo aquel 7 de marzo de 1849 to la materia prima de la representación del
dan cuenta de una dicotomía eventual, que la au- mundo extraeuropeo, como la imagen pro-
tora explica en torno al problema de la soberanía pia del hombre occidental en una oposición
popular y sus repercusiones en las imágenes de «civilizado/salvaje». Representaciones que
nación y república que elaboraba la élite criolla. justificarían el proyecto civilizatorio del Oc-
Sin embargo, consideramos que, tras la ruptura cidente moderno y del cual la élite criolla se
entre proletariado y radicalismo en el golpe arte- consideró su agente local. Este proyecto na-
sano-militar de José María Melo (17 de abril de rrativo-representativo que atraviesa los pro-
1854), terminarían acercándose, en lo conceptual cesos culturales de configuración del mundo
y la praxis política, la élite liberal gobernante y el a partir de opuestos antagónicos parece, se-
conservadurismo, a tal punto que la imagen dis- gún el autor, hundir sus raíces en el antiguo
criminatoria que construyó y circuló a través de mito de Prometeo, quien en un acto de pie-
su prensa escrita de «un pueblo incapacitado para dad regala el fuego a los hombres (metáfora
gobernar» no distó mucho del exclusivismo polí- de la luz de la civilización) para que estos su-
tico del Olimpo Radical, que se dio durante casi peren la oscuridad de su primitivismo natu-
tres décadas de hegemonía política. ral. Así, desde Colón a Humboldt, pasando
En este libro, además, son rastreados los senti- por las narrativas cientificistas de la élite re-
dos de nación a través de las tres obras filo- publicana, el hombre ilustrado se representó
sófico-jurídicas más significativas4 de José como agente prometeico (civilizador) de una
María Samper. Entre una historia concep- humanidad en tinieblas, a la vez que funda-
tual e intelectual, Eric Rodriguez Woroniuk mentó en ello las razones de su «proyecto de
dominación sobre [una] alteridad» (317), in-
culta, salvaje, inferior y, por ende, objeto de su
4 Programa de un liberal a la convención constituyente de los Estados
Unidos de Nueva Granada (1861); Curso elemental de ciencias de la poder tutelar.
legislación (1873); Derecho público interno de Colombia (1886).

104 / Vol. 21 / ISSN 2248-6992 (en línea) / N.° 42 / enero-junio de 2017


En síntesis, los productos de investigación que estrategias de producción, circulación e impo-
se presentan en esta obra se destacan por una sición de imaginarios de nación a través de la
combinación muy eficiente de herramientas alta cultura. Por ende, resulta aún un reto inte-
propias de la historia cultural con los suges- grar a la historia cultural y política de las élites
tivos enfoques de análisis del poder de Mi- el utillaje metodológico y las preocupaciones
chel Foucault, así como con categorías del de la historia social, que pueden arrojar luz so-
pensamiento político gramsciano que ha re- bre las formas históricas que tomó la acción
vitalizado la escuela de estudios poscolonia- colectiva popular en procesos de recepción,
les, resultando muy distintivos de los estudios emulación o, incluso, de resistencia frente a los
culturales. Es igualmente importante la diver- artefactos e ideales culturales elaborados por la
sidad de artefactos culturales —desde manua- clase dominante.
les de escuela, pasando por novelas clásicas y
prensa partidista, hasta obras intelectuales—
que sirven de fuente para revelar la pluralidad
de ámbitos intelectuales desde los cuales la éli-
te configuró, difundió e impuso sus represen-
taciones de nación.
De otra parte, resulta ya generalizado en los es-
tudios sobre la élite del siglo XIX el descuidar
por completo los indicios de una agency po- Cómo citar esta reseña
pular en los procesos de configuración de la Rojas Ramos, J. Alexander. Reseña de La nación ima-
nación colombiana. A tal punto, que el lien- ginada. Ensayos sobre los proyectos de nación en Co-
lombia y América Latina en el siglo XIX, compilado
zo final en este caso particular es un estudio
por Humberto Quiceno Castrillón. Memoria y So-
exclusivo sobre la élite republicana —no las
ciedad 21, n.° 42 (2017): 102-105.
«gentes del siglo XIX colombiano» (9)—, sus

105

También podría gustarte