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Al campo de la historiografía que versa sus estu- con el Imperio español y de construcción de
dios sobre las prácticas de la élite colombia- los nuevos aparatos de poder de la vida repu-
na del siglo XIX, viene a unirse este trabajo de blicana (1780-1830). En segundo lugar, el en-
investigación de la Universidad del Valle. Su sayo de Saldaña resulta importante para un
apuesta metodológica vincula historia concep- estudio comparado sobre las discontinuida-
tual, intelectual y política en un cuadro final des continentales en la emergencia de insti-
que va revelando los «sentidos de nación» que tuciones científicas vinculadas con el ejercicio
subyacen a la base de cada artefacto cultural, a del poder de una élite —en este caso mexi-
la vez que expone las estrategias de poder des- cana— que hizo de su cultura letrada un ele-
plegadas por la élite en la búsqueda incesan- mento sustancial de su hegemonía a lo largo
te por imponer y realizar sus imaginarios en del siglo XIX.
la nueva sociedad independiente y republicana. La segunda sección, dedicada a la producción
La obra la componen ocho textos cuya apertu- historiográfica de académicos colombianos,
ra está a cargo de los historiadores latinoame- recoge, en el artículo de Humberto Quiceno
ricanos Fabio Wasserman y Juan José Saldaña, Castrillón, las reflexiones en torno a la trans-
muy destacados por sus aportes al debate sobre formación de la «Escuela» entre el periodo fi-
los procesos de construcción de nación en el nal de la Colonia y la República, antes de las
hemisferio. En primer lugar, Wasserman pre- grandes reformas radicales de mitad de siglo
senta el panorama crítico en el cual emergió (1770-1845). Sin duda, la transformación más
el concepto de nación en una Hispanoaméri- interesante se verificará en las técnicas peda-
ca que atravesaba un periodo de rompimiento gógicas adoptadas en la escuela mutua, don-
de se constata la reproducción de los ideales
1 Politólogo, Universidad del Rosario. Estudiante de MA en Historia, de una burguesía liberal que había hecho de la
Pontificia Universidad Javeriana. Profesor, Facultad de Ciencias ciencia, el capital y el trabajo los valores supre-
Jurídicas y Políticas, Universidad El Bosque. Correo electrónico:
jalexanderrojasr@gmail.com
mos de su ética. Así, se asiste a la sustitución
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y el liberalismo gólgota (ala radical del recien- nos presenta las transformaciones del pensa-
te Partido Liberal que inaugura el populismo miento político que experimentara Samper
democrático, que tan solo un año antes había es- entre su juventud radical y la madurez con-
tremecido la República burguesa de 1789). El servadora que lo catapultaría como figura de
texto en esencia revela, a partir de un riguro- primer orden de la Regeneración. En el mar-
so análisis de las percepciones generadas por el co de la «transición ideológica» de este in-
acontecimiento y registradas en los medios es- dividuo se reflejaron, también, los drásticos
critos conservadores y liberales, el «concepto de cambios ideológicos de final de siglo. Verbi-
soberanía popular» y, por ende, la idea de repú- gracia, la pasmosa transformación de una idea
blica que comenzaba a definirse al interior de la de libertad casi absoluta que sería sustitui-
lucha partidista de mitad de siglo. Bajo la figura da en el periodo regeneracionista por la con-
de «agorafobia conservadora», la autora nos de- vicción de que «Colombia necesita limitar los
vela la idea de una república fundada en una rí- derechos individuales teóricamente reconoci-
gida democracia indirecta y representativa que dos, porque su absolutismo los anulaba y era
se muestra como «la forma ordenada y correc- destructor del orden social» (278). Ideas que
ta de manifestación de la soberanía de la nación» no solo constatan las transiciones de una vida
(239). En su opuesto extremo, la actitud gólgo- intelectual, sino que también fueron elemen-
ta se acerca más a una «agorafilia» cuya percep- tos de justificación teórica y jurídica del orden
ción de la irrupción pública del pueblo fue casi la fundado en 1886.
de «sueño democrático», el cual, según José Hi- Por su parte, Juan Moreno Blanco reconstruye
lario López, se habría materializado en su elec- la imagen del hombre nativo y su condición
ción presidencial como prueba del «respeto a la en el orden del discurso de la élite, a través de
voluntad de la mayoría». En síntesis, las emocio- la narrativa científica construida a partir de la
nes que evocó la movilización popular hasta casi influencia de Humboldt, la cual proveyó tan-
su ejercicio coercitivo aquel 7 de marzo de 1849 to la materia prima de la representación del
dan cuenta de una dicotomía eventual, que la au- mundo extraeuropeo, como la imagen pro-
tora explica en torno al problema de la soberanía pia del hombre occidental en una oposición
popular y sus repercusiones en las imágenes de «civilizado/salvaje». Representaciones que
nación y república que elaboraba la élite criolla. justificarían el proyecto civilizatorio del Oc-
Sin embargo, consideramos que, tras la ruptura cidente moderno y del cual la élite criolla se
entre proletariado y radicalismo en el golpe arte- consideró su agente local. Este proyecto na-
sano-militar de José María Melo (17 de abril de rrativo-representativo que atraviesa los pro-
1854), terminarían acercándose, en lo conceptual cesos culturales de configuración del mundo
y la praxis política, la élite liberal gobernante y el a partir de opuestos antagónicos parece, se-
conservadurismo, a tal punto que la imagen dis- gún el autor, hundir sus raíces en el antiguo
criminatoria que construyó y circuló a través de mito de Prometeo, quien en un acto de pie-
su prensa escrita de «un pueblo incapacitado para dad regala el fuego a los hombres (metáfora
gobernar» no distó mucho del exclusivismo polí- de la luz de la civilización) para que estos su-
tico del Olimpo Radical, que se dio durante casi peren la oscuridad de su primitivismo natu-
tres décadas de hegemonía política. ral. Así, desde Colón a Humboldt, pasando
En este libro, además, son rastreados los senti- por las narrativas cientificistas de la élite re-
dos de nación a través de las tres obras filo- publicana, el hombre ilustrado se representó
sófico-jurídicas más significativas4 de José como agente prometeico (civilizador) de una
María Samper. Entre una historia concep- humanidad en tinieblas, a la vez que funda-
tual e intelectual, Eric Rodriguez Woroniuk mentó en ello las razones de su «proyecto de
dominación sobre [una] alteridad» (317), in-
culta, salvaje, inferior y, por ende, objeto de su
4 Programa de un liberal a la convención constituyente de los Estados
Unidos de Nueva Granada (1861); Curso elemental de ciencias de la poder tutelar.
legislación (1873); Derecho público interno de Colombia (1886).
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