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07/04/2011 La lucha de clases política de Estados …

La lucha de clases política de Estados Unidos


Jeffrey D. Sachs · · · · ·

02/01/11

NUEVA YORK - Estados Unidos está en curso de colisión consigo mismo. El acuerdo
alcanzado este mes entre el presidente Barack Obama y los republicanos en el Congreso
para extender los recortes fiscales iniciados hace una década por el presidente George W.
Bush está siendo saludado como el comienzo de un nuevo consenso bipartidista. Creo, en
cambio, que es una falsa tregua de lo que será una batalla campal por el alma de la
política estadounidense.

Al igual que en muchos países, los conflictos sobre la moral pública y la estrategia
nacional se reducen a cuestiones de dinero. En los Estados Unidos, esto es más cierto que
nunca. El país un déficit presupuestario anual de alrededor de $ 1 billón, que puede
ampliarse aún más como resultado del nuevo acuerdo tributario. Este nivel de
endeudamiento anual es demasiado alto. Hay que reducirlo, pero ¿cómo?

El problema es la política corrupta y la pérdida de moral cívica de los Estados Unidos . Un


partido político, los republicanos, apuesta a poco más que a reducir los impuestos,
objetivo que pone por encima de cualquier otro. Los demócratas tienen una gama algo más
amplia de intereses, como el apoyo a la atención de salud, la educación, la formación y la
infraestructura. Pero, al igual que los republicanos, también están interesados en regalar
con profusión recortes de impuestos a sus grandes contribuyentes de campaña, entre los
que predominan los estadounidenses ricos.

El resultado es una paradoja peligrosa. El déficit presupuestario de EE.UU. es enorme e


insostenible. Los pobres se ven exprimidos por los recortes en los programas sociales y un
mercado laboral débil. Uno de cada ocho estadounidenses depende de cupones para
alimentos para comer. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, un partido político

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quiere acabar con los ingresos fiscales por completo, y el otro se ve arrastrado fácilmente,
contra sus mejores instintos, en aras de mantener contentos a sus contribuyentes ricos.

Este frenesí de recortes de impuestos viene, increíblemente, después de tres décadas de un


régimen fiscal de élite en los EE.UU. que ha favorecido a los ricos y poderosos. Desde que
Ronald Reagan asumiera la presidencia en 1981, el sistema presupuestario de Estados
Unidos se ha orientado a apoyar la acumulación de una inmensa riqueza en la cúspide de
la distribución del ingreso. Sorprendentemente, el 1% más rico de los hogares
estadounidenses tiene ahora un valor neto más alto que el 90% inferior. El ingreso anual
de los 12.000 hogares más ricos es mayor que el de los 24 millones de hogares más
pobres.

El verdadero juego del Partido Republicano es tratar de fijar en su lugar esa ventaja de
ingresos y riquezas. Temen, correctamente, que tarde o temprano todo el mundo comience
a exigir que el déficit presupuestario se cierre, en parte, elevando los impuestos a los
ricos. Después de todo, los ricos viven mejor que nunca, mientras que el resto de la
sociedad estadounidense está sufriendo. Tiene sentido aplicarles más impuestos.

Los republicanos se proponen evitar esto por cualquier medio. Este mes tuvieron éxito, al
menos por ahora. Pero quieren hacer que a su victoria táctica -que pospone el
restablecimiento de las tasas tributarias previas a Bush por un par de años - le siga una
victoria de largo plazo la próxima primavera. Sus líderes en el Congreso ya están diciendo
que van a recortar el gasto público a fin de comenzar a reducir el déficit.

Irónicamente, hay un ámbito en el que ciertamente se justifica hacer grandes recortes


presupuestarios: las fuerzas armadas. Pero ese es el tema que la mayoría de los
republicanos no va a tocar. Quieren recortar el presupuesto no mediante el fin a la inútil
guerra en Afganistán y la eliminación de los sistemas de armas innecesarios, sino
recortando la educación, la salud y otros beneficios de la clase pobre y trabajadora.

Al final, no creo que lo logren. Por el momento, la mayoría de los estadounidenses parecen
estar de acuerdo con los argumentos republicanos de que es mejor cerrar el déficit
presupuestario mediante recortes de gastos en lugar de aumentar impuestos. Sin embargo,
cuando sea la hora de hacer propuestas presupuestarias reales, habrá una reacción cada
vez mayor. Predigo que, con la espalda contra la pared, los estadounidenses pobres y de
clase trabajadora comenzarán a manifestarse por justicia social.

Esto puede tomar tiempo. El nivel de corrupción política en Estados Unidos es asombroso.
Ahora todo gira en torno al dinero para las campañas electorales, que han llegado a ser
increíblemente costosas. Las elecciones de mitad de período tuvieron un coste estimado de
$ 4,5 mil millones, y la mayor parte provino de grandes empresas y contribuyentes ricos.
Estas fuerzas poderosas, muchas de las cuales operan de forma anónima bajo las leyes de
EE.UU., trabajan sin descanso para defender a aquellos que se encuentran en cima de la
distribución del ingreso.

Pero no nos equivoquemos: ambos partidos están implicados. Ya se habla de que Obama
va a recaudar $ 1 mil millones o más para su campaña de reelección. Esta suma no vendrá
de los pobres.

El problema para los ricos es que, aparte de los gastos militares, no hay espacio para
recortar el presupuesto más que en áreas de apoyo básico para la clase pobre y
trabajadora. ¿Es Estados Unidos realmente se va a recortar los beneficios de salud y las
jubilaciones? ¿De verdad va a equilibrar el presupuesto reduciendo el gasto en educación
en momentos en que los estudiantes de EE.UU. ya están siendo superados por sus
contrapartes de Asia? ¿Realmente va Estados Unidos a permitir que su infraestructura
pública siga deteriorándose? Los ricos van a tratar de impulsar ese programa, pero al
final fracasarán.

Obama llegó al poder con la promesa de cambio. Hasta ahora no ha habido ninguno. Su
gobierno está lleno de banqueros de Wall Street. Sus altos funcionarios se van para unirse
a los bancos, como hizo recientemente su director de presupuesto, Peter Orszag . Está
siempre dispuesto a servir a los intereses de los ricos y poderosos, sin trazar una línea en
la arena, sin límites al "toma y daca".

Si esto sigue así, surgirá un tercer partido, comprometido con la limpieza de la política
estadounidense y la restauración de una medida de decencia y justicia. Esto también

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tomará su tiempo. El sistema político está profundamente sesgado contra todo reto a los
dos partidos en el poder. Sin embargo, el tiempo del cambio vendrá. Los republicanos
creen que tienen la ventaja y pueden seguir pervirtiendo el sistema para favorecer a los
ricos. Creo que los acontecimientos futuros demostrarán lo equivocados que están.

Jeffrey D. Sachs es profesor de Economía y Director del Earth Institute de la Universidad de Columbia.
También es Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre las Metas de Desarrollo
del Milenio.

Traducido del inglés para www.project-syndicate.org por David Meléndez Tormen


Project Syndicate, 27 diciembre 2010 C ompartir

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