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Sergio Bot t a
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Sergio Bot t a
"El pant eón prehispánico en la Hist oria general de las cosas de Nueva España de Fray Bernardino de S…
Guilhem Olivier
GUILHEM OLIVIER
El panteón mexica a la luz del politeísmo
grecolatino: el ejemplo de la obra de fray
Bernardino de Sahagún
España un lugar destacado entre los pueblos considerados por los castel-
lanos como «civilizados»4. En este marco, Bartolomé de Las Casas, al
cotejar de manera sistemática las sociedades prehispánicas con las civi-
lizaciones del Viejo Continente, llegó a la conclusión de que en los ám-
bitos moral e incluso religioso los indios eran superiores a los antiguos
griegos y romanos5. Considerado por algunos estudiosos como una eta-
pa en la elaboración de una mirada antropológica sobre los pueblos
amerindios6, la comparación con los pueblos de la antigüedad clásica ha
sido criticada por otros especialistas que ven en ella un obstáculo meto-
dológico que impide un cabal acercamiento a la especificidad de las
civilizaciones mesoamericanas7.
Quisiera analizar el manejo por parte de fray Bernardino de Sahagún
de los datos procedentes de la antigüedad clásica, sobre todo los que
conciernen a los dioses8. La gran mayoría de los materiales al respecto
proceden de los prólogos y apéndices redactados por el franciscano.
También aparecen comparaciones con los dioses romanos en las anota-
ciones que Sahagún añadió en los márgenes de textos en náhuatl y en la
parte castellana del Códice Matritense del Real Palacio. Por último,
cabe mencionar las leyendas de ilustraciones del libro I del Códice Flo-
rentino y otras menciones en el texto castellano del mismo libro. En
cuanto a los informantes indígenas de Sahagún, si bien no cabe duda de
que tenían un conocimiento del panteón de la antigüedad clásica por su
__________
4
B. Keen, La imagen azteca en el pensamiento occidental, Fondo de Cultura
Económica, México 1984, pp. 101, 113, 160, 172, etc. Al respecto, es relevante la lectura que
hace Patrick Lesbre de la representación del dios Tláloc por pintores indígenas en el Códice
Ixtlilxóchitl: «La antiquización de Tláloc permite escapar a la condena rotunda impuesta por
la demonización; recupera y dignifica el personaje. Así se logra la supervivencia de la imagen
del dios, con el estatuto de un “recuerdo histórico” y no de un ejemplo de idolatría. Con este
procedimiento, la cultura de los ancestros mexicas se sitúa en el contexto de la grandes
culturas de la antigüedad» (P. Lesbre, Tláloc, un dios prehispánico occidentalizado [Códice
Ixtlilxóchitl, fol. 110v], in P. Escalante [ed.], El arte cristiano-indígena del siglo XVI
novohispano y sus modelos europeos, Centro de Investigación y Docencia en Humanidades
del Estado de Morelos, Cuernavaca 2008, p. 97).
5
L. Hanke, El prejuicio racial en el Nuevo Mundo. Aristóteles y los indios de
Hispanoamérica, SepSetentas, México, 1974; A. Pagden, La caída del hombre natural. El
indio americano y los orígenes de la etnología comparativa, Alianza Editorial, Madrid 1988;
C. Bernand-S. Gruzinski, De l’idolâtrie. Une archéologie des sciences religieuses, Seuil,
Paris 1988; D.A. Lupher, Romans in a New World, cit.
6
Véase por ejemplo el novedoso estudio de Sergio Botta, El politeísmo como sistema de
traducción. La obra misionera de Toribio de Benavente Motolinía frente a la alteridad
religiosa de la Nueva España, in «Guaraguao» 28(2008), pp. 9-26.
7
C. Bernand-S. Gruzinski, De l’idolâtrie, cit.
8
Sobre la visión del panteón mexica en la obra de Sahagún, véase G. Olivier, El panteón
prehispánico en la Historia general de las cosas de Nueva España de Fray Bernardino de
Sahagún, in M. León-Portilla (ed.), Bernardino de Sahagún. Quinientos años de presencia,
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, México
2002, pp. 61-80.
EL PANTEÓN MEXICA A LA LUZ DEL POLITEÍSMO GRECOLATINO 391
__________
9
Véanse I. Osorio Romero, La enseñanza del latín a los indios, Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, México 1990, y D.A. Lupher,
Romans in a New World, cit., pp. 229-234.
10
A. López Austin, The Research Method of Fray Bernardino de Sahagún: The Ques-
tionnaires, in M. Edmonson (ed.), Sixteenth-Century Mexico. The Work of Sahagún, Univer-
sity of New Mexico Press, Albuquerque 1974, pp. 124-125. Hemos encontrado una sola
excepción en la parte náhuatl del Códice Florentino (1979, Lib. VI, fol. 28r), donde los
informantes de Sahagún identifican a Chicomecóatl con la diosa romana Ceres (“…itoca
chicomecoatl yn juhquj ma ceres catca”).
11
L.N. D’Olwer, Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), Departamento del Distrito
Federal, México 1990 [1952], p. 140, nota 14.
12
Ibi, pp. 140-141.
392 GUILHEM OLIVIER
«por mi industria se han escripto doce libros de lenguaje propio y natural desta
lengua mexicana, donde allende de ser muy gustosa y provechosa escriptura,
hallarse también en ella todas las maneras de hablar, y todos vocablos que esta
lengua usa, tam bien autorizados y ciertos como lo que escribió Vergilio y
13
Cicerón y los demás autores de la lengua latina» .
De la misma manera el franciscano relaciona en ocasiones la historia
antigua de los pueblos autóctonos con la de la antigüedad clásica:
«Esta célebre y gran ciudad de Tulla, muy rica y de gente muy sabia y muy
esforzada, tuvo la adversa fortuna de Troya. Los chololtecas, que son los que
della se escaparon, han tenido la sucesión de los romanos, y como los romanos
edificaron el Capitolio para su fortaleza, ansí los chololanos edificaron a mano
aquel promontorio que está junto a Cholula […] Los tlaxcaltecas parecen hacer
14
sucedido en la fortuna de los cartaginenses» .
escripturas, de las cuales nos consta cuán ridiculosas fábulas inventaron del Sol y
de la Luna, y de algunas de las estrellas, y del agua, tierra, fuego y aire, y de las
otras criaturas. Y lo peor es, les atribuyeron divinidad y adoraron, ofrecieron,
sacrificaron y acataron como a dioses […] Pues si esto pasó, como sabemos,
entre gente de tanta discreción y presunción, no hay por qué nadie se maraville
porque se hallen semejantes cosas entre esta gente tan párvula y tan fácil para
ser engañada»18.
__________
18
B. de Sahagún, Historia general, cit., p. 689. Una actitud semejante, un tanto
condescendiente, adopta Fernández de Oviedo al describir los dioses y los ritos de los indios
de Nicaragua, cuya extrañez e irracionalidad no deben sorprender cuando se considera que
pueblos «tan inteligentes» como los griegos y los romanos tenían costumbres similares (D.A.
Lupher, Romans in a New World, cit., pp. 242-243).
19
B. de Sahagún, Historia de las cosas de la Nueva España por Fr. Bernardino de
Sahagún. Edición parcial en facsimile de los Códices Matritenses en lengua mexicana que se
custodian en las Bibliotecas del Palacio Real y de la Real Academia de la Historia, F. Del
Paso y Troncoso (ed.), 7 vols., Hauser y Menet, Madrid 1906.
20
Ibi, fol. 33r.
21
Ibi, fol. 33v.
22
Ibi, fol. 34r.
23
Ibi, fol. 35r.
24
Ibi, fol. 37v.
25
Ibi, fols. 34r, 35r, 37r, 45r.
26
Ibi, fols. 1r, 2v, 4v, 5r.
394 GUILHEM OLIVIER
__________
32
I. de Sevilla, Etimologías, 2 vols., J. Oroz Reta-M. Marcos Casquero-M. Díaz y Díaz
(eds. y tr.), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1982, I, pp. 730-731.
33
J.M.D. Pohl-C.L. Lyons, The Aztec Pantheon and the Art of Empire, The J. Paul Getty
Museum, Los Angeles 2010, p. 18.
34
B. de Sahagún, Historia general, cit., p. 122.
35
Ibi, fol. 33r. En la Retórica cristiana de Diego Valadés (Universidad Nacional
Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica, México 1989, p. 406), la deidad tutelar
mexica aparece «as a statue of a Roman god», según Elizabeth H. Boone (Incarnation of the
Aztec Supernatural: The image of Huitzilopochtli in Mexico and Europe, The American
Philosophical Society, Philadelphia 1989, p. 59), o bien como «una imagen de Zeus», según
Pablo Escalante (Tláloc-Neptuno, cit., p. 323).
36
«La figura del ydolo [Huitzilopochtli] presente es la que los mexicanos adoraban por
el mayor Dios de todos y á quien tenian mayor confiança: decian incitar los coraçones de los
hombres y enbravecellos para la guerra, debaxo la qual opinion adoraban los gentiles al Dios
Marte» (D. Durán, Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, 2 vols., J.
Rubén Romero-R. Carmelo [eds.], Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México
1995, II, pp. 23-24). Sobre la percepción de los dioses y el «comparatismo» de Diego Durán,
véase C. Bernand-S. Gruzinski, De l’idolâtrie, cit., pp. 89-120.
37
B. de Sahagún, Historia de las cosas, cit., fol. 1r; Id., Códice Florentino, cit., p. 10,
fol. 1r.
38
B. de Sahagún, Florentine Codex. General History of the things of New Spain, Fray
Bernardino de Sahagún, C.E. Dibble-A.J.O. Anderson (eds. y trad.), The School of American
Research and the University of Utah, Santa Fe, New Mexico 1950-1981, vol. I, p. 1.
396 GUILHEM OLIVIER
«Este dios llamado Huitzilopochtli fue otro Hércules, el cual fue robustísimo,
de grandes fuerzas y muy belicoso, gran destruidor de pueblos y matador de
gentes. […] A este hombre que por su fortaleza y destreza en la guerra le tuvie-
ron en mucho los mexicanos cuando vivía, después que murió le honraron co-
39
mo a Dios y le ofrecían esclavos» .
El franciscano acude aquí a la teoría del evemerismo, del nombre del
escritor griego Evémero nacido alrededor de 316 antes de Cristo40. En su
novela titulada La escritura sagrada – uno de los primeros libros
traducido al latín – Evémero describía un viaje iniciático hacia la isla de
Panchée. Allí se encontraba una columna de oro donde estaban inscritas
las hazañas de varios individuos con nombres de deidades. Así Zeus ha-
bría sido un rey sabio, Afrodita una cortesana del rey de Chypre, Atena
una reina guerrera, Saturno un rey del Latium, etc., personajes históricos
destacados todos que más tarde fueron deificados. La obra de Evémero
tuvo un gran éxito en la antigüedad pero sobre todo al principio de la era
cristiana. En efecto, los apologistas y más tarde los Padres de la Iglesia –
Clemente de Alejandría, Lactancia, Tertuliano, San Agustín y otros más –
la utilizaron en contra de los paganos para demostrar la falsedad de sus
dioses41. De la misma manera Sahagún enfatiza el origen mortal de las
deidades mexicas, así en los casos de Paynal «el cual, siendo hombre, era
adorado por Dios», de Opochtli incluído entre los dioses llamados Tlalo-
que «aunque sabían que era puro hombre» o bien de Quetzalcóatl, quién
«aunque fue hombre, teníanle por dios»42.
Ahora bien, acerca de Quetzalcóatl, leemos con desconcierto en la
parte náhuatl del Códice Matritense y en el Códice Florentino43 : «De la
relación de quién era Quetzalcóatl, otro Hércules, gran nigromántico».
No obstante hemos visto que Huitzilopochtli había sido designado por el
mismo Sahagún como «otro Hércules», por ser «muy belicoso, gran
destruidor de pueblos y matador de gentes», características que parecen
corresponder más al agresivo dios tutelar mexica que a la imagen pacífi-
ca de Quetzalcóatl plasmada en la obra del franciscano. Y hago la preci-
sión «en la obra del franciscano», porque sabemos por otras fuentes que
__________
39
B. de Sahagún, Historia general, cit., p. 69.
40
Alfredo López Austin detecta también esta influencia de Evémero en la obra de
Sahagún (A. López Austin, Los mitos en la obra de Sahagún, in M. León-Portilla (ed.),
Bernardino de Sahagún, cit., pp. 87-88).
41
Saint Augustin, La cité de Dieu, Seuil, París 1994, vol. 1, pp. 83, 88, 94, 270, 305,
333, 365-367; P. Alphandéry, L’évhémérisme et les débuts de l’histoire des religions au
Moyen Âge, in «Revue de l’Histoire des Religions» 109(1934); J. Seznec, La survivance des
dieux antiques. Essai sur le rôle de la tradition mythologique dans l’humanisme et dans l’art
de la Renaissance, Flammarion, París 1993, p. 22.
42
B. de Sahagún, Historia general, cit., pp. 70, 73, 97.
43
B. de Sahagún, Historia de las cosas, cit., fol. 34r; Id., Historia general, cit., p. 308.
EL PANTEÓN MEXICA A LA LUZ DEL POLITEÍSMO GRECOLATINO 397
predicados por algún tiempo; pero que muertos los predicadores que
vinieron a predicarlos, perdieron del todo la fe que les fue predicada, y
se vulvieron a sus idolatrías»66. Es más, con profundo pesimismo, Saha-
gún pronostica que de quedarse solos los indios, en menos de cincuenta
años, «no habría rastro de la predicación que se les ha hecho»67. Al asimi-
lar a la diosa Cihuacóatl con Eva, Sahagún compartía, aunque de manera
muy puntual, la estrategia interpretativa del dominico fray Pedro de los
Ríos quien reconocería en distintas deidades plasmadas en el Códice Tel-
leriano-Remensis figuras cristianas como Adán y Eva, así como avatares
del Diablo68. Por último, en su refutación de la idolatría incluída en el
Códice Florentino, Sahagún afirma que Cihuacóatl no fue sino «un diablo
que pintaban como mujer», una asimilación que ha sido analizada de ma-
nera perspicaz por Cecelia Klein a la luz de la confluencia de elementos
prehispánicos y de la imagen europea de la «Wild Woman»69.
En cuanto al número de los dioses venerados por los antiguos mexi-
canos, Sahagún habla de «muchos dioses imaginarios» cuando describe
a los Tlaloque y, al refutar su culto, se exclama «Esto más parece cosa
de niños y sin seso que de hombres de razón. Otras locuras sin cuento y
otros dioses sin número inventaron vuestros antepasados, que ni papel ni
tiempo bastarían para escrebirlas»70. De ahí procede la pregunta acerca
del orden que el franciscano siguió para presentar a los dioses nativos.
El tema es importante, ya que traduce por parte de Sahagún un inte-
rés hacia el panteón nativo que no siempre manifestaron otros cronistas.
Por ejemplo, Sergio Botta señala la significativa ausencia en la obra de
Motolinía «de un afán taxonómico o cognoscitivo» respecto a los dioses
mexicas, de manera que
«el inventario de los hechos idolátricos está privado de principio organizador y
acerca la realidad más diversa en el interior de una categoría omni comprehen-
siva. Esto demuestra cómo, a los ojos del misionero, es completamente inútil
buscar un orden en la cosmovisión indígena»71.
dos que los gentiles tuvieron por primeros y supremos. Otros hubo de inferior
grado y estimación más baja; y otros menores, a los cuales todos daban divini-
dad, aunque hubiesen sido puros hombres»84.
__________
84
J. de Torquemada, Monarquía Indiana, 7 vols., M. León-Portilla et al. (eds.), Instituto
de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, México 1976,
vol. 3, p. 59. El modelo tripartita fue utilizado en el siglo XVI en el tratado llamado Teología
mitológica (1532) del alemán Georg Pictor, que divide a los dioses greco-latinos en Magni
Dei, Selecti Dei y Indigetes Dei, los cuales compara también con deidades orientales y
egipcias (J. Seznec, La survivance des dieux antiques, cit., pp. 266-267).
85
L. Spence, The gods of Mexico, Adelphi Terrace, T. Fisher Unwin Ltd, London 1923.
86
H.B. Nicholson, Religion in Pre-Hispanic Central Mexico, in Handbook of Middle
American Indians, R. Wauchope (ed.), University of Texas Press, Austin 1971, vol. 10, pp.
395-446.
87
S. Mateos Higuera, Enciclopedia gráfica del México antiguo, 4 vols., Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, México 1992-1994.
404 GUILHEM OLIVIER
__________
97
Véase el brillante y provocativo ensayo de Marcel Detienne, Comparer
l’incomparable, cit.
98
B. Keen, La imagen azteca, cit., p. 253.
EL PANTEÓN MEXICA A LA LUZ DEL POLITEÍSMO GRECOLATINO 407
ABSTRACT