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Cano Del Don A La Ingratitud - Vida, Comunidad e Inmunidad en Roberto Esposito y Nietzsche
Cano Del Don A La Ingratitud - Vida, Comunidad e Inmunidad en Roberto Esposito y Nietzsche
Resumen
El presente trabajo tiene por objetivo mostrar en qué medida el tratamiento nietzscheano en torno
al concepto de vida se revela como el espacio adecuado para pensar la lógica de la comunidad
y la inmunidad planteada por Roberto Esposito. En vistas a ello hemos de desarrollar la lógica
de la comunidad y la inmunidad, para luego mostrar el modo en que la filosofía nietzscheana
ofrece en su tematización del fenómeno de lo vital un adecuado trasfondo ontológico para
comprender dicha dinámica.
Palabras clave
Comunidad, inmunidad, vida
Abstract
The aim of this paper is to show to what extent the Nietzschean approach to the concept of life
offers an adequate field in which we can understand the logic of community and immunity as
developed by Roberto Esposito. Therefore, we will analyze the dynamic of the community and
the immunity in order to reveal how the phenomenon of life, as theorized by Nietzsche, provides
a proper ontological background to understand such dynamic.
Keywords
Community, immunity, life
© Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XV (2010), pp. 85-103. ISSN: 1136-4076
Departamento de Filosofía, Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras
Campus de Teatinos, E-29071 Málaga (España)
86 Virginia Cano
Cada uno quiere ser el primero en ese futuro –¡y sin embargo, la
muerte y el silencio de muerte es lo único seguro y común a todos en
ese futuro! ¡Cuán extraño es que esta única seguridad y comunidad
no ejerza casi ningún poder sobre los hombres, y que sea tanta la
distancia que los aleja de sentirse partes de la hermandad de la
muerte! ¡Me hace feliz ver que de ninguna manera los hombres
quieran pensar el pensamiento de la muerte! Con gusto quisiera
hacer algo para que ellos encuentren cien veces más valioso pensar
el pensamiento de la vida.
F. Nietzsche, La gaya ciencia.
du MAUSS, la revista del Movimiento Antiutilitarista en las Ciencias sociales, qua ha tenido el
mérito de dar auge a la categoría antropológica del ‘don’ elaborada por Marcel Mauss, y expli-
citar las dimensiones comunitarias y asociativas de las que las democracias contemporáneas no
podrían prescindir» (op. cit., pp. 10-11). Es precisamente la primera línea reflexiva, la de la vía
ontológica, la que recuperamos en este texto. Cabe aclarar que nos detendremos fundamental-
mente en un autor italiano, como lo es Esposito, pero recurriremos en ocasiones a autores de la
línea francesa.
5 Cf. F. Tönnies, Gemeinschaft und Gesellschaft, Grundbegriffen der Reinen Soziologie,
Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1963. Para un desarrollo de este desplazamiento
desde la perspectiva sociológica a la ontológica de la problemática de la comunidad ver. M Crag-
nolini, «Extrañas comunidades: para una metafísica del exilio», en XVI Encuentro nacional de
Fenomenología y hermenéutica, Intersubjetividad y comunidad, La Interpelación de lo extraño,
Bs. As., Academia Nacional de Ciencias, 20-24 de Septiembre de 2005.
11 R. Esposito, Communitas, pp. 22-23. Cabe aclarar que el frente polémico con el que
pretende enfrentarse Esposito abarca desde la sociología organicista de la Gemeinschaft, el
comunitarismo y neocomunitarismo, las éticas discursivas, hasta la tradición comunista.
12 Esposito enfatiza este aspecto en múltiples lugares de su obra, basta aquí con la siguiente
afirmación: «La comunidad no está ni antes ni después de la sociedad. No es lo que la sociedad
suprimió, ni lo que ella debe proponerse como objetivo. Así como no es el resultado de un
pacto, de una voluntad o de una simple exigencia que los individuos comparten. Pero tampoco
es el lugar arcaico del que ellos provienen y que abandonaron. Y ello por el simple dato fáctico
de que no existen individuos fuera de su ser-en-un-mundo-en-común» (Ibid, p. 156). Como se
puede apreciar, más allá del claro distanciamiento de una propuesta como la de Tönnies o la del
contractualismo moderno, la comunidad antecede al sujeto; no es éste el que la forja, sino que
él es siempre en la comunidad y por la comunidad. Así, dado que la comunidad precede fáctica
y ontológicamente a todo sujeto o individuo, la misma no puede ser pensada en términos de
sujetos propietarios que comparten algo en común. Esto equivale a decir que la communitas debe
abandonar, para recibir una verdadera explicación, la semántica de lo propio y de lo común.
13 M. Blanchot, La comunidad inconfesable, tr. I. Herrera. Madrid: Arena, 2002, p. 21.
14 R. Esposito, op. cit., p. 30. Es pertinente resaltar aquí que el don-a-dar es un don
obligatorio, de allí que los tres significados de munus remitan al deber. Tanto onus (obligación),
officium (oficio, función), como donum (entendido en los términos en que lo entiende Esposito,
como ese «don a dar», por lo cual estamos siempre «donados a» y «donados por») tienen esta
connotación de la obligatoriedad.
15 Ibid., p. 29.
16 R. Esposito, «Nichilismo e comunità», en R. Esposito, C Galli y V. Vitiello (comps),
Nichilismo e politica. Italia: Editori Laterza, 2000, pp. 28-29 (la traducción es nuestra). Es in-
teresante destacar aquí como Esposito enfatiza la necesidad de pensar una nueva subjetividad a
partir del ser-con, oponiéndose a todo pensamiento que emprenda la vía inversa, es decir, que
vaya de subjetividades previamente constituidas a la constitución de comunidades o lazos so-
ciales. En este sentido podríamos citar las palabras de Cacciari según las cuales «nuestro socius
por excelencia, nosotros mismos, es alter, es otro, que nos sorprende o seduce o captura o lacera,
pero con el cual, sin embargo, co-habitamos irrevocablemente. Archipiélago interior [conjunto
de islas múltiples y siempre diferentes] del cual es imagen el archipiélago mediterráneo» (El
archipiélago. Figuras del otro en Occidente, tr. M. Cragnolini. Bs. As.: EUDEBA, 1999, p.
39). Si como bien sostiene Cacciari, no somos sino esas islas del archipiélago, y en este sentido
estamos atravesados por la otredad, somos la otredad; Esposito acierta al pensar que «no es lo
propio, sino lo impropio –o, más drásticamente, lo otro, lo que caracteriza a lo común» (op. cit.,
p. 31). Siempre lacerados, siempre impropios, siempre otros, y por ello siempre expuestos.
17 R. Esposito, «Nichilismo e comunità», p. 29.
18 Ibid. Aquí Esposito juega con el término resarcimiento en su acepción jurídica y su
acepción general (risarcitura o risarcimento, respectivamente).
19 R. Esposito, Communitas, p. 33.
20 Para la cuestión de la hospitalidad y del hospes-hostis, ver. M. Cacciari, Op. Cit; M.
Cacciari y C. M Martini, Diálogo sobre la solidaridad, tr. S Morello. Barcelona: Herder, 1997,
y J. Derrida y A. Dufourmantelle, La hospitalidad, tr. M. Segoviano. Bs As.: Ediciones de la
flor, 1997.
26 Para un desarrollo de esta cuestión cf, F. Nietzsche, «Dritte Abhandlung: was bedeuten
asketische Ideale?» en Zur Genealogie der Moral, KSA 5. (Las obras de Nietzsche se citan según
las Sämtliche Werke. Kritische Studienausgabe in 15 Bänden (KSA), Herausgegeben von G. Colli
und M. Montinari. Berlin/New York: Deutscher Taschenbuch Verlag und Walter de Gruyter,
1999).
27 R. Esposito, op. cit., p. 28.
28 R. Esposito, Immunitas, p. 14.
29 Idid.
30 Es interesante detenerse en esta acepción de la ingratitud como característica de la
inmunidad en la medida en que el sufijo negativo del mismo mienta el carácter negativo de la
categoría de la inmunidad, sentando las bases para que en esta negación, que como veremos es
la negación de otra negación (la del munus), se pueda fundar una positividad.
de dicho don), sólo resta la ingratitud que en cierto sentido incumple ese deber.
El ingrato lo es frente a ese don obligatorio que lo constituye y hace que sea
lo que es: y lo es también de manera necesaria, pues la comunidad es siempre
esa morada (im)posible de la que debemos partir, aún cuando nunca dejemos
de habitar en ella.
Frente a la dinámica expropiativa de la comunidad, y al «poder conectivo
del munus»,31 lo lógica ingrata de la inmunidad opera mediante la superposi-
ción de negatividades. «Ambos términos, communitas e immunitas, derivan
de munus, que en latín significa don, oficio, obligación. Pero mientras que la
communitas se relaciona con el munus en sentido afirmativo [en la medida en
que se abre o implica la apertura que constituye la falta], la inmunitas [lo hace]
negativamente. Por ello, si los miembros de la comunidad están caracterizados
por esta obligación del don, la inmunidad implica la exención de tal condición.
Es inmune aquel que está dispensado de las obligaciones y de los peligros
que, en cambio, conciernen a todos los otros».32 Así da la inmunidad, en su
ingratitud, con la posibilidad de otorgar un elemento positivo en el cum mismo,
relacionándose negativamente con el munus. La inmunidad es la negación de la
negación, i.e., negación de la comunidad, de esa falta y ese don que es siempre
desidentificador.
En este sentido la inmunidad pone un límite a la comunidad, a la nega-
tividad, y en ese mismo movimiento la conserva y crea una positividad. «La
inmunidad es el límite interno que corta la comunidad replegándola sobre sí en
una forma que resulta a la vez constitutiva y destitutiva: que constituye -o recons-
tituye- precisamente al destituirla».33 La inmunidad limita, frena, la potencia
negativa de la comunidad y es por ello que constituye su reverso necesario; al
destituir esa negatividad propia de la comunidad puede constituir una positi-
vidad. La gran paradoja de la inmunidad, especialmente a partir del análisis
que ofrece Esposito de la filosofía moderna en adelante, es que esta representa
una «tendencia cada vez más fuerte a proteger la vida de los riesgos implícitos
en la relación entre los hombres, en detrimento de la extinción de los vínculos
comunitarios (es lo que, por ejemplo, prescribe Hobbes)».34 Así su mayor riesgo
de recurrir a Nietzsche, quien a juicio del propio Esposito representa uno de los
primeros pensadores de la biopolítica (tema que a juicio de Esposito se enlaza
con el de la comunidad, posición que queda clara en el tercer libro de su trilogía).
Así intentaremos pensar esta lógica paradójica del don y la ingratitud a partir
de la tematización nietzscheana de la vida.
***
Así la lógica de la comunidad –negatividad– y la inmunidad –positividad
o negación de una negación– no hacen otra cosa que reproducir la dinámica
propia de la vida tal y como la entiende Nietzsche. En ambas nos encontramos
con la imposibilidad de pensar el aspecto negativo con prescindencia del aspecto
positivo. Ahora sí estamos en condiciones de comprender la esfera de lo vital,
y en las coordenadas que ella plantea a la lógica de la comunidad y la inmu-
nidad: ambas pueden ser comprendidas bajo una misma lógica, la lógica de la
intrusión. Si como bien sostiene Nancy el pensamiento de la vida y la muerte
no debe darse nunca más que de modo entrelazado, cosa que hemos intentado
mostrar en lo que antecede a partir del tratamiento nietzscheano de dicho tema;
lo mismo le cabe a la comunidad y la inmunidad. Tanto la muerte como la vida,
la inmunidad como la comunidad, el don como la ingratitud, la negatividad y la
positividad, son siempre unas intrusas de las otras. Entremezcladas, enlazadas,
huéspedes una en la otra; y por eso indisociables.
Quisiera para cerrar volver sobre la idea de inadecuación o insuficiencia
originaria de la vida. Entre la negatividad, que en términos nietzscheano re-
fiere al flujo continuo y disolutivo de la vida, y la positividad, que remite a la
conformación de formas, se da cierta inadecuación o insuficiencia. La forma es
insuficiente frente a la negatividad, y la negatividad es inadecuada en relación a
la positividad. Pero es precisamente esta insuficiencia la que cimienta la riqueza
de la vida. Podríamos decir con Blanchot que «la insuficiencia no se concluye
a partir de un modelo de suficiencia. No busca lo que la pusiera fin, sino más
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____ «Toda filosofía es en sí política», entrevista realizada por E. Castro a R. Esposito
Virginia Cano es Auxiliar docente de las cátedras de Ética, Metafísica y Antropología Fi-
losófica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ha sido becaria
de la UBA y miembro de distintos proyectos de investigación PIP CONICET y de la Secretaría
de Ciencia y Técnica de la UBA.
Línea de investigación
Su línea de investigación gira en torno a las relaciones entre ética y metafísica en el pen-
samiento contemporánea, especialmente en la filosofía de Nietzsche.
Dirección Postal:
Av. Pedro Goyena 1509, Depto 1 D, Capital Federal, Provincia de Buenos Aires. Argentina,
CP: 1406.