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La tabla periódica es un esquema en el que se localizan los elementos


químicos con su específica colocación dependiendo de su estructura esta
clasifica, organiza y distribuye los distintos elementos químicos, conforme a sus
propiedades y características.

Esta fue creada debido a el espectacular aumento de los elementos


químicos conocidos por el hombre los que les llevo a la necesidad de clasificar,
organizar y distribuir todos los elementos químicos para poder encontrarlos
más fácil al momento de necesitarlos.

   


   

Los químicos se dieron cuenta desde los comienzos del desarrollo de la


Química, que ciertos elementos tienen propiedades semejantes.
En 1829 el químico alemán Döbereiner realizo el primer intento de
establecer una ordenación en los elementos químicos, haciendo notar en sus
trabajos las similitudes entre los elementos cloro, bromo y iodo por un lado y la
variación regular de sus propiedades por otro.
Una de las propiedades que parecía variar regularmente entre estos era el
peso atómico. Pronto estas similitudes fueron también observadas en otros
casos, como entre el calcio, estroncio y bario. Una de las propiedades que
variaba con regularidad era de nuevo el peso ató mico. Ahora bien, como el
concepto de peso atómico aún no tenía un significado preciso y Döbereiner no
había conseguido tampoco aclararlo y como había un gran número de
elementos por descubrir, que impedían establecer nuevas conexiones, sus
trabajos fueron desestimados.
Desde 1850 hasta 1865 se descubrieron muchos elementos nuevos y se
hicieron notables progresos en la determinación de las masas atómicas,
además, se conocieron mejor otras propiedades de los mismos.
Fue en 1864 cuando estos intentos dieron su primer fruto importante,
cuando Newlands estableció la ley de las octavas. Habiendo ordenado los
elementos conocidos por su peso atómico y después de disponerlos en
columnas verticales de siete elementos cada una, observó que en muchos
casos coincidían en las filas horizontales elementos con propiedades similares
y que presentaban una variación regular.
Esta ordenación, en columnas de siete da su nombre a la ley de las
octavas, recordando los periodos musicales. En algunas de las filas
horizontales coincidían los elementos cuyas similitudes ya había señalado
Döbereiner. El fallo principal que tuvo Newlands fue el considerar que sus
columnas verticales (que serían equivalentes a períodos en la tabla actual)
debían tener siempre la misma l ongitud. Esto provocaba la coincidencia en
algunas filas horizontales de elementos totalmente dispares y tuvo como
consecuencia el que sus trabajos fueran desestimados.
En 1869 el químico alemán Julius Lothar Meyer y el químico ruso Dimitri
Ivanovich Mendelyev propusieron la primera ³Ley Periódica´.
Meyer al estudiar los volúmenes atómicos de los elementos y
representarlos frente al peso atómico observó la aparición en el gráfico de una
serie de ondas. Cada bajada desde un máximo (que se corres pondía con un
metal alcalino) y subido hasta el siguiente, representaba para Meyer un
periodo. En los primeros periodos, se cumplía la ley de las octavas, pero
después se encontraban periodos mucho más largos. Aunque el trabajo de
Meyer era notablemente me ritorio, su publicación no llego a tener nunca el
reconocimiento que se merecía, debido a la publicación un año antes de otra
ordenación de los elementos que tuvo una importancia definitiva.
Utilizando como criterio la valencia de los distintos elementos, además de
su peso atómico, Mendelyev presentó su trabajo en forma de tabla en la que
los periodos se rellenaban de acuerdo con las valencias (que aumentaban o
disminuían de forma armónica dentro de los distintos periodos) de los
elementos.
Esta ordenación daba de nuevo lugar a otros grupos de elementos en los
que coincidían elementos de propiedades químicas similares y con una
variación regular en sus propiedades físicas.
La tabla explicaba las observaciones de Döbereiner, cumplía la ley de las
octavas en sus primeros periodos y coincidía con lo predicho en el gráfico de
Meyer. Además, observando la existencia de huecos en su tabla, Mendelyev
dedujo que debían existir elementos que aun no se habían descubierto y
además adelanto las propied ades que debían tener estos elementos de
acuerdo con la posición que debían ocupar en la tabla.
Años más tarde, con el descubrimiento del espectrógrafo, el descubrimiento
de nuevos elementos se aceleró y aparecieron los que había predicho
Mendelyev. Los sucesivos elementos encajaban en esta tabla. Incluso la
aparición de los gases nobles encontró un sitio en esta nueva ordenación.
La tabla de Mendelyev fue aceptada universalmente y hoy, excepto por los
nuevos descubrimientos relativos a las propiedades nucleares y cuánticas, se
usa una tabla muy similar a la que él elaboró más de un siglo atrás.
Los últimos cambios importantes en la tabla periódica son el resultado de
los trabajos de Glenn Seaborg a mediados del siglo XX, empezando con su
descubrimiento del plutonio en 1940 y, posteriormente, el de los elementos
transuránidos del 94 al 102 (Plutonio, Pu; Americio, Am; Curio, C m; Berkelio,
Bk; Californio, Cf; Einstenio, Es; Fermio, Fm; Mendelevio, Md; y Nobelio, No).

Seaborg, premio Nobel de Química en 1951, reconfiguró la tabla periódica


poniendo la serie de los actínidos debajo de la serie de los lantánidos.
En las tablas escolares suele representarse el símbolo, el nombre, el
número atómico y la masa atómica de los elementos como datos básicos y,
según su complejidad, algunos otros datos sobre los elementos .
 
 

 


A las columnas verticales de la tabla periódica se les conoce como grupos.


Todos los elementos que pertenecen a un grupo tienen la misma valencia
atómica, y por ello, tienen características o propiedades similares entre sí. Por
ejemplo, los elementos en el grupo IA tienen valencia de 1 (un electrón en su
último nivel de energía ) y todos tienden a perder ese electrón al enlazarse
como iones positivos de +1. Los elementos en el último grupo de la derecha
son los gases nobles, los cuales tienen lleno su último nivel de energía (regla
del octeto) y, por ello, son todos extremadamente no reactivos.

Numerados de izquierda a derecha, según la última recomendación de la


IUPAC (y entre paréntesis según la antigua propuesta de la IUPAC), los grupos
de la tabla periódica son:

Grupo 1 (I A): los metales alcalinos


Grupo 2 (II A): los metales alcalinotérreos
Grupo 3 (III A): Familia del Escandio
Grupo 4 (IV A): Familia del Titanio
Grupo 5 (V A): Familia del Vanadio
Grupo 6 (VI A): Familia del Cromo
Grupo 7 (VII A): Familia del Manganeso
Grupo 8 (VIII): Familia del Hierro
Grupo 9 (VIII): Familia del Cobalto
Grupo 10 (VIII): Familia del Níquel
Grupo 11 (I B): Familia del Cobre
Grupo 12 (II B): Familia del Zinc
Grupo 13 (III B): los térreos
Grupo 14 (IV B): los carbonoideos
Grupo 15 (V B): los nitrogenoideos
Grupo 16 (VI B): los calcógenos o anfígenos
Grupo 17 (VII B): los halógenos
Grupo 18 (0): los gases nobles

 

Las filas horizontales de la tabla periódica son llamadas períodos. Contrario


a como ocurre en el caso de los grupos de la tabla periódica, los elementos que
componen una misma fila tienen propiedades diferentes pero masas similares:
todos los elementos de un período tienen el mismo número de orbitales.
Siguiendo esa norma, cada elemento se coloca según su configuración
electrónica. El primer período solo tiene dos miembros: hidrógeno y helio;
ambos tienen sólo el orbital 1s.
La tabla periódica consta de 7 períodos:

! Período 1
! Período 2
! Período 3
! Período 4
! Período 5
! Período 6
! Período 7

La tabla también está dividida en cuatro grupos, s, p, d, f, que están


ubicados en el orden sdp, de izquierda a derecha, y f lantánidos y actínidos.
Esto depende de la letra en terminación de los elementos de este grupo, según
el principio de Aufbau.

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Los símbolos químicos son los distintos signos abreviados que se utilizan
para identificar los elementos y compuestos químicos en lugar de sus nombres
completos. Algunos elementos frecuentes y sus símbolos son: carbono, C;
oxígeno, O; nitrógeno, N; hidrógeno, H; cloro, Cl; azufre, S; magnesio, Mg;
aluminio, Al; cobre, Cu; argón, Ar; oro, Au; hierro, Fe; plata, Ag.

La mayoría de los símbolos químicos se derivan de las letras del nombre


del elemento, principalmente en latín, pero a veces en inglés, alemán, francés o
ruso. La primera letra del símbolo se escribe con mayúscula, y la segunda (si la
hay) con minúscula. Los símbolos de algunos elementos conocidos desde la
antigüedad, proceden normalmente de sus nombres en latín. Por ejemplo, Cu
de cuprum (cobre), Ag de argentum (plata), Au de aurum (oro) y Fe de ferrum
(hierro). Este conjunto de símbolos que denomina a los elementos químicos es
universal.



El átomo es la más pequeña partícula de un elemento que mantiene las


propiedades químicas de este. Los átomos son eléctricamente neutros, tienen
la carga positiva concentrada en su núcleo y uno o más electrones con carga
negativa girando a su alrededor.
  

Es la masa de un mol de átomos.

El peso atómico es el número asignado a cada elemento químico para


especificar la masa promedio de sus átomos. Puesto que un elemento puede
tener dos o más isótopos cuyas masas difieren, el peso atómico de tal
elemento dependerá de la s proporciones relativas de sus isótopos. La
composición isotópica de los elementos que se encuentran en la naturaleza es
casi constante, excepto en aquellos que ha producido la radiactividad natural.
El peso atómico se refiere a esta mezcla natural.

    

En el átomo distinguimos dos partes: el núcleo y la corteza.



El núcleo es la parte central del átomo y contiene partículas con carga


positiva, los protones, y partículas que no poseen carga eléctrica, es decir son
neutras, los neutrones. La masa de un protón es aproximadamente igual a la
de un neutrón. Todos los átomos de un elemento químico tienen en el núcleo el
mismo número de protones. Este número, que caracteriza a cada elemento y lo
distingue de los demás, es el número atómico y se representa con la letra Z.

 

La corteza es la parte exterior del átomo. En ella se encuentran los


electrones, con carga negativa. Éstos, ordenados en distintos niveles, giran
alrededor del núcleo. La masa de un electrón es unas 2000 veces menor que la
de un protón.

Los átomos son eléctricamente neutros, debido a que tienen igual número
de protones que de electrones. Así, el número atómico también coincide con el
número de electrones.

   

En química, el número atómico es el número entero positivo que es igual al


número total de protones en el núcleo del átomo. Se suele representar con la
letra Z (del alemán: Zahl, que quiere decir número). El número atómico es
característico de cada elemento químico y representa una propiedad
fundamental del átomo: su carga nuclear.

En un átomo eléctricamente neutro (sin carga eléctrica neta) el número de


electrones ha de ser igual al de protones. De este modo, el número atómico
también indica el número de electrones y define la configuración electrónica de
los átomos.

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En química, la valencia, también conocida como número de valencia, es


una medida de la cantidad de enlaces químicos formados por los átomos de un
elemento químico. A través del siglo XX, el concepto de valencia ha
evolucionado en un amplio rango de aproximaciones para describir el enlace
químico, incluyendo estructura de Lewis (1916), la teoría del enlace de valencia
(1927), la teoría de los orbitales moleculares (1928), la teoría de repulsión de
pares electrónicos de la capa de valencia (1958) y todos los métodos
avanzados de química cuántica.

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La densidad es la relación entre la masa y el volumen y depende tanto del


estado en el que se encuentre el elemento como de la temperatura del mismo.
En la mayor parte de los casos que se representan, los datos corresponden a
los elementos en estado sólido y a una temperatura de 293 K.

Podemos observar la periodicidad de esta propiedad, correspondiendo los


valores más altos de la densidad a los elementos de transición. También
podemos extraer conclusiones si comparamos esta distribución de valores con
los correspondientes a los puntos de fusión y puntos de ebullición de los
elementos, que presentan un tipo similar de periodicidad.

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El punto de fusión es la temperatura a la que el elemento cambia de la fase


sólida a la líquida, a la presión de 1 atm. En el Sistema Internacional se mide
en K (Kelvin).
La escala centígrada o Celsius está tan extendida que frecuentemente
encontramos los valores de los puntos de fusión expresados en ºC (grados
centígrados o Celsius).

Ambas escalas están relacionadas por la ecuación:

Temperatura (K) = temperatura (ºC) +273,15

En las sustancias puras, el proceso de fusión ocurre a una sola temperatura


y el aumento de temperatura por la adición de calor se detiene hasta que la
fusión es completa.

La variación periódica de esta propiedad puede apreciarse con mucha


facilidad en la gráfica de arriba en la que se observa que los elementos d e
transición poseen puntos de fusión más elevados que el resto de los elementos
químicos, a excepción del carbono cuyo elevado punto de fusión (3800 K) es
debido a la estructura de su red cristalina.

   

Es la temperatura a la que la presión de vapor de un líquido es una


atmósfera. En el Sistema Internacional se mide en K (Kelvin).

La escala centígrada o Celsius está tan extendida que frecuentemente


encontramos los valores de los puntos de ebullición expresados en ºC (grados
centígrados o Celsius).

Ambas escalas están relacionadas por la ecuación:

Temperatura (K) = temperatura (ºC) + 273,15

 

Es la designación o denominación verbal que se le da a los elementos,


cada uno de ellos tiene el suyo y este puede cambiar dependiendo del idioma
por ejemplo el elemento calcio en ingles seria calcium.

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Se denomina metales a los elementos químicos caracterizados por ser


buenos conductores del calor y la electricidad, poseen alta densidad, y son
sólidos en temperaturas normales (excepto el mercurio); sus sales forman
iones electropositivos (cationes) en disolución.

La ciencia de materiales define un metal como un material en el que existe


un solape entre la banda de valencia y la banda de conducción en su estructu ra
electrónica (enlace metálico). Esto le da la capacidad de conducir fácilmente
calor y electricidad, y generalmente la capacidad de reflejar la luz, lo que le da
su peculiar brillo.

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No metales se denomina a los elementos químicos que no son metales.


Los no metales, excepto el hidrógeno, están situados en la tabla periódica de
los elementos en el bloque p. Los elementos de este bloque son no -metales,
excepto los metaloides (B, Si, Ge, As, Sb, Te), todos los gases nobles (He, Ne,
Ar, Kr, Xe, Rn), y algunos metales (Al, Ga, In, Tl, Sn, Pb).

Son sustancias simples que se caracterizan por carecer de brillo metálico,


ser malos conductores de calor y de electricidad posee bajos puntos de fusión
y ebullición, presentan bajas dens idades.

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