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Mes devocionales Spurgeon

Día 1
CLAMA A MI
Por Charles Spurgeon

Clama a mí… Jeremías 33:3

Él entiende cuan pesados están nuestros corazones cuando estamos bajo una sensación de pecado. Satanás nos
dice: "¿Por qué tienes que orar? ¿Cómo piensas prevalecer? En vano estás diciendo 'me levantaré e iré a mi
Padre,' porque no eres digno ni siquiera de ser como uno de sus jornaleros. ¿Cómo puedes mirar el rostro del
Rey después de haberlo traicionado? ¿Cómo te atreves a acercarte al altar que tú mismo has mancillado, y
cuando el sacrificio que podrías ofrecer es pobre e inmundo?" ¡Oh, hermanos, qué bueno es que se nos mande a
orar, o nosotros también en tiempos de pesadez podríamos desechar la idea! Si Dios me lo ordena, indigno
como soy, me arrastraré hasta el estrado de la gracia. Puesto que él dice: "Orad sin cesar," aunque mis palabras
falten y mi corazón divague, todavía podré balbucear los deseos de mí alma hambrienta y decirle: "¡Oh Dios,
enséñame por lo menos a orar, y ayúdame a prevalecer delante de ti!"
¿No se nos ordena orar, además, debido a nuestra frecuente incredulidad? La incredulidad murmura: "¿Qué
provecho tiene el que busque al Señor en tal y tal cosa? Sea algo muy trivial, o demasiado relacionado con
cosas temporales, o una cuestión en torno a la cual has pecado demasiado, o algo demasiado elevado,
demasiado difícil, una cuestión demasiado complicada, ¡no tienes derecho a poner eso delante de Dios!" Esto es
lo que sugiere desde el infierno el enemigo inmundo. Por eso permanece escrito como un precepto para todos
los días y apropiado para cada caso en que pueda verse envuelto un cristiano: "Clama a mí...clama a mí." ¿Estás
enfermo? ¿Quieres ser sanado? ¡Clama a mí, porque soy el Gran Médico! ¿Te turba la providencia? ¿Temes
que no podrás sostenerte con honestidad delante de los hombres? ¡Clama a mí! ¿Te provocan disgustos tus
hijos? ¿Estás sintiendo aquello que es más agudo que los dientes de una víbora, la ingratitud de tu hijo? ¡Clama
a mí! ¿Son tus penas pocas pero dolorosas, como pequeñas puntas y aguijonazos de espinas? ¡Clama a mí! ¿Es
tu carga pesada, tanto que parece que tus espaldas cederán bajo ella? ¡Clama a mí! "Echa sobre Jehová tu carga,
y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo."
Día 2
De rodillas
Por Charles Spurgeon

Te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces Jeremías 33:3

Hermanos en el ministerio, vosotros que sois maestros en la Escuela Dominical, y todos los que sois estudiantes
en la escuela de Jesucristo, os ruego que recordéis que la oración es vuestro mejor medio de estudio. Como
Daniel entenderéis el sueño y la interpretación, cuando la busquéis en Dios. Y como Juan veréis los siete sellos
abiertos entregándoos las preciosas verdades después que hayas llorado mucho. "Si clamares a la inteligencia, y
a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces
entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios." Las piedras no se rompen sino por medio
del uso aplicado del martillo, y el picapedrero usualmente se pone de rodillas. Utilizad el martillo de la verdad,
y además ejercitad la rodilla de la oración y las doctrinas de la Revelación, duras como roca, necesarias a
vuestro entendimiento, se abrirán delante de vosotros el ejercicio de la de y la oración. "Bene orasse est bene
studisse" es una sabia sentencia de Lutero, que ha sido citada con tanta frecuencia, que apenas nos hemos
atrevido a hacer una alusión a ella. "Haber orado bien es haber estudiado bien." Puedes abrirte camino a través
de cualquier cosa con la vara de la oración. Los pensamientos y los razonamientos suelen ser como cuñas de
acero que pueden abrir un camino hacia la verdad, pero la oración es la llave, la palanca que abre el cofre de
acero del misterio sagrado, para obtener el tesoro allí escondido sólo para quienes pueden abrir con esfuerzo
una vía para alcanzarlo. El reino de los cielos todavía sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Cuidaos de
trabajar con el poderoso implemento de la oración, y nada podrá oponerse a vosotros.
Día 3
Cuando tú oras hay uno más Poderoso que tú que está orando contigo.
Por Charles Spurgeon

…el que también intercede por nosotros. Romanos 8:34

Escuchad al pecador que clama: "Dios sé propicio a mí pecador." ¡Oíd! ¿Oís el otro clamor que sube con el
suyo? No. No podéis oírlo, porque vuestros oídos están embotados y tardos, pero Dios lo oye. Hay otra voz,
mucho más fuerte y más fuerte y más dulce que la primera, y mucho más prevaleciente que sube al mismo
tiempo y ruega: "Padre, perdónales por mi sangre preciosa." El eco del murmullo del pecador es tan majestuoso
como el trueno. Nunca el pecador ora verdaderamente sin que Cristo ore al mismo tiempo. No lo puedes ver ni
oír, pero Jesús jamás agita las profundidades de tu alma por su Espíritu sin que su alma también sea agitada.
¡Oh, pecador! cuando tu oración llega delante de Dios, es algo muy diferente de lo que era cuando salió de ti.
Hay gente pobre que a veces viene a nosotros con peticiones que desean enviar a alguna Compañía o gran
Personaje. Traen su petición y nos piden que la presentemos por ellos. Está malamente escrita, con letra muy
extraña, y podemos sólo imaginar lo que quieren decir, pero de todos modos basta para darnos a conocer lo que
quieren. En primer lugar, hacemos una copia en limpio para ellos, y luego, habiendo planteado su caso,
ponemos nuestro nombre al pie, y si tenemos alguna importancia, ellos obtienen lo que desean por el poder del
nombre que firma al pie de la petición. Es exactamente esto lo que Jesús hace con nuestras pobres oraciones.
Hace una copia en limpio, le pone el sello de su sangre expiatoria y su firma al pie, y así la hace llegar ante el
trono de Dios. Es tu oración, pero también es Su oración, y es el hecho de ser su oración lo que la hace
prevalecer.
Día 4
El arte de suplicar
Charles Spurgeon

…y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 1Timoteo 5:5

Hace dos siglos el oficio de la mendicidad, se decía, era el más fácil, pero el peor pagado. No estoy muy seguro
de lo segundo en nuestros tiempos, pero ciertamente el oficio de rogar delante de Dios es difícil e
indudablemente es lo mejor pagado del mundo. Es notorio que los que mendigan ante los hombres
normalmente tienen muchos argumentos de que echar mano. Cuando un hombre está pasándolo mal y
hambriento, normalmente puede encontrar una razón para pedir ayuda de cualquier persona. Supongamos que
se trata de una persona a la que ya está unida por muchas obligaciones, entonces, la pobre criatura alega: "Si le
pido otra vez, estoy seguro de su ayuda, porque me conoce y siempre ha sido muy amable." Si nunca le ha
pedido antes a una persona, entonces dice: "Nunca lo he molestado antes. No puede decir que ya ha hecho todo
lo que podía por mí. Tomaré el atrevimiento de comenzar con él." Si es pariente, dice: "Es seguro que querrás
ayudarme en mi angustia, porque eres familiar," y si se trata de un extraño dice: "Con frecuencia he encontrado
extraños que han sido más amables que los que son mi misma sangre, ayúdame, se lo ruego." Si le pide al rico,
les dice que nunca van a echar de menos lo que le dé. Si la pide al pobre, le presiona diciéndole que él sabe lo
que significa la necesidad, y que por cierto sentirán compasión de él estando en gran angustia, Ojala fuéramos
la mitad alertas de lo que estas personas son para llenar nuestra boca de argumentos cuando estamos delante del
Señor. ¿Cómo es posible que nosotros no estemos la mitad despiertos, y da impresión de que no se despiertan
los sentidos espirituales? Que Dios nos conceda que podamos aprender el arte de suplicar al Dios eterno,
porque en ello descansa el poder prevalecer delante de El, por los méritos de Jesucristo.
Día 5
Apresúrate Dios
Por Charles Spurgeon

"Apresúrate a mí, oh Dios. Oh Jehová, no te detengas." Salmos 70:5

Podemos demandar urgencia de Dios, si todavía no somos salvos, porque nuestra necesidad es urgente. Estamos
en peligro constante, y el peligro es de la peor especie. Oh, pecador, dentro de una hora, dentro de un minuto,
puedes encontrarte donde la esperanza ya no te visitará más. Por lo tanto, clama: "Date prisa, Oh, Dios, líbrame;
¡apresúrate a socorrerme!" El tuyo es un caso que no admite demoras. No tienes tiempo para perder. Eres un
alma urgida, porque tu necesidad es urgente. Y recuerda, si estás realmente en una necesidad, y el Espíritu está
obrando en ti, tendrás la sensación de urgencias y debes actuar con urgencia. Un pecador ordinario podría
contentarse con esperar, pero un pecador vivificado quiere misericordia ahora mismo. Un pecador muerto
permanecerá quieto, pero un pecador vivificado no puede descansar hasta que el perdón haya sido sellado en su
alma. Si tienes urgencia esta mañana, estoy contento de ello, porque confío en que tu urgencia procede de la
posesión de la vida espiritual. Cuando ya no puedes vivir sin un Salvador, el Salvador vendrá a ti, y tú te
regocijarás en El.
Día 6
Al trono de la gracia
Charles Spurgeon

"Al trono de la gracia." Hebreos 4:16

Estas palabras se encuentran engastadas en aquel versículo lleno de gracia: "Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
Son una gema en un engaste de oro. La verdadera oración es un acercamiento del alma por el Espíritu de Dios
al trono de Dios. No es emitir palabras, no es solamente el sentir deseos, sino es la presentación de los deseos a
Dios, el acercamiento de nuestra naturaleza a Dios nuestro Señor. La verdadera oración no es un puro ejercicio
mental, ni una ejecución vocal; es mucho más profundo que eso: es comercio espiritual con el creador del cielo
y la tierra. Dios es un Espíritu invisible al ojo mortal, y solamente puede ser visto por el hombre interior;
nuestro espíritu dentro de nosotros, engendrado por el Espíritu Santo en nuestra regeneración, discierne el Gran
Espíritu, tiene comunión con El, le refiere sus peticiones, y recibe de él respuestas de paz. Es un negocio
espiritual de principio a fin; y su propósito y objetivo no termina en el hombre, sino llega a Dios mismo.
Día 7
Al trono de la gracia
Por Charles Spurgeon

"Al trono de la gracia." Hebreos 4:16

Corazón mío, asegúrate de postrarte ante tal presencia. Si él es tan grande, besa el polvo delante de él, porque es
el más poderoso de todos los reyes. Su trono domina en todos los mundos. El cielo le obedece con alegría, el
infierno tiembla cuando él frunce el ceño, y la tierra es constreñida a rendirle homenaje voluntario quiéranlo o
no. Su poder puede crear o puede destruir; crear o aplastar; las dos cosas son igualmente fáciles para él. Alma
mía, cuando te acercas al Omnipotente, que es fuego consumidor, quita el calzado de tus pies, y adórale con
profunda humildad.
Además, el es el más santo de todos los reyes. Su trono es un gran trono blanco, sin mancha, y clara como el
cristal. "Ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos," "y notó necedad en sus ángeles." Y tú, criatura
pecadora, con cuánta humildad deberías acercarte a Él. Puede haber familiaridad, pero que no sea profana.
Debe haber osadía, pero que no sea impertinencia. Todavía tú estas en la tierra y él en el cielo. Todavía eres un
gusano en el polvo, una criatura abrumada ante la polilla, y él es eterno. Antes que existieran las montañas, él
era Dios, y si todo lo creado dejara de existir, El sigue siendo el mismo. Hermanos míos, temo que no nos
inclinamos como debiéramos ante la Eterna Majestad. Pero de hoy en adelante, pidamos al Espíritu de Dios que
nos dé un ánimo correcto, para que cada una de nuestras oraciones pueda ser un acercamiento reverente a la
majestad infinita que está en los cielos.
Día 8
ÉL es el trono de la gracia
Por Charles Spurgeon

"Al trono de la gracia." Hebreos 4:16

Si vengo en oración ante el trono de la gracia, entonces serán disimuladas las faltas de mi oración. Al
comenzar a orar, queridos amigos, vosotros sentís como si no estuvierais orando. Los gemidos de vuestro
espíritu, cuando os levantáis de vuestras rodillas son tales que pensáis que no hay nada en ellos. ¡Qué oración
tal llena de manchas, empañada y estropeada es! No importa. Vosotros no habéis ido al trono de la justicia, de
otro modo cuando Dios percibió la falta en la oración la habría desdeñado. Tus palabras entrecortadas, tus
jadeos y tartamudeos están ante el trono de la gracia. Cuando alguno de nosotros ha presentado sus mejores
oraciones ante Dios, si la ve como Dios la ve, no hay duda que haría un gran lamento por ella. Porque en la
mejor de las oraciones que se haya orado hay suficiente pecado como para que sea desechada por Dios. Pero
digo nuevamente que no es un trono de juicio, y hay esperanza para nuestras débiles y pocas convincentes
oraciones. Nuestro condescendiente Rey no mantiene una etiqueta rígida en su corte como la que observan los
príncipes entre los hombres, donde un pequeño error o una imperfección resultarían en la desgracia del
peticionario. Oh, no. Los defectuosos clamores de sus hijos no son criticados severamente por El. El supremo
Chambelán (mayordomo) del palacio de las alturas, nuestro Señor Jesucristo, pone cuidado y altera y enmienda
cada oración que se le presenta y hace que la oración sea perfecta con su perfección, y que prevalezca por Sus
méritos. Dios considera la oración presentada por medio de Cristo, y perdona todas sus faltas inherentes. ¡Cómo
debiera esto estimularnos a los que nos damos cuenta que somos débiles, erráticos y poco hábiles en la oración!
Si no puedes suplicar a Dios, como la hacías en años que ya se han ido, si puedes sentir que de uno u otro modo
has perdido la práctica en la tarea de la suplicación, no te des por vencido, regresa aún, y preséntate, sí, con más
frecuencia, porque no es un trono de críticas severas, es un trono de gracia al cual te ha acercado. Entonces,
puesto que es un trono de gracia, las faltas del peticionario mismo no impedirán el éxito de su oración. Oh,
¡qué faltas hay en nosotros! ¡Cuan inadecuados somos para ir ante un trono! ¡Estamos tan contaminados por el
pecado por dentro y por fuera! No podría decirnos "Orad," ni siquiera a vosotros los santos, si no hubiera un
trono de gracia, mucho menos podría hablar de oración a vosotros los pecadores. Pero ahora diré esto a cada
pecador que haya existido: clama al Señor y búscale mientras pueda ser hallado. Un trono de gracia es un lugar
adecuado para ti: arrodíllate. Con fe sencilla acude a tu Salvador, porque Él, Él es el trono de la gracia. Es en El
que Dios puede dispensar gracia al más culpable de la humanidad. Bendito sea Dios, ni las faltas de la oración
ni las del que suplica cerrarán las puertas a nuestras peticiones del Dios que se deleita en los corazones contritos
y humillados.
Día 9
Todo el que pide recibe
Por Charles Spurgeon

Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:8

No se hallará en el día final de la rendición de cuentas una sola alma que pueda decir: "Llamé a la puerta de la
misericordia, pero Dios se negó a abrirla." No habrá una sola alma que se pueda poner de pie ante el gran trono
blanco y pueda reclamar: "Oh Cristo, yo habría sido salvado por ti, pero tú no me quisiste salvar. Me puse en
tus manos, pero me rechazaste. Arrepentido pedí que tuvieras misericordia de mí, pero no la obtuve." Todo el
que pide recibe. Ha sido así hasta el día de hoy, y será así hasta que Cristo venga. Si tienes dudas, haz la prueba,
y si ya has probado, prueba nuevamente. ¿Estás vestido de harapos? No importa, todo aquel que pide recibe.
¿Está inmundo por el pecado? No tiene importancia, Todo el que busca, encuentra." ¿Te sientes como si
estuvieras del todo destituido de Dios? Tampoco importa," llamad y se os abrirá, porque todo el que pide
recibe." "¿No hay alternativa allí?" Sin duda la hay, pero ello no altera esta verdad que no tiene límite alguno;
"todo el que." ¡Qué rico es este texto!" "Todo el que pide, recibe.
Día 10
¿Eres salvo?
Por Charles Spurgeon

Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
Rom 10:13

"Pero, ¿cómo puedo saber que soy salvo? dice alguien. Dios dice: "El que creyere y fuere bautizado será salvo."
¿Has creído? ¿Has sido bautizado? ¿Sí? Entonces eres salvo. ¿Cómo lo sé? Lo sé en base a la mejor de las
evidencias de todo el mundo. Dios dice que lo eres. ¿Necesitas otra evidencia aparte de esta? "Quiero sentirlo."
¡Sentirlo! ¿Son los sentimientos tuyos mejores que el testimonio de Dios? ¿Tratarás a Dios de mentiroso
pidiéndole más señales y evidencias aparte de su segurísima palabra de testimonio? No tengo otra evidencia
aparte de su segurísima palabra de testimonio. No tengo otra evidencia en este día en que me atreva a confiar
respecto de mi salvación sino esta: que descanso en Cristo solamente con todo mi corazón, alma y fortaleza.
"Otro refugio no tengo," y si tienes esa evidencia, es toda la evidencia que necesitas buscar este día. Después
vendrán a ti otros testimonios de la gracia en tu corazón, y en ti formarán racimos y adornarán la doctrina que
profesas, pero ahora, tu primera preocupación debe ser creer en Jesús.
Día 11
No tenéis porque pedís mal
Charles Spurgeon

Pedís, y no recibís, porque pedís mal. Santiago 4:3

¡Hay reuniones de oración, y pedimos bendiciones, sin embargo no llegan! ¿No se encuentra la explicación en
otra parte del texto: "No recibís porque pedís mal?" Cuando las reuniones de oración se convierten en una pura
formalidad, cuando los hermanos se levantan y agotan el tiempo con sus largas oraciones, en vez de hablar a
Dios con palabras sinceras y ardientes, cuando no hay expectación de una bendición, cuando la oración es fría y
congelante, entonces nada sale de ella. El que ora sin fervor, en realidad no ha orado. No podemos tener
comunión con Dios, que es fuego consumidor, si no hay fuego en nuestras oraciones. Muchas oraciones no
llegan a su destino porque no hay fe en ellas. Las oraciones que están llenas de dudas, son peticiones de
rechazo. Imagina que le escribes a un amigo y le dices: "Querido amigo: Estoy en graves problemas, y por lo
tanto te escribo para pedirte ayuda porque me parece bueno hacerlo. Pero aunque te estoy escribiendo, no creo
que vayas a ayudarme en algo. Por cierto, me sorprendería mucho recibir tu ayuda, y hablaría de ello como una
gran maravilla."
¿Piensas que recibirías ayuda? Yo diría que tu amigo tendría suficiente sensibilidad para observar la poca
confianza que le tienes. Entonces respondería que, como no esperas nada, no te provocaré una sorpresa. Tu
opinión de su generosidad es tan baja que no se siente llamado a salirse de su curso por tu causa. Cuando las
oraciones son de ese estilo, no cabe sorprenderse si "no recibís, porque pedís mal." Además, si nuestras
oraciones, por fervientes y confiadas que sean son un puro pedir la prosperidad de nuestra iglesia porque
queremos gloríanos en ello, si queremos ver que nuestra denominación crezca en gran número y mejore en
respetabilidad, para poder participar de los honores, entonces nuestros deseos no pasan de ser sólo codicias.
¿Puede ser posible que los hijos de Dos manifiesten las mismas emulaciones, celos y ambiciones de los
hombres del mundo? ¿Puede ser la obra religiosa una cuestión de rivalidad y de competición? Ah, entonces las
oraciones que buscan éxito no tendrán aceptación ante el trono de la gracia. Dios no nos oirá, sino que nos
despedirá, por que no se cuida de responder las peticiones, de las cuales el yo es el objeto. "No tenéis, porque
pedís mal."
Día 12
Jehová liberta a los cautivos
Charles Spurgeon

Jehová liberta a los cautivos;


Salmos 146:7

¡Oh, vosotros, angustiados, saltad al sonido de esta palabra! Creedla. Dejad que llegue hasta vuestras almas.
"Jehová liberta a los cautivos." El ha venido a darte libertad. Puedo ver a mi maestro engalanado con sus suaves
vestiduras, su aspecto es feliz como los cielos, su rostro resplandeciente como una mañana sin nubes, y en su
mano lleva una llave de plata. "¿Hacia dónde vas, Maestro mío, con esa llave?" "Voy," dice, "a abrir la puerta a
los cautivos, y a dar libertad a los que están presos." ¡Bendito Maestro cumple tu misión, y no pases por alto
estos prisioneros de esperanza! ¡No te detendremos un momento, pero no te olvides de estos que lloran! ¡Sube,
a esas galerías, ve por los pasillos, y liberta a los prisioneros del Gigante Desesperación, y haz que sus
corazones canten de gozo, porque te han invocado en el día de la angustia y Tú le has libertado y ellos te
honrarán!
Día 13
YO TE LIBRARÉ
Por Charles Spurgeon

Yo te libraré Salmos 1:15

¡Oh, este es un bendito texto! y, sin embargo, ¿qué puedo hacer con él? No puedo hacerlo llegar al corazón de
quienes más lo necesitan. ¡Espíritu del Dios vivo, ven tú y aplica estas ricas consolaciones a los corazones que
sangran y están a punto de morir!
Notad este texto una vez más. Permitidme que lo repita poniendo énfasis en una forma distinta: "Invócame en el
día de la angustia y Yo te libraré." Tomad los hilos de estas palabras. "Yo te libraré; no los hombres, los ángeles
no pueden, pero Yo lo haré." Dios mismo se dará a la tarea de rescatar al hombre que le invoca. Tu parte es
invocarle, de Dios es el responder. ¡Pobre alma temblorosa, tú empiezas a tratar de responder tus propias
oraciones! Entonces, ¿por qué oras a Dios? Cuando has orado, deja que Dios cumpla su propia promesa. El
dice: "Invócame y Yo te libraré."
Tomemos ahora aquella otra palabra: "Yo te libraré." Yo sé qué estáis pensado, don Juan. Murmuras: "Creo que
Dios librará todos, pero no a mí." Pero el texto dice "Yo te libraré." El hombre que invoca es el que tendrá la
respuesta. María, ¿dónde estás tú? Si tú invocas a Dios, El te responderá. El te dará la bendición a tu propia
experiencia personal. "Invócame," dice El, "en el día de la angustia; y te libraré." ¡Oh, que la gracia haga llegar
siquiera a un alma ese pronombre personal, y le dé una seguridad tal como si la pudiera ver con sus propios
ojos!
Día 14
En la cueva
Charles Spurgeon

“Oración que hizo cuando estaba en la cueva.” Salmo 141

Oración que hizo cuando estaba en la cueva." David oró cuando estaba en la cueva. Si cuando estaba en el
palacio hubiera orado tan sólo la mitad de lo que lo hacía en la cueva, hubiera sido mejor para él. Pero, ¡ay!
cuando era rey lo hallamos levantándose tarde de la cama, mirando desde el techo de la casa y cayendo en
tentación. Si hubiera estado mirando al cielo, si su corazón hubiera estado en comunión con Dios, jamás
hubiera cometido el gran crimen que tan profundamente había manchado todo su carácter.
"Oración que hizo cuando estaba en la cueva. "Dios oirá la oración en la tierra y en el mar, y hasta en lo
profundo del mar. Recuerdo que un hermano, mientras oraba, usó esta expresión. Alguien que estaba en la
reunión de oración estaba asombrado por ello, y preguntó: "¿Cómo podría Dios oír la oración hecha desde lo
profundo del mar?" El preguntar tal cosa averiguamos que el hombre que había pronunciado tales palabras era
un buzo, y que con frecuencia descendía al fondo del mar después de los naufragios. Nuestro Dios no es el Dios
de las montañas solamente sino también de los valles. Es Dios del mar y de la tierra. Oyó a Jonás cuando el
profeta desobediente estaba en los cimientos de los montes, y la tierra con sus barrotes parecía haber echado sus
cerrojos sobre él para siempre. Dondequiera que trabajes puedes orar. Dondequiera que estás enfermo puedes
orar. No hay lugar donde estés desterrado y Dios no esté cerca, y no hay momento, día o noche, en que su trono
sea inaccesible.
"Oración que hizo cuando estaba en la cueva " Las cuevas han escuchado las mejores oraciones. Algunas
avecillas cantan mejor en sus jaulas. He oído que algunas personas de Dios dan el mejor de sus brillos en las
tinieblas. Hay muchos herederos del cielo que nunca oran tan bien como cuando son llevados a orar por la
necesidad. Algunos cantarán en voz alta en sus lechos de enfermos, voces que casi no se oían cuando estaban
bien; y algunos cantarán altas alabanzas dignas de Dios en el fuego, personas que no le alababan como debieran
antes que les viniera la prueba. En el horno de la aflicción con frecuencia muestran los santos lo mejor de sí. Si
alguno de vosotros está esta noche en posiciones oscuras y deprimentes, si vuestras almas están agobiadas en
vosotros, que este llegue a ser un momento especial para una comunión e intercesión peculiarmente prevalente,
y que la oración desde la cueva sea la mejor de tus oraciones.
Día 15
Creyente perseguido
Por Charles Spurgeon
Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda.
Sal 142:3

¡Un creyente perseguido! ¿Los hay en la actualidad? ¡Ah, queridos amigos, hay muchos! Cuando un hombre se
convierte, inmediatamente llega a ser diferente del resto de sus semejantes. Cuando vivía hacia la calle, un día
estaba parado en la ventana meditando sobre lo que sería mi sermón, y no podía encontrar un texto, cuando
repentinamente vi un grupo de pájaros volando. Había un canario que había escapado de su jaula, y volaba
sobre los techos de las casas de enfrente. Le seguía una veintena de gorriones y otras aves ordinarias. Entonces
pensé en ese texto: "¿No es mi heredad para mí como ave de muchos colores? ¿No están contra ella aves de
rapiña en derredor?" Parecían decirse unas a otras: "Aquí hay un pájaro amarillo; nunca hemos visto tal en
Londres. No tiene nada que hacer aquí. Quitémosle su hermoso abrigo, matémoslo, o hagamos que sea oscuro y
apagado como nosotros." Esto es exactamente lo que los hombres del mundo tratan de hacerles a los cristianos,
este hombre piadoso trabaja en una fábrica, o aquella muchacha trabaja en el empaque de libros, o aquel otro
trabaja donde hay muchos empleados. Tales personas tienen tristes historias sobre la forma en que se les ha
perseguido, ridiculizado y han sido objetos de burlas por sus compañeros impíos. Ahora estás en la cueva.
Puede ocurrir que estés en la condición aquí descrita: casi no sabes qué hacer. Estás como David cuando
escribió el versículo tres: "Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí." Los perseguidores se han puesto en
tu contra de tal modo, y esto es tan nuevo para ti como recién convertido, que estás completamente confundido,
y te resulta cosa difícil decidir lo que debes hacer. Son tan duros, tan fieros, son tan constantes, encuentran tus
puntos sensibles, y saben tocar exactamente donde te duele, de modo que no sabes qué hacer. Eres como una
oveja en medio de lobos. No sabes qué camino tomar. Bueno, entonces dile al Señor lo que David le dijo:
"Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda." Dios conoce exactamente dónde te
encuentras y lo que tienes que soportar. Ten confianza que cuando no sabes qué hacer, él puede dirigir tu
camino, y lo hará, si confías en él.
Día 16
Nada puede separarte de Él
Por Charles Spurgeon

"A los que justificó, a éstos también glorificó."

--Romanos 8:30

Hay una preciosa verdad para ti, creyente. Tú puedes ser pobre, o estar sufriendo, o ser desconocido, pero para
tu aliento recuerda tu "llamamiento" y las consecuencias que emanan de éste, y especialmente aquel bendito
resultado del que aquí se habla. Tan seguro como que hoy eres un hijo de Dios, así terminarán todas tus
pruebas, y serás rico en toda dicha. Espera un poco, y esa cansada cabeza llevará la corona de gloria, y esa
mano trabajadora aferrará la palma de la victoria. No lamentes tus problemas, antes bien regocíjate de que
dentro de poco estarás donde "no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor." Los carros de fuego están ante tu
puerta, y en un momento estarás con los glorificados. El cantar eterno casi está en tu labio. Los portales del
cielo permanecen abiertos para ti. No pienses que puedes dejar de entrar al descanso. Si Él te ha llamado, nada
puede separarte de su amor. La tribulación no puede cortar el eslabón; el fuego de la persecución no puede
quemar el vínculo; el martillo del infierno no puede quebrar la cadena. Tú estás seguro; aquella voz que te
llamó al principio, te llamará de nuevo desde la tierra al cielo, desde las oscuras tinieblas de la muerte al
indescriptible esplendor de la inmortalidad. Descansa seguro, el corazón de quien te ha justificado late con
infinito amor hacia ti. Pronto estarás con los glorificados, donde está tu porción, sólo estás esperando aquí para
prepararte para la herencia, y hecho eso, las alas de los ángeles te alzarán lejos, al monte de paz, y gozo, y
bienaventuranza, donde,

"Lejos de un mundo de pena y pecado,

Con Dios eternamente asociado,"

descansarás por los siglos de los siglos.

 
Día 17
Aceptos en el Amado
Por Charles Spurgeon

"Aceptos en el Amado"

--Efesios 1:6

¡Qué privilegio! Esto incluye nuestra justificación ante Dios, pero el término "aceptación" en el griego significa
más que eso. Significa que somos los objetos de la complacencia divina, más aún, incluso del deleite divino.
¡Cuán maravilloso que nosotros, gusanos, mortales, pecadores, seamos los objetos del amor divino! Pero esto
sólo es "en el amado". Algunos cristianos parecen ser aceptos en su propia experiencia, al menos, esa es su
expectativa. Cuando sus espíritus están animosos, y sus esperanzas resplandecen, ellos piensan que Dios los
acepta, porque se sienten tan elevados, tan celestialmente dispuestos, tan por sobre la tierra. Pero cuando sus
almas están sobre el polvo, ellos son víctimas del temor de que no son más aceptos. Si ellos pudieran ver que
todas sus elevadas alegrías no los exaltan, y que todos sus peores desalientos realmente no los deprimen ante la
vista de su Padre, sino que permanecen aceptos en Uno que nunca cambia, en Uno que es siempre el amado de
Dios, siempre perfecto, siempre sin mancha o arruga, o cualquier cosa semejante, ¡cuánto más felices serían
ellos, y cuánto más honrarían al Salvador! Regocíjate entonces, creyente, en esto: tú eres acepto "en el amado".
Tú miras dentro de ti, y dices: "¡No hay nada aceptable aquí!" Pero mira a Cristo, y ve si no hay nada aceptable
allí. Tus pecados te preocupan; pero Dios ha arrojado tus pecados a sus espaldas, y tú eres acepto en Aquel
Justo. Debe luchar con la corrupción, y combatir la tentación, pero ya eres acepto en Él que ha vencido los
poderes del mal. El maligno te tienta; ten ánimo, él no puede destruirte, porque eres acepto en el que ha
quebrantado la cabeza de Satán. Conoce con plena certeza tu gloriosa posición. Incluso las almas glorificadas
no son más aceptas que lo que tú eres. Ellos son solamente aceptadas en el cielo "en el amado", y tú eres
incluso ahora acepto en Cristo en la misma manera.

 
Día 18
Agua de la vida
Por Charles Spurgeon

"El que quiere, tome del agua de la vida de balde."

--Apocalipsis 22:17

Jesús dice. "tómela de balde" (gratuitamente). Él no quiere pago o preparación. Él no busca recomendación de
nuestras virtuosas emociones. Si no tienes buenos sentimientos, si sólo puedes desear, estás invitado; ¡por lo
tanto ven! Tú no tienes fe ni arrepentimiento, ven a Él, y Él te los dará. Ven así como estás, y toma "de balde"
(gratuitamente), sin dinero y sin precio. Él se da a sí mismo a los necesitados. Las fuentes de agua potable en
las esquinas de nuestras calles son valiosas instalaciones; y apenas podemos imaginar a alguno tan torpe como
para lamentarse por su dinero, cuando esté delante de una de ellas, y lamentara: "Yo no puedo tomar porque no
tengo cinco libras en mi bolsillo". Sin embargo aunque el hombre sea pobre, allí está la fuente, y exactamente
como es, él puede beber de ella. Los sedientos viajeros, cuando pasen por allí, aunque vistan ropas pobres o
ropas costosas, no requieren autorización para tomar su agua gratuitamente. La bondad de algunos buenos
amigos ha puesto el refrescante líquido allí y nosotros lo tomamos sin preguntar. Quizás las únicas personas que
continúan sedientas en las calles donde hay una fuente, son las finas damas y los caballeros que están en sus
carruajes. Ellos están muy sedientos, pero no pueden pensar de ser tan vulgares como para bajarse para beber.
Esto les rebajaría, ellos creen, por beber en una fuente en la que todos pueden beber: entonces continúan con
sus labios ardorosos. ¡Oh, cuantos hay que son ricos en sus propias buenas obras y por lo tanto no pueden ir a
Cristo! "No seré salvado", dicen ellos, "de la misma forma que la ramera o el blasfemo". ¡¿Qué?! Ir al cielo en
la misma forma que el limpiador de chimeneas. ¿No hay un camino a la gloria excepto el camino que llevó allí
al ladrón? Yo no seré salvado de esa forma. Tales orgullosos deben permanecer sin el agua viva; pero, "EL
QUE QUIERE, TOME DEL AGUA DE LA VIDA DE BALDE."
Día 19
Jesús en ti
Por Charles Spurgeon

"De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo".

--Colosenses 2:6

La vida de fe está representada como recibiendo, un acto que implica exactamente lo opuesto a algún mérito.
Es simplemente la aceptación de un don. Como la tierra absorbe la lluvia, como el mar recibe los ríos, como la
noche acepta la luz de las estrellas, así nosotros, no dando nada, participamos gratuitamente de la gracia de
Dios. Los santos no son, por naturaleza, manantiales, o corrientes, ellos son sólo cisternas en las que fluye el
agua viva; ellos son vasijas vacías en las que Dios derrama su salvación. La idea de recibir implica un sentido
de realidad, haciendo la cuestión una realidad. Uno no puede recibir muy bien una sombra; nosotros recibimos
lo que es substancial: así es en la vida de fe, Jesús es un mero nombre para nosotros, una persona que vivió hace
mucho tiempo, ¡hace tanto que su vida es ahora solamente una historia para nosotros! Por un acto de fe Jesús
llega a ser una persona real en nuestro corazón. Pero recibir también significa aferrarse o tomar posesión. Lo
que recibo llega a ser de mi propiedad: Yo me apropio de lo que me es dado. Cuando recibo a Jesús, Él se
convierte en mi Salvador, tan mío que ni la vida ni la muerte serán capaces de alejarme de Él. Todo esto es
recibir a Cristo, tomarlo como el don gratuito de Dios; recibirlo en mi corazón, y apropiarme de Él como mío.

La salvación puede ser descrita como el ciego recibiendo la vista, el sordo recibiendo la audición, el muerto
recibiendo vida; pero no sólo hemos recibido estas bendiciones, hemos recibido a CRISTO JESÚS mismo. Es
cierto que Él nos dio vida. Nos dio perdón del pecado; nos dio la justicia imputada. Estas son todas cosas
preciosas, pero no estamos contentos con ellas; hemos recibido a Cristo mismo. El hijo de Dios ha sido
derramado en nosotros, y nosotros lo hemos recibido, y nos hemos apropiado de él. ¡Qué gran corazón debe
tener Jesús, porque el mismo cielo no puede contenerlo!
Día 20
Escogido por Dios
Por Charles Spurgeon

"Y lo vil del mundo y lo menos preciado escogió Dios".

--1 Corintios 1:28

Camina las calles a la luz de la luna, si te atreves, y entonces verás pecadores. Mira cuando la noche es oscura,
y el viento está aullando, y la llave cierra la puerta, y entonces verás pecadores. Ve a la cárcel, y camina entre
los guardas, y observa a los hombres de gruesas cejas, hombres a quienes no gustarías encontrar a la noche, y
encontrarás pecadores allí. Ve a los reformatorios, y observa a los que muestran una manifiesta depravación
juvenil, y verás pecadores allí. Ve por los mares hasta los lugares donde un hombre morderá un hueso humeante
con carne humana, y encontrarás un pecador allí. Ve donde quieras, no necesitas rebuscar la tierra para
encontrar pecadores, porque ellos son bastante comunes; puedes encontrarlos en cada vereda y calle de cada
ciudad y pueblo y villa y aldea. Es por los tales que Jesús murió. Si seleccionaras al más tosco ejemplo de la
humanidad, si él es nacido de mujer, a pesar de todo tendré esperanza de él, porque Jesucristo ha venido a
buscar y salvar pecadores. El amor ha elegido a algunos de los peores para ser hechos los mejores. Los
guijarros del arroyo de la gracia se convierten en joyas para la corona real. Él transforma la más despreciable
escoria en oro puro. El amor redentor ha apartado muchos de los peores de la humanidad para ser el premio del
sacrificio del Salvador. La gracia llama a muchos de los más viles de los viles para sentarse en la mesa de la
misericordia, y por lo tanto que ninguno desespere.

Lector, por ese amor de los llorosos ojos de Jesús, por ese amor fluyendo de aquellas sangrantes heridas, por
ese fiel amor, por ese fuerte amor, ese puro, desinteresado, y perdurable amor; por el corazón y por las entrañas
de misericordia del Salvador, te pedimos que no te vuelvas como si no hubiera nada para ti; sino cree en Él y
serás salvado. Confía tu alma a Él y Él te llevará a la diestra de su Padre en la gloria eterna.

 
Día 21

"¿Quién acusará a los escogidos de Dios?"

Por Charles Spurgeon

¿Quién acusará a los escogidos de Dios?


Rom 8:33
Al contemplar la justicia de Dios, nuestros ojos son atormentados por la visión de un Dios airado, con Su
espada desenvainada, listo para abatirnos por causa de nuestras ofensas. Es gloriosa esa fe que puede arrojarse
en los brazos de Dios, aun cuando la espada esté en Su mano, y no cree que Dios pueda herir al pecador que
confía en la sangre de Jesús.

Triunfante es esa fe que marcha directo al cielo, y se queda frente al trono resplandeciente del Dios santo y
glorioso, y puede clamar: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios?"

Hermanos, sean grandes creyentes. Un poco de fe llevará sus almas al cielo, pero mucha fe traerá el cielo a sus
almas.
Día 22

Mirar a Cristo

Charles Spurgeon

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8

Todo el proceso de la salvación puede ser explicado brevemente así: el Espíritu de Dios nos encuentra con
corazones inmundos, y viene y proyecta una luz divina al interior nuestro, para que veamos que los corazones
son perversos. Luego nos muestra que, siendo pecadores, merecemos ser el blanco de la ira de Dios, y nos
damos cuenta de que lo merecemos. Entonces nos dice: "Pero esa ira fue soportada por Jesucristo a nombre de
ustedes." Él abre nuestros ojos, y vemos que "Cristo murió por nosotros", en nuestro sitio, y en lugar nuestro, y
por nuestra causa. Lo miramos a Él, creemos que murió como nuestro Sustituto, y nos confiamos a Él. Entonces
sabemos que nuestros pecados son perdonados por causa de Su nombre, y nos invade el gozo por el perdón del
pecado con una emoción que no habíamos experimentado nunca; y en el siguiente instante, el pecador
perdonado clama: "ahora que soy salvo, ahora que soy perdonado, Señor mío Jesucristo, seré Tu siervo para
siempre. Voy a matar los pecados que te mataron a Ti; y si Tú me das la fortaleza de hacerlo, ¡te serviré
mientras viva!"La corriente del alma del hombre corría antes hacia el mal; pero al momento que descubre que
Jesucristo murió por él, y que sus pecados le son perdonados por causa de Cristo, el torrente entero de su alma
fluye en dirección contraria, hacia lo que es recto; y aunque todavía tiene una lucha contra su vieja naturaleza, a
partir de ese día el hombre es de limpio corazón; es decir, su corazón ama la pureza, su corazón busca la
santidad, su corazón ansía la madurez. Ahora es un hombre que ve a Dios, ama a Dios, se deleita en Dios,
anhela ser semejante a Dios, y ávidamente anticipa el tiempo cuando esté con Dios, y lo vea cara a cara. Ese es
el proceso de purificación; ¡que todos ustedes lo experimenten a través de la obra eficaz del Espíritu Santo! Si
están deseosos de experimentarlo, es proclamado gratuitamente para ustedes. Si anhelan verdaderamente el
corazón nuevo y el espíritu recto, les serán dados gratuitamente. No es necesario que se preparen para
recibirlos. Dios tiene la capacidad de obrarlos en ustedes en esta misma hora. El que despertará a los muertos
con el sonido de la trompeta de la resurrección, puede cambiar su naturaleza con la simple volición de Su mente
llena de gracia. Él puede, mientras estás sentado en este templo, crear en ti un nuevo corazón, renovar un
espíritu recto dentro de ti, y enviarte de regreso como un hombre diferente de lo que eras cuando entraste, como
si fueras un hijo recién nacido.
Día 23
Avivamiento espiritual, La necesidad de la Iglesia.
Por Charles Spurgeon

“Oh Jehová, aviva tu obra, en medio de los tiempos” Habacuc 3:2

Primero, amados, confiando en que el Espíritu de Dios me ayudará, me dedicaré a aplicar el texto a nuestra
alma de forma personal, y luego al estado de la iglesia en forma extensa, porque de cierto necesita que el Señor
avive Su obra en media de ella.

Primero entonces a NOSOTROS MISMOS.


Debemos empezar en el hogar. Muy frecuentemente queremos castigar a la iglesia, cuando la disciplina debería
ser puesta sobre nuestros propios hombros. Vestimos a la iglesia como a un reo, la llevamos a juicio y
queremos ejecutar sentencia sobre ella; le amarramos las manos, y despellejamos su temblorosa carne –
encontrando faltas en ella cuando no la hay, y magnificando sus pequeños errores; cuando nosotros con
demasiada frecuencia olvidamos los nuestros. Entonces, empecemos con nosotros mismos, recordando que
somos parte de la iglesia, y que nuestra propia necesidad de avivamiento personal es la causa en gran medida
del avivamiento en la iglesia en mayor escala.

Ahora, yo responsabilizo directamente a la gran mayoría de los cristianos profesos – y me responsabilizo a mí


mismo también – con la necesidad de un avivamiento de piedad en estos días. Creo que la gran masa de
cristianos en esta edad necesita un avivamiento, y mis razonamientos son estas:
En primer lugar, miremos la conducta y conversación de muchos de los que profesan ser hijos de Dios. Es muy
dañino para un hombre que ocupa el sagrado lugar de un púlpito adular a sus oyentes, y por lo tanto no haré tal
cosa.
Se ha vuelto muy común en estos días unirse a una iglesia; ir donde se encuentren Cristianos profesos y
sentarse a la mesa del Señor, ya sea aquí o allá; pero ¿hay menos engaños de los que había antes? ¿Se cometen
menos fraudes? ¿Se nota un mayor grado de moralidad? ¿Será que los vicios ya casi se han eliminado? No, no
es esto lo que vemos. Esta época es tan inmoral como cualquier otra anterior a ella; todavía hay mucho pecado,
aunque talvez esté tapado o escondido. La parte externa del sepulcro puede ser que esté más blanca; pero por
dentro; los huesos están tan carcomidos como antes.
Día 24
¿Eres verdadero?

Por Charles Spurgeon


Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
Salmos 32:2

La ciudad es devastadora. Está llena de criminales, llena de pecado; y digo que si todas las profesiones de fe
que se hacen fueran verdaderas, no habría lugar para tantos lugares impíos como lo hay; no podría ser de
ningún modo. Hermanos míos esto es conocido de todos, y el que lo niegue hablaría con falsedad, ya que
lamentablemente no es garantía suficiente para medir la honestidad de un hombre el hecho de que pertenece a
una iglesia, como debería de ocurrir. Esto es algo difícil de reconocer para los ministros Cristianos, pero si no lo
decimos nosotros, y si los amigos no lo dicen, los enemigos lo harán; y es preferible que hablemos la verdad
entre nosotros, y que se sepa que nos avergonzamos de esta situación, que los de afuera se enteren que negamos
lo que deberíamos reconocer. ¡Oh, señores, las vidas de muchos miembros de iglesias Cristianas proporcionan
una grave causa para sospechar que no hay nada de bondad en ellas! ¿Por qué ese afán por conseguir dinero?
¿Por qué esa avaricia y codicia? ¿Por qué ese deseo de seguir el estilo y las maneras de un mundo malvado?
¿Por qué ese olvido de las necesidades de los pobres, ese maltrato a los obreros, y cosas similares, - Si los
hombres son lo que profesan ser? Dios en el Cielo sabe que lo que estoy hablando es cierto, y muchísimos aquí
lo saben también.
Si fueran Cristianos al menos deberían anhelar el avivamiento; si es que hay vida en ellos, es solo una chispa
que debe estar cubierta por montones de ceniza; tendrán que atizarla, ¡Ay! Y también necesita removerse, para
ver si, felizmente, algunas de las cenizas se apartan y la chispa puede encender. La iglesia quiere avivamiento
en las personas de sus miembros. Los miembros de iglesias Cristianas no son ya lo que una vez fueron. Ahora
está de moda ser religioso; ya no hay persecución como antes; y... ¡Ah! Bueno ya casi lo dije: las puertas de la
iglesia parece que también fueron quitadas con la persecución. La iglesia está, con pocas excepciones, del todo
sin puertas; sus hijos vienen y van, salen y entran, y lo hacen un lugar de paso, en vez de considerarla un lugar
sagrado, santificado al Señor, y para la excelencia de la tierra, en el cual Dios tiene su deleite. Si este no es su
caso personal, entonces no tiene de qué arrepentirse, ni tiene que confesar su pecado, pero si esta es su
situación, Oh, humíllese bajo la poderosa mano de Dios; pídale que lo pruebe y lo lleve a cuentas, y si usted no
es su hijo que le ayude a renunciar a su profesión falsa, para que no sea su ridícula vestimenta de muerte, su
ropa de gala barata para ir al infierno. Si usted es Suyo, pídale que le dé más gracia, de modo que puede
renunciar a la falsedad y a las necedades, y volverse a Él con verdadero propósito de corazón, como efecto de
una piedad avivada en su alma.
Día 25
¿Perteneces al libro de memoria, de los que temen a Jehová?
Por Charles Spurgeon

“Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue
escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre”.
Malaquías 3:16

En los casos donde la conducta y la profesión de los cristianos es consistente, permítanme hacer una pregunta,
¿No es cierto que la conversación de muchos profesores de Biblia nos hace dudar del fruto de su piedad, o al
menos nos impulsa a orar para que su piedad sea avivada? ¿Han notado la conversación de muchos que se
llaman a sí mismos cristianos? Escasamente mencionan el nombre del Señor. En la tarde del día del Señor se
habla sobre los ministros de la iglesia, se les encuentran faltas tanto a este como a aquel, y se hacen toda clase
de conversaciones, que podrían llamarse “religiosas”, porque tienen que ver con lugares religiosos. Pero
¿hablan alguna vez los que van a las iglesias, de lo que se dijo y se hizo, y de lo que el ministro sufre por el
rebaño? ¿Recibe usted alguna vez el saludo de su hermano que le dice: “Amigo, ¿cómo prospera tu alma?"
Cuando entramos en la casa de nuestros hermanos, ¿tenemos el interés principal de hablar de la verdad de
Dios? ¿Piensan que Dios se asomará desde el Cielo para escuchar la conversación de su iglesia, como está
escrito que “El Señor se inclinó y oyó, y fue escrito un libro en memoria para aquellos que temen a Jehová y
que meditan en su nombre?" Yo declaro solemnemente, porque lo he observado detenidamente, y creo que
imparcialmente, que la conversación de los cristianos, aunque no se puede tachar de inmoral, sí se puede tachar
por su calidad de Cristianismo. Hablamos muy poco de nuestro Señor y Dueño. No puedo entender cómo, en
nuestros días, un hombre puede ser un Cristiano, verdadera y sinceramente, sin siquiera intentar hablar de
Cristo. ¿Por qué no hablamos? Porque es posible que otros no crean así, o aún nieguen estas verdades; y
preferimos la comodidad de conversaciones en las cuales todos estamos de acuerdo, y estos tópicos serán pues
cosas mundanas y no espirituales. ¿No es esto cierto? ¿Y no es un triste pecado de nuestra parte, que tengamos
que estar orando: “Señor, aviva tu obra en mi alma, para que mi conversación sea más semejante a la de Cristo,
sazonada con sal, y dirigida por el Espíritu Santo”?
Día 26
Comunión con ÉL
Charles Spurgeon
“Mi amado es mío, y yo soy Suyo, Él apacienta en medio de los lirios”. Cantares 2:16

Hay algunos cuya conducta es todo lo que podríamos desear, su conversación es en gran parte relacionada con
el evangelio, tiene sabor a la verdad; pero aún ellos han de confesar otra responsabilidad o culpa, la cual con
dolor cargo sobre mí mismo; cual es, que hay muy poca comunión real con Cristo Jesús. Si por la gracia de
Dios hemos sido capacitados para mantener una conducta tolerablemente consistente, y no se nos puede culpar
de algo, cuánto tenemos que llorar por nosotros mismos, por falta de aquella santa comunión con Jesús que es
la verdadera marca de un verdadero hijo de Dios, hermanos míos. Permítanme preguntarles: ¿Hace cuánto que
han experimentado una visita de Jesús en la intimidad, de manera que puedan decir, “Mi amado es mío, y yo
soy Suyo, Él apacienta en medio de los lirios?” ¿Hace cuánto que “Él le llevó a la casa del banquete, y su
bandera sobre usted fue amor?” Tal vez algunos de ustedes puedan decir, “Esta mañana le vi; contemplé su
rostro con alegría, y fui alentado con su faz”. Pero temo que la mayor parte tendrá que decir, “Ah, señor, por
meses he estado sin recibir el brillo de su rostro.” ¿Qué han estado haciendo entonces? Y ¿cuál ha sido el
camino que han estado llevando? ¿Han gemido entonces cada día? ¿Han llorado cada minuto por ser esto así?
“¡No!” Y deberían haberlo hecho. No puedo entender cómo nuestra piedad puede brillar de forma alguna, si no
vemos la luz de Cristo y seguimos contentos como si nada. Sí es posible que los Cristianos pierdan a veces la
comunión con Jesús; la conexión entre ellos mismos y Cristo puede afectarse severamente a veces, en cuanto a
lo que los sentimientos les dictan; pero ellos han de lamentar y llorar esta pérdida de comunión con Dios.
¡Cómo puede ser! ¿Es Cristo tu pariente, y vive Él en tu casa, y no has pasado tiempo en conversación
verdadera con Él? Me parece que hay poco amor entre tú y tu pariente, puesto que no has tomado el tiempo
para compartir con Él en todo este tiempo. ¡Cómo puede ser! ¿Es Cristo el esposo de su iglesia, y no tiene ella
comunión con Él? Hermanos míos, no quiero condenarlos, no quiero juzgarlos, pero por favor dejen que su
misma conciencia hable dentro de ustedes. Mi conciencia hablará y así debe hablar la de ustedes. ¿No nos
hemos olvidado de Cristo? ¿No hemos vivido demasiado sin tomarlo en cuenta? ¿No hemos estado bien
contentos con el mundo, en vez de tener deseo por Cristo? ¿No hemos sido todos nosotros esa oveja querida,
que ha bebido de la copa de su amo y se ha alimentado de su mesa? Entonces, ¿cómo es que preferimos irnos a
alimentarnos lejos a las montañas, en vez de venir al hogar? Me temo que muchos de los pesares de nuestro
corazón provienen de nuestra falta de comunión con Jesús. No muchos de nosotros somos la clase de hombres
que, al vivir cerca de Jesús, conocen sus secretos. ¡Oh! No; vivimos tan lejos de la luz de su rostro; y tan felices
lejos de Él. Hagamos pues juntos esta oración, porque estoy seguro de que la necesitamos en alguna medida:
“¡Oh Jehová, aviva tu obra!” ¡Ay! Pero me parece escuchar por ahí a algún profesor decir: “señor, yo no
necesito ningún avivamiento en mi corazón; soy todo lo que quiero ser”. ¡Arrodíllense hermanos míos! ¡Doblen
sus rodillas por el que así piense! Él es el que necesita más oración de todos. Dice que no necesita avivamiento
en su alma; pero necesita un avivamiento en su humildad, en cualquier medida.
Día 27
Verdadera Necesidad
Charles Spurgeon

“Oh Jehová, aviva tu obra”Habacuc 3:2

No solo hay mal implícito en las palabras – “Oh Jehová, aviva tu obra”; más bien es evidente. Habacuc sabía
cómo clamar. Oh Jehová, decía él, “¡aviva tu obra!”, Ah, y hay muchos de nosotros que queremos ver
avivamiento, pero pocos de nosotros tenemos un verdadero sentimiento de necesidad por Él. Es una bendita
marca de la vida interior, cuando sabemos cómo lamentar nuestro alejamiento del Dios viviente. Es fácil
encontrar por cientos, a los que se han apartado, pero con dificultad hallamos a los que de verdad lamentan
haberse alejado. El verdadero creyente, sin embargo, cuando se da cuenta que necesita avivamiento, no se
sentirá feliz; sino que comenzará esa continua e incesante necesidad de clamar a Dios, el cual finalmente
escuchará, y traerá la bendición del avivamiento sobre él. Este creyente no parará durante días y noches, no
tendrá descanso, siempre clamando “¡Oh, Jehová, aviva tu obra!”
Día 28
Si pudiera ver su rostro una vez más…
Por Charles Spurgeon

Como el rocío de Hermón,


Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna.
Salmos 133:3

Permítanme mencionar algunos tiempos de clamor, que siempre ocurrirá al Cristiano que necesita avivamiento.
Estoy seguro de que clamará siempre, cuando mire lo que el Señor ha hecho en su vida desde antes.
Cuando medite en los montes Mizar y Hermón, aquellos lugares donde el Señor se le ha aparecido, diciendo,
“Con amor eterno te he amado”, estoy seguro de que el Cristiano no puede recordar esas épocas sin derramar
lágrimas. Si es lo que debe ser como Cristiano, o si piensa que no está en una correcta condición, siempre
llorará al recordar el amor bondadoso de Dios que le ha sido mostrado en el pasado. Oh, siempre que el alma ha
perdido la comunión con Jesús, no puede soportar recordar los “carruajes de Aminadab”; no puede pensar en
“la casa del banquete”, porque hace tiempo que no ha estado allí; y cuando piensa en ello ha de decir,
“Las horas de paz que entonces disfruté,
cuán dulce memoria aún guardan.
Pero han dejado un vacío doloroso
Que el mundo jamás podrá llenar”

Cuando escucha un sermón que se relaciona con la gloriosa experiencia del creyente que está en estado
saludable, querrá tapar sus oídos y decir, “¡Ah! Esa fue mi experiencia una vez; pero aquellos días felices han
pasado. El sol se ha puesto; aquellas estrellas que una vez alumbraron mi oscuridad se han ido; ¡Oh! Si yo
pudiera sostenerlo de nuevo; ¡Oh! ¡Si yo pudiera ver su rostro una vez más!; ¡Oh! Anhelo aquellas dulces
visitas de lo alto; Si esta es tu situación, te sentarás por los ríos de Babilonia y llorarás. Llorarás al recordar
cuando subías a Sión – cuando el Señor era precioso para ti, cuando Él llenaba tu corazón de la plenitud de Su
amor. Aquellos tiempos serán tiempos de clamor, cuando recuerdes “las lágrimas en la mano derecha del
Altísimo”.
Día 29
OH JEHOVÁ, AVIVA TU OBRA
Por Charles Spurgeon

“¡Oh, Jehová, aviva tu obra!” Habacuc 3:2

También, para un cristiano que desea avivamiento, las ordenanzas serán momentos de clamor. Subirá a la casa
de Dios; pero dirá cuando salga, “¡Ah! ¡Qué cambio tan terrible! Antes iba con la muchedumbre que guarda el
día del Señor y lo santifica como precioso. Al elevar las canciones mi alma tenía alas, y arriba subía teniendo su
nido en las estrellas; cuando se ofrecía la oración, yo podía decir con devoción, ‘Amén’; pero ahora, el
predicador da el sermón como antes, mis hermanos se edifican como antes; pero el sermón me parece seco, sin
sentido. No está la falta en el predicador, la falta está en mí mismo. El himno es el mismo – la misma dulce
melodía, como armonía pura; pero mi corazón está pesado; las cuerdas de mi arpa se han reventado, y no puedo
cantar”; y aquél Cristiano volverá a los benditos medios de gracia, suspirando y sollozando, porque sabe que
desea avivamiento. De forma específica, en la Cena del Señor pensará, cuando se siente a la mesa, “¡Oh! ¡Qué
bellas temporadas tuve aquí antes! Al partir el pan y beber el vino que mi Señor me presenta.” Añorará los
tiempos en que su alma era llevada como al séptimo cielo y se convertía la casa verdaderamente en “casa de
Dios y puerta del cielo”. Pero ahora, dice, “es pan, solo pan seco para mí; es vino, vino sin sabor, sin dulzura
alguna del paraíso en él; Bebo, pero en vano. No estoy pensando en mi Cristo. ¡Mi corazón no se levanta; mi
alma no eleva pensamientos como debería acerca del Él!” y entonces el Cristiano comenzará a clamar de nuevo
– “¡Oh, Jehová, aviva tu obra!”
A aquellos entre ustedes que saben que son de Cristo, pero sienten que no están en la condición que desean,
porque no le aman lo suficiente, y no tienen aquella fe en Él que desearían tener, solo les preguntaría: ¿Se
lamenta usted de esto? ¿Puede clamar ahora? Cuando siente que su corazón está vacío - ¿se trata de un vacío
que duele? Cuando siente que sus ropas están sucias - ¿puede lavarlas con sus lágrimas? Cuando piensa que su
Señor se ha ido - ¿levanta usted la bandera negra del duelo y grita, “¡Oh, mi Jesús! ¡Oh, mi Jesús! ¡No me
dejes! Si no hace esto, entonces le exhorto a que lo haga. Hágalo, hágalo; y quiera el Señor darle la gracia para
continuar haciéndolo, hasta que venga el momento en que su alma reviva.
Día 30
Absoluta dependencia
Por Charles Spurgeon

¡Oh, Jehová, aviva tu obra!” Habacuc 3:2

Recuerde, que el alma, cuando de verdad es traída a reconocer su propio estado, por causa de su alejamiento de
Dios, nunca disfrutará a menos que clame y se vuelva en oración y ruego, y hasta que no ore como estamos
diciendo: “Oh, Jehová, aviva tu obra”. Algunos de ustedes dicen talvez, “sí señor, siento mi necesidad de
avivamiento, y tengo la intención de comenzar esta tarde, en cuanto salga de aquí, de revivir mi alma” NO lo
diga, y, sobre todo, no trate de hacerlo, porque nunca lo logrará. No tome decisiones con respecto a lo que va a
hacer; sus buenos propósitos van a quebrarse en cuanto los formule, y sus propósitos mal logrados solo servirán
para aumentar el número de sus pecados. Yo les exhorto, en vez de tratar de avivar sus propias almas, ríndanse
en oración. No digan, “Me voy a avivar”, más bien clamen “¡Oh, Señor, aviva tu obra!” Y déjenme decirles
esto con toda solemnidad, ustedes nunca se habrían percatado de la triste situación de sus almas y de cuánto se
han alejado de Dios, hasta que ustedes mismos hablen de la necesidad personal de avivamiento. Un soldado
herido en batalla no se cura a sí mismo sin tener medicina, ni va a un hospital por sí mismo cuando ha sido
herido en la batalla. Esto es lo mismo que pensar que usted se puede reavivar a sí mismo sin la ayuda de Dios.
Te advierto que no lo intentes, no busquen hacer cosa alguna para reavivar sus almas, hasta que hayan
reconocido que lo primero que se debe hacer es dirigirse al Señor en humilde oración suplicando Su poder – si
usted no ha clamado “Oh, Jehová, aviva tu obra”
Recuerde, es Aquel que primero le dio vida, el mismo que lo puede mantener con vida; y Aquel que lo ha
mantenido con vida ha de restaurar su vida también. Aquel que lo ha preservado de caer en el fondo del abismo,
cuando sus pies casi han resbalado, es el único que puede ponerlo sobre la roca, y establecerte con seguridad.
Comience, entonces, por humillarse renunciando a toda forma de auto-confianza o esperanza de reavivarse a sí
mismo como Cristiano, en vez de esto, hay que empezar con firme oración y sincera súplica delante de Dios:
“¡Oh, Señor, lo que yo no puedo hacer, hazlo tú! ¡Oh, Jehová, aviva tu obra!”
Día 31
Días de poder de lo alto
Por Charles Spurgeon

…y muerto, aún habla por ella. Hebreos 11:4

En la era presente hay un triste descenso en la vitalidad de la piedad. Esta edad se ha vuelto la edad de las
formas, en vez de la edad de la vida. Volvamos unos cien años atrás. Eran los días de la vida divina, y del
poder, enviado de lo alto. Dios revistió a Whitefield de poder: él predicaba con una majestad y una fuerza que
pocos serían capaces de reproducir; no porque fuera él algo en sí mismo; sino porque Su Amo le dio estos
dones. Después de Whitefield vinieron varios grandes y santos hombres. Pero ahora, señores, hemos caído en
los malos tiempos. Ya casi no hay hombres en este mundo; ya casi no quedan. Casi no tenemos hombres en
nuestro gobierno que manejen las políticas correctamente y casi tampoco con respecto a la religión. Tenemos
quienes realizan las tareas, y de forma externa todo parece seguir la forma antigua, pero los hombres que se
atrevían a ser singulares, es decir singulares en el sentido de que querían hacer lo correcto y aborrecían la
impiedad, ya casi no se ven. En comparación con la era puritana, ¿dónde están nuestros maestros en Biblia y
rectores? Aquellos Howells, aquellos Charnocks. ¿Podríamos juntar tantos nombres como antes que se podían
listar más de cincuenta a la vez? No lo intentaría. Tampoco podríamos traer aquella galaxia de gracia y talento
que siguió a Whitefield. Pensemos en Rowland Hill, Newton, Toplady, Doddridge, y tantos otros que no habría
tiempo de mencionar. Se han ido, se han ido; Sus venerables cenizas duermen en el polvo, y ¿dónde están sus
sucesores? Preguntemos ¿Dónde? Y el eco nos responderá ¿Dónde? No hay ninguno. Sucesores de estos
hombres, ¿dónde están? No los ha levantado Dios aun, y si lo ha hecho, no los habéis encontrado.

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