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Introducción
En su obra El laberinto de la soledad, Octavio Paz deja entrever algunas ideas que él
tiene acerca de la relación de México con el mundo, en especial con los países más
económica y social y, por lo tanto, están en vías de desarrollo. No obstante, estas ideas
referidas también han abierto un camino a las culturas indígenas para que igualmente sean
escuchadas. No se limitan solo a los aspectos antes dichos, sino también, y no menos
importante, al diálogo con las diferentes expresiones culturales. Es verdad que este
pensador mexicano no nos está proponiendo algo de su propia invención, pero sí como
respuesta a la situación que el país estaba atravesando, todavía con ciertos elementos de la
Este ensayo, brevemente resumido, podría dividirse en cuatro grandes partes: los
rebeldía ante la sociedad norteamericana y el rechazo a sus raíces. Las máscaras que el
mexicano usa para relacionarse con los demás y no mostrar su intimidad, sus miedos, no
manera que no nos reconocemos unos entre otros. Y el desconocimiento que tenemos de
tremenda situación que se le venía; además del brutal y sistemático corte su pasado, con las
Independencia y la Revolución.
Los capítulos séptimo y octavo conforman la tercera parte, que son una exposición del
México actual (del siglo XX), donde se habla de los intelectuales mexicanos y su función
en la sociedad; la situación económica, política y social del país y su relación con el mundo.
Y, la última parte, es la propuesta de Paz para salir del laberinto en el que está metido el
hombre. Sostiene que la soledad del hombre no es un rasgo constitutivo solo del mexicano,
sino de todos los hombres. Todos se sienten solos y, efectivamente, están solos.
Precisamente por este sentimiento de soledad es que el hombre es el único ser que siempre
decir, en buscar establecer una relación de comunión con los otros que no son él mismo.
(Paz, 2005: 82) Sin embargo, la obra pareciera que termina sosteniendo que el hombre está
condenado a permanecer en este laberinto, solo consigo mismo. Aún así, resulta interesante
la propuesta que plantea el pensador mexicano para lograr salir de esta situación.
determinada ante las expresiones artísticas, etc. Para acceder o entrar en estos parámetros es
considerada en esta concepción del término cultura. Ante esta idea, alguien “culto” es aquél
que posee dichos conocimientos, mientras que las personas “incultas” son las que carecen
de ellos; esto se agrava cuando se generaliza todavía más, señalando que hay pueblos que
son “cultos” y otros “incultos”. (Bonfil Batalla, 1999: 20) Esta idea resulta complicada,
porque refiere directamente a que la cultura se reduce a unos pocos, los que la poseen,
mientras que los demás deben ascender hasta ella, o, en su defecto, llevar la cultura o
En los últimos postulados que hace Octavio Paz en su ensayo se evidencia, por razones
obvias, su rechazo hacia los afanes imperialistas y universalistas, sobre todo porque con
estos se realizaron las empresas colonizadoras de los países europeos para expandir sus
reinados, lo que mutiló y obnubiló las culturas y civilizaciones que estaban presentes en las
tierras que fueron sometidas, haciéndolas girar sobre los paradigmas de los dominadores,
En esta misma línea, hablando de las Naciones Unidas, y su supuesta función de apoyar
desigualdad en relación con los “grandes”, Paz crítica a las grandes potencias por utilizar la
mayoría de sus recursos económicos para lograr sus propósitos, egoístas en la mayoría de
las ocasiones, como aumentar su armamento y fuerzas militares para ganar la guerra o tratar
de llegar a la luna, en vez de bajar la mirada y ver lo que está sucediendo en la tierra, los
pueblos, la gente que está siendo desplazada e ignorada. (Paz, 2005: 77)
Con respecto a esto, Gerardo Ramírez Vidal, refiriéndose a Heródoto, afirma que la
reconocerlo. Al contrario, se cae en actitudes que van desde el rechazo a las diversas
expresiones culturales que no sean las propias, hasta la asunción de que la propia cultura
derivando todo ello en la concepción de sí mismo, la cultura propia, como superior a los
demás que no comparten su cultura. De esta manera, el mundo occidental ha inventado una
precisamente por evitar las miradas de rechazo por parte de los “cultos”, el pachuco hace
negación de sus raíces, particularmente sus antecedentes indígenas; trata de emular los
lo que no es bajo o miserable, aunque también pretende ser un detractor de dicha sociedad
Para combatir esta idea errada de considerarse superior o inferior a otras sociedades o
culturas, es necesaria una actitud no de dominio sino apertura al otro, una disposición al
diálogo con la pluralidad. Esta apertura a la pluralidad se basa en la concepción de que una
espíritu, porque la vida como tal es pluralidad; si se pretende homogeneizar al mundo bajo
una sola perspectiva del mundo, el hombre (la humanidad) se mutila a sí mismo, favorece
tenemos de dejarnos conocer; solo de esta manera se puede afirmar que comenzaremos a
tendemos la mano a otros, nos hacemos contemporáneos los unos de los otros. (Paz, 2005:
81)
Este llamado a la apertura del mexicano, a tomar una actitud cosmopolita frente al
mundo, debe considerarse no solo como algo en beneficio propio, sino como un primer
paso para poder ayudar a muchos otros pueblos que se encuentran todavía sometidos a estos
ideales homogeneizantes; de ahí la afirmación de Paz: “Hemos olvidado que hay muchos
como nosotros, dispersos y aislado. A los mexicanos nos hace falta una nueva sensibilidad
En la medida en que más nos abramos hacia los demás, más podremos encontrarnos a
nosotros mismos como humanidad, pues para conocernos lo más posible necesitamos
vernos desde distintas perspectivas y no limitarnos a un solo espejo, nuestra visión del
“Es importante resaltar, por otro lado, que el afán por conocerse a sí mismo, por ahondar en la esencia
misma de la condición humana y del mundo en derredor −siendo una facultad connatural al ser humano−
(…) Para el autor mexicano −Octavio Paz− la persecución del espacio interior, la equivalente búsqueda de
la sustancia de mi ser, tiene que pasar irremediablemente por el tamiz de la Otredad.” (Wojcieszak, 2006:
486)
Esto implica que, para poder descubrirnos como seres humanos, es necesario recurrir al
otro o lo otro. Esta apretura no implica dejar de ser quienes somos, el temor de muchas
culturas, sino que más nos descubrimos como humanidad en la medida que nos abrimos a la
relación con los otros, pues se nos revelan aspectos que desconocemos por nosotros
medida en que se abre al diálogo con la otredad, y no solo entre los hombres, sino también
Indica que esta ha llevado a construir, desde el insomnio racionalista, atroces pesadillas.
Por ello, postula no reducirse en lo racional sino abrirse a otras formas de conocimiento.”
(García Chávarri, 2003: 281) Abrirse al diálogo con otras formas de comunicarse con el
limitarse en la última parte del ensayo, sino, también, puede ampliarse a una apertura
cultural y, con ello, abrirse también a las diferentes expresiones literarias y valorarlas y
estudiarlas con el mismo ahínco y rigor con que se estudian las “grandes” literaturas.
Paz, es que esta imposición de las relaciones entre sujetos, pero principalmente con el
mundo, ha traído un desgaste considerable del mismo, una explotación brutal de los
recursos naturales sin reparar en los daños que ello pueda conllevar en detrimento de la
misma humanidad. “El dominio de las leyes intransigentes del mercado constituye una
amenaza enorme para la convivencia del hombre con la Naturaleza, con el cosmos.”
tecnológico y científico, que es su propio desarrollo espiritual, por así decirlo, una relación
de intimidad con el mundo que trasciende toda relación utilitarista de este pensamiento
“Tanto la Independencia como la Revolución mexicana no presentaron grandes beneficios para los
pueblos indígenas; nunca fueron integrados a la nación, sino que siempre permanecieron al margen, en
una tolerancia que a veces es olvido (…) Estos han sido desplazados desde la Conquista y nunca
reintegrados a la nación mexicana (…) los pueblos nativos no han tenido opción para revalorar su
identidad y reivindicar sus derechos.” (García Chávarri, 2003: 281)
Llegó el momento en que los pueblos originarios hagan escuchar su voz; México, como
depositario de una diversidad cultural vasta, tiene mucho que decir al mundo y a sí mismo.
el intento de hacerlo.
Para hacer resonar la voz de los pueblos indígenas, no sin tropiezos y un largo recorrido
México, surge la literatura indígena −que no debe confundirse con la literatura indigenista,
que es aquella que tiene como propósito desvelar las culturas, pero siempre a través de un
mediador, que no pertenece a la cultura de la que habla, como si ellas no pudieran hablar
misma gente que conforma o pertenece a dichas culturas, sin necesidad de mediadores.
Con la intención de llevar a los diversos espacios sociales como literarios, se crea en
estableció en el Distrito Federal, la actual Ciudad de México, su cede: la Casa del Escritor
Indígena. El 1996 se funda la revista La palabra florida, donde, en palabras del primer
diversidad lingüística y cultural que ellas representan. (Hernández, 1997: 2) En esta revista,
actualmente bajo el nombre de Nuni, se dio a la tarea de publicar los trabajos de escritores e
literatura indígena se abre el paso a una verdadera convivencia entre los pueblos, pues la
la diversidad, es cumplir esta apertura al conocimiento de los unos con los otros.
Juan Gregorio Regino sostiene que los pueblos originarios de América han sabido
negando tajantemente lo ajeno. (Regino, 1997: 4) Si, incluso los indígenas han sabido, más
por necesidad, abrirse al diálogo con otras culturas, es preciso que las culturas que se han
escuchar una palabra que no sea la propia es trascendental, sobre todo por lo que esta
palabra, sobre todo por lo que ella revela, y el por qué es preciso hacerla suya y recrearla,
ya que con ello el hombre se pone en comunión con la naturaleza y el universo. Además,
puntualiza que la naturaleza toda siempre está pronunciando una palabra, y hay que
una moda; es el diálogo entre identidades, civilizaciones, lenguas. (Regino, 1997: 3) Así
como Juan, hay varios escritores indígenas que han puesto de manifiesto lo que su cultura
Conclusión
El mayor de los problemas hablando de las relaciones entre culturas, e incluso del
hombre con la naturaleza, es tomar una actitud de superioridad respecto del otro, coartando
así la libertad de los diversos pueblos de decir al mundo lo que tienen que decir. Es por ello
que el mexicano se ha configurado como un ser solitario, puesto que se ha visto privado de
sus propias raíces hasta el punto de avergonzarse de ellas y ver los ideales que ofrece el
mundo occidental como el verdadero camino a seguir. De una manera muy coloquial,
producto nacional. Los mismos acontecimientos a nivel mundial desvelaron el mal que
hace este pensamiento uniformador, lo que permitió abrirse a una nueva forma de
mirar hacia afuera, sino también, y creo que sobre todo, para volver la vista hacia nosotros
mismos, lo que nosotros tenemos como pluralidad cultural, y que ello puede beneficiarnos
no solo en las relaciones interpersonales, sino en la preservación de un mundo que cada vez
más se está agotando, un mundo que si se va, nos vamos con él.
Bibliografía
https://bit.ly/2Ack4Ld
Praxis: 2.
García Chávarri, M. Abraham (2003) “Laberinto y soledad. Los pueblos indígenas desde
https://bit.ly/2ypf1Xl