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Kimberly Theidon
ENTRE PROJIMOS
Agradecimientos
INDICE
AGRADECIMIENTOS.................................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 8
METODOLOGIA Y LA ÉTICA..................................................................................... 9
“HACER QUERER”.......................................................................................................... 31
LLAKIS .......................................................................................................................... 34
Llegando al corazón ................................................................................................ 37
El alcanzo o daño .................................................................................................... 40
PLURALISMO MÉDICO.............................................................................................. 43
LA TETA ASUSTADA....................................................................................................... 50
LA LOCURA................................................................................................................... 57
A LA FUERZA................................................................................................................ 63
CONCLUSIONES......................................................................................................... 204
RECOMMENDACIONES........................................................................................... 206
BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................... 311
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“Los Senderistas atacaron por la noche. Estábamos durmiendo. El olor del humo
nos despertó — los techos, todos en llamas. Después los gritos. Agarramos a
nuestros hijos y corrimos hacia el río. Era oscuro, pero estaban encapuchados. Si
habían quitado sus máscaras, les hubiéramos reconocido. Eran nuestros vecinos.
Díos Tayta, hemos visto lo que nuestros vecinos pueden hacer.”
Introducción
1
Scarry, Elaine. 1985 The Body in Pain: The Making and Unmaking of the World. New York: Oxford
University Press.
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Metodologia y la ética
“Lo que necesitamos investigar son los efectos de la violencia política en las
comunidades y no solamente en los individuos” (Desjarlais et al. 1995:133)3
2
Theidon, Kimberly. 2000. “Memoria, Historia y Reconciliación.” Ideele: Revista del Instituto de Defensa
Legal, No. 133:58-63, November; Theidon. 2001“’How we learned to kill our brother’: Memory, Morality
and Reconciliation in Peru.” Buletin de L’Institut Français des Études Andines, No. 3 (29).
3
Desjarlais, Robert, Leon Eisenberg, Byron Good and Arthur Kleinman, eds. World Mental Health:
Problems and Priorities in Low-Income Countries. Oxford: Oxford University Press, 1995:133.
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comunidades fue encendida por agentes externos, por supuesto había simpatizantes
Senderistas en estas comunidades. Al principio los Senderistas llegaron para
“concientizar a la gente,” y para muchos el discurso resonó. Sin embargo, planteamos
que varios factores cambiaron la ecuación del poder, y las alianzas comunales forjadas.
Por un lado, el discurso Senderista de “igualdad para todos” era tentador mientras
que se refirió al igualar las brechas entre mistis y campesinos, entre gente urbana y gente
rural. Mucho menos atractivo fue la idea de igualar a todos y todas dentro de la
comunidad. Recordamos cuando una autoridad comunal nos contó que “Estos terrucos
comenzaron a hablar de la Ley de Común. Dijeron que todos íbamos a vivir igual. Esta
fue la Ley de Común. Íbamos a poner toda la cosecha en un cuarto y compartir entre
todos. Toditos iguales.” Su cara indicó lo poco interesante que fue esta propuesta.
Además, había un cambio en la estrategia Senderista. Sus “campañas
moralizadoras” iniciales eran bienvenidas: en sus “juicios populares,” castigaron a los
adúlteros, los abigeos, los esposos abusivos --- en breve, los “sospechosos usuales.” Sin
embargo, no pararon con estos sectores. Si pensamos del Senderismo en estas
comunidades como una “revolución cultural,” podemos entender por que la población
comenzó a rebelar contra la revolución (Starn 1995). Los mandos Senderistas
comenzaron a cerrar las ferias, prohibir la venta de los productos agrícolas y quemar a los
santos y las iglesias. Frente a estas afrentas a la economía material y moral, las
autoridades comunales intentaron a botar a los Senderistas de sus comunidades. Las
represalias letales contra “gente inocente” fue una forma de alienar a la población
campesina. Las cabecillas Senderistas estaban reproduciendo un estándar doble que fue
demasiado familiar a los campesinos: los poderosos dictan las formas de la justicia y para
quien.
Si bien había una creciente crítica de la violencia indiscriminada del Sendero,
también había cambios en la constelación de poder en el campo. Entraron las fuerzas
armadas al fin de 1982 y fueron los peores años de la guerra en términos de muertos,
violaciones y desapariciones. Esta represión fue acompañada con una evaluación por
parte de los campesinos del poder de cada sector armado. Aunque Sendero les aseguró
que iban a ganar la guerra con piedras, cuchillos y huaracas, entró un fuerte elemento de
duda. Por supuesto, los campesinos --- como cualquier grupo dominado --- están muy
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atentos a los cambios en las relaciones del poder. Y esta evaluación le hizo muy claro
quien contaba con más potencia de fuego… y quien contaba con huaracas.
También hay que agregar el ejemplo de Huaychao, donde los campesinos mataron
a siete Senderistas en 1983. El propio Presidente Belaúnde loaba la “heroicidad” de estos
campesinos por defender el Estado Peruano. Las demás comunidades en las alturas de
Huanta escuchaban --- y nos han contado que decidieron “rescatar su imagen” por medio
de tomar una posición en contra de los Senderistas, forjando una alianza conflictiva,
abusiva pero estratégica con las Fuerzas Armadas. Parte de esta alianza consistió en
formar sus rondas campesinas. En el proceso de organizarse como comunidades en
contra de Sendero, llevaron a cabo un proceso de “limpiar sus comunidades,” eradicando
a los simpatizantes. Como nos han contado, fue una guerra entre “sallqakuna (gente de
las alturas), entre prójimos” (Theidon 2002).
En el centro-sur del departamento de Ayacucho, trabajamos con las comunidades
y distritos de Accomarca, Cayara, Hualla, y Tiquihua. Estos pueblos seguían siendo
bases militantes Senderistas hasta a mediados de los años 90. En contraste con el norte,
los cabecillas eran en su mayoría lugareños, y muchos siguen viviendo en sus
comundidades de origen. Cada uno de estos pueblos sufrió repetidos ataques castrenses a
lo largo de la década de los 80s. El conflicto fue entre los campesinos mismos — como
dicen, “entre hermanos” — pero en el centrosur el enemigo fue el Estado también. Una
de nuestras hipótesis es que la reconciliación toma formas distintas en el norte y el
centrosur. Si bien al norte han elaborado historias comunales basadas en su patriotismo
en servicio de La Patria, este recurso narrativo no está presente en el centrosur donde el
Estado fue un blanco de la revolución. Constatamos que las historias comunales que han
ido elaborando a lo largo de estos años no son meramente vehículos para la transferencia
de la información, sino constituyen una estrategia política con consecuencias
psicológicas. Las historias comunales heróicas de las alturas de Huanta tienen
implicancias en varias ésferas de la vida, entre ellas en sus demandas contra el Estado y
en los procesos de recuperación. Sin querer caer en una lectura Maniquea, queremos
plantear la idea que hay psicologías sociales representativas tanto de los vencedores como
de los vencidos, y estas posiciones sujetivas influyen los procesos de reconstrucción y
reconciliación en cada pueblo.
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utilidad. Hemos optado por una presencia más sostenida — minimamente un mes en
cada comunidad o distrito — y por conversar en vez de entrevistar. Hemos utilizado un
acercamiento etnográfico y un análisis hermeneútico para captar el mundo del sentido y
significación.
Finalmente, insistimos que no se puede divorciar la metodología de la ética. Nuestras
investigaciones previas sobre la violencia política y sus consecuencias nos han obligado a
considerar lo que está arriesgado (at stake) para la gente en el contexto de la guerra, la
pobreza y la reconstrucción communal. Cuando llevando a cabo una investigación sobre
la violencia, le preguntamos a la gente sobre la vida y la muerte, sobre el dolor y como
lacera el corazón. Si y cuando deciden hablar con nosotros, hay un acuerdo implícito
entre la investigadora y la población. La expresión del dolor es una demanda para el
reconocimiento: por medio del lenguaje uno mueve el dolor hacia su interlocutor. Uno
habla porque busca compasión y alivio. Esta transacción no deja una posición neutral
para la investigadora, y de hecho la linea entre investigadora y terapeúta es porosa. Por
medio de sus palabras, los y las comuneros de estos siete pueblos nos han invitado a
involucrarnos en sus vidas, y este involucramiento no termina cuando uno apaga la
grabadora o entrega sus notas del campo. Justo como no hay una posición neutral para la
investigadora, tampoco sería posible escribir un informe apolítico sobre estos temas. Por
consiguiente, el tono de este informe no es distante: más bien, es nuestra esperanza que
sirva como un aporte a la tarea más amplia que nos espera. Tal tarea sería la
trasformación de las estructuras sociales y políticas que siguen reproduciendo la
exclusión, el racismo, y el malestar.
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“He venido aquí para estudiar el trauma y las secuelas de la violencia política,
pero todos hablan de envidia, abandono, cultivos perdidos, dioses enrabiados,
almas que andan, hechicería, engaño. Soy un fracaso completo. ¿Cómo voy a
explicar a la fundación SSRC que mi proyecto se evaporó? No sé porque, pero
durante mis visitas breves en ’95 y ’96, en mis entrevistas los comuneros hablaron
del sufrimiento, violencia, pesadillas. Pero esto no es lo que les interesa --- la
vida cotidiana no tiene mucho a ver con esto. La gente sencillamente no está
enfocada en el trauma y la violencia. ¿Cómo es que me equivoque tanto?
De vez en cuando una llega tan pegada a sus preguntas y modelos que opacan su
visión. Cuando una llega buscando incansablemente los síntomas de Estrés Pos-
Traumático, puede ser que no capta la experiencia vivida de la violencia, el mundo social
conflictivo en la coyuntura actual, los espacios cotidianos donde se van recreando la vida
— en fin, que una no capta.
La diagnosis de Estrés Pos-Traumático (PTSD) ha llegado a jugar un papel
predominante en las concepciones médicas del sufrimiento. Esta diagnosis fue incluida
por primera vez en el catálogo official Norteamericano de trastornos psiquiátricos en
1980 en referencia a los veteranos Norteamericanos de la guerra con Viet Nam. Durante
las últimas dos décadas, el rango de la aplicación de esta diagnosis se ha ampliado
dramáticamente, y los conceptos de la memoria traumática y sus secuelas se han
convertido en el marco predominante para responder al sufrimiento social al nivel
internacional4. Hay un mercado enorme para el trauma, y una industria compuesta de
“expertos” desplegados a los paises pos-guerra para “buscar el trauma.”
Sin embargo, es sugerente examinar las suposiciones centrales de Estres Post-
Traumático con el objetivo de determinar hasta que punto PTSD es verdaderamente un
producto “exportable”. Sugerimos que es un modelo que deja insuficiente espacio para
las variaciones culturales, la producción sociohistórica del malestar, y el impacto del
4
Para una historia fascinante del concepto de la memoria truamática, véase Hacking 1995; por una
genealogía de la categoria diagnóstica de PTSD, véase Young 1995.
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• Enfatiza la centralidad del individuo autónomo que ejerce control sobre si mismo y su
ambiente;
• Enfatiza el individualismo y una concepción del bien estar psicológico que
corresponde al grado de separación psicológico logrado por el individuo;
• La esfera intrapsíquica es relativamente aislada y es privilegiada sobre el contexto
socioeconómico o político;
• El plano espiritual es relegado a un eje suplementario;
• La expresión mental de angustia es normalizada y la expresión corporal, conocida
como somatización, es patologizada;
• Supone que había un suceso “fuera de la gama de experiencias humanas normales o
cotidianas” y;
• El ytratamiento toma el individuo como la unidad de análisis e intervención (DSM
III- R/DSM IV)
5
Elaboramos esta crítica en Theidon y Del Pino 1997 y Theidon 2003.
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6
Freud, S. “Beyond the Pleasure Principle.” The Complete Psychological Works, standard edition, vol. 18.
London: Hogarth Press, 1953.
7
Lifton, R.J. y Olson, E. “The Human Meaning of Total Disaster: The Buffalo Creek Experience.”
Psychiatry, 39(1), 1976.
8
Kolb, L.C. y Multalipassi, L.R: “The Conditioned Emotional Response: A Sub-class of the Chronic and
Delayed Post-Traumatic Stress Disorder.” Psychiatric Annales, 12, 979, 1982.
9
Krystal, H. “Trauma and Affects.” Psychoanalytic Studies, 33, 81, 1978.
10
Brett, E.A., y Ostroff, R. “Imagery and Post-Traumatic Stress Disorder: An Overview.” American
Journal of Psychiatry, 142, 417, 1985.
11
Bracken, et al., 1995.
12
Scheper-Hughes, N., y Lock, M. “The Mindful Body: A Prolegomenon to Future Work in Medical
Anthropology.” Medical Anthropology Quarterly, 1:6-41, 1987.
13
Jenkins, J.H. “The State Construction of Affect: Political Ethos and Mental Health among Salvadoran
Refugees.” Culture, Medicine and Psychiatry, 15(139), 1991.
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14
Véase Csordas, T. “Self and Person.” Psychological Anthropology, Philip K.Bock, editor., Praeger:
Conneticut, 1994; Ewing, K. “The Illusion of Wholeness: Culture, Self and the Experience of
Inconsistency.” Ethos, 18(3):251-278, 1990; Hallowell, A. I. “The Self and Its Behavioral Environment.”
Culture and Experience, University of Pennsylvania Press: Philadelphia, 1955; Harris, G.G. “Concepts of
Individual, Self and Person in Description and Analysis.” American Anthropologist, 91:599-612, 1989;
Mageo, J.M. “The Reconfiguring Self.” American Anthropologist, 97(2):282-296, 1995; Murray, D.W:
“What is the Western Concept of the Self? On Forgetting David Hume.” Ethos, 21(1):3-23, 1993; Rosaldo,
M. “Toward an Anthropology of Self and Feeling.” Culture Theory: Essays on Mind, Self and Emotion, R.
Shweder y R. LeVine, eds. Cambridge University Press: Cambridge, 1984; Shweder, R y Bourne, E. “Does
the Concept of the Self Vary Cross-Culturally?” Culture Theory: Essays on Mind, Self and Emotion, R.
Shweder y R. LeVine, eds. Cambridge University Press: Cambridge, 1984; Spiro, M. “Is the Western
Conception of the Self Peculiar within the Context of the World Cultures?” Ethos, 21(2):107-153, 1993.
15
Shweder y Bourne, 1984
16
Gaines, A.D., editor. Ethnopsychiatry: The Cultural Construction of Folk and Professional Psychiatries.
SUNY Press: New York, 1992.
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17
Martín-Baró, I. Writings for a Liberation Psychology. Harvard University Press: Cambridge, 1994.
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18
“Diagnostic categories reify Western ethnopsychological concepts, decontextualize symptoms, fail to
attend to cultural forms and personal meanings, and fall prey to the category fallacy. It is easy for us to
marshall such arguments, and in the company of psychiatrists we often do so.”
19
Agradecemos a Jefrey Gamarra por nos haber alcanzado una copia del informe y por su permiso de citar
sus hallazgos.
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interes inicial en sacar muestras de sangre con los campesinos para analizar las muestras
por la presencia de hormonas asociadas con el estrés. Varios colegas les explicaron que
sacando muestras de sangre generaría mucha desconfianza en una población con
preocupaciones de largo plazo con los pishtacos que chupan la grasa de los seres
humanos — preocupaciones que fueron agudizadas por los años de la violencia política y
las filas de internacionales quienes llegaban en sus comunidades.
Su equipo pusieron a prueba su encuesta sobre PTSD, su Encuesta General de
Salud (GHQ-12) y llevaron a cabo su investigación. Después de entrevistar a 370
personas con la GHQ-12 y aplicar la encuesta de PTSD con 142 personas, determinaron
que 24.8% salió positivo por PTSD, y que 73% tenía “problemas actuales o potenciales
de salud mental” (Pederson et al 2001:22). Aunque sugieren en un pie de página que uno
debía ejercer cautela al interpretar estas estadísticas, uno debe asombrarse por
instrumentos psicométricos capaces de indicar que la gran mayoria de una población es
“actualemente o potencialmente enfermo.” ¿Qué podrían significar tales números?
¿Cuáles son las implicancias éticas de estas estadísticas por una población
resconstruyendo sus vidas después de un período sostenido de la violencia política y la
exacerbación de la pobreza que acompaña a la guerra? Adicionalmente, estos
instrumentos capturan una tajada sincrónica del sufrimiento, congelada en el tiempo y
fuera del contexto — vacío de las maneras por las cuales la gente afrontan lo que les
duele, vacío de las connotaciones morales expresadas en las nociones del malestar y de la
sanación20.
Nuestra meta no es reemplazar la tendencia universalizadora de PTSD con otro
modelo que comparte sus pretensiones a captar los procesos fundamentales del trauma en
todas las culturas. Más bien, nuestra entrada ha sido otra. Comenzamos con algunas
preguntas básicas y abiertas: ¿De qué sufren aca? ¿Qué les duele y pórque? ¿Cómo
hablan de lo que está mal en el mundo, y como hay que arreglarlo? Por medio de un
análisis hermeneútico y fenomenólogico, hemos explorado los idiomas locales de
angustía y las redes semánticas que nos permiten interpretar los mensajes complejos
20
Vale señalar que frente a las críticas lacerantes de su estudio, Pederson y Gamarra han invertido sus
hallazgos. Ahora constatan que 73% de la población no demuestran huellas de la violencia política, siendo
“recuperados” de sus experiencias traumatizantes.
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transmitidos por medio de los síntomas (Good 1992; Kleinman 1986; Scheper-Hughes
1991, 1992). Pasamos ahora a estos síntomas y el idioma corporal que caracteriza la
población rural Ayacuchana.
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Recordamos una conversación que tuvimos con Julio, el promotor de salud en una
de las comunidades norteñas. Pasó por nuestro cuarto, buscando ayuda en escribir un
memorial dirigido a la municipalidad para conseguir financimiento para establecer un
comedor infantíl. Julio trajo una maquina de escribir oxidada consigo. Sus teclas
tercamente resistieron nuestros dedos, congelados dentro de nuestros guantes.
En el memorial, Julio explicó como la violencia política había afectada
severamente a la comunidad. Sugerimos que fortalezca el memorial por medio de
incorporar las estadísticas de la posta de salud, las cuales indicaron que 80% de los niños
de esta comunidad y sus pagos sufrieron de la desnutrición severa. Julio asintió
enfáticamente: “Sí. Sabes, aquí hay que pensar en las violencias,” enfatizando que el
hambre crónica y la pobreza requirieron que hablemos de la violencia en su forma
plural21. Tanto la guerra como la pobreza habían asaltado a su comunidad, con varias
consecuencias.
La violencia es frecuentemente descrita como “sin sentido”, y podría ser que la
violencia horrenda destruye los significados aceptados, los vocabularios compartidos, y
asalta los órganos sensoriales. Feldman ha referido a un “sensorium de la violencia”
(1995:243) para capturar como los conflictos armados y el temor alteran las
percepciones. Agregaríamos que es el sentience abrumador de la violencia que más
impacta a los sobrevivientes de una guerra. La violencia afecta un asalto tremendo en los
sentidos y los significados. Los testimonios de los sobrevivientes son puntuados por
sílabas imitando las bombas que cayeron y el viento azotador de los helicópteros
castrenses. Muchos comuneros nos han dicho que lloraron hasta perder su vista — nos
han asegurado que cuerpos que llevan tanta tristeza son cuerpos que se duelen y se
envejecen antes de su tiempo.
El idioma corporal de la angustía que utilizan los campesinos desborda una
definición clínica y estrecha de la somatización, y subraya la necesidad por una
psicología “sensata” — la necesidad de “traer la psicología a sus sentidos.” Dentro del
21
El trabajo más elocuente sobre la violencia cotidiana de la hambre y la pobreza es Scheper-Hughes 1992.
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22
No es nuestro intento proponer “el cuerpo” como un substratum universal sobre lo cual la cultura hace
elaboraciones. Véase Turner (1995) por una discusión de la variación social y cultural en la concepción y
el tratamiento de los cuerpos y el embodiment.
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la sanación como una especie de relación con la muerte” (Das 1997:78)23. Agregaríamos
que debemos explorar la relación con la tristeza y la violencia también, sobre esta base
existencial de la cultura y el yo.
Entonces, queremos explorar la relación entre la guerra y la memoria,
desarrollando una fenomenología de la violencia política y los aspectos incorporados de
la memoria. Sugerimos que la memoria sedimenta no solamente en las casas e iglesias
quemadas que fueron esparcidas por el paisaje rural, sino en los cuerpos mismos de los
comuneros con quienes hemos trabajado. Las experiencias violentas dejan huellas
incorporadas. Estas huellas persisten en la rigidez de un cuello, el latido de los nervios, y
el dolor de una matriz. Kenny ha notado que “Teorías de la memoria traumática
proponen la existencia de una esfera mental desasociada que contiene y hasta un cierto
punto acordona los recuerdos que sean demasiado dolorosos para soportar. Estas
memorias son externas del yo en la medida que están fuera del alcance de la consciencia
normal de vigilia” (1996:153)24. Agregaríamos que el cuerpo lleva estas memorias,
haciendo del cuerpo tanto un sitio histórico como un proceso histórico. La memoria
traumática es una manera de inscribir la historia en las narrativas biológicas y biográficas
de los individuos y de las comunidades.
Y hay otra violencia que también se inscribe en las narrativas biológicas y
biográficas a nivel individual y colectivo : el racismo.
23
Das has suggested, “...instead of simplified images of healing that assume reliving a trauma or
decathecting desire from the lost object and reinvesting it elsewhere, we need to think of healing as a kind
of relationship with death.”
24
“Theories of traumatic memory posit the existence of a dissociated mental realm that contains and to an
extent seals off recollections of things too painful to bear. These memories are external to the self in so far
as they are beyond the reach of normal waking consciousness.”
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Edith y Juan José comenzaron a explicar que iba a haber un concurso de dibujos
en Huanta. Como parte de una conmemoración en el estadio de Huanta, los niños estaban
invitados a venir y pintar en las murallas del estadio como parte de reinscribir el espacio
después de los años de uso como una base de tortura por la Marina.
Sus caras se iluminaron con la idea: un viaje a la ciudad, pinturas, mandarinas,
helados. Comenzaron hablar de lo que iban a pintar y como, todas sus voces levantadas a
la vez. De repente, se silenciaron frente a una pregunta de Luis. En medio de la alegría
provocada por la idea de un viaje a la ciudad, Luis expresó una inquietud por parte del
grupo, este grupo de niños de 6-10 años. “Pero si vamos a Huanta, ¿qué tal nos dicen
chutos?”
Siembra Democracia/Theidon 27
vez, sentí algo más que rabia hacía Pedro. Sentía pena. Se había literalmente encogido, y
me dolía verlo.
Haciendo runakuna
En la esfera religiosa, tener el uso de razón implica que uno tiene la capacidad de
pecar por que puede discernir entre lo bueno y lo malo. Pero esta capacidad de discernir
también tiene una connotación legal. Como dice en el Diccionario para Juristas, “uso de
razón” es: “posesión del natural discernimiento, que se adquiere pasada la primera
niñez; tiempo en que éste se descubre o se empieza a reconocer en los actos del niño o
del individuo” (2001: 1597). En breve, tener uso de razón implica que la persona es
responsable por sus acciones, y puede estar obligado a rendir cuentas frente al colectivo.
Además, como hemos mencionado, en la esfera social es la capacidad de recordar,
de entrar al grupo como más plenamente miembro. La buena gente son los que tienen
“mucha memoria,” haciéndonos recordar que la memoria y la moralidad son fuertemente
relacionadas.
Nos hace pensar en nuestras conversaciones con madres y padres respeto a sus
hijos e hijas. Muy a menudo, cuando quieren diferenciar entre sus hijos pequeños y los
mayores, refieren a los mayores con el modificador “yuyayniyuq.” “Yuyay” es Quechua
para recordar, y los que recuerdan son “yuyayniyuq.” Entonces, aquí tenemos un
concepto central en la construcción del ser humano, y es justo la pérdida del uso de razón
que está vinculado con la borrachera, la locura — y los asesinos.
Además, señalamos que justo como uno va adquieriendo las características
humanizadoras, uno puede perder estas características. La mutabilidad de la identidad —
los aspectos fluidos del ser — es un tema psicocultural central. Muchos cuentos Andinos
tratan a los seres humanos quienes pueden tranformarse en animales, puquiales, arboles,
y viceversa. Recordamos la gente quienes nos explicaron por que demoró tanto para
capturar a Abimael Gúzman: “El podría convertirse en una piedra, un pájaro, un río — y
a los policias solamente les ocurrió buscar un hombre.”
En Quechua, “uriway” refiere a la transferencia de la esencia de una forma de
vida al otro. Por ejemplo, los curanderos pasan un cuy sobre sus pacientes como una
forma de diagnosticar su mal. Una vez que han hecho varios pases, cortan el cuy para
“leer” la enfermedad: los signos se han transferido de los órganos internos de su paciente
a los del animal. Hay mucho movimiento entre los mundos “naturales” y
“supernaturales.” Esta mutabilidad es un recurso: los enemigos quienes en una coyuntura
Siembra Democracia/Theidon 31
“habían caído de la humanidad” pueden pedir permiso para entrar de nuevo en una
comunidad humana.
“Hacer querer”
Junto con la teoría que el estatus de runakuna es adquirido, hay otros aspectos
importantes en cuanto a construir el ser humano. Ha sido muy llamativo el uso del
término “hacer querer.” En nuestro trabajo del campo, hemos escuchado a los padres y
madres diciendo a sus niños que tienen que hacer querer a los demás. Igualmente,
asistimos a matrimonios en que el padrino y la madrina han dicho a la novia y el novio
que tendrían que aprender como hacer querer a la familia de su pareja. ¿Qué significa el
énfasis en aprender como “hacer querer” a otras personas? ¿Qué significa este término en
cuanto a la vida emocional, relaciones sociales, y los límites corporales de la persona?
Planteamos que dentro de la población Quechuahablante Ayacuchana, el ser
humano es sumamente relacional. Retomando a Schweder y Bourne (1984), es un ser
sociocéntrico: somos quienes somos por las relaciones sociales que nos definen — que
nos dan nuestra identidad, una identidad que cambia según el contexto social. Señalamos
las limitaciones de la teoría psicológica que toma el individuo como la unidad de análisis
cuando trabajando con grupos cuya vida es orientada más al colectivo — grupos cuyas
prácticas apoyan formas de relaciones distintas del yo atomizado que infunde categorías
diagnósticas como PTSD. Subrayamos la necesidad de estar atento a procesos
psicológicos y modalidades de auto-entendimiento que problematizan la aplicabilidad de
cualquier paradigma que coloca al individuo atomizado al centro de su enfoque.
Además, es importante que parte de la educación sentimental incluye “hacer
querer” a otros. Implica que el amor es algo que uno tiene que fomentar en el otro: no es
necesariamente una emoción “natural” o latente. De hecho, las madres dicen
directamente que algunos niños saben como hacer querer, y otros no25. Con este
concepto hay un agente externo quien sabe generar el amor en vez de ser el objeto que
25
Es también importante notar que varias madres nos dijeron que la violencia política daño a sus niños
quienes nacieron sin poder querer. Implica que nacieron sin una facultad humana central: uno no podría
fomentar el amor en estos niños dañados.
Siembra Democracia/Theidon 32
Sugerimos que por medio de la analogía, este concepto se repercute a nivel comunal.
Cuando pensamos de cómo van exteriorizando la violencia (“llegó la violencia”) y los
Senderistas (“llegaron los Senderistas acá — ¿de dónde habrán venido?), parece que
también intentan ubicar los problemas sociopolíticos fuera de la comunidad. De hecho,
la sanción límite de largo plazo en la justicia comunitaria es la expulsión del
perpetrador26 — una forma de “limpiar el interior de la comunidad.” Cuando tratamos
como estas ideas influyen los procesos de reconciliación, veremos que el énfasis en
exteriorizar los agentes del mal sirve necesidades psicológicas: les permite asimilar más
lentamente con quienes viven.
En nuestro análisis de los males del campo, intentamos ofrecer un estudio que sea
“experience near” — que explora las redes semánticas y la simbología que informa como
uno sufre. En vez de buscar síntomas, excavamos niveles del sentido. Hay que
reconocer a la persona como un agente narrativa en vez de meramente el sitio donde
ocurre una enfermedad (Good 1994). Como plantearemos a lo largo de este proyecto,
¿Por qué queríamos reducir la riqueza de estos niveles semánticos y culturales a una lista
de síntomas que supuestamente representan un sustrato universal biológico?
Llakis
“Los pensamientos comienzan en tu cabeza, pero bajan a tu corazón. Cuando
llegan a tu corazón, ya se ponen llakis por la mera pena.”
— Una conversación con el promotor de salud, de una de las comunidades
centrosureñas.
Llakis constituyen uno de los males centrales, y pueden ser producto tanto de la
violencia política como de la pobreza que sirve como un gatillo para recordar todo que
uno ha perdido. Podemos comprender los llakis como pensamientos o recuerdos penosos
que llegan al corazón donde están cargados con afecto. Estos “pensamientos
26
Véase Peña Jumpa 1998.
Siembra Democracia/Theidon 35
emocionales” borran una distinción entre las facultades intelectuales y afectivas, justo
como el corazón es tanto la sede de las emociones como de los recuerdos.
“Llakiwan kachkani” se podría traducir como “Estoy con pena,” pero una pena
que puede llenar el cuerpo. Como cuenta la Señora Justina, los llakis llenan el corazón,
desbordando su capacidad de contener tantos recuerdos dolorosos. Surgen del corazón,
llenando el cuerpo — “eres pura pena.” Notamos que hay un “modelo hidráulico” de las
emociones; es decir, las emociones suben, pesan, aplastan, tapan. Pensamos en una
expresión tan fuerte que hemos escuchado: “Yuyaynipas tapawan” — Mis memorias me
tapan. Bajo el peso de estas memorias, la persona no puede respirar y su corazón le
duele.
Varias personas nos han contado que buscaban una forma de limpieza para quitar sus
llakis, insinuando que los llakis hacen el cuerpo insoportable. Entre los métodos de
limpieza figuran el pasado con cuy, agua de olvido (agua remolino del río), y las
curaciones de fe en las iglesias evangélicas.
En una comunidad norteña, la viuda Gloria nos proveyó con un ejemplo gráfico
del impacto de los llakis, y su vínculo estrecho con la locura y la muerte. Ella nos contó
como los demás campesinos mataron a su esposo ese día emblemático en 1983 cuando
asesinaron a los periodistas. Su esposo, Mariano Gutierrez, intentaba intervenir,
insistiendo que sería mejor entregar los periodistas a la policía en Huanta. Su
intervención — y su reconocimiento de Máximo Cardenas como una persona conocida
— llevaron los demás campesinos a deducir que Maximo también fue un terruco. El
intentaba convencer a sus paisanos que estaban equivocados, pero los y las comuneros no
lo creyeron e insistían que Máximo había acompañado a los terrucos durante su llegada a
la comunidad. Conversaron entre ellos y ellas, y tomaron la decisión de matar a Maximo.
Preguntábamos a la Señora Gloria como se murió su esposo:
“¿Con qué estarían matando? me preguntó. No me di cuenta por el susto. Me
pareció ver como que le estaban ahorcando. Entonces me fui por abajo. Mi
comadre me dijo ‘Andate por aquí no más. Te van a matar,’ me decía. Yo
pensaba me quedo, si me matan, me matan. Pero mataron a mi esposo.”
No solamente fue la Señora Gloria que vio el cadáver de su esposo, sino sus hijos.
Nos explicó que les pasaron.
“A causa de los llakis que tuvimos cuando se murió mi esposo, de tanto llorar,
mis hijos se volvieron locos. Vieron como mataban a su papá. Entonces desde
ese tiempo se encontraban como en un sueño (muspaypi qina) y se ponían a llorar.
Con los llakis, no teníamos ganas de comer.”
“Solo de llakis. El otro también se murió de susto porque nos perseguían los
militares, los disparos. Incluso ya estábamos asustados de los purikuna
(Senderistas, literalmente, los que caminan). Entonces se murió mi otro hijo y así
también el otro de mis hijos. Se murieron tres de mis hijos.”
¿Y así se murieron?
Como la Señora Gloria deja claro, los llakis son estrechamente vinculados con “la
locura.” Los llakis pueden llenar el cuerpo, y robar a la persona de su uso de razón,
dejándole sonso — sin sentido. Y al modo que van madurando los llakis, pueden ser
fatales.
La palabra llakis casi siempre aparece junto con “pensamientos,” que se utiliza
como un sinónimo por recuerdos. Como nos contó la señora Margarita Mendoza de una
Hay un aspecto temporal con llakis que nos permite distinguir entre llakis y otra
palabra importante en los testimonios durante los años de la violencia política: “ñakariy:
— agonizar. Uno agoniza frente al evento horrendo, pero es con las memorias — los
pensamientos — de tal evento que los llakis agarran a una persona. La conexión entre los
recuerdos y los llakis es notorio: la persona sufriendo con llakis está mal de memoria. Es
todo”, como si diciéndole podría hacerse realidad. Nos hace recordar una conversación
que tuvimos en 1997 con un grupo de mujeres en Umaru. Estábamos llevando a cabo un
estudio sobre la salud, y les preguntamos que servicios de salud eran más necesarios en
su pueblo. Murmuran brevemente entre ellas antes de que una mujer nos contestó: “Lo
Llegando al corazón
más adelante. Cuando reflexionamos sobre llakis, vemos que hacen referencia a los
recuerdos dolorosos que siguen pasando por el corazón, lacerando el tejido blando del
corazón con cada paso.
Varios curanderos nos han hablado de como tratan a sus pacientes para
“endurecer su corazón.” Por medio de hierbas — y compartiendo ejemplos de
sufrimiento superado en sus propias vidas — los curanderos ayudan a sus pacientes
quienes tienen que aguantar mucho sufrimiento. Durante los años de la violencia,
endurecer al corazón fue una manera de tolerar el dolor. Pero más allá de tolerar el dolor,
endurecer el corazón implica restringir el amor y la caridad hacia su prójimo. En una
época de recursos muy reducidos — y de la violencia íntima que distorsionó las
relaciones sociales — la compasión también se disminuyó, haciéndonos recordar que hay
una economía política de las emociones (Scheper-Hughes 1992).
Sin embargo, notamos que parte de la recupación incluye recobrar la capacidad de
aceder a toda una gama de sentimientos — no solamente a las emociones asociadas con
la violencia política, como el temor, el odio, y el rencor.
En el mes de mayo 2003, los comuneros de Sacsamarca organizaron un día de
reconciliación en su pueblo. La capilla del cementerio llenó con comuneros, y parte del
día incluyó una visita al cementerio para honorar a “Todos nuestros heroes de la guerra,”
señalando un tema central del día: todos quienes se murieron durante la violencia, no
importa sus alianzas, eran seres humanos.
En la iglesia, un miembro de la comunidad se dirigió hacia la muchedumbre
presente. Orlando es un hombre joven, y notamos el contraste fuerte entre su cara tersa y
las caras arrugadas de las ancianitas reunidas en la iglesia, algunas con caras ya mojadas
con lágrimas. No hay forma de adivinar sus edades: la desnutrición, el sol abrasador, y el
dolor había grabado su presencia aldredor de sus ojos, en sus mejillas, en sus manos
levantadas para secar sus lágrimas.
Orlando comenzó a hablar. Les hizó recordar que durante la violencia todos se
habían endurecido sus corazones. Ahora, en el contexto de reconciliar, les habló de la
necesidad de tener corazones blandos nuevamente — corazones capaces de sentir, de
amar, de recordar.
Siembra Democracia/Theidon 39
“Este homenaje que damos a nuestros heroes hacemos solo pensando que nuestro
pueblo va ser diferente. Nacemos con el corazón blanco y con el corazón blanco
hay que morir por el bien del pueblo. Nadie tiene que manchar nuestro corazón.
Si nuestro corazón manchamos, así vamos a llegar a una vida de lágrimas (waqay
vida). Morimos con nuestro corazón blanco. Hay que perdonar, disculpar, no nos
hagamos llorar para que nunca suceda lo que pasó. Si nuestro corazón es piedra,
cambiemos. Nosotros estamos cruzándonos de arriba y abajo con nuestro corazón
de piedra, pensamiento que nos causa dolor. Cambiemos y hay que abrir nuestro
corazon por que nuestro pueblo está esperandonos. Y caminemos arriba y abajo
con un solo pensamiento, caminando hacemos algo y sin caminar no hacemos
nada. Para que ustedes vivan bien y todos vivamos bien con nuestros familiares.
Nosotros mujeres, bebes, hombres, hemos caminado con tristeza sin tener hambre,
ni sueño. Ahora cambiemos. Desde hoy día con nuestro corazón blanco no más
hay que hablarnos. Hay que hablarnos con nuestro corazón blanco. Nuestro
corazón cambiemos desde hoy día para que nunca haya esta llaki vida, waqay
vida. Nuestro corazón, nuestro pensamiento nos hace doler. Nuestro corazón hay
que ablandar para cambiar, para que no haya la vida de tristeza.
corazón — una imagen que tocaremos en la segunda parte del texto cuando exploramos
los procesos de confesión y arrepentimiento.
El alcanzo o daño
En una comunidad en las alturas de Huanta, hay un curandero quien se llama Don
Justino. Justino es un hombre chiquito — de hecho, su apodo es El Piki (Quechua por
“pulga”). La gente recurre a Don Justino para leer las hojas de coca y los síntomas
corporales; para nombrar un perpetrador cuando determina que hay hechicería, y para
caminar hacia los cerros y hablar con los apus — los díoses quienes habitan los cerros.
Pero no solamente sale hacia los cerros para tratar el daño, sino trabaja en su
comunidad para curar el daño hecho por perpetradores humanos. El Piki trata el malestar
social y las relaciones conflictivas. Madres Rasuhuillca es doctora y abogada — curar el
cuerpo individual significa administrar la justicia en la esfera social.
Nos parece que los curanderos son “especialistas en la memoria,” tejiendo el
pasado y el presente, y haciéndoles recordar a sus paisanos sus deudas a los apus. Buscan
reparar relaciones rotas, entre los seres humanos y sus dioses.
Siembra Democracia/Theidon 43
Pluralismo médico
Sin duda toda gente contemplan que está mal en el mundo y como hay que
arreglarlo. Esta contemplación corre a través de varias dimensiones de la vida,
incluyendo los sentidos morales y médicos del sufrimiento. Kleinman ha sugerido que
los investigadores enfocan en lo que está “apostado” por cierta gente en ciertos contextos
como una manera de entender las características sociopsicológicas de formas de vida en
mundos morales específicos27. Lo que está apostado en los contextos pos-guerra es la
reconstruccion de las relaciones sociales, formas culturales y redes económicas — y la
reinvención de la vida ritual que le permite a una comunidad hacer sentido del
sufrimiento experimentado e infligido.
Una arena para resolver estos eventos es en los entendimientos locales de la salud
y de la enfermedad. Como los estudios sobre el pluralismo médico han establecido, hay
sistemas paralelos de salud y enfermedad que operan en cualquier sociedad28. En los
pueblos rurales Ayacuchanos, las postas con su orientación biomédica coexisten con los
curanderos. Los campesinos manejan la diferencia entre las enfermedades que tratan en
la posta, y los males que les llevan al curandero. Los campesinos van a la posta para sus
bolsas de papilla, los anticonceptivos, y pastillas para la tos, la gripe y cólicos. Estos son
problemas que caen dentro del marco restringido de la posta.
Sin embargo, es con los curanderos que los campesinos tratan lo que está mal en
el mundo — los ancestros que están enojados, el vecino envidioso, los llakis que
27
Kleinman, Arthur and Joan Kleinman. “Suffering and its Professional Transformation: Toward an
Ethnography of Interpersonal Experience.” Culture, Medicine and Psychiatry 15(3): 275-301.
28
Por ejemplo, Malamud-Crandon, Libbet. 1991. From the Fat of our Souls: Social Change, Political
Process, and Medical Pluralism in Bolivia. Berkeley and Los Angeles: University of California Press.
Siembra Democracia/Theidon 44
Iquyasqa — debilidad
“Ya estoy vieja. No sé cuantos años tengo. Creo ochenta. Antes era alegre ahora
tanto sufrimiento. Con tantos pensamientos, con debilidad estoy vieja. Ese tiempo
era penitencia, sacrificio. Teníamos que escondernos en los montes, sin comer, sin
dormir. Los militares han matado a mis dos hijitos, cuando nos escondiamos en
Lloqllapampa. Estabamos escapándonos , escondiéndonos en los montes. Ahí mi
hijito me dice ‘mamá, quiero orinar,’ ‘Ya anda pues allá no más,’ en eso cuando
esta orinando ese maldito le ha disparado en su qarichampi (su pene). Le ha
hecho pasar por atrás. Igual a mi otra hijita, hasta su barriga le ha hecho pasar la
bala. Esa noche llorando les tenía una al lado y el otro al otro lado. Toda la
noche llorando les he velado. ¿Qué iba a hacer? El día siguiente a seguir
escapándome, escondiéndome de miedo. Ahora dicen va volver (a lo que era
antes). Si eso pasa, yo prefiero tomar veneno para morirme. Ya no quiero pasar
por eso que he pasado. Prefiero tirarme al río, qaqaman huischukuraymanmi ---
me lanzaría por el barranco. Yo no puedo olvidar. Ya vieja pues.”
— Entrevista: mujer de 56 años, Comunidad del centrosur.
Siembra Democracia/Theidon 46
Era mediodía cuando Teresa vinó a mi cuarto, los pliegues de sus faldas envueltos
en sus manos. Llamó mi nombre desde la entrada y daba la vuelta para verla
desenvolviendo una capa bordada de su falda para revelar dos huevos que sus gallinas
habían puesto más antes esa mañana. De alguna manera, las gallinas de Teresa habían
sobrevivido la presencia larga de la base militar que había ocupada el cerro arriba de la
comunidad. Cuando al principio les pregunté a los comuneros porqué habían tan pocas
gallinas en el pueblo, eran perplejos por una pregunta con una respuesta tan obvia: “No
tenemos gallinas. Tenemos soldados.” Lo que inicialmente sonaba como un non
sequitur de hecho comunicó mucho respeto a las relaciones civiles-militares durante la
guerra interna peruana.
Le agradecí por los huevos, plenamente conciente de que cualquier comida
abundante en proteína fue escasa. Le ofrecí una tasa de miski yaku — café endulzado
hasta tener una consistencia de jarabe. Adoraba Teresa. Era una narradora, una auto-
proclamada “bocona y reclamona” que estaba muy dispuesta a dar su opinión, pero
siempre con buen humor. Había sido un desafío llegar en medio de la violencia política,
Siembra Democracia/Theidon 48
cuando la vida social fue tensa y los chismes abundantes. Cuando yo fui una recién
llegada en el pueblo y la causa de mucha preocupación y desconfianza, Teresa fue una de
las primeras mujeres a visitarme. Fue Teresa quien había convencido a las otras mujeres
que el costal grande que yo llevaba cuando fui buscando leña no servía para pasar de
contrabando a sus niños en la profundidad de una noche sin luna.
Ella había venido para llevarnos por abajo a su casa, echarnos en el sol y hablar.
“Hoy día quiero contarles de mi hijo,” nos dijó. Mi asistente Madeleine y yo recogimos
nuestras cosas y nos dirigimos hacia el rayo de sol que cayo atrás de su cocina. Ella entro
a su casa para agarrar algunas frazadas y las sacudía antes de ponerlas en el suelo. Teresa
comenzó a desenrollar su chumbi, la correa tejida que las mujeres usan para envolver sus
capas de faldas alrededor de sus cinturas. Abrí mi mochila y saque la crema que utilice
cuando hablaba con Teresa. Como con varias de las mujeres, cuando nuestras
conversaciones tocaron la tristeza y la pérdida, les frotaba, dirigiendo mis manos a la
parte de su cuerpo que les dolía con el contar. Me preparé para frotar su espalda como
siempre, pero ella me paro. “No. Ahora quiero hablar de mi hijo quien fue asesinado.”
Ella se dio la vuelta, y puso mis manos sobre su abdomen. “Aquí es donde me duele.”
Comencé a frotarla suavemente, impresionada por el contraste entre sus piernas y
espalda nervudas, y la carne suave de su barriga. Teresa había dado luz ocho veces, y
abortó en tres ocasiones más. Su barriga suave parecía tan vulnerable debajo de mis
manos. Nosotras habíamos hablado muchas veces, su espalda musculosa estirada en el
calor del sol. Pero ese día fue diferente.
Carlos había sido su hijo preferido, aquél llamado por su papá, aquél que la traía
mandarinas dulces de la selva cada vez que regreso de trabajar en las plantaciones
cocaleras. Sus ojos comenzaron a relucir, y remeció su cabeza: “Mejor haber sido una
piedra todos esos años, mejor de no haber sentido nunca.” Carlos había ido una última
vez hacia la selva, y nunca regreso. Los Senderistas lo mataron con un golpe aplastante a
su cabeza. “Ellos mataron a la gente así, machucaron a sus cabezas como si fueran
sapos.” Sus ojos relucientes llenaron con lágrimas, y su barriga comenzó a convulsionar
por debajo de mis manos. Teresa no había podido traer su cuerpo a la comunidad para
enterrarlo, pero sus amigas le contaron como se murió y como lo habían enterrado a lo
mejor que podían tan lejos de su pueblo.
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La teta asustada
“Mi hija nació al día siguiente de la matanza en mi pueblo. Estaba escondida en
una choza. Le tuve que botar a mi esposo porque si venían los militares le
hubieran matado. Solita me atendí. Ese tiempo escondiéndonos, ni siquiera tenía
leche para darle a mi bebe. ¿De dónde le iba a dar si no comía? Un día me
habían dicho ‘Si le dejas a tu hija en el cerro, le puede pachar y se puede morir.’
Recordando eso le deje en un cerro para que se muera. ¿Cómo ya iba a vivir así?
Yo le había pasado todo mi sufrimiento con mi sangre, con mi teta. La veía de
lejos, pero como lloraba mucho tenía que regresar a recogerla porque si los
soldados escuchaban, hubieran venido a matarme. Es por eso que digo que mi
hija está ahora traumatizada por todo que le he pasado con mi leche, con mi
sangre, con mis pensamientos. Ahora ella no puede estudiar. Ya tiene 17 años y
está en quinto grado. No puede pasar --- todos los años repite. Dice que le duele
la cabeza, le quema, que será….susto. Desde bebita era así. Le he echo ver con
un curandero, y ellos le han cambiado la suerte. Un tiempo está bien y después
sigue igual. Le he llevado a la posta y me han dado una pastilla (dicloxicilina)
para que tome diario. ¿Qué será? Ya no quiere tomar.”
—Entrevista: Mujer de una de las comunidades centrosureñas.
Lo que queda claro es que en cada caso las madres de estos jóvenes han sido
testigos presénciales de la matanza en su pueblo. Vale considerar la relación que los y las
comuneros construyen entre la violencia horrenda y el nacimiento de bebes “dañados.”
En un estudio en Chile, un equipo de investigadores de la Universidad de
California, Berkeley, estudiaron el impacto de la violencia política sobre las madres
gestantes. Por la muestra, los investigadores determinaron cuales barrios habían sufrido
más violencia política, desapariciones --- en fin, cuales barrios se convirtieron en zonas
de guerra y terror durante la dictadura castrense. Seleccionaron una muestra de barrios,
que iban desde un bajo nivel de violencia hasta un nivel pronunciado de la violencia
política. Seguían los embarazos y partos de una muestra de mujeres en cada barrio y,
cuando controlaron por “confounding variables” (variables confundientes), determinaron
que las mujeres que vivían en los barrios más violentos sufrieron de cinco veces más
complicaciones durante sus embarazos y sus partos (Zapata, et al. 1995).
Nos parece muy sugerente tanto el estudio de los “expertos” como la teoría que
manejan en estas comunidades campesinas respeto a la influencia dañina de la violencia,
el terror y los llakis sobre la madre y su bebe. Estas mujeres y sus niños proveen un
ejemplo doloroso de la transmisión de la memoria social.
“La loca”
calles por las noches asustando a la gente. Dice que su cuerpo le quema, y va al río para
bañarse. Cuídense — es peligrosa.” Tanto es la zozobra que provoca “la loca” que una
noche cuando caminábamos una niña abrió la puerta de su casa pensando que los pasos
que escuchó fueron los de Juliana. Tiró la puerte cerrándola y gritando a sus familiares
“La loca está caminando!”
Llegamos a conocer a ella. Se llama Juliana. Nos parece más triste que loca —
tantas veces violadas por los soldados. Un soldado le había enamorada y le siguió a
Lima. El la dejó embarazada, y entró como una doméstica para mantenerse. Dice que la
señora de la casa le quito su bebe, y Juliana ha sido vista llevando una corona de ortigas
al cementerio de su comunidad.
Juliana también nos dijo que hay veces cuando está caminando y ve a alguien que
ha matado a sus familiares, o a la mujer que robó su soldado. “Grito en sus caras — son
culpables. Quiero pegarles.”
Paralelo con la explicación que se centró en sus múltiples violaciones, había otra
versión de su “locura.” Algunos dijeron que su familiar había sido tan pobre que su
padre vistió a sus hijos en las ropas que sacaron de los espantapájaros. Su familia era
“waqcha” — muy pobre y sin madre.
Juliana — una fantasma liminal que puede vaciar las calles por la noche. ¿Qué
significa “la loca” en una comunidad tan conflictiva, donde el pasado es tan presente?
Podría ser la proyección de las inquietudes colectivas respeto a perder su mente, y el gran
deseo frustrado de castigar a los culpables que viven entre ellos. Nuestras conversaciones
indican que muchas personas en esta comunidad “anduvieron como locos durante esos
años” — y tienen un débil agarro sobre su cordura ahora. Sus llakis amenazando sus
cuerpos, mentes, almas en este pueblo liminal donde el pasado y el presente se mezclan
tan incómodamente.
Además, perder el uso de razón es peligroso — la persona se pone peligrosa
porque no discierne lo bueno de lo malo, no son responsables por sus acciones --- son
sonsos como criaturas sin la capacidad de memoria.
Siembra Democracia/Theidon 54
Juliana vive actualmente con dos de sus hermanos, quienes han pedido ayuda a las
autoridades comunales y también al personal de MINSA. No han encontrado ninguna
respuesta.
Finalmente, notamos el uso de “la loca” para asustar a los niños. Las madres
invocan “la loca” cuando sus niños se ponen traviesos, amenezándoles con entregarles a
estas “locas.” Ya parece que funciona como las jarjachas, asustando a los niños que
saldrían en la oscuridad.
“Los militares trajeron a la carcel a los que eran terrucos para que hablen. Les
trajeron aquí y nos dijeron ‘Ahora van a vivir como una sola comunidad. Van a
perdonar entre ustedes. Van a reconciliar, como una sola comunidad.’ Esos ya
están aquí. Si nosotros decimos algo, ellos ya podrían venir de noche y con
cuchillo nos cortan el cuello. Nos hacen desaparecer y nadie sabe nada. Cuando
me recuerdo lo que pasó, me duele mi corazón. Así sube de mi barriga a mi
pecho y no puedo respirar. Llega a mi corazón y parece que quiere salir por mi
boca. Mis ojos se voltean, tiemblo, mi corazón me duele cuando recuerdo. Lo
tengo aquí en mi pensamiento (agarra su corazón) y no puedo olvidar. Ni
pastillas me hacen pasar. ¿Qué voy a hacer? A veces cuando les veo, les saludo.
Me agacho y paso, pero me da ganas de escupirles en la cara. ¿Qué tal vienen por
la noche?¿ Qué voy a hacer? No puedo hacer nada.”
familia sin jefe o jefa del hogar. Es un lamento por la vida no vivida — los estudios
interrumpidos (a veces permanentemente), la separación de hermanos por motivos
económicos, o el maltrato estrechamente asociado con los padrastros o madrastras. Es el
luto por una vida que la persona no tenía la oportunidad de vivir.
La locura
“Con esa violencia (desde esa fecha) nos hemos vuelto locos. Mucha muerte
había.”
Una mañana mientras conversaba con mama Luisa, veía a alguien que se nos
acercaba. Era una señora alta, de cabellera larga trenzada. Llevaba un sombrero con
flores de varios colores colocados en su ala, que la hacía ver aún mas joven. Caminaba
determinadamente hacia nosotras, su falda pollera azul moviendo de un lado a otro. Se
detuvo frente a mi y preguntó: “¿Son ustedes los que están recogiendo los testimonios de
esos años de la violencia?”
“Sí señora,” respondí ante su inquietud.
Ella de inmediato se mostró con interés de hablar. La señora Luisa se retiró muy
rapidamente. Me preocupó su actitud — normalmente era muy amigable y quería saber
que pasaba. Así que pregunté a mama Mercedes “¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué
ella se porta así frente a usted?”
Siembra Democracia/Theidon 58
“Sí, desde esa fecha apareció. Desde esa fecha pues. Con esa violencia nos
hemos vuelto locos. Mucha muerte había (Loca qina karaniku chay fechamanta.
Llumpay wañuchinakuy kara). Me duele mucho mi cabeza cuando recuerdo esas cosas.
Esos años estuve como loca.” Cambio su rostro por unos minutos, dejó de lado el maíz
que desgranaba. Sus ojos se llenaron de tristeza, sus recuerdos estaban allí detrás de esa
mirada. Levantó las manos, se toco los pechos con tanta fuerza y agradecía la sanación
que le había dado el evangelio. “La palabra de Dios me ha llegado al corazón como agua
refrescándome. Y calmo mi sed” (Chay Diospa palabranta rimapayahuaptinmi
sunquyman imapas yakuqina chayaramuspanmi refrescaykuhuan. Yakunayayniytapas
kitaruhuanman qina chayaramun).
Esperaba un momento antes de seguir contando. “También esa señora Margarita,
se había vuelto loca,” me decía con un rostro entristecido de sus recuerdos. “Ya con la
cabeza enloquecida (uman locayarusqa), por haber visto morir a la gente frente de ella.
Se había vuelto loca. Se iba de un lugar a otro. Llegaba a Huancapi, se lanzaba a los
carros. ‘De una vez que me mate estos carros’ decía y se tiraba. Agarraba cuchillo, le
daba a la gente para que le pudieran punzar en su pecho. ‘De una vez púnzame con esto,
yo no puedo sola’ decía. A los hermanos también les daba palos con eso pedía que la
golpeen en la cabeza. ‘¡Ya no aguanto esto!’ desesperada pedía”.
“¿Cómo es volverse loca?”
“Cuando la mente se pierde, el día ya no es día; la noche ya no es noche. Es
noche todo el tiempo. Por eso le gustaba estar en la oscuridad que a cualquiera nos
hubiera dado miedo. ‘He visto el infierno’ decía. ‘ese infierno huele horrible’ dice.
‘Todos con cachos están allí, cabra con cachos, vacas con cachos, hay todo allí en el
infierno. Adentro esta todo amontonado’. Pero una persona sana no puede ver eso. Una
persona sana con Dios no ve esas cosas. Así pues. Hay esas cosas. ‘Papa Dios me hizo
ver esas cosas’ decía. Por eso ella también había buscado la palabra de Dios. ‘De aquí
voy a salir, de esta oscuridad’ decía. Esa pobre mujer, mañana y noche cantaba canción
de las almas. Dice que su cabeza le quemaba y ponía al barro. Se hacía amarrar con
barro su cabeza porque le quemaba, y daba vueltas por el monte cantando canción de las
almas.”
“Mama Mercedes, ¿Pero que le pasó a ella?”
Siembra Democracia/Theidon 60
“En ese tiempo pues se volvió loca, débil habrá sido su pensamiento. Yo también
con chumpi me amarraba la cabeza todo el tiempo, me amarraba con tumbo. ¿A qué hora
nosotros también ya moriremos? Ese pensamiento me venía a mi cabeza, me terminaba
mi cabeza de noche, de día.”
“¿Cómo era eso, de sentirse loca? ¿Cómo se sentía usted así?”
“Ya no reconoces pues, de noche de día lloras. Cantando canción de muertos. Y
ahora esa señora que me ayudó, que también estaba loca — ahora ya es pastora. Ya está
en Puma Rumi. Es por eso que ella me dijo que son así esa cosas, y por eso que a mi ya
se me pasó las preocupaciones.”
“¿Y ahora como se llevan con los católicos?”
“Nos llevamos bien, pero los católicos pelean, insultan. ‘Ustedes pues agarrense
de su papá Dios de donde sea. A los que no saben él no les lleva. Estos son falsos, por
gusto hablan. Mentirosos son estos evangélicos’. Así nos insultan cuando estamos en
cualquier lugar. Ahora ya casi se han callado. ‘Cama redonda son estos. Estos duermen
entre casados no se respetan’ nos decía. No es así pues. Cada uno entramos a la iglesia y
oramos, en vigilia amanecemos pidiendo.”
“¿Y ahora como se sienten?”
“Los que se han entregado están bien, arrodillados están pidiendo hasta 40 noches
hacen ayuno. En cambio los que recién están entrando están desmayando. Por eso papa
Dios, a los jóvenes está llamando para que vayan a Puma Rumi. Él está llamando porque
nuevamente va volver esos tiempos malos.”
“Como locas ya estábamos, andábamos como locas. Eso era otra vida”
hablar. Ella me hizo pasar al patio junto a ella, y nos sentamos. Viéndome junto a Juan
José nos dijo: “Es que esos guerrilleros han venido así como ustedes jovencitos. Como
tú” le dijo a Juan José. Entonces le dijimos que estábamos allí por trabajo para que no
fuera tanta su desconfianza. Así que empezó a recordar lo que había pasado en su vida.
La señora Sofia Mendoza tiene 45 años, y tuvo que enfrentar junto a sus hijos la
horrible muerte de su esposo. Después de perder su esposo, tenía que mandar a sus
cuatro hijos fuera del pueblo con algunos familiares a causa de la violencia política y su
pobreza.
“Mi esposo murió, mis tíos, mis primos, mis familias han muerto hasta cajón me
faltaba para enterrar”. Lloraba en cada momento que las imágenes de sus recuerdos se
ponían frente a ella. Después de secar su cara, decía “Entonces, mi alma dónde se habría
ido. Me fui sola y ahí estaban llorando las esposas de los muertos. Estaban tirados. Se
habían llevado sus ponchos y estaban desnudos, los pantalones también les habían
quitado. Eran inocentes. Lloraba como loca y no tenía a nadie. No había a quien
contarle. Allí murió mi compadre Santos, Victor, Manuel.” Se callaba por momento,
con su mirada fija.
“¿Cómo les mataron?” le pregunté.
“A mi esposo le dispararon aquí”, dirigiendo su mano hacia el hombro. “Cuando
le dispararon empezó a llamar diciendo: ‘Llámale a mi esposa’ para encargarle. Seguro
no le habrían dado en el brazo. Entonces mi esposo había llamado de mi nombre
‘¡Sofia!, ¡Sofia! ven rápido’. Y dijeron: ‘Cállate concha tu madre, mátalo carajo, mátalo’
y le remataron en la boca y se calló. Entonces no tenía el rostro, esto también quedó
hueco’, dirigiendo la mano hacia su cara. “Lo mataron cuando me llamaba y recién se
calló. Lloraba como loca, caminábamos como locas al ver los muertos sin vida, tirados.
‘Eso era otra vida’. Veía a esos muertos tirados uno hacia abajo, otro hacia arriba, sin
pantalones. Se habían llevado sus buenas camisas. Entonces como loca ya estaba.”
Su llanto nos contagiaba, sus lagrimas caían sobre su rostro envejecido por tanto llorar.
Se cogía la manga de la chompa para secarse las lagrimas, envolvía las manos con su
pollera roja para limpiarse la nariz. “Yo tenía que enterrar sola cuidándome de que me
vayan a matar junto a mis hijos. Por eso tuve que mandar a mis hijos a Lima. Ellos
después me hicieron llamar al verme sola, pero no era igual, me sentía inservible con
Siembra Democracia/Theidon 62
tantas atenciones. Así que decidí volver a mi chacra porque aquí al menos tengo que
cuidar. Al regresar encontré mi casa vacía, solo las paredes encontré, arreglé el techo, y
limpie el patio. Como loca ya estaba. Hasta ahora estoy así. Para renegar ya no sirvo.
Como traumada ya. Me siento otra forma. Estoy como loca. Cuando me hacen renegar
ya sea un señor o una señora, ya de inmediato reaccionó mal. Ya no tengo buen
pensamiento. Hasta cuando reniego de mi misma voy a morir, digo. Ya no olvidamos
esas muertes. Así viendo a los muertos tirados llenos de sangre. Acaso no tendrías pena
de personas como tú. Teniendo demasiada pena pues lloras, pensando así me mataran
mañana o pasado diciendo. Que maldición serán esos plagas como habrían nacido (Ima
maldiciunya kay plagakunaqa qamura maman taytan wachara).
A la fuerza
hemos tenido, tocando una serie de temas que nos han impactado. Primero, nos interesa
explorar como las mujeres intentaban defenderse y evitar la violación. Segundo,
examinamos como las mujeres se vieron obligadas a “trocar” el sexo para salvar las vidas
de ellas mismas y de sus seres queridos. Tercero, examinamos como la violación entre
hombres y mujeres y entre hombres y hombres constituyó una forma de establecer
relaciones de poder y “lazos fraternos.’ Finalmente, queremos señalar algunas de las
secuelas de las violaciones masivas que caracterizaron el conflicto armado interno29.
29
Aún depués de casí 17,000 testimonios recogidos, es imposible determinar la magnitud de la violencia
sexual durante el conflicto armado interno. Sin embargo, nuestras experiencias en el campo resuenan con
el estudio llevado a cabo en Ayacucho por COMISEDH: había una práctica sistemática de la violación
como una estrategia de guerra, y el número de violaciones fue masivo (COMISEDH 2003).
Siembra Democracia/Theidon 65
Katy, estaba sentada en la puerta de la casa de su tía. Hace algunos años atrás que
su tía le había encargado para que cuide esa vivienda. Me acerque para conversar.
Mientras que conversaron, observaba que su cara estaba amoratada, con algunos rasguños
sobre la nariz y su ojo izquierdo cerrado por su misma piel y lagañas. Con rabia contó,
“Esto de mi ojo me han hecho los soldados, esos qanras, allqus (sucios, perros). Han
malogrado mi vida, me han dañado, y ahora no puedo ver bien. A veces caigo en la
oscuridad. Así la vez pasada también me he caído con dos baldes llenos de agua y me
hecho esta herida en mi cara. Esos antes pues, venían a mi casa diciéndome ‘terruca.’
‘Terruca’ me golpeaban, hasta que un día me arme de valor y le agarre del pecho a uno
de ellos y agarrando una leña le he botado. De ahí me he ido a Ayacucho, dejando a
todas mis cosas abandonadas. Yo no tenía esposo que me proteja, que me cuide, que me
haga respetar. Cuando uno tiene un varón a su lado, de cualquier forma es respeto.”
Como señala Katy, las más vulnerables fueron las viudas y solteras — mujeres sin
un hombre en la casa para proveer por lo menos una protección simbólica. Varias
mujeres contaron con franqueza que se habían casado para aceder a esta protección, y
para salir embarazadas por un miembro de su comunidad en vez de un grupo de soldados.
De hecho, en contraste con patrones de largo plazo, las mujeres comenzaron a tomar
parejas menores dado la falta de hombres maduros en sus comunidades.
Katy no fue excepcional en “armarse con valor”: muchas mujeres nos contaron
como intentaban defenderse, con palos, dientes, gritos y puños. Otras mujeres
describieron como llenaron sus faldas con ropa, figiendo que estaban embarazadas. Y
otras echaron sangre en su ropa interior, esperando que su estado sangriente desanimaría
a sus violadores.
Siembra Democracia/Theidon 66
después de varios suspiros y un poco más de coca empezó a hablar: “Mi hija está como
traumada porque a mi casa han entrado los cabitos. Entonces han entrado a mi casa, eso
era en mes de octubre. Mi hijito tenía dos añitos ahí — ya no le lactaba. Mi hija mayor,
ahora ya tiene un hijo, la otra también una tiene 22 y la otra 20 años. A esa mi hija
mayor — mi hija mayor me han querido quitar esos militares cuando han entrado a mi
casa. Yo tenía una tiendita chiquita nomás, la que adquirí antes cuando había regresado
de Lima. Estaba en el borde de la plaza, por eso los soldados me fastidiaban mucho
porque estaba sola.”
“¿Tenía esposo en esa fecha, mama Eusebia ?”
Ella inclinó su cabeza. “Mi esposo ya también tenía mucho miedo. Cuando a los
varones les llevaban a la base, ahí como a animales les ponían boca abajo y pisaban
encima, caminaban encima. A sus genitales les metían fierro, les pegaban con la culata
del arma en su cabeza. Por eso mi esposo se ha ido a Lima, desapareciendo. ‘Me pueden
hacer algo’, diciendo. Se ha ido de un momento a otro — el padre de mis hijos ya no ha
regresado hasta ahora. Ya no. Ahí en mes de octubre nos han entrado. Yo ese día había
ido a aporque, entonces regresé cansada. ‘Voy a dormir,’ ya diciendo. Después le dije a
mi hija, ‘Mami, anda cierras la puerta y la amarras bien. Ya eres grande’ diciendo. Ella
ya tenía como 11 o 12 años, la mayorcita. Esa mi hijita sólo había amarrado con pita
nomás, no había cerrado bien.”
Eusebia pausó para aumentar su coca, pero de inmediato seguía hablando como si
la necesidad de contar la impulsaba y el temor que alguien nos interrumpiría la aceleró.
“Eso le habían cortado con cuchillo y habían entrado. Entonces cuando estaba
durmiendo, me estaba mirando alumbrándome con linterna. Ahí habían abierto nuestra
puerta lo que tranqué con barreta. ¿Cómo la habrán abierto? Después, señorita, me puso
la bala aquí en mi pecho y el cuchillo aquí en mi cuello. Cinco militares estaban adentro.
‘Dame pastilla, dame Mejoral. Hoy hubo enfrentamiento, hay muchos heridos. Dame,
sino te voy a matar, ahorita te vuelo la cabeza,’ diciendo. Entonces yo no quise, ‘No, no,
yo no te puedo dar.’ ‘¿Dónde habrás puesto?’ me gritó. ‘Yo no se,’ le dije. Por eso, ‘¡Te
mato, te mato!’ Diciendo me ha agarrado de aquí de mi cuello, era delicado que nos
agarre de aquí. Ahí mi hija ya también era una señorita, a ella empezaron a quitarme para
llevar a la fuerza. Entonces, ‘A mi hija no. Aunque sea que me maten a mi’ les dije. Mi
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hija ya era grande y como había escuchado que esos violaban — decían que hasta a los
perros se subían. Así hablaban la gente. Entonces de miedo, pensando que afuera la
harán cualquier cosa. No quise que la sacaran, hasta cuando jalaban no quise que saliera.
Después así me he cargado,” pausando para mostrarme como ella había agarrado a su hija
con toda su fuerza.
“Y así la he agarrado sosteniéndome de mi catre, mientras esos militares me
estaban jalando para que me saque a mi hija. Entonces a mi hija la puse entre mis piernas
y la tapé con mi falda, y a la menor me cargué. Mi hijo varón ya también estaba en la
cama, pero a él no le han tomado ni en cuenta porque era varoncito. A las dos mujercitas
las he agarrado sosteniéndome del fierro de la catre. No soltaba a mis hijas, a mi hija
mayorcita la quería sacar, para que saque me quitaba. Entonces como la menor estaba
dormitando, a esa mi hijita de sus cabellos le he jalado fuerte para que grite — hasta que
el pellejito de su cabeza le he sacado. Eso sonó fuerte cuando se sacó su pellejito,
entonces mi hija ha gritado ‘¡Auuu!’ Cuando ha gritado, uno de los militares, ‘Carajo!
¿Qué haces? No hagas bulla,’ diciendo me ha dado una cachetada en la cara. Luego
cuando no confié, ‘Vamos, acompáñame ahorita o te mato. No pasa nada’ diciendo. Me
jalaron de mis cabellos, de mis ropas, de mi brazo me jalaban. Yo no quería para nada,
no quería. Escuchaba que la gente hablaban que con cualquier truco nomás te puede
sacar y te puede violar y matar, diciendo la gente hablaban. Por eso yo no quería salir.”
Esta vez fue yo quien pausó, necesitando un minuto para recomponerme. La
velocidad, la intensidad de lo que contaba — yo necesitaba respirar. Eusebia me miró,
esperó un rato, y de nuevo comenzó. “Cuando estaba así de pronto me han golpeado
fuerte varias veces. Después a mi hija la separó de mí. Así a un rincón lo ha llevado
mientras uno de ellos estaba a fuera vigilando. Adentro ya también dos, después me
amarraron al catre uno de ellos me agarró de las trenzas, los otros me estaban apuntando
con su arma en mi pecho haciendo sonar, otro ya también me hacía mirar su cuchillo.
Entonces mi hija lloró ‘No maten a mi mama. Aquí está la llave’ diciendo. Entonces con
la llave los demás se fueron a la tienda, uno de ellos estaba atajando a mi hija y a mí. Ya
también uno de ellos empezó a violarme mientras otros me apuntaban con arma. Eso
nadie sabe — ni mi papá ni mi mamá sabe, ni éstos mis hijitos saben. Así me han hecho.
Por más que hice fuerza no podía quitármelos de encima. Cinco eran señorita, los cinco
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soldados han dejado sus armas en una esquina. Después con su cuchillo también me
amenazó todavía. Entonces mi hija gritó y corrió hacia mí, mis hijos eran tres. Por atajar
a mi hija mayor a mí me han violado porque no he dejado que violen a mi hija. Por eso
mi hija dice ‘Por salvarme a mí te han violado’ diciendo, y a causa de eso sufro sola.
Hasta mi esposo me ha dejado a raíz de eso pues me ha dejado, porque la gente decía que
las mujeres de esta comunidad son sobra de los militares. Había esas habladurías porque
en ese tiempo llevaban a las mujeres hasta a las señoras, a mujeres jóvenes, las llevaban a
la base, ¡Dios qué cosa les harían en la base! Así era, nadie sabe eso. ¿Qué diría mi
familia, el pueblo? Mujeres como yo tampoco saben. Tengo miedo qué diría mi familia.
Mujeres como yo, me van a mirar mal diciendo — no les digo nada, ni a mi esposo no le
dije nada, por eso no fui a Lima.”
Con estas palabras se quedó en silencio mientras suspiraba. Las dos no dijimos
nada, respirando fuerte. Después de algunos minutos, le toque su hombro y le pregunté
¿Te quedaste embarazada?
“No, no sé porque no quedé embarazada. Yo lloraba día y noche. ‘Para
vergüenza daré luz de un militar, entonces hablarán de quién ha dado luz’, diciendo yo
lloraba día y noche. Después de todo eso tuve mucho miedo y me mudé de casa. Pero
los militares al verme sola insistían de nuevo. Por eso, al padre de mi hijo — como a mi
familia veía. Entonces tuve mi hijo, por eso cuando venían los militares ya me iba a su
casa, a veces como era mi vecino le llamaba como de confianza. Ahí he tenido mi hijo
para no darle gusto a los militares, para no tener hijo de los militares. Después de tiempo
el padre de mi hijo tuvo otra familia, entonces nos separamos. Ahora tengo otro
compromiso, pero él no sabe nada de lo que me pasó, de repente si sabe me puede pegar.”
hombres, que le habían violado. Entre las grandes injusticias de esta guerra es el estigma
de las violadas y la impunidad de los violadores.
Además, Eusebia se sacrificó para salvar a su hija, un acto que ha repercutido en
la vida de ambas. Su hija ha vivido siempre con las imágenes, los gritos, la culpa
productos de esa noche. ¿Cuántas veces se ha preguntado ‘por qué no cerre bien la
puerta?’ o ‘por qué les di la llave?’ Parte de ser violentada múltiples veces es la culpa y
la auto-interrogación — “si solamente había hecho algo diferente.” No se puede cambiar
el pasado, pero una meta de cualquier programa de reparación debe dirigirse a cambiar el
presente en el cual “las mujeres como yo” viven con vergüenza en vez del
reconocimiento de sus luchas y gestos heroícos. Como sugiere Loli, es necesario tanto
promover el conocimiento y el ejercicio de los derechos de la mujer en zonas rurales,
como sensibilizar a la comunidad en general sobre la violencia sexual (Loli 2003: 20-21).
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“Entregando su cuerpo”
Una mañana, salí muy temprano para disfrutar del calma de la madrugada.
Mientras caminaba por el parque vi a una señora saliendo del despacho del Teniente
Gobernador, su cara comunicando que estaba furiosa. Le acerque, preguntando porqué
estaba molesta. Como me explicó, justo había presentado una queja sobre el daño.
Enfáticamente dijo “Toda la vida esa señora ha hecho terminar mi maíz y no paga.
Siempre hay injusticia de daño nomás. Estamos comentando en el despacho.”
En el momento que me hablaba parecía como si ya me conocía, tal vez porque su
hijo ya me conocía puesto que juntamente con el equipo habíamos realizado un taller en
el centro educativo donde él estudiaba. Entonces ella me invitó para visitarla a la mañana
siguiente.
Al amanecer de la mañana siguiente la señora Hermelinda me hizo pasar a su
casa, sacando un cuero de oveja para que me acomode. A mi lado trajo su manta y trigo,
mientras que su hija Rosa jugaba con su hermano menor. Nos pusimos a separar las
piedras del trigo mientras que Hermelinda recordaba los años de la violencia y lo que
pasó a tantas mujeres.
“Era en el año de 1987, entonces todos los militares volvieron nuevamente
comisionados. Los pendejos — también ellos abusaban indiscriminadamente de todas las
mujeres, a las mujeres casadas han hecho perder.”
“¿Dices que aquí había violación?”
“Había mucha violación. Han llevado a una señora y esa señora salía totalmente
maltratada, arrastrándose. Dice que el jefe iniciaba primero y después todo los soldados
pasaban. Nos hacían mucho abuso de igual, de igual — no solamente el comunismo, no
sólo del interior de éste pueblo sino de igual. ¡Ay Señor! Con qué valor vivirán estas
señoras de antes, con qué valor se defenderán su personalidad. No sé, así era señorita,
hasta los terroristas, los que eran pelotones (cabecillas) se abusaban de las mujeres
casadas. Por sus esposos. Cuando les decían (los cabecillas) ‘Lo matamos,’ cuando les
decían, pues más que la mayoría de las mujeres, las mujeres casadas — han dado luz a
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los hijos de los compañeros.” Hermelinda estaba confirmando lo que varias otras me
habían dicho: las mujeres eran forzadas a “trocar el sexo” por salvar a sus seres queridos.
“¿Ellos están aquí ahora?”
“Ahora no…hay ese Jorge nomás está pues aquí. Ya él se había reconciliado
pues, es lo qué dice cuando preguntas. Ese Jaime Quispe no. Lo hubieran matado, le han
matado porque decía que ‘Desde abajo de la pampa hasta arriba a Huillquipata ya estoy
llegando abusando (violando) a todas las mujeres’, decía. Entonces los varones lo
mataron porque había dicho que a Huillquipata ya estaba llegando abusando mujeres.
Así pues. ‘Él está abusando a nuestras mujeres’, diciendo lo han matado. A ver, estás
viendo legítimamente todo lo que hacían. Siendo terrucos abusaban a las mujeres, a
casadas ha hecho fracasar. ¡Ay Señor! Muchos abusos tanto de los militares como de los
terrucos.”
“¿A varias mujeres han abusado?”
“A varias han abusado, señorita, hasta a mi mamá había intentado. Mi mamá le
había dicho ‘O bien tú me matas o bien yo te mato.’ Le habían citado que en la tarde
vaya a Santa Ana. ‘¿Yo a qué voy a ir? ¿Acaso por lo que eres pelotón? O bien me
matas, o bien te mato,’ eso había dicho. ¿Ay, para que abusaban a las señoras? Abusaban
pues señorita. Por eso él contaba a los otros varones, ‘Yo a las mujeres ya estoy
terminando, ya estoy llegando a Huillquipata ya’, diciendo.”
“¿Los militares lo hacían a la fuerza?”
“Los militares a la fuerza. Por eso, un año he ido donde mi esposo llevando
comida al lugar donde estaba regando. Eso era cuando recién habíamos llegado de la
costa. Entonces esos antipáticos venían del cerro trayendo oveja. Yo fui dejando mi
bebé en un kiran (especie de cajón) en Isquiri — todavía está lejos esa chacra. Fui
cuando vivía allá abajo en Patahuasi en casa ajena, y todo apurada he llegado. ‘¿El
bebé?’ me dice mi esposo. Entonces le dije que le hábía dejado, ¿cómo voy a traer en el
sol? De repente se enferma, diciendo entonces me ha hecho regresar rápido, ‘Anda, corre
ni lleve leñas’, diciendo. Entonces en la ataña huayco los militares estaban sentados, en
cuanto he visto he retrocedido. Pasé agachándome nomás — toda esa loma llegando
escapar por arriba, sino pues me hubieran agarrado. Luego ¿qué me hubieran hecho?
Hasta a las viejitas las abusaban, ahí está pues sus hijos aquí, aquí está pues sus hijos de
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doña Gavina sin padres, ajá Gavina Morales, puedes preguntarle es bueno. Es evangélica
hasta ahora. Despues está Elizabeth. Y mi prima cuando lo llevaron a su hermano con la
finalidad de sacarle a él, ella ha entregado su cuerpo. Ahí también tiene un hijo — es
Mario, no sé su apellido. Está en Ica. ¿Cuántos niños nos han dejado los militares? Aquí
hay bastante — por eso te estoy diciendo que las casadas ya no han dicho nada.”
“¿De los terrucos, hay su hijos también?” le pregunté.
“No vemos a de los terrucos, pero allá en la loma de Martha decían que era de un
compañero. Actualmente vive allá en la loma. Entraban donde ella, ella les hacían
comer. Por eso mientras su esposo estaba es la posta ella ha quedado embarazada.”
Hermelinda se levantó para llevar la manta ya llena de trigo. Volví con unas
papás que todavía estaban calientes. Se sentó nuevamente a mi lado y seguía contando.
“Los militares habían aparecido bastante, entonces mirando escuchábamos con miedo,
bastante miedo era. Es que violaban a las señoras, muchachas — a las señoras violaban
los militares. Nos abusaban. ¡A caso no abusaban señorita! Han abusado no sólo los
compañeros nomás, los militares más abusaban ahí cuando han venido.”
Yo asentía con mi cabeza, pensando en lo que varias mujeres nos habían contado.
Queda claro que los Senderistas violaban, pero hay una concurrencia que el uso de la
violación fue más sistemático con los soldados.
“Mama Hermelinda, ¿dónde estabas ahí, en qué parte estabas ahí?”
Indicaba con su mano: “En la plaza allá en la plaza, acá en ésta plaza. Era jardín
de inicial, escuela de las mujeres era. A varias señorita, sus hijos eran compañeros, eran
su hijos. Bueno, todos antes éramos compañeros — no era uno o dos nomás. Ahora ya
dice ‘Él nomás es terruco, ese señor nomás es compañero’ dicen. Al final éramos todos.”
Esperaba para ver si quería decir más sobre su participación en Sendero, pero ella
volvió el tema de las violaciones. “Allá han violado, eso hay que acabar. Ahí violaban
señorita. A mi prima, a su hermano lo habían llevado. Entonces tú también, teniendo
pena a tu hermano ¿le salvarías no? Yendo entregando su cuerpo, salvó a su hermano.
Pero tuvo un hijo, ese niño está sin papá, de militar su hijo es. Su apellido, su nombre es
de su padre, pero hasta ahora no recuerda dónde estaría ese sucio baboso, ese militar.
Esos venían de Canaria, de Ayacucho han venido. Ahora mi prima está con un hijo,
ahora de ahí acá abajo Gavina. Los que dicen de ella — también tiene un hijo del militar,
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a ella también. Ella iba con naranjas, y le habían hecho entrar como comprar naranja no
más. En eso la habían violado hasta que no podía levantarse — bastante militares,
bastante militares señorita. ¡A caso uno nomás, dos nomás! No, bastante fila hacían. No
podía levantar la señora. Hay señoras, señorita, ahora hay señoras abajo en la pampa.
Candelaria , a esa señora también. Antes tenía un pañuelo rojo, tenía por antojo, ¿no?
Rojito. Entonces esa tela roja, dentro de su baúl el militar la había encontrado. Entonces,
‘Tú has sido terrorista’, diciendo a la señora le había llevando, jalando de dos personas.
Ni sus dos piernas no se sostenía después. Por eso, con ese miedo, mujeres con varones
menores de edad se juntaron.”
Quise explorar algo que también habíamos escuchado. En algunas
conversaciones, tanto con mujeres como varones, insistían que las “chicas se metieron
con los militares” — que eran “amantes de ellos.” Entonces le pregunté si algunas de las
mujeres se juntaron con los militares.
“Ya no con ellos por que los militares les abusaban. Porque hasta dentro de sus
casas las mujeres estaban cerradas, dormían dentro de la casa (en contraste con sus
estancias en los cerros). Yo dentro de la casa nomás dormía para que no me abusen.
Marina Rodriguez, ella ya se ha muerto — a ella también hasta que no podía levantarse.
La violaron acá en la escuela, la jalaron y la violaron — todos hasta no poder pararse.
Ahora a ésta, a Susana, a ella también. Ella también de Hualla había regresado, allá han
llevado a mujeres casadas y a varias les hicieron perder. ¡Esos sin vergüenzas! Mala
vida era señorita, hasta a los hijos — después que daban luz, los esposos decían ‘¿De
acaso te diste luz de mí?’ Echaban la culpa a los militares. Mala vida era, de golpes y
maltrato era. Así era, hasta en cualquier cosa se hacen amargar. ‘Esa sucia, la que ha
acabado el militar,’ diciendo. ‘Esa, del militar es su sobra’ decían. Así es señorita, así
está mi prima también. Su hijo, ya joven, ya está grande, grueso bien cuerpo tiene el
jovencito. Ella mi prima se alejó, su esposo se habrá enterado. ¿Cómo no va a saber en
este pueblo? Gente chismosa son, para esa cosa, primero son.”
llegaron a un pueblo, dicidieron quienes eran las chicas más guapas. Sus padres y
hermanos estarían rocogidos y llevados a la basa bajo la denuncia “terruco.” Las mujeres
— un eufemismo dado las edades de algunas de las adolescentes — irían a la base para
buscar a sus padres o hermanos. Había una forma de trueque: el sexo podría salvar a sus
familiares.
Este sacrificio costó. Las mujeres quienes “han estado con los soldados” son mal
vistas. O sea por violación o sea por otras formas de presión o promesas no-cumplidas,
haber estado con un soldado lleva su propio estigma, como veremos más adelante.
Rituales de sangre
En su investigación sobre las violaciones sexuales durante la violencia política en
el Perú, Falconí y Agüero constatan que “En casi todos los casos, los responsables de
cometer violaciones sexuales habrían sido miembros de las fuerzas del orden,
especialmente del ejército y en menor medida efectivos policiales y Sinchis” (2003:12).
De igual modo, en nuestro trabajo de campo queda claro que aunque los Senderistas y en
algunos casos los ronderos violaron, el uso sistemático de la violencia sexual fue una
práctica desplegada por las “fuerzas del orden.” En breve, donde habían soldados habían
violaciones.
También generalizable fue la violación en grupo. Cuando las mujeres describen
las violaciones, nunca fue un soldado sino varios. “Violaban hasta que las señoras no
podían pararse” — estaban mutilando a las mujeres con sus penes, y las mujeres estaban
ensangrentadas. Queremos reflexionar sobre este ritual de sangre.
Cuando hablamos de la violación en grupo, hay que pensar en porque los hombres
violaron así. Una explicación instrumentalista indicaría que los soldados violaron en
grupo para sobreponerse a la mujer durante la violación, o para que un soldado servía
como vigilante mientras los demás estaban violando. Empero, sería una lectura muy
limitada que atribuye esta práctica a la necesidad de pura fuerza o de la vigilancia.
Cuando un soldado apreta su ametralladora en el pecho de una mujer, no requiere más
fuerza. Cuando los soldados bajaron cada noche para violar a las mujeres, no les
importaba la “privacidad.” Operaron con impunidad.
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“Con los reclutos, algunos eran muy joven. Eran adolescentes no más. No
querían participar (en las violaciones). Si uno rehusó, los demás lo llevarían
aparte para violarlo. Todos lo violarían, con ese pobre gritando. Dijeron que
estaban cambiando su voz — con tanto grito, su voz bajaba, ya no era mujer.”
El violar fue una manera de establecer jerarquías de poder, entre los grupos
armados y la población, y también dentro de las fuerzas armadas mismas. Fue común
forzar a los hombres de una comunidad de mirar mientras que los soldados violaron a sus
esposas, hijas, hermanas. Y es notable que los soldados violaron por rango, en turno,
comenzando con los oficiales y terminando con los reclutos.
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Cuando hablamos de la militarización, hay que pensar más allá de los soldados
estacionados en las bases. La militarización también implica cambios en lo que significa
ser hombre y ser mujer: la hipermasculinidad del guerrillero se basa en borrar cualquier
características consideradas “femeninas” (Theidon 2003). Se construye esta
hipermasculinidad por medio de despreciar a lo femenino, y parte del desprecio es
feminizar a los hombres como una forma de la violencia simbólica.
Narrando heroismo
Marcos nos llamó la atención desde la primera vez que lo vimos en una asamblea
en el cabildo. Él fue una figura compuesta de caqui y negro, su postura exageradamente
erguida. Su cabello negro era corto, y su chompa negra alternó con su pantalón
camuflaje hasta ceder al negro de sus botas de cuero. En el cuarto que compartía con su
joven esposa, habían colgado con clavo en la pared varias fotos de Marcos con su
ametralladora y municiones. “Yo estaba en las epocas donde quemaban las papas
todavía, 95 o 96. Una fecha salimos de patrulla con dirección a Pucayacu donde tuvimos
un enfrentamiento con los terrucos y matamos a seis. Capturamos a una china (mujer
joven). Eramos un total de 28 efectivos y todos la violaron a la pobre chibola. Yo no lo
hice porque ella tenía 15 años y yo tenía 17 — la sentía como a mi hermana. Aunque
después la soltamos porque ella suplicaba que ella también había sido llevado de la selva.
¿Dónde habrá ido la pobre? Todas esas cosas eran permitido por los altos mandos del
ejército. Incluso nos decía ‘Esos cojudos (terrucos) violan a sus mujeres. ¿Eso está bien?
‘Por eso’, nos decía, ‘les encargo’. Además nos hacía tomar pólvora en el desayuno. Ya
no teníamos miedo a nada.”
Ningun hombre con quien hemos hablado nos ha contado que él mismo participó
en una violación. Han hablado de haber matado, pero en ninguna conversación hablaron
de haber violado. Es difícil “narrarse heroe” cuando un hombre era uno de 28 soldados
haciendo cola para violar a una joven. No estamos acusando a Marcos, sino notando que
cada narrador tamiza los hechos que presenta a su interlocutor, y la presentación de yo es
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una negociación continua entre lo que esconde y lo que visibiliza. Pero escuchamos los
ecos de esos reclutos roncos.
Nos ponemos a pensar dónde estarán estos ex-soldados y ex-marinas ahora.
¿Cómo están estos hombres después de lo que han hecho? Nos parece una secuela no-
estudiada, y por supuesto sería metodógicamente difícil. Sin embargo, tenemos que
asumir que ellos también llevan huellas del conflicto armado y su participación en las
atrocidades. Cuando acarician a sus esposas, cuando miran en las caras de sus hijas,
¿Qué ven reflejado allá?
Secuelas
Mientras daba un paseo por el barrio de San Cristóbal del distrito de la comunidad
centrosureña, me percaté de una casa pobre que contó con un solo cuarto, su puerta
abriendo a la calle. De inmediato me llamó la atención y me dirigí hacia dicha casa al
tocar la puerta. Salió Marcelina de 38 años de edad. Tenía cabello abundante, de trenzas
negras y largas que contrastaron con sus mejillas rojizas por el frío intenso del distrito. Le
expliqué nuestro trabajo, y me dijo que venga el día siguiente cuando su esposo estaría
fuera.
Al llegar por la tarde el proximo día, le encontré lavando sus platos, entonces me
hizo pasar a su casa de un solo ambiente ya que servía de cocina y a la vez de dormitorio.
Dentro de la casa se sentía un fuerte olor del humo que me provocaba lagrimeos.
Después de terminar sus quehaceres me trajo un cuero de oveja y me dijo “Mi esposo ha
salido — vamos a conversar atrás. ” Nos dirigimos detrás de la casa donde nos sentamos,
mientras Marcelina decía a una de sus hijas “Anda afuera, vigila que no venga tu padre.
Si llega me avisas rápido.” Luego, un tanto nerviosa, me comentaba que conversaríamos
sin que escuche su esposo y que no quería que su esposo se entere de mi conversación
con ella.
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Mientras pelábamos habas me comentaba lo difícil que había sido vivir esos años
del conflicto interno, pero a medida que iba hablando se ponía un tanto nerviosa y
empezó a frotar sus manos, y muy tristemente me decía: “Esas tropas han matado hasta
en Cayara. Cuando llegaron aquí, aquí también nos han maltratado.”
¿Qué han hecho aquí?”
“Aquí han violado a las mujeres. Aquí arriba a las señoras han hecho
desaparecer, a las mujeres. Violaban encontrando en su casa.”
¿Algunas se han quedado con hijos?”
“Sí, de mi hermana ha quedado un hijo producto de la violación, pero cuando
nació ha muerto, había sido una mujercita. Cuando estábamos viendo qué apellido poner,
a los tres días falleció.”
“¿Cómo le ha pasado a tu hermana?”
“A mí me ha contado. Tenía su tienda y vivía con su esposo, pero su esposo
murió. Casa por casa caminaban esos militares, entrando a mujeres solas. Después las
violaban, esos soldados violaban.”
Al contar el caso de su hermana trataba de contener sus lágrimas. Su rostro se
nubló de dolor y cayó en sollozos. Tomó un tiempo para calmarse, y me dijo “A mí
también en el cerro. De mi mamá su documento era aquí sin eso se fue. Entonces va
decirle terruco diciendo, por eso cargando a mi hijo fui. Entonces mi mamá estaba en su
casa, ‘Mamá aquí está tu documento’ le dije. Ya estábamos en nuestra casa, ya era de
tarde entonces han venido tres. Me han violado y cuando estaba llorando mi hijo también
lloraba.” Al decir éstas palabras rompió en llanto. Le toque su mano para consolarla,
alcazándole papel higiénico.
“¿No sé si querías hablar más?” Indicaba sí con su cabeza. Aún hesitando, le
pregunté “¿De eso has dado luz?”
“No, no, no he dado luz. Eso era en 1989 por la tarde, a las 4 de la tarde han
entrado. “Tú eres terruco’ diciendo. Cuando la base estaba aquí los militares me han
hecho eso, no los compañeros, los de la base. Cuando los mandó hacia el cerro para que
busquen a los terrucos, han llegado a mi casa en la estancia. Ahí ha pasado. Cuando han
llegado me dijo, ‘Terruca vieja, ustedes alojan y le dan de comer a terrucos como a
ustedes’, diciendo nos ha dicho. Entonces ‘nosotros no hemos visto señor’ hemos dicho.
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‘O ¿son ustedes, ustedes son?’nos dijo. ‘No, no, dijimos.’ Cuando hemos dicho eso, a
mi mamá le ha llevado más allá uno, después llevándome dentro de la casa a la fuerza
con su arma me ha puesto aquí a la fuerza me han violado.” Se quedó en silencio por
varios minutos. ‘Tres me han violado, los tres ¡huay! Me han violado.”
“¿Estaban sanos o borrachos?”
“No, estaban sanos. Así me ha pasado, así ha pasado a mujeres como a nosotras.
Algunas han dado luz producto de eso.” Era evidente que el dolor estaba muy presente,
y se puso a llorar. Pero de inmediato reiteró, “Me han abusado. Entrando “Carajo!
Warminayahuachkan, terruca de mierda! (Me está dando ganas de una mujer, terruca de
mierda), diciendo carajeándome. ‘Ahorita si no te dejas, te mato’ diciendo. Me puso su
arma,” mostrando donde había apretado el arma contra su pecho. “Entonces soy casada
tengo esposo, le dije. Tampoco no me soltó. Yo gritaba por mi hijo. ‘¡Cállate carajo!’
me dijo, hablando groserías me han amenazado con matarme. No he entendido nada.
Después se fueron amenazándome para no avisar a nadie. Después de eso tengo miedo a
los cabitos, cuando ya se fueron vino mi mamá. Yo corrí donde ella, le abracé y lloré en
su pecho. Le dije, “Mamay, imapapaqtaq warmita wacharihuaranki (Mami, ¿por qué me
has parido mujer?). Me decía ‘Cálmate, ya se fueron.’ Ella lloró conmigo. Ella también
me abrazó y juntos lloramos. Ella me decía ‘Esos maldiciones hijos de diablo’ decía.
Después lloramos entre mujeres, eso me ha pasado.”
“Marcelina, ¿de lo que te pasó, del pueblo nadie sabe?”
“No señorita — yo y mi mamá nomás, y mi corazón sabe. ¿A quién voy a avisar?
No aviso. A veces me pueden decir algo, por eso no aviso. Aquí en el pueblo ha pasado
a bastante, algunas parieron hijos de militares. Esos niños están vivos en nuestro pueblo,
están algunos, no sé donde están.”
“¿El pueblo, qué dice de esos niños?”
“Nada, no toman interés. Sólo dicen ‘Ella ha tenido hijo del soldado’, así nomás.
Miran como con desprecio, no les hacen respetar, ni toman importancia. Más dicen ‘Así
serán las mujeres.’ Con eso hay más problema. Mi hermana también está casada con
otro ya. ¿Qué ya va hacer? Es cosa pasada, diciendo habla. Su esposo sabe que fue
violada.”
“¿Su esposo no le dice nada?
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“Aquí son muchos los niños enfermos, hasta hay jóvenes. El hijo de mi vecino ya
es joven. Cuando estaba embarazada a su madre le maltrataron (violaron, refiriendo a los
soldados). El niño era maltratado desde el embarazo, nació diferente, medio sonso, no
puede hablar. Es como un loco. Es como si hubiera perdido la razón, no camina, es
diferente — sonso. No es como un niño sano.” — Josefina M.
Las violaciones tienen secuelas que repercuten más allá de la mujer y su entorno
social. Otro “secuela” de la violación es el embarazo. Nuestras conversaciones sobre
este temas sí han sido en la tercera persona, pero hay una concurrencia entre lo que
cuentan de “ellas.” Para las mujeres que salieron embarazadas, habían varias opciones.
Algunas daban luz y criaba a sus niños o niñas productos de la violación; una autoridad
en la comunidad centrosureña habló de los “regalos de los soldados” quienes nacieron en
su pueblo. El pueblo cuenta con más de cincuenta jóvenes no reconocidos quienes llevan
solamente el apellido materno.
Algunas intentaban abortar con hierbas; otras recurrieron al “aborto pos-parto”; es
decir, utilizaron una práctica de largo plazo en el campo que consiste en “dejar morir” a
los bebes no deseados, o sea porque han nacido con defectos o sea porque eran producto
de la violación.
Preferimos el término “dejar morir” en vez de “infanticidio” por que no hay una
volición cruel atras de la acción. Más bien, la idea es que las “criaturas” no sufren al
morir — una puede dejarle para que duerme “boca abajo,” y se muere sin pecado
(Theidon 2002).
“Mi hija nació al día siguiente de la matanza. Estaba escondida en una choza. Le
tuve que botar a mi esposo porque si venían los militares le hubieran matado.
Solita me atendí. Ese tiempo escondiéndonos, ni siquiera tenía leche para darle a
mi bebe. ¿De dónde le iba a dar si no comía? Un día me habían dicho ‘Si le dejas
a tu hija en el cerro, le puede pachar y se puede morir.’ Recordando eso le deje en
un cerro para que se muera. ¿Cómo ya iba a vivir así? Yo le había pasado todo
mi sufrimiento con mi sangre, con mi teta. La veía de lejos, pero como lloraba
mucho tenía que regresar a recogerla porque si los soldados escuchaban, hubieran
venido a matarme
— Entrevista: Mujer, Comunidad centrosureña.
Como esta mujer demuestra, dejar morir a su bebe fue motivado por la
misericordía — ¿Cómo podría nacerse normal un bebe producto de tanto sufrimiento y
temor?
Siembra Democracia/Theidon 84
En este texto, intentamos tratar esta “invariante cultural” dentro del contexto
contemporáneo ayacuchano. Exploramos la relación compleja entre el trauma
psicosocial, la embriaguez, y la violencia doméstica en comunidades rurales afectadas
por la violencia política que convulsó la región tras tres lustros. Compartimos con
Saignes et al la convicción que el tomar es un acto social y que su sentido y
consecuencias depende del contexto sociohistórico. De hecho, señalamos la importancia
de aproximar a una teoria local de porque se emborrachan ahora y con que
consecuencias.
Por supuesto, reconocemos la centralidad de largo plazo del alcohol en estas
comunidades serranas. No negamos que durante el proceso actual de la reconstrucción
cultural, el alcohol juega un papel en las fiestas que están reinventando y la identidad
colectiva que están elaborando. Sin embargo, caer en una lectura folklorizada oscurece
los otros contextos en los cuales toman, y toman fuerte.
Si bien el alcohol y los rituales sirven como referentes para la identidad colectiva,
la embriaguez problemática es la diaria, desarticulada del calendario festivo o agrícolo.
Hay una distinción importante entre la “borrachera sagrada” y la borrachera cotidiana.
Además, la chicha tradicional ha sido mayormente remplazada con el alcohol industrial,
un trago que es puro químico. Entonces, no solamente han cambiado los patrones de la
embriaguez sino el medio de lograrla.
Nuevamente enfatizamos que el consumo de alcohol no es una práctica que existe
fuera del contexto sociohistórico — un contexto obviamente alterado por la violencia
política y los cambios culturales que la guerra llevó consigo. Si bien el alcohol y la
llamada “borrachera andina” han sido presentes desde hace siglos, no implica que tanto
los motivos como el sentido de tomar no han cambiado. Queda claro que dentro del auto-
entendimiento de muchos comuneros y comuneras entrevistados, hay un problema con el
alcohol y la violencia doméstica, y una teoria local que vincula el alto consumo con la
violencia que han sufrido y las memorias horroríficas que no pueden olvidar.
En nuestros estudios anteriores (Theidon y Del Pino 1997; Theidon 1999)
notábamos diferencias pronunciadas entre las comunidades norteñas y sureñas. Entre
estas diferencias señalamos el consumo del alcohol. El proyecto actual confirma nuestros
primeros hallazgos: el consumo de alcohol en el centrosur es impactante.
Siembra Democracia/Theidon 86
Este alto consumo es multifactorial. Por un lado, las carreteras llegaron mucho
más antes al centrosur que al norte, y con la carretera llegó el acohol metílico en
abundancia (Theidon y Del Pino 1997). Es cierto que la temprana llegada de la carretera
en el centosur fue un factor en el alto consumo de alcohol, como nos explicó Don
Telesforo de Tiquihua.
Aun con el estático, lo molesto que fue su hijo se comunicó. “¿Cuándo no? Mi
padre, ya tengo harto. Siempre cuando llamo está borracho. Pero tú, mama, tu cuidadita
que estés tomando. Ya no tomes por favor mamá. Es cuando tomas pues, con mi papá
entre borrachos se ponen a pelear. “
“No te preocupes hijo. Yo no tomo para evitar esas cosas.” Aunque nosotros
escuchamos todo, teníamos la discreción de no participar en la conversación para corregir
algunos datos. La mamá estaba ya “tomadita” — borracha.
“Mira, te repito mamá. No tomes. El 22 de enero ya vas a venir. Nosotros te
vamos a enviar tu pasaje.”
“Pero aquí hay trabajitos que no hemos terminado todavía.”
“No mamá. Con mis hermanos hemos decidido así.”
“Bueno, papí. Será como ustedes dicen, ah.”
“Mamá, te estoy depositando treinta nuevos soles. Pídele inmediatamente de mi
tío Gerardo.” Seguían conversando con otros familiares, quienes preguntaron sobre la
casa que habían dejado. Después de que todos hablaran, nuevamente su hijo tomó el
micrófono en Lima. “Mamá, ya te dio la plata?”
“Recién le voy a pedir pues, hijo.
Entre las innovaciones del don Gerardo figura un “banco radial.” Es decir, la
radio de comunicación en Lima está ubicado en la casa de su sobrino. Es así que los
familiares en Lima entregan dinero al sobrino quien comunica que don Gerardo y así
transfieren la plata entre Lima y el pueblo. De inmediato, por radio hacen sus giros.
Cuando tenía unos minutos libres, Don Gerardo nos habló del alto consumo de
alcohol en su comunidad. Le habíamos preguntado desde cuándo comenzaron a tomar
tanto en su comunidad. Como nos respondió, “Mira, no es a partir de la violencia, sino a
partir de la masificación de la venta de alcohol. Más antes se consumía caña pura. Ahora
no. La gente justifica diciendo que es por haber sufrido en los años de la violencia, pero
ya pasaron tantos años. Mira, yo sé toda la historia de cada una de las personas. Como la
señora que vino hablar borracha, solo toman cuando les mandan sus hijos. Les mandan
para que se alimenten, pero eso es mentira. Directo a la cantina, se han vuelto adictos.”
Siembra Democracia/Theidon 88
dejando una brecha demográfica. En las comunidades sureñas, la migración hacia Ica y
Lima precedió la violencia política, y estas comunidades ya estaban más articuladas con
la costa y el mercado. Ahora son pueblos de niños y gente ya de edad, y la ausencia de
sus hijos adultos les hace falta a las ancianas. Entre la ausencia de sus hijos — y en la
mayoría de los casos, la pérdida de sus esposos durante la violencia — estas ancianas
toman para llenar un vacío. Como nos han contado, “brindamos con nuestros muertos.”
Pero hay el patrón que ha salido. En los cuatro pueblos centrosureños, hay una
explicación que ofrecieron la gran mayoría cuando preguntamos sobre “los más
borrachos”: son los ex-militantes Senderistas, ellos que “mataron a sus hermanos”.
Dado la naturaleza sensible del tema, no era posible preguntar directamente a los
borrachos sobre su participación en Sendero. Sin embargo, es cierto que varios de los
nuevos Evangélicos dijeron que antes tomaron excesivamente “para olvidar lo que yo he
hecho.” Nos parece que el discurso respeto a ellos que se emborrachan con frecuencia —
que son los que mataron a otros seres humanos — podría captar una realidad.
Además generalizable la idea que aprendieron tomar durante la violencia porque
el temor era constante. “Nunca sabíamos cuando íbamos a morir. Decidimos que mejor
sería estar borracho cuando nos maten.” El trago fue una forma de refugio frente al terror
y zozobra de la guerra.
Finalmente, nos interesó lo que salió cuando se emborrachan. Es decir, ¿cuáles
son las tensiones que manifiestan cuando están emborrachados?
a la temprana edad, y sufría un defecto en los ojos a causa del enfrentamiento que tuvo
con los militares.
De hecho Máximo estaba borracho y tenía sus propias quejas. “Mi esposa me
dice ‘borracho’, pero yo no tomo por capricho, sino porque sufro por ese tiempo que ha
pasado. Yo le voy a contar.” Al pronunciar estas palabras se quedó en silencio, ya que
su suegro había llegado. Máximo , un poco desconfiado, me dijo, “Le voy a contar, pero
en esos momentos no puedo porque ya mi suegro lo jodió.”
Esperaba que su suegro se retirase para recalcar que él había participado en
MRTA, pero muy enfático dijo “¡Cree que no me doy cuenta que ustedes son de SIN! No
crea que yo soy ignorante. Ustedes nos están observando lo que hacemos porque ustedes
me quiere sacar información porque estoy borracho. ” Pero al decir éstas palabras me
dijo que iba a su cuarto y yo le debía visitar más tarde para hablar con mas tranquilidad.
La mañana siguiente por la tarde llegue a su cuarto, y como no había sillas
tuvimos que sentarnos en la cama. Muy enfáticamente y seguro de si mismo, contaba de
su participación en MRTA. Al hablar daba varios suspiros y decía que recordaba cada
vez que tomaba.
“¿Usted me dijo ayer porque toma, y que esto no era a manera de costumbre sino
por sufrimiento.” El asentió con su cabeza. “¿Porqué la gente toma aquí?
“Bueno a lo que yo he visto, hay otros cuando están mareados, hablan y hasta se
pueden ir a la mano, porque prácticamente han malogrado varias vidas. A veces
comentan, ‘Por tu culpa he perdido a mi señora. Ahora con mi nueva señora paso mala
vida’ dicen en su borrachera. Claro siempre hay rencor, por dentro está el rencor, según
lo que he escuchado. Por eso he escuchado, siempre hacen en su borrachera, dicen en su
borrachera, ‘Terruco vienes acá todavía después de hacer tantas matanzas, tantas
muertes’ así he escuchado. Así de sano no lo dicen, será porque tienen miedo o algo —
¿qué será? También he escuchado comentarios que decían, ‘Por su culpa mi hermano ha
fallecido.’ Pero el otro le ha respondido ‘¡Cállate! Tú también puedes volver!” así
diciendo, así he escuchado. Aún hay amenazas. Claro amenazando de miedo no pueden
decir nada, de borracho claro a veces sueltan en su cólera, pero de sano no.”
Siembra Democracia/Theidon 91
Las warmisapas
30
Aunque sea obvio, vale señalar que el género de “la víctima” es abrumadoramente femenino. Vemos
como este estereotipo influyó en las Audiencias Públicas de la CVR. Por ejemplo, cuando convocaron a la
Audiencia Pública con ronderos, no incluyeron a ninguna mujer. Los ronderos presentes hablaron de su
heroismo en defens del país, mientras que el protagonismo de las mujeres fue borrado, ellas apareciendo en
otras AAPP como Las Lloronas.
Siembra Democracia/Theidon 93
Uno puede interpretar este término en varias maneras. Dentro del marco de la
complementariedad que ha informado muchos estudios sobre el género en los Andes,
(Arnold 1997; Harris 1978; Isbell 1979; Silverblatt 1987; Reynaga 1996), se puede
entenderlo como insinuando que hay un imbalance del género porque la mujer no tienen
su contraparte varonil. Ciertamente es una manera legítima para entender el término.
Pero es solamente una.
En algun momento durante nuestras investigaciones, decidimos invertir nuestras
preguntas. En vez de seguir contemplando porque las mujeres raras veces hablaron
durante las Asambleas Generales, comenzamos a escuchar por dónde las mujeres eran
participantes vocales en los asuntos comunales. Esta inversión nos llevó a las quejas y el
qarawi.
Como notamos en otras partes del texto, las mujeres son muy insistentes en
presentar sus quejas, aunque la justicia continua siendo difícil a encontrar bajo la
administración de los hombres (Theidon 2002b, 2002d, 2003a). De hecho, pensamos en
como muchas viudas hablaron de ellas mismas: “Somos boconas, somos reclamonas!”.
En otras palabras, “mucha mujer” — mujeronas.
Y hay el qarawi — una forma narrativa en la cual las viudas son centrales, qarawi
(también deletreado como harawi o harahui) tienen una larga historia en el Perú, y
refiere a poemas ceremoniales o baladas. Varallanos describe al qarawi como “la
expresión poética y musical mas autentica de la gente nativa del Perú” (1989:7).
Continua: “Miembros de las comunidades indígenas cantan estas canciones en Quechua
en la hora de la aflicción, del trabajo y del placer. Entonces cuando velas, en sus fiestas
religiosas, en las faenas agrícolas, durante la herranza, uno escucha estas canciones en
diálogo o cantadas al unísono... y son las mujeres, con sus voces agudas quienes tocan el
mejor papel” (Ibid:149-150).
Al modo similar, José Uriel García, un escritor Cuzqueño, ha escrito sobre el
qarawi, sugiriendo que “Es música destinada a los ritos sagrados, a los rituales para los
muertos, para solicitar a las divinidades. El harahui es toda escala sentimental que canta
las intimidades del alma, de la pasión amorosa, al llorar para los muertos. Se nació en la
dureza de la puna abajo la emoción del paisaje estrellado” (1926). Dejando aparte el hilo
Siembra Democracia/Theidon 94
indigenista que fluye por estos textos, lo que establecen es la presencia histórica — y la
historicidad — del qarawi.
Han cantado el qarawi por siglos. Por ejemplo, Cavero Carraso cita un sacerdote
colonial, Fray Martín de Morúa, quien escribió que la gente estaban cantando sus
“historias y memorias pasadas…y otras cosas que no quisieron olvidar y que fueron
comunicadas a los jóvenes y a los viejos” (1981:2). Este autor también nota que aunque
las palabras eran muy variadas, lo que tipificó el qarawi fue el estilo de la canción y los
tonos agudos de los cantantes (1981:1)31.
En nuestra experiencia, solamente las viudas cantan el qarawi y, aunque va
desapareciendo al centrosur, continua siendo central al norte durante casi todos los
eventos importantes — los matrimonios, la inauguración de la carretera, o una visita del
congresista. Con el qarawi, estas viudas se ponen interlocutoras claves. Qarawi es una
forma de historizar sobre los eventos mientras que están occuriendo, y son las viudas
quienes historizan32.
Las canciones inclinan hacia lo burlesco, permitiéndo a las mujeres tanto
conmemorar como opinar sobre los eventos. Por ejemplo cuando el Alcalde Milton
Cordova llegó desde Huanta para inaugurar la carretera en Carhuahurán, al frente del
desfile que le daba la bienvenida habían tres viudas, cantando en los tonos altos del
qarawi.
31
El folklorista Manuel Bustamante también comentó sobre el contenido histórico de las canciones, que
eran cantadas durantes les rites de passage, y que generalmente eran las mujeres quienes cantaron el qarawi
(Bustamante 1967:222).
32
En las comunidades centrosureñas con las cuales hemos trabajado, parece que el qarawi se desapareció
en gran medida durante el conflicto armado. Son pocas las viejitas que saben cantar el qarawi, y varias
personas incluyeron el qarawi dentro de las costumbres “víctimas” de la guerra.
Siembra Democracia/Theidon 95
estando parada a su lado le salude, pero ella no me respondió de inmediato. Ni sintió que
yo le estaba observando, y me acercaba a su lado sin querer asustarla. Al tercer saludo
recién me respondió, un tanto desubicada. Sin duda no me había visto antes y para mi
fue la primera vez que había visto a ella.
Después de comentarle que apreciaba su arte de hilar, empezamos a conversar.
En un inicio se mostró una mujer de pocas palabras y un tanto recelosa, lo cual se fue
disipando. Su nombre fue Leandra. Matizaba su plática con recuerdos tristes y alegres, y
cuando comentaba temas de mayor trascendencia para ella, dejaba de hilar,
acomodándose para mirarme de frente, hablando con mucho sentimiento. Creo que
quería asegurarse que lo que me comentaba también quedará en mí como un hecho
importante — que yo también estaría marcada por lo que ella había sobrevivido. Uno de
aquellos temas de trascendencia fue su situación como viuda, y cómo por causa de tal
estatus fue maltratada, humillada, considerada con menos valía. Decía todo esto con
tristeza, vocalizando sus palabras con suspiros interrumpidos
“¿Usted vive sola mama Leandra?” le pregunté.
“Así es — vivo sola. No tengo hijos ni esposo.”
¿Y cómo es ser viuda?”
“Es triste, pero es más triste cuando eres pobre. Sin familia, ¿quién me va
mantener pues? ¿Quién me va a dar plata, de dónde va a venir para mi ropa, para mi
comida? Vendiendo traguitos no más estaba en mi tienda, ocultando mi platita. Ahí
vinieron los soldados y mi puerta volteando con barreta se han llevado mis cosas y a mi
me han pateado en el pecho hasta que me caiga al suelo y yo solo lloraba mirando como
llevaban mis atunes, mis leches, mis gaseosas. Pensaba cómo pueden hacer eso a gente
pobre, a una pobre viuda.” Mientras decía eso sus lágrimas desbordaron su rostro y cayó
en un sollozo casi silencioso. Jaló su chompa delgada y raída hacia los dedos de su mano
derecha, y con ella se seco las lágrimas que humedecieron la piel reseca y arrugada de su
rostro — la piel de una mujer de 60 años aproximadamente, sufrida y golpeada por los
pesares de la vida.
Siembra Democracia/Theidon 97
Entre lo que Leandra comunicó fue la vulnerabilidad de las viudas frente a los
soldados. Las mujeres quienes no tenían un hombre en la casa eran más amenazadas por
los soldados, siendo blancos por el robo y la violación.
Pero también comunicó lo difícil es vivir como waqcha — pobre y sin familia.
Junto con los huérfanos — un estatus que marca la persona por toda la vida — vivir sin
familia es vivir con la indigencia afectiva y material.
Kay Warren ha sugerido que “Al margen de la teoría esotérica, la clase no es un
dominio separable sino una forma multidimensional de la estratificación que en la
práctica es muy a menudo gendered, racializada, y saturada con la diferencia cultural.
Por ejemplo, como resultado de la guerra civil genocida en Guatemala, viudas rurales
empobrecidas se convirtieron en una clase política-económica distinta — el resultado de
la estructura familiar Maya, la división de la labor agraria, y la represión violenta que
mató a sus esposos y dejó estas mujeres sin una base de subsistencia” (1998:179-180)33.
Es cierto que las warmisapas constituyen uno de los sectores más pobres en el campo.
Y hay la soledad de las viudas, que les pesa. Pensamos en las ancianitas
borrachas en Cayara y Tiquihua, algunas echadas en la calle, orinando en sus faldas. Es
Carmen quién nos comentó, “No hay nadie en mi casa. No me da ganas de comer porque
no hay nadie y no encuentras a nadie. A veces no como porque cuando estoy sola me
vienen los recuerdos de quienes estaban a mi lado y a quienes les servía mi sopita.”
Entonces, mientras que vamos explorando la ambivalencia de las warmisapas,
tomamos muy en cuenta la pobreza aguda que es una faceta de sus vidas, y como la
pobreza generalizable producta de la guerra ha restringido varias formas de la caridad que
servían como un “colchón” en los años anteriores.
33
“High theory aside, class is not a separable domain but rather a multidimensional form of stratification
that is in practice often gendered, racialized, and saturated with cultural difference. For instance, as a result
of the genocidal civil war in Guatemala, impoverished rural widows became a distinctive political-
economic class — the result of Mayan family structure, agrarian sexual division of labor, and the violent
repression that killed their husbands and left these women without a subsistence base” (1998: 179-180).
Siembra Democracia/Theidon 98
Josefina es una de las numerosas viudas. Su esposo se murió poco después de que
ellos habían regresado de Lima. Su hija había insistido que sus padres salgan de la
comunidad durante la guerra para quedarse con ella en la capital. “Los terrucos habían
quemado todo aquí, quemaron a nuestra casa. Mi hija insistía que vengamos a Lima.
Manam amañanichu Limapi (No puedo acostumbrarme a Lima). Hacía demasiado calor.
Y habíamos dejado nuestra cosecha aquí. Entonces volvimos. Pero cuando llegamos
aquí, de mi esposo su barriga se hinchó — se murió dos o tres días después. Él me dijó
‘Una vez que me hayas enterrado, debes volver a Lima. No puedes quedarte aquí. Vayas
a Lima donde nuestros hijos te puedan cuidar.’ Cuando terminé un año (de luto) mi hija
intentaba convencerme que venga a Lima. Le dije que hacía demasiado calor. Entonces
ella decidió alquiler una casa en Ayacucho.”
Josefina pasó dos meses con su hija en Ayacucho. Esta vez no fue el calor que la
impulsó a volver a su pueblo : sencillamente quería estar en casa. Pero estar en casa fue
difícil también. “Vivo como estoy en la calle, con nada. Somos como forasteras aquí.
Sientes extraña, como si no estás realmente en tu pueblo.” Me quedé mirándola,
pensando en como ella subía la cuesta aguda desde el río cada día, llevando sola su cubo
pesado de agua. Me pusé a pensar si la gente ayudaban a las warmisapas.
Sacudió repetidamente su cabeza. “Manam mamá. No. La gente aquí son
totalmente diferentes.”
“Antes, ¿la gente ayudaban a las viudas?” le pregunté.
Josefina sintió con la cabeza. “Ñaupaqa caridadmi, kuyapayaspanku warmisapa
señorakunapaq trabajaykupaqku. Ñaupaq señorakunaqa yantachatapas animal
chankupi cargaykuspanku aparikamauqaku, puntataq kaypayakuq señorakunan kara,
kananqa qipamanqa aswanña jovenkunaqa, imatapas qinaña millapakusunki payataqa
kallpa viejaqataqa” (Antes la gente tenían caridad. Ellos se preocupaban para las viudas
con muchos niños, trabajaban al favor de ellas. Llevarían leña, con sus animales
llevarían leña. Antes las mujeres tenían fuerza. Después — ahora — los jóvenes, para
cualquier cosa, destestan a las viejas, viejas sin fuerza). Sus ojos seguían lagrimando y
les secó con su falda.
“¿Por qué cambiaron la gente? ¿Qué pasó?”
Siembra Democracia/Theidon 99
Hoy día dos combis llegaron con pasajeros regresando de Huanta. Los niños
quienes viven alrededor de la pampa corrieron hacía las combis, siempre interesados en
saber quién y qué habían llegado. Mama Teodosia se acercó también, inclinando su
cabeza una y otra vez. “¿Qué pasa?” le preguntamos.
“He vivido hasta ver las camionetas llegando al pueblo. Nunca pensaba que vería
esto, nunca creía que vería tal cosa,” nos respondió. Ella caminó hacia el borde de la
carretera, sentándose para seguir contemplando lo que sus propios ojos dudaban.
Varios de los maestros bajaron de las combis, regresando después de una semana
en Huanta cobrando sus cheques. Una camioneta también llegó con sus cajas de
desayunos escolares. Poco después, otra camioneta se paró, contratada por el “Proyecto
Mujeres” de la ONG Llaqtanchikta Qatarichisun. El personal bajaron de la camioneta,
trayendo con ellos sesenta cuy y algunos bultos de alfalfa. El “Proyecto Mujeres”
auspiciaba varios talleres con las mujeres sobre el crianza colectiva de las gallinas y los
cuyes, y sobre sus derechos como mujeres.
La viuda Cirila de Choqewichqa miraba todo. “Participando en estos talleres,
aprendes muchas cosas. Realmente los hombre deben escuchar a las mujeres — entre los
dos necesitan hablar. A veces, los hombres pegan demasiado a sus esposas. Yo, ahora
asisto a las Asambleas y opino — reclamo de como las autoridades gastan la plata. Este
es lo bueno de nosotras, las warmisapas. Aún si tenemos que hacer sacrificios, siempre
estamos asistiendo en las reuniones, las faenas, y aprendemos lo que los hombres hacen y
tenemos la oportunidad de participar — participar con palabras. Pero las mujeres casadas
— siempre están en sus casas o con sus animales. Ha, cuando vamos a estos talleres, los
hombres dicen que vamos solamente para aprender como quejarnos. Dicen ‘Carajo! Que
se vayan y se quejen! A ver que me pueden hacer.’ Los hombres hablan, diciendo que
Siembra Democracia/Theidon 101
seguro las mujeres están recibiendo consejos sobre sus derechos — ellos no creen en todo
esto. Es porque sería bueno que enseñan a los hombres también, que les enseñen sobre
los derechos de las mujeres para que entiendan. Pero no lo pido — que algunas de ellas
con esposos lo pidan.”
Esta mañana, los rayos del sol caían débilmente, a pesar de que ya eran las 11:00
de la mañana. En dicha población el sentir la sensación del calor en el cuerpo es muy
reconfortante después de un noche cruda de intenso frío. Sin embargo, nos recordamos a
nosotros mismos la teoría de la adaptabilidad del ser humano, así logrando sacar nuestros
cuerpos de nuestras bolsas de dormir.
Me dirigí a la casa de Rosita, y noté que mi visita coincidió con el humo que salía
del techo de su cocina. Toque la puerta de su casa y ella amablemente la abrió,
saludándome toda risueña cómo es característica de ella. Me tomó de la mano para
conducirme adentro de su casa, y me invitó sentarme al costado del fogón. Estaríamos
sentadas allí por un largo rato mientras cocinábamos.
Rosita hablaba y hablaba con gestos y ademanes. Ella es una viuda joven con
tanta energía, muy conocida por su ímpetu participativo y por su don de hablar. En otras
ocasiones me había contado su participación en la ronda campesina, desfilando frente a
mí para ilustrar como las mujeres habían salido en defensa de su comunidad, y como ella
extrañaba el orden de esos días.
Mientras que me contaba su historia, la de su pueblo y la de ella, yo le escuchaba
atentamente y a la vez le observaba. La piel de su rostro a pesar de sus 35 años de edad
ya tenían muchas arrugas a la dirección de sus ojos y en sus mejillas, lo cual hacía su tez
blanca y de tonalidad rosada. Pero cuando hablaba, los años se desprendieron frente a su
espíritu.
Siembra Democracia/Theidon 102
Ella seguía hablando esta vez de la escasa capacidad de sus autoridades respecto a
la resolución de los problemas. Quise saber como intentaban solucionar los conflictos.
“¿De los problemas que hay en este pueblo, qué dicen las autoridades cuando ustedes se
quejan?”
“Cuando avisamos a las autoridades no dicen nada, hasta a mi misma me han
golpeado la vez pasada. Una mujer me gritó ‘Ah ya, tu mierda quien eres. Ahora mismo
te vamos a matar, mierda.’ Tres mujeres se habían reunido y la otra me agarró cuando
estaba contestando. Y la otra me ha pateado como varón y me ha tumbado al suelo.”
“¿Por qué? ¿Qué te dijeron?”
“Por gusto mami. Esa señora tiene un primo. Entonces seguro esa señora dijo
‘Esa a mi hermano esté llevando. Una mierda, una vaina carajo. Ahora le voy a agarrar a
puntapiés, a esa puta,’ diciendo. Rosita seguía pelando papás mientras que me preguntó:
“Mami tú a tu hermano ¿le atajarías cuando le habla a alguien, si o no? Si tienes un
primo, ¿cuándo le habla a alguien le puedes atajar?”
“No, mama Rosita. No creo.”
“Claro! No pues! Si yo tuviera mi primo y habla con alguien, yo no le atajaría.
Pero así me han golpeado cuando nosotras estábamos en ese compromiso, diciendo
‘¿Quién eres tú mierda? Canalla ahora mismo te voy a golpear.’ Entonces en eso caso
voy a quejarme a la autoridad dije, porque la autoridad no es juguete, la autoridad es para
respetar. Pero cuando le he dicho vamos a ir a la autoridad me contesto: ‘Callate mierda,
carajo quien mierda eres! Que asco así todavía toda vieja estás caminando toda debilucha,
haciéndote joven tratando de caminar bien.’ Así es aquí señorita, cuando pasas te miran
si caminas bien o caminas enfermiza. Dios sabe de nuestras vidas, a las justas con
nuestras vidas. Con nuestro cuerpo caminamos, bien sucias también. Cuando tenemos
tiempo recién nos lavamos, pero si no tienes tiempo no puedes.”
“Claro, y hace tanto frío, ¿no mama Rosita?”
“Claro. Demasiado. Pero las que tienen esposos no saben la vida de las viudas.
De ellas, hacen trabajar a sus esposos — ellas solomente lavan, cocinan y luego están
sentadas en sus casas atendiendo a sus hijos, con sus hijos se sientan. Mientras las
warmisapas no alcanzan el tiempo para lavarse, tenemos que trabajar, no tenemos leña ni
comida. Así estamos caminando. Entonces no es igual con su tiempo de ellas, y el de
Siembra Democracia/Theidon 103
nosotras. Las casadas tiene otro tiempo, y las warmisapas también tienen otro tiempo
totalmente distinto de nuestras vidas.”
“¿Y que podría ayudar a ustedes?” le pregunté.
“Por eso yo digo como encontraría a la Comisión de la Verdad. Ahí diría que las
warmisapas queremos vivir en nuestro derecho. Ellas que vivan con su vida de casadas
bien derechos, y nosotras con nuestras vidas de viudas y con derechos — pero con
respeto, porque si no hay respeto cualquiera hasta los menores o los mayores nos
golpearían. Así es, ¿sí o no?”
“Sin duda. Hay mucho abuso.”
“Ahora señorita, con nuestro derecho tenemos que hacernos respetar. Ahora pues
hasta los árboles están ya con sus nombres, sea árbol de eucalipto, aliso o ciprés — así
están en su derecho. Así pues entre personas en nuestros derechos tenemos que hablar y
hacernos respetar. Entonces si una persona con cabeza buena, y pensando como educado
me diría pues, ‘No debes hablar esto, estás fallando.’ Diciendo de esta manera, le diría
gracias. Pero sin razones me golpea y me tira puñetes, no comprendo.”
Como siempre me quedé impactada por mama Rosita. Con todo este comentario
Rosita había resaltado algo sumamente importante: la práctica de los derechos humanos
en un plano de equidad y de respeto. Ella había expresado claramente la realidad tangible
de las viudas como ella, y sobre todo el proceso ambiguo de inserción social que ellas
afrontan después de quedarse viudas.
Tal inserción ambigua es social y discursiva, como quedó claro durante otras
conversaciones nuestras cuando Rosita habló apliamente sobre el papel de las mujeres en
las rondas campesinas. Si bien las mujeres son invisibles en las versiones masculinas de
la guerra, esta invisiblidad se debe a las normas narrativas — no al transcurso del
conflicto armado. Estas narrativas masculinistas de la guerra son contadas y recontadas
dentro de las comunidades mismas. Es así que producen sus efectos de verdad y poder.
Tratamos ahora otras verdades.
Siembra Democracia/Theidon 104
Anomalías
Una meta de las Comisiones de la Verdad es construir nuevas narrativas de la
nación que sean más inclusivas de las experiencias de los grupos que han sido
históricamente marginalizados34. Desde esta óptica, la idea es suplantar la “memoria
official” con la “memoria popular.” Queremos problematizar esta estrategia pensando en
las narrativas que se han ido desarrollando en el campo ayacuchano respecto de la guerra
interna. Estas narrativas sirven como un componente central en la elaboración de
identidades locales, tomando a la épica heroica de la guerra como la estructura que guía
tanto la forma como el contenido de dichas historias en las alturas de Huanta. Este estilo
épico enfatiza el heroísmo masculino, y ha sido canonizado no solo por las comunidades
mismas sino por la literatura académica. Esta versión masculinizada de la guerra — de
ronderos defendiendo sus pueblos, derrotando a Sendero Luminoso y estableciendo
nuevas prácticas democráticas y demandas de ciudadanía — oscurece los procesos
disyuntivos y contradictorios de la construcción de ciudadanía dentro de estos pueblos.
Sugerimos que estas disyunciones reflejan los ejes de diferenciación que operan en estos
pueblos — y un eje central es la dimensión del género.
Entonces, si bien su participación armada en la guerra contra Sendero Luminoso
les ha permitido a los sectores subalternos del campo ayacuchano conquistar escenarios
nacionales en el proceso de construcción de ciudadanía, es misma participación armada y
la relación que las rondas establecieron con las Fuerzas Armadas han reforzado de
manera decisiva las relaciones patriarcales dentro de estos pueblos, resultando en una
desigual conquista del ejercicio de derechos y sentido de pertenencia a esa comunidad
imaginada llamada nación. La integración nacional producto de la participación en un
conflicto armado influye la cultura política que sigue, contribuyendo a lo que Caldeira y
Holston llaman “la democracia disyuntiva.” Como ellos explican:
“[Con la] democracia disyuntiva, queremos enfatizar que ella abarca procesos en
la institucionalización, práctica y significado de la ciudadanía que nunca son
uniformes no homogéneos. El concepto de la democracía disyuntiva enfatiza, por
lo tanto, que en un momento dado, la ciudadanía puede ampliar los derechos en
un campo mientras que los contrae en otro. El concepto también significa que la
34
Recurrimos al artículo “Género y Justicia” por esta parte del texto. Véase Theidon 2002b.
Siembra Democracia/Theidon 105
comuneras perciben que la comunidad brinda igualdad o justicia. Asi como el poder de
la palabra — la autoridad de narrar los años de la guerra — se ha quedado solidamente en
las bocas de los varones, la administración de la justicia se ha quedado en sus manos.
En cada comunidad con la cual hemos trabajado, hay una historia oficial para
aquellos que vienen de afuera preguntando. Son los hombres quienes controlan estas
historias, y queríamos señalar que las autoridades en varias comunidades han expresado
sus inquietudes respeto al hablar de las mujeres. Por ejemplo, en una comunidad norteña
el día de la visita de Presidente Toledo y algunos comisionados de la CVR en octubre
2002, había una formación por la mañana. El alcalde habló a todos los hombres reunidos
en la pampa, haciéndoles recordar que “Van a venir periodistas hoy día. No hay que
hablar con ellos. Si nos preguntan, vamos a decir que nosotros no sabemos la verdad.”
Los hombres asintieron con las cabezas. El alcalde miró hacia un grupo de viudas
sentadas el costado de la pampa: “Y ojo — que las mujeres no hablen cosas que no sean
ciertas.”
Las autoridades en esta comunidad— como en las demás comunidades —
cerraron “las brechas narrativas” respeto a los años del conflicto armado y su
participación en tal conflicto. Es así que hay una historia oficial para los que llegan
preguntando — una “historia patriarcal” que busca silenciar a los grupos potencialmente
disruptivos: las mujeres y los y las niños. Para los grupos marginales al manejo de poder
— particularmente el poder de la palabra — manejan otras perspectivas sobre la historia
de sus pueblos. No estamos constatando que sean “más verdaderas” sus historias
alternativas, pero tampoco son completas las historias comunales sin incluir esta
polifonía.
Parte de esta polifonía se trate del protagonismo de la mujeres durante la guerra.
Su protagonismo tomó muchas formas: luchando en defensa de sus pueblos, “trocando el
sexo” para salvar a sus seres queridos, y administrando el caos de esos años35.
Enfatizamos que aunque la sobrevivencia sea “menos dramática” que la lucha armada, un
análisis de la economía doméstica de la guerra revela hasta que punto la sobrevivencia en
35
Agradecemos a Isabel Coral por el término “administrando el caos,” que capta elocuentemente la zozobra
de los años del conflicto armado.
Siembra Democracia/Theidon 107
sí misma se pusó una lucha cotidiana. Viviendo en las cuevas por meses y a veces años,
movilizándose de un lugar a otro diariamente, cocinando y cuidando a los niños bajo
condiciones límites — estas mujeres no limitaron su protagonismo a los modelos épicos
masculinos. Como nos contaron las socias del club de madres de Purus, “Estábamos
tristes porque no podíamos alimentar bien a nuestros niños. Los niños lloraban para
comer, y es la mamá quien tiene que hacer algo.” Lo que las entrevistas con mujeres
subrayan es el reconocimiento implícito del papel central de la mujer no solamente en la
producción sino en la reproducción social — ambas amenazadas a lo largo de la guerra,
poniendo en duda la mera sobrevivencia.
Sin embargo, esta presencia activa de las mujeres en la guerra queda en la sombra
de las historias comunales que van desarrollando en esas comunidades. Notamos la
brecha entre el discurso y la práctica; es decir, la brecha entre los eventos de la guerra y
la memoria social que se elabora en este período de transición. Muchas de las historias
sobre la violencia política son contadas por los varones y con respecto a los varones en la
región. White (1987) plantea que es solamente una narrativa imaginaria que nos puede
ofrecer una historia perfectamente coherente, sin contradicciones, sin lógicas múltiples —
es decir, una historia épica grandiosa con pretensiones hegémonicas. Adicionalmente, él
sugiere que la forma de la narrativa no es inerte, más bien activamente moldea el
contenido. La historia épica es muy familiar: Desde la niñez estamos acostumbrados a la
forma épica por medio de los cuentos, dibujos animados y las películas elaboradas en
base a esta tradición. Como plantea Cooke, estas historias reflejan el paradigma
dominante de la guerra “que resucita cliches esencialistas y pasados de moda de la
agresividad de los varones y el pacifismo de las mujeres (Cooke 1996:15). Además,
como sugiere Arextaga en su trabajo sobre Irlanda del Norte, tales clichés redujen el
protagonismo de las mujeres a una anomalia dentro de la representaciones del conflicto”
(Aretxaga 1997: 10).
Vale reflexionar sobre la palabra “anomalía.” Webster’s Third New World
Dictionary ofrece las siguientes definiciones para la palabra. Anomalía: “El estado o
hecho de estar fuera de lugar, fuera de la verdad o fuera de la posición normal o
anticipada; desviación de la regla común; algo en desacuerdo con las nociones
Siembra Democracia/Theidon 108
Memoria y corporalidad
Un ejemplo fuerte del despliegue del silencio frente a las historias alternativas es
la viuda Gloria, cuyo esposo Mariano era asesinado bajo la denuncia de ser el
responsable de Sendero en su pueblo. La escuchamos.
Gloria es una de las mujeres más golpeadas por la violencia. Eso es muy
comentado por la propia población ya que ésta se siente alguna responsibilidad por haber
asesinado a su esposo. También con mucho resalto ella misma manifiesta su fuerte
afectación en sus comentarios fundamentados en su situación vivida y la actual.
Gloria tiene unos 45 años, y a pesar de que la muerte de su esposo transcurrió
hace dos décadas, ella se recuerda aquél momento como si lo estaría viendo en el
presente. Como ella dice, las constantes órdenes de los perpetradores de la muerte de su
esposo que le decían que tiene que olvidar aquellos hechos, y las frecuentes amenazas de
muerte por los mismos, han actuado en ella —y específicamente en sus recuerdos —
como aliados para fortalecer y perpetuar en su pensamiento aquellos momentos horendos
que marcaron su vida en definitiva.
Ella decía estas cosas y otras más como preámbulo a la entrevista, mientras nos
encontrábamos sentadas sobre la cama que gentilmente me había brindado. Nos
acurrucamos bajo varias frazadas para estar más cómodas antes de que el frió intenso nos
invadiera el cuerpo. A un lado del cuarto estaban sus hijos, quienes también estaban
36
Anomaly: “The state or fact of being out of place, out of true or out of a normal or expected position;
deviation from the common rule; something out of keeping especially with established or accepted notions
of fitness or order.”
Siembra Democracia/Theidon 109
Yo moriré pensaba. Ahí dijeron ‘Te vamos a perdonar, pero nunca te vas a quejar.
Nunca vas a ir a ningún sitio, tú vas a estar siempre vigilada por nosotros. Si es que tú
vas a quejarte a alguna autoridad, ellos no te van hacer llevar. Tú vas a quedar, entonces
como tu esposo vas a ser muerta,’ decían. Entonces teniendo miedo a la muerte me
escapé.
“¿Ellos llegaron acá buscándote?”
“Así es. ‘¿Dónde está esa su viuda?’ diciendo cuando me buscaban. Yo no he
aparecido, con todos mis hijitos a la puna yo me escapé. Yo ahí estaba, comiendo coca,
tomando agua, estábamos sin comer con mis hijos, sin aparecer a nadie. Caminaba
llevando a todos mis pequeños hijitos, mientras mi casa ha sido quemada solo quedaban
las paredes. Por las noches a veces regresaba y cocinaba, pero no comía — sólo mis
pequeños hijitos no más comían, como muspaypi qina, ahí he estado. Ya no era gente.
Ellos no querían que me queje, yo totalmente no me he quejado porque me decían ‘Si te
quejas vas a morir, como tu hombre, si de cualquier de nosotros te quejas, vas a morir.’
Cuando me decían así, no me he quejado, a nadie he avisado, ni cuando me han buscado
he aparecido, hermana. Cuando el helicóptero venía de día buscando, ‘Vete, vete
escápate’ me decían. A los cerros tenía que escapar, tenía que ir. Entonces a nadie
avisaba, seguro así me van a matar diciendo. Estos mis hijos ¿con quién se van a quedar,
a quién se van a pegar? Por mis hijos llorando tenía que ir a los cerros. Entonces a nadie
me he quejado ni he avisado, hasta cuando mis hijos ya eran grandes, cabales me dijeron
‘¿Porqué mamá no te has quejado? Acaso no te hubieras ido con los militares. Nosotros
ya también estamos pobres, hasta de nuestro estudio estamos totalmente en nuestra
pobreza, tenemos un falso estudio, con poco estudio estamos. Quizás hubiéramos
encontrado una garantía, entonces donde sea hubiéramos estado con nuestro estudio.
Ahora nos pesamos.’ Cierto con todos mis hijos me hubiera ido, me hubieran llevado
donde sea. Entonces estos mis hijos estarían con buen estudio, ahora recién digo eso y
me peso.”
Al terminar de haber dicho todo, ella hizo una pausa larga. Tanto Gloria como
uno de sus hijos estaban con lágrimas, y ella ni siquiera había atinado en limpiarse el
rostro, hasta que yo le alcancé un pedazo de papel higiénico. Ella por un momento dudo
Siembra Democracia/Theidon 111
que hacer con el papel, pero luego como si volviera en si, llevó el papel hacia su rostro y
logró secarse.
37
Das has suggested, “the representation of grief is that it is metonymically experienced as bodily pain and
the female body as one that will carry this pain within forever” (1997: 80). Thus she argues that the
language of pain is a kind of hysteria — “the surface of the body becomes a carnival of images and the
depth becomes the site for hysterical pregnancies….” (Ibid: 86).
Siembra Democracia/Theidon 112
puso sus manos casualmente sobre su abdomen — su pérdida se concibió allá. Entonces
estas mujeres nos hacen “contemplar como Platón si fuera la tierra que imitó a las
mujeres al embarazarse y traer un ser al mundo, o la mujer quien imitó el mundo”
(Bourdieu 1990: 261)38.
38
Thus these women cause us “to wonder like Plato whether it was earth that imitated woman in becoming
pregnant and bringing a being into the world, or woman that imitated the world” (Bourdieu 1990: 261).
Siembra Democracia/Theidon 113
Fue llamativo leer un texto de PAR sobre secuelas y reparaciones (PAR 2002).
Allá en la página 68, constata que es un gran avance que los participantes en sus talleres
hablan de “estar traumados” y que colocan a la salud mental dentro de sus prioridades.
El Trauma Triunfante.
Nos fascina la afirmación que es un avance. Implica un modelo casi-
evolucionario: Si bien antes tenían “sus creencias,” ahora sufren al estilo del modelo
científico. Por supuesto el Estrés Pos-Traumático es un modelo del sufrimiento aprobado
por los expertos- profesionales. Si la gente del campo dice que necesitan elixires para su
daño, pagapus para los apus, qayapa para el susto — pues, “estos primitivos no sufren
como nosotros.
De hecho, tenía una conversación que justo tocó este tema cuando recién había
llegado en el Perú. Visité a varias ONGs para orientarme respeto a su trabajo. Fue con
un director de una ONG Limeña que recibí mi primera charla sobre “como no sufren
ellos.” Cuando explique al director que iba a trabajar en Ayacucho sobre el impacto de la
violencia política en la población campesina, comenzó a hablar en un tono reservado para
los niños y los gringos. “Señorita, lo que usted necesita entender es que ellos ya han
olvidado todo que pasó. Mira. Nosotros somos capaces del pensamiento abstracto — es
por eso que hemos sufrido tanto. Pero ellos solamente piensan en una manera muy
concreta: solamente piensan en su pan de día y sus animales. No piensan más allá. Es
por eso que nos han sufrido como nosotros — no son capaces.”
Planteamos que los y las campesinos aprenden a “caber” su sufrimiento dentro de
un idioma que hace reconocible a los expertos tal sufrimiento. Hablar del trauma
legitima su dolor frente a los que desechan sus “males del campo” como la mera
superstición. Aprenden sufrir al “estilo moderno,” como insistían algunos de los jóvenes
en Uchurraccay. Hay que tomarse en cuenta que las enfermedades que uno sufre son
marcadores de clase, educación e etnicidad: como uno se enferma refleja su estatus social
(Malamud-Crandon 1991).
Entonces, lo que hemos encontrado es donde hay ONGs o más retornantes, hay
trauma. Y queremos poner en duda la utilidad de la categoría, justo porque opaca el
Siembra Democracia/Theidon 114
mundo semántico tan rico. No lo vemos como un avance que se reducen las referencias
sociales e espirituales de sus teorías sobre la violencia política a una serie de síntomas.
Intentábamos explorar el término “estar traumado” para captar como han
reelaborado el concepto. Es cierto que se puede utilizar la misma palabra o término, pero
darles una interpretación distinta. Donde nos hablaron de trauma, fue entendido como la
incapacidad de hacer bien las cosas, o de vivir con mucho temor. En el centrosur, los
padres y madres también dijeron que no hay que hablar del pasado porque podria
“traumar” a sus niños y niñas.
Particularmente interesante fue el discurso de trauma en una comunidad
centrosureña. Varios hablaron como “un pueblo traumado,” y describieron los conflictos
que surgen cuando toman. “Nuevamente están insultando de ‘terrucos.’ Dicen ‘yo sé lo
que hiciste tú.’ Otros amenazan, haciéndonos recordar con quien estamos tratando.”
Cuando nos dijeron que necesitaban tratamiento psicológico antes de pensar en la
reconciliación, explorabámos como imaginan el proceso. Como nos explicó una
autoridad, “Si todos podríamos tener atención profesional — terapia con un profesional
— podríamos olvidar todo.”
“¿Entonces, la terapia sería necesario para que podrían vivir juntos nuevamente?”
preguntábamos.
“Así es. Con tratamiento psicológico, todos podrían olvidar.”
Nos parece fascinante que la terapia ha sido entendido como una especie de “lavar
el cerebro,” resultando en el olvido. Aun más interesante es notar quienes están
promulgando la terapia: algunos de los ex-cabecillas quienes nos aseguraron que los ex-
Senderistas son mal vistos y marginalizados en esta comunidad.
papeles entre otros son definidos como problemas médicos y son tratados como
corresponde.”39
39
“Medicalization is the investing of authority in medical reasoning about human problems thereby
obscuring or eliminating explanations of disorder at levels of psychological, political and economic
functioning. Problems with origins in poverty, discrimination, role conflict, and so forth are defined as
medical problems and treated accordingly.” (Traducción nuestra). Higginbotham, N. y Marsella, A.
“International Consultation and the Homogenization of Psychiatry in Southeast Asia.” Social Science and
Medicine, 27:553, 1988.
Siembra Democracia/Theidon 116
40
Kleinman, A. Patients and Healers in the Context of Culture. Berkeley: University of California
Press, 1980.
Siembra Democracia/Theidon 117
Proveyó un espacio de fraternidad; además, nos han contado que les permitió trabajar su
perdón frente a Díos aun mientras que estaban matando.
Actualmente en las comunidades centrosureñas, hay un crecimiento impresivo de
las iglesias evangélicas. Entre los motivos citados por la gente son el perdón por lo que
han hecho; las búsqueda por dejar de tomar; la “cambia de vida” que promete El Señor; y
Curanderos
Como hemos planteado a lo largo del texto, los curanderos cumplen un papel
importante en esta población. Aun en los sitios más urbanizados donde insisten en su
“modernidad,” hay curanderos quienes atienden a los males del campo. La bricolage de
los curanderos les permite incorporar elementos “tradicionales” con nuevas tecnologías.
Trabajando juntos
Un valor cultural predominante en el campo es la reciprocidad. Por medio del
ayni y las faenas, los campesinos no solamente cumplen con las tareas pendientes sino
establecen redes sociales y obligaciones. Al norte, cuando describen el proceso de
reincorporar a los arrepentidos, enfatizan que les hacían trabajar con la comunidad: fue
una manera de rehabilitarles.
Además, ésta es una población con poco tiempo libre. No tardan en cafes
charlando. Más bien, en sus trabajos comunales bromean, chakchan coca, comen juntos:
las faenas y al ayni brindan un espacio de socialización.
Siembra Democracia/Theidon 118
Asambleas Comunales
Las Asambleas Comunales constituyen un sitio central para la reconstrucción de
la institucionalidad local. La autora refleja sobre un lema que escuchaba durante sus
primeros años trabajando en Ayacucho: “Hay que imponer orden aca.”
Starn ha notado que una nueva generación de académicos, influenciados por un
acercamiento Foucauldiano a los temas de la “disciplina” y el “orden” tienden a
categorizar a ambos como inevitablemente negativo (1996:96). Como escribe Starn, “Tal
posición puede aplicarse a los estados fascistas policiales, o posiblemente a los cárceles,
manicomios, y otras instituciones modernas que Foucault acusó de sujetarnos al control y
a la vigilancia en el nombre de la razón y el progreso. Al mismo tiempo, es un error
ignorar la multiplicidad de sentidos y motivos que se pueden atribuir a la voluntad de
crear el orden” (Ibid:97). El caos puede ser fascinante teóricamente, pero sugerimos que
es agotador experiencialmente. De vez en cuando la gente quería despertarse en sus
camas, y contar en volver a ellas al fin de día.
Además, un problema central en estos pueblos es la desconfianza. Como nos
contó un hombre en una comunidad centrosureña, “Nunca sabíamos con quien estábamos
tratando. Ni con mi mamá, ni con mi hermano, ni con mi vecino podría hablar. Todos
eramos doble cara.” En la literatura sobre la confianza, citan a la importancia de las
organizaciones locales o horizontales para fomentar un sentido de colectividad y
confianza (Braithwaite y Levi 1998; Hardin, forthcoming; Misztal 1996; Putnam 1993a,
Siembra Democracia/Theidon 119
1993b). Las Asambleas Comunales, entonces, sirven tanto los fines como los medios:
son un espacio para fomentar la confianza, y un modo de reconstruir la institucionalidad
local.
Terminamos la primera parte de nuestro texto enfatizando la importancia de
intervenciones a nivel comunitario. Como hemos demostrado, el ser humano que vive en
estas comunidades es conceptualizado como un ser relacional — y hay un entorno social
muy tenso y conflictivo después de los años de la violencia política. Por consiguiente,
pensamos en la segunda parte del informe como un complemento a los procesos que
hemos explorado aquí. Tocamos la admininistración de la justicia comunitaria, las
prácticas culturales de la reparación, y la micropolítica de la reconciliación que busca
responder a las necesidades de la vida cotidiana, la convivencia, y la gobernabilidad en
estos pueblos.
Siembra Democracia/Theidon 120
Parte II
La Micropolítica de la Reconciliación
La ambigüedad de la violencia
Las peleas
Desde los “tiempos de los abuelos,” habían conflictos en estas comunidades.
Tanto en el norte como en el centrosur, los comuneros han descrito las peleas sangrientas
que precedieron el conflicto armado interno. Salieron dentro de y entre comunidades con
piedras y huaracas, peleando hasta sacar la sangre. Las peleas (o batallas, como dicen en
Tiquihua y Hualla) tendían que coincidir con fiestas — y borracheras — y podrían durar
varios días.
Por ejemplo, estuvimos presente durante un toro pukllay (corrido de toros) en
Uchuraccay en octubre 2002. Conversamos con la esposa del arpista y ella contó que
antes del tiempo de la violencia había tenido la oportunidad de venir a Uchuraccay
durante una fiesta porque los comuneros habían contratado con su esposo. Ella presenció
una de estas peleas “rituales”: “Puramintim runakuna rumiwan qapinakuqku. Waklaw
chimpa, kaylaw chimpawan warmikunapas, taksa warmakunapas rumiwan qapinkuqku.
Ñuqañataqmi qanalawman escapallaq kani” (Con que ferocidad la gente se agarraban a
pedradas. De allá del frente con este lado, las mujeres, hasta niños se agarraban a
pedradas. Yo ya también me escapaba hacia arriba).
En nuestras conversaciones con los comuneros, explicaron que no solamente peleaban
entre familias de Uchuraccay pero con miembros de las comunidades vecinas.
En modo similar, varios comuneros en Tiquihua y Hualla hablaron de las
“batallas de los años atras.” Peleaban los Huallinos y Tiquihinos en Matarapampa.
Como contó don Mauro Quispe, “Todos íbamos con uchpa mezclado con ají, huarcas,
piedras, palos. Con todo eso ibas a pelear. Allí salían heridos, con la cabeza rota,
ensangrentada, pero no hubo muertos.”
La meta des estas peleas no fue matar, en absoluto. De hecho, en Uchuraccay se
recuerdan el año cuando una familia excedió los límites de la pelea, llegando a matar a un
Siembra Democracia/Theidon 121
adolescente de catorce años por machucar su cabeza con una piedra. Las autoridades
comunales recogieron a los culpables y los llevaron a Huanta para denunciarles.
Planteamos que estas peleas casí ritualizadas y finitas en términos
espaciotemporales fueron parte del mantenimiento del orden social — no una amenaza a
tal orden. Sin querer caer en una lectura funcionalista, parece que estas peleas brindaron
un espacio para canalizar y expresar los resentimientos y rencores accumulados dentro de
ciertos parámetros. Reiteramos que la violencia no fue ajena al orden social; más bien,
fue parte de su mantenimiento.
Cuando hablamos de resentimientos, pensamos en los conflictos eternos de los
linderos, y las grandes brechas económicas en estas comunidades. Por ejemplo, en
Uchurraccay antes de la violencia política, la discrepancia entre las familias ricas y
pobres era enorme. Por ejemplo, la “gente humilde” contó con un promedio de ocho a
doce cabezas de ganado, en contraste con la “gente grande” y su promedio de cien a
ciento-cincuenta cabezas41. La economía fue canalizada por medio de las familias y los
patrones del matrimonio, tentándonos a utilizar la palabra “dinastía” para referir al
manejo de la riqueza dentro de estas comunidades.
Sin embargo, algo cambió durante la guerra. La violencia dejó de ser un factor en el
mantenimiento del orden social; más bien, la violencia letal alteró el orden social
mientras que los campesinos comenzaron a participar en formas de violencia que
pusieron en duda los códigos morales que habían informado la vida social.
Intermediarios
“Por envidia han matado antes en este pueblo. Había mucha envidia. A mi esposo lo han
Antes del conflicto armado ¿Cuándo fue acceptable matar, y matar a quién?
Según nuestras fuentes orales y archivares, antes de la guerra fue excepcional matar.
41
Le agradecemos a Roberto Rojas por conversaciones sobre el aspecto productivo.
Siembra Democracia/Theidon 122
Como insiste Degregori, un lema en el campo fue “castigar pero no matar” (1990). Peña
Jumpa confirma que la sanción límite fue la expulsión de la comunidad y la pérdida del
estatus de “comunero” (1998).
Sin embargo, aunque el matar fue excepcional antes del conflicto armado, había
algunos casos donde aplicaron la “pena de muerte.” Por ejemplo, en Carhuahurán en
1975 o 76, mataron a una familia de abigeos quienes habían ignorado las múltiples
advertencias de las autoridades comunales que debían cesar de robar ganado y
desplazarse hacia otra zona. Sigiuendo un patron común, las autoridades les habían dado
tres castigos y oportunidades de dejar de robar antes de tomar este paso fatal. Cuando el
ex-presidente de la comunidad nos contó la historia de la familia Quispe, terminó
sacudiendo su cabeza y pensando en voz alta: “¿Cómo es que no escucharon, siendo
gentes inteligentes?”
Pero había otra manera de matar que es de largo plazo: la brujería. En cada de las
siete comunidades con las cuales hemos trabajado, existían y existen brujos cuyos
servicios contratan para “arreglar las cuentas.”
Durante nuestros primeros días en esta comunidad, el poder oculto de los brujos
fue plenamente manifesto. Mientras que pasamos por las casas explicando nuestro
proyecto y conversando, varios comuneros y comuneras hicieron referencia al “brujo”, el
hombre más temido del pueblo. Mama Justina vive a una cuadra del brujo, y nos contó
que “Yo le he visto hace tiempo igual como ahora. Su esposa ya está viejita y él nunca
envejece. Cambia del piel como una serpiente — por eso nunca envejece. Él ya sabe
todo lo que estamos hablando ahora.” Aún la privacidad de su jardín amplio no nos
brindó un espacio fuera del alcance de él.
Mama Justina no había perdido un familiar a sus manos — todos sus muertos
dolorosos se deben a la brutalidad de los soldados en aquella matanza. Empero, varias
mujeres, en voz baja, describieron como el “brujo” habían matado a sus esposos. Señora
Leoncia se recordaba: “A mi esposo lo ha matado este “Brujo” haciéndole brujería por
envidia. Su cuerpo le ha hinchado, todo hinchado, y con eso no más ha muerto. Todo su
cuerpo se hinchó hasta morirse el pobre.”
Siembra Democracia/Theidon 123
Martes habían programado una faena comunal para arreglar la carretera para que
puedan pasar los carros, sobre todo para el ingreso a la feria el viernes. Las lluvias
interminables habían empapado la carretara y los montículos de barro a su borde.
Nosotros habíamos llegado a pie al pueblo, varios kilos de barro pegados a las suelas de
nuestras botas. Salimos junto a los hombres quienes se dirigían a trabajar, cargando sus
palas, picos y combas.
Subiendo la curva arriba del cementerio, vimos una figura atras de la cortina de
niebla que cubría el pueblo cada mañana. Al acercarnos, la figura iba enfocándose: fue
nuestro compadre Marcos. Conversamos mientras que caminábamos, nuestros narices
congeladas corriendo más velozmente que nuestros pies. Ni nos recordamos como
tocamos el tema de la brujería, pero una vez tocado, Marcos habló animadamente.
“Antes había muchos brujos aquí. Hay algunos que siguen. Yo tengo odio por los
brujos. A mi mamá le había hecho alcanzar con su brujería. Mi mamá se quejó a las
autoridades. Al comprobar el hecho, le han castigado en el cabildo. Le han colgado, le
han azotado — recién hace dos años. Desde entonces se ha vuelto evangélico, pero quien
sabe la conciencia de cada uno. De repente sigue haciendo.”
“¿Y qué hace?” preguntamos.
“Es que su papá era brujo. Seguramente habrá aprendido. Mi abuelo era
curandero pero él era bueno, realmente curaba, no hacía lo negativo. Me contaba que el
cerro se le había comido a mi abuelo y estaba adentro por seis días. Había todo tipo de
frutas, comidas. Él salió de Rasuhuillca (el cerro más grande en el norte de Ayacucho)
Siembra Democracia/Theidon 124
después de 6 días. Desde allí empezó a curar a los enfermos porque antes no había
posta.” Marcos pausó un momento. “No vayan a decir a nadie lo que les digo porque si
se enteran me pueden hacer alcanzar a mi también. Estos brujos hacen todo por envidia y
no creo que se hayan olvidado porque esto está en su cabeza. Ellos estudian por eso.
Hay mucha envidia aquí.”
Nos parece significativo esta práctica de largo plazo — esta práctica de dañar, a
veces mortalmente, a traves de un intermediario. Cuando pensamos en la omnipresencia
de la envidia en lo que cuentan sobre los orígenes de la guerra, hay que tomar en cuenta
que el arreglo de las cuentas por medio de un intermediario no fue ajeno a sus
experiencias previas al conflicto armado. Indicar a los Senderistas o a los soldados
quienes eran en su contra — aunque la indicación se basó en el odio o venganza en vez
de alianzas con un actor armado u otro — fue una manera de infligir el daño en una
manera menos personalizada.
Queremos quedarnos en la idea de la violencia “despersonalizada” o
“distanciada.” Si la envidia está presente en muchas de nuestras conversaciones,
igualmente presentes son “las capuchas.” La insistencia que “llegaron encapuchados”
parece junto con la pregunta retórica “¿De dónde habrán venido?” Vale examinar la
significación de ambas frases porque nos dicen mucho de como entienden y manejan
psicológicamente tanto la violencia que han infligido como la violencia que han sufrido.
Además, dada la presencia de los perpetradores quienes viven entre ellos, tanto “las
capuchas” como la pregunta retórica “¿De dónde habrán venido?” sirven para mantener
algo de distancia y anonimato donde ninguno de los dos existen.
En varias conversaciones con hombres que por razones obvias querían mantener
su privacidad, nos han contado que “Uno cambia cuando se pone una capucha” — que
“Soy otra persona con la capucha.” En comunidades donde las relaciones sociales están
vividas cara a cara, y en donde la justicia está administrada cara a cara, hay que captar lo
que significa encapucharse y cambiar su identidad. Este proceso de “doblarse” — de
asumir una máscara que permite la aparición de un shadow self — función en dos
direcciones. Permite al agresor de distanciarse de sus propias acciones y delegar tales
Siembra Democracia/Theidon 125
acciones a su doble, y permite a los demás de mantener algo de negación frente a los
perpetradores entre ellos — de no encararse con los perpetradores, un tema que
retomaremos más adelante.
42
“Terror produced a widespread ‘percepticide’ in Argentina: the perceptual organs, too, soon became a
casualty of the engulfing terror.”
Siembra Democracia/Theidon 126
Aún la naturaleza era alterada. En una conversación amplia con don Edgar, sus
ojos brillaban: “Cuando recuerdo, me da ganas de llorar. ¿Qué habrá hecho este pueblo
para que esas cosas pasen? No te miento, pero el sol no alumbraba normal, sino tenía un
color diferente — parecía un castigo.”
Frente al mundo alterado, aún lo que uno veía con sus propios ojos no era
confiable. Otro término omnipresente en nuestras conversaciones es “Hukmanmi
karqani” — Yo estaba de otra forma. Esta sensación de no reconocer a su propio cuerpo
y percepciones refleja las experiencias límites que sobrepasaron los marcos de referencia
que habían ordenado la vida. Uno estaba frente a otros y a uno mismo involucrados en
actividades que desafiaron las normas que daban sentido a la vida humana, un estado
resumido por los muchos campesinos quienes lamentan que “Ya no éramos gente.” Y
escogimos adrede las palabras “estar frente a uno mismo”: había una forma de
alejamiento (desasociación?) expresado por estos varios términos. Otra vida, otra forma,
otro yo.
Entonces, cuando hablan de los años del conflicto armado interno, queda claro
que las normas que regulaban la vida habían cambiado con una velocidad que todavía
están asimilando. Esos años parecen puestos entre parenteses, constituyendo una ruptura
en múltiples esferas de la vida.
“Hablando violencia”
Como hemos planteado, tomar la vida humana antes del conflicto armado fue
excepcional. Por consiguiente, quisimos rastrear cambios en el razonamiento moral y los
conceptos de la justicia. Ambos surgen de la práctica — de nuestras actividades
concretas en el mundo — las cuales moldean nuestras ideas del mundo y nuestro lugar
dentro de ello.
Sugerimos que adoptamos la perspicacia de Falk Moore respeto a los sistemas
legales a un análisis del razonamiento moral. En sus investigaciones sobre el “derecho
consuetudinario” de los Chagga en África, ella enfatiza la temporalidad de la ley,
rechazando como “patentemente falsa…la ilusión desde afuera que lo que ha sido
denominado ‘derecho consuetudinario’ se queda estático en la práctica” (1986:319).
Desde esta perspectiva, el contexto político y económico no es exterior a la ley sino parte
Siembra Democracia/Theidon 127
Esta mañana subí a la casa de nuestro compadre. Junto con María estaban en la
cocina desayunando. Su cocina tan pequeñita y abrigada que parece de los siete enanitos.
Todos entran agachándose o casi de rodillas. Me llevaron al cuarto donde la bebita
estaba durmiendo bien envuelta con frazadas. Nos trajo sopa de carne con arroz y fideos
para calentarnos. Él estaba alimentando bien a María para recuperar las fuerza que había
perdido debido al parto. Había matado un carnero.
Conversábamos mientras que bebíamos a sorbos nuestra sopa. “Era chiquito en ese
tiempo y no me recuerdo mucho. Una vez escuché cuando hacían formación,” contó
nuestro compadre. “Habían acordado a matar a nuestros enemigos. Decían como vamos
a permitir que esos que quieren que les apoyemos nos van a matar. Un día habían venido
a hacer reunión. Uno de esos estaba agarrando granada para que nos maten seguro. La
gente ha reaccionado y la han agarrado a todos y les han matado. Nosotros hemos
sufrido mucho hasta ahora. Cuando me recuerdo me duele la cabeza. Nunca podíamos
quejarnos. ¿A quién ya íbamos a quejarnos si de ambos nos mataban? Los terrucos
Siembra Democracia/Theidon 128
mataban a la gente, decían que éramos yana umas. Así mataban a la gente. Igual venían
los sinchis, decían que éramos terrucos y nos mataban no sé porque sería. Yo era
chiquito, no me recuerdo.”
Es cierto que habían dos ideologías letales que influyeron el escenario. La justicia
comunal que enfatizó la conciliación entre los partidos de un conflicto cedió a las
ideologías que eliminaron la “zona gris” de la jurisprudencia comunal (Peña Jumpa 1998;
Theidon 2003). Más bien, tanto la ideología Senderista como la de las Fuerza Armadas
enfatizó el arrasamiento del enemigo, obliterando la “zona gris” a favor de una lectura en
blanco y negro. Especialmente en las comunidades centrosureñas, citan al
indoctrinamiento Senderista como un factor en la brutalidad que practicaron entre ellos.
La doctrina Senderista introdujó no solamente nuevas justificaciones para matar, sino
también nuevas formas de matar en maneras intencionalmente “espectaculares.”
Además, aunque las alianzas podrían ser borrosas, para los militares no había un
espacio para la neutralidad. Esta manera de pensar fue comunicada en 1998 cuando
entrevistamos a Teniente Valka quien había estado estacionado en Ayacucho y la selva
por diez años durante la “guerra contra la subversión.” Su rotación le había traído una
vez más a Carhuahurán antes de salir hacia la selva para buscar a la guerrilla. Le encantó
entretenernos con sus cuentos de la guerra, contados sin una lágrima porque “Soy un
gitano y los gitanos nunca lloran.”
Nos aseguró que después de todos esos años, algunos de los pagos de
Carhuahurán estaban colaborando con Sendero, y él estaba esperando hasta tener
suficiente información para probarlo. “Deben saber, no hay un medio en esta guerra.
Esta gente están con nosotros, o están con Sendero.” No le dijimos que de hecho había
un espacio liminal para aquellos que simplemente no querían nada a ver con la guerra, o
aquellos quienes constituyeron un creciente porcentaje de los campesinos quienes ya eran
fatigadas por la guerra.
Finalmente, más allá de las doctrinas que militarizaron la vida cotidiana y las
resolución de los conflictos en maneras mortales, recurren a otras explicaciones frente a
las atrocidades que ellos han cometido. Un ex-cabecilla en el centrosur contempló su
Siembra Democracia/Theidon 129
propio pasado con su cabeza agachada: “Habrá sido el aqua que tomamos o quizás la
sangre que corre por nuestro cuerpo. Quizás sea eso que nos haya hecho tan malos, tan
demonios.”
partir de esa fecha que recién sabemos hacer algunas gestiones, gracías a todo lo que ha
43
Véase Tania Vasquez, CITE.
Siembra Democracia/Theidon 130
Por ejemplo, conversamos con el joven Mauro el en centrosur, y nos dijo: “Yo
pienso que fue bueno eso de los guerrilleros, porque gracías a ellos nuestro pueblo es
conocido internacionalmente por la matanza. A veces fue bueno, a veces no.”
Muy vinculadas son las ideas del “reconocimento” y el ejercicio de la violencia.
Al norte lamentan que sus comunidades siempre constituyeron una zona olvidada; sin
embargo, ahora hay una presencia estatal como nunca antes en las alturas de Huanta. Por
medio de la violencia, como ha señalado Husson por el siglo pasado (1992), llamaron la
atención del gobierno nacional. Además, en las historias comunales que han elaborado
en Carhauhurán, Huaychao y hasta un cierto punto en Uchuraccay, son ellos quienes
salieron en defensa de La Patria. Por consiguiente, el Estado les debe por su heroicidad.
Parece que por medio de las alianzas forjadas estratégicamente durante el conflicto
armado, estas comunidades han logrado un acercamiento con el Estado y un nuevo
sentido de la ciudadanía.
La trayectoria centrosureña es otra. Es más común escuchar que la violencia
interrumpió su desarrollo, un proceso que consideran de haber estado en plena marcha.
Para los “menos simpatizantes” en las comunidades centrosureñas, es “culpa de esos”
(los Senderistas) que sus pueblos carecen de servicios y comidades debido al progreso
interrumpido por la guerra.
Empero, aún siendo así, hemos escuchado que gracías a la violencia — o, más
precisamente, a las matanzas — están reconocidos ahora. Este vínculo entre el
reconocimiento y la violencia política se expresa en varias maneras. Por ejemplo, en
Cayara han elaborado una escenificación de la matanza en Qecchua, como aprendimos al
llegar al distrito.
El carro nos dejó en el centro mismo del pueblo, un su parque construido en 2000.
Por una de las esquinas hay un kiosko donde venden comida y den pensión a personal de
MINSA y otros foráneos. De allí murmuraban y nos miraban atentamente. No pudimos
pasar desapercibidos porque teníamos un montón de equipajes. Un señor bajito se acercó
y nos saludó. “Buenas tardes. Ustedes vienen a trabajar a nuestro pueblo seguramente.
Las autoridades habían salido a hacer el Segundo aparque, pero dentro de una hora van a
Siembra Democracia/Theidon 131
“Aquí entre nosotros nos hemos matado. Entre vecinos se señalaban, entre familia. Si
era tu sobrino, tu hermano, si éste era del otro partido, te tildaba de soplón.”
“No sé que les ha pasado a esta comunidad. Para hacer maldad a otro son número uno.”
Limpieza fatal
Nos parece importante reiterar que al principio, había bastante interés en SL y su
discurso revolucionario — aún al norte donde posteriormente elaborarían sus historias
comunales en base de su resistencia contra Sendero.
Nuestras conversaciones en estas siete comunidades indican que había
trayectorias diferentes en la manera de actuar de SL al norte y al centrosur. Al norte,
creemos que se puede hablar de una “revolución cultural.” Es decir, Sendero cerró las
ferias, mató y/o remplazó a las autoridades comunales, “mataron a gente inocente” en vez
de los ricos, adúlteros, y abigeos…en fin, los “sospechosos usuales.”
Al sur no atacaron a las prácticas culturales con la misma fuerza. Más bien,
vivieron en las comunidades, participaron en el ayni, y bailaron en las fiestas. Las
cabecillas eran comuneros y comuneras de lugar, aun que manejan el mismo discurso de
exterioridad.
Al norte, había un cambio por parte de los y las comuneros: ya había una
creciente crítica de Sendero, y también cambios en la constelación de poder en el campo.
Entró la marina en Navidad 1982, y fueron los peores años de la guerra en términos de
muertos, violaciones y desapariciones. Esta represión fue acompañada con una
evaluación por parte de los campesinos del poder de cada sector armado. Aunque
Sendero les aseguró que iban a ganar la guerra con piedras, cuchillos y huaracas, entró un
fuerte elemento de duda. Por supuesto, los campesinos — como cualquier grupo
dominado — están muy atentos a los cambios en las relaciones del poder. Y esta
evaluación le hizo muy claro quien contaba con más potencia de fuego… y quien contaba
con huaracas.
Planteamos que en la cronología de la guerra, esta etapa consistió en “cerrar las
brechas” — en comenzar a construir consenso que sus comunidades estaban en contra de
Siembra Democracia/Theidon 135
Construyendo el enemigo
“Sabíamos que los Cayetanos habían estado dando comida a los terrucos. En su
casa allá en la puna, les dejaron pasar la noche. Sabíamos lo que harían los
soldados si se enteraron. Sabíamos que teníamos que parar eso. Entonces
recogimos a la familia una noche, todos salvo el niño menor, y los llevamos abajo
al río. Les ahorcamos todos esa noche y echamos sus cuerpos en el río. Eso es
como aprendimos a matar a nuestros prójimos.”
— Entrevista, comunidad norteña Ayacuchana, 199844
44
Para más sobre este tema, véase Theidon 2001, 2003.
Siembra Democracia/Theidon 136
coherente, sin contradicciones, sin lógicas múltiples. Las lógicas múltiples admiten las
complejidades de la conciencia contradictoria, “la co-existencia en las mentes
individuales de dos concepciones del mundo (Gramsci 1987:326). Así que la gente
podría ver a sus familiares y vecinos en las columnas guerrilleras que les atacaron,
mientras que también insistieron que los Senderistas no eran realmente seres humanos en
absoluto.
Cuando narran la guerra al norte, utilizan varios términos para hablar de la
guerrilla. Vale examinar estos términos y lo que indican respeto a un cierto tiempo y
lugar. Entre los términos utilizados para describir los Senderistas son: terrucos,
malafekuna, tuta puriq, puriqkuna y anticristos. Cada término refleja la condensación de
inquietudes respeto al maldad y la monstruosidad, también captados por los muchos
campesinos quienes insistían que las Senderistas “habían caídos de la humanidad.”
Terrucos es un derivado de terroristas, y fue prestado del discurso castrense
respeto a los Senderistas. Las fuerzas armadas peruanas condujeron una guerra
contrainsurgente clásica durante la primera porción de los 1980s, y la noción de la
subversión comunista como un cáncer afligiendo el cuerpo nacional fue común. La
Doctrina de la Seguridad Nacional — ese producto genocida de la guerra fría y su
cartografía bipolar — funcionó por medio de una doble visión. La “amenaza comunista”
llego desde afuera, contagiando a los países por medio de la teoría “domino,” pero
también había una contagió interna oculta que fue utilizada para reprimir desistimiento
doméstico. Los campesinos reelaboraron este discurso dentro del marco Bíblico: las
legiones cancerosas de la izquierda aparecen como la “plagakuna” — la gente de la
peste.
La externalidad se recurrió en las políticas estatales y los discursos estatales
también. Recordamos que en un momento, el Presidente Fernando Belaúnde (1980-85)
insistió que los Senderistas tenían financiamiento externo, aunque su constatación fue
falsa (Manrique 1989:144). Sin embargo, el tema de la intervención extranjera fue
elaborada por el ejército como parte de su “acción psicológico.” Se distribuyeron folletos
en el campo, advirtiendo a la gente que existió una amenaza insidiosa de la subversión.
Un folleto retrato los campesinos huyendo, encogiéndose mientras que apuntan a una
bestia enorme con garras --- atrás aparece un soldado llegando para rescatarles. Por
Siembra Democracia/Theidon 137
quienes están fuera de su lugar, sin pertenecer a ningún sitio. Comparte una cierta lógica
con la afirmación que los Senderistas eran piojosos. En adición al ilustrar una
preocupación con la pureza categórica (Douglas 1966), hay otro elemento referenciado
por esta imagen.
Recordamos muchas tardes soleadas en los pueblos, cuando se desenvolvieron y
lavaron las trenzas largas y negras. Los familiares se sentarían en sus pellejos,
recogiendo los piojos del cabello entre ellos. Estos son momentos íntimos: las madres
buscan el cabello de sus esposos e hijos, y los niños invitan un hermanito menor de
acercarse, cabello negra cediendo a los dedos. La idea que la guerrilla caminó
interminablemente con cabezas cubiertas con piojos sugiere algo fundamental respeto a
su carencia de vínculos tanto del lugar como con otra gente. Los seres humanos viven en
familias: ¿qué implican estos piojos sobre el estatus de los Senderistas?
Posiblemente no implican sino confirman. En una manera casi burlona, los
campesinos nos dijeron que los terrucos prohibieron el uso de términos familiares; más
bien, todos eran compañero y compañera. Este intento de revolucionar la esfera afectiva
de la familiar se convirtió en un sitio clave de resistencia. De hecho, en su trabajo con
ex-guerrilla de tres bases Senderistas en Ayacucho y la valle Ene, Del Pino plantea que
“….la familia y la cultura fueron factores que pesaron contra el discurso” de los
Senderistas hasta tal punto que “Las necesidades humanas subvirtieron el orden artificial
Senderista” (Del Pino 1998:159). Recordamos las descripciones de vivir “como
waqcha” — como los pobres, como los huérfanos. Vivir sin familia es vivir en la
destitución material y afectiva.
Categorias somáticas
En adición a los términos ya mencionados, notamos el uso del cuerpo para dar
fuerza somática a categorías políticas — para naturalizar las alianzas. Muchos
comuneros y comuneras al norte nos contaron que los Senderistas llevaron una marca en
sus brazos, en su mera carne. Queremos relfexionar sobre esta marca y su polivocalidad.
Sugerimos que esta marca condensa varias inquietudes respeto a la maldad. Por
un lado, vivían en una época cuando muchos estaban “de dos caras.” La desconfianza era
muy pronunciada, y uno no podría fácilmente saber con quien estaba tratando. La marca
Siembra Democracia/Theidon 139
permitió leer su maldad en la superficie de sus cuerpos, sus cuerpos mismos leídos como
evidencia. Dado la influencia Bíblica en las historias que han elaborado respeto a la
violencia política, atreveríamos sugerir que pensamos en los dos personajes Bíblicos que
llevaron una marca: el 666 de la bestia, y la marca de Caín.
Nos recordamos la historia de Caín y Abel. Los dos ofrecieron sus obsequios al
Díos, que preferió lo de Abel. Enrabiado, Caín mató a su hermano justo porque Díos lo
había preferido. Cuando Díos preguntó a Caín “¿Dónde está tu hermano?” Caín
respondió “Yo no soy el guardiano de mi hermano.” Como castigo, Díos sentenció a
Caín de vagar el mundo por siete generaciones, llevando la marca en su cuerpo para que
todos lo reconocieran.
Sugerimos que esta fratricida original resuena en estas comunidades donde hablan
de “como matamos entre prójimos.” Nuevamente, parte del dolor particular de una
guerra civil es justo la proximidad del enemigo, en todos los sentidos de la proximidad.
Un ejemplo fuerte: conversábamos con una señora en el norte cuya yerna es la hija del
hombre quien mató a su esposo. Como dice la señora, “Tengo que quererla como yerna,
pero a veces es difícil olvidar….” su voz apagándose frente a tal dificultad.
Entonces comenzaron a matar entre ellos y ellas, y por un tiempo fue una manera
de construir “comunidad.” De hecho, algunos en una comunidad norteña nos han
comentado que sus casas siempre se habían deslizado por la pendiente aguda que corre
por el largo de su comunidad. Pero como nos comentaron, “una vez que comenzamos a
matar a los terrucos e enterrarles por abajo, nuestras casas dejaron de deslizarse.” Parece
que matar a los terrucos fue una manera de fortalecer a su comunidad, metafórica y
literalmente.
Como hemos planteado anteriormente, uno cambia cuando se pone una capucha
— y dejando encapuchados a los demás es una estrategia de procesar y encararse más
lentamente con lo que han hecho. Examinaremos detalladamente la figura del
“encapuchado” cuando hablamos de la vida tensa en las comunidades centrosureñas.
Como modo de resumir, tanto al norte como al sur, construyeron a los Senderistas
como “otros.” A veces aún eran gringos, dando a esta distancia deseada un componente
Siembra Democracia/Theidon 141
Ley de Amistad
Cuando subimos la curva aguda que sale del pueblo, nos contó que los comuneros
habían sido reclamando la carretera desde 1949, y fue solamente debido a su persistencia
y labor que por fin llegó la carretera en Carhuahurán. Originalmente la municipalidad
había pensado en construir la carretera por el otro lado de la quebrada, pero los
comuneros de Carhuahurán protestaron, marchando hasta Huanta e instalándose en el
consejo hasta que el alcalde les recibió. “Que lío fue esta carretera,” don Lunasco
suspiro. “Tuvieron que cavar un túnel, y el túnel comía a la gente. Por fin abandonaron
la idea del túnel y dirigieron la carretera por una pampa. Pero apareció una laguna llena
de pájaros, y al agua desbordó la orilla cuando la gente intentó cavar la carretera.
Demoró años para cavar esta carretera.”
“Don Teofilo, ¿cuándo salió usted para Lima?” le pregunte.
“Salí antes del peligro,” respondió, quedándose en Lima e enviando ayuda cuando
era posible.
“Ah, hay mucho más apoyo ahora, no? La carretera, la escuela,” mi pregunta
apagándose.
Don Lunasco reconoció el cambo: “El Chino ha hecho algunas cosas buenas.
Pero está vendiendo el país al Japón. No vamos a quedar con nada cuando termina.”
Don Lunasco sacudió su cabeza con asco. “También, El Chino gana $50,000 el mes. Los
congresistas ganan $1,000 por mes. Es absurdo!”
Yo incliné mi cabeza. “Hay mucha corrupción el la política, no? El tiró su cabeza
por atrás — “Ah, demasiado.”
Cuando descendimos la cuesta a Pukaqasa, tanto Eucebio como Don Lunasco
indicaron los sitios donde habían ataques Senderistas. El paisaje fue un croquis de
escenarios de guerra. Eusebio indico varios cerros donde había escapado con su vida
cuando las rondas persiguieron a los terrucos. Don Lunasco sacudió su cabeza, “Tantos
campesinos se murieron aquí.” Todos nos sentamos en silencio por algunos minutos,
mirando las pampas desoladas postrándose a los pies de los cerros.
Llegamos a la comunidad de Chaka y bajábamos para comprar gaseosa y buscar
varios arbustos discretos. Subimos nuevamente en la cabina, y quise escuchar más sobre
la opinión que don Lunasco tenía de El Chino. La escuela nueva en la ladera me proveyó
la oportunidad de seguir. “Fujimori ha auspiciado muchas obras, no cierto?”
Siembra Democracia/Theidon 143
“Sí, pero roba demasiado. Y hay esta Ley de Amistad.” Don Lunasco resopló y
puso sus ojos en blanco.
Me demoró un poco para entender. Lentamente me daba cuenta que Don Lunasco
estaba hablando de la Ley de Amnistía que Fujimori había promulgado en 1995 a pesar
de las protestas masivas.
¿Y qué opina usted de esta Ley de Amistad?” le pregunte.
Don Lunasco pensó por un momento antes de responder. “Bueno, es un modelo
total Católico. Ah, no debes castigar a nadie nunca más. Tienes que perdonar a todo el
mundo. Ya no vale la pena denunciar a alguien o quejarse” Se encogió sus hombros y
miraba por la ventana.
Esperaba un poco antes de preguntarle, “¿Y qué piensa? ¿Es una cosa buena o
mala?
“Pues,” pausando, “supongo que está más o menos.” Sacudió de nuevo su cabeza.
“Ley de Amistad. En estas comunidades tienen sus propias prácticas.”
Algunas palabras para explicar. Como todos los campesinos con quienes hemos
trabajado, el idioma materno de don Lunasco fue Quechua. Aunque él habló castellano
por haber vivido tantos años en Lima, fue un castellano conversacional. Sin duda él
puede funcionar en castellano — él que se mueve los documentos en Lima — pero hay
una gran brecha entre “funcionar” en un idioma y entender el lenguaje esotérico de la ley.
La gran mayoría de la gente al norte obtiene sus noticias por medio de la radio,
dejando amplio espacio para la interpretación. Es muy común haber un grupo de
personas sentadas alrededor de una radio, su antena oxidada inclinándose a varios
ángulos en la búsqueda de una emisora. Normalmente hay un traductor designado quien
provee un resumen de las noticias en Quechua. Sí, hay dos emisoras radiales en Quechua
que emiten desde Huanta, pero escuchar a las noticias en castellano es una fuente
importante tanto de la información como del prestigio. La capacidad de aceder a recursos
extra-locales de la información en el idioma nacional es una forma de poder. El traductor
es un “portero de la información,” y él da a las noticias su propia perspectiva. Nuevas
palabras — amnistía, refugiados, privatización — son escuchadas en tal manera que
“hacen sentido” tanto al “portero” como su audiencia. Por consiguiente, “amnistía:”
Siembra Democracia/Theidon 144
45
“Retribution as a requirement for reconciliation is a pillar of the fundamental covenants governing both
Judaism and Christianity — a fact of religious history that has frequently been ignored by Christian
theologians intent on proving the superiority of Christian mercy to Judaic vengeance.”
Siembra Democracia/Theidon 145
46
“In much nineteenth-century evolutionary thought, religion was considered to be an early human
condition from which modern law, science, and politics emerged and became detached.”
Siembra Democracia/Theidon 146
Practicando la justicia
Entre los lamentos comunes que se escucha en el campo figura “Hay que imponer
order acá.” En nuestras investigaciones previas y actuales, quisimos entender como la
gente implementa un order moral que permite la rehumanización de sus antiguos
enemigos, y también a si misma. ¿Cómo es que la gente intentan remoralizar su mundo?
¿Cuáles son los recursos que mobilizan en el proceso esporádico, imperfecto e
incompleto de reconstruir la vida social?
Cuando preguntamos a la gente en estas siete comunidades sobre la violencia
política y cómo les afectó, nos hablaron de sus relaciones tensas y conflictivas — los
antepasados enojados, los vecinos envidiosos quienes habían echado una maldición, los
llakis que llenan el cuerpo con dolor, los ex-enemigos cuya presencia en el pueblo irrita
el corazón, y la tierra misma que agarra a la persona que pisa descuidadosamente donde
no se debe pisar. Es un paisaje social volatil, y los recursos culturales son mobilizados en
el servicio de reconstruir la vida social y la sociabilidad. Por consiguiente, hemos llevado
a cabo una etnografía del castigo, el perdón y la reconciliación — un estudio de la
militarización y la desmilitarización de la vida cotidiana.
Muchos estudios sobre los procesos de paz y la reconciliación se quedan al nivel
macro. No negamos la importancia de tales estudios. Sin embargo, con frecuencia los
procesos de paz, las “transiciones a la democracía,” y la reconciliación son poco más que
la reconfiguración de los pactos de gobernabilidad o dominacíon entre elites (Huntington
1991; O’Donnell and Schmitter 1986).
En el ruedo internacional actual, las comisiones de la verdad y la reconciliación
nacional han emergido como los modelos predominantes para construir el estado-nación
después de periódos sostenidos de la violencia estatal. Empero, hasta la fecha ha habido
escasas investigaciones etnógraficas sobre los puntos de descoyuntura (disjuncture) entre
las nociones “populares” de la justicia, el perdón y la reconciliación, y las maneras por
las cuales los regimenes transicionales y sucesores desplegan estos conceptos.
De hecho, en su estudio sobre la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Sud
Africana, Wilson argumenta que, “La incapacidad de traducir el proyecto de la
reconciliación nacional en la reconciliación local resultó de la falta de algún mecanismo
Siembra Democracia/Theidon 147
47
“The inability to translate the national reconciliation project into local reconciliation resulted from the
lack of any dispute-resolution mechanisms within the TRC framework to negotiate the return of former
‘pariahs’ to the community. In main areas of conflict, the TRC became a ritualized performance with little
accompanying organization on the ground to actually implement its grand vision of reconciliation.”
48
“Popular justice refers to systems for handling cases that are less bureaucratic than more, less closely
connected to the state rather than more, less reliant on legal experts and more on lay people, less inclined to
Siembra Democracia/Theidon 148
rituales y formas del lenguaje utilizados en la justicia popular derivan del derecho estatal”
(Merry y Milner 1993:5)49.
Un conceit del estado moderno es su secularidad, y el “rule of law” es el sello de
la modernidad. Empero, la teología de la ley y la política revela orígenes comunes, y
prácticas y símbolos compartidos. Como Duce y Pérez Perdomo constata, “El proceso
penal Latinoamericano ha sido tradicionalmente definido como un proceso ‘inquisitorial,’
en el cual el juez y el fiscal son uno” (n.d. 3). Por consiguiente, “Los códigos
Latinoamericanos del procedimiento penal, aunque adoptados por la mayoría de los
países en la segunda mitad del siglo diecinueve — es decir, después de la reforma en
Europa — permanecen vinculádos a la tradición inquisitorial previa” (Ibid, 6). Este
origen Católico compartido resuena con la crítica de Moore sobre los “modelos de
articulación” por implicar que “los elementos que originaron en un sistema se quedan
dentro de él aun cuando el contexto general ha cambiado. Inherente a la idea misma de la
articulación es una suposición de la distinción continua y la separación del sistema
original (Inherent in the very idea of articulation is a presumption of continuing
distinctness and separateness of the original system). El perjuicio retrospectivo puede
crear obstáculos intelectuales por el análisis de ‘combinantes integrados’ (integrated
combinants)” (Moore 1986:322)50.
Además, estamos interesados no solamente en el pluralismo legal como el
mezclar de los sistemas legales “indígenas” y nacionales, sino en el pluralismo legal
entendido en términos de las múltiples estrategias que la gente practica en una búsqueda
difícil y continua por la justicia. Sugerimos que el pluralismo legal opera en una manera
muy parecida al pluralismo medico: ciertas formas de adjudicación se consideran
rely on legal forms of discourse and more on the discourses of the world outside the legal system, and less
focused on rules and consistency. ”
49
“…many procedures, symbols, rituals and forms of language used in popular justice derive from state
law.”
50
This shared Catholic origin speaks to Moore’s critique of “articulation models” for implying that
“elements that originated in one system remain in it even when the general context has changed. Inherent
in the very idea of articulation is a presumption of continuing distinctness and separateness of the original
system. The retrospective bias can create intellectual obstacles for the analysis of integrated combinants.”
Siembra Democracia/Theidon 149
fuente del progreso como de la opresión” (P. Harvey 1991:5). Para aquellos que habitan
las márgenes del estado-nación, mirando hacia el Estado para la justicia no es
necesariamente su primera inclinación.
Mientras que los análisis de la gobernamentalidad interrogan al estado en su
modalidad racional-burocráctica, lo que es oscurecido es el estado en sus otros registros.
Como plantea Aretxaga, el estado no se manifiesta solamente por medio de “las reglas y
las rutinas burocráticas, sino por medio de un mundo de la fantasía completamente
narrativizada, e imbuido de afecto, miedo y deseo que lo hace, de hecho, una realidad
plausible” (Aretxaga 2000:52)51. El Estado caprichoso, horrendo, a veces benévolo, a
veces maligno provoca a los campesinos de seguir combinando varias rutas para buscar la
justicia, determinando para que sirven el estado y sus representantes y, al contrario, para
que no sirven. La conciencia legal popular incluye un entendimiento del estado como
protector y agresor, lo cual informa el uso de los mecanismos comunales para solucionar
los conflictos que les permite a los campesinos tanto aceder como limitar la fuerza
máxima del aparato legal estatal.
51
As Aretxaga argues, the state does not materialize only through “rules and bureaucratic routines, but also
through a world of fantasy thoroughly narrativized, and imbued with affect, fear, and desire, that make it, in
fact, a plausible reality.”
Siembra Democracia/Theidon 151
“Mientras que su poder aumenta, una comunidad cesa de tomar tan seriamente las
comunidad aumentan, la ley penal siempre se pone más moderada; cada debilitamiento o
poniendo en peligro de la primera lleva consigo una restauración de las formas más duras
de la segunda. .ni que decir tiene que la compasión permanece el privilegio del hombre
Una vez que la sensación de vivir sin defensa frente a los Senderistas bajó, se
abrió un espacio para reelaborar patrones de la administración de la justicia comunitaria
que había normado a la vida antes. La lectura blanca y negra se flexibilizó, cediendo
espacio a la zona gris que había operada dentro de la justicia comunal.
Pruebas de la conciencia
La primera persona quien nos habló de los arrepentidos — los ex-Senderistas —
fue mama Margarita. Estábamos familiarizados con la Ley de Arrepentimiento que el
antiguo presidente Fujimori promulgó como parte de su campaña por erradicar a Sendero
Luminoso. Integrantes de la guerrilla tenían la oportunidad de arrepentir, entregarse, y
recibir una condena de carcel modificada si “nombraron nombres.” Esta estrategia
contrainsurgente tuvo como resultado la entrega de unos 6,300 combatientes. Empero, el
proceso de denunciar supuestos Senderistas resultó en la detención de mucha gente
52
“As its power increases, a community ceases to take the individual’s transgressions so seriously, because
they can no longer be considered as dangerous and destructive to the whole as they were formerly: the
malefactor is no longer ‘set beyond the pale of peace’ and thrust out; As the power and self-confidence of
a community increase, the penal law always becomes more moderate; every weakening or imperiling of the
former brings with it a restoration of the harsher forms of the latter…it goes without saying that mercy
remains the privilege of the most powerful man, or better, his — beyond the law.”
Siembra Democracia/Theidon 153
inocente quienes eran acusados falsamente y encarcelados. Algunos han sugerido que la
Ley de Arrepentimiento funcionó como una caza de brujas que permitió a los Senderistas
de incriminar a los “enemigos de la revolución”.
Pero mucho antes habían referencias a los “arrepentidos” en las cartas enviadas
por los commandantes militares al Ministro del Estado y al Prefecto en Ayacucho poco
después de la Guerra de la Independencia cuando los campesinos de los “territorios
Iquichanos” continuaron luchando en alianza con la Corona Española (Husson 1992).
Después de la “campaña pacificadora” llevada al cabo para “conquistar esta región
marginal de la nación” (Ibid, 45), Coronel Vidal escribió una carta tranquilizadora
indicando que “[los indios] están reunidos con nosotros, y arrepentidos de los engaños
que han sufrido por los caudillos, por lo que creo que esta quede tranquilo para siempre.”
El término también aparece en el código legal Peruano, precediendo el uso del
arrepentimiento como una herramienta contrainsurgente. Por ejemplo, en el Diccionario
Razonado de Legislación y Jurisprudencia (Escriche 1918), el arrepentimiento aparece,
definido en tal manera que borra la distinción entre las connotaciones legales y religiosas
de la palabra: Arrepentimiento — A pesar de haber hecho algo, el deseo de anular,
rescindir, revocar o remediar lo que uno siente que ha hecho” (Ibid, 249). Escriche nota
que en términos del crimen, el arrepentir disminuye el grado de criminalidad, lo que
posteriormente debe disminuir el castigo. Empero, para producir este efecto, el
arrepentimiento debe ser voluntario, oportuno y manifestado en actos externos (Ibid,
250). Por consiguiente, el lenguaje del arrepentimiento tiene una larga historia, tanto al
nivel nacional como local — y en sus registros religioso y legal.
Arrepentimiento
Fue mama Margarita quien nos contó como los malafekuna habían llegado a su
pueblo. Ella tenía el don de hablar. No solamente contó sus historias sino las realizaba.
Sus husos se convirtieron en cuchillos apretados contra su cuello para demostrar como
los Senderistas le habían amenazado. Ella envolvió nuestras chalinas alrededor de
nuestras cabezas para ilustrar como la guerrilla habían escondido sus caras con capuchas,
solamente dejando visibles sus ojos crueles. La historia se resucitó en su tienda — y
parte de esa historia trato tanto de aquellos que habían caído de la humanidad, como de
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aquellos que habían llegado a la comunidad, rogando por entrar de nueva en una
comunidad humana.
“Se arrepintieron por el sufrimiento que aguantaban allá en los cerros,” nos contó.
“Ah, como sufrieron, día y noche, en la lluvia, siempre caminando. Entonces bajaron a
los pueblos. Comenzaron a pensar en bajar de la puna. ‘Bajaré y me presentaré,’ dijeron.
‘Seguramente los comuneros no me matarán,’ pensaron ellos.”
“¿Y qué pasó cuando llegaron aquí?” le preguntamos. “Qué dijeron?”
“Llegarían diciéndonos que habían sido engañados, forzados a matar, siempre
caminando --- ‘Perdóname’ rogarían. ‘Perdóname,” rogarían a la comunidad.
Pasamos varias horas mientras que Margarita describió en detalle como recibieron
a los arrepentidos.
“¿Van a dejar de ser así?” les preguntaron. Si iban a dejar, les aceptamos. “Pero
cuidado que no dejen entrar a los Senderistas.” Les preguntamos una y otra vez,
“Van a dejar entrar a los Senderistas? Ellos prometieron que no. Les
preguntamos si podrían olvidar que habían aprendido a matar. Ellos prometieron
que sí. Entonces, preguntando y preguntando, ellos les aceptaron. Pues,
runayaruspanku (podrían ser gente de nuevo), eran tranquilos y no iban a volver
al Senderismo. Estaban vigilados, ellos estaban vigilados por donde posiblemente
irían, noche y día. Y si no volvieron, entonces eran común runa igualña — gente
común como nosotros.”53
Quisimos saber más. Pensaba en las quejas que habia visto en los pueblos. “Les
castigaron? ¿Les pegaban cuando llegaron para arrepentirse?
Margarita asentía con su cabeza. “Ah sí, las autoridades les chicotearon en
público. Fueron chicoteados, advirtiéndoles lo que les iba a pasar si decidieron volver.
Chicoteando, ellos fueron recibidos aquí.”
También intentaba captar algún sentido de cronología. No es una exageración
decir que ninguna mujer con quien hablamos utilizo fechas cuando narraron sus vidas, la
guerra — las fechas no entraron en sus narrativas. Entonces preguntamos sobre los
53
Más adelante examinaremos su uso de la tercera persona plural, y como refleja el género de quienes
tomaron las decisiones respeto a que hacer con los arrepentidos --- las autoridades comunales, todos siendo
hombres. Cuando ella se mueve entre prenombres, indica mucho sobre el ejercicio del poder dentro de
estas comunidades, y como este ejercicio sigue el eje de género.
Siembra Democracia/Theidon 155
soldados, por que su presencia sostenida en la base comenzó en 1985. Ella respondió,
“Los soldados estaban listos para matarles. Les mataron. Es por eso que los arrepentidos
pidieron a la comunidad que no dijeran nada a los soldados. ‘Por favor, no les digan nada
o me van a matar.’ Eso es como rogaban, ah rogaban mucho, llorando. Entonces, no
dijeron nada a los soldados. Los soldados mataron, aun a los niños, las mujeres --- les
mataron. Por abajo en el cañón, enterraron a muchos de ellos. Para matarles, los
soldados les hicieron cavar un hoyo. Una vez que les mataron, les enterraron allá.
Cuando se reventaron las balas, nosotros diríamos ‘Se termina, han matado a los pobres.”
Quisimos seguir las decisiones tomadas respeto a entregarles a los soldados.
“¿Cuándo es que la comunidad mató a los arrepentidos y cuando les aceptó?
Margarita explico, “Cuando se arrepintieron, entonces les aceptaron. Cuando no
querrían arrepentirse, les entregaron a los soldados. Cuando rogaban, llorando, llorando,
ellos les pegaban con chicotes y la gente aquí les entendí. No les podían matar. Común
runakuna (gente común) no les podía matar.”
En ese momento me puse a pensar si la compasión era restricta a los arrepentidos
de lugar. “?Solamente aceptaron a los arrepentidos de lugar o de otros pueblos también?
“De otros lugares pues. Cuando se arrepintieron, se quedaron aquí como si fueran
de aquí. Qinan llaqtayarun (convirtiéndose en paisanos), ellos se quedaron aquí y no
fueron a otros sitios. Entonces se quedaron y hasta ahora, sin ir a la selva, sin ir a
Huanta, a ningún sitio. Como si fueran de este pueblo — se quedaron. Entonces nos
vivíamos juntos si eran tranquilos. Runayarunkuña (convirtiéndose en seres humanos
ya), no más Senderistas. Dijeron ‘Si estaba caminando con ellos, es porque me llevaron
con cuchillo, con balas, con amenazas.’ Temiendo por sus vidas, se quedaron aquí.
Como habían sufrido, caminando por la noche, con lluvia y sin lluvia, comiendo o no
comiendo. Por temor es escaparon y se entregaron aquí a esta pueblo.”
“Mama Margarita, “¿cuándo se entregaron, eran solos?”
Ella sacudió su cabeza. “Los hombres se presentaron ellos mismos, con sus
esposas, con sus hijos. Esto es como vivían. Siempre escaparon hombre-mujer. Cuando
un hombre se presento solo, después volvería para traer a su esposa e hijos. El hablaría
con las autoridades para que podría traer a su familia.”
“Pero, nunca se escaparon solos?” le preguntamos.
Siembra Democracia/Theidon 156
“Sí, pero cuando llegaron solos los soldados les agarraron y les mataron. O de
vez en cuando les llevaron a Castro (Castropampa, la base militar en Huanta). Pero
aquellos que llegaron con sus esposas e hijos, no.”
El razonamiento fue complejo, y intentabamos entender lo mejor que podíaos.
Margarita se repitió: “Ellos confesarían. Vendrían, pidiendo si podría traer sus familias.
Si llegaron solos, les entregamos a los soldados. Si llegaron solos, había más
desconfianza. ‘Qué tal ha venido solamente para planificar otro ataque?’ pensamos.
Pero cuando llegaron en familia, teníamos más confianza. Podría ser runakuna (gente)
nuevamente.”
por los militares. Los Senderos también diciendo, porque han botado a Martín. Ese
mismo día cuando botaron a Martín, hicieron arrepentir a todas las milicias o que se
vayan. Tenían que arrepentirse para quedarse aquí como comuneros. Ya tenían errores
que tenían que corregir.”
Confesando
Para representar el guión moral requiere más que memorizar las líneas: como los
comuneros me dijeron, “Las palabras tienen que venir del corazón y no solamente de la
boca desde afuera.” Como Margarita y muchos otros dejaron claro, los aspectos
performativos de la justicia son cruciales, y el performance mismo es juzgado.
Confesando, llorando, reparando, pidiendo disculpas, rogando, prometiendo — la
sinceridad dependería en ambas las palabras y las acciones.
A veces, las palabras y las acciones se funden. En su trabajo sobre la sociología
de las disculpas (apologies), Tavuchis plantea que, “Una disculpa es primeramente y
antes todo un acto verbal (speech act)”, y que la disculpa “se ocupa de la pregunta
sociológica fundamental de los motivos para la afiliación en una comunidad moral
designada” (1991: 7). En estas comunidades morales, las narrativas bíblicas informan las
disculpas públicas. Las normas narrativas bíblicas reflejan y moldean a las historias
individuales y comunales --- y los guiones morales que infunden a la justicia comunitaria.
Y estos guiones morales reflejan ambas caras del legado judeocristiano: la restauración y
la retribución (Jacoby 1988).
Además, hay un enfoque en el sufrimiento de los arrepentidos y el uso de los
castigos corporales como parte del ritual de reincorporación. Foucault nos ha hecho muy
concientes del lugar del dolor físico en una economía de la verdad (1979). En estos
pueblos, los comuneros combinan la tradición religiosa de la confesión — la curación de
almas y la reafirmación de la comunidad — con la confesión legal y su necesidad por un
proceso del juzgamiento y el castigo. En estas prácticas jurídicas-religiosas, tanto la
justicia retributiva y la restaurativa están administradas. Hay un lugar tanto por la
caridad Cristiana como la ira justa, y un énfasis en arreglar las cuentas entre los
perpetradores y los demás.
Aquí pienso en los debates sobre el castigo y la disuasión. Podría muy bien ser
que el castigo no disuade al delincuente contemplando el robo o el asesinato; empero,
posiblemente la retribución tiene un efecto disuasorio sobre aquellos que han sufrido
estos crímenes (those who have been wronged). Arendt ha sugerido que es la retribución
y el perdón que rompen el ciclo de la venganza (1958). La administración de ambas la
justicia retributiva y la restaurativa puede permitir la reincorporación de ellos que
vagaban en la puna, lanzados (cast out) de la humanidad.
Siembra Democracia/Theidon 159
construcción psicológica.”
“contractual” suena muy frío y legal: preferiríamos el término “pacto social” porque hay
un aspecto sacramental en la administración de la justicia comunal. De hecho, se dice
que los terrucos “se entregaron” a las comunidad; el mismo verbo se usa para hablar de
aquellos que se han entregado al Dios.
Trabajando juntos
ellos. Sin embargo, reservaron algunas tierras para el uso comunal, dejando esas parcelas
dadas a las “personas recogiadas y otros.” Refirieron a esas parcelas como “volto aroyo,”
significando que se ubicaron al borde del río que corría por debajo del pueblo. Fue en el
cañón abajo donde enterraron a los Senderistas muertos. Mantuvieron muy cerca a los
arrepentidos, y esos cadáveres les harían recordar que ellos habían escapado un destino
similar.
Pero hay algo más atrás de darles tierras. Por un lado, trabajar las tierras
comunales fue una forma de penitencia. Por otro, involucró a los arrepentidos en la
reciprocidad, en las redes sociales. Como nos explico mama Margarita, “Para que podían
trabajar, la comunidad diviso las tierras. Para que podían construir sus casas les daban
tierra, y chakras para trabajar. Todavía están trabajando, y como nosotros están
comiendo. Se han vuelto runa masinchik (gente con quienes trabajamos, gente como
nosotros).”
Runa masinchik — gente con quienes trabajamos — refleja la ideología moral
dominante. Hay un alto valor cultural en la reciprocidad, y se expresa en varias formas
del trabajo colectivo (Isbell 1978; Peña Jumpa 1998). En su estudio sobre el derecho
consuetudinario en el Perú, Tamayo Flores nota la importancia en las alturas de las
formas comunales del trabajo como las faenas y el ayni. Estas formas comunales del
trabajo establecen la interdependencia entre los comuneros quienes participan, y se
practican debido a la geografía dura de la región, la que hace casi imposible introducir la
tecnología. Entonces, acceso a labor comunal es una necesidad para la sobrevivencia,
requiriendo la cooperación entre familias y comunidades.
Empero, tratar a los acuerdos laborales como configuraciones estrictamente
materiales o económicos oscurece las dimensiones simbólicas de estos acuerdos. Ayni
— el intercambio recíproco de la mano de obra — es también un concepto ético:
trabajando juntos y estableciendo obligaciones mutuas hace “buena gente.”54 La
reciprocidad construye redes sociales, aunque con una dimensión jerárquica (Stern 1982)
En adición al involucrar a los arrepentidos en las obligaciones mutuas, dándoles
tierra ilustra otro componente clave en ser “runakuna.” Hacemos recordar al lector los
54
Agradezco a Chema García para una conversación muy informativa sobre el concepto de ayni.
Siembra Democracia/Theidon 163
términos que utilizaron para describir los Senderistas, uno siendo puriqkuna --- ellos que
caminan. Vagabundos transgresivos sin vínculos con un lugar o con la familia son gente
sospechosa. Una forma de “hacer gente” es por medio de “ponerles en si sitio”; por
consiguiente, las tierras eran distribuidas, trabajadas, y había una vigilancia interna para
asegurar que ciertas personas “se permanezcan en su lugar.”
La mancha moral
Una mañana estaban sentadas dos señoras muy jovencitas. Nos acercamos y
Graciela nos dijó, “Si les contara mi vida volvería a llorar recordando esas cosas y no
terminaríamos en un día por que es mucho Pero si lloran conmigo, entonces les voy a
contar.” Nos señalo su casa para pasar más tarde.
Llegamos y ella estaba sentada junto a sus dos hijitas preparando la comida para
llevarle a su esposo que estaba trabajando en la carretera. Nos contaba que durante el
tiempo de la violencia, los terrucos habían matado a su papá, tío, abuela. Yo era chiquita,
tenía creo siete años. Todavía algo me estoy recordando pero no mucho. Una tarde
estábamos aquí. Mi papá estaba en la chacra allá arriba. Estaban preparando
pachamanca. Seguro él les habrá visto que los terrucos estaban entrando y se había
acercado a invitarles papa para que coman. Entonces ellos le han agarrado y le han
matado. Mi abuelita también se acercó a decirles porque le están haciendo a mi hijo lo
que les hizo. Si él es un buen hombre no hace nada a nadie. Le agarraron a ella y
también con piedra en su cabeza le han destrozado. Pero para eso es responsible ese
Pablo. Él había traído a esos terrucos, por culpa de ese a mi papá lo han matado porque
dice estaba en su contra. Mi papá sabía pensar y nunco quiso meterse en esas cosas. Allá
arriba junto a su mamá y su hermano les han matado.” Su voz incontrolada no dejó de
acusar a Pablo. Tampoco pudo mantener su llanto. Nosotros llorábamos para que le
suelten pero ellos nos pusieron de barriga en el suelo y cuando estábamos viendo lo han
matado, le han metido cuchillo en su pecho. Salía sangre y uno de esos poniendo su boca
en su pecho, tomaba la sangre levantando su capucha. Recuerdo su cara llena de sangre.
Cada vez me acuerdo de esas cosas lloro, no puedo hacer nada. Hemos quedado
huérfanas. Solo mi mamá tenía que manternesnos, escapándonos en los cerros con la
ropa que estábamos puestas en el frío, de hambre. Veía a mi mamá chakchar coca y eso
hacíamos nosotros también. Esa fecha pues nos hemos quejado a la base que el
responsable era Pablo. Le han llevado y delante de nosotros ha aceptado, y prometío en
mantenernos. Trabajar nuestrs chacra porque por su culpa habíamos quedado huérfanos.
Pero nucna ha cumplido. Ahora ya no existe ese documetnos, lo han quemado esos
terrucos. Solo después de un año en su quinto día nos trajo un carnero diciendo, ‘Tomen
Siembra Democracia/Theidon 165
esto. Por culpa mía pues ha muerto su papá.’ Qué voy hacer, y a pues que sería ya
castigo si valor runapa manam kanchu (no tienen precio la vida del hombre). “
“¿Y ahora cómo le ves? ¿Es posible perdonarle?” preguntó Edith.
“No. Si me pediría perdón yo le perdonaría. Pero nunca lo hizo y tampoco ha
cumplido con nosotros.”
“¿Si te pidiera perdón, lo perdonarías de corazón?”
“Sí, porque Jesucristo también ha perdonado a los que le han matado. Yo también
le perdonaría. Pero no sabemos si él lo va hacer porque ahora siempre nos hace
problema. Qari qinaña qinakun (Como gran hombre todavía es). Siempre nos está
ofendiendo.”
tiene que venir del corazón y no desde la boca afuera.” El perdón sale del corazón, y
nadie le puede forzar. Mientras que las autoridades locales han administrado la
reconciliación — según la ideología de la harmonía (Nader 1990) que caracteriza estas
comunidades — nadie puede “legislar” el perdón: es un estado subjetivo y emocional.
Pampachanaykuy
Hay una “ecuación” que infunde el trabajo de las Comisiones de la Verdad. En
esta ecuación, más memoria=más verdad=más sanación= más reconciliación. No
sabemos porque creemos así, pero es cierto que esta lógica guia las comisiones y, más
allá, la política de la memoria que caracteriza nuestra época histórica.
Nos gustaría problematizar esta idea de “total recall”, una idea que se ha
convertido en un “artículo de fe” dentro del discurso de los derechos humanos. Nuestro
trabajo del campo nos hace pensar en la alquimía compleja de la memoria y el olvido que
funciona al nivel local — pensar en el papel del olvido (que puede consistir en recordar
otra historia) en el proceso de vivir juntos nuevamente después de la violencia tan
íntima.
Un aspecto del discurso del olvido que manejan es “pampachanaykuy.”
Literalmente significa “enterrar algo entre nosostros,” y refiere a las prácticas que hemos
seguido en las comunidades norteñas. Frente a las autoridades comunales, los partidos de
un conflicto hablan hasta llegar a un acuerdo (acta de conciliación) , y tal acuerdo
significa que han “enterrado” la queja entre ellos.
Por ejemplo, en 1987, firmaron Actas de Reconciliación entre Carhuahurán,
Huaychao y Uchuraccay. Los ronderos de una de éstas comunidades habían entrado a las
dos comunidades vecinas, sacando, robando y tildándoles de terrucos. Al modo similar,
los comuneros vecinos habían entregado a algunas de las autoridades a los militares para
castigarles. Entonces, los comuneros hicieron el pampachanaykuy para frenar el ciclo de
acusación y venganza entre ellos.
Esta práctica — y el papel del olvido en los procesos locales — fue un tema en la
siguiente Asamblea Comunal.
Siembra Democracia/Theidon 167
Esta mañana esperábamos la llegada de las autoridades de los pueblos vecinos para
inciar una asamblea para presentarles los acuerdos que ya se habían tomado en la reunión
anterior.
Estábamos fuera del cabildo, con su cruz de madera colocada en la pared. El cabildo
es donde administran la justicia, colgando por sus brazos a los culpables frente a la cruz.
Los comuneros llegaron uno por uno, sus mantas agarradas alrededor de sus hombros,
abrigándoles del frío penetrante. Ya habíamos conversado plenamente respeto al frío,
decidiendo que nos habíamos encontrado con un frío visible. Por las noches, vimos el
frío entrando por abajo de la puerta, la neblina flotando tras el suelo de tierra buscando
nuestro pies. Vimos la neblina envolviendo nuestros pies, subiendo a las rodillas para
colocarse en el tuétano de nuestros huesos.
Don Savino, presidente de la comunidad, llegó, saludando a los comuneros que
ya habían reunido. Le preguntamos si habían hecho el pampachanaykuy (“enterrar algo
entre personas o entre grupos”) después del tiempo del peligro. “No,” respondió, “Eso
nunca hemos hecho.” Nos soprendió, por que otros nos habían dicho que firmaron un
Acta de pampachanaykuy en 1987 con los pueblos vecinos, entre Carhuahuran y
Uchuraccay.
“Don Savino, ¿por qúe no lo hicieron?”
“Solo en la iglesia, cada uno lo hace pero no en el pueblo, frente a todos,”
contestó.
Edith exploró más. “¿Sería bueno o no si ustedes lo harían?”
Don Savino esperó un momento antes de responder. “Sí pues, sería muy bueno
hacer con todos porque hasta ahora no hubo esas cosas y siempre estamos peleando.”
“Ya. Entonces, esta sería la reconciliación entre ustedes. Con el gobierno, ¿cómo
sería?”
“Nada pues con ellos, si la base no nos ha hecho nada a nosostros. Una vez nos
invitaron a un taller en Lima. De todos los pueblos fuimos las autoridades. Allí, los de
Vilcashuamán se quejaba que los militares les habían matado — a toda la gente, niños,
todos. Yo les decía ‘¿Cómo les va a matar por gusto? Seguro ustedes habrán sido
terrucos pues. Por eso lles han matado. En cambio, a nostros nos han matado los
Siembra Democracia/Theidon 168
enemigos, esos Senderistas,” nos contó Don Savino. “Yo les dije eso y no me han
respondido nada.”
Don Savino llamó nuevamente a los comuneros, para que vengan a la asamblea.
“Hay otra cosa. Con ellos (los enemigos) ¿cómo vamos a hacer pampachanaykuy? Ya
habrán muerto todos. Aquí en el pueblo no hay nadie.”
“Pero ¿sería bueno hace un pampachanykuy con las comunidades que siempre
han estado en peleas desde antes?”
“Claro pues, así nosotros podemos apoyar entre comunidades y exigir al gobierno
más apoyo, todos juntos. Pero sería bueno que ellos vengan aquí y juntos hagamos
pampachanaykuy. Igual nosotros podemos ir allá, a sus comunidades. No es bueno que
solo vengan dos personas. ¿Para qué sirve dos? Tiene que ser toda la población, pero
como son muchos, sería mejor las autoridades, el presidente comunal, teniente
gobernador, presidente de autodefensa, presidenta de club de madres, de APAFA —
todas las autoridades. Así todos vendrían y sería bueno. Pero alguien debería hacer esto
así, como ustedes. Ya que conocen como vivimos, como sufrimos. Por que si es solo
entre nosotros, nadie hace caso — no se podría. Si ustedes están por Carhuahurán o
Uchuraccay, hablen con ellos igual y nos mandan un oficio diciendo que vamos a hacer el
pampachanykuy,” agregó don Savino.
Dos horas después, comenzamos la Asamblea Comunal con don Rafael Sanchez
presidiendo. Inició llamando la lista de los asistentes, e imediatemente inciaron las
críticas respeto al Sr. Alberto por haber hablado en la faena de la carretera que deben
quitar a las autoridades de sus funciones. Acusó al actual alcalde, de estar acaparando las
decisiones de la comunidad.
Don Isac se paró, dirigiéndose a los y las comuneros congregados en la pampa.
“Señores, yo no estoy acaparando las decisiones de la comunidad. Simplemente hubo
una descoordinación. Pero debemos hablar claro delante de la persona y no atrás.”
Don Rafael intervinó, diciendo “Don Alberto, ya eres viejo. Esas cosas no se
debe hablar detrás de uno. Es un error que tienes que reconocer. Hay que vivir ya pues
tranquilos, sin estar criticándonos. Por el favor de Díos nosotros no estamos muertos,
puesto que somos la sobra de la guerra. Debemos vivir como musaq runakuna — como
nueva gente.”
Siembra Democracia/Theidon 169
Con esos comentarios, se solucionó el impase para continuar con el tema central:
a cual de los Consejos Menores iban a pertenecer. Con este tema, comenzaron a hablar
de los años de la guerra y las relaciones entre comunidades. Varios comuneros
expusieron sobre los méritos de pertenecer a un centro poblado, pero no antes de haber
conversado ampliamente la historia conflictiva entre comunidades. Las autoridades
pidieron las opiniones de los comuneros quienes estaban en contra . Don Teodoro
comentó que “Mama Senobia estaba diciendo que esa comunidad a la cual pretendian
pertenecer, en los años de la violencia no nos dieron nisiquiera comida, a pesar de que
pedíamos a lágrimas — nadie se compadecía. ¿Cómo vamos a pertenecer allá?” Varios
comenzaron a hablar a la vez, recordando el tratamiento que habían recibido de esa
comunidad durante la violencia.
Don Rafael recalcaba: “Hermanos, siempre hemos estado en envidia, en egoismo.
Ahora hay que olvidar. ¿No habíamos dicho para olvidar? Hay que perdonarnos. Esas
cosas ya han pasado. Pampachanakasun ya — esas cosas ya hemos olividado que están
recordando. Firmamos un acta para olvidar. ¿No se recuerdan?”
Isac también se paró, agregando: “La señora Senobia está diciendo como vamos a
pertenecer allá si esos nos han tratado mal — ni agua con sal nos han dado. Pero ya pues,
esas cosas hay que olvidar. Ismusqa qina kachkan — eso está como podrido. Ya no hay
que recordar esas cosas.”
Hay una cierta ironía en hacerles recordar lo que habían decidido olvidar. Sin
embargo, es un tema que resuena en cada comunidad donde trabajamos. Sin algo de
olvido, “seguiremos con el odio de antes.”
“Si comenzaríamos a hablar de todo que pasó aquí, todo los antiguos odios volverían
Nos gustaría concluir esta sección del texto con algunas reflexiones sobre la
justicia comunal y la micropolítica de la reconciliación que estos campesinos han
elaborado. Pensamos que en los contextos pos-conflictos, haya mucho por aprender por
Siembra Democracia/Theidon 170
55
“Beyond a mere recital of objective facts, however, reconciliation requires a shared truth — a moral or
interpretive account — that appeals to a common bond of humanity….”.
Siembra Democracia/Theidon 171
mueva, los muertos se levanten, y lo que fue enterrado en el pasado puede tardar entre
nosotros en el presente. Así que estos campesinos continuan a reconciliar, y a reconstruir
un modo de vida humano.
Siembra Democracia/Theidon 172
Asamblea Extraordinaria
Siembra Democracia/Theidon 173
En la comunidad, a los once días del mes de octubre de mil novecientos ochenta y cuatro
reunidos en la base militar bajo el control de las fuerzas armadas se quedó abierta las
comunistas
Tercero: Bajo el control de las fuerzas militares todo la comunidad en general han
Como demuestra esta Acta Comunal, las fuerzas armadas impusieron “la paz” en
las comunidades centrosureñas por medio de sus bases militares y la selección de
autoridades locales. El orden impuesto por las bases tenía varias consecuencias. Como
Siembra Democracia/Theidon 174
ya hemos visto en la primera parte del texto, donde habían bases militares habían un nivel
de violencia sexual muy alto. O sea por fuerza directa — una ametralladora apretada
contra el pecho — o fuerza indirecta — promesas no-cumplidas, “trocando el sexo” para
salvar la vida de un familiar — la presencia castrense significó el despliegue del abuso
sexual para atemorizar y desmoralizar a la población.
Pero había otra consecuencia que también distorsionó la vida cotidiana en
maneras profundas: los procesos impuestos por los militares como un componente de la
pacificación. Los militares reintrodujeron “arrepentidos” en estos pueblos. Utilizamos
“arrepentidos” entre comillas porque los cabecillas tenían una oportunidad de presentarse
y renunciar su militancia o morir. Los soldados ejercieron el monopolio sobre el uso de
la violencia — es decir, desplegaron una forma de Pax Castrense.
Alipio, tiene 30 años y tiene una escalera de hijos todos menores de 12 años. Él
nos despejaba muchas preguntas y nos informaba del acuerdo comunal que habían
tomado en su comunidad. “Hay desconfianza, porque la vida nos enseñó que el burro
patea solo una vez. Es por ello que muchos no quieren hablar y esa vez cuando llegaron
los militares (refiere a la instalación de la base en noviembre ‘85) y nos reunieron para
volver a vivir en paz, todos estábamos ese día, los que participaron y los que no
participaron, hasta los más cabecillas. Allí mediante acuerdo comunal quedamos en no
hablar de nada ni de nadie. Además el militar que vino dijo que todos esos que tienen
culpa, el Estado les había perdonado para que todos nosotros vivamos tranquilos y en
paz.”
“¿Lllegaron así no más?”
“Claro ellos recibieron un castigo o no sé como se podría llamar. Ellos
cumplieron un precio, el precio de servir al pueblo como autoridad o como sirviente de
los milicos. Pero eso habrá sido jodido para ellos porque los milicos también
desconfiaban. Esos tenían que presentarse a la hora que los milicos les parezcan, si les
llamaban a media noche, tenían que ir corriendo porque sino los militares iban a su casa y
a golpe se les levaban a la base y le metían a bote (cuartito de un metro por un metro).
Les hicieron pagar y sufrir bien. La misma base obligó a todos esos que participaron en
Siembra Democracia/Theidon 175
S.L a servir al pueblo, mediante una lista les hizo trabajar uno por uno como autoridades
comunales.
“¿Pero ellos no pidieron perdón frente a todos?”
““Solamente a los militares les obligaron para que acepten que ellos eran
culpables del desastre del pueblo y nadie dijo nada de nada. Lo que ahora se quiere es
pues que verdaderamente pidan perdón, porque cuando ahora les dices algo a eso de
Sendero, nos contestan que ya el Estado les ha perdonado y caminan como si no hubiera
pasado nada. Por todo eso pues, la gente es rebelde, no se respetan hasta sus animales no
respetan porque hay mucho daño y siempre paran discutiendo de cualquier cosa. A veces
prefiero trabajarme solito, comerme solito y hasta tomar solo....”
esos caminantes, que ahora siguen un montón en nuestro pueblo, se habían arrepentido
delante de toda la población diciendo que habían sido engañados. La gente no sabía que
pensar, miraron calladitas no más. Ese momento la gente no podía creer todavía lo que
pasaba — por un lado los militares y por otro lado los caminantes, haciendo paz. Lo
bonito es que los militares llegaron con una lista, pero diciendo ‘Ahora ya no vamos a
matar. Ahora el gobierno ya no quiere que matemos. Antes sí matábamos pero ahora es
prohibido. Todos esos caminantes que regresen y que trabajen tranquilos’ decían. ‘Por
eso más bien avísales ahora acá va haber cuartel, no va haber ya nada. Esos caminantes
también que vengan no le vamos hacer nada. A todos los “qatus” avisa, dice que aquí los
cabitos se van a quedar, todos debemos regresar. Va haber Asamblea Comunal a todos
nos van a reunir en el pueblo’. Pero si no vamos dice ellos van a venir y con todos
nuestras ovejas les van a llevar y las chozas van a quemar. Así que todos nos vamos
reunir. Entonces mucha gente había comunicado que no quería venir al pueblo, diciendo
que como en otros pueblos reuniéndonos con munición nos van a matar. Pero eso no era
así. Los militares querían que vivamos tranquilos en paz ya les decía. Ellos querían que
también los caminantes vengan que no les va pasar nada, va haber paz ahora decían y los
caminantes no querían. Los que participaron de lejos no más han venido, los jefes no han
venido, pero así unos cuatro o cinco vinieron los que vivían en los qatos y cuando vieron
sin sus animalitos los hizo regresar. ‘Todos deben venir con sus ovejas, todos regresen
por sus animalitos, deben venir con todo. Aquí nosotros les vamos a cuidar no les va
pasar nada’. En “Atica Pampa” les reunieron y allí dijeron ‘Vuelvan todos porque aquí
nosotros nos vamos a quedar, los vamos a cuidar, vengan con sus ovejitas’. Por eso
regresamos todos a este pueblo y aquí nos quedamos y llegaron ministros de Lima y
nombraron autoridades porque no había y nombraron Alcalde, Juez, Presidente de la
Comunidad y Fiscal.
Estas comunidades eran bajo control militar: como evidencian las Actas
Comunales, y numerosas entrevistas, las autoridades locales eran “títeres,” siendo ex-
Senderistas identificados por la población y forzados a asumir estos cargos como parte de
la reparación por el daño que habían infligido. Aunque en los años posteriores servir
Siembra Democracia/Theidon 177
como autoridad tendría un elemento de rehabilitación, en estos años fue una forma de la
justicia retributiva.
Además, ser autoridad bajo control militar significó siempre estar a la disposición
de los oficiales en las bases. En muchas conversaciones en el centrosur, dicen que los
soldados se comportaron como “reyes, Dioses, mandamasas.” Nuevamente, el orden
establecido bloqueo procesos locales: la Pax Castrense silenció estos pueblos, forzando
la población de tolerar la presencia de tanto los soldados como los ex-Senderistas — los
dos siendo “los intocables.”
Los intocables
En Accomarca, Cayara, Hualla y Tiquihua, la población coincide en que no había
ningún tipo de arrepentimiento, menos castigo para los ex-Senderistas al nivel local. Sin
embargo nos hablaron varias personas de la amnistía que el Estado brindó a los
arrepentidos del terrorismo y que “llegaron aquí ya perdonados.” Entonces, no había
procesos locales de rehabilitación; más bien, muchos y muchas comuneros expresan una
frustración precisamente por el hecho de que se sienten impotentes frente a ésos que
consideran “los más culpables.”
De hecho, en cada uno de estos cuatro pueblos, la gente han descrito como los
militares “reintegraron” a los cabecillas dentro de sus comunidades, creando una casta de
“intocables.”
“Los soldados les trajeron de la cárcel, les trajeron a los terrucos para que hablen. Ellos
les trajeron aquí y nos dijeron ‘Ahora van a vivir como una comunidad. Van a perdonar
entre ustedes y reconciliarse. Van a reconciliarse y vivir como una sola comunidad.’
Esos todavía están aquí. Si decimos algo, podrían venir por la noche y nos cortan el
cuello con cuchillos. Nos hacen desaparecer y nadie nunca sabe nada. Cuando me
puedo respirar. Llega a mi corazón y es como quiere salir por mi boca. Mis ojos voltean,
veces les veo y les saludo. Pero me agacho porque me da ganas escupirles en la cara.
¿Pero qué tal vienen por la noche? ¿Qué voy a hacer? No puedo hacer nada.”
56
Agradecemos a José Coronel por compartir esta información con nosotros.
Siembra Democracia/Theidon 179
pasado tanto años tragando nuestra cólera.” Vivir con los intocables es vivir diariamente
con la impunidad.
Hemos planteado que parte del concepto de justicia que opera en estas
comunidades es la “justicia compensatoria.” Es decir, la idea de reparar el daño que uno
ha hecho es un aspecto fundamental de la conciencia legal. Es precisamente la violación
de este principio que da a la impunidad su filo lacerante.
embargo, como indican estas mujeres , en vez de pagar por sus actos, los ex- cabecillas se
han beneficiado.
Salimos por la mañana y notamos que las calles estaban vacias y silenciosas. Las
casas estaban cerradas, sus dueños o sea recuperando de la noche anterior o todavía
festejando. Entramos a una casa donde conocimos los dueños, y una señora ebria le jaló
la chompa de Madeleine. ‘Señorita, toma chichita. Aquí así tomamos por la fiesta de
carnaval. No tomamos diario. No piense que somos borrachas. Aquí en este pueblo
nosotros hemos sufrido bastante. Esos desgraciados militares y compañeros atrasaron
nuestro pueblo. Por culpa de ellos, nuestros hijos se encuentran lejos, distanciados.
Muchos de ellos siguen sufriendo en tierra lejanas y otros ya están acomodados. Tienen
casa, no quieren volver a su pueblo. Viven resentidos porque perdieron a sus familiares.
Aquí en este mismo pueblo siguen viviendo esos soplones. Están viviendo tranquilos y
mejor que nosotros. Todavía no dios les castiga por haber entregado a gente inocente.
Esos terrucos ahora tienen buenas casa, tienen animals, son apus. Y nosotros que no
participamos somos pobres. Perdimos nuestros familiares. Yo vivo sola, mis hijos están
en Palpa.” La señora se puso a llorar y el resto de las señoras le decía ‘Cállate, no hables.
Hay que tomar tranquila, cantando.’ Otra señora se acercó y nos dijo “Señoritas, por
favor nosotros estamos tomaditos. Cualquier cosa podemos hablar con el trago. Por
favor, discúlpanos.”
Los wasisapas, ovejasapas, los apus — aunque un slogan pacifista insiste que con
la guerra solamente hay perdedores, en estos pueblos algunos se enriquecieron durante el
conflicto armado interno. Hemos planteado la idea de una “economía política del
perdón”, sugeriendo que la reparación es un paso central en abrir la posibilidad de una
convivencia que no sea prisionera del pasado fratricida.
Siembra Democracia/Theidon 182
En cambio para la señora Pelagia Chuchon, “El perdón no hay ni va hacer, para
pensar en perdón primero los culpables (militares) tendrían que pedirse perdón
arrodillándose y quizás allí podamos perdonar, peor antes, no. Puede haber de nuestro
muertos para que pueda haber perdón reconciliación y todo lo que ustedes quieran. ¿Qué
reconciliación podría haber entre malos y buenos, entre los que han perdido todo y los
que han ganado todo, hasta tienen tiendas? Como si esa gente ha salido más
beneficiada. Nunca habrá reconciliación cuando hay desigualdad entre nosotros. Nada.
Ni “esos” que han malogrado nuestro pueblo han pedido perdón. Nada. Solo dieron que
el gobierno los había perdonado, que los grandes papachas les había perdonado, por eso
nuestra comunidad ya no les reclame nada.”
Más tarde ese mismo día, nos cruzamos con doña Socorro Quispe, quien
compartió algunos de los mismos sentimientos. “Estos que han malogrado el pueblo
siguen con nosotros, no les importa pedir algún tipo de perdón, no quieren reconciliarse
con nosotros, por eso les digo que si quieren que va haber reconciliación deben venir
otras personas de afuera, como ustedes como los de la comisión de la verdad. Y esos que
han malogrado el pueblo todavía reciben algún tipo de ayuda, tienen tienda tienen mejor
vida, pero los que hemos sufrido no tenemos nada y no recibimos ninguna ayuda y
seguimos sufriendo por nuestra pobreza. Si es que el gobierno va dar alguna ayuda, de
hacerlo directamente para los afectados y así vamos encontrar justicia.”
“¿También deberían recibir algún tipo de ayuda los que han participado?” le
preguntamos.
“Esos desgraciados nada deben recibir, nada, y mejor sería que se vayan a otro
sitio a vivir, porque nosotros ya no les queremos porque no sabemos que pensará su
corazón, que genio tendrán o quizas siguen con la misma cosa. Nosotros hasta nos
sorprendimos ellos todavía son autoridades y son quienes reciben cualquier ayuda,
reciben y entregan solo a sus familias. Ya la gente pobre como nosotros nada. Así es.
Por eso si hay ayuda debe venir con nombre para que nadie se lo agarre. Ellos por eso
están bien, no como nosotros estamos jodidos, sin nada, y con eso existe odio, sigue
Siembra Democracia/Theidon 183
envidia. Con todo esto a ver — yo les pregunto si puede haber o no reconciliación. No
puede haber y si lo hacen las autoridades ¿con qué moral lo podrían hacer? ¿Cón que cara
podrían hacer? Nunca, por que ellos mismos tienen mucha culpa”.
Los inocentes57
“Nos fuimos a reclamar a Lima, pero nadie nos hizo caso. Para la gente
campesina no hay justicia. Si es que reclamas tus derechos, ya eras compañero
por ser Cayarina.” — Anónima
Idiomas de venganza
Nuestras experiencias previas en las alturas de Huanta nos habían indicado que la
brujería (daño, hechicería) es común, aunque muy a menudo un tema oculto. Muchas
veces entramos en casas con kachis (espinas) colgados en las esquinas para protegerse de
57
Agradecemos a Nelson Manrique y Isaías Rojas Pérez por conversaciones instructivas sobre este tema.
58
Referimos a las críticas lanzadas a la CVR, en particular a la Comisionada Sofia Macher, por referir a SL
como un partido político. Los insultos dirigidos a la Dra. Macher resaltan la falta del espacio discursivo
respeto al contenido político de SL, y respeto a las razones porque Sendero fue tan atractivo a tantas
personas.
Siembra Democracia/Theidon 185
la brujería. Sin embargo, nuestras preguntas sobre las brujería se encontraron con una
respuesta generalizable: “Ah, aquí no hay.” Algunos agregaron, “Pero sí hay en
Huaychao. Todos son brujos por allá.”
En contraste con el tema negado o escondido al norte, en el centrosur nos
hablaron abiertamente de la brujería, de quienes son los brujos, de quienes ya han sido
matados por la brujería — en fin, nos hablaron de formas de la violencia interpersonal
desplazadas hacia otros planos — digamos psíquico o metafísico.
En su investigación sobre la modernidad de la hechicería en África, Geschiere
enfatiza la historicidad de los discursos y de las prácticas de la hechicería — la hechicería
como un juego dinámico de nociones reflejando y reinterpretando nuevas circunstancias
(Geschiere 1997: 222).
Hablar respeto a la brujería es hablar sobre el poder — teniéndolo, queriéndolo,
resintiéndolo. Mientras que un slogan pacifista afirma que en la guerra solo hay
perdedores, algunas personas se beneficiaron de la violencia política — y otras no. La
brujería puede ser una manera de redistribuir tanto la riqueza como la mala suerte.
En adición a la brujería, el deseo por la venganza toma formas más directas. Otro
testimonio a la vida conflictiva y tensa es Cayara. Nos aseguraron que en Cayara la
reconciliación no existe y no se puede dar. Una autoridad nos contó, “La gente se han
puesto agresivos. Hace diez años, amenazan con muerte.” De hecho, revisamos el Libro
de Denuncias. En cuanto al asunto de las amenazas de muerte, existen casos de denuncia
de esta naturaleza antes de la década de los 80; sin embargo, fue una proporción mínima
de todas las denuncias registradas. Las amenazas de muerte crecieron desmedidamente a
partir de los fines de la década de los 80, hasta lograr en 2002 el primer lugar de quejas.
Es notable que los protagonistas son tanto los varones como las mujeres; de hecho, las
mujeres llegan a un poco más de la mitad.
Nuevamente, reconocemos que las Garantías Personales no son de ahora; más
bien, es una práctica de largo plazo. Empero, aún si la práctica es de largo plazo, el
contenido de las quejas y las protecciones solicitadas sí han cambiado. Como nos dijó
esta autoridad, es durante los últimos diez años que las amenazas de muerte se han
convertido en la queja más común.
Siembra Democracia/Theidon 186
Nos parece que es justo la impunidad general en el centrosur que provoca el deseo
por la venganza. Cuando las otras rutas hacia la justicia están bloqueadas, una reacción
es tomar la justicia en sus propias manos, como expresa claramente la doña Justina.
Sinceramente visitarles a Doña Justina, Don Braulio, Mama Graciela fue muy
agradable. Ninguno de ellos había olvidado nuestro nombre y principalmente la promesa
del regreso. A mamá Justina le vimos mejor — ya no tenía la semblanza anterior, quizás
sea por la recién visita que ella le hizo a sus hijos en Lima. De verdad no estaba triste
como le conocíamos y además sentí que se alegró de vernos y pronunciaba palabras
bonitas: “Chaqaya Don José kutiramun — Hay ta pues Don José ha vuelto para ver.
Cuanto he pensado en que si va volver o no va volver, nuevamente te has recordado de
esta vieja pobre. Gracias por venir y hablarme”. Por supuesto como en el anterior viaje
nosotros compartimos algunas cositas e inclusive nos cocinábamos.
Durante una tarde larga echados atrás de su almacen, le preguntamos a Doña
Justina: “¿Tu vas a perdonar a los que mataron a tus hijos?”
“No, NO, NO. ¿Cómo voy a perdonar a esos malditos? Si lo veo a ese Telmo
Hurtado, lo mataría a machetazos a balazos, a bombazos y después lo quemaría como nos
hizo a nosotros y allí recién mi alma estaría tranquila. Mi alma y las almas de mi mamá y
de mis dos hijos estarían en paz, ya estarían caminando por uno y otro lugar. Es por que
caminan sus almas pues sigue esa investigación — cada rato están investigando. Es por
eso pues que sus almas caminan y hasta que hagamos justicia las almas no van estar en
paz tranquilos. Después que lo mataría a ese maldito de Telmo, podría irme a donde sea,
aunque sea a la cárcel, aún que sea me matarían porque ahora ya no tengo hijos menores
para poder seguir viva, para seguir luchando por algo. Se acabó y desde que me robaron
a mi felicidad junto a mis hijos, no quiero nada de nada ya pues. Falta poco para que
termine mi sufrimiento, cuando me muera recién estaré tranquila y al lado de mis hijos.”
aún más fuera del alcance de la justicia comunal. De hecho, hay que diferenciar entre
la reconciliación horizontal y vertical. Dentro de estas comunidades, existe la
posibilidad de trabajar la reconciliación, aunque sea un proceso largo. En contraste, es el
Estado que tendrá que asumir un papel protagónico en cuanto a la reconciliación vertical;
es decir, la reconciliación entre la población y los agentes estatales que por razones de
poder han quedado impunes.
Encapuchándose
“Si la gente comenzaría a encararse de todo lo que han hecho, sería más
problemas. No se podría vivir.”
— Anónima, comunidad centrosureña
casi imposible porque vive la mayoría de ellos en las periferias, un espacio no tan distinto
al campo con sus niños pastando las cabras, junto a sus chanchos.
En esta búsqueda encontré una amiga. Ella sin reparar en la conversación me
dijo, “Yo soy de por allá, nací allá, crecí allá pero hace tiempo que no vuelvo. Yo tengo
familia por esa zona, por esa zona. Pero recuerdo tan poco esa vida, porque aún estaba
muy pequeña, pero mis hermanos te podrían contar, recuerdo que ellos se escapaban de la
casa para ir a escuchar las clases que daban los profesores en las escuelas populares. Les
preparaban sobre el partido a todos los jóvenes”. Ella trató de contactarme con ellos pero
fue imposible, entonces me dijo “Tengo un tío que está mal a causa de la violencia. Le
ha afectado tanto que estuvo postrado por varios años, solo a base de pastillas y
calmantes vive. Él nunca quiso hablar con nadie sobre su problema. Voy a intentar que
te reciba en su casa, pero no estoy segura cual sea su respuesta.”
Pasaron los días y llegó el momento de conocerle a si tío. Esta mañana 30 de
diciembre a las 10:00 de la mañana me dirigí a su casa, al mismo tiempo que llegaba se
estacionó un auto blanco. Un señor joven bajo del auto y se dirigía a la puerta. Un
letrero pegado a la puerta decía: “se aplican inyectables” , y supuse que don Demetrio
aún estaba ejerciendo su trabajo como sanitario en salud. Se abrió el portón para que
ingrese el auto. Un hombre adulto de estatura pequeña, delgado con un rostro cansado,
débil pero amable me sonreía. “¡Buenos días!, es usted el señor Demetrio Q.?”
“Sí señorita, ¿usted vino a conversar conmigo verdad?”
“Sí” respondí.
“Me va disculpar. Mi hijo acaba de llegar para visitarme. ¿Le parece si vuelve a
las dos de la tarde?
“Claro.” Había esperado tantos días que unas horas más no cambiarían en nada.
De tarde volví y pasamos a la casa. Él me conducía casi sin poder caminar,
arrastraba los pies, y sus manos le temblaban sin poder controlarlas. Nos dirigíamos al
comedor, y me invitó a sentarme a la mesa. Él se sentó frente a mí, ofreciéndome un
vaso de chicha de cebada.
El señor Demetrio Q. tiene 69 años y radica en Huamanga; solamente vuelve a su
pueblo de vez en cuando por atender sus chacras. Tanto su esposa como sus hijos han
intentado disuadirle de seguir volviendo, y ningún miembro de su familia le acompaña
Siembra Democracia/Theidon 189
enemigo tengo — que me diga en mi cara. No he robado, no he hecho nada. Más bien
yo he dado bien a la comunidad. Pregúntale al pueblo,’ dije. La gente pues ya saqueando
a mi casa. Todo tenía mi señora en cantidad. Arroz, azúcar, fideos. Todo le han llevado.
Toditos. Carajo — todo lo han barrido hasta la ropa lo han llevado. Ropa íntima de mi
señora lo han llevado. No había frazada para dormir tampoco. Entonces a las seis de la
tarde me hizo hablar al pueblo. Me hicieron hablar al pueblo. ‘¡Habla carajo al pueblo!’
No podía hablar. La saliva me ha secado. Me han metido un trapo rojo”… y don
Demetrio se quedó inmóvil por unos minutos. La mesa empezaba a soñar por los golpes
que daba su mano al temblar, su mirada fija hacia un rincón de la casa se quedo
observando. Trate de ver que observaba; era un cuarto oscuro, tan oscuro que daba
miedo. Entonces me di cuenta que sus recuerdos estaban tan presentes con nosotros. De
hecho, durante toda nuestra conversación, él movía entre el tiempo presente y pasado, a
veces sentado frente a mi y a otras transportado a un mundo interior que todavía pesa
sobre él.
Después de unos minutos volvió su mirada hacia mi y continuamos con la
conversación. ¿Ya le habían metido el trapo?”
Don Demetrio me veía fijamente y respondió, “Con todo, pistola me han hecho
abrir la boca. Casi le muerdo la mano, pero yo me aguante. La saliva ya no había, seco,
seco estaba. Entonces allí estaba unos segundos, y con eso estuve bien. También la
gente que me conocía — había una señorita natural de Tiquihua. Una profesora, ella
habló bien. ‘¿Porqué hacen daño al señor? Él es buena gente, a mi aquí está curando
gratis. Por que lo hacen?’ Uno de ellos le dijo ‘Ah carajo. Tu eres su comadre de este.’
Simplemente porque yo era empleado pues. Dijeron ‘Alcahuete del gobierno son estos
desgraciados. Hay que matar todos.’
Interrumpí por un momento. “¿En la plaza estaban?”
“En la plaza,” me contestó.
“¿Todo la gente estaba?”
Don Demetrio continuo. “Juicio popular me han hecho pues. Toda la gente
estaba. No hablaban. Algunos tomando cerveza — tenía como 40 cajas. La tienda era
llena pues. Pregúntale a cualquiera, todo el mundo conoce mi casa,” me decía.
Entonces pregunté, “Pero es fecha DonDemetrio , ¿el 82 ya había base?
Siembra Democracia/Theidon 191
“Todavía,” respondió.
Trate de insistir. “¿Y el puesto policial?”, porque supe que se había instalado en
el ’80.
Entonces levantó la mano, como haciéndome un pare para no interrumpirlo, y dijo
“Todo te voy a contar”. Él continuo, “Me soltaron y me llevaron a mi casa de vuelta.
‘Te voy a entregar a tus hijos, te salvaste. Tienes que luchar con nosotros, tienes que
cuidar la bandera.’ Lo izaron la hoz y el martillo en la torre. ‘Eso vas a cuidar. Cuidado
que toquen. Quien toquen me vas a avisar.’ Le dije ‘Pero no voy a estar acá, yo me voy
a retirar. Todas mis cosas han llevado ustedes. Mis medicinas, ¿qué voy a rendir
cuentas? Él me dijo, “Dile a tu jefe que han llevado los Senderistas y no pasa nada. Si
alguien pitea me avisas nomás.” Bueno, así llegó. 15 días de plazo me han dado para
cuidar. 15 días estoy. Llegó mi señora. ‘Ya. Andáte,’ me dijo. Por eso me vine a
Huancapi. Llegue ya a mi jefe. Ya el Doctor Palacios ya había llegado a saber. Todo el
personal, el doctor, todo asustado me preguntaron como estaba. Les conté como tal.
Entonces esa noche alistaron la ambulancia para que me traigan a Huamanga, para que
tome manifestación en el carro de la institución. Como director del área de Ayacucho
estaba doctor Chino Lee. Él me recibió en el hospital. Me dio calma en adentro. Me
pregunta, ‘¿Recién vienes?’ Yo no le dije nada. Si yo le avisaba — les mataban a todos y
por venganza hubieron muerto mi señora y mis hijos. Todos. Por eso no he avisado. El
comandante me decía ‘Tu seguramente sabes de donde son.’”
Don Fortunato dejo de hablar. Nuevamente sus manos empezaron a temblar, y
volvió la mirada fija en ese cuarto oscuro. Su cuerpo temblaba, se mordía los labios para
contener el llanto, y repetía muy despacio “No puedo hablar, no puedo recordar mas. Me
he olvidado.” Su llanto era más fuerte, se sentía dolor y rabia. Trate de consolarle, sin
hacer más preguntas.
La señora Leonidas al escuchar el llanto de su esposo salió de la cocina, miraba a
su esposo y a mí, preocupada y molesta. “¡Qué ha pasado, porque estás llorando!”
repetía una y otra vez. Salió a traerle un vaso con agua. Don Demetrio aún sin poder
sostener el vaso porque le temblaban las manos tomo un sorbo y continuo. “Así pues.
He visto a un señor vestido de negro, no le he visto la cara. De eso nomás se me viene el
pensamiento con eso. Me recuerdo de eso y me vienen los pensamientos.”
Siembra Democracia/Theidon 192
“Sí. Están pobres, ni educan a sus hijos, nada. Más toman trago. Pero yo a mis
hijos saqué profesionales. Ahora están trabajando, solo uno nomás joven ya falta. Si
fuera envidioso, algo papa Díos no me perdonaría. No he hecho nada. Así soy conocido.
Ahí, Lucia, su hijo que encabezó a asaltar a la casa. De taca a él le conocí total. Con él
estuve un día sábado como hoy. Como hoy día sábado supongamos le hice tomar
desayuno decidí enviarle. Yo no quería invitar ya. Se llama Alan. Señora Alan, ese
también participó. Se tapaba con máscara. Yo le he conocido. Más que nada mi hijo
ingeniero lo había conocido porque la puerta tienen hueco. De la ventana había
aguaitado. Cómo se llama ese….Q. Dice a tantos los conozco, como trentitanto
autores.”
“¿Usted anotó su nombre de todos?”
“De toditos, viven ahora. Por matar a su propia gente — lo han matado.”
“Y don Demetrio, para usted ¿qué será justicia? ¿Qué significa justicia después de
todo que ha pasado?”
“Entre seres humanos, parece que no hay justicia. Ya no hay. Solamente Díos
hace justicia.”
“¿Usted ha dejado a Dios?”
“Yo solamente pido. Ya soy viejo ya pues. Juicio de mi mamá he visto. Con
mentiras ganan las autoridades — se prestan, soborno. No hay justicia. Solamente he
dejado perder tiempo andando.”
“Y para usted, ¿qué sería la reconciliación con ellos?”
“Ah. Eso sí es bueno. Perdonar sus pecados. Hacer amistad, más hay que darle la
mano a ellos. Pero si yo voy a odiar, ¿qué saco? Odiando peor, busco enemistad.
Cuando denunciaría, tarde o temprano con mis familiares se vengarían. Por eso señorita.
Por eso digo que haga justicia el señor Jesucristo.”
“Ah. Solo eso está calmando ahora, o a veces cuando recuerda….?”
“Me recuerdo a veces. Todo así vienen, los pensamiento a la cabeza, y lloro.”
“¿Qué siente?”
Fue su esposa quien contestó. “Sí, siente rabia, cólera, como desesperante se
pone. Aburrido. A veces maldice a esa gente. Está así, después de horas recién se
Siembra Democracia/Theidon 197
calma. Yo igual. Veo a esa gente y al toque se me altera la sangre. Tengo que
controlarme y retirarme para no….”
“En todo caso, usted aún no ha perdonado a ellos. ¿Cree que podría perdonarles.
O reconciliar con ellos?”
“En la confesión el padre me recalca. ‘Siempre tienes que perdonar’. Pero no sé.
En ese momento me sulfuro verles a mi lado. Tengo que controlarme y mejor es
retirarme.”
Encarándose
Nos parece que nuestra conversación con don Demetrio cristaliza algunos temas
centrales. Hemos visto que hay procesos de exteriorización en estos pueblos, tanto con el
individuo y los males que le agarran, como con el pueblo que “la violencia que llegó.”
Parte de la reconciliación es procesar lo que han hecho, e ir interiorizando quien era
Sendero. Escuchamos con frecuencia que “Ya estamos acustombrados vivir con ellos”
— pero “ellos” son ellos mismos en gran medida. Hay un proceso de revelación,
quitando poco a poco las pasamontañas para interiorizar a las acciones de ellos mismos.
Señalamos que la insistencia en los encapuchados puede ser una “negación
saludable” que les ha permitido procesar un poco más lentamente estas tensiones. Poco a
poco van quitando las mascaras, asimilando lo que han hecho “entre hermanos”. No
podemos tener presente todo el dolor todo el tiempo. Algo de negación es saludable, y
nos permite asimilar poco a poco realidades horrendas — nos permite encararnos
lentamente con nuestras propias acciones repelentes también.
En una de las comunidades del centrosur hablaron mucho del soplón que vendió a
sus propios hermanos y todavia vive allá. Como nos contó alguien que preferiría quedar
anónimo, “Nadie le dice nada porque tienen miedo que podría otra vez traer a los
militares y hacerles matar. Por eso no dicen nada. Nosotros teníamos miedo a nuestros
propios hermanos — ya no teníamos miedo a los brujos, curanderos ni a los demonios.
Más nos asustaban nuestros paisanos. Aca todos se han embarrado con esa situacion y
ahora nadie quiere reconocerse de vergüenza.”
“Reconocerse.” ¿Cómo mover de la negación al reconocimiento?
Siembra Democracia/Theidon 198
“Parece que en esa época se solucionaba todo con la muerte. Aquí pasaron muchas
Si bien al norte insisten que “ya vivimos tranquilos,” este mito tiene un homólogo
centrosureño: “Ya estamos acostumbrados vivir con ellos.” Queda claro que no están
acostumbrados para con “ellos” — ni con ellos mismos.
Me da miedo. Como no tengo familia, me hace eso. Los hijos no son los mismos como
un padre o una madre o si tuveria hermanos — me harían respetar. A veces como loca
grito mi esposo. No tiene miedo. El otro dia no más, borracho, estaba gritando ‘Ustedes
son terrucos. Por culpa de ustedes ha pasado esto’. A mi vecino Fausto y su esposa les
gritaba. Y tempranito habían venido los dos, tocaron la puerta. ‘No le da vergüenza
señor, va estar hablando estas cosas. Eso ya ha pasado, ya hemos olvidado. No tiene que
estar recordando esas cosas. Tal vez si vuelva a pasar nuevamente esos problemas nos
van a culpar a nosotro, decir que tenemos culpa. Por que fuimos de esos. No queremos
que este hablando’. Y se fueron. Por eso tengo miedo que él habla todo que sabe y
siempre va decir la verdad. No tiene miedo morir.”
Cuando llegamos al pueblo para Todos Santos, notamos que la población había
crecido notablemente. Los migrantes habían llegado desde Ica, Ayacucho y Lima para
festejar. En la noche en la tienda de Valeria, algunos señores estaban tomando, incluso
un hombre quien habia llegado horas antes desde Tacna. Segun lo que nos conto, habia
sido catedrático en la universdiad y ahora era alcohólico. Él bebia de su propia botella de
trago y estaba calladamente sentado a lado de los demas. Hasta que el que estaba a su
costado le dijo, “Carajo, concha tu madre — todavia tienes la cara de Abimael!” El
recién llegado volteó hacia el otro quien lo ofendió y le respondió, “Amigo golpéame si
eso te hace feliz.” Luego él que ofendía se calmó mientras que el otro empezó a cantar a
si mismo.
de los profesores de Tiquihua. Tentando una plaza como portero estaba Ezequiel yerno
de la comunidad antes visitada. Nos saludamos y comenzó a hablar de perdón. Nos
soprendió porque no hablaba mucho. “Eso de perdón, de alguna manera se ha dado en el
pueblo. En una reunión comunal un ex-Senderista participaba en las decisiones de la
comunidad, y le rechazaron en su mayoría, inclusive insultando de ‘terruco,’ ‘malo,’ y
que ‘a todos de tu pueblo has asesinado’. Pero la reacción de él no ha sido como todos
pensamos, de intentar callarles a los que le estaban insultando. Sino, más bien, agachó la
cabeza y después muy humildemente habló que le perdonen porque nosotros no podemos
vivir con la mala conciencia. ‘Todos hemos fallado — ¿porqué habremos actuado así?
Habrá sido el agua que tomamos o quizás la sangre que corre por nuestro cuerpo. Quizás
sea eso que nos haya hecho tan malos, tan demonios. Pero ahora yo les pido perdón para
vivir tranquilo conmigo mismo y a mi familia’. Al final el hombre terminó llorando, pero
algunas mujeres no dejaban de insultarle y decían que nunca podían perdonar y olvidar si
él estaba viviendo junto a ellos porque su presencia les traía el recuerdo y el sufrimiento.
Eso pasó en 2000, cuando llegó de Lima el Señor Alfredo Coronado. Pero no había
mucha gente en esa reunión porque era fiesta y además tu debes saber que en el pueblo
poca gente participa en sus reuniones, es un caos. Pero te digo, ese pata es macho al
pedir perdón porque la gente iba a reaccionar pero las autoridades les tranquilizaron
diciendo que ya no debe segir el resentimiento en nuestros corazones, debemos aprender
a perdonarnos entre nosotros porque toda la vida vamos a estar aquí y no debe seguir el
odio, la envidia, el rancor. Hay que tratar de perdonarle al hermano, por lo menos es el
único que nos pide perdón — no como otros sin decir nada viven en el pueblo como si
nada hubiera pasado. Eso está mal.” Escuchamos los bocinazos del carro saliendo por
Hualla, y teníamos que correr.
Pasado presente
Como planteamos en la primera parte del texto, un deseo frustrado para la justicia
es una queja sentida: los nervios que abren y palpitan; los estómagos convulsionados con
úlceras; y la irritación del corazón que les agarra cuando “esos” caminan por las calles
con “su frente en alta.”
Siembra Democracia/Theidon 202
Políticas Estatales
individual. Si hay personas que han participado y están vivos, la CVR debe sancionarles
de acuerdo a la ley. Quizás no les castigue a los soldados porque han sido ordenado.
Más les castigaría a los autores intelectuales como el General Valdivía y también el Dr.
Alan García. Por que él vino con prepotencia y nos llamó terrucos y por lo menos como
ex-presidente de nuestros país explique al país sobre el problema. Para llegar a una
reconciliación entre el Estado y nosotros tiene que haber un acuerdo entre los dos y
tendría que ser después de la sanción que hemos estado hablando. Reconciliación
significa para mi reconciliarnos ambos, vivir en paz y tranquilidad y que haya justicia.
Eso es reconciliación.”
Cuando paseábamos un martes lluvioso por las calles muy accidentadas, don
Zenon se encontraba en el patio de su casa junto a su esposa y sus hijitos en su ropa de
trapos. Al saludarle nos recibió amablemente, lo que no hacía en las reuniones o dentro
del pueblo cuando están viendo las autoridades o ex-autoridades. Presumo que lo hacía
por no comprometerse en ningún problema ya que nos estaban vigilando todo nuestro
movimiento. Así mismo junto a él se encontraba mamá Vicenta. No dudó en sentarse al
lado nuestro e inmediatamente opinaba críticamente sobre los trabajos parecidos al
nuestro que otras instituciones habían realizado.
“Bueno, si quieres que hablemos, tienen que darnos algo,” haciendo el señal de
dinero con sus manos mientras hilaba hilo de lana. “¿Cuántas veces ya hemos avisado de
la cabeza hasta los pies y de los pies hasta la cabeza todos nuestros sufrimientos de los
años de la violencia política. Y hasta ahora no hemos recibido nada, pero sin embargo
ustedes llevando lo que les contamos, están ganando su dinero. Por que no creo que están
caminando gratis. Hasta el mismo Llaqtanchikta va a venir ayuda, diciendo nos tomaba
encuesta. Pero hasta ahora no he visto nada ni he recibido. Todos esto es en vano. Para
el pieblo ¿habrá venido algún apoyo de lo que hablamos? No sé la verdad. Realmente ya
nos hemos cansado de dar nuestro testimonio a tantas instituciones. Cada mes está
llegando una y otra, pero yo me pregunto para qué ya damos nuestro testimonio si no nos
va hacer llegar nada.”
Siembra Democracia/Theidon 204
Es cierto que hay posturas distintas frente el Estado. En las alturas de Huanta,
han elaborado un discurso patriótico, narrándo a ellos mismos como heroes de La Patria.
Este acercamiento con el Estado tiene su lado material: la inversión en obras e
infraestructura en las alturas de Huanta ha sido notoria. En parte el enfoque estatal y de
las organizaciones no-gubernamentales en Huanta y La Mar se debe a la destrucción
infraestructural y el número de muertos durante el conflicto armado interno. Es así que
han medido “afectación.”
Sin embargo, hay que medir “afectación” según otros ejes. Aunque las
comunidades Huantinas eran más impactadas en términos de la infrastructura destrozada
y el número de muertos, nuestra investigación nos obliga a insistir que las comunidades
centrosureñas se encuentran en peores condiciones en cuanto a las relaciones sociales
dentro de y entre las comunidades, y en cuanto a sus relaciones con el Estado.
Conclusiones
“The idea that wrongs should be addressed, that reparation should be made to the
injured, is among the most venerable and most central of legal principles” (Roht-
Arriaza 1995:17).
RECOMENDACIONES
Fundamentación
Siembra Democracia/Theidon 207
Los hechos de violencia producidos en los últimos veinte años han ocasionado graves
lesiones a la dignidad e integridad de personas y grupos sociales en el Perú; constituyen
además un detrimento de la condición humana. Murieron, desaparecieron, fueron
torturados, apresados injustamente o debieron huir, personas de todos los estratos,
“ronderos” y pobladores de diversas comunidades y de las ciudades. Pero es preciso
destacar que esta violencia incidió en la mayoría de los casos sobre los sectores más
empobrecidos del Perú, carentes de reconocimiento debido por parte del Estado y de los
sectores dominantes de la sociedad peruana. Son ellos los que han sufrido la soledad, la
indiferencia y en muchos casos el desprecio hacia sus familiares fallecidos.
Es fundamentalmente en la “irreparabilidad” del daño ocasionado, en tanto
significó la muerte de muchas personas, y en la afirmación que nunca podrá compensarse
lo irremediablemente perdido, donde siempre quedan estrechas las intenciones de dar una
mayor cobertura y un sentido más amplio a las medidas de reparación.
Sin embargo, a pesar de que el daño no es apropiadamente mensurable, la
reparación es un gesto y una acción que reconoce y reafirma la dignidad y el estatus de
Siembra Democracia/Theidon 208
las personas. Viniendo del Estado es una expresión de debido respeto a su condición de
ciudadanos. Pero no se trata solamente de reconocimiento y de reafirmación sino también
de remendar, recomponer, de tratar de zurcir o coser de nuevo algo que se ha roto. Y en
las víctimas de la violencia hay mucho que se ha roto. No sólo en lo material, en la
destrucción de su vivienda o en la pérdida de los bienes que poseía, sino
fundamentalmente en la esperanza frente al futuro, en la inconsolable e irreparable
pérdida de alguien cercano y querido, de alguien que era compañía y con quien se
contaba hacia delante, en su proyecto de vida.
Desde luego, la solidaridad no está excluida; por el contrario, moralmente es el
complemento deseable de toda reparación. La naturaleza masiva de la violencia que ha
vivido el país lleva a decenas de miles las víctimas y quizás a centenas de miles los
deudos, siendo necesaria la solidaridad de toda la sociedad para reconfortar y hacer más
llevadero el dolor y el sufrimiento de quienes han sido privados de afectos cercanos o
viven y reviven memorias tenebrosas de momentos de humillación, de violencia, de
despojo o de tortura. La sociedad reconoce en tanto se muestra solidaria con quienes han
padecido la injusticia y promueve la regeneración del tejido social dañado.
Por esto, la pregunta del ¿por qué reparar? se debe responder apoyándose en el
deber moral de proporcionar a las víctimas y sus deudos pruebas tangibles de soporte y
ayuda, que junto con la aplicación de la justicia devuelvan a quienes perdieron mucho, la
confianza de ser vistos por la sociedad bajo un perfil distinto, que paulatinamente puede
abrir las puertas a un mejor entendimiento de las culturas. De este modo, aplicadas bajo
el principio de la equidad, las reparaciones deben generar confianza cívica, restablecerla
entre los pobladores y hacerla nacer en los ciudadanos para con el Estado. Y
complementariamente podrán generar la empatía social, entendida como la disposición y
la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
Según la Constitución Política del Perú de 1993 en su primer artículo, “la defensa
de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del
Estado”. Asimismo, el artículo 44 de la Constitución prevé como deberes primordiales
Siembra Democracia/Theidon 209
del Estado “garantizar la plena vigencia de los derechos humanos, proteger a la población
de las amenazas contra su seguridad”.
Objetivos y alcances
Si bien el fin último de las reparaciones es hacer justicia a las víctimas, los
ideales de la restitución íntegra y de la reparación en proporción al daño sufrido se
ven desbordados cuando la naturaleza misma de la violación es irreversible o
cuando las violaciones a los derechos humanos dejan de ser una excepción para
convertirse en violaciones sistemáticas o generalizadas. La adopción de una
perspectiva política y humanitaria sobre las reparaciones, abre la posibilidad de
contribuir al propósito general de hacer justicia, desde una noción amplia que
yendo mas allá de la satisfacción de reclamos individuales aislados, de acuerdo a
una prescripción legal, alcanza un universo mayor de víctimas.
¾ Reparar los daños económicos y sociales a las personas, las familias y las
comunidades más afectadas, causados por el conflicto armado interno.
¾ desaparición forzada,
¾ secuestro,
¾ ejecución extrajudicial,
¾ asesinato,
¾ desplazamiento forzoso,
¾ detención arbitraria y violación al debido proceso,
¾ reclutamiento forzado,
¾ tortura,
¾ violación sexual, y
¾ heridas, lesiones o muerte en atentados violatorios al derecho internacional
humanitario.
Enfoque psicosocial
Enfoque participativo
Enfoque intercultural
Enfoque simbólico
Justificación
fueron quebrantados una y otra vez tanto por Sendero Luminoso, y por los miembros de
las fuerzas del orden. En dicho período se rompieron una serie de vínculos ciudadanos,
atravesando todas las esferas de la vida, de lo familiar pasando por lo comunal, lo
intercomunal y lo local, afectando igualmente las relaciones entre estratos, clases sociales
y grupos locales. El discurso de la guerra encubrió conflictos comunales, grupales o
familiares por la tierra, conflictos personales por el poder o viejos conflictos internos. A
su vez, este proceso generó daños permanentes de diversa escala y magnitud en el
espíritu del pueblo.
Por ello, frente a los procesos u objetos simbólicos (por ejemplo los lugares de
recordación o memoria), es fundamental que la población, en primer lugar los
directamente afectados, pero también el conjunto de la población pueda reconocerlos,
hacerlos suyos y utilizarlos como facilitadores en el proceso de vivir la reparación.
Además, es conveniente tener presente que los actos o gestos públicos, en particular si
provienen del Estado, tienen una fuerte carga o connotación política y dentro de procesos
como los mencionados adquieren particular valor para los actores, como expresión de
voluntad manifiesta, no solamente de reparar sino de avanzar hacia nuevas formas de
convivencia y hacia la reconciliación nacional.
Es preciso enfatizar, en este sentido, el papel de bisagra que cumple este tipo de
reparación, entre la verdad y la reconciliación. Para ello, al formular recomendaciones
sobre medidas de reparación simbólica, es necesario encontrar un equilibrio entre las
demandas de las víctimas, que deben ser escuchadas y tomadas en cuenta y las
necesidades de carácter nacional en un periodo de consolidación democrática, con sus
correlatos de reconocimiento, interpretación, pedagogía y memoria.
Objetivo
Siembra Democracia/Theidon 216
Beneficiarios
Componentes
1. Gestos públicos
2. Actos de reconocimiento
prisión
Justificación
(perpetradores que viven en las comunidades al lado de las víctimas; conflictos entre
interpersonales y los lazos de solidaridad, las redes familiares. Las familias sufrieron el
dificultado que fueran procesados los conflictos producidos por la violencia y los ha
problemas que afectan el funcionamiento social y limitan las posibilidades de una vida
Objetivo
conflicto armado interno recupere la salud mental y física, que se reconstituyan las redes
Siembra Democracia/Theidon 219
armado.
Componentes
1. Promoverá los recursos personales y culturales tanto de las personas como de las
comunidades. Esta es una condición necesaria para facilitar los procesos de
acercamiento y recuperación frente a las experiencias traumáticas generadas por
el conflicto armado.
2. Identificará las especificidades de la problemática de la salud mental de las
mujeres y valorará su rol en el proceso de recuperación en el ámbito personal y
comunitario.
3. Incorporará prácticas culturales de salud y medicina tradicionales. Adaptará su
metodología y contenidos a la cosmovisión de la población, priorizando la
comunicación en el idioma materno.
4. Reconocerá a la población como agente activo de cambio, lo cual implica
horizontalidad en la relación y mecanismos de participación en la toma de
decisiones, incluyendo el diseño mismo del programa.
5. Tomará en cuenta las experiencias de intervención psicosocial exitosas en cada
localidad. Ello implicará conocer estas experiencias e integrar sus aportes al
programa.
6. Involucrará a las organizaciones comunitarias de la población afectada en los
procesos de recuperación y promoción de la salud mental.
7. Se articulará a acciones de mejoramiento de las condiciones de vida, personales y
comunitarias.
8. Procurará evitar que se estigmatice a la población (evitando calificativos como
“violadas” o “enfermos mentales”, “sucios”) o que sea marginada en las
localidades donde vive, debido a la ayuda que reciben del programa.
9. Basará su implementación en vínculos de confianza establecidos por instituciones
que gocen de credibilidad en las zonas afectadas.
10. Incorporará a agentes locales (profesionales de diferentes especialidades)
vinculados a organismos gubernamentales y no gubernamentales de sectores
Siembra Democracia/Theidon 220
comunes surjan las bases para reanudar lazos y reconstruir las estructuras de apoyo.
Acceso a la salud
Educación y sensibilización
Siembra Democracia/Theidon 224
sociales.
etc.
Justificación
La violencia que asoló el país entre 1980 y 2000 no sólo significó la pérdida de
decenas de miles de vidas humanas, desplazamiento masivo de poblaciones, tortura, y
efectos psicológicos devastadores. Originó también la pérdida de oportunidades
educativas para los jóvenes que tuvieron que interrumpir sus estudios debido al clima de
inseguridad en sus poblaciones. Algunos de estos jóvenes tuvieron que abandonar sus
estudios para apoyar a sus familias ante la muerte o desaparición de los padres, otros
debido a la situación de desplazamiento que sufrieron al tener que abandonar sus lugares
de origen en búsqueda de seguridad y unos terceros, al dedicarse a la defensa de sus
comunidades integrándose a los Comités de Autodefensa. Las pérdidas de oportunidades
educativas se generaron también por la carencia de la infraestructura necesaria, producto
de la destrucción de centros educativos durante el periodo de violencia así como por la
poca flexibilidad de los organismos de educación para acoger y comprender este
fenómeno.
Esta situación opera en la actualidad como un factor limitante para la
recuperación de los niveles de vida de cientos de personas que vieron truncado su futuro.
Estos jóvenes y niños que hoy en día son adultos, al no tener una educación adecuada se
Siembra Democracia/Theidon 225
Objetivo
Beneficiarios
Exoneración de pagos
Justificación
Entre las finalidades a que puede aspirar un plan integral de reparaciones, están,
en primer lugar, la devolución a la víctima de su estatus pleno de ciudadano, de sujeto de
derechos, que se ha visto vulnerado como consecuencia de la violación de derechos que
ha sufrido y, en segundo lugar, las acciones pertinentes para remover estigmas legales.
Una de las situaciones más evidentes de restricción de la ciudadanía se da en los
casos de desaparición forzada, donde la víctima queda en una suerte de limbo jurídico.
No está muerto pero tampoco está vivo. No está vivo, factualmente hablando, pero si lo
está en términos legales, pues no ha fallecido. Más allá de la condición de la persona
Siembra Democracia/Theidon 227
Objetivo
Beneficiarios
Se considerarán como beneficiarios del Programa de restitución de derechos
ciudadanos a:
indebidamente por los delitos de terrorismo o traición a la patria, la CVR recomienda que
traición a la patria a cargo de la Sala Nacional de Terrorismo, lo cual sólo pudo avanzar
Exoneración de pagos
Para el conjunto de las medidas planteadas en el Programa de restitución de
derechos ciudadanos, se recomienda que, por su propio efecto reparador, acceder a
ellas no debe de constituir una carga adicional para la economía de los beneficiarios.
Justificación
Los dramáticos efectos del conflicto armado interno sobre los derechos humanos de los
Peruanos, que tuvo consecuencias sobre las condiciones de vida de los grupos más
afectados y sobre el tejido social que da sustento a nuestra sociedad, aún no han sido
reparados. A pesar que dicho conflicto cesó oficialmente hace más de una década, la
violencia sigue vigente en varias localidades y regiones del país, y el Estado y la sociedad
peruana no han tenido una respuesta consistente orientada a resarcir los daños causados.
En algunos casos, el Estado reconstruyó infraestructura y reestableció servicios, pero las
acciones orientadas a reparar los daños personales han sido muy pocas, beneficiando por
Siembra Democracia/Theidon 230
lo general sólo a aquellos que tuvieron los medios y recursos para demandar e iniciar
procesos judiciales o administrativos tendientes a una reparación.
Existe una clara conciencia de que el dolor ocasionado por la pérdida de la vida de
miles de personas constituye un daño irreparable, y que ninguna suma podrá compensar
la pérdida de un ser querido. En este sentido, las reparaciones económicas son parte del
reconocimiento del Estado por los daños infligidos, las pérdidas sufridas y el daño moral
padecido por las víctimas del conflicto armado interno. Estas reparaciones simbolizan el
esfuerzo y reconocimiento público de una voluntad de reestablecer condiciones de
justicia y de reparar los daños que sufrieron los ciudadanos.
Objetivo
Beneficiarios
Componentes
Justificación
Objetivo
Beneficiarios
Componentes
Consolidación institucional
o por otros lazos culturales) que en las comunidades son fundamentales para la gestión,
y regantes, etc.).
Una de las consecuencias más graves del conflicto armado interno vivido en
nuestro país las dos últimas décadas, fue la desaparición de miles de peruanos, cuyo
paradero aún se desconoce. Sabemos que muchos de ellos deben encontrase en lo que
ahora definimos como Sitios de Entierro y que antes eran conocidos como fosas
comunes. Los diversos hallazgos efectuados sobre el particular entre 1997 y mediados del
año 2001, han demostrado la veracidad de estas afirmaciones.
Problemática
Objetivo General
El trabajo multidisciplinario por esencia, atendiendo a que los expertos van a provenir de
las diferentes instituciones involucradas con la investigación de las violaciones a los
derechos humanos, genera la optimización y objetividad de los resultados en la medida
que cada quien asumirá el rol que le corresponde dentro del proceso, en procura de
mejorar incluso el estándar de las instituciones precedentes. Es así que luego, las nuevas
responsabilidades serán asumidas dentro del contexto y mandato que cada institución
permite, siendo posible que de manera conjunta y coordinada, se genere la transparencia
y objetividad necesarias y fundamentales para restituir la credibilidad en las instituciones
del Estado por las personas
afectadas.
Es necesario que en el planteamiento señalado se priorice los casos que cuenten con la
información preliminar completa y tengan un correcto desarrollo jurídico y técnico, de
modo que la investigación de los eventos corresponda a aquellos que tienen mayor
sustento y viabilidad.
En este sentido, los casos a exhumar pueden ser clasificados como urgentes, dentro de los
que estarían aquellos en riesgo de desaparecer; entonces se debe intervenir de inmediato,
a pesar de no contar con toda la información necesaria con el fin de preservar la
evidencia.
Paralela o inmediatamente posterior a esta acción se debe recolectar la información que
permita conducir la investigación apropiadamente.
Siembra Democracia/Theidon 240
Esta etapa exige una especial responsabilidad a nivel moral, ético, judicial y
humanitario. Este proceso busca establecer básicamente las causas de muerte y las
circunstancias que la rodearon, así como la identidad plena de los restos humanos
recuperados.
Esta instancia coordinaría y supervisaría el desarrollo y ejecución del Plan, sin que ello
implique el control o alguna otra injerencia que vulnere la autonomía exigida para este
tipo de procesos.
Asimismo, realizará un seguimiento constante de los casos en investigación, asumiendo
una vigilancia permanente de las metas alcanzadas tanto en lo referente a la identificación
de las víctimas cuanto la judicialización de los casos.
Puede proponer para la incorporación en el Plan, casos previamente documentados y el
acopio de informaciones que se canalizarán a través de la Unidad de Investigación, como
se explicará seguidamente, así como la coordinación de la entrega a los familiares de los
restos de sus deudos que hayan sido identificados.
Sin perjuicio del respeto a la autoridad del Ministerio Público, quien asume la
conducción y dirección de la etapa prejudicial, la experiencia internacional y nacional,
evidencia la necesidad de crear una unidad especializada que desarrolle las actividades
necesarias para la ejecución del Plan.
La Oficina de Personas Desaparecidas por el conflicto armado interno OPD, es
una entidad operativa, autónoma e independiente y estará conformada por especialistas
independientes de diferentes disciplinas vinculadas a esta compleja tarea y con amplia
experiencia en el campo forense de personas desaparecidas.
Los especialistas podrían ser propuestos y asignados por los diferentes instituciones que
conforman la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas por el conflicto armado
interno 1980 - 2000, pero observando la exigencia de la independencia y autonomía
profesional que la investigación antropológica forense exige. Su objetivo primordial es el
de investigar e intervenir en los casos de personas desaparecidas en el conflicto armado
interno que están
sustentados con un suficiente criterio técnico – especializado, viabilizando el desarrollo
del Plan y las metas establecidas.
Siembra Democracia/Theidon 242
Reformas Institucionales
Fundamentación
De otro lado, los grupos subversivos pudieron prosperar porque aprovecharon espacios
asignados por dos características: de un lado, por la postergación y el atraso, así como por
altos grados de conflictividad social; y del otro, por la relativa ausencia del Estado y de
organizaciones políticas y sociales capaces de cumplir funciones de intermediación. Ante
la ausencia de mecanismos institucionales de expresión y procesamiento de demandas, la
subversión utilizó los conflictos sociales para ganar adhesiones e imponer un orden,
aunque totalitario.
Las reformas institucionales del Estado que propone la CVR no constituyen ni deberán
constituir una propuesta de reforma del Estado integral, que es responsabilidad de otros
organismos y actores.. En esa orientación las reformas institucionales que presentamos
constituyen cambios o modificaciones de la pauta, institucionalidad o normativa vigente
que tendrán un impacto en un determinado ámbito, actividad o sector de la acción del
Estado. El trabajo proporciona importantes criterios sobre una serie de actores
institucionales, sus formas de organización y sus patrones de acción. En conclusión, se
propone que las reformas institucionales son muy diversas, y las agrupamos en cuatro
grandes áreas:
IV. Recomendaciones para la elaboración de una reforma que asegure una educación de
calidad, que promueva valores democráticos: el respeto a los derechos humanos, el
respeto a las diferencias, la valoración del pluralismo y la diversidad cultural; y visiones
actualizadas y complejas de la realidad peruana, especialmente en las zonas rurales.
Recomendación general
Antes de pasar a las recomendaciones específicas en cada una de las cuatro áreas,
hay una de carácter general, que atañe directamente a todos los actores sociales y
políticos. Consideramos de un gran valor pedagógico para el país el que todos los actores
hagan un claro deslinde con la violencia y hagan explícito que sólo en el marco de un
régimen democrático es que debe darse la convivencia entre los peruanos. Por ello
proponemos:
Esta recomendación, para no quedarse en una mera declaración retórica, debe ser
expresión de un compromiso de todos los actores en torno a implementar las reformas y
cambios necesarios para erradicar la posibilidad de que los sucesos que sufrimos en las
últimas dos décadas vuelvan a producirse. La expresión de un compromiso de este tipo
debiera ser una referencia para avanzar en desterrar la violencia como un patrón de
conducta o interacción social en todos los ámbitos de la vida.
Siembra Democracia/Theidon 246
En las investigaciones realizadas por CVR ve claramente que en otros contextos la acción
de los grupos violentistas no logró prosperar, y que la política contrasubversiva del
Estado no asumió formas de represión indiscriminada. Esta situación se registró allí
donde la presencia estatal fue más fuerte, y no sólo por medio de los aparatos coercitivos,
si no a través de instituciones vinculadas a las políticas sociales y a oportunidades de
desarrollo. También se registró que allí donde el entramado político y social fue más
denso, en espacios donde actuaron partidos políticos y organizaciones sociales, la
población contó con más recursos para hacer valer sus derechos. En suma, la presencia
del Estado y de las organizaciones políticas y sociales constituyó un muro de contención
para el accionar subversivo, y también para evitar respuestas represivas indiscriminadas.
Uno de los sectores más duramente golpeados por la violencia y el abandono son los
pueblos indígenas. Es recomendable que el Estado promueva el reconocimiento y
fortalecimiento de los derechos específicos de los pueblos indígenas y comunidades en el
marco jurídico nacional, e incluirlos de manera importante en el proceso de reforma
constitucional, con la finalidad de brindarles una protección jurídica justa y legítima
como sujetos de derechos y reafirmar la diversidad y pluralidad de la nación peruana.
La violencia que padecimos los peruanos entre 1980 y 2000, originada por los grupos
subversivos, pudo adquirir las proporciones que adquirió también por una respuesta
estatal
desacertada. Precisamente, el reconocimiento de los errores fue fundamental para la
derrota de la subversión, y lo es para que el problema no se repita, más todavía
considerando que todavía están presente remanentes de los grupos violentistas.
¾ Desarrollar una política nacional de seguridad que incluya una estrategia nacional
de pacificación, que apunte a la reconciliación y presencia del Estado en todo el
territorio. Habrá que constituir una estructura de mando y asunción de
responsabilidades para una política general de pacificación, de mediano y largo
plazo, que comprenda diversos campos y objetivos además de los estructamente
militares y policiales, que se plantee asegurar la adhesión de la población al
régimen democrático, particularmente en las zonas más afectadas por la
violencia, como una forma permanente de prevenir o aislar a cualquier grupo
violentista.
IV. Recomendaciones para la elaboración de una reforma que asegure una educación
de calidad, que promueva valores democráticos: el respeto a los derechos humanos, el
respeto a las diferencias, la valoración del pluralismo y la diversidad cultural; y
visiones actualizadas y complejas de la realidad peruana, especialmente en las zonas
rurales
pues ambos exigen como requisito esencial la sustitución de la violencia por la paz. A
esto deben colaborar tanto la educación formal como la informal en todos sus niveles.
En tanto se propone, para lograr una conciencia de paz, que la educación tenga un rol
fundamental que jugar en la construcción de una sociedad pacífica y democrática.
El primer requisito para lograrlo es que las personas desarrollen al máximo grado posible
sus habilidades y capacidades para ser mañana trabajadoras creativas y ciudadanas
responsables. Esto incluye dar énfasis tanto a los cursos de formación humanística y de
derechos humanos, como de ciencias. De esta manera se logrará la formación más
integral de la persona y, con ello, se le permitirá la creación y el progreso, que la alejan
de la proclividad a la destrucción y la violencia. No hay que descuidar ningún nivel
educativo, desde el inicial hasta el superior. Las autoridades educativas peruanas tienen
que redefinir los contenidos, metodologías y coberturas para lograr su máxima extensión
a las personas involucradas.
Promover una reforma curricular que ponga mayor énfasis en cursos de formación
general y humanística, en cursos de formación en derechos humanos y humanitario, en
cursos de formación científica tanto de las ciencias sociales como de las naturales, y en la
práctica del
deporte y del arte. De esta manera se logrará la formación más integral de la persona y,
con ello, se le permitirá la creación y el progreso, que la alejan de la proclividad a la
destrucción y la violencia.
Esto último es muy importante tenerlo en cuenta, pues la ausencia de una visión científica
del mundo no sólo propicia prejuicios, sino que ha sido una de las principales causas del
arraigo del maoísmo y del senderismo en nuestro medio. El materialismo elemental y
burdo de esas doctrinas aparentemente proporcionaba una explicación definitiva de la
realidad social y cósmica y de sus principales procesos. Tales dogmas se aceptaron con
igual fervor y entusiasmo que los dogmas religiosos tradicionales, en un proceso de
sustitución evidente. Un programa de estudios que pueda contrarrestar eficientemente
esta situación debe apuntar entonces a ampliar la visión del mundo y a proporcionar bases
sólidas para un diálogo informado con las ciencias sociales y naturales actuales.
La educación peruana debe atender a la diversidad cultural, étnica y lingüística del país
promoviendo la enseñanza en el idioma materno como mejor sistema de aprendizaje de la
niñez; se deben promover también programas no escolarizados de educación para los
adultos.
Finalmente, los medios pueden jugar un papel importante tanto para crear un ambiente o
clima propicio para la violencia, como para la pacificación y estabilidad del país.
También pueden colaborar con objetivos educativos y culturales, o pueden contribuir al
ahondamiento de los problemas de la calidad educativa y el desinterés por la cultura. En
el marco de un estricto cumplimiento de la libertad de prensa, deberían buscarse
mecanismos transparentes para que los medios colaboren con algunas tareas colectivas a
favor de la educación y la cultura en el país.
Siembra Democracia/Theidon 257
Por ello se propone que las autoridades educativas deben redefinir los contenidos,
metodologías y cobertura para garantizar que al terminar la educación básica, la persona
esté capacitada para acceder al mercado laboral y, también, sea capaz de tomar
planificadamente las decisiones principales de su vida laboral y productiva. Si este
trabajo debe hacerse en todos los ámbitos de la nación, debe ponerse énfasis en los
sectores de población rural que son, estadísticamente hablando, los más afectados por la
pobreza.
Como resultado de sus investigaciones sobre el proceso de violencia de origen político que se
vivió en el Perú entre los años 1980 y 2000, la Comisión de la Verdad y Reconciliación ha llegado a las
siguientes conclusiones:
1. La CVR ha constatado que el conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y
2000 constituyó el episodio de violencia más intenso, más extenso y más prolongado de
toda la historia de la República. Asimismo, que fue un conflicto que reveló brechas y
desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad peruana.
3. La CVR afirma que el conflicto abarcó una proporción mayor del territorio nacional
que cualquier otro,60 provocó enormes pérdidas económicas expresadas en destrucción de
59
En un intervalo de confianza al 95 por ciento cuyos límites inferior y superior son 61,007 y 77,552 víctimas,
respectivamente.
60
La CVR ha recibido reportes de muertes y desapariciones como producto del conflicto armado interno en todos los
departamentos, salvo Moquegua y Madre de Dios. Sólo en Tacna (1) y Tumbes (4), la cifra de víctimas reportadas a la
CVR es de un dígito (véase: mapa 1).
Siembra Democracia/Theidon 260
4. La CVR constata que existió una notoria relación entre situación de pobreza y
exclusión social y probabilidad de ser víctima de violencia. En el departamento andino de
Ayacucho, donde ésta se inició, se concentra más del 40 por ciento de muertos y
desaparecidos reportados a la CVR. Al sumar a ellas las víctimas consignadas por la
CVR en los departamentos de Junín, Huánuco, Huancavelica, Apurímac y San Martín se
llega al 85 por ciento de las víctimas registradas por la CVR61.
61
Debe señalarse cómo quienes hoy viven en esos departamentos son tan pobres que en conjunto concentran tan sólo el
9 por ciento del ingreso de todas las familias peruanas. Además Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Huánuco son 4
de los cinco departamentos más pbres del país.
62
En comparación al 29% de personas que vivían en zonas rurales según el censo de 1993 y el 28% de la PEA nacional
estaba ocupada en el sector agropecuario en ese mismo año.
63
Este dato contrasta de manera elocuente con el hecho de que la población que comparte esa característica constituye
solamente el 16 por ciento de la población peruana de acuerdo con el censo nacional de 1993. En los tres
departamentos más afectados, la proporción de personas que hablaban quechua u otra lengua nativa es siempre mayor
entre las víctimas fatales reportadas a la CVR que en el conjunto de la población.
Siembra Democracia/Theidon 261
9. La CVR ha constatado que la tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú rural,
andino y selvático, quechua y asháninka, campesino, pobre y poco educado, no fue
sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata, a juicio de la CVR, el
velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes en la sociedad peruana a casi dos
siglos de nacida la República.
10. La CVR ha hallado que el conflicto puso de manifiesto graves limitaciones del Estado
en su capacidad de garantizar el orden público y la seguridad, así como los derechos
fundamentales de sus ciudadanos dentro de un marco de actuación democrático.
11. La CVR asimismo ha encontrado una precaria vigencia del orden constitucional y el
Estado de Derecho, los que en momentos de la crisis fueron vulnerados.
Las responsabilidades del conflicto
13. Para la CVR, el PCP-SL fue el principal perpetrador de crímenes y violaciones de los
derechos humanos tomando como medida de ello la cantidad de personas muertas y
desaparecidas. Fue responsable del 54 por ciento de las víctimas fatales reportadas a la
CVR. Esta cuota tan alta de responsabilidad del PCP-SL es un caso excepcional entre los
Siembra Democracia/Theidon 262
grupos subversivos de América Latina y una de las singularidades más notorias del
proceso que le ha tocado analizar a la CVR.
14. La CVR ha comprobado que el PCP-SL desplegó extremada violencia e inusitada crueldad que
15. La CVR ha encontrado que el PCP-SL fue en contra de las grandes tendencias históricas del país,
poniendo en práctica una férrea voluntad política se expresó como un proyecto militarista y totalitario de
16. La CVR considera que la ideología en que el PCP-SL sustentó su proyecto fue de
carácter fundamentalista, centrada en una rígida preconcepción del devenir histórico,
encerrada en una visión únicamente estratégica de la acción política y por tanto reñida
con todo valor humanitario. Desdeñaba el valor de la vida y negaba los derechos
humanos.
17. La CVR ha constatado que el PCP-SL logró su cohesión interna a través del llamado
Pensamiento Gonzalo que reflejó el culto a la personalidad de Abimael Guzmán
Reynoso, fundador y dirigente de la organización, a quien se le consideró la encarnación
del pensamiento más elevado en la historia de la humanidad.
18. Para la CVR, el PCP-SL, de acuerdo a su ideología, adoptó una estrategia que buscó
consciente y constantemente provocar respuestas desproporcionadas por parte del Estado
sin tener en cuenta el profundo sufrimiento que ello ocasionaba a la población por la que
decía luchar.
humana y por el derecho a la vida, incluyendo la de sus militantes. Exacerbó en ellos una
vena fanática que se convirtió en su sello de identidad.
21. La CVR encuentra asimismo un potencial genocida en proclamas del PCP-SL que
llaman a «pagar la cuota de sangre» (1982), «inducir genocidio» (1985) y que anuncian
que «el triunfo de la revolución costará un millón de muertos» (1988). Esto se conjuga
con concepciones racistas y de superioridad sobre pueblos indígenas.
23. La CVR ha constatado que la prédica del PCP-SL pudo tener aceptación fugaz, en
razón de la incapacidad del Estado y de las élites del país para responder a las demandas
educativas de una juventud frustrada en sus esfuerzos de movilidad social y de aspiración
de progreso.
24. La CVR ha encontrado que el PCP-SL secundó las tesis maoístas y convirtió a las
zonas rurales en el escenario principal del conflicto. Sin embargo, no tomó en cuenta las
necesidades y aspiraciones económicas del campesinado, ni sus organizaciones propias ni
sus especificidades culturales, y convirtió, más bien, a los campesinos en masa que debía
someterse a la voluntad del partido. La disidencia individual en la masa llevó a asesinatos
y aniquilamientos selectivos, y la disidencia colectiva condujo a masacres y
arrasamientos de comunidades enteras.
Siembra Democracia/Theidon 264
25. La CVR ha establecido que la presencia del PCP-SL en los andes y la respuesta
contrasubversiva del Estado revivió y militarizó viejos conflictos intra e intercomunales.
Catalogó como “enemigos de clase” a los sectores relativamente más conectados al
mercado o a las redes e instituciones regionales o nacionales, y decretó su destrucción.
Su “guerra campesina” contra el Estado se convirtió en muchos casos en
enfrentamientos entre campesinos.
26. La CVR ha constatado que la violencia extrema practicada por el PCP-SL en las
localidades rurales de los andes se extendió también a los centros urbanos. Lima y otras
ciudades fueron también escenario complementario y sufrieron sabotajes, asesinatos
selectivos, paros armados y actos terroristas, especialmente bajo la modalidad de coches-
bomba. Desde un principio, pero más aún en la segunda mitad de la década de 1980 y
principios de los años 90, Lima resultó ser además un importante centro de reclutamiento
para el PCP-SL.
27. La CVR señala que la concepción ideológica del PCP-SL implicaba la destrucción del
“viejo Estado” desde sus cimientos, ello los llevó al asesinato de autoridades,
especialmente locales: alcaldes, gobernadores, tenientes gobernadores, jueces de paz.
Pero también autoridades nacionales: ministros, parlamentarios y otros representantes de
los poderes del Estado.64 El 12 por ciento de las víctimas fatales reportadas a la CVR que
fueron causadas por el PCP-SL eran autoridades. Además, incurrió en el asesinato masivo
de dirigentes sociales, hombres y mujeres, dirigentes comunales, alcaldes varas,
dirigentes campesinos, sindicales, barriales, magisteriales y de organizaciones de
mujeres.
28. La CVR por la generalidad y sistematicidad de estas prácticas, señala que miembros
del PCP-SL, y en especial su dirección nacional y su denominada jefatura, tienen directa
responsabilidad por la comisión de crímenes de lesa humanidad en el marco de ataques
64
La CVR ha recibido reportes de 930 autoridades locales asesinadas por el PCP-SL, sin embargo, la CVR estima que
la cifra real es mucho mayor.
Siembra Democracia/Theidon 265
armados contra la población civil, cometidos a gran escala o bien como parte de una
estrategia general o planes específicos. Del mismo modo, estas conductas constituyen, a
juicio de la CVR, graves infracciones a los Convenios de Ginebra, cuyo respeto era
obligatorio para todos los participantes en las hostilidades. La perfidia con la que actuó el
PCP-SL en el terreno, escudándose en la población civil, evitando el uso de distintivos y
atacando a traición, entre otros métodos similares como el recurso a acciones terroristas,
constituyó un calculado mecanismo que buscaba provocar reacciones brutales de las
fuerzas del orden contra la población civil, incrementando en una forma extraordinaria
los sufrimientos de las comunidades en cuyos territorios se llevaban a cabo las
hostilidades.
29. La CVR encuentra la más grave responsabilidad en los miembros del sistema de
dirección del PCP-SL por el conflicto que desangró a la sociedad peruana, por los
siguientes elementos:
30. Por haber dado inicio a la violencia en contra del sentimiento abrumadoramente
mayoritario de la población;
31. La CVR hace notar la profunda irresponsabilidad y menosprecio del PCP-SL hacia
sus propios militantes, a quienes se les inducía a matar y morir de la manera más cruel y
sanguinaria, mientras que sus dirigentes máximos, especialmente Abimael Guzmán
Reynoso, permanecían en Lima, exentos de riesgos físicos y privaciones, prácticamente
durante todo el conflicto. Esta incongruencia se expresó de la manera más patente
cuando, tras ser capturado, Abimael Guzmán Reynoso, abandonó casi inmediatamente la
tesis del “equilibrio estratégico” y solicitó al gobierno un “acuerdo de paz” junto con un
reconocimiento explícito y sumamente elogioso al gobierno dictatorial de Alberto
Fujimori y Vladimiro Montesinos.
32. La CVR expresa su pesar por los miles de jóvenes que resultaron seducidos por una
propuesta que constataba los profundos problemas del país y proclamaba: «la rebelión se
justifica». Muchos de ellos, con voluntad de transformar esa realidad injusta, no
advirtieron que el tipo de rebelión que planteaba el PCP-SL implicaba el ejercicio del
terror y la implantación de un régimen totalitario. Quedaron así encuadrados en una
organización absolutamente vertical, y totalitaria que les inculcaba el desprecio por la
vida, castigaba las discrepancias y exigía plena sumisión. Muchos de ellos murieron inútil
y cruelmente. La CVR llama al país a impulsar las reformas institucionales necesarias
para que proyectos terroristas y totalitarios no encuentren nunca más eco alguno entre los
jóvenes.
33. La Comisión constata constatar que a diferencia de otros países de América Latina
por esa misma época, entre 1980 y 1992 el conflicto armado interno se desarrolló
mientras imperaba en el Perú un régimen democrático, con elecciones libres, libertad de
prensa y el sistema político más inclusivo de nuestra historia contemporánea. El PCP-SL
y el MRTA se autoexcluyeron de manera unilateral del sistema democrático y socavaron
más bien con sus acciones armadas el régimen político democrático instaurado en 1980.
34. En 1984, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) inició a su vez una
lucha armada contra el Estado y es responsable del 1.5% de las víctimas fatales que
fueron reportadas a la CVR. A diferencia de SL y en forma similar a otras organizaciones
armadas latinoamericanas con quienes mantuvo vínculos, el MRTA reivindicaba sus
acciones y sus miembros usaban distintivos para diferenciarse de la población civil, se
abstuvo de atacar a la población inerme y en algunas coyunturas dio muestras de estar
abierto a negociaciones de paz. Sin embargo, el MRTA incurrió también en acciones
criminales65, recurrió a asesinatos, como en el caso del Grl. Enrique López Albújar, a la
toma de rehenes y a la práctica sistemática del secuestro, crímenes que violan no sólo la
libertad de las personas sino el derecho internacional humanitario que el MRTA afirmaba
respetar. Cabe resaltar también que el MRTA asesinó a disidentes de sus propias filas.
35. En balance, durante la década de 1980 el discurso y las acciones del MRTA
contribuyeron a crear un clima en el cual el uso de la violencia PRETENDIO SER O
APARECER aparecía como un recurso político legítimo, favoreciendo en última
instancia el accionar y expansión de Sendero Luminoso. Y en la década de 1990,
especialmente a partir de su frustrada toma del Congreso y de la toma de la residencia del
embajador japonés en diciembre de 1996, el MRTA favoreció la legitimación de la
política contrasubversiva autoritaria y militarizada del gobierno de Alberto Fujimori.
36. La CVR constata que Fernando Belaúnde Terry y Alan García Pérez ganaron la
presidencia en elecciones libres y directas por los ciudadanos. También lo hizo Alberto
Fujimori en 1990. Sin embargo, a partir del golpe de Estado del 5 de abril de 1992,
Fujimori se convirtió en un gobernante autoritario, que buscó permanecer en el poder
consolidando una autocracia corrupta.
65
El acto mismo de levantarse en armas contra un régimen legítimamente elegido es un acto criminal.
Siembra Democracia/Theidon 268
37. La CVR hace notar que, a pesar de la subversión armada del PCP-SL y del MRTA, y
de ser notoriamente deficitaria en muchos aspectos, la democracia respetó la separación
de poderes y la libertad de expresión, celebró tres elecciones presidenciales y
parlamentarias, cuatro elecciones municipales nacionales y elecciones regionales en
1989. Ninguna de ellas fue cuestionada.
38. La CVR constata no obstante, que quienes gobernaron el Estado en ese período
carecieron de la comprensión necesaria y del manejo adecuado del conflicto armado
planteado por PCP-SL y el MRTA. Existió un interés por poner en marcha la
Constitución de 1979, por desarrollar el país y por hacer que la relación entre gobernantes
y gobernados fuese expresión del Estado de Derecho. Sin embargo, tanto el gobierno del
presidente Belaúnde como el del presidente Alan García erraron al no aplicar una
estrategia integral, vale decir social, política, económica, militar, psicosocial, de
inteligencia y de movilización del conjunto de la población para hacer frente de un modo
eficaz y dentro de sus propios marcos democráticos a la subversión armada y al
terrorismo.
39. La CVR señala que las fuerzas policiales tenían el deber de enfrentar a los grupos
subversivos que vulneraban los derechos fundamentales de los ciudadanos y reconoce la
esforzada y sacrificada labor que sus miembros realizaron durante los años de violencia.
Asimismo, rinde su más sentido homenaje a los más de un millar de valerosos efectivos
que perdieron la vida o quedaron discapacitados en cumplimiento de su deber.
40. La CVR considera que la formación contrasubversiva recibida hasta entonces por las
fuerzas del orden había tenido como referente a movimientos guerrilleros según el
modelo castrista o, en el mejor de los casos, a grupos armados semejantes a los que por
esos años actuaban en otros países de América Latina. Esta fue una razón principal de su
dificultad para enfrentar a un enemigo vesánico, que se confundía entre la población civil
y era diferente a aquellos grupos subversivos.
Siembra Democracia/Theidon 269
41. La CVR señala que las fuerzas de la policía tuvieron que responder a la agresión del
PCP-SL y, después, del MRTA en condiciones logísticas precarias, sin entrenamiento
adecuado ni rotación suficiente de efectivos. Cuando recibieron la responsabilidad de
conducir las acciones de lucha contrasubversiva en Ayacucho, no contaron con un apoyo
adecuado del gobierno.
43. La CVR ha constatado que una vez declarado el estado de emergencia en Ayacucho,
en octubre de 1981, la intervención del destacamento policial contrainsurgente
denominado los sinchis66 hizo crecer las violaciones a los derechos humanos, generó
resentimientos y distanció a la policía de la población.
44. La CVR señala que tanto las dificultades de coordinación para sumar esfuerzos entre
los tres institutos policiales, cuanto la corrupción en altos oficiales y en unidades
estratégicas fueron factores externos al conflicto mismo que impidieron un mejor
desempeño policial en los años en que la subversión aún era débil. Por ello, a pesar de los
relativos logros obtenidos durante 1982 con la captura de subversivos, especialmente en
las ciudades, hubo dos acontecimientos que mostraron que la subversión había excedido
las capacidades de las FFPP: el asalto al centro penitenciario de Huamanga por el PCP-
SL y el repliegue de los puestos policiales en el campo a lo largo de 198267.
66
Unidad contrainsurgente de la antigua Guardia Civil.
67
Las FFPP no contaban con un despliegue suficiente de efectivos en zonas rurales. Allí se encontraban destacados
pequeños contingentes de guardias civiles con formación básica, que en muchos casos no sumaban más de ocho.
Básicamente, personal de refuerzo como los sinchis, estuvieron acantonados en la ciudad de Huamanga, desde donde
realizaban viajes en helicóptero. Pero, incluso con ellos, no se dieron abasto para dar una respuesta en la totalidad las
Siembra Democracia/Theidon 270
45. La CVR ha constatado que con el ingreso de las FFAA a Ayacucho y la posterior
implantación de los Comandos Político-Militares (CPM) en las zonas declaradas en
estado de emergencia, se impuso la subordinación policial a las FFAA, quedando sujeta a
las funciones establecida por los jefes militares, por encima de sus propios comandos y
de las autoridades civiles. En este contexto y a medida que la ofensiva militar avanzó,
agentes de los tres institutos policiales que actuaron en las zonas de emergencia
incurrieron en graves violaciones a los derechos humanos.
46. La CVR concluye que la lucha contra la subversión reforzó en miembros de la policía
prácticas autoritarias y represivas preexistentes. La tortura en interrogatorios y las
detenciones indebidas que habían sido frecuentes en el trato con la delincuencia común,
adquirieron un carácter masivo durante la acción contrasubversiva. [La CVR ha
constatado que las violaciones más graves a los derechos humanos por parte de agentes
militares fueron: ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada de personas, torturas,
tratos crueles, inhumanos o degradantes. Entre estos, la CVR condena particularmente la
práctica extendida de violencia sexual contra la mujer. Todos estos actos constituyen una
deshonra para quienes fueron sus perpetradores directos y para quienes, en su condición
de superiores jerárquicos, los instigaron, permitieron o encubrieron con mecanismos de
impunidad.]
47. La CVR constata que durante la segunda mitad de la década de 1980, la unificación
de las fuerzas policiales, el seguimiento de sus labores desde el Ministerio del Interior; y
la fusión de distintas unidades operativas en la Dirección de Operaciones Especiales
(DOES), contribuyeron a una mejor coordinación de acciones para la lucha
contrasubversiva. Pese a ello, el sector no atendió ni reforzó lo suficiente a la DIRCOTE,
unidad que había adquirido experiencia a partir de su trabajo concentrado en Lima.
extensas zonas afectadas y, debido al riesgo que sus efectivos corrían debido a los ataques, tomaron la decisión de
empezar a replegar los puestos rurales, uniendo varios de los mismos sobre todo en capitales de provincia.
Siembra Democracia/Theidon 271
49. La CVR puede afirmar que el distanciamiento entre la policía y las poblaciones
tendió a agudizarse conforme se desenvolvía el conflicto armado interno. Este hecho
facilitó el arraigo de una mala imagen del policía como perpetrador o, en el caso de las
zonas cocaleras, como corrupto vinculado al narcotráfico.
50. La CVR constata que a partir de 1985 las fuerzas policiales llegaron a tener un
conocimiento más acertado de la organización y formas de acción de los grupos
subversivos. El trabajo de inteligencia operativa de la DINCOTE (antes DIRCOTE) logró
las impecables capturas de los principales dirigentes subversivos, destacando las de
Víctor Polay Campos el 9 de junio de 1992 y de Abimael Guzmán Reynoso el 12 de
septiembre del mismo año. Estas capturas constituyeron un aporte fundamental para
conseguir la derrota estratégica de la subversión y el terrorismo.
51. La CVR constata que, a partir del golpe del 5 de abril de 1992, la PNP fue sometida a
los planes del SIN y subordinada al poder militar, con un recorte significativo de sus
facultades, una distorsión de sus funciones institucionales y una cúpula involucrada en la
red de corrupción del régimen, manejada por Vladimiro Montesinos
52. La CVR señala que las FFAA, por decisión del gobierno constitucional mediante
decreto supremo expedido el 29 de diciembre de 1982, tenían el deber de enfrentar a los
grupos subversivos que desafiaban el orden constitucional de la República y vulneraban
los derechos fundamentales de los ciudadanos,
Siembra Democracia/Theidon 272
53. La CVR reconoce la esforzada y sacrificada labor que los efectivos de las FFAA
realizaron durante los años de violencia y rinde su más sentido homenaje a los más de un
millar de valerosos efectivos que perdieron la vida o quedaron discapacitados en
cumplimiento de su deber.
54. La CVR ha encontrado que las FFAA aplicaron una estrategia que en un primer
periodo fue de represión indiscriminada contra la población considerada sospechosa de
pertenecer a PCP-SL. En un segundo período, esa estrategia se hizo más selectiva,
aunque continuó posibilitando numerosas violaciones de derechos humanos.
55La CVR afirma que en ciertos lugares y momentos del conflicto la actuación de
miembros de las FFAA no sólo involucró algunos excesos individuales de oficiales o
personal de tropa, sino también prácticas generalizadas y/o sistemáticas de violaciones de
los derechos humanos, que constituyen crímenes de lesa humanidad así como
transgresiones de normas del Derecho Internacional Humanitario.
56. La CVR concluye que, en este marco, los Comandos Político-Militares (CPM),
erigidos en autoridad estatal máxima de las zonas de emergencia, pueden tener la
responsabilidad primaria por estos crímenes. El Poder Judicial debe establecer el grado
exacto de responsabilidad penal de quienes ejercieron los CPM, ya sea por haber
ordenado, incitado, facilitado o encubierto estos hechos, o bien por haber omitido el
deber fundamental de ponerles coto.
57. La CVR ha constatado que las violaciones más graves a los derechos humanos por
parte de agentes militares fueron: ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada de
personas, torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes. Entre estos, la CVR condena
particularmente la práctica extendida de violencia sexual contra la mujer. Todos estos
actos constituyen una deshonra para quienes fueron sus perpetradores directos y para
quienes, en su condición de superiores jerárquicos, los instigaron, permitieron o
encubrieron con mecanismos de impunidad.
Siembra Democracia/Theidon 273
60. La CVR señala que, en agosto de 1989, las FFAA aprobaron la sistematización de
una estrategia contrasubversiva. La nueva estrategia distinguía en los teatros de
operaciones poblaciones amigas, neutrales y enemigas, y no tenía como objetivo
principal el control territorial sino la eliminación de las OPA (Organizaciones Político-
Administrativas) o comités populares senderistas; ganar a la población y aislar a la fuerza
militar del PCP-SL. La estrategia produjo resultados decisivos, como alentar la reacción
del campesinado contra el poder senderista y la masificación de los Comités de
Autodefensa, que cambiaron las relaciones entre FFAA y campesinado.
68
Los documentos del PCP-SL reconocen alrededor de 1,700 bajas entre militantes del partido, el ejército guerrillero
popular y las denominadas “masas”, que los apoyaron entre 1983 y 1985. Aunque no hay convicción absoluta al
respecto, la CVR considera que parte de los militantes muertos del PCP-SL pueden corresponder al total de 2000
desaparecidos a manos de SL, sobre los que se puede razonablemente considerar que fueron jóvenes reclutados
forzosamente que nunca más volvieron, posiblemente porque cayeron en enfrentamientos.
Siembra Democracia/Theidon 274
61. La CVR constata que en esta etapa las violaciones de derechos humanos fueron
menos numerosas, pero más deliberadas o planificadas que en la etapa anterior.
Aparecieron, además, escuadrones de la muerte cuya actividad llevó a que el Perú
ocupara en esos años el primer lugar en el mundo en desapariciones forzadas de personas.
62. CVR señala que la nueva estrategia fue aprovechada por un grupo de oficiales que, a
su vez, diseñó planes para una posible interrupción castrense del proceso político. Parte
de esos planes autoritarios serían retomados posteriormente para el golpe de 1992.
Dichos proyectos antidemocráticos expusieron a las FFAA a dos grandes trastornos
institucionales: a) el uso de un modelo de política contrasubversiva y la imagen de una
fuerza armada victoriosa para justificar el golpe de Estado de 1992, y b) una tregua con el
narcotráfico al definir al PCP-SL como enemigo principal, que debía ser aislado del
campesinado cocalero. En algunos casos, y sobre todo a partir del ascenso de Vladimiro
Montesinos, esa tregua se convirtió en alianza.
63. La CVR concluye que la captura de Abimael Guzmán y la desarticulación del PCP-
SL y el MRTA no lograron evitar que la ética, el prestigio e incluso el bienestar y la
eficiencia de las FFAA69 quedaran seriamente mellados por una cúpula que unió su suerte
al gobierno dictatorial. Este proceso de descomposición estuvo caracterizado por la
actividad del Grupo Colina, la persecución de oficiales disidentes, así como la
organización de un sistema de corrupción, chantaje y espionaje político dentro de las
propias FFAA bajo la dirección de Vladimiro Montesinos.
64. La CVR ha encontrado que las FFAA fueron capaces de extraer lecciones durante el
proceso de violencia, las que le permitieron afinar su estrategia de manera que ésta fuera
más eficaz y menos propensa a la violación masiva de derechos humanos. Este
aprendizaje se revela ostensiblemente en el descenso de víctimas por acción de agentes
del Estado precisamente en los años más intensos del conflicto armado interno (1989-
1993), mientras que durante esos mismos años el PCP-SL desplegaba una desbordante
69
El menoscabo de la eficiencia de las FFAA en su tarea fundamental de la defensa nacional se reveló en el conflicto
del Cenepa en 1995.
Siembra Democracia/Theidon 275
violencia terrorista contra los pueblos quechua y asháninka y también contra la población
urbana. Ese aprendizaje, junto con la proliferación de los Comités de Autodefensa, la
inteligencia operativa policial, y el respaldo de la ciudadanía, permite explicar la derrota
del PCP-SL.
C. Sobre la actuación de los comités de autodefensa
65. La CVR estima que desde muy temprano, sectores del campesinado más pobre,
aquellos que según los cálculos del PCP-SL debían haber sido sus aliados principales, se
Comunidades como Uchuraccay y otras de las alturas de Huanta se encuentran entre los
ejemplos más conocidos. En algunos casos de modo espontáneo, en otros por iniciativa
de las FFAA, los productores agrarios del valle del río Apurímac formaron los primeros
presión y el amedrentamiento de las FFAA y/o de otros CADs. En ocasiones, los CADs
67. La CVR reconoce, sin embargo, que los CADs fueron un factor muy importante en el
desenlace del conflicto armado interno y rinde homenaje a los ronderos caídos en defensa
de sus comunidades y del país. Resalta, asimismo, que una vez terminado el conflicto
miembros de los CADs se ha reintegrado a sus comunidades, y el país sigue teniendo una
deuda con ellos. El Decreto Legislativo 741 promulgado a fines de 1991, y su posterior
69. La CVR considera que, dado el desarrollo de los hechos, marcado por la creciente
violencia del PCP-SL, era inevitable que el Estado utilizara sus fuerzas armadas para
hacerle frente y recurriera a declarar estados de emergencia, que eran una posibilidad
considerada por la Constitución vigente para afrontar situaciones de grave riesgo. La
CVR deplora, sin embargo, que los gobiernos que así lo decidieron, no tomasen las
previsiones para impedir los atropellos a los derechos fundamentales de la población,
atropellos posibles de acuerdo con el tipo de intervención que es propio de los cuerpos
militares, mucho más cuando voceros calificados de ellos advirtieron públicamente sobre
la alta probabilidad de una represión indiscriminada.
70
Nombrar algún Caso Judiciable.
Siembra Democracia/Theidon 277
70. La CVR es consciente que todo este actuar de los Gobiernos estaba condicionado,
tanto en su debilidad como en su improvisación, por las fallas profundas del Estado: i) su
insuficiente cobertura territorial y densidad institucional; ii) su falta de preparación para
enfrentar un conflicto de esas características; iii) la desconfianza que le provocaban
significativos sectores de sus propios ciudadanos y; iv) una creciente incapacidad para
someterse a los marcos constitucionales y legales de los que acababa de dotarse el país a
través de la Constitución de 1979.
71. La CVR debe rendir por eso su homenaje a los dirigentes y militantes de los partidos
políticos democráticos, que ofrendaron su vida o sufrieron maltrato por cumplir con
honestidad con sus deberes públicos. Nos referimos tanto a los militantes y familiares de
los partidos que gobernaron, así como a los que tuvieron responsabilidad parlamentaria o
en las regiones y municipios. Debe destacarse especialmente a las autoridades locales de
los lugares más afectados por la violencia, que mantuvieron la presencia del Estado
peruano muchas veces a costa del máximo sacrificio. Ellos deben ser un ejemplo para
todos en esta nueva etapa de búsqueda de democracia.
72. La CVR debe constatar, al mismo tiempo, una muy grave responsabilidad de los
gobiernos de esos años, así como de los partidos que tuvieron representación en el
Parlamento, los gobiernos locales y, entre 1989 y 1991, los gobiernos regionales. En los
primeros doce años del conflicto, la Policía y las Fuerzas Armadas se hicieron cargo del
combate a la subversión a partir de instrumentos legales aprobados por gobiernos civiles
y dentro del marco de una legislación antiterrorista promulgada por un Congreso elegido
democráticamente.
75. La CVR constata que la ley colocaba a militares y policías que actuaban en provincias
declaradas en estado de emergencia bajo la competencia de la justicia militar,72 lo que
favoreció la impunidad de los agentes del Estado responsables de violaciones a los
derechos humanos. Del mismo modo el carácter permanente de una situación de
excepción en cada vez más provincias, debilitó la democracia y creó un clima propicio
para las violaciones a los derechos humanos, así como un sentido común de la población
y las autoridades civiles de esas zonas, de que el poder reposaba en la autoridad militar.
76. La CVR considera que la abdicación de la autoridad democrática culminó con la
ella, los jefes de los CPM no sólo coordinaban y supervisaban sino “conducían” las
militar. Esta última permitió que los comandantes generales de las FF.AA. permanecieran
en sus cargos aún después de su fecha de retiro. La nueva legislación incluía además
penas y procedimientos que violaban las garantías del debido proceso, así como la
Constitución y tratados internacionales de los cuales el Perú era firmante: penas mínimas
71
Esta última pudo haberse dejado en manos de la autoridad civil, o de un ministro o delegado presidencial ad-hoc.
72
De acuerdo a la Ley 24150, promulgada en 1985, por la cual toda infracción en zonas declaradas en estado de
emergencia era considerada delito de función y, por tanto, era juzgada en el fuero militar.
Siembra Democracia/Theidon 279
patria, tribunales y jueces sin rostro, entre otros. Este nuevo marco legal fue uno de los
pilares del régimen surgido a partir del golpe de Estado de abril de 1992.
77. La CVR ha constatado con pesar que los gobiernos civiles no estuvieron solos en esta
concesión al uso indiscriminado de la fuerza como medio de combate contra la
subversión. Por el contrario, la proclividad de dichos gobiernos a la solución militar sin
control civil estuvo en consonancia con un considerable sector de la sociedad peruana,
principalmente el sector urbano medianamente instruido, beneficiario de los servicios del
Estado y habitante de zonas alejadas del epicentro del conflicto. Este sector miró
mayoritariamente con indiferencia o reclamó una solución rápida, dispuesta a afrontar el
“costo social” que era pagado por los ciudadanos de las zonas rurales y más
empobrecidas.
79. La CVR reconoce que el partido Acción Popular tuvo que enfrentar la subversión un
escenario difícil por la complejidad del Estado sobredimensionado legado por el gobierno
militar, por la debilidad de un sistema de partidos sin vida democrática significativa, por
relaciones cívico-militares marcadas por la distancia y la desconfianza y por la existencia
de una izquierda de gran tamaño y radicalidad.
Siembra Democracia/Theidon 280
80. La CVR recuerda que en ese contexto, el presidente Belaúnde propuso diversas
políticas de frente, que sólo fueron aceptadas por su aliado, el Partido Popular Cristiano.
Los demás partidos optaron por mantener sus propios perfiles. Ese desacuerdo complicó
enormemente las posibilidades de una respuesta unitaria a la amenaza subversiva.
81. La CVR encuentra que el conflicto armado interno fue considerado por varios meses
como un problema marginal que había tomado por sorpresa al Estado y a todas las
fuerzas políticas del país. Una vez que el incremento del número de acciones subversivas
armadas lo volvió inocultable, el gobierno de AP y la oposición perdieron un valioso
tiempo en atribuir las responsabilidades de los hechos, a partir de sus propias agendas
políticas73. Debe señalarse que ese tiempo perdido en diagnósticos errados o interesados
fue crucial para el asentamiento del PCP-SL en diversas áreas del campo ayacuchano, sin
una respuesta estatal organizada por el gobierno.
82. La CVR constata que el gobierno optó por enfrentar al PCP-SL con las fuerzas
policiales y con medidas de excepción que se prorrogaron ininterrumpidamente. Las
limitaciones de las fuerzas policiales, divididas en tres instituciones sin coordinación
entre ellas, desprovistas de equipamiento básico y sin el respaldo de una política
contrasubversiva coherente generaron, en poco tiempo, un rechazo de la población que
fue trasladado hacia el gobierno. Éste, ante la actividad cada vez más violenta de SL, optó
por ceder la conducción de la lucha antisubversiva a las FFAA a fines de 1982.
83. La CVR considera que la decisión adoptada por el gobierno de AP inició un proceso
de militarización que duró más de una década y que tuvo graves consecuencias para el
país. Con el establecimiento de comandos político-militares y ante la inoperancia del
poder político para contribuir en la lucha contrasubversiva en los campos no-militares, se
produjo una subordinación de hecho de las autoridades civiles locales a las estrategias
contrasubversivas de las FFAA.
73
Los principales actores políticos lanzaron acusaciones cruzadas que denunciaban la autoría de actos terroristas
simultáneamente al gobierno cubano y a la CIA; a la izquierda legal y al gobierno, incluso a militares velasquistas o de
ultraderecha.
Siembra Democracia/Theidon 281
las FFAA se realizaron sin tomar las previsiones indispensables por parte de la
85. La CVR concluye que el gobierno de Acción Popular toleró estas violaciones de
derechos humanos, haciendo caso omiso de las numerosas denuncias por diversas
de Putis, Pucayacu, Cabitos, entre las más notorias. Asimismo, durante ese período
Luminoso.
86. La CVR encuentra que esa injustificada tolerancia del gobierno de AP hacia los
considerar su costo en vidas humanas. Dicha política fue ratificada por la Ley 24150
promulgada en 1985.
por su tolerancia con las violaciones de derechos humanos cometidas por parte del
marginada del país, y halla en ella una lamentable muestra de esos hábitos de
88. Las cifras de la CVR revelan que entre 1983 y 1984 se produjo la mayor
asesinatos del PCP-SL y la cruenta respuesta oficial, que según los cálculos de la
CVR dejaron 19,468 víctimas fatales, es decir, 28 por ciento del total estimado para
todo el conflicto armado interna. Estas cifras que pasaron casi imperceptibles para
el resto del país, debido a las graves fracturas étnicas de nuestra sociedad.
89. La CVR expresa su reconocimiento especial a todas las víctimas pertenecientes al Partido Aprista
Peruano, muchas de las cuales fueron autoridades locales que permanecieron en sus puestos a pesar de
la intensidad de la violencia. La CVR resalta, también, el esfuerzo realizado por el gobierno del
presidente Alan García Pérez por preservar el sistema democrático, las elecciones locales y generales y
la libertad de prensa, en el contexto de una difícil situación en medio del peor conflicto armado interno
de la historia republicana del país.
90.La CVR considera que, al asumir el doctor Alan García Pérez el gobierno en julio de
1985, impulsó una serie de políticas sociales para reorientar la estrategia contrasubversiva
desarrollo dirigidas a los campesinos y a las regiones más pobres. El nuevo gobierno
asumió como propias las críticas a la actuación de las FFAA que se venían haciendo
91. La política de respeto a los derechos humanos y de denuncia de las violaciones de los
mismos se expresó, por ejemplo, en las sanciones aplicadas a los jefes militares
civil sobre la acción militar. Creó, asimismo, una Comisión de Paz y llevó adelante
92. La CVR considera, sin embargo, que la llamada “masacre de los penales” ocurridas
Frontón marcó un punto de quiebre en el esfuerzo del gobierno del APRA por imponer
desde el poder civil un nuevo esquema de respeto de los derechos humanos por las
fuerzas del orden. La CVR constata que a partir de los sucesos mencionados, las FF.AA.
relación con estos casos, sin perjuicio de otras responsabilidades que de manera
Enrique Melgar, dictaminó que la matanza no había ocurrido, mientras que la minoría de
sobre la crisis de corrupción e ineficiencia. Ello derivó en lo que más adelante sería la
través del ministerio del Interior. En el proceso se crearon nuevas unidades como la
contra el terrorismo.
96. La CVR estima que la aguda crisis económica y política que vivió el Perú a partir de
gobierno perdió el respaldo de los grupos empresariales y financieros del país. Las
existente, agravada por servicios básicos colapsando. El PCP-SL aprovechó esos espacios
de descontento para iniciar sus propias marchas de protesta hasta en la misma capital.
presuntos subversivos. Una serie de sucesos, como la aparición del Comando Rodrigo
país. Al mismo, tiempo, sin embargo se llevaron a cabo tres elecciones nacionales entre
áreas del trabajo policial que fueron muy exitosas como la del GEIN que, a la postre,
ningún momento construyó una organización política que lo respalde74. Para enfrentar los
pilares de su gestión75.
99. La CVR concluye que el golpe de estado del 5 de abril de 1992 significó el colapso
del Estado de Derecho y mostró además la debilidad del sistema de partidos; el golpe
del PCP-SL, sectores importantes de todos los estratos sociales, se mostraron dispuestos a
trocar democracia por seguridad y a tolerar las violaciones a los DDHH como el costo
74
Cambio 90 fue desactivado después de las elecciones de 1990 y nunca tuvo vida orgánica. Nueva Mayoría fue sólo
una sigla para presentarse a las elecciones. El Frente Perú al 2000, que debió respaldarlo en las elecciones del 2000,
falsificó más de un millón de firmas para inscribirse en el Jurado Nacional de Elecciones.
Siembra Democracia/Theidon 286
forzadas y masacres con crueldad, ensañamiento. La CVR posee indicios razonables para
funcionarios del SIN tienen responsabilidad penal por los asesinatos, desapariciones
101. La CVR sostiene que la DINCOTE, gracias a la experiencia acumulada desde fines
Víctor Polay, principal dirigente del MRTA, y en la de Abimael Guzmán y miembros del
Buró Político del Comité Central del PCP-SL, el 12 de setiembre de 1992. La CVR
concluye que las capturas de los líderes máximos del PCP-SL y el MRTA no fueron
usadas por el gobierno para acelerar la derrota de la subversión sino para obtener réditos
electorales.
centenares de civiles que asistían a una recepción en la residencia del embajador japonés.
La CVR expresa su repudio a esa acción terrorista que mantuvo cautivos durante más de
75
Un punto de inflexión fue la permanencia de Nicolás de Bari Hermoza Ríos como Comandante General luego de su
pase a retiro a fin de 1991 y hasta 1998.
76
Chequear. Informe Gorriti. Informe 90s.
Siembra Democracia/Theidon 287
rescatar a los rehenes allí recluídos y saluda el heroísmo y la eficiencia de los comandos
que culminaron con éxito el operativo de rescate y rinde homenaje a los miembros del
Ejército fallecidos en dicha acción, así como al Dr. Carlos Giusti. Condena, sin embargo,
recién rescatada.
103. La CVR afirma que en los años siguientes, diversos hechos, algunos ciertos, la
“terrorismo” como una amenaza latente, para justificar el autoritarismo del régimen y
medios de comunicación, los atentados y crímenes incluso contra miembros del propio
104. Por lo expuesto, la CVR sostiene que en los últimos años del gobierno de Fujimori
el conflicto armado interno fue manipulado con la finalidad de hacer que el régimen
permaneciera en el poder. Ello sumió al país en una nueva crisis económica y en abismos
una profunda desconfianza en la esfera pública. Todos estos rasgos constituyen, por lo
105. La CVR expresa su reconocimiento especial a todas las víctimas pertenecientes a los partidos que
conformaron la alianza Izquierda Unida, muchas de las cuales fueron autoridades locales que
permanecieron en sus puestos a pesar de la intensidad de la violencia. La CVR resalta, también, que IU
fue un canal de representación política de amplios sectores populares y movimientos sociales hasta
entonces no incluidos en la agenda nacional. De esta forma, en muchas zonas del país, militantes de
izquierda fueron un freno para el avance de Sendero Luminoso.
106. La CVR ha constatado que la alianza Izquierda Unida (IU) fue la segunda fuerza
regionales.
107. Asimismo la CVR ha constatado que durante la década de 1970, la mayor parte de
una estrategia que privilegiaba la toma del poder por la vía de la lucha armada. En el
70, algunas de estas organizaciones iniciaron un viraje que los llevó a valorar
108. La CVR hace notar sin embargo, que un deslinde ideológico insuficiente y en
ambigua frente a las acciones del PCP-SL y más aún del MRTA. Esta ambigüedad hizo
difícil para sus líderes, y también para las dirigencias sociales sobre las cuales IU tenía
influencia, dar la lucha ideológica contra las concepciones violentistas que terminaran
109. La CVR constata que la izquierda formuló denuncia, por cierto necesaria, de las
violaciones a los derechos humanos cometidos por el Estado. Sin embargo, no dio el
mismo tratamiento a aquellas cometidas por los grupos subversivos, especialmente por el
MRTA. Hubo dos agrupaciones que mantuvieron hasta el final la posibilidad del recurso
Siembra Democracia/Theidon 289
a la violencia para tomar el poder. Esto fue en ultima instancia lo que produjo la división
110. Para la CVR, sin que ello fuera una posición generalizada, sectores de la izquierda
propaganda y en los municipios para desde allí “elevar el nivel de conciencia de las
masas”. En ambos casos, para demostrar las limitaciones de las instituciones “demo-
burguesas”.
111. La CVR señala que, en el plano político, el sectarismo y la ineficacia de los partidos
y de los independientes que conformaban IU, así como la dificultad para poner los
intereses del país por encima de los grupos o personalidades que la integraban, impidió
que ella fuera más allá de su carácter de alianza electoral, para convertirse en frente
112. Sin embargo, la CVR hace resaltar el papel positivo de la temprana denuncia de las
violaciones a los derechos humanos por parte de IU, tanto a través de sus partidos
integrantes como de las organizaciones sociales en las cuales tenía presencia y de sus
interno (la matanza de los penales, los grupos paramilitares, las causas de la violencia.)
113. La CVR deja constancia, además, que numerosos miembros de IU, especialmente
claro para la CVR que IU no fue nunca “fachada legal” de SL, ni de manera orgánica ni
ideología y los métodos del PCP-SL, quien asesinó un número significativo de dirigentes
sociales de las filas de IU, algunos de ellos líderes de importantes gremios nacionales.
F. El poder legislativo
114. A la CVR le es dado constatar que los problemas del Estado para enfrentar el
conflicto armado interno también ocurrieron en el Poder Legislativo. Las fuerzas políticas
manera integral a los grupos subversivos hasta bien avanzado el conflicto (1991).
115. La CVR deja constancia de que durante toda la década de 1980 el Congreso
funcionó con mayorías gobiernistas. A través de esas mayorías, los gobiernos inhibieron
investigación sobre las violaciones a los derechos humanos que tanto el PCP-SL como las
116. La CVR debe señalar que frente a la militarización del conflicto, el Congreso no
planteó ninguna alternativa o plan viable. La principal actividad normativa estuvo a cargo
del Ejecutivo. Y cuando, finalmente, el Congreso retomó dicha función, no hizo sino
117. La CVR señala que la aprobación por el Congreso de la Ley 24150 que establecía
las normas a cumplir en los estado de excepción por los que las FFAA asumían el control
del orden interno, en todo o parte del territorio, fue un intento de legalizar lo que en los
militar. Así, esta decisión significó, por un lado, una estrategia equivocada que condujo a
la relativización del poder democrático civil y, por otro, a la reducción de la política anti-
118. Sin embargo, la CVR debe anotar que a partir de 1985 funcionaron comisiones
investigadoras sobre casos de gran impacto en la opinión pública. Aunque ninguna logró
a los derechos humanos. No obstante, cabe señalar que si bien el Congreso se encargó de
perpetradas por las fuerzas del orden, no hizo un esfuerzo similar para investigar y
119. La CVR anota que en el Congreso surgido a partir de las elecciones de 1990, el
Ejecutivo careció por primera vez de mayoría propia. Aprovechando el desgaste de los
del “campo enemigo”, esta idea era coincidente con la del PCP-SL, que entendía al
Congreso como un reducto del “revisionismo” y parte del “viejo Estado” que había que
destruir.
120. La CVR halla que entre 1990 y 1992, el Congreso adquirió otra fisonomía. El que
embargo, el golpe de abril de 1992 que cerró el Parlamento con la anuencia de un sector
mayoritario de la opinión pública, mostró que ese fue un esfuerzo tardío e insuficiente
para controlar a los poderes fácticos y corrientes autoritarias del país. Para entonces los
121. La CVR considera que después del golpe de 1992 el Congreso, tanto el CCD como
que mantuvo la bancada gobiernista hasta el año 2000. La pálida labor parlamentaria en
manipulación normativa de alta nocividad social, que buscó, entre otras cosas, montar un
Siembra Democracia/Theidon 293
122. A la CVR le ha sido dado constatar que, en muchos casos, la mayoría oficialista de
G. El Poder Judicial
123. La CVR debe indicar que la abdicación de la autoridad democrática incluyó las
misión adecuadamente; ni para la condena dentro de la ley de las acciones de los grupos
subversivos; ni para la cautela de los derechos de las personas detenidas, ni para poner
coto a la impunidad con que actuaban los agentes del Estado que cometían graves
en el segundo caso, sus agentes incumplieron el rol de garante de los derechos de los
competencia a favor del fuero militar, donde las situaciones quedaban en la impunidad.
124. La CVR debe empero precisar que el Sistema Judicial adolecía de problemas
actuación negligente de algunos operadores de justicia que hicieron mas grave aún la
125. La CVR deja constancia de que la situación del Perú judicial se agravó luego del
golpe de Estado de 1992, cuando a las condiciones mencionadas se sumaron: una clara
fiscal. Luego del golpe de 1992, la situación se agravó debido a que la nueva legislación
flexibilización del concepto y la creación de tipos penales nuevos con los que se
través de la Corte Suprema cuando los acusados eran miembros de las Fuerzas Armadas,
falló en toda ocasión a favor del fuero militar, donde los casos por lo general se
benévolas.
Siembra Democracia/Theidon 295
128. Otra conducta que la CVR ha comprobado es que los operadores de justicia
incurrieron en falta contra su deber de cautelar por los derechos de los ciudadanos fue la
a sentencias fundadas. Esta situación contribuyó en no poca medida a que las detenciones
129. La CVR considera que la dictadura de Alberto Fujimori pretendió legalizar de forma
espuria la impunidad a las violaciones de los derechos humanos realizadas por agentes
del Estado, logrando que el Congreso Constituyente Democrático aprobase por mayoría
internacionales soberanamente ratificados por el Perú. Salvo una honrosa excepción, que
personas inocentes tuvieron que sufrir largas condenas, sino que la violación de las
garantías de debido proceso arrojó una severa sombra de duda sobre los procesos
realizados. El descrédito sufrido por el sistema judicial peruano aplicando las leyes
subversivos cuando, años después, el Estado tuviera que realizar nuevos juicios a partir
Siembra Democracia/Theidon 296
de pruebas escasas. De otro lado, los sentenciados por terrorismo sufrieron y condiciones
131. La CVR debe indicar que el Ministerio Público -salvo honrosas excepciones- abdicó
a la función de controlar el estricto respeto a los derechos humanos que debía observarse
en las detenciones y se mostró insensible a los pedidos de los familiares de las víctimas.
e impunidad. Bajo la dictadura fujimorista, la obsecuencia del Ministerio Público ante los
133. La CVR estima que mientras el PCP-SL exacerbó los conflictos laborales y se
77
Prueba de que era posible objetar esta impunidad la constituye la valiente actitud de la Dra. Antonia Saquicuray, que
conoció el caso Barrios Altos, sustentando la inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía.
Siembra Democracia/Theidon 297
gremiales.
135. La CVR ha constatado que el rol del Estado como árbitro de los conflictos laborales
ausencia de reglas claras, una legislación engorrosa, entre otros factores, dificultaron las
fueron cuestionados.
138. La CVR ha comprobado que el PCP-SL fue el que buscó instrumentalizar las
mayormente esos servicios. A ellos, con débiles redes sociales en sus lugares de estudio,
servicios de varias universidades públicas (79) iv) en haber permitido graves violaciones
78
Aunque poco aplicada, en la década de 1990 la ley de “apología del terrorismo” legalizó el amedrentamiento al
magisterio.
79
Véase capítulo sobre Universidades.
80
De acuerdo a testimonios recogidos por la CVR, del total de víctimas producidas por agentes del Estado durante el
conflicto, el 3% fueron maestros y el 2.4% estudiantes universitarios o de institutos superiores.
Siembra Democracia/Theidon 299
Hermilio Valdizán de Huánuco, Callao, Huacho y San Marcos, entre otras, resultaron
condenó desde temprano la violencia de los grupos alzados en armas e igualmente las
violaciones de los DDHH por parte del Estado. Estas posturas se concretaron en
Acción Social (CEAS) y otras. La CVR ha llegado a la conclusión de que muchas vidas
fueron salvadas y muchos otros atropellos fueron impedidos gracias al concurso de estas
81
Véase capítulo sobre Universidades.
Siembra Democracia/Theidon 300
una barrera que debilitó el avance del PCP-SL y el desborde de la denominada “guerra
sucia”. La CVR rinde homenaje a los cristianos que defendieron la vida durante el tiempo
de su misión, sobre todo entre los sectores más desfavorecidos del campo y la ciudad.
142. La CVR ha encontrado, sin embargo, que la defensa de los derechos humanos no fue
Durante buena parte del conflicto dicho arzobispado puso obstáculos a la labor de
143. La CVR ha concluido que las iglesias evangélicas cumplieron también un valioso
coordinación nacional. Reconoce, asimismo, el valor de los pastores que cumplieron esa
labor de defensa de la vida y denuncia de la violencia con peligro para ellos, muchas
veces en zonas periféricas de las grandes ciudades y en zonas rurales muy apartadas.
humanos.
evangélicos que pagaron con su vida su labor pastoral durante el conflicto armado
interno.
Siembra Democracia/Theidon 301
82
Como los llamados “Abogados Democráticos”.
Siembra Democracia/Theidon 302
en la mayoría de los casos las víctimas eran campesinos pobres, con poca conciencia de
derechos, difícil acceso a la justicia, débiles redes sociales y escasos contactos urbanos.
Esta debilidad favoreció la impunidad de los perpetradores.
150. En lo que se refiere a la cobertura y la línea editorial, la CVR constata que desde
inicios de la década de 1980 los medios de comunicación condenaron la violencia
subversiva, aunque con matices según las inclinaciones políticas de cada uno, lo que
implicaba evaluaciones diferentes de la situación o de los objetivos de las organizaciones
Siembra Democracia/Theidon 303
nuestra historia republicana y ha dejado secuelas muy profundas en todos los planos de la
vida nacional. La amplitud e intensidad del conflicto acentuaron los graves desequilibrios
sin embargo, resaltar que –pese a las duras condiciones-hubo personas y poblaciones que
83
Véase la sección: Causas.
Siembra Democracia/Theidon 304
derecho.
departamentos que lo sufrieron con mayor intensidad se encuentran hoy en los últimos
lugares en los índices de pobreza y desarrollo humano. No es casualidad que cuatro de los
partidos políticos y de las estructuras en donde más necesarias eran: en los sectores más
156. Para la CVR el desplazamiento masivo desde las zonas de violencia constituyó un
peruanas; ello produjo una urbanización compulsiva así como un retroceso histórico en el
patrón de ocupación del territorio andino, lo que habrá de afectar por largo tiempo las
sus redes sociales, que debieron adaptarse con distintos grados de éxito y con gran
provisión de servicios en las ciudades. Asimismo, los desplazados por el conflicto fueron
157. La CVR ha constatado que toda una generación de niños y jóvenes ha visto truncada
158. La CVR es conciente de que el conflicto armado interno intensificó hasta niveles
interpersonales.
violencia sufren una u otra forma de secuela en su salud mental, lo que debilita sus
160. Para la CVR una secuela del conflicto armado interno en el terreno político consiste
las fuerzas políticas y sectores importantes de la opinión pública enfrentaron esos años,
84
Sin embargo, considerando que la violencia y la sevicia ejercidas intencionalmente tienen un impacto devastador
para el psiquismo, no hablamos de respuestas anormales ni de trastorno mental, aunque reconocemos que pueden
devenir en malestar, síntoma, que requieren atención.
Siembra Democracia/Theidon 306
161. Finalmente la CVR señala que, debe reconocerse que la violencia, con todo su rigor,
162. La CVR llega a la convicción de que las secuelas del conflicto armado interno pesan
como una grave hipoteca sobre nuestro futuro y afectan decisivamente nuestra
democrático y plural, que avance por el camino del desarrollo y la equidad. Considera,
asimismo, que el primer paso para superar esas secuelas es que el país conozca en toda su
163. La CVR, a partir del informe que entrega al país estima que, si bien pudo alegarse
ignorancia o incomprensión frente al drama que se venía en los primeros años del
conflicto, ello no es más posible. Enterados los poderes del Estado y los ciudadanos y
ocasionado.
Siembra Democracia/Theidon 307
164. La CVR considera que su misma existencia y el mandato que recibió de proponer
las víctimas.
componente importante del proceso de reconciliación nacional. Al ser las víctimas del
discriminados y excluidos son ellos los que deben recibir atención preferente por parte
del Estado.
166. Para la CVR, la reparación implica revertir el clima de indiferencia con actos de
exentos de racismo. Aplicadas con equidad, las reparaciones deben asimismo generar
confianza cívica, restableciendo las relaciones dañadas entre los ciudadanos y el Estado,
Programa debe ser financiado creativamente por el Estado, pero también por la sociedad
ingresos).
Siembra Democracia/Theidon 308
168. La CVR considera que una parte esencial del proceso de reparación es la justicia. La
Comisión advierte, asimismo, que ningún camino hacia la reconciliación será transitable
reparación de los daños sufridos por las víctimas cuanto en lo relativo al justo castigo a
general, la CVR busca ampliar sustancialmente los argumentos para sustentar el reclamo
de justicia de las víctimas y sus organizaciones, así como de los organismos defensores
ciudadanía plena para todos los peruanos y peruanas. A partir de su mandato de propiciar
171. La CVR entiende que la reconciliación debe ocurrir en el nivel personal y familiar;
el Estado y la sociedad en su conjunto. Los tres planos señalados deben adecuarse a una
historia republicana.
Siembra Democracia/Theidon 310
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