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Capítulo I

“Nunca consideres el estudio


como una obligación, sino
como una oportunidad para
penetrar el bello y maravilloso
mundo del saber”
Albert Einstein.

Surcando el conocimiento.

Autonomía es un concepto moderno, procedente de la filosofía y


más recientemente de la psicología evolutiva que se viene utilizando
masivamente en muchos ámbitos y con diversos propósitos. Por esta
razón conviene como educador plantearnos algunos cuestionamientos
que nos ayuden a entender y contextualizar el concepto.

¿En que consiste la autoestima?


¿Por qué es tan importante?
¿Qué elementos la conforman?
¿Cómo se refleja en nosotros?
¿Cómo construirla o modificarla?
¿Cómo contribuir para que nuestros hijos, nuestros estudiantes tengan
una verdadera autonomía?

Es importante destacar que el proceso educativo nos exige auto


formarnos como docentes autónomos, seguros de nosotros mismos, lo
que representa sentirnos a gusto como persona y con nuestra labor
educativa. Educar es pues suscitar la autonomía, la autoestima, el
crecimiento personal y si descuidamos esta tarea habremos desertado de
nuestro trabajo prioritario ante una sociedad caracterizada por un proceso
de cambio acelerado e irreversible.

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Sobre esta base y como educador con visión critica de la practica
educativa, elegí el estudio del fortalecimiento de la autonomía para
alcanzar el crecimiento interior como objetivo de mi proyecto de
aprendizaje, teniendo plena conciencia que la transcendencia de la
autonomía personal es un presupuesto determinante de la eficacia y la
perfección que deseamos como educadores.

El proceso de aprendizaje para construir los conocimientos básicos


sobre el tema lo he asumido con una actitud verdaderamente protagónica,
contando con la ayuda permanente del asesor educativo de la comunidad
“Centinelas transformadores de la educación” quien se convirtió en el foro
orientador de lo que ha de aprenderse de manera independiente, guiando
e igualmente facilitando los medios necesarios para alcanzar el objetivo.

Las primeras actividades de navegación realizadas para surcar los


tiempos y los espacios del maravilloso mundo de la autonomía personal
estuvieron centradas en una serie de sesiones de lecturas reflexivas que
tienen como rumbo preciso conceptualizar la autonomía e identificar y
describir los distintos aspectos que la conforman.

Estas actividades de navegación, sobre la cual se reflexiona para


volver a la acción, me permitieron vivir un sinfín de momentos y de
avatares de los cuales fui protagonista en ese cotidiano andar, y no
logrando calmar las ganas de darle un espacio a ese indomable impulsor
de quien construye su proceso de aprendizaje y lo genera a partir de su
propia realidad y para su propia realidad.

En otras palabras, ese surcar las olas del saber abrió el espacio
para una investigación Teórica-Práctica que conduce a un proceso
dialógueo-reflexivo en torno a la autonomía personal y su importancia. En
este proceso se establecieron las orientaciones que como un viajero

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utilizaría para realizar la acción –reflexión – sistematización, de las
acciones de contraste vividas en el recorrido, recordando siempre la
necesidad de indagar, escribir y contrastar.

Al mismo tiempo, las orientaciones me permitieron avanzar por el


intrincado y complejo mapa de lo más profundo de mi ser, para conocer
detalles sobre mi autonomía personal y para construir el puente que
facilite la búsqueda de la transformación y el crecimiento interior,
asumiendo entonces el recorrido como un proceso de aprendizaje en el
que se avanza, se detiene, se consulta, se intercambian saberes sobre la
autonomía con otros viajeros y se cuestiona una misma.

Así mismo, concebí el proceso como una herramienta de trabajo


que me invita a indagar sobre el origen de mi autonomía, sobre la calidad
del entorno de socialización en mi temprana edad, sobre las relaciones
con ese entorno, sobre el concepto que tengo de mi mismo y las
experiencias de mi desenvolvimiento vital, sobre la participación activa y
constructiva que como sujeto social tengo en el contexto familiar, laboral y
en mi vida personal.

Es preciso señalar, que la elaboración de la autobiografía me


permitió pasearme por estos espacios y escuchar desde mi voz interior
cuales son mis fortalezas y debilidades en torno a la autonomía, conocer
mi propósito de vida personal y profesional siendo consciente de mis
inquietudes y sentimientos, de mis miedos, de mi grado de compromiso y
de satisfacción personal y profesional.

Por lo expuesto anteriormente, todas las herramientas ligadas a la


autobiografía me invitan a realizar un proceso reflexivo de
autoobservación, de autoconocimiento, a través de autoconcepto, para
tratar de identificar los diferentes elementos que conforman mi autonomía
personal, reconociendo lo que quiero, lo que persigo con convicción para

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alcanzar la maestría personal, el autodominio, y contrastarlo con la
información teórica obtenida.

Ahora bien, las lecturas sobre el tema fueron muy provechosas,


especialmente las sugeridas por el Asesor Educativo y el personal de
(CPDE) Coordinación de Protección y Desarrollo Estudiantil, que labora
en la escuela técnica Industrial Robinsoniana Capitán “Anselmo Belloso”,
estas personas especializadas en Orientación forman parte de mi
comunidad laboral con quienes comparto alegrías, tristezas, rabias,
satisfacciones, con ellos se aprende, se transforman situaciones y se
convierten en una fuente importante para el dialogo y protagonismo
participativo que este viaje por el saber exige.

Además, estos colegas educativos se convirtieron en mis


compañeros de viaje durante algunos recorridos y reconozco los aportes
que sobre la autonomía personal, suministraron, realizamos reuniones de
trabajo muy amenas, (previa cita) para intercambiar ideas, materiales
escritos y obtener su punto de vista con respecto a lo estudiado, partiendo
siempre de nuestras propias vivencias, donde cada quien aportó su
palabra, cada quien aportó lo suyo desde su horizonte histórico-cultural-
filosófico para construir en común conceptos y planteamientos referentes
a la autonomía y seguir avanzando de acuerdo a las orientaciones
establecidas.

En este punto, puedo precisar que obtuve un cúmulo de


conocimientos que me permitieron identificar algunas de las dimensiones
que conforman la autonomía personal y con la ayuda de técnicas auto
descriptivas mediante un proceso de auto observación y contraste con los
referentes bibliográficos, desde mi óptica, hoy puedo describir lo que creo
de mi personalidad, mi conducta y mi autonomía, siendo esta el objetivo
principal de mi crecimiento interior.

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Esto me impulsa a estudiar mis normas de conducta, a determinar
el aprendizaje que debo afrontar para legislarme positivamente a mi
mismo, a crear normas de acción que me permitieran interactuar de
manera eficaz y eficiente. Inicialmente tuve que interiorizar el objetivo a
estudiar, consultando y escuchando mi voz interior para conocer mis
debilidades y fortalezas, para proyectarme y describir mi propósito de vida
personal y profesional.

En primer lugar me dispuse a tomar conciencia de mis


pensamientos, sentimientos y acciones, de mi satisfacción personal y
profesional, a tomar conciencia que la autonomía presenta rasgo de
inteligencia intrapersonal que permite proyectarnos hacia el futuro con
unas aspiraciones y expectativas de realización elevadas que nos lleva a
perseguir metas superiores y nos mueve a convertirnos, como
educadores en profetas de la esperanza, a reconocer que la autoestima
es un valor que determina una actitud de vida hacia uno mismo.

Diversos autores concluyen que uno de los atributos más claros de


nuestra dignidad como persona es la libertad, en este sentido la autora
campos (1994), en su obra los valores de la educación afirma que “Todos
los hombres nacen libres e iguales”, y este es el principio básico de la ley
natural del que derivan luego nuestros derechos fundamentales en cuanto
a capacidad de elegir entre posibilidades, de convertirnos en actores
responsables de nuestros propios puestos y, en consecuencia de dirigir
de forma responsable nuestra propia vida, por lo que se considera la
libertad y el principio de autonomía como un binomio estrechamente
ligado. La autonomía, pues, hace referencia a ese espacio desde el que
como persona me hago capaz de decidir y elegir por mi mismo, es decir,
de poseer y hacer el uso efectivo de la libertad, aunque este espacio
nunca es del todo alcanzado.

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Entiendo entonces, que la autonomía es la condición por la cual se
goza de autosuficiencia, no solamente en el gobierno del propio cuerpo,
sino también de la libertad en el ámbito del pensamiento, del deseo, de la
palabra y de la acción, es decir la posibilidad de valerme por mi mismo, de
expresarme y de actuar en función de mis propios pensamientos y
deseos, esto implica la efectivización de los derechos humanos
fundamentales, igualmente es un concepto que se integra sobre las
disciplinas que estudian la conducta humana (Ética, Moral) y en el ámbito
de la psicología evolutiva.

Podría decir, según lo andado hasta este momento, y producto de


la interacción con los compañeros de viajes con los especialistas y el
navegar en libros, revistas, periódicos, guías, folletos, películas, charlas,
que el concepto de autonomía da cuenta de la dimensión cognitiva y
racional formal de la conducta autónoma y este es un concepto
epistémico que me invita a estudiar por medio de la introspección, la
reflexión, la vuelta a mi mismo, de manera inquisitiva con certeza,
seguridad de criterio, la realidad de la autonomía persona, tomando
conciencia que para alcanzar una conquista gradual de esta debo ver
claramente lo que tengo por delante.

Entonces, la idea de estudiar la autonomía, desde mi peculiar


existencia en las dimensiones: social, cultural, laboral, familiar, política,
personal, etc. Persigue un principio o una regla, considerada como algo
interno de mi propia conciencia, que me invita a implementar ciertos
cambios importantes en mi ser, demandando ineludiblemente retornos o
cambios en mis intereses, actitudes, capacidades, necesidades,
sentimientos y decisiones, que deben traducirse desde el punto de vista
cognitivo en un proceso activo de modificación de mi conducta autónoma.

Esto me conduce al estudio metodológico que nuestro cotidiano andar


mediante un proceso estructurado de nuestra línea de vida que busca

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sanar heridas, lo que me indica que para cultivar una conducta autónoma
y eficaz debo sembrar, mantener y cosechar como valores las siguientes
dimensiones de auto modelación:
• Toma de conciencia para apropiarme de la libertad, auto
conciencia, auto determinación, autorrealización.
• Auto conocimiento, auto control, autoselección, auto disciplina,
auto confianza, propósito de vida, afán de logros, de metas,
desarrollan competencias para gerenciarme a mi mismo,
integridad, optimismo, entre otros, y que describo a continuación.

Toma de conciencia para apropiarnos de la libertad.

La libertad tiene un concepto amplísimo que puede referirse a las


cosas de la naturaleza o bien a la del mundo de la cultura. Según Soler “si
algún concepto hay cuyos atributos son infinitos , inagotables, ese
concepto es el de la libertad” De allí que la libertad sea una entidad
relativa que podría conceptualizarse como la sujeción a algo, así decimos:
libertad física, o sea no sujeción a algo material, libertad política, o sea
gobierno propio que es independencia con respecto a lo externo y
posibilidad de elegir gobernantes o de ser elegidos en lo interno,
libertades públicas, libertades civiles, libertades económicas; etc.

Lo que nos indica que se debe entender por acto libre: aquel que
se ejecuta con dominio y propiedad en la decisión; esto es, con pleno
conocimiento y facultad para realizar otro distinto cuando menos para
omitirlo. Desde el punto de vista ético la libertad se puede definir, como la
autodeterminación axiológica, lo que significa como personas libres nos
convertimos, por ese mismo hecho, en verdaderos autores de nuestra
propia conducta, pues nosotros mismos la determinamos en función de
los valores que previamente hemos asimilado.

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Uno de los aspectos más importante en nuestra vida es el proceso
de la liberación que debe ir acompañado con el sentido de
responsabilidad; si ampliamos nuestro horizonte podremos aplicar
nuestro campo de libertad, si permanecemos ciegos a ciertos valores,
limitamos nuestra libertad. Los primeros factores que debemos controlar
para no limitar nuestra libertad son los condicionamientos, el súper yo, las
manipulaciones ajenas, las emociones sofocantes y las ataduras de una
filosofía pesimista.

En otras palabras, el tipo de libertad del que estamos hablando es


la libertad interior, esa que se rige por los valores captados, que también
es llamado libertad axiológica, una vez que se asimilan los valores, la
percepción de los valores indispensable para que exista un acto libre,
cuando no interiorizamos ciertos valores, cuando no existen en nuestras
mentes, nuestra conducta va a estar orientada entonces por instintos,
reflejos, condicionamientos, hábitos, inclinaciones surgidas del
subconsciente, presiones externas, etc.

Es preciso señalar, que podamos percibir los valores en forma


conceptúa o en forma intuitiva y que la libertad axiológica se da cuando
existe un conocimiento holístico o intuitivo de uno o varios valores, en
otras palabras: para elegir un valor primero tenemos que conocerlo y
apreciarlo en cuanto a tal, en consecuencia podemos afirmar que la
libertad se puede conquistar e incrementar a partir de nuestro nivel de
desarrollo y madurez ya que existen procedimientos psicológicos que
fomentan el gradual crecimiento de la libertad personal.

Finalmente, de acuerdo con la antropología, como hombres; somos


frutos de nosotros mismos, de nuestra libertad, de nuestras opciones
libres, de nuestra búsqueda de la libertad, para ella, además de individuos
somos personas, somos uno, únicos, somos un yo en relación con un tú,
que jerarquizamos y realizamos los valores de acuerdo a nuestro proyecto

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personal de vida, que existimos en un mundo con los demás para
realizarnos personal y comunitariamente y que nuestro perfeccionamiento
como persona se realiza en relación con el otro, y esto implica
responsabilidad.

Autoconocimiento. Conocerse a sí mismo, al igual que toda actividad


cognitiva, es un proceso que no consiste en un acto único, puntual, sino
que consta de varios momentos desplegados en secuencia y articulados
entre si, actividades que no son simples momentos, sino fases completas
integrados. Según Fierro (1996), el “sistema de si mismo”, engloba el
conjunto amplio de conductas auto referidas: aquellas que presentan la
particularidad de terminar en el propio agente y que se dirigen a uno miso.

Aquí podemos incluir; conductas manifiestas y bien observables y


conductas cognitivas inferiores, que Fierro denomina autoconocimiento y
que él considera, como un proceso de conocimiento de uno mismo que
consta de cinco fases complejas de actividad cognitiva: auto atención,
autopercepción, memoria autobiográfica, autoconcepto, y
autodeterminación.

Así mismo, muchos autores han denominado a la percepción que


tenemos de nosotros mismos de diferentes maneras, tales cómo:
“concepto de si mismo”, “yo”, “argumento de vida”, “Self”, “autoimagen”,
“mundo interno”, sin embargo todos coinciden en que poseemos como
individuos un sistema de ideas, actitudes, valores, y compromisos que
van a influir, a regular y a normal nuestra conductas y actitudes hacia la
vida, el amor, la familia, la pareja, y todas las acciones humanas. En este
proceso la autoevaluación, la autoestima, es una actividad que afecta y se
refiere a todas y cada una de las fases citadas por Fierro

Autoconciencia. Se refiere al conocimiento de uno mismo, al


conocimiento de nuestras propias emociones y como estas nos afectan,

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para Duval y Wicklund (1972,1973) autoconciencia y autoatención son
equivalentes, ya que en rigor, la conciencia no es un particular proceso o
un especial conjunto de procesos psicológicos, sino una cualidad o
característica de alguno de ellos (Fierro 1983b). Y por esta razón la
conducta de la que Wicklund habla como autoconciencia en ocasiones se
denomina, autoatención. Es muy importante conocer el modo en el que
nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento, ¿Cuáles son
nuestras virtudes y nuestros puntos débiles?

Autodeterminación. Hablar de autodeterminación implica dirigir las


decisiones concernientes a nosotros mismos, aunque se conocen bien los
parámetros sobre cuyas bases tomamos decisiones y nos
autodeterminamos. Sin embargo, Scheier y Carver (1998) proponen un
“modelo de autorregulación” que sirve de metáfora cibernética para
considerar que la autorregulación comportamental se hace a semejanza
de los servomecanismos más simples. La clave de este modelo , son
nuestros propios valores, los valores estándares, no solo como juicio de
valor, sino simplemente como comparación con los valores situados en
orden jerárquico, los que aportan la capacidad para autodeterminarnos.

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