John Bowlby
EL APEGO Y LA PERDIDA - 1
EL APEGO
PAIDOS ~33-
oe
sia
Capitulo 12
NATURALEZA Y FUNCION DE LA CONDUCTA
DE APEGO
Bien sabéis ~o deberiais saberlo,
porque a menudo lo nabsis ofdo~
Que los now nunca deben ;
Alejarse de sus niferas en medio de la gente.
Alora bien: Jim me desofa
‘Yacostumbraba a escabuilirse no bien podia;
pero su mala estrella quiso un dia
ae al soltarse de fa mano y hut
‘los pocos metros... ibang!
saltara un leén hambriento, las fauces bien abiertas,
‘se engullera al nino, comenzando por los pies.
‘Su padre, sin perder el control,
og6 a fos pequentos que prestaran atencién
al desdichado fin de James,
y.que no se soltaran de la mano de la niiera
para que algo mucho peor no les ocurriera
Jim, be Hitaine Benge
LA TEORIA DEL IMPULSO SECUNDARIO: ORIGEN Y OFINIONES
ACTUALES:
En el capitulo anterior, hice un resumen del desarrollo
de la conducta de apego en el ciclo vital de cinco especies de
primates: desde el mono rhesus al ser humano. Nuestra ta-
ea consiste ahora en comprender la naturaleza de este tipo
de conducta y de los factores que la influyen,
Evidentemente, la teoria més difundida ha sido siempre
la del impulso secundario. Por consiguiente, resultara Gtil
empezar por considerar su origen y actual aceptacién.!
La teoria del impulso secundario sostiene que el indivi-
«luo desarrolla su gusto por la compania de otros miembros
de su especie como consecuencia de ser alimentado por
ellos. En palabras de Dollard y Miller (1950): «... probable-
mente, la experiencia de la alimentacién brinda al nino la
1. Para an informe amplio y al dia de los puntos de vista psicoanalt-
licos y del aprendiraje social sobre este tipo de teorfa, vase Maccoby 9
Masters (1970),288 CONDUCTA DE APEGO
‘oportunidad de aprender a estar a gusto en compania de ter-
ceros. Es decir, que puede que siente las bases de su sociali-
bidad». 0, tal como lo expresa Freud: «La razén por la cual
el bebé desea percibir la presencia de la madre es s6lo por-
que enseguida sabe, por experiencia, que ella puede satisfa-
cer todas sus necesidades inmediatamenter (1926). Para
afladir més tarde y de modo algo mas concreto: «E] amor
tiene su origen en el apego a la necesidad satisfecha de co-
ida» (1940).
En cuanto a este tipo de teorfa, hay que advertir, en pri-
mer término, que surge de un supuesto y no de la observa-
cién o de la experimentaci6n. Hull adopt6 la posicion de
‘que sélo existe un ndimero limitado de impulsos primarios
(de comida, bebida, calor y sexualidad), y de que todas las
conductas derivan de éstos por un proceso de aprendizaje.
Freud parte de un supuesto parecido. Ambas teorias (la del
aprendizaje y la psicoanalttica) fueron elaboradas en la
ercencia de que el supuesto basico estaba justificado y de
que no requeria ulterior comprobacién. Dado que no habia
ninguna otra teorfa en este campo, la del impulso secunda-
rio llegé a considerarse una verdad casi obvia.
Pero ya las primeras investigaciones de Lorenz sobre la
impronta plantearon -por primera vez- serias objeciones a
esta teorfa. Aunque fueron publicados en 1935, sus descu-
brimientos s6lo cobraron difusién en 1950, y la profunda in-
fluencia que ejercieron sobre las teorias psicolégicas tuvo
lugar una década o dos més tarde, Lo que demostraron
fuera de toda duda- es que en Ia cria de gansos y patos pue-
de desarrollarse una conducta de apego sin que las crfas re-
ciban comida o cualquier otra recompensa tradicional. A
poco de nacer, esos animalitos tienden a seguir a cualqui
‘objeto en movimiento que vean, ya sea la madre, un hom-
bre, un globo de plastico o una caja de cartén. Ademés, una
vex seguido un objeto en particular, tienden a seguirlo con
preferencia a otros y, pasado un cierto tiempo, ya no siguen
a ningiin otro objeto. El proceso de aprendizaje de las ca-
racteristicas del objeto al que siguen recibe el nombre de
impronta (véase capitulo 10).
Una vez repetidos los experimentos de Lorenz y com-
probados sus descubrimientos, result6 natural contrastarlos
con la conducta de apego en los mam{feros y en los seres
humanos, para saber si se desarrollan de manera compara-
ble, Ahora hay pruebas fehacientes de que ocurre asf. Por lo
NATURALEZA Y FUNCION 289
tanto, quienes contindan defendiendo la teoria de! impulso
secundario tendrfan que presentar pruebas convincentes, si
desean que su teorfa sea tomada en cuenta en el futuro.
Sin considerar, por el momento, a los seres humanos, en
los demas mamfferos exis:en pruebas muy claras de que la
conducta de apego puede desarrollarse y cirigirse hacia un
objeto que no suministra ninguna de las recompensas tradi-
cionales (alimenticias, de calor o sexuales). Es el caso del
conejillo de Indias, del perro, de la oveja y del mono rhesus
(véase la resefia de Cairns, 1966a).
Por medio de una serie de experimentos, Shipley (1963),
demostré que los conejillos de Indias, aislados antes de
transcurrir cuatro horas desde su nacimiento, reaccionan a
los movimientos de una forma plana de madera blanca, si-
guiéndola. Las reacciones observadas no sélo incluyen el
acercamiento, sino también una serie de otras reacciones
sociales tipicas, como olfatear, lamer y buscar el contacto,
En otro experiment, los conejillos de Indias permaneci
ron con la madre durante cinco dias en la mas completa os-
curidad. Luego, se les separ6 de ésta exponiéndoles a la luz,
al mismo tiempo que se les mostraba un modelo movil. Una
vez mas, reaccionaron al modelo mediante pautas de acer-
camiento, seguimiento y otras respuestas sociales. Como
habfan sido criados en la oscuridad, era imposible que hi-
cieran generalizaciones visuales tomando como punto de
referencia a la madre; y, como el acercamiento precedié al
contacto con el modelo, podia excluirse todo efecto del con-
tacto previo con la madre.
Los experimentos de Scott y sus colaboradores sobre ca-
chorritos (resefiados por Seoti en 1963) son algo menos ri-
gurosos, pero los resultados no dejan de ser ilustrativos.
Aunque totalmente aislados del ser humano, los cachorritos
permanecieron con la.madre y sus hermanos, en un am-
biente con luz, hasta iniciar los experimentos, cuando con-
taban dos o tres semanas de vida 0 quiz mas. Los interro-
gantes planteados se referfan a si un cachorrito que nunca
habfa visto a un hombre ni habia sido alimentado por él se
acercaria a éste y le seguirfa; y, de hacerlo, a qué edad y en
qué condiciones.
En un experimento se mostré primero a varios cacho-
rritos, de diferentes edades, a un hombre sentado ¢ inacti-
vo, durante diez minutos por dia, alo largo de una semana.
Todos los animalitos que vieron al hombre por primera vez290 CONDUCTA DE APEGO
cuando tenfan entre tres y cinco semanas de vida se acer-
caron inmediatamente al experimentador y pasaron los
diez minutos con él. En cambio, fue frecuente que los que
habfan visto al hombre por primera vez a una edad mas
avanzada mostraran temor, y ninguno de los que vio a un
‘ser humano por primera vez a las catorce semanas se apro-
ximé al experimentador. Es decir, que en las semanas pos-
teriores a poder gatear por primera vez, los cachorritos se
acercarén a un ser humano aunque éste no se mueva y aun-
que no hayan tenido ninguna oportunidad de asociar la co-
mida con él.
En otro experimento de uno de los colegas de Scott (Fis-
her), el investigador mantuvo a los perritos completamente
aislados a partir de las tres semanas de vida, y dispuso que
fuesen alimentados por medios mecénicos. Después, duran-
te un breve tiempo, se empez6 a dejarles salir todos los dias
¥y se observé su reaccién ante un hombre que caminaba. To-
‘dos ellos le siguieron. Un grupo de cachorritos no sélo no
recibié recompensa alguna, sino que fue castigado cada vez
‘que procuraba seguir al hombre, ede modo que su tinica ex-
periencia con los seres humanos fue dolorosa. Después de
varias semanas, el investigador interrumpié el castigo. Los
cachorritos pronto dejaron de huir ante su aparicion y, ade-
mas, comenzaron a pasar mas tiempo en compafta de é1
que los perritos de control, que habjan sido recompensados
de manera tiniforme con muestras de afecto y aprobacién.
‘Los experimentos de Cairns con corderos dieron resul-
tados parecidos (Cairns, 1966a y b; Cairns y Johnson,
1965). Desde aproximadamente las seis semanas de vida el
cordero era mantenido en un ambiente aislado, aunque en
contacto visual y auditivo con un aparato de televisién
puesto en funcionamiento. El cordero no sélo se mantuvo
cerca del televisor, sino que, después de nueve semanas de
aislamiento, al ser separado del aparato, lo buscd de inme-
diato y se acereé enseguida al dar con él, En otros experi-
mentos, los corderos eran criados en contacto visual, audi-
tivo y olfativo con un perro. En algunos casos, se impedia
Ja interaccién entre ambos colocando una alambrada. Des-
pués de varias semanas, el cordero también traté al perro
como una figura de apego: balaba cuando le separaron de
41, eimprendié su busqueda, y, al dar con él, le acompaiiaba
por todas partes. Observamos asf que, en los corderos, el
apego puede desarrollarse por el mero contacto visual y au-
NATURALEZA ¥ FUNCION 291
ditivo con un objeto y sin que se produzca ninguna interac-
cién fisica con éste.
Es ms, los corderos, como los cachorritos, desarrollan
el apego a pesar de recibir un castigo de su compafiero.
Cuando se dejan juntos en una jaula a un cordero ya tn pe-
rro, sin ninguna restriccién a sus movimientos, este tltimo
suele morder y maltratar al primero, Sin embargo, cuando
se les separa, el cordero busca de inmediato a su compafie-
ro perro y se acerca a él, Ninguno de estos descubrimientos
es compatible con la teoria del impulso secundario.
Los experimentos de Harlow con los monos rhesus tam-
poco apoyan dicha teorfa. En una serie de experimentos en
los que se separaba a los monitos de la madre al nacer, se
dio a éstos dos modelos de madres: uno era un cilindro he-
cho de alambre y el otro era un cilindro parecido pero cu-
bierto de una tela suave, Recibfan su alimentacién de un bi-
berén que podia colocarse en cualquiera de los dos modelos.
Esto permitié evaluar por separado los efectos de la comida
ydeun objeto suave al que pudieran aferrarse. Todos los ex-
perimentos mostraron que el «contacto agradable» daba lu-
farala conducta de apepo, mientras que ls comida no tents
ese resultado.
En determinado experimento, ocho monitos fueron cria-
dos pudiendo escoger un modelo de tela 0 un modelo de
alambre. Cuatro de los animales eran alimentados siempre
que lo pedian, desde el modelo de tela: y otros cuatro, desde
el modelo de alambre. Se media el tiempo que los monitos
pasaban con cada modelo. Los resultados indicaron que,
cualquiera que fuera el modelo que proporcionaba el ali-
mento, muy pronto los animalitos empezaban a pasar la
mayor parte del tiempo con el modelo de tela. Mientras que
los miembros de ambos grupos pasaban un promedio de
quince horas diarias afervados al modelo de tela, ninguno
de ellos dedicaba mas de una 0 dos horas diarias al de alam-
bre. Algunos de los monitos que eran alimentados por el
modelo de alambre se las arreglaban para inclinarse y suc-
cionar la correspondiente tetina, sin por ello dejar de afe-
rrase al modelo de tela. Harlow y Zimmermann llegan a las
siguientes conclusiones (1959):
Los datos obtenidos demuestran que el contacto con algo
suave y agradable constituye una variable de importaneia fun-
damental en el desarrollo de reacciones afectivas hacia la ma-