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Profesora Alumno
Rosmercelis Fagúndez Gabriel Rodríguez
10/09/2020
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Los arquitectos se basan en la imaginación y construcción de espacios
cómodos y eficaces. ¿Cómo lo logra? Por un lado, poniendo al servicio de las
obras sus sutilezas artísticas y técnicas. Y por otro lado, observando las
necesidades humanas de espacio, siempre tomando en cuenta los aspectos
económicos, políticos y sociales.
PROBLEMATIZACION
RELEVANCIA DE LA INVESTIGACIÓN
MARCO TEORICO
Wearables
Esta es una tecnología que aún está en el proceso de desarrollo, están
algunos prototipos que prometen facilitar grandes cantidades de tareas desde
un mismo aparato. Anteojos, lentes y cascos podrán ser utilizados en un futuro
cercano para monitorear el estado de máquinas, los avances de un proyecto y
coordinar la actualización de información automática con programas de
Modelado de Información de Construcción (BIM).
Cloud Computing
Cada vez los documentos impresos serán menos relevantes.
Herramientas como Dropbox y Google Drive, se están ganando la confianza de
las empresas con rapidez y están reemplazando las carpetas físicas.
Además, los programas para BIM digitaliza la información que
antiguamente eran registradas en papeles. Utilizando el software Autodesk
Glue 360, podemos completar e inspeccionar la información de los proyectos
que se encuentren en la nube. Así contamos con acceso a los trabajo en todo
momento y desde cualquier parte del mundo, lo que nos permite coordinar las
tareas de forma eficiente y segura.
Con la llegada del diseño asistido por computadora, los arquitectos y sus
clientes tenían la libertad, para bien o para mal, de idear edificios en casi
cualquier forma imaginable.
Sin las computadoras, no tendríamos el Guggenheim de Bilbao de Frank
Gehry, un diseño de finales de los años noventa que azuzó a otros arquitectos
a inventar nuevas formas dramáticas para las ciudades que buscaban una
nueva imagen.
¿Y el coronavirus?
Proyectos como este, que trata de lidiar con problemas de salud que
persisten en ciertas regiones del mundo, o como los que enfrentan epidemias
modernas, como los diseños urbanos para hacer ciudades en las que la gente
se pueda mover a pie o en bicicleta -ejercitándose en vez de estar sentada
dentro de un auto-, son muestra de que la arquitectura y la salud caminan
juntas.
El siglo XXI ha visto hasta ahora Sars, Mers, Ébola, gripe aviar,
gripe porcina y ahora covid-19.
Por tanto, y dirigiendo nuestra mirada hacia la ciudad del siglo XXI, el
reto que se le presenta a la arquitectura es su capacidad para volver a imaginar
soluciones que se orienten hacia un crecimiento racional, basado más en la
renovación profunda de los tejidos de la ciudad consolidada que en el
desarrollo descontrolado de las periferias. El mundo de la arquitectura debe
poder participar de manera intensa en la activación del potencial de desarrollo
de la ciudad moderna, aportando nuevas iniciativas de usos y programas, de
actividades capaces de estimular la conciencia urbana. La arquitectura tiene
que estar cerca de los problemas de los ciudadanos, abriendo perspectivas y
generando horizontes de actividad donde se afiance la cohesión social,
prestando atención a la planificación con programas para conseguir viviendas
asequibles para los estratos de población más necesitados.
Los arquitectos deben ser capaces de trazar el mapa físico donde la
sociedad consiga desarrollar su actividad social. Para ello tienen que estar
atentos a las realidades que presenta el nuevo entorno urbano, como la
continua transformación de las estructuras familiares, sus nuevas
configuraciones y la reducción sistemática del número de sus miembros, el
incremento de la población de edad avanzada o la conciencia de respeto y
cuidado del medio ambiente.
BIBLIOGRAFIA